Esa mañana, los tres estaban sentados en el salón, un silencio sepulcral reinaba en la habitación, ninguno se atrevía a decir nada, temiendo la conversación que estaban a punto de tener. Quizá fuera la conversación que decidiera su futuro, que marcara un antes y un después en sus vidas. Finalmente, Kira fue quien rompió el silencio:

–Creo que estamos de acuerdo en que, aunque la decisión esté prácticamente tomada, podemos cambiar esto– los miró a ambos– Buck, sabes muy bien que si vas a la guerra... Puede que no vuelvas.

–Lo sé, pero no puedo quedarme aquí... Pudiendo ganar dinero y poder manteneros, además... Si vuelvo podríamos salir de aquí, conseguir una casa decente, un buen lugar donde vivir.

–Y si yo me uniera, tal vez también...–  empezó Steve, pero ambos le miraron– Podría conseguirlo, el entrenamiento me ayudaría a mejorar.

–O te mataría, Steve– dijo su hermana, sonando algo más dura de lo que pretendía en un principio– El asma no te permite correr durante mucho tiempo, mucho menos esas largas distancias que hacen en el ejército. Además... Si Buck se va... Te necesitaremos aquí también...

–Steve, sé que eres valiente y estás mucho más dispuesto a luchar que muchos de los jóvenes que se alistan... Pero Kira tiene razón, debes quedarte con ella. También... Hemos estado hablando sobre algo importante para todos.

–¿El qué?– se recostó en el sofá, mirándolos sin comprender muy bien la situación.

–Queremos tratar de formar una familia.– dijo Kira, con voz seria.

-¿Qué? Pero solo eres una niña, Kira, tú...

–Steve, tengo veintitrés años, me siento lo suficientemente adulta para tomar esta decisión. Además... No nos queda tiempo para no precipitar esta decisión.

–No, no queda, mañana salgo para el campamento de Nueva Jersey. Y la decisión ya está tomada, llevamos varias semanas hablando sobre ello y ambos estamos de acuerdo en ello.

–¿Y qué pasará si no vuelves?– le miró el rubio.

–Que tendrá a su tío Steve para tener a alguien además de Kira.– se pusó en pie y le revolvió el pelo a su mejor amigo, después tomó la mano de Kira– Y espero que no seas una mala influencia.

–¿Cómo serlo? Te llevas toda la estupidez tú solo.– se burló con una pequeña sonrisa.

–Punk– se burló de vuelta el moreno, se acercó a él de nuevo.

–Jerk– tiró de él para abrazarle, Steve se dejó abrazar, dándole palmadas suaves en la espalda.

–Y cuida muy bien de Kira, ¿entendido?

–No podría ser de otra manera.– sonrió al separarse de él.

Steve asintió, observando como volvía a acercarse a su hermana lentamente y tomaba su mano. Su trabajo había terminado, Kira estaba en buenas manos.

. . .

Esa noche Kira estaba más nerviosa que nunca, pero eso hacía que aquel beso fuera menos intenso, pues sentía que cada beso o cada caricia podría ser la última. Sentada en su regazo, recibiendo aquellas caricias... Todo aquello era nuevo, pero trataba de disfrutar de cada suave beso en su piel, sin desperciar un segundo.

Sin embargo, aunque quisieran aprovecharan cada segundo, todo era lento, como si quisieran alargar la noche hasta hacerla suya por completo, pues esa noche era completamente suya. Cada beso, suspiro, caricia... Todo sería suyo, para el resto de sus vidas.

Kira estaba nerviosa, se notaba en el ambiente, en la forma en que sus manos temblaban al tomarle el cabello, su respiración temblorosa, como si estuviera a punto de romper a llorar en cualquier momento. James estaba siendo muy cuidadoso con ella, de modo que, cuando la tumbó con cuidado en el colchón, acarició sus mejillas y, con la voz ronca y los ojos brillantes por los besos compartidos susurró:

–Kira, mírame a los ojos, ¿sí?– ella asintió, sin apartar la vista de sus orbes azules, brillando con la poca luz que entraba por la ventana a su izquierda.– Sé que estás nerviosa, pero haré de esta noche una que recordemos durante el resto de nuestras vidas, lo prometo.– Kira entrelazó sus manos con las de él y le besó lentamente, mostrándole que estaba de acuerdo, que le dejaría tener el control esa noche.

Que esa noche sería la que hiciera que en un futuro él fuera capaz de recordar, recordar su pasado y ser capaz de buscar un futuro al su lado y al de la niña que nacería de la unión de esa noche.