Capítulo XIII
Estaba vigilándolo todo desde mi posición en un puesto elevado de la terminal del aeropuerto. Era obvio que no podríamos coger el helicóptero que se encontraba muy cerca de nuestra posición ya que Tony había encontrado alguna forma de destruirlo o al menos hacer que no nos fuera posible utilizarlo, de modo que, con las gafas que Sam me había prestado, estaba buscando un nuevo transporte que nos sacara de allí, o al menos lo suficientemente grande para que pudieran entrar tres o cuatro de nosotros. En uno de los hangares, encontré una especie de jet como el que habíamos usado para la misión de Lagos.
–En el hangar junto a la torre de control hay un jet en el que por lo menos cabrían tres o cuatro de nosotros.– informé a través del intercomunicador.
–Recibido– dijo Steve en voz baja, ya que había salido en dirección al helicóptero y sabía que lo estaban vigilando.
Lo seguí con la mirada desde mi posición. Aún estando al aire libre, si Tony o Rhodes llegaban con sus trajes no me verían, estaba perfectamente camuflada con el cristal y el hierro al que estaba encaramada. En seguida pude ver como, en el momento en el que Steve iba a tomar el helicóptero, Tony aparecía con su traje y lanzaba un dispositivo hacia el vehículo, provocando un cortocircuito. Observé como ambos habían empezado a hablar, sin embargo, no entendía la conversación, por mucho que tratara de escuchar a partir del mi equipo, eso debía de ser cosa de Tony. Poco a poco, empezaron a aparecer los demás, Rhodes con su traje, Natasha y el hombre pantera quien era el rey de Wakanda, T'Challa.
Usé mi poder para aparecer junto a Wilson y Barnes en la terminal, quienes estaban esperando la señal de Steve para empezar a correr hacia el lugar en el que se encontraba el jet. Si bien el plan en un principio había sido llegar al helicóptero, sabíamos que habría sido demasiado fácil, ya que Tony había ideado alguna forma para retenernos.
–¿Listos?– dije en voz baja, esperando la señal de Clint y de Wanda más abajo.
–No podría ser de otra manera– contestó Sam, con sus gafas también preparadas.
Todos nosotros sabíamos que Tony intentaría razonar con Steve para que este entregara a Bucky, sin embargo, él nunca habría hecho algo así, mucho menos a su mejor amigo.
Podía sentir la tensión en el ambiente y como la adrenalina estaba esperando a ser liberada en mis venas, cada segundo se sentía más largo que el anterior, como si el tiempo hubiera decidido jugar con nosotros de forma cruel, consiguiendo más tiempo para los que estaban en nuestra contra a costa de cada uno de nuestros segundos.
En cuanto vi que alguien en un traje ceñido rojo le quitaba el escudo a Steve con una especie de tela de araña, me tensé, esperando que Clint tuviera sus flechas listas un poco más lejos. Pude verle junto a Wanda, apuntando a la espera de que mi hermano alzara los brazos, ya que esa especie de telas estaban atadas a sus manos, haciendo que no pudiera pelear, al menos no con los puños.
La pelea se desató en el momento en el que la flecha rompió las ataduras de Steve y del escudo que el tipo de rojo tenía ahora en la mano Scott Lang creció de tamaño con su traje plateado y rojo, golpeando al sujeto a la vez que le arrebataba el escudo.
Los tres nos pusimos en pie rápidamente, sabiendo que en cualquier momento podrían venir hacia nosotros. Cargué las pistolas rápido, guardandolas en mi cinturón mientras comprobaba el estado de Lara a través del auricular:
–¿Estás bien, pequeña?– pronuncié mientras miraba aún hacia la pelea, Steve peleaba contra el hombre-pantera, mientras los demás se dividían, el tipo de rojo viniendo hacia nosotros.
–Sí, estoy bien, no me encontrarán aquí.
–Bien, no salgas de allí.
Corté la conexión con ella, así no habría forma de que Tony la encontrara, ya que me había asegurado de decirle a la pequeña que encontrara un lugar donde ocultarse, de modo que Clint pudiera encontrarla después.
Habíamos empezado a correr, dado que habían empezado a perseguirnos. Podía ver vagamente una mancha roja balanceándose por una especie de... Telas de araña al otro lado del cristal.
–¿Qué coño es eso?– soltó Bucky mientras miraba cómo el individuo de rojo caminaba por el cristal como una especie de araña.
–No lo sé, pero parace que ahora todos tienen los juguetitos de Tony.– contestó Sam, mientras el chico golpeaba el cristal, cayendo sobre Sam y derribándolo.
Me giré para lanzarle uno de los dardos de mi cinturón, pero cuando quise darme cuenta las telas que salían de las muñecas de nuestro oponente me habían dejado atadas las manos. Traté de golpearle con una patada, pero me lanzo a un lado con una facilidad que no esperaba dada su constitución menuda.
Mientras trataba de ponerme en pie, pude ver como Bucky trataba de cargar contra él con su brazo de metal, pero el otro lo detenía con una mano, dejando al más alto perplejo.
–¿Tienes un brazo de metal?– habló por primera vez, su voz sonaba como la de un chico realmente joven, no pasaría de los diecisiete– ¡Eso mola, tío!
Su momento de admiración hacia el brazo de Bucky terminó cuando Sam le golpeó y logré ponerme de pie. El chico consiguió recuperarse rápido, por lo que los tres nos separamos mientras el chico seguía a Sam con las telas de araña. Conseguí atarle un pie con mi látigo, pero eso solo hizo que lanzara el látigo lejos de mí, haciéndome imposible alcanzarlo salvo si usaba mi poder, pero no podía malgastarlo. El chico-araña se lanzó al ataque hacia mí cuando uno de los carteles de información impactó cerca de él, haciendo que se desastabilizara y con una tela de araña lo lanzara hacia Bucky, quien estaba tras un pequeño quiosco, pero sin antes gritar un:
–¡Creo que esto es tuyo!
Maldije entre dientes y corrí hasta mi látigo al verlo distraído con Sam, junto a las escaleras que daban acceso al aparcamiento. Parecía que el chico no había estado en una pelea en su vida, ya que había empezado un pequeño monólogo para Sam sobre sus alas, sin embargo, se detuvo al escuchar a Wilson decir:
–No sé si has estado alguna vez en una pelea, pero normalmente no se habla tanto.
–Oh, sí, claro.
No vi el momento de forma clara, sin embargo, pude atisbar como, antes de que la tela de araña impactara con Sam, Bucky se lanzaba sobre este para cubrirlo, ambos cayendo al final de las escaleras, acabando atrapados por las telas de araña del chico de rojo.
–¡Eh!– le grité al chico, lanzando un dron que lo atrapó por la pierna y lo lanzó fuera de la terminal, haciendo que recibiera un golpe.
Me asomé para comprobar si estaban bien, apareciendo allí pocos segundos después.
–¿No podías haber hecho eso antes?– Bucky alzó una ceja, mientras cortaba las telas de araña con un cuchillo, pues al parecer eran mucho más resistentes que las que acostumbraba a ver.
–Tenía que conservar el as bajo la manga.– logré liberar su brazo metálico de la tela, poniéndome en seguida con los de Sam.
–Y tanto que lo has conservado, Rogers.– bromeó Sam.
–Oh, vamos.– sonreí un poco– Teníais ganas de golpearlo.– solté su brazo izquierdo.
–Era un idiota.– movió la mano, aliviado al tenerla liberada.
–Era un pequeño idiota.– corrigió Bucky, ya en pie.
–Eres un genio, Vanilla Ice.– sonrió Sam, no entendí muy bien si aquello era sarcasmo o estaba hablando en serio.
. . .
Estaba mareada, es lo único que recuerdo, también recuerdo haberles gritado a mi hermano y a Bucky que corrieran, pero no mucho más. La batalla se había llevado consigo gran parte de mis fuerzas.
Ni siquiera sabía donde estaba Lara y si estaba a salvo, la única certeza que tenía era que mi hermano y Bucky habían logrado huir. Y en aquel momento sentí que habíamos ganado la batalla.
Que equivocada estaba.
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