Capítulo I: La Vida En Familia En Wakanda
"Parte II"
Dos años, habían pasado dos años desde que habíamos empezado a vivir en aquella cabaña, que, aunque no era un lujo, habíamos aprendido a llamarlo hogar.
Teníamos una pequeña granja con unas pocas cabras, algún que otro ave y un perro. El perro… Lara lo tenía más cariño que a cualquier otro animal, puesto que lo había encontrado abandonado en un camino una tarde y lo trajo a casa.
El animal estaba herido y asustado, pero con tiempo y paciencia pudimos curar sus heridas, poco a poco empezó a confiar en la pequeña y tras aquellos años, ambos se hicieron inseparables.
Por nuestra parte… La vida parecía sonreírnos como nunca lo había hecho, teníamos aquello que siempre habíamos querido y eso era suficiente.
Las horas que teníamos libres, podíamos invertirlas en pequeñas excursiones al lago o a las montañas, disfrutando de las vistas y la tranquilidad de nuestra nueva vida.
Las noches de verano las pasábamos ante la hoguera, contando historias, disfrutando de la suave música de Wakanda y, cuando Lara se iba a dormir, siempre nos recostábamos en una suave manta y, entrelazando nuestras manos, susurrábamos que todo aquello era real, que Hydra no nos había sumergido de nuevo en la criogenización para despertarnos años más tarde con una nueva misión de pesadilla.
Que Lara era real.
Que teníamos una pequeña cabaña en la que estábamos viviendo los mejores años de nuestras vidas.
Que éramos una familia.
Que nadie nos arrebataría aquella felicidad.
Que no estábamos solos.
. . .
Los días nunca se alargaban con el trabajo y el tiempo libre que teníamos, nos turnábamos para hacer diferentes trabajos cada día.
Extrañamente, Bucky atraía a las cabras, puesto que parecían haberle tomado un cariño especial.
Sobretodo una blanca y negra, más pequeña, que siempre se le acercaba y le daba suaves golpes con la cabeza en la pierna. Cuando tan solo tenía solo unos meses, Lara y yo lo vimos por primera vez y, a primera vista, era realmente tierno, pero unos meses más tarde, cuando era mucho más grande y sus cuernos eran de un tamaño considerable, ya no era tan tierno.
Pero, por supuesto, nosotras seguíamos riendo por esto mismo.
Una mañana, mientras Bucky recogía algo de grano para darles de comer, esta misma cabra (a la que habíamos llamado James II), saltó sobre él, haciendo tal estruendo que llegamos a pensar que pensé que se había roto algo. Por suerte, cuando ambas llegamos corriendo hasta ellos, James II solo le estaba lamiendo la cara entre balidos.
–Parece que alguien te cogió cariño–rió Lara, apartando con su poder a la cabra teniendo mucho cuidado.
–Demasiado a veces.– se sentó limpiándose el rostro de los lametones de la cabra.– Es incluso más cariñoso que alguien aquí presente– me dirigió una mirada llena de intención.
–No te estás quejando de que no te doy cariño, ¿verdad?– me llevé una mano al pecho, exagerando la expresión.
Se puso en pie, dio una vuelta sobre sí mismo, causando la risa de Lara y me miró.
–Sí, creo que sí, a no ser que esté practicando la poligamia y no sea consciente de ello. Pero por lo que sé solo estoy casado contigo.
Traté de ponerme seria, pero no me lo podía tomar en serio cuando llevaba su melena castaña recogida en una coleta y menos cuando llevaba esos pantalones apretados.
Intenté ocultar la sonrisa divertida cruzándome de brazos pero de todas formas fue capaz de captar mi actitud hacia él.
–Ah, así que te hace gracia verme tan elegante– sonrió acercándose a largos pasos– ¿No te parece, señorita?– miró a Lara, quien alzó las palmas.
–No puedo opinar sobre eso.– solté una carcajada al escuchar aquello, no podía mantenerme seria con una respuesta así.
. . .
Nuestra vida no era exactamente perfecta, pero éramos libres y nos teníamos los unos a los otros, que no era poco.
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