♤ EXTRA: NIALL Y HARRY ♤
Las puertas del castillo se habían abierto al atardecer, los reyes y reinas de los pueblos vecinos, así como otros títulos de la realeza, habían recibido la invitación al evento que se iba a realizar en honor al quinto cumpleaños del príncipe.
Todos lucían sus mejores galas, en verdad se habían esmerado en vestir lo más elegante que tenían, y era de esperarse, la invitación al palacio de los Styles era algo que todos deseaban por lo grande que eran sus fiestas y la atención que recibían en ellos, nunca faltaba la buena comida y la buena bebida.
En el interior de las habitaciones reales, la reina Anne se dedicaba a vestir al pequeño príncipe con un bonito traje color carmín con toques dorados, y peinaba sus rizos para que quedase perfecto para la ocasión.
Harry mecía sus pies de atrás hacia adelante, mientras su madre terminaba de acomodar la parte trasera del traje que portaba. Él estaba muy feliz ese día, le gustaban los bailes y el saber que estaban haciendo uno en su honor, le hacía sentir especial, todo el mundo vendría a festejarlo.
"Mami." Musitó el chiquitín, observando las botas que traía puestas. "¿A qué hora vendrán todos?"
"Ya están llegando mi amor, tenemos que apresurarnos para bajar a recibirles." Respondió la reina, caminando hacía el frente de su hijo menor para mirarle. "Luces precioso."
El ojiverde sonrío amplio, y con prisa, corrió hacía el espejo que se hallaba en una esquina en su habitación para mirarse. Se giró unas cuantas veces entre pequeñas risitas, probando diferentes poses y colocando los rizos tras sus orejas.
"Me gusta mami, ¿y Gem?" Corrió de nuevo a su mamá, quién lo miraba enternecida.
"Está con tu padre, tenemos que ir ya con ellos para bajar al gran salón." Acarició la mejilla de su pequeño, observandolo. "¿Vamos?"
El príncipe hizo una seña con su dedo índice, moviéndolo de arriba hacia abajo, afirmando. Ambos salieron en la habitación, escoltados por tres guardias que los seguían muy de cerca, en esas ocasiones tenían que tener mayor seguridad todo el tiempo para evitar algún acontecimiento desfavorable por parte de alguno de los invitados, nunca se sabía.
Cuando al fin llegaron dónde el rey y la princesa, Harry pudo ver a su hermana, corriendo alrededor de su padre mientras el rey intentaba atraparla, ambos reían con ganas, y el bonito cabello de Gemma se movía con libertad al igual que su vestido.
Era del mismo color que la ropa del ojiverde.
El príncipe emprendió carrera hasta llegar con la princesa, y ella en cuanto lo vio, chilló emocionada.
"¡Mira Harry, papá es muy lento!" Gritó riendo la niña.
Ahora ambos corrían rodeando a su padre, Desmond no podía parar de reír, ver a sus dos criaturas tan felices lo hacía sentir pleno, y aún más, cuando su preciosa esposa le saludó antes de llegar a su lado. Se dieron un corto beso en los labios, ante las muecas de asco de ambos hijos.
"¡Eso es aqueroso!" Gemma tapó sus ojos con una mano, y con la otra los de su hermano.
"Tú eres asquerosa y no por eso me tapo los ojos cuando te veo." El rey miró a su primogénita, la cual tenía ahora una cara de indignación digna de enmarcar.
"¡Papá!"
"Pero así te amo, ya te dije que aunque te hayan abandonado en la puerta del castillo cuando eras una bebé, te considero mi hija." Desmond gustaba de bromear con ellos.
"¡Mamá, dile algo! Eso que dice es mentira, tú dijiste que yo nací de aquí." Gemma colocó su manito en el vientre de Anne.
"Sí mi amor, tu creciste aquí." La reina posó su palma sobre la de su hija, y miró a su esposo fingiendo molestia. "Deja de molestar a mi hija." Habló, haciendo énfasis en la palabra mi.
Harry lo único que hacía era mirar a su familia. Su pequeña pero muy bonita familia, tan unida y tan divertida como solo ellos sabían serlo, no podía pedir más ya que con tenerlos a ellos juntos, lo tenía todo.
"Bueno, es hora, vamos a saludar a los invitados y a reunirnos con nuestros amigos." Ordenó el rey, y después les dio indicaciones a sus criaturas. "No quiero problemas, ¿bien? Habrá guardias detrás de ustedes así se escondan debajo de la alfombra, no intenten perderlos."
Gemma y Harry se observaron levantando su mano en señal de juramento.
Anne no podía con lo tiernos que eran, esos dos eran inseparables y esperaba que toda la vida fuese así, le rogaba a todos los dioses que sus hijos nunca se alejaran y conservaran esa hermandad que les caracterizaba.
La princesa se tomó de su papá, y el príncipe de su mamá, empezando a caminar rumbo al gran salón. El lugar ya estaba lleno de la nobleza, con los mejores bocadillos y bebidas de la zona, música de los mejores compositores, digno de una fiesta brindada por el reino de los Styles.
Cuando arribaron, antes de entrar tomaron sus coronas que las damas de compañía habían traído en distintos cojines y cubiertas de una protección de vidrio.
Las colocaron sobre sus cabezas, y la reina acomodó correctamente la de su hijo, sus rizos eran algo rebeldes y se desordenadan.
Ya estando los cuatro listos, se posaron frente al acceso del salón, se escuchaban muchos murmullos del otro lado indicando ya estaban esperándolos.
Los guardias abrieron el portón, y la corte real se hizo presente, todos con una expresión amable en el rostro y ansiosos de que todos sus amigos pasaran un buen rato.
Los aplausos no tardaron en hacerse presentes cuando ingresaron, caminando por un pasillo que los mismos invitados habían dejado al centro para que ellos pasaran sin problema alguno.
Los reyes saludaron de forma general, regalando movimientos de mano y sonrisas autenticas de alegría. El rizado se sintió intimidado ante todas las miradas, intentando esconderse detrás de su mamá... no lo logró. Y su hermana mayor, cambió en automático la actitud tan amigable de hace unos minutos por una más seria, más sombría y más firme.
Su padre le había dicho que ella como princesa tenía que imponer para que los demás nunca quisieran aprovecharse de ella, por eso solo de mostraba como era realmente ante su familia. Con los demás si era amable, nunca prepotente y grosera, pero también intentaba demostrar su valor como mujer.
Los cuatro ya estaban sentados cada quién en su trono, tras varios comentarios y felicitaciones al menor de la familia, Desmond dio unas palabras de agradecimiento por asistir. "Solamente quiero decirles que sean todos bienvenidos al palacio, espero se diviertan mucho esta noche. Mi hijo cumple cinco años y es motivo suficiente para realizar un baile de esta magnitud." Hubo aplausos de nuevo. "Que tengan una agradable noche."
Desmond se levantó de su asiento, y con una reverencia, extendió su mano hacia Anne. Ella con la gran sonrisa que le caracterizaba, le sonrió aceptándole.
Luego de ello, Harry imitó la acción de su padre, ofreciendo su mano a Gemma, la cual la tomó y sin decir nada, las dos parejas caminaron hacia el centro del salón para dar comienzo al baile de esa noche.
El príncipe estaba muy emocionado, todas las miradas se posaron sobre él, cuando la música comenzó a sonar y empezó a bailotear sin ritmo alguno con la princesa.
Ahora, todas las bellas damas que habían asistido, eran sacadas a bailar por sus respectivas parejas, todos danzaban en armonía, y se balanceaban en toda la extensión del lugar.
Harry comía tranquilamente uno de sus bocadillos favoritos, había recibido miles de felicitaciones, halagos y regalos, ahora estaba sentado a cerca de uno de los grandes ventanales del salón, observando al exterior. Su corona ya había sido retirada para evitar perderla, era lo bastante juguetón y en cualquier momento podría caerse.
Estaba en eso, hasta que alguien llamó su atención.
Jalando de sus ropas, un pequeño niño rubio le sonrió con amabilidad, mostrándole después una canasta repleta de ramos de flores, entre ellas pudo ver margaritas.
"Buenas noches, ¿me compras un ramo?" Cuestionó, agarrando uno de los que estaba ofreciendo y se lo mostró al príncipe. "Solo cuestan 3 francos."
Harry le miró con curiosidad, tomando el ramo. "Hola... ¿por qué vendes flores?"
"Mmm, porque necesito monedas..."
Ambos niños se miraron por un momento, y el rizado pudo notar que el extraño tenía un par de ojos celestes muy expresivos, y sus mejillas parecían estar sonrojadas todo el tiempo por el color natural que tenían.
Vestía un pantalón café bastante desgastado, y una camisa blanca en igual estado, en su cabeza portaba una boina de forma ladeada que le hacía ver muy gracioso.
"¿Cómo te llamas?" Preguntó el menor acercándose a él para urgar en la canasta.
"Niall, ¿y tú?"
"Harry."
Los ojos del pequeño se abrieron de par en par, llevando su mano libre a su cabeza.
"¡Tú eres el príncipe!" Comentó con asombro, y de inmediato se postró en reverencia.
El rizado negó con la cabeza, riendo un poquito. "Niall, ¿ya comiste?"
"Eh, si..."
"Mmm, ¿no quieres comer algo de aquí?"
El príncipe le señaló con su dedito índice la mesa de comida y bocadillos a un lado suyo. Ambos niños se acercaron, y miraron todo lo que había sobre esta, la boca de Niall se hizo agua.
"Toma lo que quieras, para eso están aquí." El ojiverde agarró un trozo de fruta de las que estaban finamente cortadas sobre un platón. "Todo está delicioso, mi mamá ayudó."
Niall estaba indeciso, él sabía que al tratarse del príncipe Harry, tenía que mostrarse sereno y educado. Escuchó varias veces hablar en el pueblo sobre toda la familia real, siempre eran buenos comentarios sobre lo amables que eran y el buen trato que les daban a los aldeanos.
Ahora lo estaba comprobando.
Con su canasta de ramos en mano, se pusó de puntitas, agarrando finalmente un cacho de pan. Observó con timidez al príncipe, este comía felizmente los trozos de fruta que tomaba de un platón.
Comenzó a comer en silencio, degustando el sabor de tan esponjoso pan de naranja que habían preparado para esa noche.
"¿Por qué hicieron este baile?" Preguntó el rubio, después de pasar bocado.
"Es mi cumpleaños." Harry le regaló una sonrisa, marcando sus hoyuelos en las mejillas.
"¿En serio? ¡Eso es fantástico!" Brincó un par de veces, sacudiendo sus flores dentro de la cesta. "¿Cuántos años cumples?"
El rizado levantó su mano, mostrando sus cinco dedos sin borrar la emoción de su rostro.
"¡Feliz cumpleaños!" El ojiceleste, con rapidez tomó otras flores, y se las extendió. "Ten, es un regalo para ti."
Harry las tomó, ahora tenía dos ramitos así que gritó ilusionado. Los dos muchachitos estaban brincando en gozo, y pronto, le indicó a los guardias que lo estaban vigilando, que los acompañaran a su habitación, pues el niño quería mostrarle su casa a su nuevo amigo.
En cuestión de minutos, ya se encontraban en la pieza del príncipe, este le mostraba todo lo que ahí había a Niall, quién colocó su canasta en el suelo para poder tener una mayor libertad de movimiento.
"Y mira, ¡este es mi armario!" Con dificultad, logró abrir una de las puertas, para que el rubio pudiese ver al interior.
"¡Tienes mucha ropa! Y toda es tan linda." Niall se había quedado boquiabierto al ver las prendas colgar. "¿Usas todo?"
"Si, bueno, mi mami se encarga de vestirme."
"¿La reina?"
"¡Si!"
"Esto es genial... uhm, ¿cómo debo de llamarte?"
El príncipe se mantuvo pensativo ante la pregunta, el sabía que las personas se referían a él como su alteza o su majestad, pero se le hacía completamente innecesario considerando que su amigo parecía tener su misma edad.
"Solo dime Harry. Ahora, ¿te gustaría ponerte algo de aquí?" Murmuró, aplaudiendo con alegría. "Creo que ese azul te iría muy bien."
"Oh, no, no creo que sea corr-"
La puerta de la recámara se abrió, dejando ver la silueta de la madre del príncipe. La reina Anne había estado buscando a su hijo por todo el salón hace un rato, al no encontrarlo se preocupó. Sin embargo, cuando los guardias le dijeron que su hijo menor estaba en su habitación, pero que estaba acompañado de un plebeyo, la reina se encaminó con rapidez ahí.
"Cielo, ¿qué estas haciendo?"
"¡Mira mami, él es Niall, es mi nuevo amigo!" Se acercó a ella para tomarla de la mano y la jaló, poniéndose frente al rubio. "Ella es mi mamá Niall."
La cara del rubio era de admiración pura, la reina era lo más imponente que había visto hasta el día de hoy. Ella se agachó un poco para mirarle, y este retrocedió dos pasos en automático.
"Buenas noches." Habló con dulzura Anne, extendiendo su mano. "Me llamo Anne, soy la mamá de Harry."
"U-usted es la reina." Susurró, sintiéndose apenado completamente, y tomó la mano ajena con duda.
"Creo que lo soy, ¿tú quién eres pequeño?"
"Uhm.. me llamo Niall, y solo vine a vender unas flores que..." El rubio empezó a buscar con la vista su canasta, girando en su propio eje varias veces al no encontrarlas. "Que no sé dónde dejé."
"¡Están en la estancia Niall!" Harry reía estruendosamente al ver al niño buscar como loco.
"Ah, ¡cierto!" Ahora él reía también.
Anne los miró a ambos, enderezado su espalda. Notó desde el primer momento que Niall, efectivamente era un plebeyo, un aldeano que posiblemente había encontrado la manera de colarse a la fiesta de su hijo. Pero al contrario de molestarse, pudo notar la gran conexión que el príncipe había tenido con él.
"Mami, ¿puedo prestarle a Niall uno de mis trajes para que vayamos a jugar al salón?" Preguntó el ojiverde, sacudiendo el vestido de su madre.
"Yo no puedo jugar, tengo que terminar la venta de hoy." Un puchero se plasmó en sus labios y Anne sintió pena por el niño.
"¿Qué edad tienes?"
"Seis." Respondió en voz bajita.
"Bueno, Niall, que te parece si yo compro todas tus flores y hoy te dedicas a jugar con mi hijo, ¿te gustaría eso?"
Los ojitos del nombrado se iluminaron con dicha, él no tenía tantos amigos puesto que pasaba la mayor parte del día en el pueblo, caminando por las calles para acabar su vendimia.
"¡Me encantaría!"
Harry sin aguantarse, corrió hacía él y le abrazo por los hombros, saltando en júbilo. El ojiceleste lo abrazó también.
"¡Vamos, toma un baño y te prestaremos lo que quieras de mi armario!"
Y así, ambos niños corrieron al closet a buscar las prendas adecuadas para el rubio, la reina les ayudó y sin problema alguno, permitió que el pequeño se duchara en el baño. Mientras ellos esperaban afuera, Harry corría y saltaba por toda su habitación con entusiasmo.
Desde entonces, aquel muchachito llegaba una vez a la semana al castillo para ver al rizado. Su madre se encargaba de comprarle todas sus flores para que ambos pudiesen jugar sin preocupaciones, sin ningún problema y sin pensar en nada más que divertirse.
Se había formado una amistad inquebrantable, con mucho afecto y confianza que conforme el paso de los años, se volvió cada vez más fuerte. Se convirtieron en mejores amigos, que fueron creciendo juntos y se apoyaron siempre que lo necesitaron.
Se aprendieron a conocer y a interpretar, a querer de forma incondicional con todos sus defectos y virtudes. Niall fue siempre bien recibido en el castillo, lo trataban como a un igual y Anne parecía ser su madre por como lo procuraba cuando estaba ahí. Desmond a veces no estaba del todo de acuerdo pero tampoco se iba a oponer, su esposa estaba en todo su derecho, y Harry sabía elegir bien a sus amistades.
Una como esa, era para siempre.
Holaaaa♡.
¡Feliz navidad a todxs!
Espero se la hayan pasado bonito.♡
Aquí les dejó el cap/extra de hoy de como se conocieron Niall y Harry. Espero les guste.
Nos vemos mañana, les amo, besitos<3.
-María Tommo.
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