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EXTRA I

♤ ◆ ♧ ◆ 🧭 ◆ ♧ ◆ ♤



Harry solía decir que Louis era una persona para solo sentarse y admirar como es.

Le brindaba seguridad, estabilidad, tranquilidad, felicidad y sobre todas las cosas, mucho, pero mucho amor.

Porque Louis siempre estaba al pendiente de las necesidades de su esposo, siempre buscando satisfacer todo lo que pidiera y anhelara, yendo, viniendo, trayendo y llevando. No es que el rey fuese muy caprichoso pero el mosquetero insistía en mimarlo siempre que estaba al alcance de sus manos.

Si Harry quería un plato de fruta, Louis era el primero en correr a las cocinas a pedirle a los encargados que le hicieran un tazón entero. Si deseaba ir al pueblo, él era encargado de preparar a los caballos y poner a los mejores guardias a disposición del rizado. O en las noches, cuando las ráfagas de viento se colaban por las ventanas produciendo el frío al interior de la alcoba, le llenaba de mantas y cobijas gruesas para mitigar la baja temperatura.

El mosquetero encontró un equilibrio entre su deber y su matrimonio.

Porque también tenía que hacerse cargo de sus tropas de vigilancia y entrenar diariamente para seguir manteniendo el nivel que poseía. Krov le instruía cuando existían dudas, le explicaba con calma, lo hacía practicar hasta que obtuviera los mejores resultados. Todos sus compañeros también estaban bajo ese tipo de enseñanza: hacerlo hasta lograrlo.

Por todo ese gran esfuerzo que Louis hacía día con día, Harry ahora estaba boca abajo en su cama, en su camisón de dormir, con las sábanas de seda revueltas y el cabello desarreglado.

Sentado en el sofá a un costado, Niall yacía con la barbilla apoyada en su mano, unas hojas sobre sus piernas y la pluma con su tintero en el buró esperando ser usadas.

"¿Entonces? ¿Ya te decidiste?" Dijo el consejero, bostezando como por octava vez.

"¡No lo se Ni! Quiero que Louis se sienta bien, querido y muy amado por mi, no sé si una simple cena sea suficiente." Realizó un mohín, tallando con la mano su ojo derecho. "¿Un viaje al sur?"

"Harold, los mosqueteros no tienen tiempo para viajes de semanas, sus responsabilidades son demandantes." Se encogió de hombros, torciendo la boca.

"¡Pero Louis puede hacer lo que quiera! Estamos casados, tiene beneficios y si lo quieres ver así, bueno... tiene que obedecer a su rey." El rizado sonrió, rodando sobre su suave colchón y quedó mirando al techo. "Es como... una orden real."

Niall se quitó los lentes y apretó el puente de su nariz antes de opinar.

"Sabes perfectamente que él jamás aceptará, lo que menos quiere que piensen los demás es que se aprovecha de su relación."

"¡Pero no es aprovecharse!" Puso las manos debajo de su cabeza.

"Tal vez no, pero trata de convencerlo." Retó, con una sonrisa ladina.

El rey le volteó a ver mal, estrechando los ojos; pero tras pensarlo de nuevo, entendió que su consejero tenía toda la razón al respecto, su esposo no querría dejar a la deriva todas sus obligaciones.

"Ugh, te detesto." Infló las mejillas, fijando su vista en el dosel que caía finamente por los bordes de su cama. "¿Entonces?"

"La cena es una magnífica opción." Repitió, pasando una de sus piernas por encima de la otra.

"¿Tú y Zayn han tenido alguna cena romántica?" Inquirió, apretando sus labios.

"Uhm, no como tal... es decir, beber un poco de vino en mi alcoba con dos platos de la comida que sirvieron en el día, supongo que podría considerarse, ¿no?"

"Definitivamente." Le sonrió, feliz.

"Bueno, entonces... una cena." Le devolvió el gesto ligeramente sonrojado y procedió a tomar la pluma. "¿En dónde?"

"Eh... ¿El comedor?"

"¿Me estás preguntando o diciendo?" La risa le brotó inconteniblemente.

"¿Las dos?"

"Mhn, no creo que eso sea tan privado, es decir... los guardias, ya sabes."

De nueva cuenta, su mejor amigo tenía razón. No sería lo mismo cenar a la luz de las velas, con tantos pares de miradas encima de ellos escuchando sus pláticas íntimas y demás.

El comedor quedó descartado.

"Uhm, ¿la estancia?" Volvió a intentar el rey, enderezándose y quedando sentado en su lecho. "¿Qué opinas?"

"Puede ser, es más... personal."

"Pero siempre comemos aquí." Parloteó, rascando su nuca al no estar seguro de la opción. "No sería nada nuevo, solo una cena normal y ya, algo muy irrelevante..."

Por enésima vez en la mañana, los ojos celestes de Niall se entornaron e inspiró con gracia.

"De acuerdo, estancia descartada." Alzó las cejas en espera de otra propuesta.

"¿En el jardín trasero?" Harry lanzó su última idea. "Puede ser algo como... a la luz de la luna, el mejor vino y la mejor comida de todo el reino. Ya sabes, un bonito mantel, una mesa para dos..."

Un suspiro. El suspiro más profundo que pudo haber salido desde su corazón al imaginarse la velada perfecta a lado de su precioso mosquetero.

"Hasta ahora, es lo que mejor suena." Dijo el rubio, sonriendo enternecido. "¿Es algo definitivo?"

Pero el rey no le contestó de inmediato. Tenía los párpados cubriendo sus iris, recreando una escena donde Louis y él se reían mientras se embriagaban felizmente, donde comerían lo mejor de lo mejor, él usando un bonito traje y Louis... también.

"¡Horan!" Brincó sobre su lugar, arrastrándose hasta llegar al borde de la cama y se asomó por la delicada tela que colgaba desde arriba. "¿Cuándo iremos con el sastre?"

"En dos días, ¿por qué?"

"¡Necesitamos pedir un traje extra!" Controló su gran sonrisa mordiéndose los labios. "Que le hagan uno a Louis para nuestra cita."

"¿Le dirás que nos acompañe?" Le observó divertido, encogiendo los hombros mientras lo anotaba en su nueva lista de pendientes más importantes.

"No, bobo, se supone que es una sorpresa."

"Si, bobo, ¿Y cómo planeas que el costurero sepa las medidas de Louis?" Canturreó con sorna.

Oh, Harry no había pensado en eso.

Pero tuvo otra visión, que le hizo chasquear los dedos y levantar el índice cuando el foco en su mente se iluminó.

"Eso déjamelo a mi." Terminó sentándose en la orilla de su mueble para dormir y balanceó los pies descalzos a la espera de sus pantunflas. "Yo me encargaré de conseguir la talla de mi chico."

"Como ordene, su alteza." Comentó el consejero, poniéndole su calzado.

"Mientras tanto, anota lo siguiente..."

La mano del rubio se preparó para sufrir y tomó más tinta, empuñando sobre la hoja. Estaba listo.

"El vino mejor conservado, la vajilla más reluciente, las flores más frescas, la comida más deliciosa y favorita de Louis, los asientos cómodos, el mantel fino, las velas, la mesa, los arreglos..."

Así, las exigencias del rey fueron plasmadas en papel por su amigo, quién con rapidez era capaz de anotar todo y hasta descansar un poco entre líneas para continuar redactando lo siguiente.

Eran muchas cosas las que tenía que cubrir, todo debía salir al pie de la letra, no podía darse el privilegio de fallar, le causaba ilusión y lo haría para complacer a su divino esposo.

Todo por Louis.



♤ ◆ ♧ ◆ 🧭 ◆ ♧ ◆ ♤



El mosquetero salió del baño con la toalla envuelta de la cintura hacia abajo, descalzo, con las finas gotas de agua bajando por su tonificado torso y traía el cabello escurriendo por lo mojado. Se pasmó unos segundos al no ver su atuendo limpio sobre la cómoda, doblado a la espera de su uso.

"Amor... ¿no has visto mi uniforme?" Inquirió Louis, frunciendo el ceño. "Siempre lo dejan aquí y no está."

"Eh... no, no han venido a dejarlo." Harry le respondió desde el sofá, aparentemente leyendo un libro muy entretenido.

"Que extraño, ya pasó la hora." Se dijo a si mismo, rascando su nuca mientras avanzaba dejando su rastro por la duela. "¿Qué se supone que use en lo que lo traen?"

"Ponte cualquier cosa, de todas formas ya terminaron tus deberes de hoy."

"Si, pero sabes bien que el uniforme siempre debe estar completo..."

El rey pestañeó antes de hablar, dejando su lectura a un lado.

"Louis, tú no-" Intentó explicar, pero el mosquetero le señaló con el dedo índice.

"No porque estemos casados, no voy a cumplir con los mandatos reales, cielo." Le aclaró, de forma suave y amable. "Además, si Krov nos necesita en algún momento, no iré en toalla o pijama, sería vergonzoso."

"Bueno, quizá estaba muy sucio y se retrasó el lavado." Comentó, mordiéndose un poquito el labio inferior.

"Quizá, pero nunca pasa esto..." Pensó, cruzando los brazos.

"En un rato bajo a la lavandería, a ver que ocurrió, ¿sí?

"Bajo yo amor, no te preocupes..."

Entonces, el ojiverde dio un brinco en su lugar, negando con la cabeza y poniéndose de pie para acercarse a su apuesto mosquetero.

"¡No! Yo voy, mientras..." Con rapidez, corrió a su armario con la idea de prestarle alguna prenda común.

Encontró unos pantalones negros sueltos y una camiseta de manga larga de lana, apta para el uso cotidiano. Regresó con él y se lo tendió, mostrando sus dientes con la sonrisa amplia que le dedicó.

"Ponte esto." Finalizó su oración y como un huracán caminó hacia la salida de su recámara. "¡Voy a ver que ocurrió con tu traje!"

"Pero-"

"Ya vuelvo, ¡Te amo!" Con su habitual voz cantarina, el rey abandonó el área, dejando a un Louis estático, recién bañado y con la ropa limpia de su pareja en las manos.

"Te amo aún más..." Musitó resignado, dejando que sus comisuras tiraran hacia arriba.

A veces Harry era tan espontáneo y eso provocaba un estallido de amor en su corazón.

Mientras Louis se cambiaba para estar presentable, el rey recorría los andadores del castillo en búsqueda de su consejero; supuso que estaba en su habitación, así que se dirigió ahí. Los guardias se mantuvieron firmes ante su presencia, Harry los saludaba con la cabeza y ellos le respondían el gesto con amabilidad.

Al estar frente la puerta de Niall, tuvo que tocar con su puño un par de veces a la espera de ser atendido. Casi al momento, esta se abrió, develando al mosquetero amigo de Louis.

"Su alteza, buena tarde." Saludó Zayn, haciéndose a un lado para darle acceso al rey.

"Hola Zaynie." Murmuró feliz y entró a la bonita estancia de su mejor amigo.

El rubio estaba sentado en su escritorio, escribiendo algo en un pergamino y fue hasta que levantó la cara, cuando reparó la visita.

"Harold, ¿qué te trae por aquí?" Sondeó, pausando su actividad.

"Huir de Louis, eso me trajo aquí." Realizó una mueca divertida antes de continuar. "Ya se dio cuenta de que su traje no está."

"Te lo dije, no era buena idea." Acomodó sus gafas. "¿Qué le dijiste?"

"Que quizá se habían tardado más en lavarlo, le di ropa mía y salí corriendo..."

Harry cruzó el espacio, llegando hasta la pequeña sala de dos sofás individuales que Niall tenía. Se tomó la libertad de sentarse en uno, recargando la cabeza en el respaldo y cerró sus orbes.

"Todo por tus sorpresas..." Habló el consejero, dejando salir una risita burlesca.

"¿Qué querías que hiciera? No tenía otra opción, solo quería que no supiera lo que planeé y no le iba a mandar al sastre el uniforme sucio, eso hubiese sido grosero."

"Pero tenías más opciones, pudiste simplemente pedirle al personal que te diera uno de los tantos trajes que tienen doblados y que le pertenecen a cada uno de los mosqueteros."

Hasta ese momento, Zayn estuvo callado, escuchando confundido la conversación del par.

"¿Cómo?" Uno de sus ojos se abrió, viendo a su mejor amigo a lo lejos.

"Ajá... no solo tienen dos uniformes Harry, cada mosquetero tiene varios y los van lavando constantemente, siempre hay limpios en la bodega."

La mente del rey comenzó a trabajar muy deprisa asimilando lo que oyó, de inmediato captó la figura del pelinegro, quién no había hecho otra cosa más que recargar su peso en una de las sillas del comedor.

"Zayn... ¿eso es cierto?"

"Si, tenemos varios trajes reservados en el almacén, incluso nuevos para cada uno de nosotros." Confirmó, balanceándose de atrás hacia adelante.

"¿¡Y por qué nadie me avisó!?" Harry estalló, levantando las manos hacia arriba y luego tapando su cara con las palmas. "¡Le robé el uniforme que estaba destinado a usar hoy cuando pude haber ido a pedir uno!"

"Sí, eso hiciste." Se mofó el rubio, parpadeando repetidas veces.

"Ahora tengo que ir a traerle uno de los que tienen guardados, gracias Niall."

"¿Yo qué?"

"¡Por no decirme!"

"¡No me preguntaste, dijiste que tú te encargarías!"

"Bueno... ¡Pudiste haberlo mencionado!"

Los dos adultos se observaron con el entrecejo arrugado y compartieron una risa tenue al calmar sus gritos esporádicos. El mosquetero presente no comprendía nada y tampoco se quería quedar con la interrogante.

"Puedo preguntar... ¿Qué es lo que sucede?" Se aventuró, quitándose el sombrero mientras caminaba hacia su pareja.

Niall le vio acercarse y tragó saliva cuando lo miró acomodarse el cabello.

"Eh... si, es- Harry..." Titubeó embelesado.

Su mejor amigo se carcajeó fuertemente ante la escena; era sumamente chistoso ver como la persona que más hablaba en el mundo, la más rezongona, la más impredecible se quedaba sin habla cuando veía al morocho hacer cualquier cosa, así fuera mínima la acción, se inquietaba y lo hacia ver vulnerable.

"Yo te cuento." Luego de su larga y tendida risa, el rey se aproximó a ellos, entrelazando sus propias manos. "De hecho, voy a necesitar tu ayuda y la de Liam, ¿se podrá?"

"Lo que necesite, su majestad." Zayn asintió con la cabeza y acto seguido se posó a un lado de Niall, pellizcando con suavidad su mejilla.

El implicado batió sus pestañas, embobado.

Así, el ojiverde procedió a relatar detalladamente su próxima hazaña, con los ojos centellando en felicidad por la emoción y el corazón retumbándole en el pecho.



♤ ◆ ♧ ◆ 🧭 ◆ ♧ ◆ ♤



"Lo voy a matar, lo voy a matar." Dijo Liam, mientras miraba con impaciencia a las afueras de castillo.

Estaba muy preocupado, su pierna saltando y esperando que su telepatía funcionara para que no ocurriera una tragedia. Tenía solo media hora más, se les estaba haciendo tarde y nunca se perdonarían fallar un encargo de su gobernante... menos cuando era algo relacionado con Louis.

Hasta se había quitado los guantes para morder sus uñas, el tiempo seguía corriendo y Zayn no aparecía, no lo veía llegar a la frontera y su estrés subía como la marea.

"Debí haber ido yo, demonios, Harry nos va encarcelar... nos va a mandar al calabazo, peor aún, nos va a degollar..."

Bien, su forma de ser no había cambiado mucho.

Cuando estuvo al límite del colapso, a nada de ponerse en posición fetal a llorar, escucho un caballo relinchar.

El alma le volvió al cuerpo al ver a su amigo regresando a toda velocidad con algo colgando del hombro. Se levantó del suelo, sacudiendo la tierra de su trasero y brincó de alegría al saber que sus cuellos no serían cortados de lado a lado.

"¡Bendito seas!" Chilló, avanzando a zancadas hasta donde el corcel se había detenido.

"¿Qué hora es?" Preguntó Zayn, dejando caer las riendas.

"¡Tarde! ¿Qué pasó? ¿Fuiste a coser tu mismo la vestimenta?" Reclamó, apresurándolo a bajar del animal.

"El sastre aún no lo tenía, tendré que decirle a Harry." Dijo, bajando por fin del lomo y cargando consigo el fino atuendo de su amigo.

"Su incumplimiento nos va a costar caro, Louis debe estar en la recámara esperando."

"Voy, ya voy."

No se dieron el tiempo de caminar, pues tras dar la indicación a un guardia de llevar a Vanier a la caballeriza, los dos salieron disparados hacia el interior del castillo, en busca de cumplir con su misión.

La oscuridad estaba terminando de caer, dando paso a la noche especial que Harry tuvo la dicha de organizar.

Y Louis estaba consternado, asomándose por la ventana de la habitación real en busca de una señal de vida. Su rey le pidió que se quedara ahí, le mandó a ducharse y a esperar con paciencia; y aunque no sabía muy bien que era lo que tenía que esperar, se entretuvo comiendo una naranja y suspirando hondo al no saber que estaba sucediendo.

Sin embargo, a los minutos de su último espionaje hacia los jardines, un guardia le informó que lo buscaban con urgencia. Él, desde el otro lado del portón, dio el acceso a quién fuese que lo necesitara.

"¡Boo! ¡Rápido!" El primero en ingresar fue Liam, tropezando con sus pies y moviendo su cabeza a todas las esquinas de la estancia. "¡Ah! ¡Ahí estás!"

Louis sonrió de lado.

"¡Lo traigo, ya, póntelo!" El siguiente en aparecer fue Zayn con un bulto entre las manos.

"¿Qué pasa?" Avanzó hasta sus amigos, agitando su nariz.

"¡Necesitamos que te pongas esto! Pero ya." Rechistó el morocho, entregándole lo que traía cargando y apenas alcanzó a sostenerlo adecuadamente.

"¿Qué es? ¿Qué está ocurriendo?" Revisó con la mirada lo que le dieron.

"¡No preguntes, póntelo!" Liam estaba alarmado de sobremanera. "¡Anda, ve!"

No tuvieron consideración cuando lo empujaron por la espalda hacia el baño de la estancia, metiéndolo y cerrando la puerta para que pudiera cambiarse lo más veloz posible.

Louis seguía aturdido, quedándose inmóvil al tratar de procesar todo lo ocurrido. Pestañeó unas cuantas veces, sacando del bolso una indumentaria despampanante, con hilos dorados y encajes con finura en los bordados. Era en tono vino, combinado con detalles en color negro, realzando la belleza de la tela y su confección.

Lo miró con detenimiento, acariciando y percibiendo la suavidad del pantalón y camisa, magistralmente concedidos a su persona.

"¡Louis! ¿Ya estás?" Liam vociferó desde la estancia, tocando la puerta del sanitario. "¡Apresúrate, por favor!"

El suspiro que el ojiazul sacó fue prolongado, con el lío enredándose en sus pensamientos y el dilema volando en su cerebro. No tuvo más remedio que hacer caso, no sabía para qué tenía que vestirse de tal modo, pero lo haría antes de que a su amigo le diera una crisis.

Se quitó el uniforme, doblándolo con cuidado y se fue poniendo el precioso traje, empezando por los pantaloncillos que le amoldaron perfecto al cuerpo. Luego, se puso la parte superior, ajustando las mangas y el cuello para no sentirse asfixiado. Al último se cubrió con el abrigo, tironeando de el para dejarlo en la posición correcta.

Usó sus botas recién lustradas, por fortuna hacían juego con todo lo demás.

El mosquetero se sentía diferente, algo pretencioso. Él jamás en su vida, a excepción del día de su boda, usó un traje como ese, la casaca era su fiel acompañante en su día a día, era lo que siempre portaba y con mucho orgullo.

Se miró al espejo y su quijada casi toca el suelo por la manera en que abrió la boca al encontrarse consigo mismo en el reflejo. Sabía reconocer su propia belleza pero esta vez, creía saltar los límites de lo bien parecido.

Sonrió apenado, modelando el conjunto, probando distintos ángulos de visión, haciendo posturas firmes y cuadrando la espalda a la vez que sacaba el pecho.

"Es hermoso..." Cuchicheó, alabándose a el mismo por lucir tan atractivo.

"¡Boo! ¿Ya? En serio, nos urge que salgas." Y para que Zayn estuviera perdiendo la paciencia, ya era otro nivel.

Recogió la ropa que traía puesta antes, la cargó antes de salir del baño y mostrarse como todo un príncipe.

Ambos muchachos sonrieron, incluso Liam tuvo que cubrirse la boca al no creer lo guapo que el castaño se veía: era un Dios, una eminencia tallada por los mismos ángeles mientras cantaban una melodía celestial.

"Voy a romper con Krov ahora mismo, Boo, deja a Harry y cásate conmigo." Bromeó el ojimiel con el propósito de adularlo.

"O conmigo, puedo decirle a Niall que nuestro matrimonio a futuro se cancela." Se unió el pelinegro, riendo quedito al final.

El involucrado se sonrojó furiosamente con los cumplidos, sintiendo hasta las orejas calientes y mordió el interior de su mejilla al no saber que responder.

"Te queda precioso, fue hecho para ti." Prosiguió el de cabellos avellana, aplaudiendo entusiasmado.

"No es como... ¿demasiado?" Cuestionó, extendiendo las palmas de sus manos hacia los dos presentes. "No soy yo, esto no es lo mío."

"Por hoy lo será, porque en vista de que ya vamos tarde y que el rey probablemente nos de un sermón el día de mañana, yo solo te voy a pedir que por favor no hagas preguntas y nos sigas ya mismo."

"¿A dónde me van a llevar?"

"Te espera algo lindo, así que no repliques y camina."

Sin otro remedio, avanzó a través de los pasillos iluminados solo por la luz de los candelabros, la luna estaba en su punto más alto, brillando y alumbrando los exteriores dónde ahora caminaban.

Se dirigían al jardín posterior con premura, no hacía tanto frío y tampoco había aire soplando despiadado, el clima estaba correcto, parecía haberse puesto de acuerdo con la ocasión. Sus amigos saltaban enfrente de él, exaltados y ahogándose en júbilo. Trató de no sentirse excluido, poniendo por encima su curiosidad de lo que esos dos estaban tramando.

Al estar justo en el inicio del gran jardín, Zayn y Liam se giraron sorpresivamente y plantaron su palma sobre su pecho, haciéndolo cesar sus pasos.

"Sir Tomlinson, sea bienvenido a la mejor velada de su vida."

"Esperamos que lo disfrute y que valore el esfuerzo que se hizo."

Hicieron una reverencia, sacándolo aún más de contexto.

"Chicos, esto es raro, pueden decirme que-"

El habla se le cortó, cuando las siluetas de los mosqueteros se hicieron a un lado, dándole la vista exacta a un paisaje artificial que fue montado solamente para él.

Una mesa para dos justo en medio, con sillas doradas a los lados; un mantel decorado, flores adornando y un par de copas de vino listas para recibir el líquido embriagante. La vajilla esperando, el cloche cubriendo sus respectivos platones evitando que la comida se contaminara con la intemperie.

Y a un lado, con las manos escondidas en su espalda, estaba Harry.

Parado, trémulo por los nervios, sus labios estaban un poco dañados por toda la piel muerta que retiró al estar tan inquieto. Peinado formidablemente, sus rizos sueltos pero acomodados para que no le estorbasen; estos le habían crecido hasta los hombros y ahora los colocaba detrás de sus orejas todo el tiempo para no batallar.

Utilizaba un traje igual al de Louis, exactamente igual pero de distinto color: matices azules y detalles blancos.

El consejero también estaba ahí, solamente sosteniendo entre sus manos la botella del vino solicitado.

Todo se esfumó cuando vio que su adorable esposo le tendió la mano para que fuera en dirección a él. Echó un vistazo rápido a los cómplices que se encargaron de traerlo, estos se abrazaban por los hombros haciendo ademanes e incitándolo a ir con el rey.

Louis se puso nervioso en un dos por tres, juntando sus palmas y poniéndolas a la altura de su boca mientras asimilaba todo a su alrededor.

Una cena.

Era una cena para él.

"Louis, por favor, camina." Liam le dijo entre dientes, disimulando con una sonrisa. "No te quedes ahí, ve."

Gracias a eso, pudo exhalar todo el aire que contuvo en sus pulmones y mirando al suelo cuidando su andar, empezó a dar pasos cortos pero seguros rumbo al precioso escenario que le esperaba. Harry tenía la sonrisa enorme, las mejillas encendidas y los ojos más vivos de lo normal, se podía a ver a través de ellos la plenitud que le carcomía por dentro.

Tuvo que tragar fuerte para no llorar, las lágrimas estaban picando sus océanos y no quería dejarlas salir, primero quería disfrutar de lo que sea que fuera a pasar. Levantó el rostro cuando por fin estuvo frente a su rey y sonrió apenado, extendiendo su mano para sostener la suya.

"Hola, Lou" Musitó, con el temblor aquejando sus cuerdas vocales. "¿Está todo bien?"

"Hola, amor. Creo que si, pero me gustaría saber de que se trata todo esto..." No pudo contener más la pregunta.

"Solo quise hacer algo lindo para ti... pero todo eso te lo diré cuando Niall se vaya."

Ante lo dicho, el rubio hizo un gesto en desacuerdo y entrecerró los ojos mientras Harry invitaba a su esposo a sentar. Eso no cambió el hecho de que fue el mosquetero quién retiró la silla de su chico para que se sentase y luego él rodeó la primorosa mesa, quedando en el asiento opuesto.

Luego de haberse acomodado, alineando correctamente sus espaldas y en lo que Louis se componía el traje, el consejero fue servicial al verter el vino en las copas que seleccionaron con minuciosidad.

"Disfruten su noche, caballeros." Mencionó, dejando la botella al centro destapada por si deseaban servirse más.

Con sus comisuras alzadas levemente, se despidió en una reverencia y salió corriendo hasta el otro par de mosqueteros que lo esperaban para poder dejar a los enamorados aprovechar de su velada. Zayn lo tomó de la mano y los tres se dieron media vuelta, regresando al castillo bajo la mirada tierna de Louis, quién agradecía la dicha de tener a esas tres personas en su vida.

"Bueno, ehm..." Harry carraspeó la garganta, golpeando un poco su pecho para aclararse. "Yo, he... organicé todo esto para ti."

Louis regresó la vista a la mesa, recorriendo con interés todo lo que se preparó sin que el tuviera ni la más mínima sospecha. Su sonrisa no se hizo esperar, el rubor en sus cachetes subió hasta sus pómulos y mordió su labio inferior sin saber que decir exactamente.

"Espero te guste lo que hay aquí." El rey continuó, destapando las bandejas que contenían la comida recién hecha y caliente aún. "Es lo que más te gusta... y yo me encargué de supervisar los procedimientos culinarios, ya sabes."

"Que refinado." Atinó a decir, relamiéndose los labios al ver el pollo que tanto amaba consumir.

"Siempre lo he sido, que dices." Reclamó con sorna, quitando las campanas de los otros dos platones que faltaban. En ellos había puré y vegetales salteados.

Una delicia.

"Harry..."

"Espera, antes de que digas algo."

El menor buscó el contacto visual con él, y al obtenerlo, inspiró hondo para comenzar con el discurso que tenía planeado:

"Eh, le dije a Niall que me dejara anotar lo que te quería decir, pero el insistió en que eso sería poco romántico de mi parte, así que me limitaré a expresar lo que recuerde..." Dio inicio, provocando una risa floja en Louis. "Primero que nada, quiero pedirte disculpas por robar tu uniforme limpio, yo no sabía que tenían más reservados y se me hizo fá-"

"¿Robar mi uniforme limpio?" Interrumpió escéptico y boquiabierto.

"Ah..." Hora de pedir disculpas. "El día que tu vestimenta de mosquetero... ¡No, espera! Primero que nada, te ves hermoso Lou, de verdad, luces fenomenal con ese traje y ni yo mismo encuentro las palabras para decirte que tan formidable estás."

En automático, el sonrojo en el castaño se hizo aún más presente, causándole bajar la cara.

"¿Esto también fue por cuenta tuya?" Quiso saber, jugando con las mangas de su abrigo.

"¡Sí, a eso iba! Ese traje está hecho a tu medida y únicamente para ti porque tomé tu uniforme y lo mandé con el sastre para que confeccionara el bonito atuendo que llevas puesto..."

Louis chasqueó los dedos.

"¡Por eso saliste corriendo cuando pregunté por él!"

"¡Si! Bueno, dejemos eso aun lado." Torció la boca y le restó importancia con un movimiento de mano. "¿En qué estaba? ¡Ah sí! Como te decía, todo esto es solo para que tengas en claro unas cuantas cosas."

Por encima de la mesa, Harry pasó su mano con la palma hacia arriba y Louis entendió lo que le tocaba hacer. Con dulzura, unió la suya y entrelazaron los dedos a un costado del florero con margaritas que servía de ornamento.

El anillo que el castaño le había entregado cuando le pidió que se casara con él, resplandecía en su dedo anular; el rey nunca se lo quitaba y tampoco tenía planes de hacerlo, era su amuleto, honrado de portarlo.

"Yo te amo Lou, te amo de una manera enferma quizá. Estos años que hemos estado juntos y lo poco que tenemos de casados, han sido todo para mí..." Con la yema de los dedos, acarició con lentitud el dorso de su mano. "Es decir, yo siempre fui una persona muy feliz, siempre estuve agradecido con la vida por darme lo que me dio, pero el día en que te vi en el gran salón, supe que mi vida iba a tener un antes y un después."

La garganta del ojiazul se cerró, apretando su mano a la contraria y formando esa conexión mágica con los colores de sus miradas intercalándose entre sí, generando las chispas de un amor fuerte y duradero.

"¿Un antes y un d-después?" Siseó, reteniendo lo mejor que pudo el llanto.

"Ajá. Un antes de conocerte y un después de haberlo hecho." Confirmó Harry, creando una fina línea con sus labios antes de seguir. "Tú no sabes lo que fue para mí... que el amor de mi vida me conociera siendo un impuntual."

"No estabas en tu trono, llegaste tarde ese día y tenías la corona ladeada..." Recordó, cerrando un santiamén los ojos y movió la cabeza de lado a lado. "Gran forma de imponer respeto."

"En mi defensa, yo no sabía que me iban a presentar a un apuesto mosquetero de ojos azules como el mismo zafiro."

"Ni siquiera... no era un mosquetero en aquel entonces." Dijo, alargando la oración y con pesar notorio.

Una risa amarga brotó de los labios de Harry, le dolía mucho cuando Louis se sentía culpable por el pasado.

"No lo eras, pero siempre te comportaste como uno. Lou, pusiste en riesgo tu vida por la mía, sin saber nada, sin tener idea de lo que iba a ocurrir si te arriesgabas, dejaste todo a un lado con tal de lograr un sueño que tenías y de cuidarme a mí, tu lealtad siempre fue hacia mis padres..."

"Pero mi amor siempre fue hacia ti..."

Ahora, el que se quedó con los argumentos trancados fue Harry, ensanchando las fosas nasales cuando vio a Louis inclinarse un poco al frente para tomar la palabra.

"Si Hazz, yo llegué aquí queriendo ser un mosquetero como aquel que me dio un sombrero, eso no te lo niego y siempre fue mi mayor meta... ¿Pero sabes qué pasó?" Indagó, meneando sus cejas. "Me enamoré, ¡Por todos los cielos! Me enamoré del príncipe y heredero a la corona real de Francia. Y no me importó el precio a pagar con tal de mantenerte feliz, porque te mentí por mucho tiempo, te hice creer cosas que no debía por el miedo a ser rechazado por aquel chiquillo que me robó el aliento con sus rizos desordenados y sus labios coquetos."

El mosquetero sintió la mano de su esposo temblar y trató de cesarlo al envolverla entre las propias.

"Por eso me dediqué en cuerpo y alma a entrenar a sus espaldas, para ser capaz de proteger a mi príncipe de ojos bonitos." Recalcó.

"Lou, se supone que esto se trata de ti, no de mi..." Entre sollozos, Harry alcanzó a decir. Porque si, las lágrimas lo habían alcanzado y ahora parecía una de las tantas fuentes esparcidas en su patio.

"No se trata de mí, ni de ti, se trata de nosotros." Repuso, en un hipido. "Se trata de un rey y un mosquetero, un solo corazón, un solo amor... único hogar."

"Es que tú no dimensionas mis sentimientos por ti..." Con sus nudillos de la mano libre, limpió las gotitas saladas que abandonaban sus lagrimales. "Louis, tú siempre haces de todo por mí, te encargas de que yo esté bien, yo quería que viajáramos, pero Niall dijo que no querrías porque tus responsabilidades no te dejan."

"Bueno, tu consejero sabe de que lo habla."

"Si, lo sé, y lo odio por eso." Sus pestañas húmedas se movían con bondad. "Quise hacer esta cena, que ambos vistiéramos igual, que los dos experimentáramos una noche única, al aire libre. Que sintieras mi amor, mi pasión, mi cariño hacia ti, que sepas que yo también haré todo por ti, lo que sea, lo que tú me pidas, así tenga que ir al otro lado del mundo en barco a conseguirlo, iré si ahí consigo lo que quieres."

"Amor... tú me demuestras más de lo que piensas." Insistió, dejando al fin que las lágrimas traicioneras lo invadieran. "Verte dormir, despertar, comer, caminar o simplemente observarte mientras te asomas por el ventanal a revisar que tus jardines estén correctamente regados, cuando haces eso de tumbarte al suelo para buscar las cosas que se van debajo de la cama, incluso esas veces en las que le quitas las semillas a la fruta... Harry, todo eso me llena el alma porque sé que eres real, sé que estás conmigo y sé que me elegiste a mí."

El abrazo de la noche los acogió, la nostalgia y el afecto, latidos que explotaban en sus pechos, la bruma de la devoción mutua. Harry estaba en un colapso enorme, se sentía el individuo más suertudo de la galaxia, no daba crédito a lo que su vida era, en ocasiones sin que nadie lo supiera, pellizcaba su brazo para asegurarse de que no fuese un sueño.

"Tengo algo para ti... antes de que empecemos a cenar, probablemente esto se está enfriando y no sabrá igual." Recobró un poco de su cordura y recogió sus manos para buscar algo en los bolsillos de su abrigo.

Louis aprovechó eso para secar sus ojos, tallándolos y deshaciéndose de la humedad en ellos; al abrirlos, se encontró con una cajita atenazada con un lazo en color rojo.

"¿Qué es?" Murmuró, tomándola con sus dedos bailarines.

"Ábrela."

Con un gesto gracioso, el mosquetero procedió a hacer caso, halando del lazo para deshacer el nudo y dejando la tapa lista para ser levantada. Suspiró y su semblante se relajó al ver una brújula en perfecto estado en medio de la caja.

Sin comprender el trasfondo de dicho presente, la tomó con sutileza, analizándola con atención y después vislumbró a Harry, en busca de una respuesta concreta.

"¿Tú sabes que llevan los marineros cuando viajan, Lou?" Como si leyera su mente, le concedió el honor de una explicación.

"Uhm, provisiones, mapas, brújulas..." Enlistó lo primero que se le vino a la mente.

"Exacto, siempre llevan este tipo de instrumentos para guiar su camino y no perderse a la deriva del mar..."

"Si... pero yo no voy a zarpar y tampoco voy a ir en barco, desde lo que ocurrió con Kéven, sabes que las olas y la marea me asustan un poco."

Había cosas que nunca iban a olvidar.

"No te la di por eso, te la doy porque es lo que tu representas para mi."

Louis estaba más confundido que nunca.

"¿Qué estás..?"

"Escucha, así como a los navegantes, tu eres la brújula que siempre va a indicarme el camino, sin ti yo me voy a perder, necesito orientarme y tú eres el norte que siempre voy a seguir." Constató, declarándose el primer prisionero de una unión imperecedera esa noche.

"Hazz..."

"Yo tengo que navegar un barco enorme, un reino entero y a veces siento que no conozco el rumbo al que tengo que ir..." Realizó una pausa para poder sopesar el nudo formado en su garganta. "Pero solo con verte ahí, sonriéndome como siempre lo haces, recuerdo el sendero y mi instinto me trae de vuelta a mi lugar seguro. Ese eres tú."

Louis ya no quería llorar, en serio estaba haciendo su máximo intento, pero palabra tras palabra, solo quería desplomarse ante los pies de su rey, rogándole que lo sostuviera entre sus brazos y nunca lo dejara ir, que le permitiera cuidarlo, venerarlo y alabarlo como el ángel que era.

Hacerlo prometer que ni la muerte los iba a separar, que si en algún momento alguno llegaba a faltar, se buscarían hasta volverse a topar en dónde quiera que terminaran.

Se puso de pie y a duras penas, alcanzó a situarse a un lado del asiento de Harry, con la brújula en su mano derecha y los ojos vidriosos. Con su mano izquierda, tomó el cáliz de vidrio y esperó que su acompañante se le uniera a la próxima acción.

El ojiverde se levantó al instante, comprendiendo lo que seguía y sostuvo su copa a la altura del pecho, complacido con su cometido. Su nexo era más que el propio amor: era una complicidad, un vínculo emocional, una admiración y valoración mutua.

"Por el mañana..." Anunció el mayor, levantando su copa en lo alto y esbozó aquella sonrisa cándida entre lagrimeos.

Las mariposas en el estómago de Harry aletearon, su melodía favorita causada por la afinidad hechizante sonó en su cabeza.

"Por el mañana." Harry imitó su gesto, levantando la suya. "Pero también por lo que fue, lo que es y lo que será."

Y tras el chasqueó de los cristales, ambos bebieron el vino concentrado y bendecido por la luna, aquel astro que se encargó de velar por el bienestar de ambos tantas noches.

Un brindis de agradecimiento al destino... pero también por lo vivido.



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Créditos a Paloma ZM ST por este precioso dibujo, muchísimas gracias. ♡


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Imagen en multimedia por Priz, shadows with glitter, si estás leyendo esto, te dedico este extra. ♥︎


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¿Podemos llorar un rato por las 100k de lecturas? Gracias, gracias, gracias. Nunca me voy a cansar de agradecerles por la oportunidad, por votar, comentar y compartir la fic.

Ver la historia ser agregada a sus listas de lectura, empezar a verla por ahí en los comentarios de Facebook o en tiktok, en serio, muchas gracias. Les amo con mi pequeño corazón.

Espero lo disfruten.

Y recuerden que si quieren otra historia completamente diferente a esta, pueden visitar mi perfil y pasarse por Club Bengala, un proyectito nuevo.

Un besote, les amo.♡
María.

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