CAPÍTULO XXXVII
La gran boda de la princesa se avecinaba y era de lo único que todo el reino podía hablar. La gran mayoría de los invitados había confirmado su asistencia, y toda la corte real estaba alistando para albergar el magno evento.
No iban a escatimar, el vestido de Gemma estaba siendo elaborado por el mejor y más reconocido sastre de todo el país, quién viajó cerca de dos días para llegar y tomar las medidas necesarias, escuchando perfectamente como lo quería, con las mejores telas, las más finas y bonitas que pudo encontrar, claramente muy costosas.
Pero el rey iba a pagar lo que fuese necesario, con tal de ver a su niña brillar ante todos ese día.
Justo ahora se hallaban en el jardín, el consejero tomaba rápidamente nota de todo lo que le decían, estaban decidiendo donde iría cada cosa. La distribución del altar, los arreglos de las mesas y el área donde Gemma bailaría su primera pieza con su esposo.
"Me parece bien, pero creo que podemos mejorarlo así..."
"No, a mi me gusta de la otra forma."
"Yo digo que debería estar allá, hay más luz."
Y así, ninguno de los integrantes de la familia, se ponía de acuerdo. Mientras Harry decía una cosa, Gemma peleaba por lo opuesto, y Desmond, parecía negarse a ambos porque él apoyaba su propia noción. Anne solo los miraba, sintiendo su cuello lastimarse al girarlo repetidas veces en distintas direcciones.
"¡Pero es mi boda!"
"Ya lo sé, Gem, pero escucha... se vería mejor así."
"No, ya, basta." La princesa se estaba hartando. "No quiero imponer nada, me interesan todas sus opiniones. Pero solo quiero decirles que si no estamos de acuerdo, no tenemos que discutir."
"Nadie está discutiendo." Musitó Harry, mientras pateaba una pequeña roca sobre el pasto. "Solo te queremos hacer ver las mejores opciones."
"Ya lo sé, pero tomen en cuenta que la que se casa soy yo."
"Pero-"
"Mi amor, Gemma tiene razón." La reina intervino, tomando del brazo a su hijo. "Ella tiene derecho a elegir lo más conveniente, lo que ella considere."
"Mujer." Le llamó Desmond, haciendo que volteara a verle. "La boda de nuestra hija debe ser la más imponente de todos los tiempos. Y solo se logrará si sabemos elegir y ubicar todos los elementos necesarios."
"Des, yo te entiendo. Pero creo que lo importante ese día, es que ella lo disfrute, lo que los demás digan o piensen es lo de menos." Anne se mantuvo seria. "Yo también quiero que mi hija resalte, pero ella, no el castillo."
"El lugar también es importante... pero está bien, que ella decida cómo quiere su celebración." Finalizó la plática el rey, mientras le sonreía con amor a la princesa.
Siguieron analizando el panorama, Gemma les explicaba a detalle los proyectos que tenía pensados y Niall escribía a la velocidad de la luz para no perder nada de la información.
Liam, Zayn y Louis veían todo a una longitud considerable de ellos, estaban en posición firme pero conversaban en voz baja.
"A mí si me gustaba la idea de Harry." Susurró Louis, haciendo referencia a la conversación ajena que escucharon.
"A mi también. Ojalá la princesa recapacite y lo acepte." Dijo Liam, rectificando su postura.
"Tiene más sentido, si hay más luz ahí." Zayn opinó.
Estaban tan inmersos en su diálogo, que no notaron cuando los ojos de Paul y Bennet, los focalizaron con recelo, desde el otro lado del jardín. En cambio Maxime, se dedicaba a visualizar una de las estatuas que adornaban el área libre, buscándole forma.
No sabía si era un pato.
"No soporto a Louis." Gruñó Bennet, apretando los dientes y marcando su mandíbula.
"Yo tampoco." Paul le respondió, entornando los ojos. "Acabaré primero con él. Es tan inútil que no costará trabajo."
"Y el estúpido de Krov que se muere por él. No es la gran cosa."
"Ben, no empieces con tus celos innecesarios." Recalcó, y después miró a Maxime, el muchacho estaba distraído. "Por cierto, hablando de ese imbécil, ¿nada nuevo?"
"No, absolutamente nada. Krov se la vive haciendo estupideces, en su alcoba, en el comedor, en los pasillos y perdiendo el tiempo en los jardines laterales." Cotilleó en respuesta. "Pero nada fuera de lo común."
"Más le vale, Kéven hizo bien en no decirle nada, puede voltear la moneda."
"Así es, tengo mis métodos para vigilarle, así que no hay nada de que preocuparse." Convencido, Maxime miró a sus compañeros con una sonrisa cubierta por la falsedad.
"¿Cómo lo haces?"
"¿Hacer qué?"
"Supervisarlo."
"Uh, tengo mi gente de confianza Paul, después de mi, son la mejor opción. Yo no puedo abandonar mi lugar."
El mencionado asintió convencido, regresando su mirada furtiva hacia los demás muchachos. Maxime mordió su labio inferior mientras sonreía de manera sugerente, observándolo con el rabillo del ojo. Porque le había creído, y hasta hoy, ni siquiera Kéven había dudado de su veracidad.
El mosquetero no tenía personas de fiar como lo dijo, nadie espíaba a Krov. Todo se trataba de la táctica que había acordado con los chicos para encubrir la revelación hecha días atrás. Porque aquel día que se ausentaron al estar en la bodega, le dijo a su jefe que Krov si había enfermado y que incluso, él mismo estuvo rondando varias veces en los pasillos de las alcobas, en espera de algún movimiento.
Inesperadamente, era una total mentira.
El mosquetero se mantenía alerta a todo lo que oía, y cuando se podía reunir con Louis o cualquiera de ellos, les contaba las novedades. Hasta ahora, no había mayores problemas ni complicaciones, o al menos eso creían.
"¿Acabas de ver lo que yo vi?" Paul habló con sorna.
"Si, muy intrigante."
"¿Qué fue?"
"Max, por dios, ¿estás seguro de estar aquí?" Bennet le chasqueó los dedos frente a su rostro.
"Perdón, perdón, no estaba poniendo atención." Aclaró su voz, golpeándose el pecho con el puño cerrado.
"Como sea." Su compañero tenía las cejas curvadas hacia arriba. "Louis le guiñó el ojo al príncipe."
"Y él le sonrió."
Para su mala suerte, lo habían notado. Porque en efecto, en un descuido, Harry le sonrió de forma tan coqueta a Louis y él le devolvió el gesto con un guiño muy sutil pero visible ante los mosqueteros.
"¿Será?"
"No creo que la nobleza se rebaje a tanto."
"Ni siquiera esta permitido."
"Como sea, creo que será de interés para Kév."
La conversación entre Paul y Bennet siguió, sacando conclusiones absurdas y comentarios desatinados sobre lo que habían visto. Pero Maxime, tenía un dilema interior, él no estaba tan seguro de lo que ese par dijo, podía ser uno de los tantos inventos que en ocasiones manifestaban para molestar o hacer controversia.
Igual, fuese o no fuese verdad, le comentaría al ojiazul para que moderara sus acciones en caso de resultar cierto.
Krov estaba complacido, ahora si podía decir que veía un gran desarrollo en la formación de los muchachos. Dominaron en un ochenta por ciento todo aquello que en un inicio parecía imposible y a pesar que aún tenían cosillas que perfeccionar, estaban demostrando que valían la pena para lo que siempre se les negó.
Su condición física había evolucionado, ya no sentían el cansancio sobre su cuerpo, e incluso habían tonificado gran parte del mismo. Estaban felices, Louis era el más alegre de todos, sus amigos dejaban todo diariamente en el entrenamiento y hoy, recogían los frutos de tan arduo labor.
Probablemente a Zayn aún le faltaba aprender a montar bien a caballo, aún les costaba escabullirse de las balas, pero ya no estaban como al inicio.
Él no podía demeritar su avance, incluso logró desarmar a Krov. Porque si, días antes, el mosquetero supo que era hora de combatir con él y lo puso a prueba. Al principio, Louis se negó con el miedo a flor de piel, no se sentía capaz, pero su amigo le aseguró que estaba listo y que tenía todo para dar una digna batalla y con la técnica afinada.
Con su frente empapada de sudor, ese día aplicó todo lo que sabía, además incluyó movimientos que tomaron a Krov desprevenido y quedó deslumbrado con la destreza. Louis hasta le reclamó por dejarse vencer, pero el chico le aseguró que en ningún momento le dio oportunidad, de verdad lo había conseguido por cuenta propia.
Esa tarde, el castaño saltó como un pequeñín, colgándose del cuello del más alto en un abrazo y agradeció todo lo que había hecho por ellos. Este le dejó un tierno beso en la sien, explicándole que todo era por su perseverancia.
Y sobre las emociones de Krov, bueno, aprendió a sobrellevarlo, no sabía si en un futuro iba a dejar de quererlo como lo hacía, pero deseó que la persona que estuviera con él, lo adorara como a un maldito dios. Y sabía que era así, porque fue testigo varias veces de la forma en la que el príncipe miraba al ojiazul... estaba en buenas manos.
Él también llevaba un progreso notorio.
Justo había terminado la práctica, ahora Liam se burlaba de Zayn mientras le ayudaba para alcanzar sus puntas, le empujaba de la espalda, tratando de hacer que llegara más abajo, pero el pelinegro nunca tuvo tanta elasticidad y eso no había cambiado mucho.
"¡Estírate!"
"¡Eso intento, pero no llego!"
"¡Como no vas a llegar Zee!" La espontaneidad de su amigo, le hacía reír con ganas.
"Te recuerdo que hace unos años me rompí la pierna." Se excusó el morocho, haciendo un último intento.
"¿Eso en qué afecta?"
"No lo sé, pero seguramente en mucho."
El ojimiel rompió en otra estruendosa carcajada, una que resonó con eco en la bodega y tapó su boca con vergüenza. Zayn se levantó, escuchando sus huesos crujir mientras compartía el momento tan ameno.
Liam era como su complemento, era con quién más cosas en común tenía y se entendía a la perfección. A veces se cuestionaba, como nunca se había fijado en él, pero llegaba a la conclusión de que sería algo extraño, eran como hermanos.
Hablando de eso, el ojimiel también analizó sus sentimientos por Zayn, luego de aquella charla dónde su amigo le confesó que estaba sintiéndose atraído por el consejero del palacio, rondó en su mente la idea de una posible situación romántica entre ellos.
Al inicio, claro que sintió celos, ¿cómo iba a ser posible que su otra mitad se fijara en alguien? Fue conflictivo para él y nunca quiso revolver las cosas para no confundir a nadie. De ahí, el inicio de su amistad con Maxime, ya que el mosquetero se había mostrado interesado en su estado de ánimo luego de verle tan cabizbajo.
Le contó por encima lo que había pasado, obviamente sin mencionar a Niall y tras unas horas de excelentes consejos, supo que nunca podría ver a su amigo de otra manera. No quería perderle nunca, el lazo que tenían era tan duradero como la eternidad.
A veces, los amores de vida también se presentraban en amigos.
Zayn y Liam, eran la prueba viviente.
"Eres un asco para esto."
"Gracias Li, aprecio tus ánimos."
Se miraron un corto lapso de tiempo, y después las comisuras de ambos se alzaron en complicidad: eran conscientes del cariño que se tenían.
Louis, por otra parte, se había tomado ya casi un litro de agua en menos de cinco minutos, estaba exhausto pero animado. Se encontraba sentado sobre la pequeña mesa, mirando con gracia a sus dos torpes amigos intentar tocar el suelo con las yemas de sus dedos.
Sus pies se balanceaban de atrás hacia delante, y la sonrisa que tenía en los labios era esplendorosa. Krov se acercó, sentándose también sobre la superficie y llamando la atención del ojiazul.
"Felicidades, en verdad, Lou." Murmuró, observándolo de soslayo. "Han estado logrando tanto en tan poco tiempo."
"No sé ni como sentirme." El castaño dejó su vaso de agua a un lado, y comenzó a jugar con sus dedos. "Es decir, estoy tan emocionado que no logro concebir que de verdad lo estamos haciendo bien."
"Lo sé. Siempre supe que podrían."
"Todo esto es gracias a ti." Louis le regaló una cautivadora sonrisa.
"No, te lo he repetido muchas veces, es porque ustedes quisieron. Porque de verdad les interesó e hicieron todo lo posible por aprender. Leyeron, estudiaron y practicaron como si no hubiese un mañana." Le posó la mano en su espalda, dándole palmadas de aliento. "Ya quisiera yo haber tenido esa actitud cuando llegué aquí."
El ojiazul torció sus labios y frunció la frente. "¿Por qué lo dices?"
"Porque no todos llegamos aquí queriendo ser mosqueteros, Lou." El muchacho mayor habló desolado. "Tú llegaste por voluntad propia aquí... A mi me trajeron."
La boca de Louis se abrió repetidas veces, pensando en que decir o preguntar, pero nada logró salir. El mosquetero lo notó, y sonrió de lado con pesar, antes de continuar hablando.
"Tenía dieciocho o diecinueve, la verdad no recuerdo muy bien." Hizo una pausa, solo para corroborar que Zayn y Liam continuaban entretenidos en lo suyo. "Mis padres eran obreros, como cualquiera, se dedicaban a producir y vender en el pueblo. No puedo decir que les iba tan mal, teníamos lo suficiente para vivir... hasta que decidieron que uno de sus hijos representaba una carga y una boca más que alimentar."
Louis le contempló incrédulo, el corazón se le partió en miles de pedacitos cuando vio los ojos de Krov cristalizarse.
"Terminaron por convencerme al decir que me iban a traer con el mismo rey para tener una mejor oportunidad de vida, me prometieron que vendrían cada semana a verme..." Tragó con dificultad. "Pero desde ese día, no han regresado. Y no los culpo, mis hermanos igual necesitaban su atención. Como sea, Kéven de inmediato me propuso esto, en aquel entonces no había muchos en el puesto y le urgía llenar los espacios vacíos. Yo no quise, no era algo que me apasionara, ¿sabes? Pero me dijo que solo así podía mantenerme en el castillo, y si no aceptaba, ¿a dónde se supone que iba a ir?"
Las fibras sensibles en el ojiazul se removieron con sus recuerdos, y ahora él estaba sollozando en voz bajita.
"Finalmente no fue tan malo, siento que si nací para esto. Mejoró mucho cuando Dean llegó, nos hicimos amigos enseguida y después conocimos a Chandler." Con sus dedos, limpió sus propias lágrimas y se quedó viendo fijamente al suelo. "El día que me nombraron mosquetero real, me di cuenta que estaba cumpliendo con mi razón de existir, encontré un refugio aquí, en los entrenamientos, en mis amigos... ahora le agradezco a mis padres que me hayan botado como lo hicieron, sin ellos, no podría ser lo que soy ahora."
"Eres uno de los mejores, si no es que el mejor." El castaño por fin encontró el momento para expresarse. "De verdad, tu trabajo es impecable, eres leal, eres fuerte, y sobre todo, tienes un gran corazón."
Krov giró su rostro, reparando que Louis estaba llorando a lágrima tendida. Sin mencionar nada más, lo acercó a él y le dio un fuerte abrazo, cerrando sus ojos en el proceso. Louis aprendió a quererle, era su amigo y lo que escuchó le dolió hasta el fondo del alma, Krov merecía más que eso.
Se separaron cuando Liam llegó corriendo a su amigo, preocupado por la forma en la que sus ojos derramaban las pequeñas gotas. Zayn cuestionó incontables veces que había ocurrido, pero Louis le dijo que todo estaba bien, que no pasó nada malo.
Pronto, abandonaron la bodega, cerrándola como siempre y cada quién se fue a donde les correspondía. Se despidieron con un hasta mañana, y Krov se fue a descansar a su alcoba, después pasaron a dejar a Liam y finalmente, Zayn y Louis caminaron por los pasillos hacia su zona, la cual era la más retirada.
El castaño miraba a través de los grandes vitrales y canceles, se dio cuenta de la gran extensión que el patio principal tenía. Doblaron a la derecha y justo cuando iban a subir las escaleras, Louis distinguió al príncipe en su jardín, regando las flores de los arbustos.
Detuvo su andar sin avisarle a Zayn, este ya iba subiendo y hablando solo, pero fueron cinco escalones arriba, cuando se dio cuenta que su amigo se había quedado inmóvil, viendo hacia afuera.
"¿Ahora qué?" El morocho se tomó del barandal.
"Harry está afuera, ¿vamos?"
"¿Tengo otra opción?"
"No, vamos."
Se movilizaron, caminando hacia la salida que daba al pórtico del área verde y abandonaron la parte interior del castillo. El mayor parpadeó varias veces y se encontró con el príncipe de perfil a unos metros de distancia, Niall estaba con él, dándole su privacidad y espacio vital.
Zayn suspiró y su corazón latió con fuerza en su pecho cuando el consejero le reconoció y saludó con una diminuta sonrisa acompañada de una seña con la mano.
Louis, sin embargo, ya había avanzando hasta Harry pero no se atrevió a tocarle por seguridad, aunque ya había oscurecido y la luz natural se agotó, no quería exponerse.
"¿Te interrumpo?"
"Eres un mentiroso." Exclamó el menor sin hacer contacto visual con él y Louis sintió como si un balde de agua fría le cayera encima.
"Harry..."
"Tú me mentiste."
"¿De qué hablas?" En serio no estaba entendiendo nada y sus vellos se pusieron de punta.
"De esto." Le mostró una pequeña flor, con un solo pétalo sobrante. "Tú siempre dices que me quieres aún más, pero mi margarita me informa que no es así, ella dice que solo me quieres, así, simple."
Louis pudo dejar salir el aire que tenía atascado en los pulmones.
"¿Y por qué piensas eso? ¿No es mejor poner en duda la credibilidad de tu flor?" Entró en el mismo papel dramático del ojiverde.
"Pues... ¡Porque nunca me ha engañado!" Gruñó divertido, entregándole por el tallo la plantita.
El mayor la recibió, mordiendo la parte de adentro de su mejilla. Sus lagunas azules conectaron con las esmeraldas preciosas de Harry, ambas miradas brillaban diferente y tenían un destello inusual.
"Quizá si mintió." Siseó Louis, apretando sus labios.
"¡Ve! ¡Tenías que decir que no era cierto, que tu siempre me querrás aún más!" El rizado movía sus manos en el aire exageradamente.
"Es que si te mintió, Hazz."
"¡Y sigues! ¡Eres de lo peor Louis Tomlinson!"
El mosquetero lo tomó por los hombros, parando su divina actuación. El príncipe detuvo su acto teatral y se centró en el rostro frente suyo.
"Porque lejos de quererte aún más... yo te amo."
Por fortuna la noche los envolvió a ambos, la penumbra y Zayn con Niall, muy sumergidos en su tema de conversación como para prestarles atención.
Porque la forma en la que Harry se pasmó unos segundos, con las mejillas teñidas de un encantador bermellón y, sumando el brinco que dio sobre Louis para que lo cargase, llenándole de besos el rostro, fue su manera de decir "yo también te amo".
Solo Louis, Harry y la luna.
Holaaaa♡.
Aquí les dejo el capítulo de hoy, espero que lo disfruten muuuucho♥︎.
Buenas noches, besitos, les amo.
-María Tommo.
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