CAPÍTULO XXXIII
Krov iba con la frente en alto rumbo a la oficina de Kéven, tal y como se le había indicado, el muchacho tuvo que ir dos días después del aviso y si no quería tener problemas, era necesario asistir. Frotó sus manos cubiertas por sus guantes, y se mentalizó para lo que viniera, su jefe no lo iba a intimidar.
Como era de esperarse, Pierre lo esperaba al inicio del pasillo, y le saludó con un gesto, que el muchacho le devolvió. Caminaron juntos hasta la entrada de la oficina, uno a lado del otro, fue entonces cuando el mosquetero empezó a sentirse nervioso.
Peor aún, cuando la puerta se abrió y vio la silueta de Kéven a lo lejos, tomó aire para calmarse e ingresó por delante de Pierre. Él permaneció afuera, dándole paso al mosquetero y cerró la entrada cuando este ingresó. Llevó los ojos al frente, llevándose la desagradable sorpresa de que su jefe no estaba solo. De inmediato reconoció a sus compañeros, Paul, Bennet y Maxime.
¿Qué hacían ellos ahí?
"Muchacho, entra, bienvenido." Musitó el hombre, poniéndose de pie. Rodeó su gran escritorio y le tendió la mano a Krov, la sostuvo firmemente para después jalarlo hacia el frente y darle un abrazo.
"Buen día, Kév." Los ojos del más alto se pasearon por las tres personas que se encontraban de brazos cruzados, detrás de la silla perteneciente a su jefe.
Paul le sonrió de lado, con un gesto de burla mezclado con soberbia. Por su parte, Bennet le observó con el ceño fruncido y Maxime, le evadió bajando la mirada.
"Pero siéntate, siéntate mi más fiel creación." Kéven le indicó la silla frente al mueble de madera, y Krov hizo caso, acomodándose en el asiento.
"Gracias."
"¿Cómo va todo? ¿Ya estás listo para pasar al siguiente rango?" Se inclinó al frente, cruzando sus manos con interés.
"Aún no, pero si todo sale bien, dentro de unas semanas podré aplicar." Murmuró, haciendo su mejor intento por estar sereno. "Claro que usted, tendrá que estar presente."
"¡Pero claro! ¿Tú crees que me perdería tu salto hacia la grandeza? Estás equivocado."
El mosquetero estaba muy confundido, desde un inicio sospechó el por qué se encontraba ahí pero a juzgar por el buen trato, parecía haberse equivocando. Así que se relajó un poco, sonriéndole a su jefe para amenizar la situación.
"Yo lo sé, gracias a ti, somos lo que somos." Casi se muerde la lengua al decir lo que dijo, pero no podía actuar de otra manera. "¿O no, amigos?"
Llamó la atención de los tres jóvenes presentes, los cuales estuvieron totalmente de acuerdo con lo mencionado, e incluso Paul elogió el trabajo de su superior.
Barbero.
"Gracias, me he ganado este puesto a pulso." Exclamó, estirando su espalda para recargarse en el respaldo. "Pero bueno, quiero hablar contigo de algo muy importante."
"Claro, ¿qué es?" Krov le imitó, echando su cuerpo hacia atrás.
"Me he enterado por fuentes muy confiables, de que estás... como decirlo..." Kéven simuló pensar, mirando hacia el techo y poniendo su dedo índice en su barbilla. "Relacionándote con uno de tus compañeros."
"Sea directo, usted sabe que no me gustan los rodeos." El muchacho enarcó su ceja y bufó, mirando de reojo a Bennet.
Este sonreía de una forma casi macabra.
"Bien." El tono que manejó su superior, le avisó que la amabilidad se había acabado. "¿Por qué te han visto hablando con el joven Tomlinson?"
"¿Quién es el joven Tomlinson?" La demencia fue su opción más viable.
"Louis." Escupió Paul, antes que cualquier otro.
Su jefe le volteó a ver con la faz sombría, chasqueando su lengua en desaprobación. El joven suspiró, encogiendo sus hombros con indiferencia, realmente no le importa que lo reprendieran, él estaba ahí solo para disfrutar la agradable situación.
"Louis... si, sé quién es." La actitud altanera que Krov tomó, solo fue para entrar en el mismo juego. "El castaño bonito de ojos azules."
"No sé si es bonito, pero si, el escuálido ese." La molestia de Kéven se hizo notoria. "Podrías explicarme, ¿en qué momento se hicieron tan amigos?"
"Un día coincidimos en el comedor." Soltó en pocas palabras, pero concisas.
"¿Y de ahí se hicieron inseparables?"
"No somos inseparables, simplemente nos llevamos bien."
"Louis nos dijo que tú y él tenían algo que ver." Bennet acusó, mirándolo con arrogancia. "Asqueroso."
El rostro de Krov se deformó por la manera en que su ceño se frunció. "Eso es mentira, y deja de meterte en cosas que no te importan."
"Oh, no te equivoques, amigo. A mi no me interesa en nada pero quizá por eso estás atrás de él. Es un secreto a voces."
"Pues si no te interesa, cierra la boca. Escupes pura porquería."
"Son un par de maricones."
"Por el amor de dios, lo dice el que se deja follar todas las noches por sus compañeros de cuarto." La risa irónica del más alto tronó en los tímpanos de los presentes.
Ambos mosqueteros se miraban con la rabia irradiando de sus ojos. Bennet dio un paso adelante al escuchar lo último, y Krov en seguida se levantó de la silla, esperándolo. Sin embargo, Paul puso su mano frente a su amigo deteniendo su intención, sin duda no era momento de pelear.
Krov sonrió satisfecho, regresando a su postura anterior.
"¿Quieren calmarse?" Habló Kéven, había observado y escuchado toda la escena. "Parecen mocosos imbéciles peleando."
"Yo no peleo, solo me defiendo." La seguridad que el chico proyectó, hizo enfurecer aún más a los otros dos compañeros.
"A mi me importa poco lo que hagan con su vida personal. Lo que me interesa a mí es que cumplan con las demandas y no bajen el rendimiento que tienen." Habló el mayor en general, apretándose el puente de la nariz con sus dedos. "Así que ya basta, los problemas que tengan, los dejan a un lado de ahora en adelante."
Los cuatro aceptaron sin chistar, si en algo coincidían, era en que sabían que no podían ir en contra de las reglas impuestas por él, era algo establecido dónde siempre buscaron adaptarse y seguir los lineamientos.
Por su bien.
"Regresando a lo dicho, no quiero que lo que tengas con Louis, te distraiga de tus responsabilidades. Y de ser necesario, te he de prohibir que te acerques a él."
El eco en sus oídos le repitió una y otra vez la palabra prohibir. El mosquetero sabía que esto iba a pasar, sospechaba que en cualquier momento le iban a privar de la compañía del ojiazul y no había pensado en como manejarlo.
"No es necesario que me prohíba nada, estoy consciente de mis prioridades y mi lealtad como mosquetero siempre está con ustedes." Las palabras salían de la boca de Krov sin saber si iba a funcionar.
"Eso quería escuchar, eres uno de mis mejores hombres... y no quiero que resultes ser un daño colateral de todo esto." Los ojos ajenos lo miraron a través de las pestañas. "Más vale que sepas lo que te conviene."
"Lo sé, créame que no olvido de dónde vengo." Esperó sonar convincente.
Kéven le miró dubitativo, el equivocarse a estas alturas podría costarle muy caro. Todo lo tenía tan calculado, que dar un paso en falso era perjudicial y no, no se iba a arriesgar.
Notó que Krov, no estaba siendo sincero.
"Bien, puedes irte. Nos vemos mañana en el entrenamiento. Y solo para que no se te olvide... todo lo que hagas, tiene consecuencias." Musitó rotundamente, sin poder aliviar la sospecha que se le generó.
"Lo tengo muy presente, no se preocupe." Krov tomó el borde de su sombrero, y agachó levemente la cabeza hacia un lado, en seña de despedida. "Nos vemos mañana. Y hasta luego, caballeros."
La incomodidad que había entre los muchachos podía palparse. Conocía perfectamente la mala costumbre de esos tres, eran mentirosos, soplones y manipuladores. Esta vez le habían delatado con su superior y no se los iba a perdonar.
No se quedó tan tranquilo, esperaba una reacción más fuerte cuando se negó a alejarse de Louis, porque sabía por experiencia propia, que cuando algo no le gustaba a Kéven, explotaba y perdía la cabeza. Esta vez no fue así e incluso se mostró comprensivo.
Y eso solo le provocó un mayor dilema.
Cuando el mosquetero salió del lugar, toda la presión se disipó. Kéven se levantó de su lugar y caminó hacía sus tres aprendices, los cuales lo miraban un poco incrédulos a lo que había pasado hace un momento.
"No hiciste nada de lo tenías que hacer." Paul arrugó el entrecejo, sintiéndose defraudado. "Lo dejaste ir como si nada a continuar con su estúpido romance."
"Además, ¿qué fueron todos esos halagos? Ni siquiera es tan bueno." Ahora fue Bennet quién habló.
"¿¡Ustedes dos son idiotas!?" Les gritó, provocando que Maxime brincara en su lugar. "No podemos confiar en él. Necesito que lo vigilen."
"¿Estás bromeando? Suficiente tenemos con estar cuidado a tus gobernantes como para andar detrás de esa bestia." Paul gruñó, avanzando al centro de la oficina.
"¡Encuentren la manera, no puede ser que todo lo tenga que hacer yo!" El mal humor de Kéven salió a flote, alcanzando al muchacho. "¡Ustedes tienen que obedecerme!"
"¿Y luego? ¿Cuál es el punto de esto?"
"El punto de esto es saber con exactitud que piezas mover, y no cuestiones mis métodos. De no ser por mi, esto no estaría funcionando."
"Tú primer fantástica idea resultó ser un asco." Murmuró Bennet entre dientes.
"Cállate, precisamente por eso, ahora todo tiene que ser con precisión."
"Bien, nosotros nos haremos cargo." Por primera vez, Maxime se integró a la conversación. "Es decir, yo puedo encargarme."
"Bien." Kéven sabía la eficiencia de ese mosquetero, nunca le quedó mal y era el más apto para la tarea. "Necesito que me informes cada paso que se le ocurra dar, todo, hasta lo más absurdo."
"Cuenta con ello."
Los otros dos le dedicaron una mirada orgullosa a su amigo, estaba de más decir que él, a pesar de ser el más joven y callado, era algo así como el cerebro del grupo, siempre tenía las soluciones listas cuando se necesitaban.
El jefe de los mosqueteros sonrió dichoso, pronto tendría todos los puntos importantes cubiertos, y esperaba poder deshacerse sin contratiempos de todas las trabas que tenía enfrente.
Costara lo que costara.
Más tarde, ese mismo día y justo antes de comenzar la práctica en la bodega, Krov le informó todo lo que había pasado a Louis No podía perder tiempo, quizá todo estaba contra reloj y ellos no sabían.
"Estoy seguro de que creyó que me iba a doblegar." El más alto caminaba de un lado a otro, con los tres pares de ojos siguiéndole. "Pero se dio cuenta, estoy seguro de que se dio cuenta."
"¿De qué?" Liam preguntó.
"No me creyó, no creyó nada de lo que le dije y va a estar encima de mi." Krov estaba hablando consigo mismo. "Maldita sea, ¿por qué no inventé algo mejor?"
Zayn, Louis y Liam se miraron entre sí, guardando la compostura mientras la crisis existencial de su entrenador pasaba. No querían entrometerse hasta que él estuviera tranquilo.
"Todo esto es un caos, es un caos." Musitó en voz bajita, mirando a Louis en seguida. "Perdón."
"¿Eh? ¿Perdón por qué?" El ojiazul arrugó su nariz.
"Porque siento que esto no va a terminar bien, Lou." El muchacho suspiró, buscando las palabras correctas. "Quiero decir, Kéven espera que ustedes fallen... ese es el punto de todo esto, está esperando que fracasen."
"Pero no vamos a fallar en nada, ¿acaso no dijiste que vamos avanzando bien?" Zayn sintió un escalofrío.
"Lo hacen, pero no sé si sea lo suficiente."
"¿Cómo?" La saliva se quedó atorada en la garganta del castaño.
"Lou, él se va a enterar que yo les estoy ayudando. Y cuando lo haga, todo se irá al carajo, estoy seguro de que me va a mantener bajo inspección." Krov estaba casi titiritando por las malas sensaciones que le atacaban.
"Pero hemos sido lo suficientemente discretos..." Liam hizo un puchero y miró a sus amigos. "¿Qué vamos a hacer?"
"Por lo pronto suspender esto, estamos en riesgo, tanto ustedes como yo." Decretó, y el angustia les llenó el alma a todos.
Todo estaba en silencio, había cuatro personas asustadas ahora. Porque el miedo era la opción más coherente en ese momento, era todo lo que podían sentir.
"Krov." La voz de Louis los sacó de su ensimismamiento.
"Dime."
"Enséñanos a disparar."
Y de nuevo, todos se quedaron mudos. Zayn abrió los ojos de forma exorbitante, y Liam pestañeó suspicaz. El ojiazul estaba en una especie de trance emocional, si sus sospechas eran ciertas, Harry estaba corriendo mucho peligro.
Y tenían que estar listos.
"Lou, no sé-"
"Por favor. Es necesario, tu mismo lo dijiste, Kéven está esperando que fallemos y no lo pienso hacer. ¡No pienso poner en riesgo a la única persona que le está dando sentido a mi vida!"
"Boo..."
"No voy a dejar que le hagan daño, y no me importa lo que tenga que hacer, Harry va a estar a salvo porque yo me voy a encargar de protegerlo." Las manos le habían comenzado a temblar.
"Louis..."
"Ya estoy harto de vivir así. Que siempre nos subestimen." Los preciosos ojos de Louis ahora estaban inundándose en lágrimas. "¿Sabes que es lo gracioso?" Se dirigió a Zayn, quién le veía con tristeza. "Que nunca creí sentirme como me siento ahora, nunca creí ser capaz de dar mi vida por una persona..." Su tono de voz se relajó, desviando la mirada al suelo. "Y ahora entiendo perfectamente todo, ahora entiendo cuando papá decía que mamá era su alma gemela y que no podría vivir sin ella."
Louis se había roto, para la sorpresa de Krov, el ojiazul estaba llorando de una manera inconsolable, entre los brazos de Liam. Zayn los miraba ambos con un nudo en la garganta, pocas veces había visto a Louis así, era el único que siempre se mantenía firme ante cualquier riesgo, pero ya había aguantado demasiado.
"Boo, calma... todo va a estar bien."
Y Louis no creía en las mentiras. Pero esta vez, quería hacerlo, deseaba convencerse a sí mismo de que todo iba a estar bien.
Krov se acercó a Zayn, pasando su brazo por los hombros del morocho, había muchas emociones encontradas en su ser. Desde la tristeza de ver a Louis así, hasta la desilusión de saber que nunca lo vería de la forma en la que él hubiese querido.
Si no estaba equivocado, Louis amaba al príncipe. Y tras una mirada interrogativa, Zayn asintió con su cabeza, como si por telepatía adivinara a que se refería.
Lo cierto era que Zayn no estaba del todo lúcido, el ver a sus amigos de tal modo, le causaba dolor.
"Lou... lo haré, pediré prestadas las armas de mis amigos, lo haré, les voy a enseñar." Krov se intento acercar pero algo lo detuvo. "Quizá podamos ir al bosque, tendremos que alejarnos lo suficiente del reino."
El llanto de Louis no había cesado aún, estaba privado, secando sus lágrimas en la casaca del ojimiel.
"Solo, Liam... Maxime estaba ahí también, no sé si sea conveniente que nos acompañes ahora."
El nombrado levantó la mirada, arrancando con sus dientes la piel muerta de sus labios por los nervios tan alterados.
"No te preocupes, sé lo que hay que hacer."
Holaaaa♡.
Acá les dejo el capitulo de hooooy, espero lo disfruten. #Miedo.
Nos vemos mañana, besitos, cuídense. ♡
-María Tommo.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro