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CAPÍTULO XXXI

La noche había caído, y con ello, la tormenta se había intensificado. Los rayos caían uno tras otro a lo lejos, iluminando toda la habitación real. Harry no les temía mucho, simplemente intentaba ignorarlos para no tener un ataque de nervios.

Había dejado la puerta sin seguro, tal y como Louis se lo había pedido. Se había aseado y colocado su camisón de pijama, el más bonito que tenía; era color rosa, uno muy claro, tenía unos cuantos listones en los puños de las mangas, al igual que en el cuello. Si bien no era lo más seductor que tenía en su armario, cuando menos era lo más lindo.

Cerró sus ventanas para que el viento del exterior no azotara los cristales y tampoco entrara el frío a su pieza, la última vez que eso pasó, se resfrió.

Quería malgastar la noche... pero los minutos corrieron y Louis no apareció. Al principio, el príncipe se mantuvo tranquilo, sentado en su cama, hojeando un libro aunque no le estuviese prestando atención. Pero a medida que el tiempo avanzaba, comenzaba a creer que el mosquetero no iba a entrar a verle.

Un gesto de inconformidad se presentó en su cara, no escuchaba ninguna voz afuera, la lluvia cayendo sobre los marcos de las ventanas, y los charcos rebotando las gotas era lo único que podía oír.

Sintió un escalofrío de repente, gracias al cielo, su habitación estaba perfectamente alumbrada por los candelabros, así como por las distintas velas ubicadas en sus muebles. Eso le ayudaba.

Pero Louis no venía y no sabía porqué.

Así que se cubrió sus hombros con una manta por el frío, tomó uno de sus candiles y decidió dar un vistazo.

Harry no tenía miedo, él sabía que los guardias no se movían de su puerta, y mucho menos en esos días, pero se preocupaba por el mosquetero.

Cuando salió a su estancia, la cual estaba iluminada debilmente, lo primero que hizo fue mirar el pequeño comedor, no había nadie ahí. Lo segundo, el escritorio, y tampoco había nada. Su tercer opción fue el sofá, y justo ahí, vio el rostro de Louis, sus ojos cerrados y su cabeza ligeramente inclinada, su respiración calmada y su cuerpo encogido por el frío.

Se había quedado dormido.

Harry suspiró, y caminó hasta él para colocarle encima la manta que traía y cubrirlo, cuando menos que se tapara con algo. Se tomó el tiempo también de buscar las demás sábanas que usaban ellos para dormir; buscó en la cómoda y no encontró ninguna.

Ignoraba que Zayn se las había llevado todas a su alcoba, al final, el pelinegro estaba seguro de que su amigo no las usaría.

Intentó no hacer ruido para no despertar al ojiazul, pero tras la detonación por la caída de un relámpago, el brinco que dio provocó que el candil se le escapara de las manos, estrellándose contra el piso.

Se regañó en sus adentros cuando vio al mosquetero levantarse a la velocidad de la luz, descubriéndose totalmente y tomando su espada para ponerse en posición. Lo había asustado.

"Cálmate, cálmate, soy yo." El rizado levantó su vela, antes de que el fuego incendiara la alfombra.

"Diablos, me espantaste." Louis se colocó la mano en su pecho, sintiendo la rapidez de sus latidos. "¿Todo bien?"

"Si, solo venía a ver si estabas bien, te quedaste dormido y no quise despertarte... pero un relámpago cayó muy cerca de aquí, supongo... y me asustó." El príncipe parecía arrepentido de haber interrumpido su sueño. "Lo siento, Lou."

El cerebro del mayor tardó unos segundos en entender lo que estaba pasando, no supo en qué momento el sueño le venció. Lo último que recordaba era estar esperando a que diera la media noche para ir con Harry, al parecer no llegó siquiera a las diez.

"No, discúlpame tú a mi." El castaño dejó su espada de nuevo sobre la mesa de centro, y se desplomó en el sofá. "¿Estuviste todo el rato esperándome?"

"No mucho, aunque parezca, no es tan tarde. El clima lo hace ver así." El príncipe miró el rostro apenas visible del mosquetero, sus ojos se habían cerrado otra vez.

"Mjm, no sé como me quedé dormido." Siseó.

"Será mejor que yo también me vaya a dormir, Lou. Espero que descanses."

El menor apagó su vela, dejándola sobre uno de los muebles del lugar. Pasó por enfrente del sofá, y se detuvo para dejar un beso de buenas noches en la frente del mayor.

Cuando se separó y se dispuso a regresar a su cama, la mano de Louis le atrapó por la muñeca, evitando que se fuera.

"Tú y yo tenemos algo pendiente, hasta donde recuerdo..." Los ojos del mayor seguían cerrados. "Y solo así, vamos a poder dormir bien."

Jaló de su brazo, haciendo que el ojiverde perdiese el equilibrio. Sin embargo, Louis fue más rápido, tomándolo de la cintura para hacer que cayera sobre su regazo. La ausencia de luz, no le otorgaba el derecho de ver del todo las facciones de su príncipe, pero si lograba distinguirlas.

"Si estás cansado puede ser después, duerme si quieres Lou." Harry habló, removiéndose sobre el chico. "No te preocupes..."

"No me preocupa, amor. Pero creo que ahora el que necesita de ti, soy yo." Susurró en su oído y el rizado casi gime ante el sensual tono de voz.

"D-de verdad, no tengo problema... si tienes sueño, puedes dormir." El ojiverde también estaba muriéndose de las ganas, pero no quería ser desconsiderado.

Sabía que Louis tenía muchas tareas por cubrir a lo largo del día, no quería convertirse en una carga más para él.

"Dime si tu no quieres, y los dos nos vamos a dormir, precioso."

"¿Estás jugando? Yo... yo si quiero."

"¿Entonces?" Louis le miró, recorriendo sus labios con su dedo índice.

"¿N-no estás cansado?" Preguntó y sintió que algo se había encendido en su abdomen.

"Solo me dormí un rato, mejor aún porque me he repuesto."

Con posesión, sus manos se apretaron a la cintura del príncipe, y acomodó la postura, de manera que ahora Harry estaba sentado sobre él a horcajadas.

Su posición favorita.

Harry jadeó cuando de inmediato sintió el miembro del ojiazul en su trasero, ya estaba duro, y ni siquiera lo había tocado aún. Eso solo lo llenó de una satisfacción increíble, Louis también quería tenerlo a él.

El mayor subió hasta la cintura el camisón que portaba su príncipe, dejando al descubierto sus piernas. Quiso morderlas, apretarlas y marcarlas hasta el cansancio, pero esa noche quería hacer algo más. Sus manos traviesas se colaron por debajo de la pijama de Harry, y este solo se contrajo cuando el frío de las palmas le recorrió la piel. Subió ambas manos, hasta tocar con sus dedos los bonitos pezones del muchacho, y este se retorció cuando sintió un pellizco en ambos.

"Hazlo de nuevo." Pidió el príncipe, llevando sus manos a los hombros del chico. "Por favor, de nuevo."

Y Louis lo hizo, apretando entre su dedo índice y pulgar las pequeñas protuberancias. Aunado a ello, realizó ciertos movimientos circulares, estimulando la zona erógena del rizado.

"¿Te gusta? ¿Disfrutas de esto?"

Harry no respondió, estaba muy ocupado gimoteando en voz baja y arqueando unas cuantas veces su espalda.

Al no recibir respuesta, un poder extraño le consumió, y sin compasión, tiró del pezón derecho de Harry, consiguiendo como recompensa un sonido todavía más agudo.

"Te pregunte si lo disfrutabas." Acercó su boca a la del menor.

"Si... lo d-disfruto mucho. Me encanta." Apenas pudo responder, antes de que su pezón izquierdo, corriera con la misma suerte.

"Buen chico."

Harry no coordinaba aún, solo estaba gozando del placer proporcionado por las benditas manos de su amante. Sintió el aliento de Louis chocar contra su boca, y fue ahí cuando buscó los labios ajenos a tientas.

Se fundieron en un beso erótico, dónde las lenguas de ambos entraron en una pelea a muerte, chocando entre sí y buscando calmar la sed que los carcomía sin remedio.

Louis retiró una de sus manos del pecho, llevándola hasta uno de los glúteos del príncipe, aún estaba cubierto por su ropa interior pero lo estrujó sin piedad. No siendo suficiente, se tomó la libertad de introducir su mano, para tener un mejor contacto.

"¿Esto es lo que quieres?" Jadeó, sosteniendo el labio inferior de Harry entre sus dientes.

Al no poder responder con palabras, el menor dejó que sus acciones lo comunicaran. Movió su cuerpo encima del regazo de Louis, creando una fricción exquisita, que volvió locos a los dos. El mayor le ayudó, incitando cada vez más los movimientos.

Los gemidos de ambos muchachos estaban empezando a llenar la estancia, y agradecieron infinitamente que los truenos siguieran su curso, no había de que preocuparse.

"No sé qué esperas Louis." Demandó Harry, refregándose con desesperación.

"¿Me quieres ya? ¿Acaso eres tan desesperado? Creí que que te dolía el cuerpo." Louis jadeó, echando su cabeza hacia atrás en el sofá. Su príncipe se frotaba contra su polla tan bien.

Harry llevó una de sus manos a la quijada de Louis, y con un jalón, le obligó a regresar la vista hacia él.

"Tú me quieres a mi. ¿Acaso no te gusta... tenerme pidiendo por más?"

"¿Acaso a ti no te gusta rogar por ello?" El mayor enredó sus dedos en el cabello del rizado.

Harry solo sentía el bulto de Louis entre los pliegues de sus glúteos, lo estaba desorbitando y cegando por completo.

"Yo te rogaría lo necesario."

Sin detenerse, el menor sacó su lengua y la pasó por la mandíbula del ojiazul, hasta llegar a sus labios. Eso solo lo excitó más y no pudo contenerse, cuando estrelló la palma de su mano en la nalga de Harry.

El chillido que escapó de su boca, fue música para sus oídos.

"Detente, n-no me voy a correr sin antes haber follado tu lindo culo, amor." Louis le obligó a parar.

"Pues hazlo... Fóllame, Louis."

A la petición y gracias al gran apetito sexual que los consumía, Louis retiró la ropa de Harry, sacándole el camisón por encima de su cabeza, y le ayudó a pararse para de igual forma, deshacerse de su ropa interior.

El mosquetero también quitó su ropa, y únicamente se dejó sus calzoncillos. Los ojitos del menor brillaron cuando vio la erección que había provocado, cubierta por la tela.

El príncipe se mordió el labio, y cuando iba a decir algún cumplido, la mano de Louis tomó la suya y lo colocó frente al sofá.

"Vamos a cambiar un poco la posición."

Le pidió que se subiera de rodillas, y estando ya de tal modo, el castaño colocó la mano en su espalda. De esta forma, le guió para que se inclinará hacia el frente sobre el reposabrazos, apoyando su torso ahí.

"¿Estás cómodo?" Louis tocó su propia polla, ante la imagen frente a él.

El trasero del príncipe estaba elevado, y gracias al tamaño del sofá, podía separar las piernas a su gusto. Sus manos se tensaron a la cubierta del mismo, y su respiración se atascó al sentirse tan expuesto de nuevo.

Pero le gustaba.

"No sabes la vista que tengo desde acá." El mosquetero habló a sus espaldas, mientras acercaba sus dedos a la boca del menor. "Luces divino, como un ángel."

Y sin dejar que Harry hablara, le impulsó a lamer sus dedos para poder prepararlo correctamente. No protestó, y con dedicación, él se dedicó a chuparlos, jadeando alrededor de ellos con anticipación a lo que estaba por venir.

Cuando por fin estuvieron lo suficiente ensalivados, Louis regresó a su posición. Con su mano libre, tomó uno de sus glúteos y acercó los dedos a su entrada.

"En serio Harry, no sabes lo lindo que eres." Halagó, mientras lo penetraba lentamente con su dedo índice. Obtuvo un gemido y una espalda curveándose como reacción.

"L-Lou, ¡diablos!" Gruñó, al sentir el dígito salir y entrar en él, a un ritmo considerable.

"Gime Harry, nadie te va a escuchar." Espetó, y sin advertencia previa, introdujo el segundo dedo.

Haciendo tijeras con ellos, el mayor se encargaba de dilatarlo, tomándose su tiempo y haciendo que el rizado lo disfrutara. Y parecía estarlo haciendo porque lo único que salía de entre su labios, eran los ruidos más obscenos que Louis jamás había escuchado.

"¡Más, Lou, más! P-por favor..."

El miembro de Harry dolía, y el de Louis aún más, los dos estaban en un momento clave. Se necesitaban el uno al otro.

Cuando Louis curveó la punta de su dedo, y Harry gritó ante la ola de placer que le invadió, supo que ya era momento de darle a su príncipe lo que estaba esperando. Retiró ambos, dejando un vacío en Harry que pronto iba a ser llenado de nuevo, por eso no repeló. El menor aprovechó la pausa para tomar aire y limpiar con su mano el sudor que le cubría la frente.

Louis por fín había liberado su erección, tirando su ropa interior en algún lugar de la estancia. Se acomodó con una rodilla sobre el sofá, y su otra pierna se afianzó del piso para poder tener un mejor ángulo.

"Voy a acabar contigo, mi príncipe."

Harry lo esperaba con ansias, así que meneó su trasero frente a los ojos ajenos. Louis babeó ante eso, literalmente, porque escupió entre sus nalgas, viendo su saliva recorrer el camino hasta su agujero

Incrementó la lujuria en el más joven.

"Hazlo Lou, por favor." Imploró, mirándolo por encima de su hombro. "M-mira como me tienes..."

La coherencia del mosquetero se fue al demonio, tomó su propio miembro, y tras alinearse entre las piernas de su chico, se enterró por completo en él, de una sola estocada.

Harry gimió alto al sentirse lleno de nuevo, el dolor que sintió le causó un extraño placer sin embargo, y cerró sus ojos con fuerza, apretando sus manos en puño.

"Esto necesitas, tú necesitas esto Harry..." El gemido de Louis, provocó que la polla del menor empezara a gotear.

"Si, si, si." Repitió el rizado, acostumbrándose a la intromisión.

Cuando el castaño sintió las paredes alrededor de su miembro relajarse, comenzó a moverse a un ritmo considerable, pero lo más profundo posible. Los gemidos y gruñidos se comenzaron a hacer más presentes que nunca, la posición beneficiaba tanto al príncipe, ya que su próstata era rozada con cada embestida.

El cuerpo de Harry se mecía de adelante hacia atrás en el sofá, su cabello le cubría el rostro y sus dedos estaban encajándose en el reposabrazos. Por su parte, Louis se dedicaba a clavarse con rudeza dentro del cuerpo del más joven.

Eran un caos.

"¡Louis!" Aquella palabra era la única que Harry parecía conocer. "L-lou, dios... ¡Louis!"

Las exigencias del príncipe llegaban al mayor, y este solo lo complacía, embistiéndolo con vehemencia. La piel de su culo chocaba repetidas veces con su cadera, la lluvia afuera, y la falta de luz, había creado una atmósfera tan lasciva en la que ambos se sumergieron.

La boca de Harry formaba una perfecta "o", el labio inferior de Louis estaba comenzando a sangrar por la fuerza con la que lo mordía, y su mano, ahora tiraba de los rizos que tanto amaba, arqueando como consecuencia la espalda del ojiverde.

La velocidad había aumentado, no tenía idea de como, pero las penetraciones eran casi inhumanas, estaban dejando sin aire a Harry y él lloriqueaba por ello.

Sus cuerpos eran una masa sudorosa, los ojos del menor se mantenían cerrados y su boca completamente abierta. Su rostro estaba alzado, Louis no dejaba de jalar con aspereza de su cabello, ni de follarlo de esa forma tan insaciable.

Sintió pronto su orgasmo formarse, ni siquiera tuvo la necesidad de tocarse, ya que estaba muy ensimismado en no soltarse del sofá para no irse de frente. La brusquedad con que Louis arremetía en su contra, le sacudía todas las entrañas.

No pudo avisar, esta vez no tuvo manera, cuando su liberación le alcanzó, corriéndose sobre el sillón y manchando su propio abdomen. Sollozó y jadeó justo cuando Louis le jaló de los cabellos una vez más.

El mayor lo notó y sonrió.

"Sé bueno, aguanta para mi... y-ya casi."

Harry no respondió, la idea de sentirse usado, solo aumentó la nube de placer en la que estaba ahora, sus sentidos estaban bloqueados y su cuerpo lo sintió liviano.

Bastaron unas cuantas acometidas más, para que Louis llegara al clímax con un gruñido, derramándose en todo el interior de su príncipe quién le brindó un delicioso gemido al sentirse sobre estimulado. Ambos muchachos estaban aturdidos, Louis incluso sentía sus piernas flaquear, estaban intentando regular sus respiraciones.

"Eso fue fantástico... D-desde ahora tendremos que usar este sillón todas las noches..." Por fin Harry pudo articular palabras.

Louis se río ante la idea, que si bien no le pareció tan mala, no sabía si podía ser posible. Luego de unos segundos más, cuando se sintió capaz de pararse sin caer, salió del interior del príncipe, y éste maldijo en voz baja cuando sintió el semen recorrer el interior de sus muslos.

Esta vez fue el mosquetero quién terminó agotado, y fue el príncipe quién se encargó de llevarlo como pudo a su habitación, aventándolo al colchón como si de un saco de papas se tratara.

Louis no respingó y con una sonrisa en los labios, simplemente se envolvió en las sábanas, cayendo noqueado. Se había drenado.

Y Harry con la poca energía que le sobraba, recogió las prendas y las botó en el cesto de la ropa sucia. Miró las manchas de semen en la tapicería del sofá, anotando mentalmente limpiarlas mañana temprano.

De igual forma, Niall se iba a sorprender cuando viera la ropa del mosquetero, mezclada con la suya.

Holaaaa♡.

Les dejo el capítulo de hoy, mjm, espero lo disfruten. ♧

También quiero decirles que el capítulo de mañana es puramente ziall😭, una disculpa, pero es mi ship culposo.

Bueno, nos vemos mañana, cuídense y no olviden su cubrebocas al salir.♡ les amo, besos.
-María Tommo.

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