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CAPÍTULO XXVII (Parte I)

Al llegar a la habitación del rizado, Louis dejó el abrigo del menor sobre el sofá. Harry ya estaba en su habitación, tal y como lo dijo, iba a tomar un baño puesto que se encontraba desaliñado. Zayn y Louis entraron al sanitario de la estancia para lavar su cara y manos con jabón.

Después, el mosquetero se sentó a un lado del abrigo del príncipe, y echó su cabeza hacia atrás, manteniéndola en el respaldo. Se mantuvo en esa posición unos segundos, cerrando sus ojos; estaba tan sumergido en su mente, que no notó cuando fue que su sombrero se cayó a la parte trasera del sofá.

Zayn le observó sin decir palabra alguna, era como si adivinara lo que sentía su amigo y sabía que algo lo tenía inquieto.

"Hey, todo está bien." Murmuró, acercándose a él. "No le pasó nada a Harry, al parecer es igual de bueno que la princesa."

"Ya lo sé." Louis no abrió los ojos. "¿Pero me siento extraño por otra razón."

Zayn arrugó el entrecejo. "¿Qué tienes?"

"Nada, creo que solo es cansancio."

"Bueno, puedes descansar un rato, aún faltan unas horas para el almuerzo y nuestra práctica."

El mayor no dijo nada, estaba en un estado de concentración muy profundo y Zayn prefirió no insistir. En cambio, este fue a sentarse en el suelo, recargando su espalda en la pared aledaña a la puerta e igual cerró sus ojos.

Las imágenes de Harry en el patio se reproducían en la mente de Louis, era inaudito que ese talento que el menor poseía, no lo supiera. Pero ahora estaba arrepintiéndose de haberle visto, no quería admitirlo, pero eso había subido un poco su temperatura.

Y no, no estaba enfermo.

Estuvo a punto de quedarse dormido entre sus pensamientos, hasta que los dedos de alguien, pellizcaron su mejilla. Abrió sus ojos de inmediato, regresando a la realidad cuando se encontró con el tono de verde que más adoraba, frente a él.

"¿Puedes colgar mi abrigo en mi armario? Por favor." Murmuró con la voz escasamente audible.

"Claro, yo... ya voy."

Louis se levantó tan rápido del sofá que se mareó y su vista se nubló por un momento. Se sostuvo del reposabrazos, hasta que la horrible sensación pasó, y cuando logró recobrar sus sentidos, tomó con una mano la prenda del príncipe y avanzó hacia su recámara.

El ojiverde ya estaba ahí, por ello dejó la puerta abierta para que Louis entrara sin ningún problema. El estado del castaño era indescifrable, se sentía como ido, no podía mantener en dominio su parte racional.

Se acercó al mueble de madera finamente pulido, lo abrió y colocó en su lugar el abrigo del menor. Curioseó, pasando sus dedos por toda la hilera de ropas que habían colgadas, pulcramente acomodadas. Intuyó que Niall se encargaba de eso.

No se percató de cuando Harry se dedicó a ponerle seguro a la puerta. Ni tampoco se había dado cuenta de que el príncipe le estaba viendo fijamente, recorriendo toda su fisionomía de arriba a abajo. Lo notó cuando se dio la media vuelta, y el contacto visual le produjo escalofríos.

"¿Qué opinas? Puedes ser honesto." El rizado se acercó a él. "¿En serio crees que lo hice bien?"

Louis trató de aquietar su interior. "Ya te he dicho que si, de verdad, lo hiciste maravillosamente."

"Mamá dijo que había nacido con estrella, que era la herencia de la familia." Comentó en un tono burlesco.

"Eso parece, tú y tu hermana son muy buenos."

"Ella es muy superior en ciertas cosas, siempre ha sido mi ejemplo a seguir." El menor liberó la tensión de sus hombros.

"Puedo preguntar... ¿por qué tu padre le pidió a Keven que fuéramos los mosqueteros quienes los protegieramos?" Murmuró, alzando ambas cejas. "Me refiero a que no parecen necesitarlo."

"Es algo exagerado pero haría todo por nosotros. Podemos defendernos, si, pero por lo menos yo no sé usar un arma de fuego. Ustedes si."

Louis quiso decir un "Yo tampoco sé", pero se detuvo. Esperaba nunca tener que usar una, ni siquiera tenía la propia, Krov dijo hace unos días que les enseñaría y les proporcionaría unas pero aún no las conseguía, ahora estaban planeando tomar prestadas tres de las que habían hallado en la bodega.

"Ya veo, son muy independientes aun así."

"Si, creo que lo somos."

El verde y el azul se mezclaron en silencio, dejando que sus ojos hablaran por si mismos. Un destello en ambas miradas, un suspiro relativamente largo y la tensión flotando en el aire.

Louis tomó la iniciativa, acercándose al príncipe. Su mano acunó la mejilla de Harry, y este cerró sus ojos ante el contacto, deleitándose con la caricia proporcionada. El dedo pulgar del mayor viajó hasta los labios del ojiverde, y con sutileza hizo una ligera presión entre ellos, obligándole a que los entre abriera.

La forma en la que vió a Harry era sencillamente demasiado para el ojiazul, fue como verlo fuera de su zona de confort, notar que no era solo el bonito príncipe que todo el mundo pensaba, si no también un buen contendiente que sabía mucho más de lo que cualquiera podría imaginar.

Desde el día del intento de secuestro, no le habían permitido al menor salir del palacio al pueblo, tenían que mantenerlo a salvo, según las palabras de Desmond. Pero Harry era más que eso, Louis estaba viendo algo que sus padres aún no lograban... El chico era autónomo e independiente.

El castaño había gozado de observar al menor, le atraía aún más que fuera capaz de hacer tantas cosas, al igual que la inteligencia que poseía. No había mucho que decir ya.

"¿Tomaste un buen baño?"

"Si, estuvo relajante." El príncipe abrió de nuevo sus ojos, para mirar al mosquetero.

"Que bueno, ahora puedes... descansar." Louis sentía su pecho martillar. "¿Necesitas algo más?"

El rizado atrapó su propio labio entre sus dientes antes de responder. "Si, a ti."

No dejo a Louis hablar siquiera, se apegó de un tirón a él, en busca de sus labios. La reacción del mayor fue casi instantánea al colocar sus manos en la cintura del ojiverde, cerrando sus ojos para recibir el beso que tanto estaba anhelando.

Esta vez las cosas no comenzaron dulces y tiernas, el contacto desde el inicio fue brusco, rudo y áspero, ambos buscando saciar lo que les estaba quemando por dentro. Porque Harry si estaba desesperado por sentir el toque de Louis.

Sus dientes chocaron unas cuantas veces, se tambalearon entre los brazos del otro cuando uno estaba buscando llevar el control del beso. Louis tiró y mordió el labio inferior del príncipe, a lo que este gimió sin contenerse.

"Necesito ayuda Louis." Demandó, separándose de él. "En serio, necesito ayuda."

"La tendrás, te lo prometo."

Esta vez sentían su piel quemar debajo de sus ropas, todo lo que necesitaban lo tenían enfrente del otro.

Pronto Louis avanzó hacia el frente y con tres pasos, logró que la espalda del príncipe pegara con la pared. Aprisionó el cuerpo del menor, colocando su rodilla entre sus piernas, una de sus manos le poseyó la cadera y la otra se enredó en su cabello, aún húmedo por la ducha que había tomado.

De nueva cuenta, se besaron con frenesí, los dedos de Harry le recorrían la espalda cubierta por las telas de sus prendas, y eso no era suficiente. Necesitaban más, mucho más.

"Quítate esto... L-Lou, quítatelo." Rogó.

"¿Te estorba?" La sonrisa que ahora tenía en su rostro era burlona, y jodidamente caliente para el gusto del ojiverde.

"Si, te ordeno que te lo quites."

Dicho eso, Louis río bajito, separándose solo un momento para retirar con rapidez su casaca que ahora le estaba empezando a producir calor. Después se deshizo de su pechera y camisa, con una velocidad tan impresionante que dejó a Harry boquiabierto. O tal vez no fue por eso, sino porque el torso del mosquetero estaba al descubierto, frente al par de ojos que le miraba con las pupilas levemente dilatadas.

Louis lo notó, observó como Harry se relamió los labios, dejándolo en la cuerda floja. Lo pensó por un santiamén, una vez acercándose a él iba a llegar a un estado de no retorno... aún estaba a tiempo de detenerse y salir corriendo de ahí.

Sin embargo, el príncipe pareció notar lo varado que el mayor se había quedado, así que sin pensarlo dos veces, comenzó a desabotonar su camisa, frente a la mirada inquisitiva de Louis.

La dejó caer al suelo, respirando con pereza. "Dijiste que me ayudarías."

Esas palabras fueron suficientes para que al ojiazul entrara en trance, olvidándose que su amigo estaba en la estancia.

Harry solo pudo sentir su boca siendo prácticamente atacada por Louis, su lengua buscaba acceso y él se lo dio. El rizado ahogó un gemido en medio del beso, sintiendo una corriente de placer recorrerle el cuerpo.

El mayor notó que tenía al príncipe a su merced y su entrepierna resentía todo aquello. Le tomó de las caderas, y con fiereza, le giró por completo, dejando su pecho desnudo en contra del muro.

La mejilla del rizado igualmente se apoyó ahí, y sus pomposos labios se separaron, su piel se erizó con el frío y sus pezones se endurecieron. Louis se juntó a él, dejando su propio pecho reposar contra su espalda, y presionó su ahora erección en el trasero del príncipe.

"Voy a preguntar, aunque probablemente ya sé la respuesta..." Acercándose a su oído, el ojiazul habló. "¿Estás seguro de esto?"

Harry parpadeó, fascinado por el poder que Louis estaba demostrando.

"¿Harry?"

"La respuesta va a ser siempre la misma Lou... y-yo te necesito." Balbuceó, al sentir el miembro del ojiazul rozar contra él.

"Mi príncipe." Susurró, restregando aún más su hombría, bajo la tela de su pantalón. "Te prometo que cuidaré de ti."

Harry asintió debilmente con los ojos cerrados, y Louis sonrío de lado; acto seguido, comenzó a repartir besos húmedos por la parte superior de su espalda, bajando con lentitud. Lamía con delicadeza mientras se colocaba de rodillas detrás del príncipe.

El cuerpo del menor temblaba de dicha, sentía los labios del mosquetero recorrer cada centímetro de su piel, hasta que se detuvo. Quiso protestar, pero cuando las manos contrarias le envolvieron la cadera, buscando a ciegas el broche de su pantalón... entendió lo que Louis necesitaba.

Así que le ayudó, y con sus propias manos, desprendió los botones de la prenda para facilitarle el trabajo al ojiazul.

Bondadoso.

Su ropa cayó por sus piernas al ya no tener con que sujetarse, afortunadamente este se encontraba descalzo, lo cual le beneficio en demasía. Harry levantó sus piernas para permitir el despojo de su pantalón.

Louis admiró sus piernas, su boca se hizo agua ante la bendita imagen y su parte racional se apagó completamente. Tomó el borde de la ropa interior de Harry, y la prenda corrió la misma suerte que sus pantalones, siendo retirados por completo de la escena.

Harry se removió en contra de la pared, colocó las palmas de sus manos en esta y se sobresaltó cuando Louis le obligó a abrir un poco más sus piernas, echando su cadera hacia atrás. No lo esperaba, de verdad nunca se imaginó lo que el mayor estaba por hacer.

El ojiazul tomó el trasero del príncipe con sus manos, lo apretó un par de veces, escuchando los leves jadeos en respuesta. Mordisqueó sus propios labios cuando se inclinó hacia el frente, para después pasar su lengua entre el pliegue de sus glúteos.

El ojiverde gimió dócil, sus ojos se abrieron ante la ola de placer que había sentido. El mayor repitió la acción varias veces, lamiendo con lentitud la misma zona.

"Louis, ¿q-qué..? ¡Dios mío!" Gruñó, sin poder completar su pregunta.

La lengua ajena juguetaba alrededor de su entrada, las manos de Louis se dedicaban a masajear su trasero, separándolo para abrirse paso en él y su miembro palpitaba en búsqueda de liberación, el cuál, aún no había sido atendido por el mosquetero.

Porque al parecer tenía otros planes esta vez.

"¿Quieres que siga?" Cuestionó desde abajo, buscando el rostro del menor. "Dime Harry, ¿quieres que siga?"

"Si te detienes... yo mismo me voy a encargar... de que te manden a otro reino." Murmuró con decisión, mirando hacia abajo de soslayo.

Louis casi se carcajea, su príncipe estaba tan necesitado como él. El rizado iba a regañarle de nuevo, pero el único sonido que su boca produjo fue otro sonoro gemido, cuando el mosquetero por fin introdujo la lengua en su entrada.

Ahora todo lo que podía hacer era sollozar sin saber como controlarse, Louis lo estaba haciendo como un maldito experto. Sus piernas estaban temblando, y poco a poco las estaba empezando a sentir débiles.

La saliva del mayor recorría su barbilla mientras seguía en lo suyo, devorando con fervor el culo del muchacho, raspando de vez en cuando con sus dientes, adentrando su lengua lo más que podía para dilatar al menor. No iba a lastimarlo.

La frente de Harry estaba cubierta de sudor, su polla goteaba el presemen, no podía con tanto, estaba a punto de correrse sin siquiera tocarse.

"Voy, v-oy a llegar si no paras..." Advirtió, aventando su cadera un poco más hacia atrás para encontrarse con una penetración más profunda. "¡Louis!"

El mosquetero lamió una última vez y se retiró por completo, no iba a dejar que su príncipe llegara al orgasmo aún. Con el dorso de su mano, limpió los restos de saliva, y estuvo a punto de irse hacia atrás cuando Harry cayó de rodillas frente a él.

Su frente pegada al muro, sus ojos llorosos cerrados ahora con fuerza y sus palmas abiertas apoyadas también en la pared.

Un hermoso desastre.

"¿Estás bien?" El mosquetero le abrazó por detrás, notando como su pecho subía y bajaba sin cesar.

"¿Me v-veo bien? M-maldita sea Louis." Murmuró con la voz entre cortada.

"Para mi, te ves encantador." Ascendió su mano por el pecho descubierto del príncipe, y la situó alrededor de su cuello, haciendo una leve presión. "Vamos, a la cama."

Los ojos de Harry se pusieron en blanco, la excitación lo estaba consumiendo.

"Aquí las ordenes... las doy yo." Harry jadeó, cuando después de hablar sintió la mano de Louis cerrarse aún más sobre su garganta. "Así que si... v-vamos a la cama."

La sonrisa del mosquetero fue genuina, sus ojos ya no eran azules, estaban consumidos por el negro de su pupila, y el príncipe se encontraba en la misma situación.

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