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CAPÍTULO XXIII

Después de todo lo acontecido, Louis ahora se encontraba tranquilo. Y cómo no iba a estarlo, si en sus brazos, tenía al príncipe acurrucándose mientras dormía plácidamente cubierto por una de sus mantas más calientitas.

En esta ocasión, el rizado le había pedido que no fueran al jardín puesto que tenía frío, así que decidió que se quedaran sentados en el sofá, con la chimenea encendida y tazas humeantes de té caliente.

Louis mantenía su rostro hundido entre los rizos chocolate de Harry, estos desprendían un olor tan delicioso que le obligaban a cerrar sus ojos y disfrutar.

Y afortunadamente, la etapa de crisis entre ellos y sus amigos, estaba pasando. Niall y Zayn compartían de nuevo una amena partida de ajedrez en silencio, situados en la mesa del comedor, ignorando por completo el hecho de que el príncipe estaba con el mosquetero.

Louis encontraba la tranquilidad con Harry, era la calma en la que más confiaba, se olvidaba todos sus problemas al estar con él. Porque Harry hacía más bonitas las mañanas y tardes, las noches ya no sabían amargas, aunque no durmieran juntos, el simple hecho de soñarse era suficiente.

"Lou." Siseó el príncipe, revoloteando sus pestañas al abrir sus orbes. "¿Estás cómodo?"

"Si, lo estoy." Respondió, acariciando con sus dedos el cabello ajeno. "¿Tú no?"

"Mjm." Afirmó, y cubrió su boca ante el bostezo que escapó de ella. "Siento que dormí por horas."

"Y apenas fueron unos minutos, casi cuarenta." No, Louis no había estado contando el tiempo, pero si había velado su sueño.

El ojiverde levantó su rostro, buscando con su mirada la de Louis. Este le observó con adoración, cada detalle de su precioso rostro fue recorrido por el mar que el castaño tenía en sus ojos; era una creación divina que se había hecho para admirar.

Con ternura, se acercó y unió sus finos labios a los del príncipe, capturándolos en un beso lento, apacible y dulzón. Las bocas de ambos se movían en contra, deslizándose sin prisa, sin urgencia, solo disfrutando el uno del otro.

La mano de Louis se afirmó a la cintura del rizado por debajo de las mantas, y él sintió una corriente viajar por todo su cuerpo ante el tacto inesperado. Le gustaba lo que los besos de su mosquetero le hacían sentir.

Fueron interrumpidos por el carraspeó de una garganta, separándose con fastidio para ver a un rubio mirándoles de pie a un lado del sofá.

"¿Qué necesitas Niall?" Harry preguntó, con un tono pesado en su voz.

"Yo nada. Solo venía a decirte que es hora de retirarme." El consejero rascó su brazo con incomodidad. "Buenas noches, su alteza." Murmuró con sarcasmo, frenando una risa que estuvo a nada de salir por su garganta.

"Buenas noches, querido." El príncipe le contestó de igual forma. "Zayn, acompaña a Niall hasta su habitación por favor."

Bien jugado.

El rubio abrió su boca con indignación, y antes de que pudiera contestar, la mano de Zayn le tocó el hombro.

"Vamos, son las órdenes." El pelinegro siguió perfectamente el juego.

Rodando los ojos y sin ninguna otra opción, Niall se dio la media vuelta sin siquiera dedicarle otra mirada al ojiverde. Este sonrió triunfante al ver la puerta de su estancia bloquearse después de la dramática salida de su mejor amigo.

Louis se carcajeó, abrazando con mayor fuerza a Harry, y contagiándole la risa tan bonita que había dejado salir.

"Ni siquiera se despidió de mi." Louis hizo un puchero exagerado, que de inmediato Harry besó.

"Que mal educado."

Al estar solos, ahora si podían besarse sin culpa y llenarse de mimos sin vergüenza alguna. No tenían idea de cuanto tiempo iba a tardar Zayn en volver, pero el tiempo que fuese, lo iban a aprovechar.

Harry colocó sus manos en el pecho de Louis, esté seguía acariciando la cintura de su príncipe con suavidad, sin dejar de besarlo ni un solo momento.

Louis no tenía planeado que las cosas subieran de tono, solo quería gozar de la miel que derramaba el rizado cuando estaba así de mimoso. Porque era como si le exigiera todo sin decir nada.

Sin embargo, cuando una mano de Harry se posó sobre la que él tenía en su cintura, y la fue bajando poco a poco, guíandola hasta indicarle que la colocara en su trasero, Louis rompió el beso de repente.

"Harry... yo no-"

"Por favor, Lou." Suplicó, e hizo ese gesto de inocencia fingida."Un poquito, nada más."

¿Y ahora que excusa tenía? ¿Estaba preocupado? ¿Estaba intranquilo? ¿O simplemente estaba dejándose llevar por lo que quería y tratando de apaciguar las sensaciones que le cruzaban todo el cuerpo?

Louis estaba sucumbiendo a las demandas, él era un simple mosquetero al servicio real y como tal, debía cumplir con lo exigido.

Qué sacrificio.

Sin más, la mano del mayor apretó con suavidad un glúteo del rizado por encima de su ropa, robándole un jadeo que llegó hasta sus oídos. Continuaron besándose con un poco más de impaciencia, estaban comenzando a reaccionar de manera natural e involuntaria a todos los toques y roces que habían estado teniendo sin darse cuenta.

"¿Me quieres, Louis?" Preguntó apenas entendible el príncipe, sobre los labios del mosquetero.

"¿Lo dudas?" Exclamó, en el mismo tono.

"Nunca, pero quiero oír que lo digas." Harry se separó, observando el brillo que destilaban los ojos azules del contrario.

"Le quiero, su alteza. Le adoro, su majestad. Y yo simplemente estoy para servirle en todo lo que usted me pida." Louis habló con el corazón. "Seré su lacayo si me lo pide, su mucamo, su sirviente, y sobre todo, su mosquetero que le va a proteger de todo lo que pueda causarle daño."

"Louis..."

"Porque le juro que no hay cosa imposible para mi, con tal ver esos bonitos hoyuelos asomarse en sus mejillas o el brillo de sus ojos cuando está alegre... Yo nací para usted y así será toda vida. Siempre será usted." Finalizó, besando con sutileza su frente.

Y ahora Harry tenía un par de lágrimas en los ojos, sentía su corazón hincharse de amor ante cada frase dicha por el castaño, no podía redimirse, estaba ahí, en dónde quería estar.

"Yo también te quiero Lou, te adoro." Musitó, quitandole el aliento al muchacho mayor al besarle con una pasión infinita.

No era mentira el afecto que ambos se tenían, cualquier persona que los observase lo podría notar, todo era tan natural y tan espontáneo, que ni ellos mismos se percataban de las miradas tan profundas que se dedicaban.

Harry podía renunciar a todo si Louis se lo pedía, había bajado la guardia quedando totalmente indefenso, y solo para sus ojos, mostraría su corazón.

Louis tenía cicatrices, que no siempre podían ser vistas, en ocasiones el dolor se hacía más fuerte, pero ahora, estando con Harry, no sentía nada.

Porque podían sentir sus corazones uno dentro del otro, volviéndose locos y perdiendo el tiempo, esperando que no huyeran de sí mismos.

"Precioso... necesitas ir a dormir." El castaño susurró en medio del beso.

"Aún no tengo sueño." El príncipe tiró suavemente de los cabellos de Louis, ganando un gruñido. "Quiero que me beses hasta que mis labios duelan."

El mosquetero sintió un tirón en su abdomen, ¿Cómo era posible que Harry pasara de ser la persona más tierna a la más caliente en tan solo dos segundos?

Con un gesto de diversión pura, Louis se acomodó y enterró su rostro en el cuello del ojiverde, éste en automático ladeó un poco su cabeza para permitirle un mayor acceso.

Lamió con lentitud, solo con la punta de su lengua, provocando que la piel de esa zona se erizara, y a la par, masajeaba con minuciosidad el trasero del menor con una sola mano.

Harry mantenía su boca entre abierta, soltando pequeños gemidos ante cada acción... ¿Estaba haciendo calor ahí o solo era él?

Sin embargo, luego de una última mordida por parte del castaño, lo suficientemente fuerte como para dejar una marca ahí, se separó de su cuello. Quitó también su mano de aquella zona del cuerpo de Harry, antes de proceder a observarle.

"Ve a dormir Hazz, hoy no." Le robó un beso más, para luego levantarse del sofá ante la mirada confundida del rizado.

"¿Por qué?"

"Porque Zayn no tarda en venir y no quiero que nos encuentre aquí... tú sabes."

Louis estaba doblando la manta con la que se habían tapado toda la tarde, era momento de recoger todo para descansar. Se acercó a la chimenea, y con un poco de agua, apaciguó el fuego de ella hasta que por fin logró extinguirlo.

No obstante, cuando giró sobre sus talones para acompañar al príncipe a su habitación, se encontró con él, de rodillas, sobre el sofá.

Sus manos descansaban sobre sus muslos, y su cabeza estaba más inclinada a un lado, mostrando justo el área donde había dejado la manchita roja provocada por su boca.

"¿Estás seguro?"

Mierda.

La manzana de adán se marcó en la garganta de Louis, caminó a pasos cortos hacia Harry, y tomó su rostro por la barbilla para hacer que lo mirase a los ojos. Se agachó lo suficiente, hasta quedar nariz con nariz, y pasó su lengua sobre los labios del menor, saboreando el deseo que emanaba.

"Ve a dormir, mi príncipe descarado."

Se alejó de él, antes de que su autocontrol se fuera al carajo. El ojiverde ronroneó antes de levantarse del sofá, esbozando una sonrisa pícara que intentó ocultar malamente mordiendo su labio... provocando que eso solo se viera aún más caliente.

Aceptando la derrota, caminó meneando un poco sus caderas hasta llegar a la puerta de su habitación. El mosquetero le siguió con la mirada, y cuando el príncipe estuvo por fin en el acceso de su pieza, se giró para indicarle a Louis que se acercara con el dedo índice.

No se hizo del rogar, y en un dos por tres, ya se encontraba cara a cara con él.

"Buenas noches, Lou." Murmuró, acercándose para besar solamente la comisura de los labios del mayor. "Deseo que pases una agradable noche."

"Buenas noches, su alteza." Louis pasó su lengua por sus dientes superiores. "Que descanse."

Los ojos del menor recorrieron el cuerpo del mayor, su uniforme lo hacía más irresistible para él, pero tenía que ser paciente, si Louis así lo quería, también iba a respetar eso.

Las mejillas del ojiazul se encendieron al sentirse expuesto, y eso que llevaba puesta toda su ropa. Sin duda, este era el efecto Styles en todo su esplendor.

Por último, Harry le tomó de la nuca para atraerlo hacia él y besarlo con fuerza, con sed y con lujuria. Solo estaba dándole una probadita de lo mucho que podía obtener de él.

Luego, se río en medio del beso y le empujó por el pecho juguetonamente para alejarlo, sus labios brillaban por la saliva y se veían aún más apetecibles para el mosquetero.

"Hasta mañana."

El príncipe se abrió paso a su habitación, y cuando ingresó en ella, le cerró la puerta en la cara a Louis, dejándolo estupefacto. Su príncipe si que sabía jugar sucio y sin duda, era su alma gemela.

Justo en ese instante, el portón de la estancia se abrió, dejando ver a Zayn.

"Vaya, creí que habías entrado con él." Murmuró, estirando sus brazos hacia arriba mientras bostezaba.

El castaño reaccionó. "¿Estabas aquí?"

"Llevo un rato afuera, simplemente esperé a escuchar la puerta de su recámara para poder entrar, no quería encontrarme con situaciones comprometedoras." Confesó, caminando hacia la cómoda para tomar sus ropas de pijama. "Si algún día necesitan espacio, solo dime y me voy a la alcoba, no tengo problema."

Y dicho esto, el pelinegro ingresó al baño para cambiarse.

Louis agradecía tener amigos tan comprensivos.

"¿Tú colocaste unas telas raras en las ventanas de la bodega para cubrirlas?" La pregunta fue tirada directamente a uno de ellos.

"No, no fui yo."

"Mhn, ¿y qué tal tú?"

"No, yo tampoco."

"¡Entonces tú!"

"No recuerdo haberlo hecho, quizá si y mi memoria está fallando."

"No es momento para bromas, ¿lo hiciste o no?"

"No es broma, ya te he dicho que no recuerdo."

"Ugh, dígame porque seguimos soportando a este inútil." El dueño de la voz hablaba con fastidio y cansancio.

"Porque es él, quién consigue lo que necesitamos."

"Ah, maldición, es cierto."

"Hablando de eso, ¿trajiste el encargo?"

"¿Cuándo he fallado?"

El extraño mostró la caja que había tomado de la bodega, abriéndola y exponiendo su contenido. Eran las mismas escopetas que con anterioridad, los mosqueteros había descubierto.

"Wow, son preciosas." Una de las voces masculinas habló, sosteniendo una de las armas.

"¿Se usan igual?" Preguntó alguien más, tomando otro de los artefactos.

"Nosotros que vamos a saber, la embarcación llegó recién, ni siquiera hay este tipo de arma aquí en el país."

"El rey es muy anticuado."

"No lo es, simplemente tarda un poco en traer lo mejor. Nosotros lo conseguimos mucho antes y con eso tenemos la ventaja."

"¿Cuántas más tienes de esas?" Esta vez, la voz de una mujer se hizo presente.

"Hay como cuatro cajas más, solo trajimos la que se nos ordenó."

"Al parecer nos van a enseñar a usarlas."

"Aprendemos rápido, no hay nada de que preocuparse."

"Yo no estaría tan segura si fuera tú." La muchacha quitó el seguro el arma y apuntó a la nada. "Lo más probable es que tengan su chiste."

"Como sea, aun tenemos tiempo para aprender."

"Estoy muy emocionado por esto."

"Y yo."

Holaaaaaa♡.

Siento que este capítulo es un sube y baja de emociones, espero les guste. ♡
Y siempre quise citar if i could fly, esa canción me destruye tanto.

Nos vemos mañana, besitos.
-María Tommo.

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