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CAPÍTULO XLV

El carruaje que Kéven había dejado esperando en el acceso, sería conducido por un cochero que Louis nunca había visto en el castillo, no es que conociera a todos pero por lo menos una vez en su vida se había cruzado con la mayoría de las personas de ahí, y sin duda él no estaba en su lista.

Se atragantó con su saliva, cuando al subir el escalón para entrar al interior de la carroza, vio a Bennet sentado muy pacientemente en el pequeño lugar, con una pierna cruzada, y acechándolo con la mirada. Su primera reacción fue retroceder, pero sintió una mano empujarle desde afuera, haciendo que se tropezara y cayera en sus rodillas sobre el suelo de la cabina.

Y estando ahí, con las manos sucias, una de ellas manchada de sangre, el pantalón empolvado y su traje totalmente arrugado, se echó a llorar en silencio, rompiéndose sin poder soportar más el maltrato que estaba recibiendo.

Kéven lo pateó de nuevo, para hacer que entrara por completo al carruaje, y haciendo espacio para subir él, luego cerró con rapidez la puerta para que nadie los viera. Por fortuna, todos estaban tan ocupados que nadie reparó la salida del transporte rumbo a-quién-sabe-dónde.

Louis seguía en el piso, no se había levantado y se había recargado en el inicio del asiento, abrazando sus piernas y haciéndose una pequeña pelotilla de problemas y miedos.

"¿Por qué lloras, Lou?" Mofándose, Bennet fue quién preguntó. "¿No querías ser un gran mosquetero?"

"Lo quería, hubieses visto las veces que me rogó por que le diera la oportunidad." Kéven se rio, observándolo con desaire. "Y mira como acabó, con un sueño truncado y aparte de todo, con la consciencia teñida de que por su estúpida meta, le quitó la vida a sus mejores amigos e incluso a Max."

Al oír eso, el cuello de Louis tronó por la forma en la que lo volteó para verles, con los ojos llenos de lágrimas y rojos al no comprender nada de lo que estaban hablando.

"¿Quieres saber las buenas nuevas?" El mosquetero se sobó la nariz, sonriendo engreído. "Maxime está muerto... deberías estar feliz porque ese imbécil estaba enamorado de Harry."

El castaño no daba crédito a lo que sus oídos escuchaban, una noticia así no se la podían soltar de esa forma tan brusca, había muchas palabras que debía procesar y no entendía ni la mitad de lo mencionado.

"¿Muerto?" Atinó a decir, para sorpresa de ambos.

"Oh, sí. Por ser un maldito soplón. Pero alégrate, ya no será competencia para ti y tu estúpida relación falsa con el príncipe... Porque si sabes que eres su juguete, ¿no?"

"No, eso es mentira." Más lágrimas salieron de su par de ojos cerúleos y negó con la cabeza, poniendo sus dedos en la sien.

"Lo más probable es que por eso nos volteó la moneda, porque no quería que nada malo le ocurriera al niño ese." Masculló Kéven, atando lazos en su mente. "Ahora que lo pienso, quizá esa fue la razón."

"Lo más probable, pero Louis debería estar agradecido con nosotros, se lo quitamos del camino."

"Lo estaría si él no estuviera por correr la misma suerte."

El par de desdichados se rio con todas sus fuerzas, como si hubieran contado el mejor chiste de sus vidas y Louis no sabía que pensar o que decir, simplemente miraba al suelo, sintiendo su cuerpo removerse a medida que el cochero tiraba de las riendas y hacía avanzar el carruaje.

"¿Zayn y Liam?" Dudó mucho en hacer la pregunta, no quería escuchar una respuesta igual de negativa.

"Te esperan en el otro mundo también, Paul se está encargando de eso."

Lo disfrutaba, Bennet en serio estaba disfrutando hacer sufrir de esa manera al castaño, no se tenía permitido tocarlo, así que con puras palabras se estaba encargando de destruirlo.

"Ellos no tienen la culpa." Habló, pero sin atreverse a observarlos. "Déjenlos, ellos... ellos no tienen por qué pagar los platos rotos."

"Quizá no, pero tienen demasiada información y eso los hace un riesgo para mi, además, nos vestimos elegantes ya que hoy, es el gran día."

Kéven quería quebrarle todos los huesos de su menudo cuerpo, pero tenía en mente un mejor plan y estaba muriendo por ponerlo en marcha.

"Además, no nos agradan, ¿o a ti sí, Kév?"

"Claro que no, son patéticos, uno de ellos es como un niño de tres años, se asusta de absolutamente todo y el otro, es un total inútil, no sirve para nada. En realidad, Louis, déjame decirte que el único que de verdad valía la pena, eras tú."

Louis sorbió su nariz, limpiando su escurrimiento nasal con el puño de su camisa.

"Puedo apostar que, si te hubiera entrenado, incluso te podría haber reclutado."

"No eres tan inútil después de todo, alégrate."

Se dio cuenta de que un escupitajo cayó en la punta de su bota y estalló en llanto otra vez, estaba siendo humillado como nunca, ¿por qué demonios se dejó llevar?

¿Por qué había llegado al castillo?

¿Por qué aquel mosquetero lo había salvado?

¿Por qué no había muerto con su familia?

¿Por qué? ¿Por qué?

Eran infinitas preguntas las que lo asaltaban, y ninguna tenía respuesta. Quiso apagar su mente, y la última cosa que pensó antes de dejarse caer en un sueño profundo, fue en los ojos verde jade que esperaban bailar con él toda la noche.

Perdón, Harry.

En su mente todo estaba bien, nunca idealizó que su destino iba a ser este, y por un instante creyó merecerlo por mentiroso y usurpador, por caer en el engaño y ser tan inocente de no ver la maldad en las acciones ajenas, por no escuchar a Liam y a Zayn desde el principio.

Maldita sea, Zayn y Liam.

Sus hermanos, sus amigos estaban siendo torturados, a lo mejor ya estaban muertos y lo estaban esperando en el inframundo para reprocharle todo lo que hizo mal. O lo estarían recibiendo con los brazos abiertos y aceptando sus disculpas porque nada les dolía más que verlo así, jamás les gusto verse llorar.

Le hubiera gustado despedirse y agradecerle una última vez a Krov, a su nuevo amigo y quizá eterno enamorado, porque si, el muchacho toda la vida iba a estar atado a ese sentimiento, rendido ante su belleza y su forma de ser tan única y ejemplar.

Gracias Krov.

Lo bueno de todo esto, es que vería a sus padres por fin, se reuniría con ellos y les contaría todo lo lindo que vivió, y también lo malo, pero sin duda, les enseñaría quién era el dueño de su corazón en su existencia terrenal. Les mostraría al príncipe, al rizado mimado y descarado que tan loco lo volvía con solo respirar.

Si, eso haría.

No tuvo ni la más mínima idea de cuanto tiempo transcurrió desde que se durmió, parecían haber sido horas. Despertó cuando su cabeza pegó con el armazón del vehículo al detenerse en medio de la nada. O al menos ahí creyó estar.

Bennet abrió la portezuela, y fue el primero en salir, respirando el aire y llenó sus pulmones de oxígeno, extendiendo sus extremidades al sol. Kéven hizo lo mismo, pero él, solo tronó su espalda, haciéndola hacia atrás.

"Sal."

"¿Dónde estamos?"

"No te importa, ¡sal ahora!"

Louis se apresuró, porque no quería recibir otro jalón o algún impacto más en su cuerpo, su labio punzaba de lo hinchado y su mejilla tenía el ligero escozor por la cachetada previa. Podía apostar que sus rodillas estaban raspadas por la segunda caída, y eso lo comprobó cuando vio que, en esa zona, su pantalón se había roto de una pierna, mostrando la piel enrojecida.

Se asomó, pero la luz natural le lastimó los ojos, los tenía irritados de tanto llorar y no podía ver claro. Los frotó con sus puños, aclarando su visión y alcanzó a enfocar una gran cama de agua que se extendía a lo lejos, con un faro lo bastante cerca porque podía ver su gran altura.

"Bienvenido a lo que será tu gran tumba, Louis." Kéven refutó, mostrándole con sorna todo el paisaje.

El castaño tembló de pies a cabeza, poniendo sus manos en señal de súplica frente a su boca y sus ojos se cerraron mientras intentaba recordar alguna oración en su cabeza. Por desgracia, no rememoró ninguna.

"Bennet, prepara el bote, la marea subirá por la noche."

Paul estaba luchando por atar a Zayn de los tobillos.

El día anterior, habían ideado un sistema en el que un par de enormes rocas, lo llevarían hasta el fondo del lago. Estando inconsciente, el punto era que se hundiera.

Porque no podía simplemente dispararle, ya que la orden fue reservar todas las municiones posibles y no gastar ni una más puesto que necesitarían grandes cantidades. Y tampoco podía enterrarle su espada, porque no la tenía; esas armas, todas las punzo cortantes eran afiladas por miembros del ejército y serían entregadas a sus dueños, momentos antes de la genial emboscada.

Así que tuvieron que pensar como hacerlo y su primera opción fue esa, ahogarlo. En su mente, atar un par de sogas a dos piedras gigantescas para que fueran el peso extra que llevara al pelinegro a lo más hondo, era la mejor forma de hacerlo sin estar de por medio.

Pero después de todo el magnífico plan, no pudieron cumplir con la misión como debía de ser.

Se suponía que eso debían de haberlo hecho por la madrugada, cuando trasladaran al muchacho al bosque a eso de las tres de la mañana. Sin embargo, Paul y Bennet se quedaron dormidos, y no fue hasta que los ruidos de un morocho golpeando el piso con los pies y manos, los despertaron, notando que ya había amanecido.

Se culparon mutuamente por eso, pero todo se fue al demonio cuando Kéven entró a la alcoba, y vio que seguían ahí. De inútiles no los bajó, los regañó hasta acabar con su dignidad. Zayn presenció todo eso, sintiendo tan solo un poquito de satisfacción y eliminando por un rato su miedo.

Ahora, Bennet se había ido con Kév, y el solo se encargaría de noquearlo otra vez y aventarlo para que el mismo movimiento del agua lo arrastrara consigo.

Sonaba fácil y sencillo, lo ejecutaría bien.

Nunca se le ocurrió aturdir a Zayn antes de tratar de anudarle ambos pies, y casi comicamente, el chico se retorcía como pescado fuera del agua para evitar que Paul lo amarrara. Su boca seguía cubierta por una tela, y sus manos también continuaban sujetas entre sí. El otro chico se estaba empezando a exasperar y su paciencia se agotaba.

Pasó por su mente, la idea de dejarle caer sencillamente una de las rocas en la cabeza y destrozarle los sesos, pero incluso para él, eso era demasiado traumático.

"¡Carajo! Deja de moverte."

El morocho balbuceó algo contra la mordaza improvisada pero repitió sus movimientos, subiendo y bajando las piernas, paseándolas de un lado a otro por encima del césped.

"Maldición, pareces un jodido renacuajo."
No tuvo más remedio que subirse en sus piernas, sentándose en ellas para controlar las acciones.

Con ello, si permaneció inmóvil y maldijo en su interior que la estupidez de su compañero no llegara tan lejos esta vez. Por más que trataba de seguirse agitando, no lo lograba y sentía como sus pies eran unidos con la soga. Paul terminó de realizar el nudo, asegurándolo con fuerza para que no se deshiciera. Y con una sonrisa de autosuficiencia, se levantó, viendo su obra maestra; por fin había terminado y necesitaba irse lo más pronto posible

El pelinegro empezó a sentir pánico, pero intentó no demostrarlo, así que con toda su fuerza de voluntad se relajó e inhaló con profundidad.

El mosquetero se agachó en cuclillas para mirarlo al rostro, y él solo se dedicó a rodarle los ojos con fastidio. Quería hacerle ver que era patético a más no poder.

Pensó que lo golpearía cuando acercó la mano a su rostro, pero para su sorpresa, lo que hizo fue descubrirle la boca. Zayn bufó cuando sintió la liberación, escupiendo hacia el pasto, y dejó entrar el aire por ese medio. Paul le tomó de su cabello y le obligó a mirarle.

"Antes que nada, quiero que sepas que si tú estás aquí, es por culpa de Louis." Replicó, sonriendo de oreja a oreja. "Y que su destino será igual, o incluso peor y más cruel que el tuyo."

"¿De verdad? Pues si vamos a morir, al menos lo haremos tranquilamente y no con la mente empañada de haber matado a alguno de nuestros amigos."

Paul arrugó el entrecejo, y apretó entre sus dedos aún más los mechones.

"Tu terminaste aquí por Louis, él si se irá con esa idea."

"No te equivoques, Lou sabe perfectamente que eso no es así. ¿Pero ustedes? ¿Qué se siente haberle arrebatado la vida a Maxime?"

Tenía un plan, el último que podía aplicar para no acabar ahogado. No le daba miedo morir, y a veces lo veía como un ciclo, pero tampoco pensó que la mejor forma de hacerlo fuera por la falta de oxígeno, tan solo de imaginárselo hacía que sus vellos se erizaran.

"Max era tu compañero, ¿no? ¿De verdad pudo más tu avaricia y egoísmo?" Volvió a decir, notando que el gesto del muchacho se estaba ablandando. "¿Tú piensas que él los hubiera delatado?"

"¡Claro que lo hubiera hecho!" Gritó, y aventó de la cabeza a Zayn, haciendo que se golpeara con la superficie natural. No fue de cuidado, pero si le dolió.

"No lo creo, él no los traicionó, solo hizo lo correcto."

"¡No! ¡Él fue un bocón!"

"No, solo fue honesto y leal, lo que tú y Bennet no han sido."

"¡Lo hemos sido con quien lo demanda!"

"¿Y me vas a decir que es por gusto o por miedo? ¡Porque yo creo que es la segunda opción!"

"¡Porque nos conviene, porque mi recompensa es mayor! Porque si no, hubiera terminado como ese traicionero."

El mosquetero se enderezó, y comenzó a caminar con furia de un lado a otro, levantando polvo y haciendo marcas con sus pies en la tierra.

"Entiende que no fue un traidor, nunca quiso dañar a nadie y ustedes en lugar de apoyarlo, lo asesinaron."

"¡Nosotros no lo hicimos!"

"Si lo hicieron. Ustedes son un par de asquerosos asesinos."

"¡Nunca le disparamos!

Zayn estaba manipulandolo, tratando de doblegarlo para que se sintiera peor de lo que ya parecía sentirse. Era un arma de doble filo, porque podía enojarse al grado de simplemente tirarlo al agua sin ninguna consideración, o reflexionar y enloquecer luego por el remordimiento.

Porque era obvio que al mosquetero le estaba ganando la culpa desde hace días.

"¿Entonces quién fue? ¿Bennet?"

"Bennet fue el que nos contó a Kéven y a mi." Dijo sin rodeos, cayendo por el hueco dónde el morocho lo estaba empujando. "Nos reunió a los dos en la oficina y ahí nos dijo lo que escuchó. Además, eso no hubiera pasado de no ser porque escuchó la jodida conversación entre Maxime y Louis."

"¿Y no intercedieron por él? ¡Fue más fácil traicionarlo! ¡Ustedes lo traicionaron!"

"¡Nosotros no hicimos nada!"

"¡Claro que si! ¡Ustedes fueron los que lo traicionaron!" Espetó Zayn desde el suelo, buscando mirarle a los ojos, pero el chico le corrió la vista. "¡Fueron ustedes!"

"¡Cierra la boca!"

"¿Cuál es el problema ahora? ¿Por qué te cuesta aceptar algo que sabes que es verdad?"

"Porque nosotros no lo matamos... nosotros no lo hicimos, no pudimos haberle hecho eso a un amigo."

El muchacho negaba con su cabeza desesperadamente, y sus manos la apretaban con fuerza, escuchaba muchas voces hablarle a la vez e intentaba callarlas a todas.

Ahí estaba, donde Zayn lo quería tener, en el limbo de la culpa, el arrepentimiento y tal vez de la locura.

"¿Cuál fue la diferencia? ¿No lo habían hecho antes?"

"¡Si! Pero nunca con alguien conocido, Maxime si era mi amigo."

"¡Y lo traicionaste, asesino!"

Las palabras se enterraban como cuchillos en Paul, estaba sangrando en el interior y su raciocinio dañándose de forma riesgosa. Cuando Zayn notó que estaba sacándolo de sus casillas y zona de confort, supo que era momento de hacer el intento, de todas formas, era su vida la que estaba en juego.

"¿Sabes cuál sería la única forma de saldar tu cuenta pendiente?"

"¿Cómo? ¿Cuál?" Le respondió de forma atropellada, con el anhelo en su tono de voz.

"Déjame ir... Yo no soy tú amigo, pero es vida por vida, solo así pagarás parte de tu deuda."

El único ruido que se escuchó en ese momento, fue el de las copas de los árboles moverse con el viento, y una que otra ave.

"No puedo hacer eso, si Kéven se entera..." Paul estaba dudando, y eso ya era estar del otro lado.

"No tiene por qué enterarse." Interrumpió, poniendo todas sus cartas en juego. "Dile que hiciste lo que tenías que hacer y que te aseguraste de que yo quedara muerto."

"No, no puedo hacerlo."

"Entonces continúa con esa culpabilidad, que te carcoma hasta que no puedas más y seas tu quién decida quitarse la vida."

"Yo no me voy a quitar la vida." Las manos estaban temblándole. "Yo no quiero acabar igual."

"Vas a terminar así porque es nuestro destino y la vida te lo devolverá peor. Aun puedes redimir un poco tus actos." Decretó, con aparente seguridad.

"Yo no..."

"No te engañes, tú lo mataste."

"Y-yo le dije a Kéven que ya no podíamos confiar..." Paul parecía estar sumergido en su mente y estaba empezando a hablar solo. "Yo le dije que lo mejor era deshacernos de él pero... no quería esto, yo pensé que lo mandaría al calabozo."

Zayn estaba empezando a ponerse nervioso, había una muy remota posibilidad de que lo soltara, y esperaba estarla ganando. Quería que sus palabras fueran suficientes como para trastornarlo y que lo dejara ir, porque al final, si estaba diciendo nada más que la verdad.

Le dio su tiempo, de todas formas no podía ir a ningún lado; solo no le quitaba la vista de encima y ahora tenía su labio inferior entre los dientes, rogando un milagro.

"¡Maldición!"

Y cuando se acercó a él, y lo ayudó a erguir la espalda, pensó en comenzar a llorar e implorar perdón porque su fin había llegado. Pero abrió los ojos con asombro, cuando sintió que poco a poco, el agarre de sus manos se iba aflojando y los ojos de Paul estaban botando lágrimas de rabia y despecho.

No podía creerlo, lo había logrado.

Holaaaaa♡.

¡Espero que estén muy bien! Y que disfruten el capítulo, ojalá les guste.

Les amo mucho, besos.
-María Tommo.

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