CAPÍTULO XLIII
Louis esperaba que Harry terminara de ducharse, se hallaba sentado en flor de loto sobre la cómoda cama, y con su mano sostenía el cepillo para el cabello del menor.
Se había vuelto una clase de rutina, para él, era muy grato desenredar los rizos de su chico, era casi como una terapia para el alma. Le daba paz, le gustaba ver como el príncipe cerraba sus ojos, disfrutando del toque delicado sobre su cuero cabelludo, Louis nunca le jalaba, era paciente con cada "auch" que escuchaba, y eso hacía la diferencia.
Justamente, la puerta del baño se abrió, y un bonito muchacho salió del interior con su camisón puesto y los tirabuzones cayendo húmedos por sus hombros. El mayor infló el pecho cuando sintió su estómago ser invadido por el aleteo de las mariposas, Harry le brindaba un amor sin medidas y sin tapujos, no había algo más grande que su corazón.
"Oye." El príncipe brincó encima de su colchón, cayendo de rodillas y haciendo que Louis rebotara al mismo tiempo por el movimiento. "Mi traje para la boda está listo."
"¿Lo está?" Preguntó, acariciándole la mejilla. "¿Puedo verlo?"
"No, solo hasta mañana. Niall dice que me queda muy bien."
El ojiverde hizo aquello de sentarse de espaldas, entre las piernas de Louis, dejando una ligera separación para que pudiera empezar con su tarea.
"Estás diciendo que Niall ya te vio con el, ¿y yo no?" Quiso sonar disgustado, pero no pudo.
"Algo así, es que a él también le hicieron uno." El menor encogió sus hombros, y dejó caer solo un poco su cabeza hacia atrás. "Pero no se lo quiso colocar, dijo que hasta mañana, yo me lo puse solo para asegurarme del tallaje."
"¿Te quedó bien?" Mencionó, mientras deslizaba el cepillo en la cabeza ajena.
"¡Si! Y espera a que veas el vestido de Gem, lucirá como toda una diosa." Masculló con los párpados cubriendo sus ojos.
"Me lo imagino, será su gran día y debe verse espectacular."
Louis prosiguió escarmenando los rulos de Harry, hasta que terminó en su totalidad. Era la primera vez que no tuvo que detenerse por algún grito o reclamo del chico, eso era señal de que estaba dominándolo y sus habilidades mejoraban.
"¿Quieres recostarte ya?" El ojiazul hizo la pregunta, emitiendo luego un bostezo.
"Si, también tengo sueño."
Nunca debió de tomarse tantas atribuciones, pero era imposible negarse cuando el príncipe le rogaba que se quedara con él y lo abrazara hasta que los dos terminaran cayendo en los brazos de morfeo. Por alguna cuestión, siempre era así, platicaban de cosas triviales, imaginarias e incluso imposibles, a veces del futuro pero Louis intentaba evadir esos temas y Harry lo aceptaba porque sabía que no eran de su agrado.
En pocas palabras, ambos se adaptaban poco a poco a la forma de ser del otro, cada día conocían algo nuevo y lo mantenían presente porque eran pequeños detalles que no les gustaba dejar pasar. Los grababan perfectamente en sus memorias, y eso era lo bonito de su relación, que se prestaban tanta atención al grado de poder decir "sé que no te agrada eso" o "sé que lo adoras", sin siquiera oírlo de su propia boca.
El amor era tan recíproco que les dolía, a Louis le dolía el pecho cada vez que el rizado salía corriendo a la estancia para mostrarle como sus flores estaban brotando en sus jarrones, cada que Niall le llevaba una tetera caliente de aquel líquido que le gustaba tanto y se tomaba incluso hasta cuatro tazas en menos de media hora, o tan solo cuando despertaba y se sentaba en su cama mientras analizaba con disgusto que era hora de levantarse.
Al mosquetero le dolía pero no de mala forma, era como un sentimiento que no podía contener ni moderar, era como estar flotando o estar en otro planeta, cuando le daba un beso de buenos días o de buenas noches, cuando se acurrucaba a su lado, después de una buena broma o luego de un chiste malísimo, todo eso le hacía saber que desperdició mucho de su tiempo, porque siempre fue él.
Lo conoció cuando tuvo que conocerlo y las cosas se dieron como tenían que darse, sin presiones, sin terceras personas, solo así, con puro acercamiento y tensiones que estallaron en el momento preciso. Porque cuando Zayn le contó hace una semana, que en algún momento llegó a escuchar una plática entre Harry y Gemma, donde hablaban de lo mucho que el príncipe gustaba de Louis, éste le agradeció por no contarle.
Y es que lo más probable, en caso de haberse enterado, era que se hubiese alejado por miedo o simplemente por no creer llenar las expectativas. Además de que su amigo a veces era muy chismoso y se metía de más en las cosas, esta vez no fue así y solo dejó pequeños aportes que entendió hasta entonces.
Todo fue natural, descubrió un lado de Harry que nadie conocía y no debían conocer, porque el muchacho era un atrevido cuando se lo proponía y tenía tanto poder sobre él, al grado de ponerlo a temblar en un abrir y cerrar de ojos.
Nunca había estado tan indefenso.
“Lou.”
“Dime.”
“¿Mañana bailarás conmigo?” La cabeza del ojiverde reposaba en su pecho, y él tan solo rodeaba su cuerpo con un brazo. “Bueno, primero... ¿sabes bailar?”
“No sé hacerlo, pero aprendo rápido.” Susurró Louis, dejando un suave beso en la cabellera aún húmeda.
“Que bien, porque me gustaría bailar contigo toda la noche.”
“No creo que tus padres vean bien que estés con tu escolta, pienso que más bien te pedirán que lo hagas con algún invitado de tu nivel.”
“Pero yo no quiero hacerlo con nadie más.” Harry se giró para quedar boca abajo y apoyó uno de sus codos sobre la cama. “Y si eso sucediera, ¿te molestaría si alguien más me invita?”
“Nunca me molestaría, solo es una pieza.” El mayor le miró con dulzura, apretando su mejilla suavemente ante la absurda pregunta.
"Solo quería asegurarme."
"No necesitas asegurar nada, precioso, tú estás conmigo, y eso es lo que importa." Musitó, y le abrazó con fuerza. Ambos giraron sobre la cama, dejando el cuerpo de Harry debajo del suyo.
"Te amo."
"Te amo aún más."
Se besaron perezosamente, disfrutando de cada milímetro de sus bocas, jugueteando con sus lenguas y respirando a ratos por la nariz al no querer separarse. Bebían de un elixir apasionante, ahogados en sensaciones etéreas, regresando a la realidad cuando ya no podían más y sentían la falta de oxígeno.
Fue un beso dónde ambos se dieron cuenta que ya no iban a poder alejarse nunca más, su amor era eterno y la única preocupación de Harry, era la posible mala reacción de sus padres. Porque no se atrevía a decirles aún, y no sabía cuando lo iba a hacer, pero por lo pronto, estaban bien así.
"¿Hablaste con Zayn?" Preguntó el menor, una vez se apartaron.
"Ajá. Él me dijo que si le interesaba Niall, pero que no cree que tú amigo esté igual de interesado en él." Dijo, dejándose caer de nueva cuenta sobre el colchón, mirando al techo.
"¿Eso te mencionó?"
"Si, incluso comentó que el chico a veces lo confundía mucho, que unos días era todo, y otros nada."
"¿Todo y nada?" Harry hizo una mueca, agitando su nariz al no comprender.
"Si, no entró en detalles, pero creo que se refiere a que Niall no es tan estable con sus sentimientos, cree que está jugando con él." Habló con fluidez, cerrando sus ojos.
"No creo que sea así, Niall me ha dicho que si le atrae y... ¡No te duermas!" Con su mano, el príncipe le dio una suave palmada en la frente, provocando que ambos se partieran en risas.
"¡No me estaba durmiendo!" Ahora fue él, quién devolvió el manotazo, pero sobre el hombro ajeno.
De alguna forma habían terminado brincoteando sobre la cama, Louis intentando tirar al ojiverde y él logrando esquivarlo muchas veces, lanzándole como proyectiles los incontables cojines y almohadones que tenía. El castaño se había bajado para poder correr por toda la habitación y evadir con facilidad todo lo que le era arrojado.
Eran un par de niños, deshaciéndose a carcajadas y disfrutando de una agradable velada anticipada al gran día que prometía ser la boda de Gemma. No se pensó en nada más, nadie quiso mortificarse ni sugestionarse, estaban disfrutando mucho el momento y así se iba a mantener.
Mañana sería otro día y por una vez, tenía que tener fé en el futuro. Harry solo se encargaba de hacerlo feliz, y la vida no podía ser tan cruel como para arruinarle algo tan bueno como eso.
Cuando una almohada le chocó en el rostro, trastabilló con sus pies y terminó derrumbándose hacia atrás en un acto teatral.
Quiso devolverle una de las tantas bromas.
El rizado estaba muriendo, le faltaba el aire, ni siquiera podía controlar las lágrimas que se escapaban de sus ojos por la forma tan genuina de reír. Tardó un buen rato en darse cuenta que Louis no se había levantado del suelo, y cuando se percató de ello, su felicidad fue disminuyendo poco a poco. De un salto, llegó su lado y se asustó cuando vio que no se movía y que su respiración estaba muy relajada. Pasó sus dedos por los rizos propios con intranquilidad, y después se puso de rodillas a un costado de él.
"Dios mío, quizá se pegó en la cabeza." Bisbiseó para sí mismo, llevando sus manos a la nuca del contrario y lo levantó con cuidado.
Louis siguió en su papel de no reaccionar, no planeaba llegar tan lejos pero quería jugar con su cordura, como muchas veces él lo había hecho con la suya.
"¡Lou! ¡Louis! ¡Tomlinson! Ay, ¡reacciona!" Empezó darle suaves cachetadas, solo con el fin de que despertara.
Optó por aguantar más, solo un rato. Pero cuando Harry se levantó y lo dejó nuevamente tirado en su lugar, se arrepintió. Y más, cuando un vaso de agua fue prácticamente volcado sobre su cara, provocando que entrara por sus fosas nasales y se levantara de golpe, quedando sentado.
"¡Despertaste!"
"¿Por qué hiciste eso?" Tenía su boca abierta y quedó sorprendido; con sus dedos retiró el agua de su frente pero su flequillo ahora estaba mojado.
"¡No despertabas, me asusté!" El príncipe sacudió el vaso y se lo mostró. "¡Pero funcionó, regresaste!"
"¡Nunca me fui! ¡Solo estaba jugando!"
"Ah, pues no juegues con eso, ¡me alteré!"
"Si, y ahora tengo que secarme la cara y cambiarme la pijama, gracias Harry."
"¡De nada!"
Esos eran Harry y Louis en todo su esplendor.
Zayn había regresado cabizbajo a su habitación y estuvo ahí, llorando sin consuelo después de ver a Liam partir. Uno de sus mejores amigos, su hermano, su alma gemela se había ido y no podía con la agonía, no quería ser egoísta, entendía perfectamente el pensar de Liam, pero tampoco podía negar que le quemaba algo dentro.
No, no estaba enojado, el comprendía que su amigo siempre fue así, todo le causaba mucho miedo, era muy difícil que tomara retos en su vida y este era uno, hasta podría decir que había llegado muy lejos. No podía alterar el curso de las cosas, se sentía pésimo al no poder acompañarlo... pero no iba a dejar todo así como así.
Con la situación, con la tormenta que estaba un cincuenta por ciento pronosticada, no planeaba abandonarlo todo de la noche a la mañana. Lo pensó seriamente antes de ir a darle la mala noticia a Louis, incluso se paró frente al espejo, luego de tranquilizarse, a ensayar las palabras correctas.
“¿Adivina qué? Li decidió ir en busca del tesoro al fin del mundo.”
“Louis, quizá te parezca extraño pero un mounstro se tragó a Liam.”
“Boo, Liam nos dejó”
Quería hacerlo de la forma más amena posible, porque sabía de sobra que la reacción de Louis iba a ser la misma que la suya, y no quería que también sufriera y eso lo desconcentrara. Pero tampoco podía dejar pasar más tiempo, ya que cuando el ojiazul notara la ausencia de su amigo, se iba a preocupar aún más y sería peor.
Así que cuando estuvo calmado, se lavó la cara y salió, de vuelta a la estancia de Harry.
Caminó a pasos cortos, con la cabeza gacha y no reparó que dos pares de ojos, lo seguían en las sombras. Estaba tan desorientado, como para advertir la presencia de las personas que le seguían, pisándole los talones.
Empezó a subir las escaleras hacia el castillo, calculó que iba a la mitad del trayecto cuando una mano le cubrió la boca y recibió un golpe en la nuca que le nubló la vista, pronto todo se volvió negro y se desvaneció en los brazos de alguien que no terminó de saber quién era.
No alcanzó a salir de la zona de alcobas, su cuerpo fue arrastrado por el corredor de regreso, hasta ser depositado sobre una cama que no era la suya. El hecho de no tener guardias en esa área, fue suficiente para realizar el encargo y que nadie se percatara de ello, puesto que todos los mosqueteros a esa hora, ya estaban durmiendo por el horario tan estricto de sueño que manejaban.
“¿Estás seguro de qué está vivo?” Paul se rascó el mentón, mirando a Zayn inconsciente sobre su colchón.
“Que sí, no le di tan fuerte, además… Si se muere, nos va a ahorrar esfuerzo, ¿no?” Bennet dejó en el suelo, el polín de madera con el que había causado la contusión.
“Si, pero la idea es que hable antes de que se vaya al otro mundo, recuerda que después de lo de Maxime, Kéven se volvió loco y quiso culparnos a nosotros por no recordarle que tenía que obtener primero información.”
“Ajá, pero de igual forma, aún nos queda Louis y Liam.” Recordó el mosquetero, quitándose las botas y poniéndolas en su sitio.
“Cierto, quizá sea mejor matar dos pájaros de un tiro e ir por el otro imbécil, Louis es totalmente responsabilidad de Kév.”
“Bueno, te toca ir a revisar su habitación, y si Liam está ahí, igual noquéalo y tráelo, así nos ahorramos dos viajes.”
Paul gruñó en desacuerdo, pero cuando su amigo le quiso recriminar que él ya se había encargado del morocho, tuvo que aceptar y tomó el trozo de madera para usarlo cuando fuera necesario. No tardó ni cinco minutos en volver, de la misma forma en la que se fue, sin nada más que su intento de arma.
“La alcoba está vacía.”
“¿Vacía? Como va a estarlo, Liam siempre duerme aquí, Max siempre regresaba y decía que los reyes no les permitían quedarse ni en los pasillos.”
“Pues no hay nadie, genio.” El chico también se sacó las botas, y en lugar de acomodarlas, solo las botó a una esquina. “Y si no me crees, ve tú.”
A regañadientes, Bennet tuvo que hacerlo porque sentía que su compañero estaba comenzando a ser un ineficiente y tal vez tendría que pasarle la pequeña queja a su jefe, solo para que recordara a quién le trabajaba.
Su sorpresa fue, que en efecto la habitación estaba sola. Registró toda el área, asomándose por debajo de las tres camas, buscando en el baño y en todos lados, aventó varios objetos por la furia de no saber donde se encontraba el ojimiel. Quería ahorrarse la misión matutina porque odiaba despertar antes de su horario normal, el orden era Zayn, Liam y Louis, pero si podían hacerlo todo en una sola etapa, les sumaría puntos y ganarían mucho tiempo.
Pero no pudieron y eso le frustró.
Por su lado, Paul se encargaba de atar las piernas y manos del pelinegro, por si despertaba antes de lo previsto y le colocó una mordaza con un retazo de tela en la boca, si es que intentaba gritar.
Bennet entró desbocado, azotando su puerta en el intento de cerrarla y aventó el fragmento de leño hacia una pared.
“Relájate, comienzo a creer que tienes los mismos problemas de Kéven.”
“Cierra la boca, Liam no está.”
“Fue lo que dije.”
Tras esa corta conversación, se aventó en su cama y se dispuso a tomar una siesta tranquilizante, debían esperar hasta la madrugada para llevarse a Zayn de ahí.
“¿Y dónde voy a dormir yo?”
“En tu cama.”
“Mi cama está ocupada por un hombre desmayado.”
“Bueno, en la de Max entonces.
Paul no quería dormir ahí, le causaba escalofríos, quizá su consciencia estaba haciendo su trabajo o lo más probable era que la culpa lo estaba alcanzando. Pero aunque así fuera, trataba de no darle relevancia, eso hasta que habían tenido la genial idea de no depositar a Zayn en lecho vacío y sin dueño.
No quería pelear, ya le pesaban los párpados y necesitaba descansar. Así que lo hizo, con todo el pesar, se terminó recostando ahí y esperó que diera la hora para trasladar a su víctima.
Hola hola♡.
Bueno, pues acá les dejo el capítulo de hoy, ¡espero lo disfruten mucho!
Muchas gracias por sus bonitos deseos en que me recuperara, ya hoy amanecí mucho mejor.♡
Les amo mucho, besos. ♥︎
-María Tommo.
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