CAPÍTULO XI (Parte II)
Louis llegó a la estancia del príncipe media hora después de lo acontecido, decidió no decirle nada a Zayn por el momento, no quería preocupar a su amigo.
Y mucho menos a Liam.
Lo único que tenía que hacer era avisarles que no fuesen a los entrenamientos, con alguna mentirilla blanca les haría saber que no podrían acercarse a la práctica. Después hablaría con ellos sobre el gran problema que tenían sobre sus hombros.
Estaba cabizbajo, molesto, triste, decepcionado de sí mismo, todo le estaba saliendo mal. Era un cúmulo de emociones negativas que lo estaban atormentando justo ahora.
Nunca creyó que un estúpido sueño le condenaría la existencia y lo haría sentir tan ineficiente.
"¿Cómo estás Louis?"
La dulce voz de Harry interrumpió sus pensamientos, había olvidado por completo su posición.
"Bien, su alteza, todo está de maravilla... Estoy sanando rápido, ¿Usted?"
"También me encuentro mejor, ya no me siento tan deplorabe como ayer." Harry apretó sus labios sonriendo. "Y me alegro mucho por ti, ¿gustas sentarte a charlar?"
El ojiverde señaló el sofá más grande, y en automático las mejillas del mayor se tiñeron de un color rojizo.
El sueño.
El maldito sueño que había tenido, lo había olvidado por completo hasta ahora.
"Eh... no, es decir... yo... em... no es necesario." En su mente, la frase había salido muy bien estructurada.
"¿Qué no es necesario?" El príncipe río ante la absurda reacción del mosquetero. "¿Seguro que todo está bien?"
No.
Nada está bien.
Las manos de Louis sudaban dentro de sus guantes, estaba muy nervioso, ¿por qué la vida se empeñaba en humillarlo?
"Si, yo, ehm, ¿cuál fue la pregunta?"
Harry no se aguantó más la risa, dejándola salir ante la actitud tan extraña del ojiazul. "¿Quieres charlar conmigo o me voy a dormir mejor?"
La saliva de Louis pasó con dificultad, pero finalmente accedió, no podía decirle que no a esos hoyuelos.
Cuando estuvo por encaminarse al sofá, estaba un tanto inquieto hasta que notó que el rizado se dirigía a su habitación. La mueca de confusión en su rostro apareció.
"¿Su majestad?"
"Ven Louis, quiero preguntarte unas cosas, pero prefiero que sea en privado." Harry no lo miraba, éste solo entró por la gran puerta de caoba hacia su recámara.
El castaño sintió su respiración atascarse en su pecho, una cosa era estar en la estancia, y otra muy diferente en la habitación real. Por alguna razón estaba nervioso, habían sido muchos remolinos de emociones en tan poco tiempo, tenía miedo de romper algo.
"¿No prefiere que nos quedemos aquí?"
"No."
Bien, hombre de pocas palabras.
Harry ya se encontraba sobre su cama sentado, todo estaba perfectamente limpio y con un orden impecable, cada cosa en su lugar.
El mosquetero avanzó a pasos cortos, sintiendo su corazón bombear con rapidez, justo hoy tenía que haber tenido esa estúpida e incómoda noche.
Ni siquiera tendría que haber soñado con eso en primer lugar, era una falta de respeto a su gobernante y en el fondo se sentía sucio.
Le estaba implorando a lo que fuese, que Zayn llegara pronto, no tenía ni idea dónde estaba su amigo, pero cuando él arribó a la estancia, se encontraba vacía, únicamente con los guardias en la puerta.
Pronto el aroma del lugar invadió a Louis, sintiendo repentinamente una profunda calma, incluso se relajó por unos segundos.
Había un sofá de una plaza justo a un lado de la cama y como si el príncipe adivinara sus pensamientos, le indicó con un movimiento de cabeza que se sentara.
Louis iba a vomitar en cualquier momento, se sentía mareado, así que solo optó por tomar asiento y observar sus manos.
"Bien, ya escuché todas las versiones posibles de lo ocurrido el día de ayer... necesito la tuya."
"Su alteza, permítame explicarle." El castaño llenó sus pulmones de oxígeno, antes de comenzar a hablar. "El día de ayer tuvimos una emboscada rumbo al pueblo, tres hombres nos atacaron, todo fue muy rápido y estoy muy arrepentido de no haber podido proteger a su consejero como debió haber sido." Louis se aventuró a mirar el par de orbes que le observaban con atención. "Le pido una disculpa en nombre de mi compañero Zayn, y mía."
"Hey, no estoy aquí para regañarte." El rizado había notado la tensión en el aire. "Ayer yo hablé con Zayn, me explicó todo y en realidad, pienso que lo hicieron muy bien."
"¿Muy bien? Su majestad, discúlpeme, pero matamos a una persona y el joven Niall estaba herido, no hicimos bien nuestra labor." Mencionó el castaño, mientras jugaba con sus manos sobre su regazo.
"¿Eso crees tú? Solo ten en mente algo, Niall iba a ir solo y si eso hubiese ocurrido, probablemente no lo tendríamos aquí..." La voz de Harry era lenta, profunda, llegaba a los oídos del mayor con el fin de tranquilizarlo. "Ustedes salvaron al cochero, y a mi mejor amigo."
"¿De verdad?"
El príncipe asintió en respuesta. "Y solo quiero darte las gracias por haberlo traído a tiempo. Zayn me informó que fuiste el único que asimiló todo cuando pasó."
"Si, bueno, mi compañero estaba en una especie de trance, alguien tenía que hacerlo."
"No te menosprecies Louis, lo que hiciste fue lo que cualquier mosquetero tendría que haber hecho."
Louis no dijo nada, simplemente se quedó mirando los ojos ajenos, que tenían un brillo diferente ahora, al parecer estaba muy feliz de tener a su amigo aún consigo y a salvo.
Era completamente entendible, el también se sentiría así, si alguien salvara a Zayn o a Liam de alguna mala situación.
"Gracias, su majestad." Alcanzó a musitar, sin romper aquel contacto visual que tenían. "El rey habló con nosotros también, le prometimos que esto no iba a volver a suceder."
"Lo sé. También me alegro de que no te haya pasado nada grave." Harry también estaba nervioso, él sabía que las mariposas en su estómago solo despertaban cuando estaba frente al mosquetero.
Aunque él se mostrara firme y neutro ante él, en el fondo recordaba únicamente todos los cuentos con finales felices que anhelaba para su vida.
"Eso creo... ¿U-usted qué tenía?"
Harry regresó a la realidad. "Ayer vino el médico y me comentó que era un fuerte resfriado, pero me recetó algunas cosas y hoy estoy mucho mejor."
"Me alegra escuchar eso, se ve bastante bien."
Harry se ruborizó en automático, bajando su mirada un tanto apenado.
Louis se dio cuenta de lo que había dicho, y quiso aventarse por la ventana de la recámara.
"Quiero decir, se ve bien c-como no enfermo, eh... luce normal, si, como si nada..."
Ahora la risa del príncipe taladró en sus oídos y corazón, se estaba convirtiendo en su sonido favorito, quería escucharle reír todo el tiempo, saber que el menor estaba feliz era lo que más necesitaba ahora.
"Gracias, supongo. Ayer si me sentía realmente mal, pero hoy todo está mejor." Harry seguía con la mirada agachada.
"Lo sé, Niall nos comentó antes de irnos que usted se sentía mal... Y por una parte estuvo bien."
"¿Estuvo bien? ¿De qué hablas?"
"Porque... porque así no fue al pueblo y afortunadamente, nada malo le sucedió." Harry alzó su rostro, encontrándose con el de Louis. "Su seguridad está en nuestras manos y es nuestra responsabilidad mantenerlo a salvo."
"Estoy seguro de que me hubiesen traído con bien al castillo." El ojiverde se incorporó un poco más sobre el colchón, acercándose sutilmente al mosquetero. "Confío en ustedes. En ti."
"Créame, tendrían que habernos matado antes... antes de hacerle algo a usted, su alteza." Louis no se había dando cuenta de la cercanía que ahora ambos tenían, en ningún momento se percató de que Harry se había girado por completo hasta quedar frente a frente con él.
"Lo sé, pero también sé que no les hubiera ocurrido nada a ustedes..." El corazón del príncipe estaba por salirse de su pecho. "No te iba a pasar nada, Lou."
"¿C-cómo puede saber eso?"
"Porque eres muy capaz y por algo están aquí."
El mayor no pudo decir nada, sus ojos ahora viajaban de la mirada del rizado, a su boca.
Harry se percató instantáneamente de ello, y relamió sus labios con rapidez, sintiendo sus latidos desbocados.
Porque el rizado no era capaz de engañarse, no lo hacía y aceptaba completamente que estaba muriendo por una historia de amor con el mosquetero.
Y Louis, cada vez que decidía levantar más barreras ante los sentimientos que le arremetían el alma, lo olvidaba por completo cuando el príncipe salía a la estancia y le daba los buenos días.
Quizá era absurdo porque ellos no llevaban nada de tiempo en conocerse, pero algo en el fondo le decía al castaño que eso no era importante.
Porque lo que sentía estaba siendo mucho más fuerte y real que cualquier cosa.
Por inercia, Louis se levantó un poco del sofá, apoyándose con sus manos en el reposabrazos y se acercó más hacia el rostro del príncipe, quién se mantuvo inmóvil al ver la acción.
No iba a moverse, no iba a frenar algo que deseaba que ocurriese desde el primer día en que lo conoció.
El ojiazul había desconectado las acciones de su parte racional, y se estaba dejando guiar por el corazón, el cual le imploraba un contacto con Harry, un roce, una caricia.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca de él, pudo notar los ojos del menor cerrarse, sus labios se entreabrieron con sutileza, y supo que tenía permiso de hacerlo.
"¡Harold!"
Una voz en la estancia rompió la mágica burbuja que se había creado en la habitación.
Louis se sobresaltó de una manera impresionante, retrocediendo de golpe. Sus botas tropezaron con el sofá donde estaba, y tambaleó perdiendo el equilibrio.
Lo siguiente que sintió, ya no fueron mariposas, sino el golpe de su espalda contra la dura madera del piso.
El príncipe también se había movido y alejado, recargando su espalda de nuevo en la cabecera de su cama. Sin embargo, al ver a Louis caerse, tuvo el instinto de levantarse a ayudarle hasta que vio la cabellera de Niall asomarse por la puerta.
"¿Harry? Qué... ¿Tú qué haces aquí?"
Louis se encontraba atolondrado en el suelo, las ideas se le habían desacomodado.
"Ni, ¿No se supone que deberías estar en reposo?" Harry preguntó antes de morder su labio inferior con fuerza, su consejero era tan inoportuno.
"En este castillo no se puede hacer eso, además, estoy mejor." La voz de Niall era firme, como si hubiese visto lo que estaba por pasar. "Caballero, ¿sería tan amable de levantarse?"
Louis asintió con ligereza, y con dignidad restante que tenía, se sentó en el piso para después ponerse de pie ayudándose de la pared.
Maldita suerte.
"¿Qué hacía usted aquí?" El rubio se cruzó de brazos, mirando con una ceja alzada al mayor. "Tu deber es estar en la puerta de la estancia, no tirado en la habitación del príncipe."
"Perdón, y-yo solo..."
"Lo traje aquí porque quería hablar más privado con él, Niall." El príncipe captó la atención de ambos al hablar. "Necesitaba escuchar su explicación de lo que pasó ayer."
"¿Y se puede saber qué hacía en el suelo cuándo entré?"
"Me resbalé." Respondió con prontitud Louis. "Iba a ir por una taza de té a la estancia para su majestad y me tropecé con esto." Señaló la parte baja del sillón en el que anteriormente estaba sentado. "No medí el espacio, discúlpeme."
Niall rodó los ojos antes de mirar a su amigo.
"Claro, entonces ¿te traigo té?"
Harry reprimió una sonrisa al ver la reacción de su consejero, Niall no era tonto y no se había tragado la historia en lo absoluto.
Se limitó a solo asentir con la cabeza débilmente, para después tomar un cojín de su cama y colocarlo en su regazo. "Aquí te espero."
"Ya, en un momento vuelvo. Zayn está en la puerta, gracias su alteza."
El rubio salió de la pieza, dejando a los dos abrumados. Louis por fin había puesto los pies en la tierra de nuevo, su cerebro estaba empezando a funcionar y sus impulsos habían pasado a segundo plano, pero el nivel de vergüenza aumentó, llenándole cada rincón de su ser.
"¿Louis?"
"Con permiso, su alteza, estaré escoltando la puerta si me necesita." El mayor ni siquiera le miró, prácticamente salió corriendo de la alcoba y cerró la puerta, dejando a un Harry muy confundido detrás suyo.
El ojiverde suspiró, recostándose sobre su mullida cama mientras abrazaba el cojín que había tomado hace un momento.
Estaba siendo sensato consigo mismo, había pasado estos días analizando la postura en la que se encontraban.
Louis un mosquetero, un plebeyo. Harry un príncipe, de la nobleza. No había ninguna relación coherente entre ellos que no fuese de servicio a la corona real, nada más allá.
No era lo común, él tenía que estar con una persona igual, pero quería que le amaran y le hicieran sentir que la vida era color de rosa día con día.
Tampoco estaba dispuesto a seguirse atormentando con ello, no ahora que había visto la reacción de Louis, no cuando estuvo a punto de recibir un beso del mayor.
Si Niall no hubiese entrado gritando a la estancia, lo más probable es que los hubiera encontrado en una situación comprometedora y estaría dando explicaciones sin sentido ahora mismo.
Su mente se perdió entre pensamientos absurdos, entre muchas situaciones imaginarias de todo tipo.
Iba a aventurarse, averiguaría que podía ocurrir con esta posible historia, porque si nunca había leído un cuento dónde la princesa se enamorara de su guardia, él quería escribirla y plasmarla en su libro de vida.
Y con suerte, Louis sentía lo mismo que él.
Hola♡.
Aquí les dejo la parte 2 del capitulo 11. Espero lo disfruten. ♡
Les amo, besitos.
-María Tommo.
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