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CAPÍTULO L

Kéven analizaba boquiabierto el cambio tan drástico en la batalla. Ahora, eran sus hombres y mujeres quienes terminaban cayendo uno tras otro, gracias a la ayuda extra que llegó por parte de los arqueros. Eso había sido repentino, y no creyó que en algún momento las cosas estarían en su contra.

Estaba confiado, entrenó a sus reclutas de forma diferente a como lo hacía con los mosqueteros, precisamente para que estos no adivinaran o predijeran ningún movimiento y todo fuese más fácil. Al principio le sirvió bastante, ya que hasta su ejército sabía por dónde y cuando atacar.

Pero ahora, justo en ese momento, lo único que podía hacer era ir contando en su mente los cuerpos que iban derribándose, porque ellos no veían por donde les llegaban las flechas que terminaban encajadas en sus torsos, así de buena era la puntería de los arqueros.

Se enojó.

Sintió el odio invadirle, una bola de fuego creciendo en su estómago y terminando en su garganta, quemándola y haciéndolo apretar sus manos con dureza.

Porque distinguió a Louis y a Harry.

¿No se suponía que ese imbecil tendría que estar ahogado?

¿Qué demonios hacía ahí?

Kéven creyó estarse confundiendo, pero a medida que enfocó más su vista en el muchacho, confirmó que si era él. Su ojo derecho empezó a brincar por la impresión, no podía ser cierto, ¿quién lo había sacado?

Y todo eso incrementó, cuando en su visión periférica se cruzó con Liam y también con Zayn. Ambos vivos, peleando de forma casi irreprochable, como unos experimentados en el ámbito.

Bennet y Paul no habían hecho bien su trabajo.

Inspeccionó los jardines y supo que ya no podía hacer nada más. Estaba quedándose sin hombres para su defensa, más de tres cuartas partes de su tropa ya estaba en el infierno, y aún había más mosqueteros con vida.

Decidió usar el plan B, porque si tenía otro, solo en caso de que algo fallara... pensó que no lo utilizaría.

Sacó su escopeta, la cuál era la única que permanecía intacta a esas alturas, y con dos disparos al cielo, llamó la atención de gran parte de los contendientes de ambos lados. Nadie bajó la guardia, pero todas las miradas se posaron en la figura robusta de Kéven, acercándose con lentitud al centro del combate. Por indicaciones, sus fuerzas armadas debían parar cualquier cosa que estuvieran haciendo, en caso de escuchar esos dos tiros.

Krov respiró cuando su contrincante bajo la espada, pero él no lo hizo. Ni Zayn, ni Liam, mucho menos Gemma.

Harry no había tenido tiempo siquiera de participar en la batalla, pasó un escaso minuto desde que se encontró con Louis, hasta que al jefe de los mosqueteros se le ocurrió calmar a sus hombres. Y eso le dio muy mala espina, tanto a Louis como a él, así que el ojiazul se puso enfrente suyo, cubriendo con su cuerpo el del príncipe y sosteniendo la espada en lo alto.

Fue una pausa extraordinaria, realmente había logrado detener el enfrentamiento, y lo poco que podía escucharse ahora, era el llanto de los invitados asustados, que se encontraban escondidos por los rincones.

A paso lento, y con la protección de tres de sus secuaces, avanzó con seguridad, con el arma entre sus dedos, jugando con ella y girándola con maestría. Como si con ese artefacto no tuviera el poder de terminar con los estorbos que le quitaron la poca felicidad que él tenía.

"Su majestad." Replicó, cuando ya estuvo a pocos metros del rey. "¿Le ha gustado mi regalo de bodas para su hija?"

Desmond también sujetaba la espada en alerta, no iban a tomarlo desprevenido.

"Tú sarcasmo no es grato, Kéven." Respondió formalmente, enderezando su espalda.

"Oh, eso ya lo sé, pero no era sarcasmo. De verdad, este fue mi regalo."

Abrió sus manos, señalando el caos que había originado. Estaba orgulloso de su obra maestra, de haber arrasado con una sección del imperio de su rey; porque él era testigo de cuanto trabajo le costó llenar los huecos en esos puestos.

Ellos no le exigían a nadie que trabajaran para el reino, si la gente así lo deseaba, llegaba a tocar las puertas en busca de oportunidades.

Kéven debería sentirse muy mal por haber destruido a gran cantidad de los muchachos y adultos que por varios años entrenó, él los formó y les enseñó cómo hacer lo que realizaron hoy en el campo. Podría sentirse decepcionado quizá, esperaba que mínimo hicieran el intento y no fueran tan asquerosamente pisoteados por personas que solo llevaban meses practicando.

Pero la vida daba muchas vueltas.

"¿Qué piensas que es lo mejor de todo esto?" Preguntó el rey. "Devastaste a más de la mitad de mi ejército de la forma más baja y ruin."

"Mi plan era acabarlo por completo." Escupió, y con un movimiento de mano, le ordenó a su séquito que se acercaran a él.

Comprendieron la señal, y dejando sus espaldas expuestas a cualquier ataque, empezaron a caminar arrastrando sus espadas, circulando por encima de sus propios compañeros y adversarios. Terminaron por colocarse detrás de su líder, y ahí descansaron un momento.

Los servidores del castillo miraron confundidos la situación, se estaban cuestionando que seguía ahora. No agredieron, porque su ética de combate solo les permitía hacerlo en caso de recibir un trato igual, mientras ellos no sufrieran atentados, no tenían permitido hacer uso de la violencia. Era un mandato de la reina para evitar encuentros innecesarios.

"¿Qué es lo que quieres?" Desmond bajó un poco la hoja punzo cortante. "Tú eras de confianza para mí... ¿Qué es lo que quieres?"

Kéven sonrío de lado, pasando sus manos por detrás de su espalda.

"¿Yo que podría querer de alguien como tú?" El hombre avanzó unos metros más al frente, y algunos guardias, de inmediato rodearon al rey. "¿Ahora planeas ser un ejemplo? Vamos, tú no eras el rey que todos conocen hoy en día."

Harry observaba atento el extraño curso que la situación había tomado y Louis seguía al frente suyo, protegiéndolo. La reina no podía escuchar lo que ocurría por la lejanía en la que se hallaba, las escoltas no le permitieron acercarse hasta asegurar que estuviera fuera de riesgo. Gemma solo agradeció en su interior haber parado, ya comenzaba a sentirse cansada.

"Si no quieres obtener nada de todo esto, ¿cuál fue el fin? Aparte de destruir a la mayor parte de un ejército que con años de esfuerzo, formamos. Porque tú te encargabas de entrenarlos, no hay lógica en lo que hiciste."

"Lo sé, pobre de ellos." Murmuró en falsa tristeza. "Creí que durarían más, no soy tan bueno en lo que hago."

"Por lo visto, no."

"O quizá solo soy bueno cuando necesito serlo, cuando me conviene."

Nadie lograba entender lo que Kéven estaba diciendo, jugaba con las palabras y los enredaba.

Harry tomó discretamente a Louis del hombro, y lo apretó con suavidad, indicándole que se sentía nervioso. Él lo entendió a la perfección, y sin importarle absolutamente nada, llevó su mano hacia atrás, buscando a ciegas la del príncipe y entrelazó sus dedos, brindándole un poco de seguridad.

"Desmond Styles... ¿ya te olvidaste de la trágica guerra de hace unos años?" El hombre gruñó, sin perder el contacto visual. "Donde pediste a personas de las aldeas ir al combate, porque tus tropas eran demasiado pobres y claro, un rey como tú, debía cumplir con su propósito de ganar una batalla estúpida por no perder extensión territorial, sin importar sacrificar a gente que no estaba mental ni físicamente preparada para eso."

Des rememoró con rapidez; por supuesto que se acordaba de aquellos días y no le daba nada de orgullo. Efectivamente, él no fue el hombre que hoy en día su pueblo veía y alababa, no. Tuvo un pasado donde lo único que hacía era tomar decisiones sin pensar en nadie más, clasificado como un egoísta.

Y todo eso cambió hasta que Anne estuvo a punto de irse de su lado, Harry y Gemma no existían en ese entonces, pero su familia también tuvo turbulencias antes de procrear.

Él se reformó, la reina le ayudó a entender y a ser el soberano que su reino necesitaba, no uno de los tantos que solo buscaba su beneficio. Obviamente estaba arrepentido por lo que había hecho en aquel entonces.

"No se me olvida, y sigo en deuda con todas las familias a las que les arrebaté un miembro de ellas." Masculló, tragando difícilmente su saliva. "Es por eso que ahora elegí ser yo mismo quién peleara por mi propio reino, porque a pesar de ser mayor que todos los que están aquí, me mantengo en la línea de la salud física y soy capaz de hacerlo, así como mis hijos."

El jefe de los mosqueteros, si aún podía llamarse así, se carcajeó ante lo que oyó.

Era absurdo.

"¿Si? ¿Tan capaz te sientes? Que bueno que así te consideres, que aún pienses que eres fuerte. Ojalá mis hermanos hubieran sentido esa misma fuerza cuando los mandaste a luchar."

Se formó un silencio sepulcral, en el que los presentes se miraron unos con otros.

"¿A qué te refieres?" El gobernante cuestionó.

"¿Lo preguntas en serio?"

La burla de Kéven fue bastante notoria, y la tensión acrecentó, cuando llevó al frente la mano con la que sostenía su mosquete. La gran mayoría se alertó, subiendo sus espadas de nuevo y los arqueros a punto de soltar las flechas de sus arcos.

"Tranquilos, solo estamos charlando." Parloteó, girando en su mano el fusil varias veces. "Verás, te contaré una historia... cuando el reino fue amenazado, a ti se te ocurrió la brillante idea de condenar a civiles sin experiencia para defender tu perfecto país..."

Hizo una pausa, solo para asegurarse de que todos le estuviesen prestando atención. Se jactó cuando garantizó que así era.

"Aunque creo que todos lo saben, ganaste, si, salvaste tu territorio y tú no recibiste ni un solo rasguño. ¿¡Y sabes por qué!?" Alzó un poco la voz. "Porque mandaste a personas que no lo merecían, en lugar de enviar a tus propios hombres y de dar la cara tú mismo."

Desmond inhaló profundamente, y luego relamió sus labios cuando entendió.

"Traté de compensar el daño." Titubeó, aunque sabía que las cosas no se enmedaban. "Me disculpe y redimí los actos, por eso formé a los mosqueteros, porque la gente no merecía eso, en aquel entonces me equivoqué y lo acepto. Hoy es diferente, porque ninguno de los individuos que peleó en contra tuya, llegó a la fuerza."

Krov escuchó eso, y bajó la mirada ante sus recuerdos.

"¡Oh, por supuesto! Unas cuantas monedas y víveres iban a reparar la muerte de mi propia sangre." Bufó, colérico. "Mis hermanos, no uno... te llevaste a los dos. Y ninguno regresó por tus fabulosas soluciones, lograste que no te invadieran pero, ¿a qué costo, Des?

La atmósfera era bastante incómoda, la conversación era presenciada por los príncipes, los guardias y mosqueteros sobrantes, los invitados que aún continuaban debajo de las mesas y unos más que escuchaban desde los adentros del castillo.

"Lo lamento mucho." Exclamó, recorriendo con su mirada toda la catástrofe producida. "¡Siento mucho todos los errores que tuve! Lo siento, uno no nace sabiendo como ser un soberano digno de admirar."

"¡Y uno no nace odiando a su monarca!" El hombre explotó, inflando sus fosas nasales. "Uno no nace con el odio en su pecho, yo no nací queriendo acabar con todo lo que tenías, eso tú lo generaste."

"Lo sé, y te entiendo perfectamente, pero no sé qué más hacer para disculparme."

"Ya hiciste suficiente. Porque a los familiares de los demás difuntos se les olvidó cuando llegaste con una bolsa llena de monedas de oro puro, cuando les reconstruiste sus casas. A ellos se les olvidó, pero a mi no... por algo llegué aquí."

Harry y Gemma se miraban con los ojos bien abiertos, tratando de descifrar lo que pensaban mutuamente. La princesa se desvió hacia a su madre, quien seguía lo más alejado posible y parecía estar temblando de miedo o nervios.

Kéven no se aproximó más, solamente se quedó inmóvil en un punto, unos metros adelante de su rey.

"No puedo cambiar el pasado, pero mi familia me ayudó a rehacer mi vida y mi forma de ser. Y ellos no tienen por qué limpiar mis desastres causados."

"¿Tú familia? ¡Ah! ¡Qué tú si tienes una familia divina y completa!" Repeló, localizando a Anne."Tu perfecta esposa, la que nunca te falla y siempre está para ti. La que se encarga de darte siempre un buen trato, la que hace que todos te besen los pies y te idolatren como a un dios. La perfecta doncella que conociste en un baile, como en los cuentos de hadas."

Desmond estaba muy intranquilo, no despegaba su vista del hombre, pero si miraba por el rabillo del ojo a su esposa e hijos.

"Y los príncipes, ¡que decir de ellos!" Con su mano libre, señaló a Gemma. "Tu hermosa e impasible hija, la que siempre demostró un poder superior y muy por encima de lo que tú fuiste cuando tenías su edad. Ella si tiene madera para ser una gobernante responsable, ojalá consideres el hecho de dejarle el trono."

La nombrada retrocedió un paso, pegando su espalda al pecho de Gustav.

"Y tú hijo..." Finalmente, se dirigió al príncipe con soberbia. "Tu noble, apuesto e ingenuo hijo. El amante de las flores y la naturaleza, el que con una margarita creía saber lo que la vida le otorgaría en el amor... Por cierto, Harry, ¿ya le contaste a tu padre?"

Louis se tensó de inmediato y en un acto reflejo soltó la mano del rizado, dejándola al aire. El menor entrecerró los ojos, haciendo una mueca y conectó con la mirada retadora de Kéven.

"¿Qué tendría que contarle?" El príncipe se mordió el interior de la mejilla. "No hay nada de mi, que no sepa."

"¿No? ¿Estás seguro?" Siseó, con las comisuras de su boca ligeramente levantadas. "¿Sabe de tu romance fugaz?"

El rostro de Louis se deformó completamente; pasó de estar serio, a preocupado y asustado.

"Por lo que veo, no lo sabe..." Pasó la lengua por encima de sus dientes, antes de seguir, enfocándose en el rey. "Solo para que lo sepas, tendremos otra boda muy pronto... porque el príncipe Harry, está enamorado."

Sus seguidores se rieron juntos, estaban gozando mucho el momento, pero aún así, con su mano extendida los mandó a callar. Sin embargo, él no borró la gran sonrisa de sus labios.

El rey se permitió rotar su cuello, para visualizar al muchacho, este tenía la cabeza agachada, como si lo estuviera evitando. Louis hizo lo mismo, permaneció con los ojos fijos en sus botas.

"Habla claro." Pidió Des, con el signo de interrogación plantado en la frente.

"Mi querido supremo, tu hijo está enamorado de un plebeyo y lo más terrible de todo esto..." Simuló angustia, poniéndose la palma suelta sobre su pecho. "Es que es el mismo mosquetero que tu solicitaste para cuidar de él."

Las tripas del castaño se retorcieron, y su corazón se aceleró cuando los orbes de su rey se posaron encima suyo. Zayn y Liam estaban del lado contrario, atentos a cualquier cosa pero igual de temerosos, no sabían que sería lo siguiente en pasar y el ojimiel casi hace eso de morderse el dedo pulgar por la irresolución del momento.

"Vaya." No tenía palabras, estaba igual de sorprendido que la mayoría. "Eso es algo nuevo en todo esto, pero creo que es un tema que solo me corresponde a mi, tratarlo con mi hijo." Intentó desviar la atención, porque no era el lugar adecuado para sermones.

"Yo sé que no... pero dime, ¿aceptarías un hombre ordinario en tu linaje puro y casto?"

Las oraciones salían de su boca como vil veneno, estaba decidido a terminar aquello que había empezado, pero primero seguiría sembrando poco a poco las semillas de la discordia.

"Louis es un mosquetero, y si bien era un plebeyo, actualmente forma parte del equipo del reino." La princesa se atrevió a opinar, enterrando la punta de su arma en el suelo. "Quizá no tiene la descendencia, pero se ganó un lugar aquí al defender lo que tú quisiste echar abajo."

"¿En serio? Espero que pienses así de todos los mosqueteros, y no solo de él por ser la pareja de tu hermano."

"Lo hago, incluso los guardias forman parte, nuestro personal de servicio, todos. Hasta tú lo hacías."

Sin responder de inmediato, Kéven inició su caminar, esta vez en pasos lentos y más cortos de lo normal. Gemma se irguió, tomando de nuevo la empuñadura de su espada para prevenirse; Liam hizo lo mismo, apretándola con fuerza en espera de algún mandato.

"¿Y qué cambiaría si te dijera que Louis, no es un mosquetero cómo se los ha hecho creer?"

Y ahí estaba.

Yéndose todo al demonio.

Louis levantó de inmediato la cabeza, entreabriendo sus labios para decir algo que se quedó atorado en sus cuerdas vocales; una corriente lo sacudió, se mareó y el príncipe estaba lo bastante confundido como para notar el estado en el que se encontraba.

"¿Louis no es un mosquetero?" De nuevo, fue Desmond el que inquirió.

"¿No se los ha dicho? ¡Me encanta traer las buenas noticias!"

Si bien la disputa física había cesado, estaba por comenzar otra, pero que lejos de quitar una vida, iba romper una conexión muy grande y que quizá no se podría reparar. Pero Louis no tenía alternativa, solo le quedaba asumir las consecuencias de sus actos y mentiras.

Porque como Zayn se lo dijo, un día la bola de nieve se iba a estrellar. Y era justo en ese momento, dónde todo estaba estallando.

"En términos generales, Zayn, Liam y Louis, nos engañaron a todos." Explicó, guardando por un rato la escopeta en el cinturón. "Ellos no son mosqueteros y nunca lo fueron, solo eran los encargados de mantener limpios los uniformes."

"¿Y por qué fuiste tú quién los puso como escoltas a mi familia?" Reclamó el rey, con la mente hecha un lío. "¿También era parte de tu magnífico plan?"

"¡Claro que no!" Mintió. "Yo tampoco sabía, yo confíe plenamente en lo que sus expedientes decían, tenía las firmas de los tres, y Pierre avaló todo eso, me aseguró que él los había tenido bajo entrenamiento intensivo."

"¡Eres un embustero!" Louis parloteó, y su vena en la sien se le remarcó por el repentino coraje. "¡Tú nos diste el puesto a base de engaños!"

"¿Yo?"

"¡Lo hiciste! Por años te pedimos una jodida oportunidad para demostrarte que podíamos ser parte del equipo, y no nos dejaste." Habló con rudeza. "¡Nosotros no firmamos absolutamente nada, todo eso es falso!"

Krov cerró sus ojos a lo lejos, moviendo la cabeza en negación. Liam por su lado, deslizó la mano por su propia mejilla al darse cuenta que su amigo había soltado información de más, y Zayn tenía la boca seca, ejerciendo fuerza sobre el piso con su pie.

"¿Estás diciendo que es falso?" Se acercó peligrosamente, pero el castaño no se inmutó. "Peor aún, ¿estás admitiendo que aceptaste proteger a tus gobernantes sin tener idea de cómo hacerlo?"

"Y-yo no... nosotros no-"

"Suponiendo que lo que estás diciendo es real, ¿dónde están tus valores como persona? ¿Tu moral? Usurpaste el lugar que le correspondía a alguien más." Tomó a Louis de la quijada, y presionó con el dedo índice y pulgar. "Yo no tenía idea de que eras un inútil, yo confíe plenamente en ustedes."

"¡Mentiroso!" De un manotazo, el ojiazul le obligó a soltarle. "Estás mintiendo, todo lo que dices es mentira, fuiste tú. Tú fuiste el único que nos puso esta trampa, porque sabías que ninguno de nosotros era bueno en las disciplinas, eso te iba a facilitar más el trabajo para llegar a nuestro rey. Todo fue tú plan."

"¿Acaso estás aceptando que no tenías preparación y aún así, te comprometiste con el puesto?"

De nuevo, hubo sigilo. Dos miembros de la familia real compartían miradas repletas de desconcierto, y uno más, no podía dejar de ver a Louis con los ojos esmeralda a punto de saltar de sus órbitas.

"¿Louis?" Harry habló en voz bajita, ignorando el hecho de que tenían a Kéven frente a ellos. "¿Eso es cierto? ¿Aceptaste un puesto qué no te correspondía?"

Zayn quiso correr para abrazar a su amigo, y Liam sintió las ganas de llorar golpearlo sin un anticipado aviso.

"Te están haciendo una pregunta Tomlinson, contesta." El hombre se alejó de ellos en forma triunfal. "Responde por una vez, honesta y sinceramente."

"Lo hice." Omitió las acusaciones, y sólo se enfocó en hablar con el menor. "Pero solo tienes que saber, que nada es como él lo está diciendo, créeme."

"¿Por qué habría de hacerlo si me has mentido todo este tiempo?"

Fue cuando Louis, sintió cada parte de su pequeño mundo irse derrumbando; por más que intentó que sus barreras no se desplomaran, estaban ahí, cayendo una a una por la forma en la que su príncipe le había hablado.

"¡Pero que noche! ¡Ha sido una de mis favoritas!"

Kéven les dio la espalda y regresó a su lugar, evitando pisar a los muertos regados. Ya no le importaba absolutamente nada, él también conocía su destino ahora, pero estaba seguro que se iría con el placer de haber cumplido con su misión.

Estando frente a lo que restaba de su ejército, se dio la media vuelta, y con el gesto más escalofriante que alguna vez hayan visto, le dio un vistazo a todos los sobrevivientes.

"Solo una cosa más... ¿Qué te parece si me saludas a mi familia, Des?"

Esa última frase, fue acompañada de un disparo que resonó con un eco desalmado.

Una bala que acabó por instalarse en el cuerpo del rey, robándole el aliento y haciendo que cayera de rodillas sobre la hierba.

Y el mundo se detuvo por unos segundos. Segundos eternos dónde Harry gritó dolorosamente, dónde Gemma corrió a sostener a su padre antes de que impactara directamente con el terreno y simultáneamente, decenas de flechas fueron disparadas hacia el responsable de ese acto tan atroz.

Milésimas de segundo, donde los pocos sobrantes de la tropa enemiga iban pereciendo, ya no tuvieron tiempo de tratar de defenderse o de escapar cuando menos.

Esa fracción de tiempo donde Krov recibió un proyectil más al intentar acercarse, dónde a Liam una bala perdida le terminó rozando y lastimando el brazo.

Dónde el mosquete de Keven se quedó sin cartucho, y una espada terminó por clavarse en su pecho, ensartándose en su corazón.

Pero no le importó, porque supo que su muerte no había sido en vano.

¡Holaaaa! *se esconde*

Bueno, aquí actualizando casi a las tres de la mañana, normal.

También quería agradecer infinitamente porque la fic aparece como núm 1 en el hashtag #'fanfictiononedirection y eso es todo gracias a ustedes, de verdad, muchas gracias por todo el amor.

Detalles de los últimos párrafos en el siguiente capítulo, les amo, besos, nos vemos prontito.
-María Tomml.

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