Decidí llamarlo. A pesar de que seguro cortaba antes de que contestara, pero al menos marcaría su número. Eso era demasiado para mi estado depresivo.

Esperé con el altavoz y rogué porque no contestara.

—El número al que está llamando no se encuentra disponible... —escuché una extraña voz y luego un susurro —Ah, mierda ¿cómo seguía?

—Yoon Gi...

—Pi, pi, pi...

—Sé que eres tú —no pude evitar reírme. Aveces era tan estúpido.

—¿No era que estabas harto?

—No era por ti. Es que Jin me estaba molestando...

—¿Qué te hizo? Lo golpearé.

Yoon Gi era tan pero tan, no sé cómo explicarlo... Me encantaba que fuera tan protector conmigo. Pero también era un idiota. Aunque el lado bueno era que ya no me conseguiría citas con desconocidos.

—Nada... Oye, lo siento. No debí salir corriendo, pero me hacia pis.

—Ok, haré como que eso es cierto y que no te estás inventando nada—lo escuché reírse como si fuera gracioso, aunque en realidad era bastante ridículo lo que dije— En fin, ¿quieres venir casa? Pedí una pizza y no puedo acabarla yo solo.

Me quedé pensando si eso seria una buena o mala idea. Tenia mi pijama puesto... Y era tarde, pero su piso no estaba tan lejos del mío.

—Está bien, pero espérame abajo. No quiero que me asalten.

—¿Qué te van a robar?

—Quizás el corazón.

—¿Podrías dejar de tomar jarabe para la tos como si fuera juguito de frutas?

Colgué y sonreí mientras que corría a buscar mis zapatillas. Yoon Gi sabia de mis extraños vicios por lo que decir disparates siempre era culpa del jarabe.

Tomé las llaves y después de cerrar, salí a toda prisa. Quería volver a estar con él como antes, sin novia chismosa entrometida. Esperaba que ella no estuviese ahí, sino me cortaría la yugular con espátula de albañil.

JJK:25/02/2017