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❪⛤❫ 𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖘𝖎𝖊𝖙𝖊

Cassie tuvo que tomarse la mañana del domingo para realizar varias compras en la ciudad. La mayoría para recolectar una serie de ingredientes que le eran necesarios para una pócima, y la otra para rellenar su refrigerador, el cual comenzaba a verse bastante vacío.

Los ahorros que le había dejado su abuela seguían en el banco, y ella prefería que siguieran allí para cuando llegara el día de marcharse a la universidad. Mientras tanto, continuaría pagando su comida con el salario que ganaba honestamente como camarera en el Happy Hour después de clases.

No era el mejor empleo del mundo, ni mucho menos el que pagaba más. Pero era todo lo que Cassie sabía hacer.

Una ráfaga de aire fresco hizo mover su abundante melena rubia, y ella apenas había salido de una tienda de artilugios antiguos cuando el delicioso aroma del Wonderland's Coffee Shop llenó sus pulmones.

El nombre de la cafetería era un truco simple que se inventó el dueño del local basado en la historia de Lewis Carroll, solo que un tanto más oscuro. Por la noche presentaba luces estroboscópicas y telarañas de algodón blanco, y era el lugar favorito de cualquier persona de fuera de la ciudad que buscaba una bebida cara con un nombre gótico. Los lugareños, y especialmente los miembros del círculo, evitaban el lugar por razones obvias. Pero a la luz del día, el Wonderland's Coffee casi podría pasar por una cafetería ordinaria, y acababan de instalar sus mesas al aire libre.

Cassie pensó que no sería tan malo si se sentaba afuera tomando su bebida al sol, así que buscó un asiento vacío. Fue entonces cuando notó ese familiar cabello castaño chocolate que sabía que pertenecía a Scarlett.

Ella estaba inclinada sobre un libro, leyendo y masticando un lápiz sin pensar. El primer instinto de Cassie fue ir a sentarse con ella, pero luego recordó la nueva regla: Los desconocidos, y más específicamente turistas, estaban fuera de los límites por ahora. No era justo, pero incluso Faye estaba dispuesta a renunciar a parte de su libertad personal por el bien del grupo, y Cassie tenía que ser la primera en dar el ejemplo.

Se dio la vuelta para irse justo cuando escuchó una voz llamándola a sus espaldas.

-¿Cassie? -el rostro de Scarlett se iluminó al instante- ¡Es tan bueno verte! Ven a sentarte conmigo.

Sus ojos oscuros parecieron desprender una luz tenue similar a la de un diamante, al igual que una muñeca Barbie de esas que siempre hay en las jugueterías.

-No puedo -respondió la rubia apenada, escaneando el área circundante- Solo tengo un minuto.

-Siéntate solo por un minuto entonces -rió la chica, cerrando su libro y poniéndolo a un lado.

La joven bruja suspiró. Scarlett se veía tan sola sentada allí. Habría sido cruel negarse.

-¿Qué planes tienes para hoy? - preguntó la de apellido Blake casualmente, y la joven levantó las manos y miró de izquierda a derecha.

-Esto -dijo ella- No es mucho.

Cassie dejó escapar una corta risita.

-Siento haberte perdido de vista en la feria y no haberte podido despedir. Surgió un problema de última hora con mis amigos y tuve que irme.

Los ojos oscuros de la castaña irradiaban afecto.

-No hay problema -dijo ella. Luego tomó un largo sorbo de su café helado y pareció estar sopesando algo en su mente o tratando de resolver algo.

Cassie sintió que la estaba examinando tan profundamente que podría haber estado contando cada uno de sus poros o cada una de sus pestañas, pero simplemente la dejó. Por alguna razón, no la hizo sentir cohibida. No sabía por qué, pero quería que Scarlett la conociera y realmente la viera.

Después de unos segundos, ella habló:

-Me gustan mucho tus amigos. Y como no conozco a nadie en el pueblo, esperaba causar una buena impresión.

Cassie sabía que este era el momento en el que, si fuera una chica normal sin un Círculo al que proteger, le pediría a Scarlett que pasara el rato. En cambio, le ofreció una conciliación que sonaba patética.

-Yo era la chica nueva no hace mucho tiempo y sé lo brutal que puede ser hacer amigos en esta ciudad.

Los labios carnosos y rojos de Scarlett esbozaron una amplia sonrisa.

-Es por eso que voy a sobornarte para que seas mi amiga -Cassie se rió. Disfrutaba de la falta de pretensiones de la castaña. Era el tipo de chica sensata de la que habría sido amiga en California- Por ejemplo, te voy a recordar que me mudé aquí con mi hermano mayor, y él me dió su tarjeta de crédito que pienso gastar completamente para convencerte de ir de compras conmigo.

Titubeando, la rubia miró su reloj. Tenía otras dos horas antes de tener que estar en la casa abandonada ¿Cuál podría ser el daño en ir a algunas tiendas durante una hora?

-Por suerte para ti, ir de compras es una de mis actividades favoritas de tiempo libre.

-¿Eso significa que estás dentro? -preguntó Scarlett.

-¿Por qué no? -Cassie se puso de pie, provocando que la chica nueva saliera disparada de su asiento.

-¡Eso funcionó incluso mejor de lo que pensé que lo haría!

Ir de compras con Scarlett fue la distracción perfecta de todos los problemas de Cassie. Como no podía hablar sobre ninguno de los problemas del Círculo, tuvo que sacarlos de su mente por completo. Era como llegar a ser otra persona durante unas horas, alguien con preocupaciones normales. Preocupaciones como: ¿Cuarenta dólares es demasiado para pagar una camiseta sin mangas, incluso si es muy, muy pequeña? Y Scarlett era una compradora experta; podía escoger el mejor artículo en un estante de rebajas con la rápida previsión que incluso una bruja podría admirar.

De alguna manera convenció a Cassie para que comprara un vestido ajustado de lamé rosa.

-Sigo pensando que este es más de tu estilo que del mío -dijo Cassie, justo después de la compra impulsiva.

-Podemos compartirlo -la de ojos café sonrió brillantemente- De hecho, podemos compartir la mayoría de estas cosas. Eso es lo mejor de ser de la misma talla.

Cassie estuvo de acuerdo y luego sugirió que descargaran sus bolsas de compras en la cajuela de su auto antes de buscar los zapatos perfectos para el baile de Halloween. Ellas se habían hecho amigas con tanta facilidad que por un momento olvidó que se suponía que debía mantener las distancias con ella.

No sabía qué le ocurría, porque siempre había sido una persona que se ciñera a las reglas, pero había algo más que no tenía ni idea de cómo explicar. Una conexión especial que las unía, y realmente era una lástima que no pudiera hacer nada al respecto ni revelarle la verdad sobre su verdadera naturaleza.

Quizás en un futuro, cuando esto no representara una amenaza para el Círculo.

Mientras guardaban las cosas en el auto, ninguna de las dos se dió cuenta de una presencia ajena que las había divisado a lo lejos. Por lo que cuando Cassie se enderezó, los ojos de Diana se encontraron directamente con los suyos, primero con extrañeza, luego con disgusto.

Oh no.

Incluso a esa distancia, ella podía sentir la rabia destilando de las pupilas de su media hermana, acusándola, como si hubiera cometido un crímen muy grave. Aunque de cierta forma lo era. Había sido sorprendida desafiando descaradamente una promesa que le había hecho al Círculo y eso no estaba bien.

-A esa chica realmente no le gusto -escuchó murmurar a Scarlett, una vez que ambas la vieron desaparecer por la puerta del centro comercial.

Ella no estaba segura de cómo empezar a defender el comportamiento de Diana. No es como si Scarlett pudiera entenderlo.

-No tiene nada que ver contigo. Créeme -dijo- Pero aun así lo siento.

La castaña se encogió de hombros.

-Te dejaré compensarme uniéndote a almorzar conmigo y mi hermano el viernes próximo después de clases ¿Qué dices?

Cassie estaba desgarrada. Sabía que lo correcto era despedirse e inmediatamente ir a explicarse con Diana, pero se lo había pasado muy bien y separarse de Scarlett solo heriría sus sentimientos.

-Realmente no debería...

-Vamos, Blake. Por favor, por favor, dí que sí -la vió juntar sus manos delante de su rostro y hacer un gracioso puchero como si fuera una niña pequeña. Obviamente no podría seguir diciendo que no.

-Vale.

Scarlett hizo un sonidito alegre con su voz y abrió la puerta del Camaro rojo mientras Cassie subía por el asiento del copiloto.

●●●

-Está bien -dijo para romper el silencio- No tengo mucho tiempo antes de regresar a la cafetería ¿Quién tiene algo que informar?

Cassie estaba parada en el centro de la habitación, con su uniforme de camarera rojo todavía puesto y la melena dorada recogida en un moño flojo.

El Círculo estaba tomando un descanso en su nuevo escondrijo de última hora, el sótano del Boathouse, ya que la Casa abandonada les quedaba lejos cuando salían del instituto al atardecer. Adam lo sugirió como un punto de reuniones temporal para los días entre semana, y todos habían estado de acuerdo.

-¿No deberíamos esperar a Faye? -Melissa preguntó mientras le daba un mordisco a una barra de chocolate Carlos V que tenía en la mano.

-Últimamente todo lo que hacemos es esperar a Faye -se quejó Diana, cruzándose de brazos encima del sofá-. Si tiene mejores lugares para estar, entonces deberíamos continuar sin ella.

-¡Puedo oírte! -canturreó la aludida desde lo alto de las escaleras, bajando por ellas con un vestido negro que se ajustaba a sus muslos y los brazaletes de sus manos haciendo un ruido titileante.

Cassie se colocó delante de todos, mirándolos uno a uno.

-Como estaba diciendo -levantó la voz- Jake ¿Tienes algo más que decirnos sobre la marca?

Faye llegó a su lado justo a tiempo para empujar al apellidado Armstrong con ambas manos.

-Adelante, dilo. No tienes nada.

-De hecho. Tan solo he podido averiguar que es el símbolo que usan para identificar a sus próximas víctimas. Una vez eres marcado, no hay escapatoria hasta la muerte.

La piel de Melissa se crispó como la de una gallina, y un súbito escalofrío recorrió su espina dorsal. Todos entonces observaron su expresión de angustia, sin saber qué hacer.

Faye pasó un brazo por sus hombros y la estrechó con fuerza, mientras Diana prometía que encontrarían una forma de solucionarlo.

Los ojos de Cassie fueron hacia Adam en lo que esto sucedía, observando cómo se movía entre el grupo, siempre como mediador, tratando de mantener la paz por encima de todo. La unidad del Círculo significaba más para él que cualquier otra cosa.

De un momento a otro, Diana se aclaró la garganta:

-¿Y todos han estado evitando a los desconocidos como discutimos?

Eso fue todo. Cassie dejó su delantal a un lado y la fulminó con la mirada, molesta.

-No tienes que ser tan vaga, Diana, todos sabemos a qué desconocidos te refieres.

Faye y Melissa cambiaron sus expresiones tristes a unas de completa confusión. La insolencia repentina e inusual de Cassie obviamente las hizo sentir incómodas. Adam se tensó. Pero Jake estaba sonriendo, divertido por su arrebato.

-Pelea de hermanas -exclamó la castaña de apellido Chamberlain, frotándose las palmas de las manos- Ahora recuerden, señoritas, nada de tirones de cabello.

Pero la hija de Charles Meade se mantuvo serena como siempre y no mostró actitud defensiva en su respuesta.

-Esa regla se aplica a todos los desconocidos por igual, Cassie. No se trata solo de que seas amiga de Scarlett.

-Tienes que creerme. No hay nada malo en ella. El hecho de que sea nueva en el pueblo no la convierte en una amenaza.

-No puedes decir eso con seguridad. Apenas sabemos nada de Scarlett.

-¡Sí, puedo! -Cassie estaba gritando ahora- Sé lo que veo cuando la miro.

-Pues tu vista debe estar nublada.

-¿Nublada por qué?

-Por el hecho de que has estado obsesionada con ella desde el momento en que la conociste -Diana espetó al fin, perdiendo su calma.

-¡Ajá! -Faye aplaudió- Finalmente la verdad sale a la luz. ¡Diana está celosa porque Cassie encontró una nueva mejor amiga!

La incomodidad volvió a pasar por cada uno de los miembros del Círculo.

-No estoy celosa -Diana fijó sus ojos galácticos directamente en Faye.

-Sí, lo estás -espetó Cassie, provocando que todos se quedaran sin habla por este ataque final, pero se negó a apartar los ojos de su media hermana.

Diana tampoco miraba hacia otro lado. Su cabello y facciones luciendo tan afilados como un cuchillo. Toda la frustración, la confusión y la ira que había sentido los últimos meses parecía estar saliendo de ella ahora. Y de vuelta vino la decepción y la indignación por la audacia de Cassie para desafiarla y al grupo. Fue un enfrentamiento de voluntades ¿Era esto a lo que habían recurrido? ¿Este pequeño enfrentamiento?

Nadie se movió ni dijo una palabra, y por un segundo Cassie pensó que podría continuar así para siempre. Pero luego, por supuesto, Adam se interpuso entre ellas.

-Sigamos adelante. No tenemos mucho tiempo y todavía tenemos mucho que discutir. Diana, cuéntanos qué pasó cuando tu y Jake siguieron a Max.

Ante la mención del nombre de Max, Faye arremetió, inmediatamente furiosa.

-¿Que hicieron qué?

La hija de Charles Meade tenía un nuevo argumento con el que lidiar ahora, por lo que volvió a concentrar toda su energía en Faye.

-Ni siquiera hemos acusado a Max de nada todavía. No hay necesidad de reaccionar de forma exagerada.

-Tengo todas las razones para reaccionar de forma exagerada. Vosotros fueron a mis espaldas.

-Es un desconocido y es nuevo en la ciudad -resaltó Jake- Sabías que estaba en nuestra lista.

-Y lo seguimos directamente a tu casa -dijo Diana tan tranquila como el agua en calma.

La conmoción atravesó la superficie del grupo, dividiéndolos en una histeria fisurada. Esta reunión estaba resultando ser mucho más volátil de lo que nadie había anticipado.

-¿Estaba en tu casa? -los ojos cafés de Melissa se apagaron- Pero si Max no quería tener nada contigo. Te ha estado evitando durante semanas.

Diana negó con la cabeza, incrédula:

-Bueno, algo cambió. Él está interesado en ella ahora. Dejó de huirle tanto y fue detrás de Faye como un cachorro necesitado. Incluso abandonó la práctica de lacrosse para estar con ella ¡Era casi como si estuviera bajo un hechizo! ¿No es así?

Tan pronto como pronunció la palabra hechizo, ella y todos se dieron cuenta. Adam blandió sus ojos azul eléctrico hacia la castaña.

-Dime que no lo hiciste. Por favor, dime que no lo hiciste.

-¿Dónde estuviste toda la tarde, Faye? -cuestionó su mejor amiga- Y por favor, dinos la verdad.

Ellos lo sabían, no tenía ni siquiera que confirmarlo.

-Tan solo fui a almorzar con Max y con su padre. El señor Boylan es un hombre muy educado -ella señaló su cuello- Incluso me regaló este collar.

De fondo, se escucharon los resoplidos que todos soltaron a la vez.

Eso es lo que había estado haciendo todo ese tiempo, llegando tarde a las reuniones y reservando sus planes. Había hecho un hechizo de amor para enamorar al hijo del nuevo profesor de Historia Antigua.

-¡Lo juraste! -recriminó Melissa, levantándose de un salto del sofá para ir hacia ella-. Todos juramos no practicar ninguna magia.

Faye le hizo señas con sus largas uñas rojas como para borrarla de su vista.

-No fue nada. Un simple hechizo de amor no tiene nada de mágico.

-Nos encontrarán ahora, ya sabes. Los cazadores.

-Relájense -se rió- No son cazadores de cupidos. Nadie se percató y nadie lo hará. Max está feliz y yo estoy feliz, dejen ya se relacionarlo con eso.

-Cualquier desliz podría significar que estamos fuera -dijo Adam. Sus manos estaban cerradas en puños, y su respiración era pesada- No podemos darnos el lujo de cometer errores.

Faye se dio la vuelta y caminó hacia él.

-¿Por qué no le dices eso a Cassie, eh?

-Cassie no ha hecho nada malo.

-¿Estás seguro? -cuestionó, al tiempo que lo empujaba con fuerza por el pecho.

-¡Es suficiente! -gritó Diana- Esta discusión no nos lleva a ninguna parte, y todos tenemos que regresar a casa. Retomaremos esto luego.

¿Pero cómo? pensó Cassie segundos después ¿Cómo podrían recoger todas esas piezas rotas?

Suponía que en momentos duros la estabilidad era muy capaz de traicionarlos.

Cuando todos se levantaron para irse, Cassie notó de el nuevo colgante en el cuello de Faye. Ese que según ella, el padre de su nuevo "novio" le había obsequiado. Lucía como una pieza cualquiera de joyería artesanal que se compraría por los alrededores, pero había algo en él que atraía su atención, la forma en que captaba la luz.

-¿Puedo ver eso más de cerca? -preguntó.

-Por supuesto ¿A que es bonito?

Cassie atrapó la piedra en su mano y estudió su superficie. Era ligeramente translúcida, no totalmente negra, sino un juego de verde, azul y rojo. Y cuando la inclinó de un lado a otro, notó como difractaba la luz en un juego de colores que cambiaba continuamente.

En el momento en que lo vio, se le heló la sangre. Camuflado dentro de la fascinante superficie del ópalo estaba el símbolo de W brillando iridiscentemente. El símbolo del cazador.

-¡Oh, Dios mío! -chilló- Faye, te han marcado.

El resto del grupo jadeó, regresando a sus lugares para ver el miedo en los ojos de su líder, y la confusión en los de Faye.

-Eso no es posible -dijo la castaña y miró el collar, reconociendo el símbolo inmediatamente- ¡No! ¡Él no podría haberlo hecho!

Durante unos minutos, nadie habló. Cassie miró alrededor de la habitación a cada uno de sus amigos. Qué rápido había cambiado la energía de la habitación.

La todopoderosa Faye había caído. Parecía una persona diferente. Sus anchos hombros estaban redondeados hacia adelante y todo el color había desaparecido de su rostro.

Se sentó en el sofá y se desplomó llorando. Era un espectáculo que ninguno de ellos podía imaginar.

-¿Cómo? -preguntó. Tenía los ojos inyectados en sangre y el rímel negro corría por su rostro. Era la primera vez que Cassie la veía llorar- Simplemente no entiendo cómo pudo haber sucedido.

-El señor Boylan es un cazador de brujas -dijo la rubia declarativamente.

-Y eso significa que Max probablemente también sea un cazador -le siguió Adam, intercambiando una mirada significativa con Diana, quien asintió.

-De tal palo tal astilla.

Por un momento, cada uno de ellos se sintió verdaderamente mal por lo sucedido. Tanto que hubieran preferido que todo resultara siendo una tonta paranoia.

Jake se sentó al lado de Faye y suavemente tomó su mano.

-Sé que todavía estás en estado de shock, pero necesitamos saber todo lo que le dijiste a Max.

Ella levantó la cabeza hacia su ex novio. Las lágrimas colgaban de sus pestañas oscuras, y su expresión estaba más que afligida.

-Ni siquiera me acuerdo -se desabrochó el collar de detrás del cuello y lo dejó caer sobre la mesita ratona que había delante- Pensé que realmente le gustaba. Él parecía actuar tan real...

Jake envolvió ambos brazos alrededor de ella e, increíblemente, ella lo dejó.

Algunos tuvieron que apartar la mirada. Ver a la castaña con el corazón roto fue casi tan brutal como verla marcada.

De alguna forma, lograban entenderla. No es como si ninguno hubiera sentido algo así con anterioridad, solo que a diferencia de ellos, Faye había confundido amor con ilusión demasiado rápido.

Instintivamente, la mirada de Cassie se encontró con la de Diana en medio del espacio que las separaba, y ambas pudieron ver la misma determinación en los ojos de la otra.

-No hay tiempo para entrar en pánico -dijo la de apellido Blake, pero su voz temblaba- Es hora de unirnos para apoyarnos y protegernos unos a otros.

La mayoría de los miembros del Círculo asintieron ante sus palabras, decididos a actuar antes de que algo o alguien pudiera dañarlos. No se amedrentarían ante aquella amenaza, sino que lucharían de vuelta.

Ya sabían a quiénes se enfrentaban, era solo cuestión de actuar.

Adam se acercó, y tomó la mano de Cassie con la suya sin que nadie lo notara.

-Encontraremos una manera de salir de esto. Siempre lo hacemos.


Ya tenía ganas de actualizar este fic ♥

¿Qué les va pareciendo hasta ahora?

P.D: Gracias a DreamsGraphics por la nueva y maravillosa portada de la historia.

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