❪⛤❫ 𝖈𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖓𝖚𝖊𝖛𝖊
Aquella era la primera vez que Cassie llegaba antes que todo su círculo al punto de encuentro, y como Adam trabajaba en el Boathouse la mayor parte del tiempo los fines de semana, no contaba dentro de aquellos retrasos.
Este se había excusado con ella un segundo en la barra y le había pedido que bajara, ya él la seguiría después de que terminara de servir el último pedido.
-¡Eh, Zachary! -llamó al chico nuevo- ¿Puedes cubrirme un momento? Tengo algo que hacer.
-No hay problema -respondió el rubio, tomando lugar en la barra mientras Adam bajaba el almacén donde Cassie lo estaba esperando.
Allí todo era un poco más frío debido al aire acondicionado, por lo que ella tenía las manos escondidas en los bolsillos de su abrigo y las piernas muy juntas, como si tratara de cubrirse a sí misma con su propio cuerpo. Llevaba puesto su uniforme de trabajo de la cafetería vecina y la melena dorada despeinada como si hubiera corrido para poder llegar a tiempo, con el Libro de la Sombras de su familia escondido en el bolso.
-Supongo que esta vez me adelanté bastante -dejó escapar una risita nerviosa, la cual él correspondió.
-Pero es algo bueno, eso nos deja a ambos algo de tiempo para charlar.
Cassie le dedicó una mirada curiosa, como si quisiera adivinar por su expresión el significado de aquellas palabras.
-¿De qué quieres hablar?
Él la miró con sus amables ojos azules, que podrían iluminar el firmamento entero.
-La otra noche, en el baile, la pasé muy bien contigo -susurró- ¿Sabes? No recordaba la última vez que me sentí tan nervioso y feliz a la vez. Te has convertido en esa compañía que deseo tener en todo momento.
Cassie sintió cómo sus piernas temblaban y su boca se quedaba seca, pero en lugar de alejarse solo asintió, como si lo incentivara a continuar hablando.
-Yo también la pasé muy bien contigo. Hum... en el baile, me refiero.
-Sé que todo lo sucedido en el último curso fue catastrófico: mi relación con Diana, lo de Jake, los cazadores, Blackwell usándonos a todos... -hizo una pausa- En fin, realmente no he encontrando tiempo para hacer esto, pero me gustaría pedirte que...
Adam se detuvo abruptamente, y su rostro se congeló como si acabara de olvidarse de algo. De pronto, un fuerte dolor de cabeza lo hizo cerrar los ojos y frotarse las sienes, al igual que si una granada acabara de explotar dentro de su cerebro.
La chica lo miró con notable preocupación, frunciendo el entrecejo ante su repentino silencio.
-¿Adam? -preguntó, poniéndose en pie para apoyar una mano en su hombro cuando él le dio la espalda- ¿Estás bien? ¿Qué te ocurre?
-No ocurre nada, estoy perfectamente -respondió cortante, apartando su mano con una brusquedad que impresionó a Cassie.
¿Cómo había pasado de ser el galante chico de siempre a comportarse como un idiota con ella? Cassie no lo supo, pero algo en las pupilas de Adam era oscuro, y se percató dd ello cuando él se volteó a mirarla. Sin embargo, tras un leve parpadeo estas volvieron a la normalidad.
Adam se apresuró en acercarse y darle una sincera disculpa:
-Perdona, Cassie. Yo no quería...
-Está bien -contestó ella inmediatamente, justo en el momento que la puerta del almacén volvía a abrirse y el resto del Círculo pasó al interior.
-¡Hola tortolitos! Iugh, alguien ha olvidado quitarse el uniforme de trabajo -Faye tiró del delantal rojo que Cassie traía amarrado a la cintura, y sonrió con burla cuando esta la apartó de un manotazo.
A diferencia de los días anteriores, Melissa lucía menos estresada y triste. Su rostro había recuperado la luz que desapareció el día que supo que había sido marcada, sustituyendo su expresión gris por una un poco más calmada y conforme.
Jake estaba a su lado, un tanto inquieto con las manos escondidas en los bolsillos de sus pantalones. Era como si quisiera salir disparado de allí a toda pastilla, al igual que si llegara tarde a un compromiso de última hora.
También estaba Faye con un extrañamente increíble buen humor, destilando electricidad por cada poro de su piel, sus ojos y su contagiosa sonrisa. No podría decirse lo mismo de Diana, quien yacía sentada en la escalerilla de la puerta con la cabeza escondida en sus manos, tratando de evadir la luz de la lámpara todo lo que le fuera posible.
-Muy bien ¿Alguien tiene algo que informar? -Cassie habló como si las demás voces se hubieran apagado, sonando fuerte y severa- ¿Nadie?
-Pregúntale a Diana. Parece que tuvo una noche bastante interesante -rió la apellidada Chamberlain con burla, pero la aludida no se molestó en siquiera mirarla, estaba más ocupada aguantando aquel insoportable dolor de cabeza.
-¿De qué estás hablando, Faye?
-De la épica resaca que te estás cargando ahora -rió- Já ¿Quién lo diría? La toda correcta y estirada Diana Meade se pasó la noche de Halloween como una cuba.
Unas risitas se escucharon de fondo, pero ella no les prestó atención. No obstante, Faye no estaba dispuesta a detener su broma.
-Deberías ir con más cuidado, D. Estar tan cerca del enemigo podría meternos en serios problemas.
Esta vez, la expresión de la castaña se volvió tan afilada como una navaja suiza, mirando hacia su compañera como si quisiera sacarle los ojos allí mismo. Lo que hizo que los demás miembros del Círculo voltearan su completa atención hacia ella.
-¿Qué clase de broma es esa Faye? -la reprendió su mejor amiga, pero esta solo frunció los labios.
-La ví ayer saliendo del instituto con Max Boylan. Él se la llevó toda borracha y dormida dentro de su auto. Así que ya no soy la única interactuando directamente con cazadores.
-¿Es eso cierto? -interrogó Cassie, con sus ojos clavados directamente en su media hermana. Diana solo resopló llena de furia.
-¡Estaba ebria! No sabía ni la mitad de las cosas que estaba haciendo o diciendo. Max solo fue amable y me llevó a casa, no tengo ninguna marca ni símbolos de cazador en todo mi cuerpo ¿Podéis parar ya?
-Estar cerca de Max o su familia es muy peligroso, Diana -agregó Adam- No sabemos qué es lo que están planeando, pero de seguro todo tiene que ver con aniquilarnos a cada uno.
-Sin embargo, eso también podría beneficiarnos.
Con el entrecejo fruncido, Cassie se volteó a mirar al dueño de aquella voz:
-Jake...
-Mi abuelo Royce me dejó una reliquia hace meses, justo días antes de que comenzaran las vacaciones de verano. Dentro había una nota, donde decía que nuestra guerra estaba lejos de acabar -les habló detenidamente- Supongo que a esto se refería, y pensó que me sería de mucha ayuda. Las reliquias son objetos que le permiten a los cazadores usar nuestra propia magia contra nosotros.
-¿Reliquias?
Jake tomó lugar en el centro y explicó al Círculo que las reliquias se originaron alrededor de 1320, poco después de que el Papa Juan XVII autorizara a la Inquisición a perseguir la brujería como un tipo de herejía.
-Una bruja acusada creó y entregó las reliquias a cambio de su vida -dijo detenidamente- Ella bautizó a los dueños de estas piedras mágicas y les enseñó algo llamado la Maldición Asesina, que es la que caerá sobre aquellos que han sido marcados.
-Por supuesto que necesitaban una bruja para hacer el trabajo sucio por ellos -resopló Faye- Tarados.
-Pronto, la Inquisición condujo a una ola de caza de brujas durante la cual las reliquias fueron avistadas en toda Francia, Italia y Alemania. Pero muchos de estas fueron destruidas durante el pico de las cacerías, que ocurrió a fines del siglo XVI hasta alrededor de 1630. Y cuando la cacería llegó a Salem en la década de 1690, solo una docena de reliquias, e incluso menos familias de cazadores, habían sobrevivido.
El apellidado Armstrong enfocó sus ojos azules en Diana específicamente.
-Ahora se cree que solo quedan tres reliquias activas. Una es la mía, así que las otras dos deben estar en manos de la familia de Max, o incluso de él mismo. Si logras colarte en su habitación, quizás puedas descubrir si guardan alguna.
-Ella no irá a ninguna parte cerca de su habitación -respondió Faye de inmediato.- No puede ser que a mí me reprendieran por estar cerca suyo, y a ella la vayan a entregar en bandeja de plata.
Dudosa, Cassie vio la determinación brillando en las pupilas de su media hermana, y supo que a pesar de las protestas de las demás miembros del Círculo, ella no se echaría para atrás.
-Necesitamos acercarnos a los cazadores, tener vigilancia total sobre ellos, ya que obviamente nos están observando.
-Diana puede acercarnos a Max -dijo Jake- Es la única que puede hacerlo fácilmente y todos sabemos eso.
-Pero es peligroso -resaltó Faye burlonamente. Entonces su rostro adquirió un peso rencoroso- Si se le da la oportunidad, Max la marcará como lo hizo conmigo.
Diana se encogió de hombros.
-No voy a hacer ninguna magia a su alrededor. Además, Jake tiene razón, soy la única del grupo con la que ciertamente Max querrá hablar.
-Baja ya esos aires de superioridad.
-Y tú deja de expulsar envidia por toda tu boca, Faye. Te guste o no, debemos hacerlo.
-¿Y qué piensas hacer para llegar a su habitación entonces? ¿Tener sexo con él?
-Nadie ha llegado a tales extremos, Faye -la reprendió Cassie, saliendo en defensa de la castaña.- Diana es lista, se las arreglará.
-Gracias, Cassie.
-¡Yo podría hacerlo! -protestó Faye, y de fondo, se escuchó la risa del mayor de los Armstrong.
-¿Tu? ¿Después de haber acosado al pobre chico por semanas? No digas tonterías. Además, parece que estás olvidando algo importante ¡Ya te han marcado!
La paciencia de Fayee se había agotado y una ira peculiar surgió a través de ella. Su rostro y sus manos se pusieron calientes de rabia.
En un intento por calmarla, Melissa se colocó a su lado y tomó su mano en un fuerte apretón.
-Nosotros podemos encargarnos de vigilar al profesor Boylan -sugirió- Para que no se acerque demasiado a la Directora Chamberlain.
Escuchar la mención de su madre hizo a la castaña suspirar. Se había olvidado completamente de que ella también era una bruja al igual que la abuela de Diana, y así como ellos, también se encontraban en grave peligro.
Adam y Cassie estuvieron de acuerdo con Melissa.
-Eso está bien por el momento -habló la rubia- Yo intentaré buscar en el Libro de las Sombras por algún hechizo para derrotar a los cazadores. Vosotros haced lo mismo con los vuestros. Y Adam... -el chico la miró atentamente- Necesito que sigas ocultando el Cráneo.
Esto hizo que los ojos azules de Adam se iluminaran como dos estrellas, y sus manos temblorosas comenzaran a sudar con anticipación.
-Creí que lo habían destruido.
-Es imposible. Al menos usando magia blanca -murmuró, volteándose para mirar con reproche a Diana.- Así que vamos a mantenerlo oculto hasta que decidamos qué hacer con él.
La castaña tenía la vista perdida en la habitación, y en apenas un susurro dijo:
-Si una vez se pudo dividir en seis cristales, debe existir alguna vía para volverlo a hacer -luego se puso en pie como un resorte, dispuesta a marcharse- ¿Eso es todo?
Todos los miembros del Círculo intercambiaron miradas entre sí, y asintieron.
-Por ahora.
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Cuando salieron del almacén, mientras los demás se dirigían todos a la salida, Faye se quedó atrás en las mesas que había junto a la ventana para tomar un jugo, esperando que Melissa la acompañara. Sin embargo, la castaña de rizos tenía otros planes en casa, y se despidió de ella prometiendo que podrían salir otro día.
Diana había desaparecido en su auto como si nunca hubiera estado allí, al igual que Jake y Cassie. Adam, por otro lado, trabajaba en el Boathouse, y Faye solo esperaba que no demorara tanto al traerle su bebida.
-¿Qué va a ordenar? -al escuchar la pregunta, la castaña levantó lentamente su vista del menú. Una sonrisa encantada se dibujó en sus labios cuando vio de quien se trataba.
Era el chico de melena rubia y mirada atractiva que la había sacado a bailar la otra noche en el baile de Halloween. Zachary... si mal no recordaba.
-Qué agradable coincidencia. No sabía que trabajabas aquí -Faye sonrió, con sus ojos felinos clavados directamente en el joven.
Este sonrió en respuesta.
-Solo después de clase. Mi madre necesita ayuda con los gastos de la casa.
-Chico independiente... me gusta.
-Así soy -se encogió de hombros- Y tú eres una chica atrevida, lo descubrí ayer en baile.
-Puedes apostar a que puedo ser peor -ella lo miró pícaramente- Mi principal talento oculto es el de perturbar almas puras.
Ambos se quedaron mirando por unos segundos, azul contra ámbar, no dispuestos a apartarse. Hasta que Zachary carraspeó levemente su garganta y dijo:
-Me encantaría pasar más tiempo contigo. Pero si no tomo tu pedido el señor Conant me despedirá por estar distrayendo a los clientes.
-Eso puede arreglarse. Dime a qué horas sales de aquí -La apellidada Chamberlain apoyó sus codos sobre la mesa, observándolo de arriba a abajo con interés.
-Dentro de una hora y media, pero...
Faye lo chitó, poniéndose en pie para acercarse peligrosamente a su rostro.
-Encuéntrame junto a las bancasa las seis. No me hagas esperar mucho -susurró- Y por cierto, creo que un jugo tropical estaría bien.
Diciendo esto, estampó el menú contra su pecho y volvió a sentarse en su mesa a la vez que ponía toda su atención en la pantalla del móvil.
Impresionado, Zachary se volteó, quedándose congelado por unos segundos antes de soltar una maliciosa risita.
Ya estaba un paso más cerca de lograr su objetivo.
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Tanto tiempo para lograr este mísero capítulo. Pero bueno, se hizo lo que se pudo.
Nos leemos pronto
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