❪⛤❫ 𝖈𝖆𝖕𝖎́𝖙𝖚𝖑𝖔 𝖉𝖔𝖘
Era una soleada y húmeda mañana en Chance Harbor cuando Cassie Blake bajó de la escalerilla del porche con su bolso de la escuela enganchado al hombro. Los largos mechones de cabello rubio le caían por la espalda, más largos que en el curso pasado, mientras que su cuerpo iba cubierto por una falda desgastada y un suéter de cachemira azul.
En la casa de al lado, un chico la saludó con la mano en el momento que iba cruzando la calle, y ella le correspondió con una corta sonrisa.
Era Jake, su vecino, con quien rara vez se había encontrado en los últimos dos meses. Él seguía siendo igual de atractivo, pero uno que no causaba el mismo efecto que antes. O por lo menos en ella. Suponía que ahora estaba demasiado ocupado mientras trabajaba en la carpintería que quedaba cerca del astillero, a la vez que se encargaba de ayudar a su abuelo con los gastos de su propia casa.
Él se subió en su auto y se marchó por el camino opuesto al de Cassie, quien suspiró, estirando la boca manga de su suéter para que le cubriera las manos.
El otoño estaba llegando, y con él, la caída de las hojas que cubrirían todas las calles en cuanto menos se lo esperara. Quizás Cassie debía buscar algo interesante hacer para el próximo Halloween, o quizás, una forma de unir nuevamente a su círculo y que fuera más significativa.
Algo que los hiciera amar a la magia otra vez.
Sabía que sería difícil, puesto que tantas semanas separados de seguro los había hecho cambiar en muchas maneras, pero no perdía nada con intentarlo.
Estaba pensando seriamente en ello cuando sintió un zumbido similar al de un motor en su oído, y cuando miró hacia al lado, se percató de que una chica había detenido su auto junto a ella.
La chica tenía largas ondas de cabello castaño brillante y usaba botas altas negras que se enganchaban en el dobladillo de su vestido lencero, el cual Cassie podía notar desde fuera.
-Disculpa -dijo- Estoy buscando la preparatoria del pueblo que se supone que estaba por estas manzanas, pero creo que me he perdido.
Tenía aproximadamente la misma altura y constitución que Cassie, y sus ojos eran de un marrón muy oscuro, casi negro.
La rubia señaló al oeste:
-Sigue adelante y en dos minutos estarás allí.
La chica le sonrió amistosamente, agradecida, y se quedó mirándola, como si esperara más.
-Soy Scarlett -dijo.
-Cassie -respondió- ¿Estás de visita desde fuera de la ciudad?
-No. Me acabo de mudar aquí -Scarlett se mordió la uña que estaba cubierta de esmalte negro descascarillado- Comenzaré mi último año en la preparatoria de Chance Harbor, si es que la encuentro claro está.
-Espero puedas llegar entonces. Lo reconocerás en cuanto veas a todo ese montón de adolescentes fuera del edificio.
-Seguro -saltó, poniendo las manos en el timón- Dime ¿Tú también te diriges allí?
Cassie tragó con nerviosismo.
-Yo uhm... sí, también estudio allí. Este es mi segundo año
-Pues entra al auto y te llevo. Esto de ser nueva es terrible. Probablemente me sienta extraña al llegar sola, pero si tu me acompañas será menos incómodo.
-No quisiera abusar.
-Oh no es nada. Ven, abre la puerta.
La castaña la invitó a sentarse en el asiento del copiloto, y ella aceptó.
Le agradaba aquella desconocida, pues Cassie sabía cómo era ser la chica nueva en la ciudad. Simpatizaba con lo horrible y alienada que probablemente se sentía Scarlett en este momento.
Cuando ambas arribaron en el colegio, la de apellido Blake se bajó antes y le describió cómo podía llegar al aparcamiento.
-Ya, creo que esta vez no es tan difícil -dijo la chica- Gracias por tu ayuda, Cassie Blake. Fue un gusto conocerte.
-Digo lo mismo. Ya nos veremos por los pasillos.
-Cuenta con ello.
Antes de que Scarlett pudiera irse, Cassie encontró una forma de agradecerle por aquel aventón:
-¡Espera! -la llamó- Deberías venir al festival este fin de semana. Será cerca del puerto; no te lo puedes perder.
La de ojos oscuros se rió de una manera que la hizo sonar como una niña, y Cassie no pudo evitar unirse. Había algo refrescante en ella.
-Nos acabamos de conocer, ¿Y ya le estás dando una oportunidad a mi pobre sentido de la orientación? -entonces su rostro se calentó- Me encantaría ir, gracias.
-Genial -dijo Cassie-Entonces nos veremos más tarde.
Apenas puso un pie en el interior del edificio, sus piernas se sintieron débiles de solo recordar los últimos episodios de lo desastroso que fue su último año. Por esa y muchas otras razones, Cassie había pasado todo el verano viajando, con la única intención de estar lejos de todo lo que le traía resentimiento y tristeza.
Afortunadamente, aquella fue una buena decisión por su parte, o de lo contrario no habría podido averiguar todo lo que pudo sobre su linaje, y sobre lo cual se encargaría de contarle al resto del círculo en su próxima reunión.
Se sentía nerviosa por volverlos a ver. Increíblemente, pensar en ello era incluso hasta raro. Por eso, Cassie agradeció que Sally Matthews la abordara en la misma puerta, y ambas se dirigieran hacia la asamblea de inicio de curso juntas, mientras ella le contaba de sus vacaciones en Cape Cod.
-El festival de otoño será increíble este año. Han venido muchos forasteros, lo que significa que habrá el doble de personas que en el anterior.
-He visto los preparativos. Aunque no sabía lo de los forasteros.
-El turismo en la ciudad ha aumentado en esta temporada debido a eso. Yo también me sorprendí cuando regresé.
Había una gran emoción en su entorno: las voces parecían más fuertes, los pasos más rápidos, todos más animados y felices, con esa singular fiebre otoñal.
Todos sus compañeros estaban planeando sus atuendos y debatiendo sobre quién sería una cita digna. A nadie le importaba nada sobre el inicio de clases.
-Es una buena señal. Una celebración de nuevos comienzos es justo lo que necesita esta ciudad -dijo Sally, y Cassie pestañeó, dándose cuenta de que no había oído nada de lo que le dijo anteriormente.
Ella quería estar tan emocionada como todos, pero su corazón se sentía pesado en su pecho. Sus nervios por ver a sus amigos otra vez la estaban afectando.
Ambas continuaron su camino, pero antes de que pudieran pasar al interior del auditorio, un torbellino de cabellera castaña clara y ojos aleonados intervino, empujando a Sally lejos de ella. Se aferró al brazo de Cassie como si fuera una muñeca, y le hizo una seña a la afroamericana.
-Corre a la asamblea y busca a otra chica patética con quién hablar -dijo. Luego se volvió hacia Cassie- Necesito un minuto contigo.
Faye Chamberlaien vestía toda de negro, como casi siempre solía hacer, pero su atuendo de ese día era más ceñido y revelador que de costumbre.
Cassie asintió con la cabeza hacia Sally, tranquilizándola.
-Está bien, -dijo.- Ve al auditorio. Te veré allá.
En respuesta, la chica le dió una rápida mirada severa a la hija de la directora, demostrando que no le tenía miedo, y luego las dejó solas.
Cassie, por su parte, se había prometido a sí misma que no haría caso de cualquier cosa que le dijera Faye. No podía ignorarla, especialmente no en la escuela, donde era seguro que encontraría a los demás miembros de su círculo. Y ella, por sí o por no, formaba parte de él.
-Sé que eres nueva en todo este asunto de ser líder -le dijo- Pero incluso tú deberías reconocer que no podrás jugar limpio por mucho tiempo.
La rubia de apellido Blake entornó los ojos, adoptando una expresión exasperada mientras ponía sus manos en sus caderas.
Ahí iban otra vez.
-No sé de qué estás hablando
Faye se burló, como si estuviera por debajo de ella tener que explicarse.
-No te hagas la inocente conmigo, Cassie. No funciona.
-Si realmente tienes algo que decirme, Faye, dilo. Pero si solo estás tratando de molestarme, no lo estás logrando.
-Mentirosa.
Faye extendió el brazo hacia delante para tomar su mano y revelar la marca Balcoin que había en esta, haciendo que Cassie saltara hacia atrás, apartándola de un tirón.
-Wow, esto sí que es nuevo -rió- ¿Sabes, Cassandra? El poder siempre crea enemigos. Divide a las personas en dos tipos, buenos y malos ¿Cuál eres tú?
Cassie recordó que una de las brujas que conoció en New Salem le había dicho que el poder era solo poder, no era bueno ni malo. Solo la forma en que lo usaba era buena o mala. Pero incluso Diana había cambiado de opinión al respecto.
-Ya he elegido -contestó.
-No, no lo has hecho -canturreó la castaña con tono infantil- Hay algo en ti que prueba que eres la niña de papá. Puedes sentirlo dentro de ti.
-¿Has terminado ya?
-¿No es agotador intentar imitar a Diana cuando en realidad eres la oscuridad en persona?
-Déjame adivinar -saltó la rubia, acercándose a ella para oler su perfume chillón ligado a otro aroma- Estás completamente colocada. Por eso hablas tantas tonterías ¿No es así? ¿Dónde rayos se ha metido Melissa?
Faye soltó una risa graciosa, probando su teoría, y dio un paso atrás. Ella había logrado lo que pretendía, y ahora la líder de su círculo estaba significativamente alterada.
-Mejor apúrate -dijo.- No querrás llegar tarde a la asamblea.
-Pues obviamente no pienso dejarte aquí en este estado ¿En qué rayos estabas pensando?
La castaña se encogió de hombros, aparentando ser inocente mientras sacaba el brillo labial de su bolso y lo aplicaba en sus labios.
-¿Quieres un poco? -se lo tendió a Cassie.- Creo que es tu color.
En un destello de molestia, pensó en quitarle el brillo labial de la mano a la colocada Faye, pero eso le daría exactamente lo que quería. Estaba tratando de empujarla a ceder a sus impulsos más bajos, a ser tan impulsiva e imprudente como ella, pero Cassie no lo haría. No le daría esa satisfacción. En cambio, le dio la espalda y, cuando lo hizo, vio a alguien a quien no había visto antes en la preparatoria de Chance Harbor.
Un chico, a quien Faye también notó.
Juntas, lo vieron caminar por el pasillo. Era alto, con músculos, cabello castaño, rasgos latinos, y debía haber terminado de hacer ejercicio, porque estaba usando pantalones y zapatillas deportivas.
Llevaba una bolsa de deporte en una mano y un palo de lacrosse en la otra.
-Ese chico es hermoso -Faye abrió tanto la boca que podría haberle entrada una mosca-. Sabes cuánto amo a esos deportistas sudorosos.
Cassie puso los ojos en blanco, preguntándose qué habría sido de su relación con Jake Armstrong ahora que lo recordaba, pero su interrogante fue respondida cuando la apellidada Chamberlain se acercó de inmediato al joven para hablarle.
-¿Estás perdido? -ella lo interceptó- Porque puedo ayudarte a encontrar tu camino.
Su cabeza se disparó cuando se dio cuenta de que le estaban hablando. Cassie vio que sus ojos eran cafés, tan oscuros como un cielo nocturno, y su barbilla estaba ligeramente torcida.
-No, gracias -respondió él, con voz calma- Sé hacia dónde me dirijo, pero de todas formas agradezco tu ayuda.
-¿A esa aburrida asamblea? -su amiga no estaba dispuesta a rendirse tan fácilmente.- En ese caso, puedo ayudarte a perder el rumbo.
Eso lo hizo abrir los ojos desmesuradamente, dirigiendo una mirada a la otra chica, como si estuviera pidiéndole ayuda para escapar en silencio.
-Hola -dijo- Soy Max. Mi padre es el nuevo profesor de Historia Universal.
-Ella es Faye -respondió Cassie, devolviéndole la sonrisa-, y está encantada de conocerte.
Max dejó caer su bolsa de gimnasio en el suelo y estrechó su mano de una manera que hizo evidente que era todo un caballero con las chicas.
Eso provocó que el rostro de Adam llegara a la mente de Cassie, y ella se obligó a apartar ese pensamiento.
-Cassandra -dijo Faye, ella nunca había usado su nombre de pila tantas veces en un día- ¿No te estará esperando Sally en la asamblea? Probablemente deberías ponerte en marcha.
La aludida suspiró, sintiendo lástima por el pobre chico ahora que quedaría solo.
-¿De verdad tienes que irte? Puedes venir y sentarte con nosotros.
-Ella está en lo correcto, Sally me está esperando -dijo- Gusto en conocerte Max.
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Cassie llegó al auditorio justo a tiempo para la ceremonia de bienvenida. Se sintió aliviada al encontrar a Sally haciéndole señas para que se acercara a donde ella estaba sentada en la última fila.
El auditorio estaba más lleno de gente de lo que nunca lo había visto. Los grupos de estudiantes se apiñaban en la parte de atrás y en cada fila de salida. El zumbido de la emoción que Cassie percibió en el pasillo se había trasladado hasta allí, donde se intensificó como agua turbulenta, pero una vez que la señora Chamberlain tocó el micrófono para silenciar a la multitud y hacer algunos anuncios, esa energía inquieta se redujo a un aburrimiento de bajo nivel.
-Hola a todos. Soy su directora Dawn Chamberlain, y el día de hoy, tanto yo como el resto de los profesores les damos la bienvenida al nuevo curso.
Cassie dejó que sus ojos recorrieran la multitud, lentamente, hasta sentir que su corazón se aceleraba cuando encontró a Diana, sentada con su clase de inglés avanzado. Ella lucía tan bonita como la última vez que la había visto, solo que su expresión ya no era tan brillante como antes, sino más sombría.
¿Qué habría ocurrido con ella ese último verano?
A pocos metros, Melissa se había unido a Adam en las filas centrales a mitad de camino del escenario, con su cabello más corto que antes. El chico a su lado se volteó en dirección de Cassie, tal y como si pudiera sentir su presencia en aquel inmenso lugar, saludándola con una sonrisa que ella apenas pudo devolver.
Realmente lo echaba de menos, pero... todavía necesitaba recuperarse de todo lo ocurrido.
Una cosa que sí notó, fue que ninguno de ellos parecía preocupado. Sino que estaban tan aburridos y apáticos como el resto de la escuela. Lo que la hizo preguntarse ¿Acaso era ella la única que seguía tambaleándose por su último encuentro? ¿Estaban todos fingiendo, tratando de mostrar sus mejores caras? ¿O todo el mundo era realmente mucho mejor para seguir adelante que Cassie?
-¿Estás bien? -Sally preguntó cuando Cassie se acomodó en su asiento-¿Qué pasó allá afuera?
-Estoy bien. Faye solo quiso molestar, pero luego pasó un chico sexy y ella se olvidó de mí.
-Suena a ella -dijo tras un suspiro- ¿Quién era el chico?
-No lo sé, alguien nuevo. Su nombre era Max.
Cassie buscó a Faye en el auditorio y la encontró parada en la esquina hablando con Max; o asustándolo para ser más específicos. Este se apoyó con ambas manos en su bastón de lacrosse, como si estuviera a punto de saltar por encima de todos los asientos para huir de ella. Luego centró su atención en el hombre que, asumió, era el nuevo profesor que esperaba a un lado de la madre de Faye. Vestía una camisa simple y tenía el pelo color oscuro. Era alto, de hombros anchos y mantenía las manos entrelazadas a la espalda.
Un débil aplauso le dio la bienvenida al escenario.
-Gracias a todos por asistir. Ya pueden retornar a sus clases-culminó la señora Chamberlain varios minutos después, y a Cassie le resultó extraño su tono de voz. Aparentando simular seguridad para no equivocarse.
Lo cierto, es que tampoco la había visto hasta ese día, y por alguna razón, ella no pudo evitar pensar que eso que parecían reflejar sus ojos azules no era otra cosa que miedo.
Su piel se crispó y un escalofrío le recorrió la espalda.
No, pensó para sí misma. Estás siendo paranoica. El hecho de que el último curso haya sido un desastre no quiere decir que este también lo sea.
Pensó que debía haber estado sufriendo algún tipo de estrés postraumático, de la misma forma en que los soldados se sentían cuando regresaban de la guerra.
Ese año todo sería diferente, y haría lo que fuera necesario para que todo volviera a ser como antes de que John Blackwell apareciera en sus vidas. Pero primero que nada, había algo que todavía faltaba.
Recuperar a su círculo.
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