
Capitulo 14
—Oh, entiendo. —no tengo idea de qué decirle porque estoy pensando en un millón de cosas ahora mismo.
—Camille, como te decía, entiendo que esto es muy difícil para ti por los acontecimientos recientes, sin embargo es una momento muy importante para el club. Este trofeo completa el objetivo que nos marcamos al inicio de temporada y es necesario que el mejor equipo de redes sociales y marketing, viaje con el primer equipo para documentar todo el proceso.
—Sí, claro que lo entiendo y cuente conmigo para todo. —acepté intentando disimular mi nerviosismo.
Honestamente no tengo idea de lo que voy a hacer con Miguel, Joe acaba de irse a Nueva York y no tengo a nadie con quien dejar a mi hijo.
—Muchas gracias por tu compromiso con el club. Sabía que podía contar contigo, Camille. —añadió el hombre mayor y tuve que sonreír aunque por dentro estoy muy preocupada.
—Estoy lista para trabajar en lo que me asigne, señor.
—Lo sé y eres excelente en tu trabajo. Bueno, ya puedes retirarte. —me levanté de la silla y caminé hacia la puerta. —¿Camille? —el hombre sentado en el escritorio me llamó antes de que pudiera irme.
—¿Sí?
—¿Con quién vas a dejar a tu hijo? —preguntó y me sorprendió mucho su pregunta.
—Bueno, en realidad aún lo estoy pensando. —confesé pasando mis manos por mi cabello.
—No tienes a nadie con quien dejarlo, ¿verdad? Llévalo contigo y también a la niñera que lo cuida. —indicó sonriendo.
Dios mío, sentí que mi alma regresaba a mi cuerpo.
—¿En serio? Sr. Wacker, we love agradezco mucho y le aseguro que mi hijo no interferirá en mi trabajo.
—Tranquila, Camille, yo entiendo perfectamente tu situación y aquí en el club siempre tendrás apoyo como madre. —afirmó sonriendo.
—¡Muchas gracias! Realmente lo aprecio.
—No hay nada que agradecer. Ahora necesito una estrategia de redes sociales para el viaje. Sé que Axel y Carl prepararon una, sin embargo creo que podrías ayudarlos con algo más divertido para los fans.
—¡Por supuesto! Yo me encargaré de ello inmediatamente.
—¡Excelente! Pídele a Diane que te ayude con todo el proceso del viaje.
—Sí, por supuesto, muchas gracias. Lo haré ahora mismo. Gracias de nuevo.
—No te preocupes, Camille. —salí de la oficina de mi jefe y me acerqué a Diane, su asistente.
—Hola Diane, el Sr. Wacker me pidió que hable contigo sobre el viaje a Qatar.
—Por supuesto, ya lo tengo todo listo. Lo único que necesito es que me des el número de pasaporte de tu hijo y su niñera. —indicó la joven con una sonrisa amable, me sorprendió darme cuenta que desde el principio, mi jefe había planeado llevarme con mi bebé y su niñera.
—Sí claro, te enviaré la información de mi bebé en cuanto llegue a mi oficina. Lo único que me preocupa es que todavía no le he preguntado a Lucía si puede venir con nosotros. —afirmé un poco preocupada.
—Tranquila Camille, realmente dudo que se niegue a viajar contigo. Quiero decir, ¿a quién no le gustaría viajar con el mejor equipo del mundo? —exclamó alegremente y su sonrisa me hizo sonreír.
—Bueno, tienes razón, la llamaré para pedir su información y te la enviaré de inmediato.
—Excelente.
—Hasta luego, Diane. —caminé hasta mi oficina pensando que va a ser muy difícil hacer mi trabajo en Qatar.
No veo a Gabriel desde hace tres meses y no puedo negar que todavía lo amo con toda el alma. Siento que mi corazón está roto por su ausencia, aunque al mismo tiempo me siento muy mal por su abandono, pues me dejó sin dejarme explicar la situación.
Después de todo lo que pasó, traté de hablar con él y no me dejó acercarme. Incluso Adrien trató de ayudarme y fue imposible, así que hace dos meses le pedí que dejara de intentarlo.
Llegué a mi oficina y llamé a la niñera de mi hijo, que en este momento está en casa cuidando de él. Hablé con ella y le pregunté si le gustaría venir a Qatar conmigo, a lo que ella respondió con un sí rotundo, lo cual me quitó un gran peso de los hombros.
Ahora estoy trabajando en la presentación que me pidió mi jefe, Axel y Carl están aquí conmigo y estamos tratando de avanzar lo más rápido posible, ya que en la tarde tenemos sesiones de entrenamiento que necesitamos documentar, de repente recibí una llamada.
—Hola, Diane, ya te envié la información que me pediste hace un rato.
—Sí Camille, eso es perfecto, de hecho ya tengo todo listo para el viaje, sin embargo quería decirte que por la edad de Miguel necesitaremos un documento firmado por el padre, que te autorice a sacar a tu hijo del país. Es algo de rutina y todos los niños lo necesitan cuando viajan con uno de los padres. —me quedé en silencio porque había olvidado por completo que debo pedirle permiso a Gabriel para viajar con mi hijo. —Camille, sé que no tienes una buena relación con el padre de tu bebé y créeme, traté de asegurarme de que no tengas que pedirle permiso porque técnicamente viajarán juntos al mismo lugar, sin embargo el problema es que viajarán en diferentes horarios y en diferentes aviones, lo siento mucho.
—Sí, no te preocupes Diane, yo hablaré con él.
—De acuerdo, te enviaré un documento listo para que lo imprimas y le pidas que lo firme.
—Está bien, Diane. Muchas gracias, hoy tendrás el documento.
Colgué el teléfono y me quedé en silencio pensando en cómo voy a hablar con él.
—¿Camille, todo está bien? —preguntó uno de los jóvenes sentados frente a mí.
—Sí, todo bien, sólo necesito hacer algo ahora. —afirmé poniéndome de pie.
—Está bien, nosotros seguiremos avanzando con la presentación. —respondió Axel, salí de mi oficina y caminé por los pasillos hasta llegar a las salas donde hacen las charlas técnicas, siento que mi corazón late a mil por hora, pero debo hacer esto.
—Hola Camille. ¡Qué maravilloso verte tan temprano, te ves preciosa! —el saludo de Louis me hizo sonreír.
La verdad es que en este poco tiempo, el alemán se ha portado como un caballero conmigo. Incluso ha venido a casa un par de domingos a pasar la tarde con Miguel mientras yo trabajaba. A veces sueño que el hombre que juega con mi hijo en el piso de mi departamento, es mi esposo, sin embargo eso ya nunca será posible.
—Hola Louis, muchas gracias. ¿Cómo estás? —saludé sonriendo.
—Ahora que te veo, estoy feliz. —sonrió de manera coqueta, yo me reí con él.
—¿Qué te trae por aquí? ¿Tomarás las fotos de entrenamiento? ¡Sería maravilloso, Carl no tiene ojos tan bonitos como los tuyos! —afirmó sonriendo una vez más, me sonrojé por su comentario.
—En realidad no, vine porque necesito hablar con Gabriel. —la sonrisa se desvaneció de su rostro.
—¿Estás segura de eso? Camille, no creo que este sea el lugar indicado para que hables con él. —afirmó y tiene toda la razón.
—Sí, tienes razón, pero es importante que hable con él ahora. Me acaban de informar que mañana viajaré con ustedes a Qatar, llevaré a Miguel y a su niñera conmigo, por eso necesito la firma de Gabriel en el permiso para sacar a mi hijo del país. —confesé absolutamente avergonzada.
—Oh entiendo, yo puedo ayudarte con eso, ¿quieres que hable con él? - preguntó.
—No, muchas gracias por la oferta, pero esto es algo que tengo que hacer yo misma. Aunque podrías ayudarme haciéndole saber que estoy aquí.
—Por supuesto, voy a entrar, dame un minuto. —Louis entró a la sala en la que está todo el equipo, respiré hondo para tratar de recuperar la calma y prepararme para ver a mi esposo después de casi tres meses.
—Camille, Gabriel dijo que irá a verte a tu oficina, cuando termine la charla
De hecho yo también debo entrar, pero ¿quieres que vaya a ver a Miguel esta tarde? Le compré un pequeño balón de fútbol y me gustaría mostrárselo. —afirmó el alemán y se ve un poco avergonzado, recordé uno de los momentos más felices de mi vida.
—¡Hola bebé, soy papi! Quiero que sepas que te amo mucho, a ti y tu hermosa mamá. —susurró sonriendo mientras le habla a mi abultado vientre. —¡Te llevaré al estadio y te enseñaré a patear el balón! —exclamó lleno de amor y alegría.
—¿Camille? ¿me has oído? —preguntó de nuevo.
—Sí, claro, lo siento mucho, estoy un poco preocupada por el viaje. —mentí.
—Sí, lo entiendo, guardaré la pelota para cuando volvamos del viaje. —añadió con expresión de tristeza.
Me sentí muy mal, porque honestamente no ha hecho más que ser bueno con nosotros, lo cual es mucho más de lo que ha hecho «mi marido» últimamente.
—Louis, creo que si solo vas por un par de horas, no habrá problema. Si no te importa que yo esté haciendo las maletas. —afirmé y sonrió.
—¡Por supuesto! No te preocupes, solo serán un par de horas. Te enviaré un mensaje cuando esté cerca de tu departamento, ¿de acuerdo?
—Está bien, bueno ahora debes irte porque no quiero tener problemas con el entrenador. —añadí riendo.
—Oh eso no es posible Camille, el entrenador te adora, de hecho eres una de las pocas personas a las que realmente él aprecia. —me sentí orgullosa de mí misma, ya que en este tiempo me he ganado el cariño y respeto de casi todo el staff del club.
—Eso me hace muy feliz. Bueno, me voy.
—Está bien, bonita. Nos vemos luego. —afirmó un poco más alto de lo normal y lo dejé pasar.
Entré a la sala para la charla técnica antes de los entrenamientos, mañana saldremos para Qatar rumbo al mundial de clubes.
Es muy importante para todos, porque con ese trofeo cumpliríamos todas las metas del año. Me entretuve charlando unos pocos minutos con Mark y Alphonso, todos estamos muy concentrados en conseguir el título.
De repente vi a Louis en la puerta y me sorprendió que no entrará. Aunque la charla aún no ha comenzado, algo me hizo prestar atención a mi compañero, segundos después lo vi reír y hablar con alguien.
Mi corazón se detuvo en mi pecho cuando la escuché reír. Una hermosa melodía en mis oídos y como si eso no fuera suficiente, Louis se apartó un poco de la puerta y me dejó verla por primera vez en casi tres meses.
Se ve un poco más delgada, su hermoso cabello dorado cae como una cascada y usa unas gafas que no me dejan ver sus hermosos ojos azules mientras sonríe. Me muero por dentro cuando me doy cuenta de que yo no soy la causa de su risa.
Aunque todavía no puedo perdonarla, mi corazón todavía la ama como la primera vez.
Solo a ella, mi ángel.
Ya no es mía y verla reír con Louis me está matando. Traté de prestar atención a la conversación con mis compañeros, hasta que de repente el alemán se acercó a nosotros.
—Gabriel por favor, ¿tienes un segundo? —preguntó seriamente.
—Sí, claro. —me levanté de mi asiento y nos alejamos un poco del resto.
—Dime ¿pasa algo? —pregunté mirándolo con atención, necesito saber qué está pasando entre él y Camille.
—Gabriel, Camille está afuera y necesita hablar contigo de algo muy importante. —llámenme loco o exagerado, pero enseguida me di cuenta de que está más que interesado en mi esposa, lo cual me molestó más de lo habitual.
De hecho sé que no debería importarme si no quiero nada con ella, sin embargo la verdad es que no estoy engañando a nadie, todavía amo a Camille.
—Está bien, iré a verla a su oficina cuando terminemos aquí. —respondí seriamente mirándolo a los ojos.
Noté que se puso nervioso y ahí confirmé mis sospechas, no permitiré que se acerque a mi esposa ni a mi...
—Oh claro, se lo diré. —respondió y me dejó parado aquí solo, lo seguí con la mirada y lo vi hablando con ella, luego la vi sonreír una vez más y lo último que dijo terminó haciéndome explotar de ira.
—¡Nos vemos luego! —exclamó emocionado. Yo tengo que hablar con ella porque no puedo dejar que Louis.
—¿Gabriel? ¿Estás bien? —preguntó Javier muy preocupado, quizás por la expresión en mi rostro.
—¿Oh? Sí, estoy bien. —respondí sentándome.
Mi amigo me vio mirando hacia la puerta e inmediatamente se dio cuenta de la razón de mi enojo.
—Gabriel, creo que es demasiado tarde para ti. —afirmó con tristeza y volteé a verlo.
—¿Qué? ¿Por qué me dices eso?
—Me refiero a Camille. De verdad dudo que te perdone después de todo lo que ha pasado. De hecho, Aline me contó hace poco que Louis la ha estado visitando los domingos para jugar con Miguel. —las palabras de Javi me duelen mucho.
—¿Qué dices? ¿Louis anda con mi familia? ¡Qué carajo pretende él con ellos! —exclamé un poco más alto de lo normal.
—¡Gabriel, cálmate! Honestamente no te entiendo, tú abandonaste a tu familia. Camille lleva meses viviendo sola con su hijo en un departamento y tú nunca has intentado ir a verla. Ni siquiera la dejaste hablar contigo para explicarte las cosas, hermano olvídate de Camille, te lo digo sinceramente.
—¡No!
—Gabriel
—Javier, ella es mi esposa y Louis no tiene derecho...
—¿Y crees que tú lo tienes? Después de lo que hiciste, definitivamente no. Aline ha visitado a Camille varias veces y está muy bien sin ti, es una gran madre que trabaja muy duro para mantener a Miguel.
—¿Y Joe? Él estaba con ella y estoy seguro de que Ella la está ayudando con los gastos. —repliqué pasándome las manos por la cabeza, estoy muy nervioso y me siento cada vez peor.
—No es así, Gabriel. Camille no permitió que Ella le compre un departamento y Joe se quedó con ella solo para apoyarla con el cuidado de Miguel mientras se acomodaba bien. Camille es una mujer íntegra y responsable, que no permite que nadie la ayude con sus gastos ni los de su hijo, ella sola lo paga todo con su sueldo de aquí, ¿tienes idea de dónde viven tu esposa e hijo?
—No, no lo sé —negué avergonzado —Joe fue a casa a recoger su ropa y la de Miguel. Yo preferí no estar presente y cuando llegué a casa encontré casi toda la ropa que yo les había comprado, incluyendo las joyas. Ella solo tomó lo que trajo cuando vino a vivir conmigo, también dejó el collar y su anillo de bodas, así como el anillo de compromiso.
—¿Te das cuenta ahora? Camille no quiere nada que venga de ti, Gabriel. Lo siento mucho.
—Hermano, ella vino a buscarme hace unos minutos y debo ir a hablar con ella en su oficina. No tengo ni idea de por qué me buscó.
—No lo sé, pero te diría que no te hagas ilusiones con ella. —sentenció mi amigo, luego entró el entrenador junto con los del comando técnico y la charla ya está por comenzar.
—Javier ¿dónde viven? —pregunté en voz baja.
—No puedo decirte, lo siento mucho, se lo prometí a Aline.
—Pero ¿me dirías si es un lugar seguro? Quiero decir ¿están en peligro?
—No, no corren peligro, Joe se aseguró de que el lugar fuera seguro para los dos. —comentó mi amigo sin mirarme.
—Javi ¿dónde? —pregunté como si mi vida dependiera de su respuesta y es verdad, toda mi vida depende de saber dónde viven las dos personas que más amo en el mundo.
—Bogenhousen. —respondió mi amigo.
Después de escucharlo tuve que dejar de hablar para escuchar al entrenador.
—Ella, esto es una maldita broma, ¿verdad? —preguntó Max, mostrándome el documento en el que está mi renuncia a la discográfica.
—No, Max.
—¿Te volviste loca? Ella, no puedes renunciar porque firmaste un contrato.
—Es correcto, Sr. Campbell. MI cliente quiere rescindir el contrato de mutuo acuerdo y está dispuesta a cumplir con todas las presentaciones que se programaron para este año, así como también terminar la grabación del disco que se encuentra en producción ahora. Luego de eso, se terminará el contrato y la Srta. Anderson quedará libre. —señaló el Dr. Marshall.
Él es maravilloso abogado que contrató mi esposo, sonreí al recordar a Adrien, quien ahora mismo debe estar jugando un partido muy importante para la Liga de Campeones, espero que todo le salga bien.
—¿Acuerdo mutuo? No creo que eso sea posible ya que Ella todavía tiene muchas cosas pendientes con nosotros. La compañía discográfica ha invertido mucho dinero en ella y no estamos dispuestos a renunciar a eso. —añadió uno de los abogados de la discográfica.
En este momento estamos en sus oficinas de Nueva York, en la misma sala en la que hace casi cuatro años entregué mi vida por firmar un contrato que me «vendió» a ellos para siempre.
—Bueno, entonces tendremos que vernos en la corte y sinceramente dudo que quieran ese tipo de «publicidad» para su empresa. —respondió mi abogado.
—¿Eso es una amenaza? —cuestionó el gerente.
—No, en realidad es una advertencia. Somos personas adultas y creo que sería mucho mejor si termináramos con esto antes de que todo el mundo lo sepa.
—Somos una empresa seria y pensamos que Ella era una mujer que cumplía su palabra, sin embargo parece que nos equivocamos. De todas formas no nos gustaría hacer un escándalo de esta situación, por lo tanto podríamos ceder, no obstante queremos que se quede un año más y nos olvidaríamos de la cláusula que la obliga aquí de por vida. —demandó el abogado de la discográfica, yo estaba a punto de contestar, pero mi abogado lo hizo antes que yo.
—Creo que no me dejé entender, mi cliente no está dispuesta a cumplir un contrato que es injusto para ella, hay cláusulas que tienen que ver con su vida privada y eso es algo inaceptable.
—¿Estamos hablando de los amores de Ella? —preguntó el abogado de la discográfica con una sonrisa burlona.
—Estamos hablando de su vida privada. Hay cláusulas específicas que le impiden tener una vida alejada de las cámaras, porque ustedes tienen el control total de sus relaciones y el permiso absoluto para publicar en la prensa absolutamente todo lo que hace. No estamos de acuerdo con esa situación y si nos piden que cumplamos el contrato, les pedimos que para que ella lo haga, primero deben retirar esas cláusulas y entregarle el control de su vida privada. —respondió mi abogado una vez más, en todo momento estoy en silencio ante la mirada inquisitiva de Max y los gerentes de la empresa.
—Bueno, creo que es posible negociar eso, podríamos tener exclusivas en sus citas y dejarla en paz más tarde.
—¡No! —exclamé.
—Ella, tranquila. —pidió mi abogado y tuve que callar.
—Señores, la vida privada de mi cliente no está en disputa. Si quieren que cumpla el año restante y ganen todo el dinero que generará, tendrán que firmar el nuevo contrato que hemos traído, en el cual se especifica que su vida privada está totalmente fuera de su control. —sentenció mi abogado.
—Deberíamos hablar unos minutos, ya que nos cuesta mucho gestionar su carrera sin poder generar publicidad con algún escándalo.
—¡Podrían hacerlo como lo hacen otras disqueras, con mi talento! —exclamé muy molesta.
—Oh Ella, como si fuera algo tan fácil. —respondió Max.
Al final, los abogados coincidieron en que los responsables de la discográfica van a tomar una decisión y nos lo harán saber mañana. Tengo mucha fe en que pronto estaré libre de ellos para vivir con mi esposo.
—¡Muchas gracias, Dr. Marshall! —exclamé mientras caminábamos hacia el auto en el que Mark nos está esperando.
—Aún no hay nada que agradecer, Ella, mañana tendremos la respuesta y veremos. —afirmó el hombre mayor.
—Está bien doctor, tengo mucha fe en que todo saldrá bien. —respondí sonriendo y subíamos al auto.
—Espero que tu fe nos ayude, Ella.
—Doctor, ¿cómo va el divorcio de Adrien?
—Bueno, eso es un poco más complicado, ya que la esposa está usando a la hijita para detener el proceso.
—Sí, lo sé, mebli dijo Adrien. ¿Usted piensa que el divorcio saldrá pronto y sobre todo Adrien podrá ver a su hija?
—Sí, estoy seguro que tenemos un caso muy bien fundamentado y que vamos a poder demostrar que Adrien es un buen padre y sobre todo, es él quien mantiene a la niña desde el día en que nació.
Su respuesta me tranquilizó un poco y espero que, como en mi caso, pronto se resuelva el divorcio de Adrien y podamos casarnos delante de todos.
(************)
Cuando llegamos a nuestro destino, mi abogado se despidió de mí y se fue, no sin antes decirme que mañana vendrá muy temprano para que podamos volver a la discográfica para que los managers nos den su respuesta.
Entré en mi departamento y me cambié de ropa, encendí la televisión para ver el resto del partido de Adrien, de hecho lo encontré, pero el equipo de mi esposo está perdiendo 1-3.
—¡Oh no!
La cámara lo enfoca y se ve muy preocupado e incómodo. Aunque deseo poder estar con él para apoyarlo, por ahora me tengo que conformar con verlo en televisión y rogarle a Dios que lo ayude.
Sé que está preocupado por el divorcio, porque no quiere perder a Amy y lamentablemente, esta situación está influyendo negativamente en su juego.
—Vamos amor, aquí estoy. —susurré y un minuto después, el otro equipo marcó otro gol.
—¡Mierda! —exclamé y me acerqué a la televisión.
El entrenador lo sacó del campo y la expresión de mi príncipe me rompió el corazón, saqué mi celular y le envié un mensaje y aunque ahora no puede verlo, lo verá en cuanto llegue al vestuario.
—Mi amor, estoy aquí y te amo solo a ti, siempre a ti. — E.
Regresé a mi oficina y me uní a mis compañeros para seguir con el trabajo que debemos presentar esta tarde.
Sin embargo yo tengo la mente puesta en él y en el hecho de que en cualquier momento vendrá aquí y tendré que enfrentarme a su mirada, tendré que volver a hablar con él y no puedo olvidar la última vez que hablamos. Ese día que debería haber sido el más feliz de nuestras vidas, pero que por la maldad de los demás se convirtió en una pesadilla.
—¿Camille? ¿Está bien que hagamos esto? —preguntó Axel y tuve que disimular frente a ellos.
Cuando estaba a punto de contestarle, alguien llamó a la puerta. Inmediatamente me puse tensa, acomodé mi ropa y mi cabello, luego me puse las gafas que uso hace dos meses para ver, pues resulta que me cuesta ver bien y no lo sabía.
—Voy a abrir. —anunció Carl y se dirigió a la puerta, un segundo después entró y me miró con nerviosismo.
—¿Carl? ¿Todo está bien? ¿Quién es? —pregunté, ocultando el hecho de que sé perfectamente quién está afuera.
—Camille, es Gabriel Fernández y dice que quiere verte. —anunció el joven, visiblemente nervioso porque todos aquí conocen el problema que hay entre nosotros. Agradezco la preocupación y sincera amistad de estos dos jóvenes que trabajan conmigo.
—Está bien, Carl, por favor dile que entre.
—Entiendo. ¿Estás segura?
—Sí, gracias. —respondí.
Los dos jóvenes tomaron sus laptops y salieron de mi oficina dejándome sola, un segundo después él entró.
Por Dios, se ve tan guapo que me cuesta no sonreír.
Siempre me encantó cómo se ve con su kit de entrenamiento, lo miré sin que él se diera cuenta, pues aunque estoy mirando la pantalla de mi laptop, aún puedo mirarlo.
—Hola Camille. —pronunció mirándome.
—Hola, gracias por venir y perdón por la interrupción, por favor siéntate. —señalé volviéndome para mirarlo, él me escuchó y se sentó frente a mí.
—¿Cómo estás? —preguntó y aunque parece nervioso, no creo que lo esté, yo no le importo.
—Estoy bien, gracias. —respondí seriamente —Te llamé porque tenemos que hablar de algo muy importante.
—Entiendo ¿y qué es eso tan importante? —preguntó sonriendo sin dejar de mirarme, tengo que sostener su mirada y no dejar que me ponga nerviosa.
Cuando entré a la oficina de mi esposa, no pude evitar mirar a mi alrededor. Es un lugar amplio y luminoso, en su escritorio hay fotos de ella con mi... con Miguel y no pude evitar buscar el lugar que ella tenía apartado para poner los arreglos florales que yo siempre solía enviarle, ahora no hay nada ahí, solo un adorno que estoy seguro que ella trajo.
Luego la miré con atención, desde hace tres meses no he tenido la oportunidad y el placer de estar a solas con ella. Es demasiado tiempo para no ver su belleza, su cabello dorado, su piel suave color marfil y los ojos azules más hermosos que he visto alguna vez, aunque ahora están cubiertos por unas gafas que me impiden ver su brillo natural.
Ella está sentada mirando atenta a la pantalla de su laptop y aproveché estos segundos para admirarla, lleva ropa de negocios y se ve tan hermosa y sensual que tuve que reprimir las ganas de tomarla y hacerle el amor aquí.
—Hola Camille.
—Hola, gracias por venir y perdón por la interrupción, por favor siéntate. —indicó muy seria, me dolió mucho ver en lo que nos hemos convertido, la escuché y me senté frente a ella.
—¿Cómo estás? —pregunté.
—Estoy bien, gracias. —respondió y luego volvió a hablar. —Te llamé porque tenemos que hablar de algo muy importante. —afirmó con seriedad, lo cual por alguna razón me hizo reír, se ve tan hermosa ahí sentada con sus lentes.
—¿Y qué es eso tan importante? — pregunté sonriendo sin dejar de mirarla fijamente.
Ella sostuvo mi mirada por un par de segundos lo cual es maravilloso, porque todo este lugar tiene su especial y delicioso perfume.
Por Dios, la amo tanto que no puedo evitar admirarla.
—Gabriel, me acaban de informar que debo viajar con el equipo a Qatar y llevaré a Miguel conmigo. Por lo cual necesito pedirte que firmes este documento dando tu consentimiento para que mi hijo pueda salir del país. —señaló y puedo notar que está nerviosa.
Me quedé en silencio un par de segundos procesando lo que acaba de decirme.
¿De verdad quiere que firme algo para viajar con Miguel?
No tenía idea de que esto era necesario. Además, ¿cómo va a llevar al niño a Qatar? ¿Quién lo cuidará mientras ella trabaja?
—¿Tú llevarás al bebé a Qatar? —pregunté muy confundido.
—Sí, lo llevaré conmigo porque no puedo dejarlo solo aquí.
—¿Y quién se hará cargo de él?
—Lo haré yo y como lo he hecho todo este tiempo, Gabriel, sola. —respondió visiblemente molesta y mirándome directamente a los ojos con sus hermosos ojos azules.
—No podrás cuidarlo, Camille. Tú estarás trabajando, si quieres yo podría contratar a alguien.
—Eso no es necesario, mi hijo ya tiene una niñera y ella vendrá con nosotros.
—Ah, entiendo.
—Gabriel, lo único que quiero es que firmes este documento. —afirmó muy seria.
—¿Y si no lo hago? —pregunté cómo un perfecto idiota.
—¿Qué? —preguntó sorprendida.
—¿Qué pasará si no firmó, Camille? —volví a preguntar mirándola.
—Entonces tendrás que justificar tus razones ante los directores del club.
—Oh y tengo una pregunta para ti. ¿En tu contrato con el club también se indica que debes salir con los jugadores? —pregunté muy molesto.
La verdad es que estoy muy celoso del idiota de Louis, ella se sorprendió con mi pregunta, pero luego respondió algo que no esperaba.
(************)
Nuevo capítulo.
Por favor déjeme sus comentarios y no olvides votar.
¡Gracias por leer!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro