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Capitulo 12

—¿Qué demonios estás haciendo tú aquí? —exclamé llena de rabia.

—Hola Ella, estoy acompañando a Gabriel porque me necesita. —respondió la mujer parada frente a mí y no puedo creer lo que escucho, es imposible que Gabriel esté con Michelle.

—¡No te creo! ¡Muévete porque necesito entrar! ¡Debo hablar con Gabriel! —exclamé y caminé empujándola.

—¡Ella! —exclamó Steven.

—Ven conmigo Steven, esta mujer no tiene nada que hacer aquí. —entré a la casa que hasta ayer fue la casa de mi mejor amiga.

Caminé por el jardín y no vi a Gabriel, estoy muy nerviosa y confundida, pues no entiendo qué está haciendo Michelle aquí después de lo que pasó anoche.

—¡Gabriel! Gabriel, necesito hablar contigo por favor.

Maldita sea, ¿dónde está?

Caminé por la casa, subí las escaleras y entré a la habitación principal, la cual compartían mi amiga y su esposo. Lo que vi cuando entré, me sorprendió y me puso muy triste.

Gabriel está sentado junto a la cama y se ve muy triste, su cabello está despeinado y su rostro muy demacrado, tiene una foto en sus manos y no levanta la cabeza.

—¿Gabriel? Necesito hablar contigo. —no me respondió, así que me arrodillé a su lado. —Por favor trata de calmarte y escucha lo que voy a decirte. —añadí y él miró hacia arriba, se ve como alguien que vive en agonía y me rompió el corazón verlo así porque mi amiga está igual.

—Ella.

—Sí, soy yo ¿puedes intentar escucharme? Por favor.

—Yo tenía una familia y ella me mintió, ya no sé si es mi hijo. —pronunció con la voz quebrada.

—Las cosas no son así. Gabriel, te juro que todo tiene explicación y si me dejas, yo te lo puedo explicar todo, por favor escúchame.

—¡No! ¡Tú eres como ella! ¡Solo quieres destruir nuestras vidas! Has destruido a Adrien y ella me destruyó a mí. —exclamó muy enojado.

—No, te juro que no es así. Camille pagó por mis errores, pero te ama muchísimo. Por favor, tienes que ir a verla, está muy triste y tengo miedo por ella. —supliqué con lágrimas en los ojos.

—Ella, por favor vete de aquí, no quiero seguir hablando contigo. —se puso de pie.

—Gabriel tiene razón, Ella, debes irte. —intervino Michelle, quien acaba de entrar a la habitación, esto es increíble.

—¿Qué diablos sigues haciendo tú aquí? ¡Te dije hace horas que salieras de mi casa! —exclamó Gabriel hacia la mujer.

Me alegra saber que esta mujer no está aquí porque él la invitó, sin embargo necesito que me escuche y que acepte venir conmigo a ver a Camille.

—Gabriel, yo quiero apoyarte, sé por lo que estás pasando y...

—¡Sal de aquí! ¡Aléjate de mí, Michelle! ¡No quiero volver a verte en toda mi vida! ¡Fuera! —gritó con rabia en sus ojos, la mujer salió de la habitación y esperé unos minutos para volver a hablar.

—Gabriel

—Ella, por favor, necesito pedirte que te vayas. Realmente quiero estar solo. —tuve que hacer lo que me pedía y salir de la habitación.

Cuando bajé las escaleras encontré a Steven hablando con alguien.

—Antoine. —susurré, Steven nos dejó solos y él se acercó.

—¿Estás bien? —preguntó tomando mi mano.

—No. —respondí y comencé a llorar, se acercó y me abrazó.

—Tranquila, no llores. —susurra en mi oído.

—No sé cómo ayudarla y ella está muy triste. Yo quería que Gabriel viniera a verla. —sollocé, soltándome un poco y él me seca las lágrimas con las manos.

—Yo también estoy preocupado por ellos, pero no hay mucho que podamos hacer ahora, por eso tenemos que dejarlos solos un tiempo, por favor no llores más.

—Ellos deben hablar, aunque no esten en condiciones de hacerlo.

—Hablaré con Gabriel, lo prometo. —susurró, puse mi mano en su mejilla y acerqué mi frente a la suya, luego cerré los ojos disfrutando el momento, él me acercó a su cuerpo tomándome por el cintura.

—Te amo, Ella. Solo a ti, siempre a ti. —declaró con los ojos cerrados.

—Adrien, esto no es posible. —me negué tratando de irme y no me dejó.

—No te vayas por favor, me voy mañana y... —insistió acercándome a su cuerpo y no puedo negarme porque lo necesito mucho, acaricié suavemente su mejilla y lo besé.

Nos besamos apasionadamente durante varios minutos, lo amo tanto que no puedo pensar y solo puedo sentir.

—Ella, por favor ven conmigo, déjame estar contigo. —pidió dejando besos en mi cuello y volviendo a mis labios.

—Ahora no puedo, debo ir a ver a Camille, aunque... —respondí casi sin aliento por sus besos y sus manos tocándome.

—¿Aunque? —preguntó mirándome.

—Esta noche, nos podemos ver esta noche. —sonrió y sus ojos azules brillan, recuerdo la primera vez que los vi, en aquel café de Madrid.

Dios, parece que eso pasó hace tanto tiempo.

—¡Sí! ¡Por supuesto que sí, mi amor! Te recogeré a las 8 pm, ¿de acuerdo? —afirmó sonriendo y la verdad si no fuera por la tragedia que están viviendo nuestros amigos, yo me sentiría feliz.

—Sí, te espero, debo irme ahora, te amo.

Mark nos llevó a Steven y a mí de regreso al hotel, me siento triste porque realmente esperaba que Gabriel viniera conmigo a ver a Camille.

—Ella, no quiero ser molesto, pero debo decirte que tenemos que volver a Nueva York pasado mañana porque todavía tenemos compromisos, lo siento mucho. —afirmó Steven.

—Por Dios Steven, ¿de verdad me estás diciendo esto ahora mismo? 

—Es mi trabajo hacerlo, Ella. Aunque entiendo que todo lo que ha pasado es muy triste y que no quieres dejar a Camille sola, he estado pensando que podemos llevarla a Nueva York con nosotros y a tu papá también.

—Yo también pensé lo mismo, en serio anoche casi no dormí y tuve muchas horas para pensar, el problema es que Miguel no puede salir de este país sin la autorización de Gabriel. Steven, él es su padre y esa es la verdad.

—Sé que es la verdad, sin embargo también es cierto que él no quiere verlos. —respondió mi compañero.

—Por Dios, esto parece una pesadilla y no tengo ni idea de qué hacer, lo juro.

—Debes hablar con Camille sobre lo que quiere hacer y ella debe decidir si quiere quedarse aquí o volver a Nueva York con nosotros. En el caso de que decida acompañarnos, yo me encargaré de todos los documentos para que su hijo pueda salir del país. —detalló con seriedad y la verdad es que Steven no para de sorprenderme por su enorme capacidad para mantener la calma en momentos de crisis como el que estamos viviendo.

—Tienes razón, yo debo hablar con ella, aunque ahora no está en condiciones de decidir nada. Steven, tengo mucho miedo por ella y no quisiera dejarla sola.

—Quizás más tarde se sienta mejor, pero debes hablarle pronto, yo quiero ayudarte, sin embargo no puedo hacer nada si no me dices lo que ella quiere hacer.

—Gracias Steven, realmente espero que tengas razón y se sienta mejor hoy.

—¿Y Adrien? —preguntó de golpe y me agarró desprevenida.

—Nos veremos esta noche porque necesito hablar con él.

—Ella, sabes que está casado, ¿verdad? Y no tengo que decirte lo que significará para tu imagen, si un periodista los ve a los dos juntos.

—Steven, nadie nos verá.

—Eso no lo sabes. Ella, los periodistas y fotógrafos están por todas partes, esperando a que te equivoques en algo para conseguir su gran titular. Por eso no podemos arriesgarnos a que te vean con él.

—¡Entonces ayúdame! Tú sabes cómo esconderme, Steven, por favor te lo ruego, necesito verlo. ¡Maldita sea! ¡Estoy harta de esta vida de mierda! —exclamé con frustración, mi compañero se quedó en silencio un par de minutos, luego suspiró profundamente y habló.

—Dile a Adrien que no vaya a buscarte al hotel y que espere mi llamada. Yo le avisaré quien lo recogerá en su hotel, me ocuparé de todo, pero esta será la última vez te ayudaré con algo como esto, Ella y espero que sepas lo que estás haciendo. —sentenció muy serio.

—¡Muchas gracias! ¡Realmente lo aprecio!. —agradecí y él no me respondió.

                     (************)

Minutos después llegamos al hotel, me bajé del auto y fui inmediatamente a mi habitación. Tengo que ver a Camille y mi papá, pues necesito que los tres decidamos juntos qué queremos hacer a partir de ahora.

—Iré a mi habitación a hacer todos los arreglos para que puedas ver a Adrien esta noche. Por favor avísame si necesitas algo y dile a Tom que necesito su ayuda. —indicó Steven en cuanto llegamos a la puerta de mi habitación, yo solo asentí y se fue.

—Hola papá. —saludé en cuanto entré.

—Hola hija, por la expresión de tu rostro, me parece que no te fue muy bien con Gabriel, ¿o me equivoco? —preguntó mi papá.

—No, papá. —negué con tristeza —Tom, Steven quiere que vayas a verlo porque necesita tu ayuda con algo.

—Está bien, nos vemos luego. —respondió y salió de mi habitación, me senté en el sofá y recosté la cabeza, estoy muy cansada.

—Cariño ¿quieres algo de beber? —preguntó mi papá.

—No, papi estoy bien, gracias. ¿Dónde está Camille? ¿Cómo va todo?

—No muy bien. Ahora le está dando de comer a Miguel, pedimos la comida al servicio de habitaciones. Camille no ha querido comer nada y eso me preocupa mucho. —afirmó muy preocupado.

En ese momento se abrió la puerta de la habitación que ocupa Miguel, revelando la figura de mi amiga.

Dios mío, su apariencia es terrible.

Lleva un pantalón gris de yoga y una sudadera azul, su cabello está recogido en una coleta y no lleva puestos zapatos. Aunque lo que más me dolió fue ver su rostro, tiene marcas debajo de los ojos y el brillo que los caracteriza ha desaparecido por completo.

Caminó hacia la puerta de su habitación sin siquiera notar mi presencia, así que la detuve.

—Hola cariño, necesito hablarte unos minutos, por favor. —tomé su mano, ella me miró con tristeza y asintió, luego caminó lentamente conmigo hasta el sofá, son sus manos vendadas.

—Ven aquí querida, siéntate conmigo. —indicó mi papá.

Camille se sentó a su lado, yo me senté frente a ellos y traté de respirar profundamente para encontrar las palabras que le diré a mi amiga.

—Camille...

—Él no vendrá, ¿verdad? —preguntó  su voz sonaba rota.

—No, lo siento mucho, querida, pero no te preocupes porque iré a verlo de nuevo mañana y Adrien también hablará con él, estoy segura de que...

—No lo hagas. —añadió con tristeza.

—¿Qué? Camille, no tomes decisiones ahora.

—Él no cree en mí y me dejó en nuestra boda. A pesar de que grité y supliqué desesperada, él no volvió. —sollozó secándose las lágrimas.

—Cariño, él debe venir a verte y también debe ver a su hijo. —afirmó mi papá, tomando la mano de mi amiga con cuidado.

—Miguel es mi hijo, Gabriel no lo quiere, no quiere vernos. —sollozó una vez más.

—Cariño, tú lo amas y él a ti, aún es muy pronto para que tomes decisiones. —insistió papá.

—Papá —intervine mirándolo, él me mira confundido, sin embargo esta vez apoyaré a mi amiga en todo.

—¿Ella, qué pasa?

—Papá, debemos apoyar a Camille porque ella ha tomado una decisión. De hecho, debo volver a Nueva York pasado mañana y pensé en llevarlos conmigo. Camille, Steven puede arreglar todo el papeleo para sacar a Miguel del país y tú no tendrás que preocuparte por nada.

—No me iré a ninguna parte. —respondió seriamente.

—¿Qué? Camille, no puedes quedarte aquí sola.

—Dije que no iré a ninguna parte, Ella. —repitió muy convencida.

—Cariño ¿cómo te quedarás aquí? ¿Dónde vivirás? ¿Cómo vas a cuidar a Miguel? —preguntó papá muy preocupado.

Camille se volteó para mirarlo y respondió con cariño, lo cual le agradezco porque mi papá no puede seguir recibiendo tantas malas noticias.

—Joe, gracias por preocuparte por nosotros, eres un padre para mí y te quiero mucho. Ella, tú sabes que eres mi hermana y yo te quiero, por eso les pido a los dos su apoyo como mi familia. Tengo un trabajo aquí y hace un rato hablé por teléfono con mis jefes, ellos están de acuerdo en que siga trabajando con ellos a pesar de las circunstancias.

—¿Vas a seguir trabajando en el Bayern Múnich?

—Elly, sé que te preocupa dónde voy a vivir y cómo voy a cuidar a Miguel. —afirmó intentando sonreir para darme seguridad —Buscaré un departamento para nosotros y lo pagaré con mi salario, y aunque será pequeño, será la casa en la que criaré a mi hijo. —la escucho hablar y no sé qué pensar.

Honestamente me siento muy triste porque sé que no está bien y no quiero dejarla aquí sola.

—Camille, vas a trabajar en el mismo lugar que él. —no pronuncié el nombre del esposo de mi amiga por temor a causarle más dolor.

—El Bayern Múnich no solo tiene un equipo de fútbol, ​​de hecho es un club muy grande y no tendré ningún contacto con él. —respondió bajando la mirada.

—¿Estás segura, pequeña? Tendrás que criar a tu hijo sola en un país que no es el tuyo y trabajar al mismo tiempo, ¿quién va a cuidar de Miguel cuando tú trabajes? —preguntó mi papá.

—Estoy absolutamente segura. Joe, he vivido aquí varios meses y he logrado aprender el idioma, Ella sabe que tengo una gran facilidad para los idiomas. No te quiero preocupar y a ti tampoco, Elly, la verdad es que estaré bien.

—Yo podría quedarme contigo para ayudarte a encontrar un lindo lugar para vivir y para instalarte. —afirmó mi papá.

—Camille, yo podría comprarte un departamento. —sugerí tomando su mano con cuidado de no lastimarla.

—Elly, te lo agradezco mucho, pero no puedo aceptarlo. Buscaré un lugar que yo pueda pagar y no tiene que ser muy grande, no necesito mucho. —respondió mirándome con tristeza y comencé a llorar sin poder evitarlo.

—Elly, estaré bien. Tú sabes que no puedo seguir llorando y compadeciéndome porque tengo un hijo que me necesita. Por favor necesito tu apoyo para seguir adelante con mi vida, Miguel y ustedes dos son mi familia, son todo lo que tengo.

—Siempre estaremos aquí para ti. Me quedaré para ayudarte a encontrar un lugar que te guste. —afirmó mi papá sonriendo con melancolía.

—Gracias Joe, realmente lo agradezco.

—Puedes quedarte en este hotel cuando me vaya, quédate todo el tiempo que necesites hasta que encuentres un lugar donde vivir, déjame hacer eso por ti, por favor. —pedí.

—Muchas gracias, Elly. Los amo a los dos, ustedes son mi familia y mi fuerza. —declaró y luego escuché llorar a mi hermoso sobrino en la habitación. —Iré a ver a Miguel.

Entré a la habitación de mi bebé, se acaba de despertar y está llorando mucho. Lo tomé en mis brazos y traté de calmarlo, la verdad nunca ha sido un bebé que llora mucho, es más, casi nunca llora, sin embargo hoy ha llorado casi toda la mañana.

—Shhh tranquilo mi cielo, mami está aquí, no llores más. —susurré intentando calmarlo, pero nada funciona. —Mi pequeño, por favor no llores más. —supliqué sollozando, estoy muy triste y nerviosa, tengo miedo de cómo será mi vida sin él. —¿Extrañas a papi? Calma cariño, yo también lo extraño, pronto estaremos bien te lo prometo, siempre estaré contigo, te amo mi bebé. —declaré con lágrimas en los ojos.

Después de casi veinte minutos tratando de calmar a Miguel, por fin se quedó dormido. Lo puse en su cuna y me senté a su lado, tengo un nudo en la garganta, pues todavía me parece que todo esto es una pesadilla y que pronto despertaré con él sonriendo y diciéndome que todo estará bien.

—Te extraño, mi amor. ¿Por qué no me creíste? ¿Por qué nos abandonaste? —sollocé secándome las lágrimas.

—Hola hermano. —la voz de Adrien me sacó del trance en el que estaba.

En mis manos tengo una foto que Joe tomó recientemente, ella sonríe y el bebé en sus brazos me mira mientras me río, si pudiera retroceder en el tiempo, me encantaría volver a ese momento y quedarme allí para siempre.

—Hermano, deberías ir a hablar con ella, tienes que ver a tu hijo. —insistió mi amigo.

—Lo escuchaste tú mismo y ella no lo negó, se quedó callada a pesar de que le rogué que me dijera la verdad.

—¡Porque estaba asustada! Gabriel, estás cometiendo el peor error de tu vida, por favor escúchame, todavía tienes tiempo para recuperar a tu familia, no complazcas a Jorge.

—¡Cállate! ¡No vuelvas a decir el nombre de ese desgraciado!

—¡Abusó de ella! ¡Por eso siempre estaba asustada! ¿Recuerdas que me lo dijiste? ¿Recuerdas que estabas preocupado por ella?

—Sí, y también recuerdo todas las veces que le pedí que confiara en mí, todas las noches que pasé despierto pensando en cómo ayudarla. ¡Me mintió en la cara!

—Gabriel, estás cometiendo el peor error de tu vida, tienes que escucharme. ¡Por favor! ¡Todo esto es culpa de Jorge!

—¡Cállate! ¡Ya basta, Adrien! ¡Nunca digas el nombre de ese bastardo aquí en mi casa!

—¡Lo estás dejando ganar! ¡Estás dejando que se salga con la suya! Te separará de tu familia, hermano, todavía tienes tiempo para recuperar tu felicidad. Tú amas a Camille, ella es el amor de tu vida.

—¡No! ¡Ella es solo la mujer que destruyó mi vida! ¡Es la única mujer que he amado y es la que me destruyó!

—¿Los vas a dejar? ¿Vas a dejar a tu esposa? ¡Tienes un hijo, por Dios! —exclamó desesperadamente.

—Ellos no son nada mío y por mucho dolor que me cause, Miguel no es mi hijo. Ahora necesito que me dejes solo, por favor. —demandé porque no puedo seguir hablando con él, este dolor me consume y siento que si no olvido pronto, moriré de dolor.

—Gabriel, intenta reconsiderarlo.

—Adiós, Adrien. —me despedí y me encerré en el baño porque no puedo seguir reprimiendo las ganas de llorar.

Camille fue a ver al bebé, dejándonos a mi papá y a mí solos. Aún estoy tratando de procesar lo que mi amiga nos acaba de decir, no puedo creer que quiera quedarse aquí sola con Miguel y creo que lo está haciendo por Gabriel, ella quiere estar cerca y realmente no la culpo.

—Papi...

—Cariño, yo me quedaré con ella. No te preocupes porque entiendo sus razones para quedarse y creo que sería una buena idea, yo también espero que Gabriel lo reconsidere y venga a verlos.

—Espero que tengas razón, papá. Adrien me dijo que hablará con él.

—¿Hablaste con Adrien? —preguntó mi papá.

—Sí, lo vi hace un rato en la casa de Gabriel y me prometió que hablaría con él, espero que tenga éxito, se lo preguntaré después. —afirmé poniéndome de pie.

—¿Lo vas a ver hoy? —mi papá también se levantó del sofá y me siguió hasta la pequeña cocina.

—Sí. —respondí con timidez porque sé lo que le prometí a papá. —Lo veré esta noche. —bebí un poco de agua de la botella que acabo de sacar de la pequeña nevera.

—Espero sinceramente que sepas lo que estás haciendo, la situación ha cambiado mucho, Ella.

—Lo sé papá, pero...

—Ahora está casado. —interrumpió.

—¡Sí, pero no la ama! ¡Ella es una mujer horrible y lo sabes! —respondí con molestia.

—Es la madre de su hija. —replicó mi papá con preocupación.

—Lo obligó a casarse con ella usando a su hija. Papi, tú sabes que él me ama, tanto como yo lo amo a él. —insistí tomando una de sus manos.

—Por supuesto que lo sé y precisamente por eso necesito que dejes de jugar con él, Ella. Es como si cada vez que deciden estar juntos, encuentras la manera de alejarte de él de nuevo. Mi hermosa niña, quiero verte feliz, pero últimamente me he estado preguntando si tu felicidad está realmente al lado de Adrien.—confesó con tristeza y me rompió el corazón ver sufrir a mi papá, necesito darle tranquilidad.

—Papá, sé que hemos pasado por demasiadas cosas malas y créeme, estoy cansada de sentirme así. Necesito pedirte que confíes en mí esta vez, iré a hablar a Adrien y espero que con esto podamos terminar con nuestro sufrimiento.

—Yo siempre te apoyaré, sin embargo debes tener presente que en este momento tú y yo tenemos que apoyar a Camille, ella nos necesita mucho. —respondió con tristeza en los ojos, sé lo mucho que le duele todo lo que pasó con Camille, debo ser el apoyo de mi familia y por eso hoy hablaré con Adrien sobre la decisión que tomé.

—Camille, te traje algo de comer, es un bocadillo. Papá me dijo que no comiste nada. —mi amiga se acercó muy despacio y habló casi en un susurro para no despertar a mi bebé.

—Gracias, no tengo hambre. —respondí secándome las mejillas, no quiero que ella me vuelva a ver llorar, tengo que ser fuerte por mi hijo, él necesita una madre responsable y fuerte.

Mi amiga se acercó y se sentó a mi lado sin decir nada. Solo se quedó en silencio con el plato de comida en sus manos, me sentí mal por despreciar el sándwich así que decidí aceptarlo.

—¿Podrías ayudarme a comer? Mis manos están vendadas.

—Claro cariño, te ayudaré. Ven conmigo, salgamos y dejemos descansar a Miguel.

Nos sentamos en la mesa pequeña fuera de la habitación, Ella me ayudó a comer y realmente lo aprecio mucho porque me sentí mucho mejor después de comer algo, no me había dado cuenta de que tenía hambre.

—Gracias Elly.

—No te preocupes, tenía que pedir algo de comer.

—No me refiero a la comida, gracias por todo, por traernos aquí y cuidarnos, nunca podré pagarte.

—¿De qué estás hablando, Camille? Somos hermanas, yo siempre cuidaré de ti y de mi sobrino. Son mi familia junto con mi padre, te quiero mucho. —sonreí al escucharla y al mismo tiempo algunas lágrimas cayeron por mi las mejillas.

—Yo también te quiero mucho, Elly. —nos abrazamos y traté de no llorar.

—¿Dónde está Joe? —pregunté.

—Le pedí que vaya a su habitación y trate de descansar, todo esto ha sido muy difícil para él.

—Tienes razón. Ella, deberías llevarte a Joe contigo, no quiero que siga sufriendo aquí conmigo.

—Eso no será posible, mi papá no quiere dejarte sola, sobre todo por Miguel y la verdad es que creo que tiene razón, vas a necesitar su ayuda al menos para instalarte.

—Pero no quiero que se vuelva a enfermar por mi culpa.

—Cariño, no hay manera de que convenzamos a mi papá de que te deje aquí sola con Miguel, él quiere estar seguro de que estarás bien y asentada.

—Está bien, Elly, gracias.

—Ahora, voy a buscar cosas para curar tus manos. —afirmó levantándose de la mesa, me quedé sentada pensando que me gustaría que algún día seamos felices.

Horas después

—¿Ella, estás lista? —preguntó Steven, quien vino a recogerme para llevarme a ver a Adrien.

Aunque necesito verlo, al mismo tiempo me siento nerviosa por lo que esta conversación significa para nuestras vidas.

—Sí, estoy lista, iré a decirle a Camille que nos vamos. —respondí y me fui a la habitación de mi mejor amiga.

Cuando entré la encontré sentada en la cama, hay una película en la televisión, sin embargo parece que no está prestando atención a nada.

—Cami, debo irme ahora, papá está en la habitación de Miguel, él se quedará contigo por si necesitas algo. —anuncié sentándome en la cama frente a ella.

—Está bien, Elly. —respondió con tristeza y luego me miró fijamente antes de volver a hablar. —Escuché que verás a Adrien esta noche. Ella, quiero que pienses en tu felicidad, por favor no dejes que nada ni nadie se interponga entre ustedes dos.

—Camille, ahora mismo mi prioridad eres tú y la familia. Necesito pedirte que intentes sentirme mejor, sé que Gabriel lo va a reconsiderar y vendrá a buscarte.

—¿Y si no lo hace? Elly, tengo tanto miedo. —confesó sollozando.

—Cariño.

—Elly, esto es una pesadilla. No puedo dormir, porque cada vez que lo intento, tengo la misma pesadilla, él me toma por la fuerza. —confesó llorando de desesperación.

—¿Qué? ¿Camille, recuerdas algo de esa noche? ¿Puedes recordar lo que te hizo Jorge?

—¡No digas su nombre! Por favor, no puedo, no quiero pensar. —respondió muy nerviosa.

—Camille, es la única forma de...

—¡No! No quiero pensar más en eso, no puedo, es horrible.

—Sí lo es, porque él abusó de ti.

—¡Ya basta! ¡No quiero seguir hablando de eso! Ella, por favor. —suplicó llorando, sentí tristeza y mucha rabia, me gustaría tener a ese desgraciado enfrente ahora mismo.

—Está bien, no hablaremos más, trata de calmarte por favor. —ella sigue llorando, escuché la puerta y mi papá entró.

—¿Camille? ¿Qué pasó, Ella? —preguntó asustado, Steven entró detrás de él.

—Papá, ella recordó algunas cosas de la noche de la Gala Benéfica.

—Entiendo, me quedaré con ella y tú deberías irte, cariño. —afirmó mi papá.

—Está bien, por favor avísame si pasa algo ¿ok? cualquier cosa. Volveré inmediatamente, y debemos buscar ayuda profesional para ella.

—Por supuesto cariño, hablaremos de eso mañana. Le di un beso a mi papá y a mi hermana, luego salí de la habitación, Steven me llevó al estacionamiento donde me espera un auto que no había visto antes, Mark está al volante.

—¿A dónde iré? —pregunté.

—A una casa que alquiló Mark. —respondió en su tono habitual de negocios, sé que la casa no fue alquilada por Mark, pero Steven lo «usó» para que nadie me conecte con esto.

—Gracias.

—Mark se quedará contigo todo el tiempo, la casa es muy grande para que puedas tener privacidad, pero Mark debe estar contigo y eso no es negociable.

—Está bien Steven, muchas gracias por todo.

—Espero que todo salga bien porque creo que sabes que tu familia no necesita más dramas.

—Lo sé, gracias. —afirmé y me subí al auto, segundos después Mark arrancó el vehículo y nos fuimos.

No conozco muy bien esta ciudad, así que no tengo idea de dónde estamos, sólo sé que Mark condujo durante casi quince minutos hasta que llegamos a una casa enorme y muy bonita, abrió la puerta y entramos, luego aparcó el coche y me ayudó a salir.

—Ella, estaré en la casa de la piscina, creo que Adrien te está esperando en la casa grande. —detalló mi guardaespaldas señalando la casa enorme frente a mí.

—Muchas gracias, Mark. Te avisaré si necesito algo. —se dirigió hacia la casita que está al otro lado de la piscina, este lugar es enorme y es como si Mark realmente se fuera a otra casa.

Respiré hondo y caminé hacia la puerta, entré y lo busqué con los ojos pero no pude encontrarlo, él me vio primero.

—Hola Ella.

                  (************)

¡Hola a todos!

Espero les haya gustado el capítulo, lamento mucho el suspenso pero fue necesario, les advierto que en el próximo capítulo habrá un salto en el tiempo, espero que me dejen sus comentarios y no se olviden de votar.

¡Muchas gracias por leer!

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