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Capitulo 10 - Parte 2

—¡Felicidades cuñado! —exclamé sonriendo mientras bailo con el esposo de mi mejor amiga.

—Muchas gracias Ella, sin duda este es el mejor día de mi vida. —respondió sonriendo.

—Estoy muy feliz de escuchar eso. Gabriel, sé que lo dije en mi discurso, pero quiero disculparme por todas las cosas que te dije en el pasado, de verdad lo siento mucho. —declaré un poco avergonzada.

—No hay nada qué disculpar. —replicó con una sonrisa amable y luego continuó —Ella, yo sé que solo querías proteger a Camille y te agradezco por hacerlo cuando yo no estaba con ella. Ahora vamos a dejar todo eso en el pasado y de ahora en adelante seremos amigos para hacer feliz a mi ángel, ¿está bien?

—¡Eso es perfecto! —exclamé sonriendo, él rio divertido y me dio un giro, lo cual provocó la risa de mi mejor amiga, que está bailando con Adrien. Luego cambiamos para que ellos puedan volver a bailar juntos.

Ahora tengo que bailar con Adrien y los dos estamos muy incómodos. Sentirlo tan cerca es intoxicante, su aroma y la forma en que me está mirando.

—¿Estás bien? Pareces qué estás temblando.

—Sí, estoy bien. Me siento muy feliz por Camille y  Gabriel. —répliqué muy incómoda.

—Estás mintiendo...

—Adrien, no podemos seguir haciendo esto. Yo le prometí a Camille que no dejaría que nada arruine su día especial. —afirmé con tristeza.

—Lo entiendo y estoy de acuerdo, sin embargo nosotros tenemos que hablar. Ella, por favor déjame hablar contigo. —susurró en mi oído, todos nos miran porque somos los únicos en la pista de baile junto a los recién casados.

—No puedo hablar contigo ahora, Adrien. Debemos respetar que estamos en la boda de nuestros mejores amigos, además no quiero que tu esposa haga un escándalo. —afirmé seriamente y me alejé de él.

La canción terminó y es el momento en el que la pareja agradecerá a todos por su presencia. La sonrisa de Camille es indescriptible, pues se ve absolutamente radiante y aunque mi vida se está desmoronando, me siento muy feliz por ella y también por Gabriel.

—¡Buenas noches a todos! Quiero agradecerles por estar aquí esta noche, en el día más feliz de nuestras vidas. Significa mucho para nosotros tenerlos aquí, mi esposa y yo los invitamos a disfrutar de la fiesta. ¡Muchas gracias!

—¡Salud a la pareja! —exclamé muy feliz y todos me siguieron.

Me senté en mi mesa junto a «mi novio», Steven, Tom y mi papá.

—Mi niña ¿estás bien? Te vi con Adruen. —preguntó mi papá, tratando que Josh no lo escuche.

—Sí, papi, estoy tratando de no causar problemas hoy y aunque me duele mucho tener que rechazarlo, es lo mejor. —afirmé, tomando la mano de mi papá, lo he extrañado mucho todo este tiempo.

—Cariño...

—¿Ella? ¡Vamos a bailar! —exclamó Josh, interrumpiendo mi conversación con papá.

—Josh, estoy hablando con mi papá.

—Está bien, hija, ve a bailar y yo iré a felicitar a la pareja antes de que se vayan. —respondió mi papá.

—¡Gracias Sr. Anderson! ¡Vamos Ella! —exclamó Josh.

Fuimos a la pista de baile y Josh me acercó a su cuerpo, demasiado para mi gusto. Es como si quisiera hacer una demostración pública de afecto, lo cual me incomoda mucho.

—¿Josh, qué estás haciendo?

—Estoy bailando con mi novia. ¿Es que no puedo hacerlo?

—No, si sólo lo haces para mostrarme como algo parecido a un premio.

—Eres mi premio, Ella. La mujer más bella del mundo y eres mi novia.

—Josh, por favor ya no hagas esto. Bailemos tranquilamente sin llamar la atención ¿de acuerdo? —pedí mirando a nuestro alrededor, hasta que mi mirada se encontró con sus ojos azules.

Está sentado con Amy en sus brazos, la bebé juega con su corbata y él trata de darle uno de sus juguetes para distraer a la pequeña. Sin embargo tan pronto como me vio bailar con Josh, su expresión de alegría cambió a una de molestia.

—¿Sin llamar la atención? ¿Qué se supone que significa eso? ¿De quién quieres llamar la atención? ¿Del idiota de Gautier?

—¡Basta, Josh! —Respondí muy frustrada y en voz muy baja porque no quiero que todos sepan de nuestro problema.

—¡Eso es lo que yo te pido, Ella! ¡Basta de tus malditos juegos! ¿Qué es lo que quieres? ¡Estoy harto de que pienses todo el tiempo en ese idiota! —muy molesto y eso fue todo lo que me bastó para irme y dejarlo solo en la pista de baile. —¡Ella! —escuché su voz y seguí caminando, ya no puedo seguir soportándolo, no más.

—Te amo muchísimo. —declaró mi esposo mirándome con devoción.

—Gabriel… —pronuncié y mi voz se quebró, no puedo explicar con palabras lo mucho que lo amo y lo feliz que me hace finalmente ser su esposa.

Mon amour no llores, esta noche no, quiero que este sea el comienzo de una vida de alegrías para nuestra familia.

—Te amo con todo mi corazón y me haces feliz, cariño. —sonreí y en ese momento Joe se acercó con nuestro precioso bebé, quien ha estado jugando con Amy, sin embargo ya es hora de que se vaya a dormir.

—¡Hijos míos! —exclamó Joe alegremente.

—¡Joe! —respondí y lo abracé fuerte.

Lo quiero como si fuera mi padre y tengo que agradecerle mucho por ayudarnos.

—¡Felicidades, mi niña! —susurró abrazándome con cariño, luego abrazó a mi esposo y yo tomé a mi pequeño bebé en mis brazos.

—¡Mi hermoso niño! ¡Te quiero muchísimo! —exclamé abrazándolo, se ve hermoso con su pequeño traje azul. —Te ves tan guapo como tu papi.

—Por supuesto, nuestro bebé es el más hermoso del mundo. —bromeó Gabriel, sonriendo mientras besa a nuestro hijo.

—Joe, muchas gracias por estar siempre con nosotros. Tú eres la razón por la que mi hermosa esposa está conmigo ahora y no tengo forma de agradecerte por todo lo que has hecho por nosotros. —confesó Gabriel y le dio un abrazo a Joe, quien respondió alegremente.

—Ustedes son como mis hijos y los amo, no puedo explicar lo feliz que me hace verlos juntos y felices formando una hermosa familia.

Nos quedamos unos minutos hablando con Joe. Luego Lena se nos unió, nos felicitó y brindamos juntos, Gabriel ríe y bromea con todos, es maravilloso verlo tan feliz.

               (************)

—Preciosa ¿crees que podamos irnos ahora? —susurró mi esposo en mi oído mientras bailamos, su voz suena muy sexy.

—Sí cariño, sólo tengo que ir a hablar con Ella para avisarle que Joe está cuidando a Miguel con la niñera y tu madre. —respondí acariciando su mejilla.

—Por supuesto, ángel. Yo iré a decirle a Daniel y Adrien, parece que él no lo está pasando bien.

—Es por Ella. —afirmé —Espero que él me escuche y aproveche esta oportunidad para hablarle, aunque su «esposa» no lo deja solo.

—Cariño, su situación es muy difícil de arreglar, pero de verdad espero que pronto encuentren la manera de estar juntos, tal como lo hicimos nosotros.

—Espero eso también, mi amor.

Fui a buscar a mi amiga y no pude encontrarla, le pregunté a Tom y Steven y no la han visto, tuve que alejarme del lugar donde es la fiesta para encontrarla, está sentada en una banca cerca al lago.

Cuando la vi, supe de inmediato que está en muy mal estado emocional, me acerqué lentamente y me senté a su lado.

—Elly...

—Oh cariño, no quería preocuparte, lo siento mucho. —pronunció tratando de disculparse y se ve muy triste.

—¿Elly, qué pasa? ¿Por qué estás aquí? —pregunté tomando una de sus manos.

—Nada, todo está bien. Yo sólo necesitaba un poco de aire fresco, eso es todo. Ven, volvamos a la fiesta porque estás ensuciando tu hermoso vestido. —está fingiendo de nuevo y no puedo dejar que lo haga.

—No Ella, por favor no me mientas. Algo está pasando y necesito que me digas qué es, quiero ayudarte.

—Camille, hoy es tu día especial. Te prometí que no dejaría que nada ni nadie lo arruine. Yo estaré bien, por favor vuelve a la fiesta.

—Elly, tú eres mi mejor amiga y no puedo irme sabiendo que no estás bien. Todo esto es por Adrien ¿verdad? ¿Te afectó mucho verlo con su nueva familia?

—Sí, siento un dolor tan intenso que no puedo respirar y por eso tuve que alejarme. Además Josh me asfixia, es como si estuviera en un callejón sin salida. No sé cómo hacer para ser feliz.

—Elly, te entiendo y sé que duele mucho, pero estoy segura que Adrien siente lo mismo que tú. Por eso necesitas hablar con él, tienes que arriesgarte e ir en busca de tu felicidad. Ella, ve a buscarlo porque ustedes deben estar juntos. Encuentra la manera y te pido que te olvides de todo lo demás, sólo piensa en ti y en él, en todo el tiempo que has perdido. Ustedes están destinados a estar juntos y no serás feliz con nadie más. —afirmé esperando que mi hermana escuche mis palabras y se dé cuenta que su felicidad está muy cerca.

—Camille.

—Vamos, ven conmigo, encuentra a Adrien y olvídate de todo lo demás. Hazlo por mí, porque nada me haría más feliz que verte con el hombre que amas. —añadí y ella sonrió.

—¿Y si no funciona? ¿Y si él no quiere intentarlo conmigo?

—Ella, debes intentarlo, debes arriesgarte

—¿Y su esposa? ¿Qué haremos con Rachel? —increpó visiblemente nerviosa.

—Él no la ama y lo sabes. Vamos a buscarlo. —me levanté tomándola de la mano.

—Muchas gracias, cariño y perdóname por todo este drama. Realmente no quería hacerlo. 

—Eres mi hermana y no puedo ser feliz sabiendo que sufres. Ahora vamos, debes ir a buscar a Adrien y yo tengo un marido que se muere por llevarme a nuestra «noche de bodas» —bromeé y ambas nos reímos.

—¡Vamos, te irás pronto! Yo me ocuparé de todo lo demás. Estoy tan feliz por ti y quiero que seas siempre feliz. —declaró y me abrazó.

—Muchas gracias, Elly. Yo también quiero que seas feliz. —declaré muy emocionada, luego caminamos juntas de la mano hasta donde están todos.

—Cariño, juguemos con Miguel, ven princesa. —susurré tomando a mi hija en mis brazos.

—Adrien ¿me vas a dejar aquí sola? —preguntó mi esposa, de pie frente a mí.

—Rachel, te pedí que no vinieras conmigo a la boda. No te caen bien Gabriel ni Camille, la verdad no sé por qué estás aquí. —respondí caminando con mi hija en mi brazos.

—Vine porque sabía que lo primero que harías al llegar aquí, sería ir a buscar a esa perra, que solo se ha burlado de ti desde que la conociste.

—¡Cállate Rachel! ¡No vuelvas a insultarla y menos delante de mi hija! Por Dios, ¿qué clase de madre eres? —exclamé muy molesto por el lenguaje que usó la mujer con la que tuve que casarme recientemente para proteger a la hermosa bebé que tengo en mis brazos, nunca la dejaré con Rachel.

—¡Soy la madre de tu hija! Aunque sé que te gustaría que Amy fuera de ella, eso no es posible, Adrien.

—No tengo que seguir escuchándote, llevaré a Amy a jugar con Miguel, hasta luego. —sentencié y caminé rápido con mi hija en brazos.

—Papi. —susurró mi princesita jugando con mi corbata.

—Sí cariño, vamos a jugar. —respondí abrazando a mi pequeña.

No sé cómo nos salvaré a los dos de esa horrible mujer, que lamentablemente es su madre.

Llegué a la casa, donde Joe y Lena están jugando con Miguel. Les pedí que por favor cuiden a Amy por unos minutos mientras yo voy a despedirme de Gabriel y Camille.

Decidí que sería mejor si me voy ahora. Rachel seguirá tratando de molestarme, y por respeto a la pareja casada y a mi propia hija, debo irme ahora mismo, incluso si eso significa perder mi oportunidad de hablar con Ella.

Me acerqué a Gabriel quien está hablando con su hermano, ambos ríen y brindan con alegría.

—¡Adrien, qué bueno que estás aquí! - exclamó alegremente y no puedo explicar la alegría que siento al ver a mi mejor amigo tan feliz con la mujer que ama.

Me rei al escucharlo y pasé varios minutos bromeando con los hermanos Fernández. Por primera vez en toda la noche, me sentí relajado y hasta pude tomarme una cerveza tranquilamente.

—Hermano, quiero decirte que estoy muy feliz por ti y por Camille. ¡Les deseo toda la felicidad del mundo! —declaré con sinceridad.

—¡Muchas gracias, Adrien! ¡Me hace muy feliz que estés aquí, aunque me gustaría que tú también pudieras encontrar la felicidad junto a Ella.

—Eso es algo imposible por ahora, pues lo primero que tengo que hacer es solucionar mi problema con Rachel. Esa mujer es lo peor que me ha pasado y debo buscar la manera de proteger a Amy.

—Puedes estar con Ella y juntos encontrarán la manera de cuidar a Amy. Adrien, tú eres quien mantiene a Rachel y a tu hija, además tienes pruebas suficientes de que esta mujer es todo menos una buena madre.

—Lo sé, pero no puedo separar a mi hija de su madre, es muy difícil.

—Difícil, pero no imposible. Creo que no deberías renunciar a Ella. —añadió Daniel.

—Quizás tengas razón, pero esta noche no es posible, debo ir a cuidar a Amy. Hace un rato Rachel me hizo una escena de celos y no permitiré que lo vuelva a hacer. —afirmé bebiendo un sorbo de mi cerveza.

—Está bien hermano, pero por favor no te rindas.

—No lo haré, Ella es el amor de mi vida y no la voy a dejar con Josh, se nota de un vistazo que no lo ama y sufre por tener que soportarlo.

—Tienes razón, hace un rato los vi bailar y parecía que intentaba forzarla, Ella se escapó y desde entonces no la he visto por ahí. —afirmó Daniel visiblemente preocupado.

—¿Qué? —pregunté muy sorprendido.

—No te preocupes, Camille ya fue a verla y deben estar juntas ahora mismo.

De repente escuchamos a los encargados de la seguridad del evento, gritarle a alguien, los tres nos volteamos para ver que pasaba, me sorprendió mucho ver a alguien inesperado.

—¿Jorge? —pronuncié muy sorprendido. —¿Qué esta haciendo él aquí? —pregunté más para mí mismo, que para recibir una respuesta de uno de mis compañeros.

—Gabriel cálmate, iré a sacar a Jorge de aquí. —afirmó Adrien, sin embargo me sorprendió aún más ver que mi excompañero está acompañado nada menos que por Michelle.

—¿Michelle? ¿Qué es esto? —pregunté de nuevo.

—Gabriel ¿no me saludas? ¿dónde esta tu bella esposa? Me encantaría felicitarla. —ironizó Jorge.

—¿Qué haces aquí, Jorge? —preguntó Adrien.

—¡Vine a felicitar a la feliz pareja! Además, me gustaría hablarte de algo muy importante, Gabriel. Aunque intenté hacerlo muchas veces y no me dejaste, sin embargo ahora, creo que te será muy difícil escuchar lo que te tengo que decir. —me volví para mirar a Michelle, la verdad no entiendo qué está haciendo con Jorge.

¿Cómo se conocen?

—¡Lárgate, Jorge! ¡No tienes nada que hacer aquí! Camille es mi esposa ahora y no hay nada que puedas hacer para separarnos. —exclamé muy molesto.

—Oh bueno, la verdad es que creo que sí hay algo. De hecho, me gustaría ver a la «flamante señora Fernández» pues creo que estará encantada de saber que los vine a saludar.

—¡Déjanos en paz de una maldita vez, Jorge! —exclamé muy molesto.

—Jajaja oh mi querido ex amigo, no creo que eso sea posible. —respondió burlándose una vez más.

—Jorge, por favor tienes que irte ahora, esto no tiene ningún sentido. —añadió Adrien tratando de acabar con este mal momento.

—Adrien, es un placer volver a verte. ¿Ya has regresado con Ella o todavía estás esperando que ella regrese a ti? —preguntó Jorge una vez más y no puedo soportarlo más.

—¡Seguridad! —llamé al personal de seguridad, pero Jorge dijo algo que me detuvo.

—¿Dónde está Miguel? Me encantaría verlo.

—¿Qué dijiste? Mantente alejado de mi hijo, maldito idiota.

—¿Tu hijo? Jajaja ¿estás seguro de eso, Gabriel? —sus palabras me congelaron. —Oh entiendo, es que Camille no te lo dijo, ¿verdad? —sentí que todo mi cuerpo se congelaba.

—¿De qué estás hablando?

—¿De qué hablo? La verdad no puedo creer que Camille no te lo haya dicho.

—¡Gabriel, no lo escuches! ¡Por favor! —exclamó mi esposa, quien apareció de la nada.

—Jorge, sal de aquí por favor. —añadió Ella muy asustada.

—¿Ángel? ¿De qué está hablando? Por favor dime. —pregunté, tomando su rostro entre mis manos, ella tiembla como una hoja de papel y está muy pálida.

—¿Por qué no le dices, Camille? ¡Habla de una vez! —exclamó Michelle con veneno en la voz.

—¡Michelle, déjala en paz y sal de aquí! —exclamó Ella empujando a la mujer.

Yo sigo mirando a mi esposa, sin embargo ella tiene la mirada perdida y no pronuncia ninguna palabra, tengo mucho miedo por ella.

—¡Tú lo sabes todo, Ella! ¿Por qué no le dices a Gabriel la verdad? ¿Por qué no dejas de proteger a tu amiga? —exclamó Michelle.

—¡Basta ya! ¡Cállense todos! —exclamé muy fastidiado y luego me concentré en mi esposa —Camille, mi amor por favor mírame ¿qué pasa? ¿Ángel? —ella no se mueve, solo las lágrimas caen de sus ojos y no me mira ni me habla.

—¿Ella, qué está pasando? ¡Por favor dime! ¡Habla, maldita sea! —exigí perdiendo el control —Mira a Camille, tenemos que ayudarla. —estoy desesperado y ella tampoco habla, solo llora y toma la mano de su amiga.

—Bueno Gabriel, lamento mucho informarte que tu «maravillosa» esposa no es más que una mentirosa que nos engañó a todos con su rostro angelical. ¡Ella durmió conmigo! —exclamó Jorge.

—¡No! ¡Eso es mentira! —negué rotundamente mirando a mi esposa, mi razón de existir, sin embargo ella solo llora y no me mira.

—¡No lo es porque ella misma me pidió muchas veces que la follara!

—¡Cállate, Jorge! —exclamó Ella descontrolada.

—Ella, por favor dile a Gabriel lo que sea que esté pasando. —demandó Adrien, pero la amiga de mi esposa permaneció en silencio y yo siento que me estoy ahogando.

—¡Gabriel, la verdad es que Camille te engañó! ¡Ella se acostó conmigo el día de la Gala Benéfica! —exclamó mi excompañero y eso fue todo lo que necesité para saltar sobre él y romperle la cara de un puñetazo.

—Golpearme no hará que la verdad desaparezca, Gabriel. —añadió con veneno en la voz y limpiando la sangre que brota de su labio inferior —¡Camille fue mi mujer muchas veces y es muy posible que Miguel no sea tu hijo!

—¡Cállate, maldito! ¡Eso no es cierto! Miguel es... él es mi... Camille, por favor dime que esto no es cierto, te lo suplico. —pedí con lágrimas en los ojos, luego volví a tomar su rostro entre mis manos y la obligué a mirarme. —¡Camille, háblame por favor!

—Gabriel, eso no es cierto, Miguel es tu hijo, te lo juro. ¡Este maldito bastardo abusó de ella esa noche, él la drogó! —exclamó Ella, sin embargo es muy difícil para mí creerle.

—Gabriel, todo es verdad. Camille te mintió y también me enteré sobre su vida secreta en Los Ángeles. —añadió Michelle.

—¡Perra! ¡No tienes ningún derecho a hablar de eso! Gabriel, escúchame por favor, tienes que hablar con Camille. —suplicó Ella con desesperación.

—Estoy intentando hacerlo y ella no me habla. Ella, dime ¿qué está pasando? ¿qué vida en Los Ángeles? —pregunté muy confundido y con una opresión en el pecho que no me deja respirar.

—Camille traficaba drogas con su novio. —las palabras de Michelle terminaron destrozándome.

—¿Qué? —exclamaron Daniel y Adrien al mismo tiempo.

—¡No! Eso no es cierto, por favor escúchame. —suplicó Ella una vez más, pues Camille aún no se ha movido.

—¿No es verdad, Ella? Mira Gabriel, estas son las denuncias policiales en su contra. —Michelle me entregó unos papeles que me cuesta mucho leer —La estuvieron buscando por mucho tiempo en Los Ángeles, ella se escapó y se fue a vivir a Nueva York. Las denuncias desaparecieron cuando Ella pagó una gran cantidad de dinero a un fiscal corrupto. Gabriel, las dos te estuvieron mintiendo todo este tiempo. —sentenció Michelle, acercándose a mí.

—Es lo que te dije, Gabriel, Camille nos engañó a los dos, jajaja. —añadió Jorge riendo a carcajadas.

Sentí un gran dolor en el estómago y no puedo creer todo esto, es como una pesadilla.

—¡Ella, dinos la verdad! ¡Por favor! —demandó Adrien desesperado. —¿Es cierto lo que dice esta mujer?

—¡Sí, lo es! Gabriel, escúchame bien, esta mujer te engañó y ese niño no es tu hijo. Además, también es una criminal. —exclamó Michelle.

—No lo es, eso no es cierto y fue absuelta de todos los cargos porque es inocente. —negó Ella rotundamente, tomando la mano de Camille.

Yo observo a mi esposa, la mujer que amo con todo mi corazón y no la reconozco.

—¡Salgan de aquí! ¡Ustedes dos! ¡Fuera de aquí! —exclamé desesperado porque siento que todo se derrumba a mi alrededor.

La gente de seguridad finalmente se llevó a los que causaron que el día más feliz de mi vida, se haya convertido en una pesadilla.

—¿Gabriel? Escúchame por favor. —suplicó Ella, sin embargo lo único que yo escuché fue la voz rota de Camille.

—Gabriel… —susurró y sin poder detenerme tomé su rostro entre mis manos.

—Amor ¿estás bien? Mi ángel, por favor dime que todo es mentira o un malentendido. Nunca te acostaste con él, ¿verdad? Tú me dijiste que no lo hiciste. —supliqué como si mi vida dependiera de su respuesta.

—Gabriel. —pronunció mirándome con tristeza y lo que vi en sus ojos destruyó por completo mi vida, mis ilusiones y todo mi mundo.

—¿Camille? Por favor… —volví a suplicar y no puedo evitar las lágrimas, sin embargo ella solo llora sin poder hablar, su cuerpo tiembla de llorar. —Dime la verdad, por favor habla conmigo. ¡Maldita sea!

—Lo siento mucho... yo... por favor Gabriel... —susurró y mi corazón se rompió en mil pedazos, solté sus manos y me alejé de ella. —No Gabriel, mi amor, yo no sé.

—¡Tomaste drogas! ¡Y te acostaste con él! ¡Lo hiciste y me mentiste! ¿Camille, Miguel no es mío?

—Gabriel, escúchame, no es como piensas. Por favor, te amo y no puedo vivir sin ti. —suplicó sollozando y tratando de acercarse a mí, pero yo no puedo estar cerca de ella. —Amor, por favor te lo ruego, escúchame. —suplicó de nuevo, sin embargo yo le di la espalda y caminé hacia donde están los autos. —¡Gabriel, escúchame, no te vayas! Por favor, no me dejes... por favor... —sollozó con desesperación, sin embargo yo sólo puedo pensar en que necesito alejarme de ella.

En mi mente la veo con él. No puedo dejar de imaginarla en la cama con ese maldito bastardo, las lágrimas no me dejan ver y ella sigue rogándome.

—Gabriel, por favor détente, no puedes conducir así. —intervino mi hermano al verme subir al auto. —Camille, yo iré con él, creo que necesita estar lejos de ti ahora y luego podrán hablar. —añadió mi hermano.

—¡Gabriel, por favor no me dejes! Escúchame, te lo ruego. —grité y grité, pero él no me escuchó, se subió al auto con su hermano y se alejó.

Lo vi irse y sentí que toda mi vida se iba con él, de repente mis piernas cedieron y caí al suelo, lloré sin poder controlarme.

—Gabriel, no me dejes. —Supliqué con la voz absolutamente rota.

—¡Ella! ¿Qué es todo esto? ¿Es cierto lo que dijeron? ¡Por favor dime! —exigió Adrien a mi mejor amiga.

—¡No! Tú no entiendes. —respondí con la poca voluntad que me queda.

—¿Qué es lo que no entendemos? ¡Camille! ¡Dime la verdad! ¿Tu hijo es de Jorge? —exigió Adrien y no puedo responderle, no tengo fuerzas para hacerlo.

—¡Basta ya! ¡Déjala en paz! —exigió mi amiga.

—Ella, esto es horrible. Ustedes dos nos mintieron otra vez. —añadió Adrien.

—¡No! Adrien, por favor tienes que creerme, las cosas no sucedieron así. Jorge se aprovechó de Camille. —afirmó Ella desesperada.

—¿Y por qué no lo denunció? ¿Por qué no le dijo a Gabriel? Ella, esto se ve muy mal.

—¡Lo sé! Pero te juro que no es verdad y te suplico que me creas. Adrien, tengo que ayudar a Camille, mira cómo está y tú debes ir a buscar a Gabriel. Tienes que decirle que tiene que escucharla. Mi amor, por favor ayúdame. —suplicó, llorando desesperadamente.

—Ella.

—Te lo ruego, Adrien. —suplicó sollozando.

—Tranquila, por favor no llores. Voy a intentar hablar con él, ahora debo ir a ver a Amy. —afirmó y luego se alejó.

—¿Camille? ¡Dios mío, tus manos! ¿Qué hiciste? Cariño, ven conmigo. —pidió mi amiga arrodillada frente a mí.

Parece que por aferrarme tan fuerte a la grama, lastimé mis manos y ahora están llenas de sangre. Sé que debería sentir dolor, sin embargo no puedo sentir absolutamente nada.

—¿Cariño? Por favor escúchame, te ayudaré y todo estará bien, te lo juro.

—¿Ella, dónde está Gabriel? Por favor, él se fue y me dejó aquí. —sollocé.

—Lo sé, cariño. —respondió secando las lágrimas que caen por sus mejillas. —Todo estará bien cariño, lo prometo.

—¡Ella! ¡Camille! ¡Dios mío, niña mía! Ven conmigo, todo estará bien, yo te ayudaré. —la voz de mi papá me sorprendió.

Él se acercó y yo no puedo dejar de llorar. Camille está desolada, sentada en la hierba con sus manos llenas de sangre. Su hermoso e inmaculado vestido de novia ahora luce manchado por la sangre, su rostro está lleno de lágrimas y su mirada refleja agonía.

—¿Joe?

—Sí, cariño estoy aquí, ven conmigo, vamos. —respondió mi papá intentando ayudar a Camille, aunque ella está en su propio mundo.

—Joe, por favor pídele a Gabriel que vuelva, dile que no me deje sola. —susurró mi amiga con la voz quebrada y aferrándose a la camisa que lleva mi papá, él solo la mira con tristeza en sus ojos.

—Mi pequeña, ven conmigo, vamos a la casa. Ella, por favor ayúdame, cariño. —las palabras de mi padre me ayudaron a salir de mi trance emocional y me levanté para ayudarlo a poner a Camille de pie, ella solo llama a Gabriel con la voz rota por el llanto, mientras las lágrimas caen por sus mejillas y yo no puedo evitar llorar con ella.

Caminamos juntos hacia la casa, Camille no puede caminar sola y se apoya completamente en mi papá y en mí. Cuando llegamos, encontramos a Tom y Steven en la entrada, su expresión es de preocupación y tristeza al ver el estado en el que se encuentra mi hermana.

—Oh Dios, ¿qué pasó con sus manos? —preguntó Tom muy asustado y no pude responder.

—Elly, llevaré a Camille a la habitación, ¿podrías ver si hay un equipo de emergencia? Necesitamos vendas para curarla. —añadió mi papá.

—Sí papá, te ayudaré. —respondí ayudándolo a llevar a Camille a la habitación, mi amiga no habla ni reacciona, lo cual me preocupa mucho.

—Chicos, podrían ayudarme con eso —no terminé de hablar porque me interrumpió Steven.

—Tranquila Ella, buscaré el botiquín de emergencia y no te preocupes por los invitados, ya les hemos pedido que se vayan. —detalló el joven.

—Muchas gracias Steven. —respondí y seguí a mi papá.

                   (************)

—Camille, siéntate aquí, cariño. —indicó mi papá, ayudando a mi amiga a sentarse en la cama. Mi hermana escuchó sus palabras, sin embargo de repente se miró las manos, tocó sus anillos y comenzó a llorar más.

—Gabriel... —sollozó.

—Mi niña cálmate, todo estará bien, no llores más. —pidió mi papá, limpiando el rostro de Camille con cuidado, yo solo la observo sin poder calmarme.

—¡Joe, por favor! ¡Dile que vuelva! ¡Gabriel! —de un momento a otro perdió el control y comenzó a gritar, se levantó de la cama y tiró al piso todas las cosas que estaban en el tocador.

—Cami, cálmate por favor.

—¡No! ¡No puedo! —gritó y volvió a caer al suelo.

—Cariño cálmate, por favor mi niña. —pidió mi papá con preocupación y arrodillándose frente a ella, que no deja de llorar de desesperación.

—Elly, por favor ve a buscar algo para calmarla o tal vez deberíamos llamar a un médico. —afirmó mi padre seriamente.

—Sí papá, iré a buscar ayuda. —salí de la habitación y encontré a Tom con el kit de emergencia en la mano.

—¿Tom, por favor podrías llamar a un médico? Camille no está bien y yo no puedo encontrar mi celular. —pedí llorando.

—Por supuesto. Toma Ella, este es el kit de emergencia.

—Gracias. —respondí y me puse a llorar cubriendo mi rostro.

De verdad no aguanto más, mi amiga está desolada y siento que si ella está así, yo ya no tengo fuerzas para seguir adelante.

                   (************)

¡Hola a todos! 

Espero que les haya gustado y que se queden conmigo para saber que pasa ahora.

Las cosas se complicaron, pero es necesario.

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¡Gracias por leer!

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