14.
Bella
Los últimos días con Finn han sido maravillosos, hemos pasado mucho tiempo juntos y he descubierto cosas de él que no me hubiera imaginado, como por ejemplo que prefiere a los gatos antes que a los perros, su estación favorita es el otoño o que le gustan las películas de Marvel. Lo que más me gusta es que, al contrario que en mis anteriores “relaciones” por decirlo de alguna manera, es que sí, ahora tengo a Finn en mi vida, pero eso no significa que deje de lado a mis amigos o que pase menos tiempo con ellos. Creo firmemente que hay espacio para todas las personas importantes en tu vida, y que el tener pareja, no significa que vayas a darle la espalda a quien siempre has tenido en tu vida.
Por ejemplo, esta noche es fin de año y ahora que tengo pareja podría haberla pasado con Finn, pero me gusta pasarla con mis amigos, es una tradición, así que hemos organizado las cosas de modo que vayamos a pasar la noche todos juntos.
Ahora estoy en la habitación de Sarah, me encanta porque es muy ella: paredes rosa claro, tablas de surf, posters de cantantes por todas las paredes, colcha y cojines blancos, peluches adorables junto a los cojines… Quedamos esta tarde para ponernos al día y al mismo tiempo decidir nuestros outfits para esta noche. En ese momento sale de la ducha con el pelo mojado y usando el cepillo a modo de micrófono para cantar a beauty and a beat, la canción que suena de fondo, entre risas me acabo uniendo a ella y, al igual que siempre, lo pasamos genial cantando y haciendo el tonto.
—Que maravilla de canción, pasarán los años pero seguirá siendo un temazo— dice Sarah cuando terminamos de cantarla a voz de grito.
—Total tía y además Justin es guapísimo, seguirá siendo mi crush toda la vida.
—Nuestro querrás decir— rectifica, a lo que asiento y nos quedamos un rato más viendo antiguos videoclips de Justin Bieber.
—Y dime, ¿qué tal te va con mi primo?
Veo que se sonroja y una sonrisa tonta le llena la cara, Sarah nunca ha sido de esas chicas que se enamoraban de cualquier chico guapo con el que hablaran en un par de ocasiones, siempre ha ido más a lo suyo y ha pasado de los chicos que han tratado de ligar de ella, así que me parece precioso verla finalmente sintiendo algo por un chico y más sabiendo que el chico en cuestión es Noah.
—Muy bien la verdad, me encanta pasar tiempo con él, podemos hablar durante horas de lo más tonto que se te pueda ocurrir y no nos quedamos nunca sin tema de conversación, me siento muy agusto con él, que puedo ser yo misma y si por ejemplo me pongo a bailar bajo la lluvia, él no pensaría que estoy loca, si no que se pondría a bailar conmigo, ¿sabes lo que quiero decir?
Si, la entiendo y casi que lo envidio, esa facilidad que tiene para mostrarse tal como es y que no le importen las opiniones de los demás, ojalá fuera yo un poco más como ella.
—Suena a que has encontrado a alguien tan loco y espontáneo como tú, debe de ser bonito.
—Lo es— responde soñadora— aunque tú tampoco te quedas lejos, se ve que Finn y tú estáis muy bien juntos, ¿verdad?
—Si, lo estamos. Es increíble, atento, cariñoso, me escucha cuando hablo, nunca me hace esperar y siempre llama justo cuando dice que lo hará.
Sarah está escuchándome atenta con mirada soñadora y agarrándose a uno de sus cojines blancos en forma de corazón.
—Es el tipo de novio que a cualquier chica le gustaría tener— concluyo.
—¿Así que es oficial? ¿Sois novios?— pregunta dando un saltito y agarrando más fuerte el cojín de la emoción.
—Si, siento que nuestra historia venía de largo y que esto es lo que tenía que pasar, no hemos hablado del tema como tal pero ambos sabemos que sentimos algo el uno por el otro y supongo que sí, que eso nos convierte en pareja.
—Wow, que envidia tia, ojalá me pasara a mi también— suspira y se tumba dramáticamente en la cama.
—Pero espera, ¿Noah y tú no estáis saliendo?— pregunto extrañada, para mí que llevan desde hace semanas saliendo
—¿Nosotros? Para nada— me duele porque por su voz puedo darme cuenta de que le duele que no sea así—. Si que es cierto que pasamos mucho tiempo juntos y estamos bien en la compañía del otro, pero no sé, ninguno de los dos se ha atrevido a dar el paso para ser algo más y eso nos deja en la nada.
—Pero Sarah, ¿tú qué es lo que quieres? Se me hace raro que no te hayas atrevido tú a dar el paso teniendo en cuenta como eres.
—No lo sé— admite.
Me extraño ante esto, para mí que está clarísimo que ambos sienten algo el uno por el otro pero tienen miedo y no hacen nada al respecto, pero claro muchas veces desde fuera se ve todo muy claro, en cambio cuando estás viviendo la situación no tanto.
—Es por no querer arruinar vuestra amistad, ¿verdad?— Es la única opción que se me ocurre.
—Si, como ya te he dicho estamos muy bien de la forma en que estamos ahora, nos entendemos y pasamos buenos ratos juntos y creo que me da miedo arruinar lo que tenemos solo porque yo siento algo por él, que sí, no voy a negar que siento algo por Noah, creo que eso es obvio. Pero lo dicho, me da miedo arruinar nuestra amistad.
Se me hace curiosa la inseguridad que siente cuando es obvio que Noah la corresponde, pero el ser humano es así, le da mil vueltas a las cosas hasta que las acaba distorsionando y llega un punto en el que ya no sabes que es real y que es un producto de tu imaginación.
—Sarah, escúchame atentamente, Noah siente algo por tí, creeme lo sé— veo la ilusión en sus ojos al escuchar mis palabras—. Te diré lo que haremos, vas a ponerte ese vestido rojo que tienes, vas a ir guapísima y esta noche le dirás lo que sientes por él.
—Si, venga si, me has convencido.
Dicho esto da un salto de la cama y va corriendo a por el vestido que he dicho, cuando lo encuentra lo coje y va al baño a ponérselo y arreglarse.
Después de una hora de maquillarnos, arreglarnos el pelo y por último ponernos los vestidos, ya estamos listas. Sarah se ha decidido por un maquillaje simple pero que realza su facciones naturales, algo de colorete, sombra de ojos naranja que destaca sus ojos verdes, gloss y máscara de pestañas. Se ha ondulado el pelo de manera que le caen unas preciosas ondas hasta la cintura y la joya de la corona, el vestido, consiste en un precioso vestido rojo de textura de seda, tiene un escote de corazón y cae hasta casi el suelo, también tiene una abertura hasta cerca de la rodilla que le da un toque atrevido, en conclusión, está preciosa. Yo me he decidido por un maquillaje algo más cargado, sobretodo en los ojos para así destacar mis ojos azules, alisarme el pelo y ponerme un vestido corto dorado de lentejuelas que me sienta como un guante.
—Madre mía, estamos absolutamente preciosas— digo al vernos en el espejo de cuerpo entero que tiene en su habitación.
—¿Eso crees?— pregunta algo insegura.
—Pues claro que si, vamos guapísimas y ahora vamos a bajar ahí con los demás, vamos a pasarlo de puta madre y vas a declararte a Noah, va a ir bien, confía en mi y si no, sé historias muy vergonzosas de él de cuando era pequeño y podemos reírnos un rato.
Parece que ahora está más convencida porque me asiente y sonríe a su reflejo.
—Oye, acabo de acordarme— dice de repente y me da miedo lo que pueda de ir después de esas palabras—. Los primeros días en que Noah llegó aquí había una especie de tensión en el aire cada vez que estabais en la misma habitación ¿por qué era?
Mierda, no pensé que fuera a acordarse de ello.
—Ah no, eso no fue nada, tan solo los primeros días que me resultaba un poco raro tenerlo por aquí pero luego ya me acostumbré, no te preocupes por ello.
Por su expresión facial puedo ver que no me cree del todo, pero que va a dejarlo pasar por el momento, menos mal, no debo ser yo quién se lo cuente.
—¿Bajamos?— Pregunta finalmente, a lo que asiento y la acompaño.
Abajo nos encontramos con todos nuestros amigos y familiares, están todos muy arreglados y me siento muy feliz estando con todos ellos, las sonrisas llenan las caras y cuentan anécdotas avergonzantes de cuando éramos pequeños que son graciosas si no tratan de ti.
Me siento junto a Finn, va muy guapo con su polo blanco y pantalones azul marino de vestir, enfrente de nosotros están Alex con la chica rubia que conocí en la fiesta de cumpleaños de los mellizos, Chloe si mal no recuerdo. Están muy juntitos y susurrándose cosas al oído, son insoportables, su estridente risa se me ha metido en la cabeza y es tan agradable como unas uñas deslizándose por una pizarra, Alex no para de hablarle bajito y también me molesta ¿acaso no se dan cuenta de que hay más personas en la mesa?, es cuestión de educación.
—¿Estás bien?— Me pregunta Finn en un punto de la noche y entonces me doy cuenta de que no estaba escuchando lo que me estaba diciendo y que posiblemente llevo mucho rato pensando en mis cosas—. Te noto rara hoy, ¿he hecho algo que te haya molestado? si es así quiero que sepas que puedes decírmelo sin problema.
Me duele que piense que estoy mal por su culpa, es el novio perfecto, todo lo que cualquier chica desearía, ¿por qué no puedo valorar eso?
—No, tranquilo no tiene nada que ver contigo, es solo que me duele un poco la cabeza, nada más.
Se queda más tranquilo tras mi explicación y durante el resto de la noche trato de prestarle algo más de atención y olvidarme de lo que parece ser la nueva parejita, escucho a Finn cuando me habla y le contesto. También participo en la conversación de los demás y en el momento en que suenan las campanas para dar la entrada al nuevo año salgo con él al porche y le doy un beso para hacer desaparecer sus dudas, o las mías, no me queda claro.
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