21
POV Tzuyu
¿Que le estaba sucediendo a las mujeres de este mundo? ¿Todas estaban locas? Sólo eso explicaba el gran lío que se había convertido mi día. ¿Cómo podrían las cosas volcarse en tan poco tiempo? Obviamente tenía una buena cantidad de culpa en la situación. Pero tal vez había olvidado las consecuencias que esto podría causar.
Después del rechazo de Susan, había vuelto a la soledad de mi apartamento. Al llegar a casa, tiré los zapatos en una esquina de la habitación y me tiré en el acogedor sofá, respirando profundamente, tratando de calmar mi cerebro que procesaba demasiada información en un corto espacio de tiempo.
Todo el camino de regreso estaba tratando de entender la razón por la cual Susan me rechazó. No recuerdo nada que pude haber hecho para causar tanta ira en la mujer. ¿Ella me había visto con alguien? ¿Ella me había visto con Sana? ¡No, no! Muy poco probable. Sana y yo nos acercamos de manera espectacular, pero los lazos se habían cortado desde la más grosera y crudamente manera posible, todo por mi culpa. Lamento eso, la última persona que merecía ser tratada de esa manera era ella. Un sentimiento de culpabilidad me toco ese instante recordando todos los momentos en los que ella me hacía sentir mejor y feliz, sólo aumentó la culpa que sentía.
Cerré los ojos recreando en mi mente todos los momentos que me había marcado:
─¿Está todo bien?
─Sí, sólo estaba pensando.
─ ¿Puedo saber el que? ─ Pregunté cada vez más cerca.
Sana me miró con calma para luego hablar.
─En lo agradable que es estar aquí..
Sus ojos parecían expresar esas palabras de manera sincera.
─ Te voy a contar un secreto.─ Susurré mientras me acercaba más.
─ Yo también soy amante de estar aquí. ─ Susurré al oído, notando que todo el cuerpo de la mujer se estremeció. Ella sonrió y bajó la cabeza.
─ ¿Te importa si acuesto mi cabeza en su regazo? Yo no quiero parecer abusiva, pero...
─ No hay problema, usted puede recostarse.
Sana habló en voz baja. Puse unas cosas fuera del camino y me acosté en su regazo.
─Nayeon me va a matar, estoy acostada en el regazo de su conquista. O Taehyung, ¿no es así?
─No tengo nada con ninguno de ellos.
─ Bien entonces. Yo no quiero tener discusiones por los celos de sus pretendientes, señorita. Minatozaki.
─ Me gustas Sana.─lo dije de la manera más sincera que podía. La mujer más joven estaba calmada analizando mis palabras.
─ Tal vez en años, tú seas la única mujer que conozca que me hace sentir muy cómoda, ¿Sabes? En poco tiempo, sé que tenemos una relación de trabajo, pero no me arrepiento en absoluto de haberte traído a pasar este fin de semana conmigo. Hacerle saber un poco de mi vida, le garantizo que pocas personas saben.
─No sé qué decir, Tzuyu... sólo que estoy disfrutando de estar aquí con usted... que, sin duda, me sacaste de una semana deprimente ─Sonrió débilmente - y me siento bien con usted, al igual que su amistad.
"La amistad" ¿Era lo que sentía por ella? Era inexplicable cómo Sana podría mejorar mi día tan fácilmente. No tenia idea de como explicar la gran confianza que ella me transmitía, sus ojos me transmitían buenas cosas, sensaciones placenteras que había olvidado. Me quedé mirando a la mujer durante largos segundos admirando la belleza que sólo ella podía tener. Incluso sentí una gota cayendo en mi cara.
─ ¿Ha sentido eso? ─Pregunté sospechosamente.
─ ¿Qué?
Su tono era confuso.
─ ¡Esto! ─ Hablé al sentir otra gota.
Ella sonrió, pensando probablemente que estoy loca. Pero pronto se dio cuenta de lo que hablaba.
─ Espera... ¿está hablando de...?
Ella ni siquiera tuvo tiempo de terminar la frase cuando comenzó la tormenta repentina.
─¡Oh, Dios, Tzuyu! ─ Gritó Sana.
¡No, no, Tzuyu!
Abrí los ojos tratando de disolver los recuerdos de ese fin de semana. No llorar sobre la leche derramada, como dicen. Ahora era tiempo de moverse, y tratar de, al menos, hacer que la mujer deje de odiarme.
Me levante del sofá, llegando hasta el baño. Un baño caliente resolvería mi tensión pura por unos momentos. Estaba sumergida en la tina durante media hora, y, sin embargo, aquellas mujeres perturbando mis pensamientos. En esos momentos, me preguntaba si las hetero estaban tan perturbadas por sus maridos. O tal vez las mujeres eran más complicadas.
Dos cosas me paraban de mi descanso:
La primera: La razón por la cual Susan me había rechazado.
Segundo: Que había sucedido en el almuerzo entre Nayeon y Sana.
No me gustaba la idea de verlas juntas. Nay siempre ha sido una depredadora, y pensar en la posibilidad de ella teniendo a Sana a la merced de sus deseos me causó una molestia que no podía explicar. Yo también podría preguntarle a Iglesias como quien no quisiera nada, conseguir respuestas sin que la mujer se dé cuenta. Pero incluso si tuviera las respuestas, ¿qué podía hacer? ¡Absolutamente nada!
Mi mundo estaba vuelto al revés por dos mujeres con quien no tenía absolutamente nada. Era demasiado loco para mí, ya no era la adolescente imprudente de hace años, la situación tendría que ser resuelta.
Decidí no preocuparme, Nay fue la llave para escapar de la señorita Minatozaki de manera personal. Pero con Susan, me gustaría volver averiguar, aquella situación no iba a morir de esa manera.
POV Sana
Caminaba a casa lentamente para no hacer ruido, a esta hora tanto Jihyo como Dahyun estaban durmiendo. Como lo supuse era más de medianoche. Me quité los tacones de los pies, tirándolos en la esquina de la habitación, para después ir directo al baño donde tomaría una caliente ducha. Después del agotador día, todo lo que necesitaba era una ducha caliente y un buen sueño.
Al salir del baño, me puse una ropa ligera y me tire sobre la cama, todavía pensando en cómo me había desquitado con Tzuyu. La venganza era demasiado buena para apreciarla tan poco. Pude ver en esos ojos verdes el odio por la burla que le hice. Su semblante serio, notable a kilómetros, enojada por veme bailar para el chico en el escenario. Pobre chico, no me importaba él, si supiera que él no causo nada en mí, ni un escalofrío. Apuesto a que nunca regresaría ahí. El único objetivo de todos era provocar a Tzuyu, los puros celos que ella merecía sentir. No era ningún secreto que después de todo, mi deseo era echarme en sus brazos y pasar una noche entera saciada por el deseo de Tzuyu. Pero mi ego estaba demasiado herido, que necesitaba enseñar al todopoderoso que ahí yo tenía el control de todo, y no ella. Y garantizo, que su expresión cuando ella escucho mi frase que tenía planeada durante todo el día no tiene precio:
─¡Quiero hablar contigo ahora!
Tzuyu habló con enojo en el fondo de las escaleras.
─ Gracias, Marina, puede retirarse.─ Hablé en voz baja a una de las recién llegadas bailarinas quien precisamente acato mis órdenes.
Ella sonrió y se fue rápidamente.
─ ¿Qué fue eso? ─ Ella preguntó seria.
─¿Qué fue el que?
─ ¡Esa maldita presentación, este tipo! Y me estás prohibiendo verte?
Sonreí sarcásticamente para ver su irritación. Yo quería darle una bofetada por la ira que me hizo pasar durante el día, pero al mismo tiempo besar sus labios en puro deseo de verla tan mandona.
─No veo ninguna razón para estar exaltada. Sólo estoy haciendo lo que siempre hago.─ Me encogí de hombros sin interés.
─ Susan, ¿cuál es el problema? No puedes hacerme esto.
Tzuyu se acercó, sosteniendo con fuerza mi brazo, haciendo que mi cuerpo se uniera a ella. Luche para tener la fuerza suficiente para alejarme de ella y decirle lo que estaba atorado en mi garganta.
─No pienses que algo ha cambiado después de lo sucedido. Si quieres verme, ponte en la fila, aquí todo el mundo quiere lo mismo. Pero ninguno puede.
─ ¡Tienes que estar bromeando!
─Tienes que entender que no soy nada tuyo. No pienses llegar aquí y tenerme todas las noches, Chou, porque estás muy equivocada. Ahora sal, no estoy viendo a nadie.
Hablé con arrogancia, tratando de expresar todo mi aire superior. Quería pagarle con la misma moneda por el trato que recibí esta mañana.
─¡Susan!
Tzuyu gritó enojada, pero yo ni siquiera me moleste en responder. Me gustaría enseñarle a esa mujer como debe comportarse.
El hechizo se había vuelto contra la bruja.
Era obvio que estaba triste, y más triste de lo que realmente debería estar. Las palabras duras y groseras que ella me dio me marco de una manera que nunca pensé que sería posible. Tzuyu se había dibujado en mi mente como una mujer perfecta este fin de semana. Conocía sus defectos, pero nunca usados en mí. En el momento cuando recibí sus órdenes arrogantes, una parte de mi admiración se había ido, y una gran confusión fue formada. ¿Por qué razón me había tratado de tal manera?
Yo no sabía...
Y no entendía...
Me acomodé en la cama, tratando de relajarme y dormir. Pero todo el tiempo ese par de ojos verdes se materializaron frente a mí. Me gustaba Tzuyu, por desgracia me gustaba. No era la persona más adecuada para mí vivir en la cuerda floja que divide mi vida entre Susan y Sana era peligroso. Quizás su actitud sea la llave para mí de deshacerme de un problema en el futuro. Había muchas mujeres hermosas y atractivas... I'm Nayeon era una de ellas. Hoy en día la mujer me había llamado para un buen almuerzo, que confieso que me ha dejado demasiado bien.
─ Me gustó nuestro almuerzo, señorita. Minatozaki.─la mujer dijo con una sonrisa.
─ También me encantó tener el almuerzo contigo.
─Podemos salir más veces, ¿qué te parece?
─ No sé, bien por mí.
─Será un placer, toma mi tarjeta. Puedes llamarme cada vez que necesites de una compañía, ¿De acuerdo? Puedo parecer media loca, pero tengo mis momentos de juicio.
Sonreí a Nay que me cogía la mano con ternura.
─ No digas eso, fuiste mi mejor compañía hoy, gracias.
─ No tienes que agradecerme, y sobre todo lo que me contaste, puedes estar tranquila, los problemas familiares siempre ocurren. Yo te ayudaré con eso, y mantendré todo en absoluto secreto.
─Eres increíble.
─ Especialidades de sangre Im, señorita. ─ella dijo risueña provocándome una risa. Que por cierto era todo lo que necesitaba.
Mi vida estaba patas arriba, y yo ya no podía saber más de nada. Decidí intentar dormir, pidiendo a Dios que, al menos en mis sueños, Tzuyu me dejara en paz.
POV Tzuyu
Hoy estaba con mejor humor. Después del terrible día anterior, me desperté con la confianza de que las cosas podrían mejorar. En el fondo pedía que Sana estuviera más tranquila, y seguro que así sería. La señorita Minatozaki era demasiado dulce para tratarme con dureza. Por lo menos era lo que esperaba.
Salí del ascensor lentamente, dándome cuenta de que algunos funcionarios no habían llegado todavía. Y una de ellas era la señorita Minatozaki. Al instante me pregunté si ya no la vería más, no ella no haría eso, la mujer era totalmente profesional.
Me dirigí a mi oficina, su hora de trabajo no había iniciado todavía. Decidí esperar. Y exactamente a las 8AM, la mujer salió del ascensor, haciéndome sonreír. Ella no se me iría de las manos.
─¡Gracias, Sana!─hablé sola.
La japonesa se acercó a su mesa de trabajo, colocó sus objetos de valor y su bolso. Estaba hermosa como siempre, pero hoy vino, más casual. Llevaba un par de pantalones vaqueros con una blusa de seda en color verde musgo, y una chaqueta femenina en blanco. Llevaba el pelo recogido en un moño bien hecho, con algunos mechones sueltos, probablemente debido a que corrió. Y en su rostro, los pequeños y delicados lentes de descanso.
La mujer tomó su agenda en dirección hacia mi oficina. Pude sentir su perfume ligeramente dulce inundando mi entorno.
─ Buenos días, señora Chou.
─ Bueno día señorita Minatozaki, ¿cómo esta?
─ Estoy bien, gracias.─ respondió seria.
Punto negativo, Sana siempre me daba una sonrisa al llegar.
─ ¿Segura?
─ Si señora. ¿Desea algo?
─Sí, siéntese, tenemos que hablar.
─ ¿Es algo relacionado con mi trabajo?
─ No exactamente.
─ Entonces no veo motivo para hacerlo.─ Dijo la mujer firme.
─ Sana...
─"Señorita Minatozaki" quiero que me llame así.
Me levanté de mi silla, caminando directo hacia la mujer que no dijo nada más.
─ Muy bien, señorita Minatozaki, me quiero disculpar por haber sido tan idiota contigo, no debería haberte tratado de esa manera.
Traté de infundir mucha sinceridad en esas palabras. Sana me miró, soltando una pequeña bocanada de aire.
─ No tiene que disculparse. Tiene usted razón, tenemos una relación basada en el trabajo. Y así tendrá que continuar.
─Como desees. Pero bueno, te he llamado por otro motivo.
─ Puede hablar.
─Quiero que consiga el número del Sr. Yang. Es un gran abogado, creo que podría ayudar en el caso de su hermana y ganar.
Sana al instante se detuvo de anotar la información en su agenda, y me miró confundida.
─ ¿Cómo?
─Así es, dígale que quiero verlo hoy. Iremos el almuerzo todos juntos para que usted le explique la situación con su hermana y sus padres. Prometí que la ayudaría, ¿no es cierto?
Ella realmente parecía no creer en mis palabras.
─Tzuyu... ─mi nombre de pila, las cosas estaban mejores.─ Muchas gracias, pero no es necesario. Hablé con Nay, y ella dijo que puede hacerse cargo del caso.
No, yo no creía que estaba escuchando esto. ¿Im se haría cargo de algo que prometí y que iba a encontrar una solución? ¿Ya se tenían tanta confianza? Eso no era nada bueno.
─Sana, yo le prometí que la ayudaría.
─ Lo sé, lo recuerdo, y le agradezco. Pero Nayeon es una abogada y dijo que podía hacer eso por mí. No quiero que se incomode con algo que no tiene nada que ver con su vida.
─ No seas tonta, yo quiero que ganes eso. Nay se especializa en temas laborales. Yang es en cuestiones de la familia, se lo garantizo nunca lo he visto perder un caso.
Podía sentir cuanto pesaba aquella propuesta. Yo no sabía decir si era rabia la que sentía, pero yo no quería que Nay se hiciera cargo de algo que me comprometí a ayudar. No quería que Sana quedase agradecida con ella cuando podría ser a mí. Egoísta, lo sé, pero era involuntario. No podía decir lo que era, pero no me gustaba.
─No sé...─ dijo ella confundida, sentándose.
─ SaTang...─ me aproxime a ella, utilizando el mismo apodo que le había dado el fin de semana─Deja que te ayude.
Sana se me quedó mirando, dejando nuestros ojos fijos durante más tiempo de lo que debería, y en un instante, la mujer se levantó antes de que entraran a mi oficina.
─¡Hola, chicas! ─ Nayeon saludó entrando.
Rodé los ojos y me aleje.
─ Buenos días, señorita Im.─ respondió sonriente. ¿Enserio? Eran mil sonrisas ahora?
─¡Buenos días, Shasha! Buenos días, Yoda.
─Buen día.─saludé seria
─Bueno, me retiraré. Si quiere algo, sólo llámeme.
Sana dijo dirigiéndose a la puerta.
─Quiero tener una conversación privada con usted más tarde.─ Nay dijo, sonriendo antes de que Sana saliera.
─¿Qué está pasando?
Ella me miró confundida.
─Entre tú y la señorita Minatozaki.
─Nos estamos conociendo, Yoda. ¡Dios mío! Es maravillosa, ¿sabes?
Sí, lo sabía muy bien.─ Pensé.
─ ¿Ah, sí?
─Por supuesto es una mujer sensible, cariñosa y muy atractiva! Tal vez con ella pueda olvidar a Jeongyeon.
Era demasiado incómodo tener que oír esas cosas, no podía creer que Im Nayeon estuviera tan cruzada de esa manera. Andar encima de mi secretaria. MI secretaria.
─¿Tienes sentimientos por ella?
─ Todavía no, como dije, estamos conociéndonos. Quién sabe, tal vez pueda rehacer mi vida, ¿no es así?
─Como si fuera posible...
─¡Oh, eso duele! Por supuesto es posible, para mí, Shasha es una mujer ideal, ¿sabes?
─ Vale, vale, Nayeon, lo entiendo.─Dije de mala gana.
─¿Eso te incomoda?
─No, obviamente no. ¿Por qué me incomodaría?
─¿Por qué pareces incómoda. Dime, tu estas interesada en Sana?
─¿Yo? ¡Claro que no! Deja de imaginar.
─ Tzuyu soy tu amiga, si tú me dices que estas interesada en ella, te la dejo a ti.
¿Estaba interesada en Sana? Después de todo lo que sentía por esta mujer al imaginarla en otros brazos, una molestia extraordinaria crecía dentro de mí.
─Nayeon, detente, ¿De acuerdo? Puedes quedarte a Sana, no me importa.─ bufé levantándome de la silla.
Salí por la puerta de la oficina dejando Nay sola, vi a Sana hablando animadamente junto con Dahyun. Tal vez la mujer estaba demasiado feliz para ser molestada
Y así pasó la tarde, después de que Nayeon se fue, decidí no hablar con nadie. Di la orden de que no quería ser molestada. Mi mal humor estaba en un nivel tan alto que podría sacar fuego por la nariz.
─¡Qué fastidio! ─ grite con furia después de ver la séptima llamada de Lalisa en mi teléfono. ¿Será que ella no desistirá nunca?
Pensé jugando con el pequeño aparato en la mesa.
Ya era el final del día de trabajo, la mayoría de los empleados ya no estaban allí. Y como siempre era la última en salir.
─ ¿Sra. Chou?
Oí la voz de Sana en mi oficina
─ Aquí esta lo que me pidió.
Habló Sana poniendo algunos papeles encima de la mesa. Aún tenía muchos informes por leer, y Sana era una gran compañía, y a pesar de estar enojada, aún cuidaba de mí, ella había pedido mi cena sin que le dijera algo. Sabía que todavía estaba enojada conmigo por mi manera de comportarme con ella, pero no sería difícil quedarse conmigo, correcto?
─Sra. Minatozaki, le gustaría quedarse hasta tarde hoy. Si no tienen ningún compromiso, claro.
La japonesa me miro durante algunos segundos, como si pensara en la idea de quedarse.
─Disculpe Sra., pero no me puedo quedarme mucho tiempo.
La mire incrédula, Sana estaba siempre a mí lado, nunca se negó a trabajar antes. ¿Y ahora esto?
─¿Por qué?
─Tengo una cita esta noche.
¡Mierda, mierda, mierda! Me había incomodado más de lo previsto. ¿Con quién iba a salir? Me daba ganas de preguntarle, pero con toda certeza sabía que su respuesta no me iba a gustar. Asentí con la cabeza sin decir ninguna palabra.
─Puedo ayudarle, mientras espero mi hora de salida
─No te preocupes. Puedes irte.
─Señora, aún me puedo quedar un rato.─ Sana dijo mientras caminaba hacia mí.
─No quiero interrumpir tu cita.─ Solté irónicamente.
─Estoy segura de que no va a interrumpir nada.─ Ella hablo usando el mismo tono.
Sana y yo estuvimos una hora pasando los informes en limpio para la reunión del día siguiente. Ella estaba sentada a mi lado en el sofá leyendo el bloc de notas que estaba en sus manos. Incluso en el final del día, la morena conserva una apariencia hermosa. Su cabello todavía estaba atado en una coleta, ella solo llevaba una blusa verde de seda, su chaqueta estaba arrojada sobre la silla izquierda. Ella parecía concentrada en lo que estaba haciendo.
─¿Quieres un poco de vino? ─ Pregunté levantándome.
Teníamos un buen recuerdo con el vino.
─ No sé si sería buena idea.
No dije nada, solo cogí dos copas sirviendo un poco de vino tinto, el mismo que tomamos en el fin de semana.
─Toma.
Sana me miró durante unos segundos y luego tomo la copa de mi mano. La mujer lentamente mojo sus labios en el líquido purpura que tenía un buen gusto. No fue una sorpresa para nadie como la Srta. Minatozaki tenía los labios puramente deseables.
─¿Le gusta este vino, no es así?─ Ella pregunto colocando la copa en la mesa.
Solté una sonrisa y me senté al lado de ella.
─ Me gusta, pero hace mucho tiempo que no lo tomaba. Solo el fin de semana con usted, por supuesto.
Ella no dijo nada
─Shuhua pregunto por ti hoy.
─Shua es realmente un amor, me encanto conocerla. De hecho su familia se compone de gente muy agradable y encantadora.
─¿En verdad le agrado conocerlos, no es así?
─ Claro, son personas maravillosas.
─ Ellos también te aman, viven elogiándote. Y dijeron que querían verte pronto.
─ Tal vez algún día podría ir a hacerles una visita... si no te importa, por supuesto, sé que es tu familia.
─ No me importa, puedes ir cuando quieras Sana.
─ Perfecto, Sra. Chou.
─Me puedes llamar Tzuyu...
─No, no voy a entrar en eso de nuevo.─ Ella hablo con frialdad, y se levantó.─ Solo tenemos una relación de trabajo.
─ Sana...
─No empiece, ¿De acuerdo? Usted es una mujer muy confusa. Una hora parece querer ser mi amiga, y en la otra yo soy su empleada. ¡Ahórrame eso por favor!
─¿Podemos tener la misma relación de antes?
─ La estamos teniendo Sra. Chou. Yo no sé qué le molesta. Nada ha cambiado, ¿no es así?
La japonesa dijo tomando su abrigo en la silla.
─ ¿A dónde vas?
─A mi cita.─ Ella hablo saliendo de la oficina sin dejarme decir algo.─ Permiso.
¿Sabes cuándo te quedas sin ninguna reacción? ¿Sin saber que decir ni que pensar? Sana escupió todas esas palabras en mí y simplemente salió. Para una cita... ¡Una cita! Camine hacia la enorme ventana de mi oficina, mirando la entrada. Vi a Sana salir de la empresa, para luego dirigirse a un auto blanco.
Espera...
Yo conocía ese auto.
No, no... Ella no...
¡Im Nayeon!
Las dos se abrazaron por un largo tiempo, hasta que Nay abrió la puerta del auto para que Sana entrara. Después se fue rápido para sentarse a su lado, y ellas se marcharon solo Dios sabe donde. ¿Cómo Nayeon podría salir con Sana? Mierda, ella tenía a todas las mujeres que quería, pero Sana no, ¡ella no!
En aquel instante, todas las imágenes innecesarias entre las dos comenzaron a rodar en mi cabeza. Estaba enojada sí. Con una gran ira. Había pensado en seguirlas, pero aquello era una locura, Sana era soltera y libre. Yo no podría hacer aquello, y ni debería. Me senté en mi silla, tratando de alejar esas ideas de mi cabeza. Y Sana desapareció de mis pensamientos, para dar lugar a otra mujer que me dejaba loca, Susan.
Ella tendría que darme una buena explicación.
POV Lalisa
Ya estaba cansada de esperar. Después de hacerle casi diez llamadas a Tzuyu, decidí ir a verla. Y para mi sorpresa, ella había dado órdenes estrictas para que me prohíban la entrada a su empresa.
Probablemente quería más tiempo para quedarse a solas con su secretaria inútil. Chica descarada, Tzuyu apenas había llegado y ya estaba seduciendo a la heredera del imperio Chou. Inteligente, pero yo era mucho más. Esperé a Tzuyu durante horas enfrente de aquel edificio, tarde o temprano, ella tendría que salir.
Era de noche, estaba prácticamente quedándome dormida al volante y nada de Tzuyu. Baje otra vez la cabeza hasta que oí la puerta abrirse. Un hilo de esperanza fue cortado al saber que Tzuyu se metió con ella durante este tiempo. Tras saber que la misma Tzuyu había llevado a Sana a casa de sus padres, cuando yo nunca había ido, mi rabia por la chica había aumentado.
Ella caminaba en dirección a un auto blanco que estaba estacionado del otro lado de la calle. ¿Será que ella salía a esa misma hora todos los días? Estaba atenta en lo que ella hacía, y al aproximarse al auto. Nadie menos que Im Nayeon se acercó. Espera, ¿Nay y Sana estaban saliendo?
¿Esa perra estaba saliendo con las dos? ¿Será que Tzuyu sabía de esto?
Mire el enorme edificio y ninguna señal de Tzuyu. Volví mi atención a Nay y Sana que se abrazaron como pareja. Nay siempre tan atenta y gentil, abrió la puerta del auto para la sin clase que entro sonriendo. No se puede negar que, Im Nayeon poseía una belleza divina. Incluso tuve mi interés en ella cuando Tzuyu nos presentó. Pero Nay y Tzuyu eran como uña y carne, las dos sabian secretos de la otra, y Nay nunca traicionaría la confianza de Tzuyu, entonces las posibilidades de involucrarme con ella se resumieron a cero. Las dos salieron en dirección hacia sur. Encuentros románticos. ¿Que será lo que Tzuyu pensaba de aquello? si es que ella lo sabía, ¿cierto?
Decidí esperar un poco más, hasta que la enorme puerta se abrió de nuevo, y ahora el inconfundible auto de Tzuyu salió. Nunca entendí la enorme pasión de Tzuyu por los autos color negro, pero una cosa era cierta, que aquel color combinaba muy bien con ella. Encendí el auto rápido, y me puse a seguir a Tzuyu. Este era el momento perfecto para que la siguiera a su casa.
El camino se me estaba haciendo muy largo, Lauren estaba yendo a la parte más concurrida de Seúl. No era posible que ella se fuera a vivir a los lugares más concurrido.
Continuaba siguiéndola hasta que su coche dio juego de luz informando que se detendría. Lauren aparco el auto delante de un gran edificio, iluminado con un gran cartel de neón con la palabra "Imperium"
Espera, Tzuyu no era el tipo de mujer que frecuentaba discotecas, y aquella me parecía ser una de las mayores de aquí. ¿Que estaba ocurriendo? Pare el auto en el otro lado de la calle, pensando en la idea de que no era Tzuyu en ese coche. Pero fue confirmada porque la vi salir.
¿Qué estaba haciendo allí?
Pensé en ir a ver lo que haría. Pero sabía que no debería, yo era demasiado inteligente como para hacer eso. Me quedé ahí, mirando hasta que entro en el lugar.
"¡Oh, Tzuyu!, ciertamente, averiguaría lo que estabas haciendo allí."
POV Tzuyu
Entré en el Imperio buscándola. Caminé hacia el centro del escenario, donde varias mujeres hicieron una presentación juntas esa noche. Decidí esperar, Susan tendría que darme una buena explicación de la forma en que me ha tratado el día anterior. Tomé un vaso de whisky, el mejor de ese lugar y me senté en uno de los sillones simplemente mirando a esas mujeres. Todas ellas eran demasiado hermosas, pero ninguna de ellas se acerca a mi stripper.
No podía entender mi obsesión por esta mujer y Sana. Todo me hizo sentir algo diferente y a la vez tan intensa. Algo en las dos me atraía de una manera que no podía explicar.
¿Me pueden entender? Piensen en estar en el medio de dos mujeres muy diferentes, pero que se unen en un vínculo que ni siquiera conoces. Susan y Sana eran la ruina incluso el ser humano más fuerte en la Tierra. Por increíble que pueda parecer, eran diferentes, pero incluso podrían ser iguales.
Loco, lo sé. Negué con la cabeza tomando un sorbo de whisky.
Mezclar bebidas no era algo saludable, ya estaba afectando mi subconsciente que quería a dos mujeres en sólo una.
Esa mezcla tenía dos opciones: o bien yo sería la mujer más afortunada de todas o ambas iban a terminar conmigo.
Y confía en mí, la segunda opción era más fuerte.
─ ¿Tzuyu?
Miré al lado y vi a Sooyoung acercarse, sentadose a mi lado.
─¿Cómo estás? ─ Le pregunté al colocar el vaso sobre la mesa.
─¿Ahora? ¡Genial!
─ Perfecto.
POV Sana
─En realidad, Sana, ¡tienes razón!─Nayeon dijo, sonriendo.
La cena fue muy agradable, Nayeon era una gran compañía. Me hizo reír y sentirme bien. Bailamos mucho y ahora sólo hablamos.
─ ¿Ves? te lo dije.
─¿Has sido así de engreída siempre?
─Tal vez sí, tal vez no.
Le sonreí a la mujer y me detuve tan pronto como oí el timbre del teléfono. Era Mina. ¿Qué demonios quería a esta hora?
─Puedes responder, Sana.
─Sólo un momento.
Im asintió con una sonrisa.
─¿Hola?
─Shasha, creo que es mejor que vengas aquí ahora.
─¿Por qué? ¿Qué pasó?─ Pregunté sin comprender.
─¡Tu mujer está aquí!─Ella habló desde el otro lado de la línea.
Sonreí a Nay y se levantó.
─¿Mina has bebido?
─Por supuesto que no, Shasha.
─ ¿Y entonces?
─Lauren está aquí, y no te encuentra.
─Yo no quiero verla, dejala allí, y no le digas dónde estoy.
─Lo sé, pero me gustaría que vinieras de una buena vez, Sooyoung esta en pleno movimiento.
Me quedé en silencio. Tzuyu no estaba del todo contenta con la situación con Susan. Después de nuestra última reunión, la había ignorado.
─No me importa.─ mentí.
─¿Está segura? No quiero parecer insistente, pero si no vienes, Sooyoung te robará a Chou
─Ella no podría.
─El beso que se están dando aquí no es nada normal.
¿Beso? ¿Tzuyu estaba besando a otra? ¡No no! No iba a dejar que eso pasara! No, ¡en absoluto!
─Toma mi máscara y mi lencería, estoy en camino.
─¡Así es como se habla!
Colgué el teléfono y fui a la mesa.
─Me tengo que ir, se trata de un caso urgente.
─Si quieres te llevo.
─No te preocupes, voy a conseguir un taxi.
POV Tzuyu
Sooyoung y yo comenzamos hablar. La conversación duró media hora. Desde lejos vi a Mina, la chicq que siempre me dio información sobre Susan. Ella nos miraba desde lejos, probablemente le dirá Susan del acto.
─ ¿Sabe usted dónde está Susan? ─ Yo sabía que las dos se odiaban entre sí, pero necesitaba saber donde estaba.
─Hoy no es el día de ella, su querida bebé no viene.─ Sooyoung respondió irónica.
¡Maldita sea! Pensé. Susan no era como las otras que estaban allí cada noche. Ella tenía el poder de elegir cuándo lo haría.
─ ¿Usted sabe de cuando vendrá?
─¿Por qué tan interesada en ella? Tiene muchas mejores cosas aquí, ¿sabes?
Sooyoung dijo provocativamente.
─ No me cabe duda de eso, pero Susan es mi Stripper, ¿Sabías?
─Puedo ser tu stripper y lo que más desea, Chou.
La mujer dijo al oído, enviando escalofríos por mi cuerpo.
─ Sooyoung...
─ Shh... nunca sabrás si tienes algo mejor si te sigues privando a ti misma de las experiencias.
La mujer se levantó y se sentó en mi regazo. No tenía ninguna duda de que Sooyoung tenía una belleza radiante. La miré fijamente, pensando en esa hipótesis, Susan me había rechazado, y Sana en ese momento estaba en los brazos de Nay. Y porqué tendría que estar locamente pensando en ellas? No. Si ellas pueden, yo también podía hacerlo.
Tome la cintura de Sooyoung con fuerza, y la besé.
Y durante largos minutos nos besamos. Ella era una maravilla, pero no era Susan. Y mucho menos Sana. Pero continuaría, me gustaría probarme a mí misma que las dos no eran nada en mi vida.
Sooyoung parecía que le gustaba la situación, me dio un beso con necesidad y deseo.
─Si quieres podemos ir a la habitación privada.─ Se quedó sin aliento.
¿Habitación privada? Yo tenía muy buenos recuerdos de ese lugar.
─Bien por mí.
Ella sonrió y se puso de pie. Sooyoung me tomó de la mano y me guió a los corredores donde estaban esas habitaciones. La música estaba muy alta, había un gran contenido de alcohol en mi cuerpo. ¡Maldita sea! Sentía que estaba haciendo algo mal, como si fuera una traición.
No seas tonta, Tzuyu, Susan no pensó dos veces cuando le bailo a los hombres. Pensé.
Seguí mi camino y me detuve en la puerta donde la mujer abrió con esfuerzo.
─ ¿Está todo bien?
Ella preguntó sonriendo.
─Sí, entra ahí. Voy a tomar una copa, y ya regresaré.
Sooyoung asintió, robándome un beso rápido y luego entró en la habitación. Necesitaba buenos tragos de whisky, sólo eso me mantendría en marcha.
Caminaba hacia el mostrador de bebidas, tomando una botella entera. Necesitaba una buena dosis de whisky. Volviendo hacia las habitaciones privadas donde Sooyoung está esperando por mí, podía notar su presencia.
No era posible.
Susan salió donde los vestuarios estaban. Su postura siempre impresionante y atractiva. La mujer llevaba un abrigo rojo y una máscara negra en su rostro.
Me detuve y la miré, hasta que se percató de mi presencia allí. Nuestros ojos se encontraron causando una sensación inexplicable. Ella era lo que quería, no había duda.
Susan se acercó amablemente hacia mí, deteniéndose a pocos centímetros de mi cuerpo.
─¿Redujiste tus estándares?─Ella me preguntó, dejándome sin comprender.─Veo que usted esté acompañada, ¿Verdad? Cuando no estoy cerca tu te acuestas con otras?
─¿De que estás hablando?
─De la puta que te espera en la habitación privada. ¿O crees que no sé que vas a tener relaciones sexuales con Sooyoung esta noche? ─ Ella dijo con arrogancia.
─ Me rechazaste, ¿recuerdas? Hay muchas personas que me quieren.─ Respondí del mismo tono.
Susan endureció la mandíbula, pude ver lo enfadada que estaba la mujer. ¿Eso eran celos?
─ Pueden tener mis sobras, no me importa.
Solté una risa irónica, dejando la copa en la mesa.
─ ¿Estás celosa, Susan? ─Bromeé.
Susan rió la forma más sarcástica que fuera posible.
─¿Yo? ¿Celosa de ti?
Asentí con la cabeza.
─Tzuyu, Tzuyu, Tzuyu...─ canturreó mi nombre en sus labios mientras estaba a mi alrededor.─ Usted tiene que saber que no me siento celosa de nadie. Para sentir celos, la persona con quien estas necesita ser mejor, y sé muy bien que aquí, mejor que yo no hay.
¡Hija de puta! Estaba tan segura de sí misma... su autoritario tono de voz firme me dejo tan caliente.
─ ¿Y entonces? ¿Por qué tanto interés? Sooyoung ya está esperando por mí.
─Bueno vete, y ya no aparezcas mas en frente de mí.
─¿Estas enojada? ─Me acerqué a ella.
─ No me siento así, o celosa, o cualquier cosa por ti. ─ Ella dijo con firmeza.
─ ¿Por qué no puedo creerte?
Me acerqué más, consiguiendo tenerla a pocos centímetros de su cuerpo, que en cualquier momento nuestros cuerpos se podrían tocar.
─ Usted no tiene que creer en nada, ahora ¡déjame en paz!
Susan se movió para salir de esos corredores, pero la tome suavemente de su brazo, para traerla cerca de mi cuerpo.
─ ¿Por qué no admitirlo? Admite que estás muriendo de celos por dentro.─ Dije colocando dos dedos sobre su pecho.
La respiración de la stripper fue cambiando, su mirada me podría matar si fuera posible. Estaba sujetándole el cuerpo contra el mío junto a la fría pared de ese lugar.
─ ¡Aléjate de mi, Tzuyu!
─Tú no quieres... Yo sé que no quieres...
─ ¿Yo? ¿O tú? No trates de engañarte y estar con otra aquí cuando vienes a ver a verme.─ ella me provoco.
─Tienes razón, Susan, vine a verte, y no me iré de aquí sin ti.
Llevé una mano a sus cabellos oscuros, teniéndolos apretadamente.
─ ¿Qué pasa si no lo hago?─ Ella susurró contra mis labios.
Sonreí lentamente.
─Tú siempre quieres...
Eso fue lo que dije antes de tomar los labios de la mujer en un beso feroz.
En un primer momento, Susan no respondió, trató de empujarme con fuerza. Pero me mantuve firme en sus brazos, y prensé mi cuerpo con el de ella en la pared hasta que renunció a la lucha entregándose al beso. Podríamos comernos en cualquier momento del deseo que nos teniamos. Succione los labios del Susan entre los míos, deslizando la lengua cerca de ellos los cuales me recibieron hambrientamente. Una especie de adrenalina se hizo cargo de mis venas como una droga que pruebas y no puedes parar.
Susan trajo sus manos a mi pelo y tiró de ellos, por lo que nuestros labios se desconectaron. Su boca estaba roja, ella estaba jadeando. Me incliné hacia su cuello y cepille con mis labios alrededor del cuello de la morena que se quedó sin aliento al sentir el contacto deslizante. Lamí, chupe su pulso haciendo que empuje con más fuerza los dedos que estaban entre mi cabello.
─Te odio, Chou.─ susurró sin aliento, inclinándose hacia atrás.
─ ¿Por qué? Hmm? ¿Por qué te excito? ─ Susurré al oído de Susan, mientras tomaba con mis manos el gran volumen de su trasero. Sin dejar que los besos se detuvieran.
─¡Hija de puta! ─ Ella resopló, solamente aumentando la urgencia que sentía por poseerla.
─Si me maldices juro que te aprieto más fuerte...─la apreté con fuerza.
Susan me miró, pude ver en los ojos cafés el deseo que ardía allí. Rápidamente puse una mano en el abrigo que llevaba, y al abrirlo, sólo vi un pedazo de su pequeña lencería negra.
¡Piedad, era muy pequeña! Podía sentir mi centro contraerse de solo imaginar quitando esas piezas.
─ ¿Le gusta, ¿verdad? ─ Susan susurró provocativamente, lentamente mordiéndose el labio.
─ ¿Todavía tienes duda? ¿Cómo puedes ser tan sexy, Susan?
─¿Tú piensas? Si lo deseas, puedes verlo más de cerca.─ Su tono fue añadido con lujuria.
─ ¿Puedo?
Susan asintió y sonrió maliciosamente, luego dijo:
─De rodillas, y das un vistazo.─ la stripper habló abriendo completamente el abrigo, dejando su cuerpo cubierto por dos piezas diminutas.
¡Mierda!, Susan era jodidamente caliente. Me acerqué más, y la mire.
─¡De rodillas, Tzuyu! ─ Ella ordenó.
Eso podría ser malo, pero necesitaba hacerlo. Me acerqué a ella, y la bese en los labios lentamente para después morder lentamente su labio inferior, luego descendí a su cuello, abajando más entre el valle de sus pechos donde deslice mi lengua con cautela haciendo a la mujer jadear, me detuve y me arrodillé frente a ella para besar su abdomen lentamente.
─Eso... más... abajo─ Susan casi gemía.
¡Maldición, maldita bailarina! Me sentía caliente, húmeda. Y no habíamos hecho nada. Nos quedamos así en el peligro de que alguien nos descubriera.
Seguí hasta que pare enfrente de las pequeñas bragas, miré hacia arriba mirando a los ojos de Susan.
─No sabes lo emocionante que es verte de rodillas a mis pies, Tzuyu. Es un delicioso sabor de poder que no te puedes imaginar.
Sonreí y me acerqué lentamente a besar a la región cubierta por la tela delgada.
─No, no. ¡Para!
La miré confundida.
─¿Qué?
─Solo te doy permiso para ver solamente, no se puede tocar, cariño.
Reí de mala gana.
─ ¿Estás bromeando?
─Será su castigo por querer ir tras otra en mi ausencia.
─ ¡No lo hagas! Iré detrás de Sooyoung si me dejas en esta situación.
─Ve, es tu elección.
Susan se apartó de mis manos y se alejó.
─ ¡Vuelve aquí ahora!
La mujer continuó su camino.
─ ¡Pagarás por ello, Susan! ─ Dije levantándome del suelo.
La mujer se detuvo frente a mí y me miró.
─Que gane el mejor, Chou.─Dijo lanzando un pequeño beso en el aire, antes de retirarse.
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