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La mancha.

Disclaimer: AMOLAD pertenece a The Snipster, este es un regalo a "la rosa blanca"

Habían comenzado a establecerse en el nuevo edificio, el olor de los muebles al ser sacados del plástico era exquisito, los cristales del complejo tan pulcros que jurarías poder atravesarlos, las paredes blancas sin ninguna mancha en ellas, excepto aquella parda que se quedaba en la esquina de la recepción, avanzando lentamente. La humedad contrastaba con lo impoluto del salón, los hombres veían asqueados el pardo manchón, el cual sin pena avanzaba carcomiendo el hormigón y volviendo todo asqueroso y marrón.

Marck ignoro el disgusto de los cargadores y entró a su nuevo complejo, era el más grande inversionista de la Ciudad, nada se escapaba de sus ojos miel, que importaban que hubiese tenido que deshacerse del orfanato para estar ahí. Esos huérfanos no merecían estar en el centro de la capital y mucho menos tener tanto espacio, claro que todo fue manipulado para que quedara como una compra obligatoria y acto altruista.

El hombre moreno se acerco al cristal y miró desde aquel alto punto las calles de la ciudad, un pequeño toque en su hombro lo hizo salir de su ensoñación. Giro su cabeza y miro a la pequeña mujer junto a él, la cual le brindo una sonrisa, que él devolvió.

—¿Todo bien hermano?—comento la morena, la cual compartía con él el mismo pálido color de cabello. —Ha salido todo perfecto.

—Aun en el sótano se preserva la base de las habitaciones de niños—Comento—Para cuando este la obra terminada podremos hacer un estacionamiento, mientras comenzara a laborar el hotel. La suite es toda nuestra. —Le sonrió.

—Joven, ¿Podría llevar, entonces mis maletas?—Comento con gracia la morena.

—Sera un placer madame—contesto el de cabello blanquecino.

Ambos hermanos rieron ante sus ocurrencias y se dirigieron a su habitación, habían empleado las ganancias de sus negocios para montar aquel hotel, su hermana Lorraine había escogido el tapiz y mueblería que se encontraba en las habitaciones, ya que de los dos, era la que más gusto tenía.

Subieron por el ascensor, notando el repicar del mismo al subir, el estruendo que generaba le molestaba.

—Les dije que pusieran música cuando subía—Comento la mujer. —Supongo que se arreglara después.

El sólo asintió, en su lujoso departamento la luz llegaba a cada rincón, tenía una cocina, una sala y un baño en cada habitación.

—Te veo en la mañana Lorraine—Dijo después de depositar las maletas en el cuarto de la menor y disponerse a salir.

—Hare la cena y te esperaré.

Él le sonrió. Desde la ruptura con su pareja, su hermana procuraba de él.

Bajo por el ascensor, era demasiado aburrido, Lorraine tenía razón necesitaba algo de música. En eso pensaba cuando este periqueó, la caída brusca del aparato, lo hizo tambalearse en su posición, las luces parpadearon y un golpe sordo se escucho. Pequeños pasos se escucharon por encima de su cabeza, cuando la luz regreso, la lámpara se descolgó y una rata corrió entre sus pies.

Salió enojado al vestíbulo donde los ingenieros se encontraban. — ¡Reparen el elevador, y manden a un exterminador!, ¡tenemos ratas!, Esto inaugura en una semana—Les grito, los trabajadores lo miraron perplejos, asintiendo que harían lo que les había encomendado, miro al techo... y otra maldita mancha se encontraba—Y arreglen las tuberías, ¡Me molestan esas manchas!

Después de discutir, bajó por las escaleras, tenía que ver que tan mal estaban las bases del edificio, aparte de saber cómo iban a romper las paredes para hacer el aparcamiento de automóviles.

El pasillo se ilumino y la tenue luz dejaba ver los cuartos vacios de sus antiguos residentes, dibujos por las paredes, hojas de colores tiradas por todos lados. Entro a una habitación estaba realmente sucia, los niños debieron haberse ido con mucha prisa, sostuvo un dibujo entre sus dedos.

Sólo su respiración era lo que escuchaba, el sótano del edificio era demasiado solitario, se perdió un instante en el incomprensible garabato de un niño, se había dibujado junto a alguien al parecer, una mancha negra, con pequeños ojos blancos y una sonrisa amplia, la figura se encontraba detrás del chiquillo, abrazándolo con fuerza, no había nadie en la habitación que había dibujado el infante, sólo él y aquella sombra, miro detenidamente el dibujo, era una enorme mancha parda... antes de que pudiera seguir su inspección el crujir de las tuberías logró sacarlo de su observación. Se sobresalto un instante, su corazón latió a prisa y se tranquilizo, sonrió de lado, mientras maldecía a los ingenieros.

Dejo caer el dibujo al suelo, mientras continuaba con su análisis de la estructura, el pasillo era largo y amplio, la luz de una lámpara estaba fundida, había alrededor de quince habitaciones a cada lado del pasillo, camino pesadamente, cada pisada resonaba fuertemente en el suelo, y el maldito eco era demasiado ruidoso.

Llego al final del túnel, una puerta sin ningún garabato encima, la lámpara encima de esta parpadeaba, debía mandar a revisar las instalaciones eléctricas. Entró en la habitación.

Miró a los lados, no se habían llevado los trebejos de ese cuarto, la cama, los muebles, el librero, ojeo las hojas que descansaban en el escritorio, seguramente esa habitación era del encargado. Cientos de expedientes en el librero, posiblemente de los niños que estuvieron en el orfanato. Tomo asiento mientras pasaba las hojas sin real interés, hasta que encontró un expediente, la foto del niño su nombre y antecedentes, paso las hojas y el dibujo que había visto en el primer cuarto... una fotografía y el análisis de los cuidadores.

"Le hemos estudiado por cinco años, "Thom" (Nombre por el cual nos referiremos al niño por motivos de confidencialidad) se mantiene realizando la misma figura, se ha despertado todas las noches mencionando que está lo devorara hasta que sea un saco de carne y hueso. Se estudio con anterioridad el probable estrés post-traumático, y abuso infantil, sin embargo todo ha sido inconcluyente, lo han devuelto en siete ocasiones de sus casas adoptivas por las frecuentes crisis que presenta.

En el día el niño, se comporta como todos los demás sin muestras de la ansiedad y ataques de pánico que sufre por las noches, no obstante cuando la luz empieza desaparecer y es hora de ir a dormir en su habitación, él debe mantener las luces encendidas, para poder ahuyentarlo, ya que afirma "vive" en las sombras.

Se le han apagado las luces después de que se queda dormido, posteriormente a los minutos empieza a llorar y vociferar por ayuda. Debido a las autolesiones que se ocasiona en cada crisis de pánico, se ha optado por mantener las luces encendidas, sin embargo los dibujos se mantienen, se le ha preguntado donde se encuentra, ha respondido que en todas partes.

Se sugiere iniciar terapia en conjunto con psicología"

Firma: W.S.

Marck termino de leer el apunte del encargado, mientras pasaba rápidamente las hojas y veía el sin fin de dibujos elaborados por "Thom", todos con la misma figura negra de ojos blancos y gran sonrisa. En la mayoría se mantenía tan cerca del niño, que pensaría que había hecho a su sombra.

Una que particularmente se estaba volviendo tenebrosa, conforme avanzaba los dibujos la sombra se hacía más grande, hasta que el último fue un gran cuadro negro, dejo el expediente y salió de ahí.

No quería estar más tiempo, se sentía observado, algo dentro de sí se estreso. No hacía frió esa noche, pero una helada corriente se le metía hasta el último lugar de sus huesos.

Camino rápidamente por el pasillo, el cual se le hizo terriblemente largo, las luces parpadearon y maldijo su suerte, las luces regresaron, y decidió mirar tras suyo, mientras el aire se escapaba en fuertes respiraciones de su pecho, otra vez. Las luces encendieron, su corazón latía a prisa, y su cuerpo gritaba peligro. Otro parpadeo de la luz, y juro ver una figura de una persona salir de uno de los cuartos, mientras se acercaba a él. Las luces se apagaron y él corrió con todas sus fuerzas a las escaleras... La luz volvió y una mano lo alcanzó.

Saltó de la impresión mientras una voz le decía.

—Marck, ¿Qué te pasa? Te he llamado desde hace rato, creí que querías ayuda para el lugar. —Un hombre moreno de ojos verdes lo interrogaba.

—¿De dónde maldita sea saliste, Leo?—Vocifero el empresario, viendo a su amigo y recuperando la respiración.

El moreno rodo los ojos mientras buscaba en su teléfono, el mensaje que le había mandado el otro para verse y concordar la demolición lo más rápido y silenciosamente posible.

—Lorraine, me dijo que estabas aquí, así que decidí bajar e inspeccionar las columnas. —Le contestó. —Se ven en muy buen estado, creo que se pueden tirar todas las paredes de los cuartos, exceptuando el del último, se dejaran los pilares y se retocara el tapiz. El último cuarto pueden usarlo de bodega ¿qué te parece?

—Perfecto, vamos arriba.

Después de una cena en el restaurant del hotel, el moreno se despidió, diciendo que comenzarían él y sus hombres la obra el día siguiente. Era una gran ventaja tener amigos arquitectos. Había olvidado preguntar porque el último cuarto no se podía derrumbar. No hacía falta, se reprendió.

Se dirigió al último piso las luces no fallaron, suponía que al fin se habían hecho cargo de eso los trabajadores, al entrar al piso encontró las luces prendidas y a Lorraine durmiendo sobre la mesa de la cocina, despertó a su hermana y la dirigió a su habitación.

—Buenas noches, Marck. —dijo la morena antes de entrar por la puerta.

—Hasta mañana, Lorraine.

La noche paso larga, no pudo conciliar el sueño, veía la figura oscura sonriéndole en la esquina de su cuarto, acosándolo incansablemente, sabía que estaba ahí oculto entra las sombras, intentaba descubrirlo, fingiendo estar dormido pero, cuando abría los ojos no había nadie, cada que los cerraba se aproximaba, casi podía oler su hedor a oxido y putrefacción; un parpadeo, y estaba un paso más cerca, otro más, y ya estaba junto a la cama invadiéndola desde la parte más baja, estaba ahí. El olor lo delataba... no pudo seguir el juego y se dejo caer en los brazos de Morfeo.

En la mañana despertó, y ya no había nada.

Lorraine preparaba el desayuno, lo saludo mientras lo veía tomar un café. —¿Descansaste bien?—preguntó la morena.

—Como un bebé— Contesto. Mientras las grandes ojeras de sus parpados lo delataban. Tomo el café y salió rumbo al sótano.

La demolición de las paredes con mazos había comenzado, ya no había el abrumador silencio del día anterior, los fuertes hombre de Leo, acababan pared por pared. El polvo cubría la mayor parte del lugar.

—Marck te ensuciaras aquí—Comento el moreno que traía una máscara para evitar el polvo.

Después del comentario subieron escaleras arriba, deteniéndose a la mitad de ellas. Era un gran cuadro en la vuelta de la esquina de los peldaños.

—Todo bien mi amigo ¿Te ves fatal?—Menciono el de ojos verdes, mientras la cansada mirada de Marck le contestaba— Sabes que no soy bueno en esto, Will y yo éramos buenos amigos, ha de haber sido duro separarse, no te desanimes. Tal vez, no somos tan cercanos como quisiera, pero eres mi amigo, y no quiero que me saques de tu vida como William. Estoy para apoyarte, Des y yo lo haremos.

El de pelo decolorado negó con la cabeza, y paso una mano al hombro de Leo—No lo haré, Gracias amigo.

—Si ves a mi flaco dile que no baje, subiré en una hora, sólo termino de darles indicaciones a los muchachos—Comento el moreno con una sonrisa bajando las escaleras.

Marck afirmo con su cabeza, mientras daba indicaciones en el vestíbulo, la mancha ya no estaba, la pintura fresca se notaba... respiro tranquilo. A los minutos llego un alto joven con una bolsa, la pareja de Leo.

—Des, dice Leo que lo esperes, que subía en un rato—Comento el moreno de cabello decolorado. —Mi hermana esta en el último piso, por si quieres hablar con ella.

El alto le sonrió — Iré a ver a Lorraine, después de dejarle su comida a Leo ¿Estás bien?—pregunto el de ojos ámbar.

El otro sólo se limito a contestar que sí. Manteniendo aquel rostro lleno de aflicción, mientras se perdía en los ojos ámbar que lo miraban con preocupación, tan parecidos a los de su William, sin embargo tan diferentes.

El alto soltó un largo suspiro— Se que mi hermano no quiso... marcharse así, voy a intentar contactarme con él... —"Otra vez" pensó el alto... Desde hacía cuatro meses que la relación de Will y Marck se había ido al desastre, el de lentes sólo aviso que iría a un "master" al extranjero y los dejo a todos en esa pequeña urbe, terminado con su pareja y sin darles explicación alguna.

—No hace falta, Gracias Des—Contesto con una media sonrisa.

Des le devolvió el gesto mientras veía la mancha sobre la pared junto a Marck— Debe haber algo mal con los drenajes, o los salvajes de Leo ya rompieron la tubería —Sugirió el alto, señalando la marca de la humedad en la pared,—Regreso —Comentó mientras se dirigía escaleras abajo.

Marck volteo con horror la mirada, y el gran manchón pardo de la pared parecía reírse en su cara, más grande que las otras veces, más oscuro. Carcomiendo el blanco del salón. Debía ser un error esas cosas tardan tiempo en formarse.

—¡¿Por qué no la han cubierto?! —Grito.

Los presentes voltearon a verlo. — ¿El que señor Mallory?—pregunto un trabajado cansado.

—La ma....—No pudo terminar su oración, no había nada. —La mesa la han ensuciado —Contesto perdido con el tono apagado. "Ahí estaba"

El día transcurrió y los trabajadores abandonaron el complejo, sólo los guardias, él y Lorraine se quedaban en el edificio, todavía no había inquilinos. Esa noche bajo para revisar el trabajo del moreno, sólo había solicitado que fuera él y dos personas más, para el escaso personal habían avanzado demasiado, los pilares sólo quedaban en la habitación, junto al escombro, y se veía realmente sombrío el palpitar de la luz sobre el último cuarto.

Sus pasos vacilaron pero se dirigió a él, abrió la puerta y halló todo como lo había dejado la tarde anterior. Las tuberías aullaron y su crujido lo hizo voltear a verlas, era un lamentable cuarto el sótano, tan lleno de tubería, crujiendo incasablemente todos los días, había sido lo correcto ahuyentar a sus antiguos dueños, nadie merecía vivir en un lugar tan horrendo con el sótano, se dijo mentalmente mientras repasaba nuevamente los expedientes.

"Thom parece más contento con las terapias, ha hecho nuevos amigos y los dibujos de la "sombra" parecen estar disminuyendo, le hemos preguntado la razón y ha contestado: Ha encontrado un lugar más frio y oscuro que habitar, más que el de mi cabeza" mientras sonreía y se dirigía al patio a jugar con los otros."

W.S

Arrugo la hoja que sostenía, mientras unos ojos inyectados en sangre lo veían, tan altos. Por encima del mueble, a un metro de distancia de él, el odio y la saña con la que lo veían le hicieron temblar, se acorralo a sí mismo contra el librero, mientras veía que la cama no los separaba por mucho, mantuvo la mirada fija ante cualquier movimiento del extraño de la habitación.

La luz de la habitación se prendió —Marck ¿Estás aquí?—La voz de su hermana lo trajo a la realidad mientras un rata que por encima de la tubería se encontraba escapo. —Hay demasiadas, necesitaremos un fumigador. Salgamos de aquí.—Comento la morena mientras tomaba la mano de su hermano y lo sacaba de la habitación.

No se dio cuenta cuando llegaron a la habitación, Lorraine lo miraba preocupada, Había hablado con Des por la tarde, su amigo le había mencionado de la fatiga que se notaba en Marck, y lo mal que parecía estar cuando creyó que ya había pasado lo de William hacía dos meses.

—Está en todas partes—Repitió en un hilo de voz mientras se sostenía la cabeza con ambas manos, —¡En el sótano, en el vestíbulo, en el ascensor ¿Tu también le has visto verdad Lorraine?! —Le grito con desespero a su hermana.

La morena lo miro con lastima, apretó sus puños y contesto—No— mientras se acercaba a él y tarareaba una canción de dormir—Has trabajado muy duro, necesitas descanso.—Comento comprensiva mientras llevaba al moreno a su habitación y continuaba entonando aquella vieja nana.

Los días pasaban pronto podría abrir el hotel "Le blanc" Lorraine se mantuvo más al pendiente de los cambios en el hotel, y dirigió a los hombre para terminar la obra y acabar con las alimañas. Esas malditas manchas ahí no estaban, ahí no había nada. Se repetía mentalmente todos los días, mientras veía a las pardas marcas en la pared juntarse, revolviéndose y tomando el grotesco color del oxido y la sangre.

Como era de esperarse la inauguración se hizo, Marck parecía ausente en la mayoría de las conferencias y la morena se encargaba de dirigir las charlas, el tiempo pasaba rápidamente pero, el hotel se desvaluaba cada vez más, "las tuberías crujen toda la noche", "las habitaciones son muy frías" "el tapiz encierra el olor en el cuarto" "creo que he visto una rata en mi cuarto" Las criticas eran variadas y dispersas pero todas concordaban que lo que más le molestaba, era el ruido del metal en las noches, producto del paso dificultoso del agua por el ducto.

Era un día como cualquier otro, había muy pocos inquilinos en el hotel dado la cantidad para la cual fue diseñado.

Leo y Des llegaron al recibidor. —Quiero su mejor habitación de la planta baja, señorita—Hablo el alto a la mujer que estaba de espaldas.

La moreno volteo a ver a su amigo con una sonrisa—Sera un placer — dijo mientras les regalaba un guiño. —¿De luna de miel?—El comentario hizo sonrojar a ambos hombres en la recepción.

—Así es—Comento el moreno pasando la mano por la cintura del alto, el cual se limito a sonreír.

—Les aseguro que las paredes son realmente gruesas. —Comento con picardía mientras depositaba las llaves en las manos del alto.

—" Lo comprobaremos"— dijeron al unisonó.

Sus amigos a su manera trataban de apoyarlos los vio dirigirse entre mimos hacía el pasillo que conducía a su habitación.

Marck se encontraba en la habitación mirando fijamente a la pared, su mirada concentrada pero, que no transmitía ninguna emoción o sensación, la taza reposaba entre sus dedos, la dirigió tembloroso y lentamente a sus labios, sin mirar a otra cosa que no fuera la pared blanca.

Lorraine entro por la puerta y se dirigió al sofá donde descansaba su hermano —¿Qué haces?—pregunto la pequeña mujer.

El moreno sólo dirigió su mirada despacio a ella—Está en ti, ahora—Le contesto con una ligera sonrisa.

El día transcurrió, y esa noche termino. La lluvia azotaba fuertemente a los cristales, varios inquilinos estaban enojados, argumentando que un moho espeso salía por las regaderas y llaves de agua, que debía revisar de manera inmediata aquellas tuberías. Incluso sus amigos le habían comentado que era como decían los otros, que parecía haber un problema en el drenaje, Leo sugirió que era un ducto roto el cual estaba ocasionando las molestias a los inquilinos, el ruido, las ratas, la humedad de los cuarto e incluso ahora, el moho apestoso.

—Puedo revisar las tuberías Lorraine—Le comento el moreno, mientras tenían una plática en el lobby del hotel.

—No te preocupes, llamaré a alguien. Están de vacaciones no para hacer trabajo. —Les convenció la morena, nerviosa.

La noche cayó y la lluvia se mantuvo por días, los inquilinos se mudaron del hotel no podían estar en aquellas precarias condiciones, sólo quedaba un policía, Lorraine, Des, Leo y Marck.

Una tormenta se desato, y con su furia era difícil distinguir de donde veían el ruido, las tuberías se quejaban adoloridas por no haber sido reparadas, fue en ese momento cundo el ruido sordo del metal al quebrarse espanto a todos, las luces parpadearon en todo el hotel, fue tanto el estruendo que se escucho hasta la habitación de la morena, los simientes de la estructura gritando de dolor, sacudiendo a todos en las habitaciones, la morena despertó a su hermano, mientras bajaban los peldaños para llegar a la recepción.

Le costó demasiado trabajo, las luces parpadeantes y el maldito ruido que no se dejaba de escuchar entre el aullar del viento, el golpeteo de la lluvia en el cristal y las tuberías de la estructura no sabía ni que le molestaba mal.

Marck caminaba con lentitud, inerte como si le hubiesen drenado la vida. Lorraine bajaba pero, tenía tanto miedo, sus vacilaciones cesaron cuando le alumbraron con una linterna, eran Des y Leo que habían ido a buscarlos.

— ¿Están bien?— pregunto el de ojos verdes preocupado.

—Un poco...—Respondió la morena temerosa.

—Vamos a bajo —Contesto con premura, tenían que ir a ver que había causado aquel ruido y que había hecho fallar las luces. La morena asintió, mientras Leo veía al de cabello blanquecino. —Marck ¿Escuchas? ¿Qué tiene?—Pregunto Leo al ver el estado soporoso del mayor.

—Su medicamento, lo volvió a tomar. —Comento, sin decirles que había aumentado la dosis.

Des y Leo se vieron, ellos sabían de las crisis del mayor, la cuales habían sido controladas por años con las continuas terapias del hermano del alto, William Shepard y ahora que no estaba, habían hecho que Marck regresara a su medicación. —Me encargo de él, Des ayuda a Lorraine. —Pobres de sus amigos estaban sufriendo tanto.

En el vestíbulo todos se miraban sin atreverse a decir nada, estar en oscuridad no era gratificante, fue Des quien se aventuro a decirlo:

—Hay que revisar las tuberías y las conexiones en el sótano.—Todos sabían que ahí cruzaban todos los ductos y era el lugar donde se hallaba las fuentes de electricidad.

—Los acompaño— Sugirió el policía.

El pequeño grupo se aventuro al antiguo sótano, que tampoco ya, fungía como estacionamiento, ya que no había ni un solo automóvil, sólo el enorme espacio cerrado, con ese inusual cuarto al fondo. Lucia realmente tenebroso.

Sin embargo la luz de un rayo los hizo ver como la pared había sido quebrada, un gran tubo se había desprendido del techo y había caído sobre el pequeño cuarto tirando la pared y dando con el patio, podían escuchar el agua fluir y los cables de luz hacer corto circuito, vieron una persona en el reflejo del relámpago.

—¡¿Quién está ahí?!—Pregunto el policía mientras usaba su lámpara para alumbrar al sujeto, cuando la ráfaga de luz pasó por el pasillo, decenas de ratas corrieron a ocultarse en la oscuridad, mientras otras se mantenían entre el escombro y el tubo de metal.—¡Responda!—Demando el uniformado pero nadie contesto.

Leo apago los interruptores de Luz, y todos procedieron a acercarse a la persona junto al cuarto. Entre más se aproximaban un hedor a putrefacción y oxido invadió las fosas nasales de todos, tan penetrante que casi los abstuvo de continuar su camino. Sin embargo el brillar de algo en la cabeza del sujeto los hacía aproximarse más, entre más cerca estaban podían escuchar con claridad los chillidos de las ratas, las cuales se movían por encima de sus cabezas dentro de la tubería, posiblemente asustadas por la tormenta de afuera. El peso de los animales había vencido al metal y por eso se había quebrado, sin embargo ¿Quién era el extraño de afuera?

—No, No, No, —Decía la morena—Regresemos, es un error, sólo son ratas. No hay nadie, vámonos—Les decía mientras tironeaba de ellos para regresar, pero los hombres no la escuchaban —No quise, no fue... no lo haría apropósito, Des... escúchame.

Al estar frente a los escombros de la habitación lo vieron, el cuerpo de aquel hombre de lentes, con el rostro desfigurado y cuyo cuerpo habían comido en su mayoría las alimañas que los rodeaban, el estado de putrefacción era tal que su piel se deshacía en plastas hediondas amarillentas, desprendiéndose por pedazos de sus huesos, producto de la humedad al estar tan cerca de la tubería principal, su cuerpo se mantenía aun atrapado entre un pedazo de pared y lo que había sido roto, aquel pobre hombre había encontrado su fin emparedado, su camisa aun conservaba las manchas de la sangre y como si fuera un grito del cadáver, la humedad en las paredes de la habitación en marcaban su triste tumba, extendiéndose por las columnas y abrazando al pequeño cuarto.

Ya no había ojos en el desfigurado rostro, pero podía verlos, acusándola en silencio, había sido un error, una discusión que se salió de control, nunca quiso tirar a William de las escaleras, no creyó que el rubio dejaría a su hermano, intento hablar con él, pero no quiso, le reclamo el moreno de entorpecer su investigación y su avance en el orfanato, cuando intento razonar con el de lentes, este se encontraba demasiado irritado, lo suficiente para ignorarla.

Aun lo recordaba.

—Fui yo quien lo convencí—Comento la morena mientras intentaba detener al mayor en las escaleras.

—Pues buena suerte con todo, entonces— contesto tajante el de lentes —No necesito a personas como ustedes. —Fue lo que dijo antes de intentar seguir ir escaleras arriba — Creí que funcionaría nuestra relación aunque estuviéramos apartados durante este año, pero con esta mentira. No sé que más me ocultan ustedes.

La morena subió enojada los peldaños, para subir unos cuantos escalones por encima de él— Marck te adora ¡Te ha dado todo! ¿Y así es como le pagas? ¡Abandonándolo! —Le grito.

—Nada de lo que hagas me detendrá, y tal vez sea lo mejor, no sé porque siempre tengo que cargar con ambos—contesto pasando de largo.—Felicidades, te ha escogido por encima de mí. —Contesto con malicia.

—No es así—La morena tiro de su brazo y el rubio falseo en la escalera, rodo por lo peldaños, y al llegar a su lado, se dio cuenta que no respiraba bien, su nuca había golpeado con el último peldaño, y la sangre se esparcía con rapidez por su cabeza.

—Ayu...dame— tartamudeo el rubio, La morena lo miro incrédula y dejo que la vida se escapara de su cuerpo, se quedo inerte mirando como la mancha alrededor se extendía por el suelo, pronto William dejo de hablar, respirar, escuchar... la sangre rodeaba sus zapatillas blancas.

Corrió a aquella habitación en el fondo, a buscar a Marck que seguía pasmado por haber sido abandonado por el rubio, la moreno lo miro mientras el otro la reconfortaba, ella le dijo que la acompañara.

El rostro de Marck trasmuto al horror al ver a su pareja en el suelo sin vida,— Hay que llevarlo a su habitación—murmuro el mayor sin creer su muerte.

Se cubrió con su sangre al recoger el cuerpo y llevarlo a la oficina del fondo, esa que era de William. Lo recostó en la cama y se quedo con él hasta que la noche cayó.

Lorraine miro la grotesca mancha en el suelo, repitiéndose mentalmente que eso no podía estarle pasando. Entro con Marck y le dijo:

—Me culparan de esto... hay... que deshacernos del cuerpo. —Le dijo sin creer lo que salía de sus labios.

El moreno la miro horrorizado, mientras negaba con la cabeza. —No, No él está...No. Él está durmiendo. —Contesto el mayor con las lágrimas cayendo por sus ojos, en gruesas gotas que se mezclaban con la sangre de sus manos.

—Ya es tarde, debes dormir. —Dijo la morena imperturbable, con una extraña sonrisa en el rostro—Te acompaño.

Llevo a Marck fuera de la habitación y lo hizo subir al primer piso del edificio. Ella se haría cargo del cuerpo, tomo el material de la construcción y lo llevo al sótano, acomodo el cuerpo entre la tubería y la pared, y empezó a colocar los ladrillos reforzando con cemento uno, por uno, hasta que ningún cabello rubio se asomo.

El moreno se quedo en estado catatónico en el primer piso, escuchando el estruendo en el piso de abajo, sin tener el valor de ver lo que estaba pasando.

Cuando se animo al día siguiente a ir escaleras abajo, la mancha roja había trasmutado a un color pardo, tan oscura y horrorosa que le daba asco, camino a la habitación y sólo halló a Lorraine llena de polvo, cemento y sangre limpiando con un trapo.

—Se fue a su Maestría Marck, Nos abandono cuando despertó. —Murmuro convincente, mientras el moreno reafirmaba lo que le había dicho.

Limpio la ultima mancha y la vida de ambos continuo, un mes se atrasaron las obras y las aceleraron en los siguientes. Diciendo que lo del sótano era lo de menos, que construyeran desde el primer piso.

Todo iba también pero, el maldito cadáver tenía que suplicar ayuda aullando en las tuberías y turbando el agua que llegaba a las habitaciones.

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créditos: Dark piano- Liar Ahmed Emad Eldin.

N.A:

Este One-shot esta dedicado a la rosa blanca, espero que te guste.

Buenas madrugadas a todos, es la primera vez que me aventuro a un texto de esta índole, esperando les haya gustado, dudas, comentarios, jitomatazos, aclaraciones, suposiciones,  todo es bien recibido.

Sin más que agregar, que tenga un lindo fin de semana se despide:


Morachan.

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