Simón Dice
Si no comentan no subiré más caps :P
Todo estaba oscuro, no veía nada.
¿Dónde estaba? ¿Qué estaba pasando?
Miró sus manos y se miró a sí misma. Ese no era su pijama, ni la ropa que solía llevar. ¿Por qué volvía a tener pantalones cortos y una camiseta que decía... "Eres la mejor"? Entonces se dio cuenta de que su pelo también estaba diferente, estaba suelto, más corto y lleno de ondulaciones y rizos.
Como odiaba esa ropa y ese pelo, ¿por qué demonios estaba así vestida?
De repente sintió un tirón en ambas muñecas que la obligó a avanzar un paso y de golpe un puñetazo en su mejilla que la tiró al suelo.
—¡Sin mí no eres nada! ¡¿Me oyes?!
¿Qué...?
Su cuerpo se movió sin su permiso y dio una patada al aire. Allí no había nada, pero sintió como su pie chocó con algo.
¿Qué estaba pasando?
Cerró los ojos un momento intentando concentrarse para averiguar qué era lo que pasaba, pero cuando volvió a abrirlos todo era diferente.
Estaba en un lugar oscuro por falta de ventanas, pero iluminado levemente por la luz artificial. Estaba tirada en el suelo boca abajo, sentía que le dolía la mandíbula y las manos.
Miró a su alrededor y aunque su vista estaba borrosa vio que habían todo tipo de objetos tirados por toda la habitación. Distinguió una mesa blanca volcada.
—¡Pienso arruinarte la vida maldita zorra!
Oh no.
No podía estar ahí.
No de nuevo.
No quería estar ahí.
Se negaba.
Las lágrimas no tardaron en llegar en cuanto se dio cuenta de dónde estaba y con quién.
No quería pasar por eso.
Por favor.
Cerró los ojos de nuevo con fuerza, odiando esa situación.
Cuando los abrió todo volvió a cambiar. Esta vez estaba de rodillas en el suelo, sujetando algo con la mano izquierda y con la derecha pegándole a ese algo.
Ya sabía lo que pasaba. No hacía falta ver para saberlo.
Estaba a horcajadas sobre el alguien que le estaba gritando, estaba pegándole.
Le dolía muchísimo la mano pero no quería parar, estaba harta.
Su boca se movía, estaba gritándole algo pero no escuchaba el qué.
Parpadeó inconscientemente y la escena volvió a cambiar.
Estaba de pie justo antes de recibir una patada en el estómago que la tiró al suelo.
—¡¿Qué crees que pensaría tu tía de ti?! ¡Si solo eres una mierda que todos fingen querer! ¡Estoy segura de que tu tía se suicidó con tal de no estar contigo!
Te odio.
Las lágrimas no dejaban de caer.
Estuvo llorando toda la pelea.
Se obligó a sí misma a volver a cerrar los ojos. Solo quería que esto acabara.
Cuando los abrió seguía tumbada en el suelo, le dolía todo.
Oía a aquella persona gritarle pero no la escuchaba.
Solo podía centrarse en el olor a humo que inundó de golpe su nariz.
¿De dónde viene?
Antes de que pudiera averiguarlo sintió un tirón en el cuello de su camiseta que la hizo levantar todo el torso.
Ahora estaría viendo la cara de su contrincante si no fuera porque no veía nada.
—¡Solo eres una mierda De Rune! ¡No te mereces nada de lo que tienes! ¡Te quedarás sola y todos verán lo que eres en realidad! ¡Te lo aseguro!
↭
—¡¡NO!!— Gritó Colette despertándose de su pesadilla de golpe y provocando que su kwami y su gata se despertaran.
—Colette, ¿qué pasa?— Preguntó Silkk preocupado al verla llorar.
—Y-Y-Yo...— Tartamudeó Colette entre lágrimas.
Pero no pudo decirle nada más a Silkk, pues su madre entró preocupada en su habitación.
—Colette, Estrellita, ¿qué ocurre?— Le preguntó entrando en la habitación y acercándose a su hija.
—Ma-Mama...— Colette miró a su madre entre lágrimas mientras ella se sentaba a su lado en la cama.— L-Las pesadillas... ha-han...
Dharani, madre de Colette, no necesitó nada más para saber qué le ocurría a su hija y solo la abrazó con fuerza, dejando que se desahogara y se acurrucara contra ella.
Como odiaba que aún tuviera secuelas de aquél horrible día, pero su hija no quería ir con ningún psicólogo porque significaría hablar del tema y no quería hacer eso. En su momento quiso ir a hablar con los padres de quien le provocó tanto dolor, pero Colette no la dejó, solo quería olvidar lo que había pasado.
Miró el reloj y vio que eran pasadas las cuatro de la madrugada. Era muy pronto, pero Colette no conseguiría volver a dormir y lo sabía.
Dharani encendió la lamparita de estrellas que Colette tenía en su mesita, iluminando cálidamente el cuarto mientras le acariciaba el pelo suelto. Parece que se había hecho el moño mal otra vez y no le duró para dormir.
Cuando los sollozos de Colette se relajaron un poco, Dharani le habló con voz suave para no alterarla.
—¿Quieres que me quede a dormir contigo?
Solo obtuvo un asentimiento apretado contra su camiseta como respuesta.
Dharani sonrió ante la ternura de su hija, le dio un beso sobre el pelo y se tumbó en la cama sin despegarse de Colette.
Colette se apegó más a su madre, escondiéndose en su cálido pecho y usándola de almohada mientras ella seguía acariciándole el pelo, relajándola por completo.
Solo ella tenía el poder de calmarla así.
La pelirrosa no tardó en dormirse y su madre se durmió en cuanto se aseguró de que su hija relamente lo estaba.
Por otro lado Silkk observó todo escondido tras un peluche de estrella en una estantería de la habitación.
Todos tenemos un pasado, Silkk mejor que nadie lo sabía, pero desconocía que el pasado pudiera afectar a alguien hasta tal punto. Porque una cosa tenía clara Silkk, y era que eso no fue una mera pesadilla fruto de la imaginación de Colette o de una película de terror, esa pesadilla fue fruto de sus propios recuerdos.
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A la mañana siguiente la primera en despertar fue Dharani, con cuidado movió a su hija y se levantó de su cama. Miró a Colette y no pudo evitar arroparla y darle un beso, pidiendo y deseando en su interior que eso fuera suficiente para reparar sus heridas. Aunque sabía que no lo haría.
Salió de la habitación de su hija dejándola dormir, pues aún era pronto para ella. Fue al baño a hacer lo necesario y después a la cocina a preparar el desayuno para ambas, pues su marido trabajaba ese sábado. Una pena, tal vez podría haberla ayudado para convencer a su hija de quedarse en casa, o tal vez pasar un día en familia.
Pero sabía que su hija ya había quedado con sus amigos y que era importante para ella, no lo cancelaría por nada, ni siquiera por ella misma.
Dharani se sirvió una taza del chocolate caliente recién hecho, cogió el bote de nata montada y fue a sentarse a la mesa del comedor a tomárselo con tranquilidad.
En cuanto se sentó su hija apareció desde el pasillo.
—Buenos días mama.— Saludó Colette con voz ronca mientras se rascaba un ojo, acompañado de un bostezo.
Dios, era tan adorable. A veces era imposible no ver a su pequeña niña en vez de la joven adolescente, casi adulta, que era ya su hija.
—Buenos días Estrellita. ¿Cómo estás?— Le preguntó mientras la pelirrosa se acercaba a la mesa.
—Mama, tienes que dejar de llamarme Estrellita.— Murmuró Colette antes de volver a bostezar.
—Jamás.— Respondió Dharani antes de tomarse un sorbo de su chocolate.
—¿Has hecho chocolate?— Preguntó extrañada la pelirrosa.
—Sí, ¿por qué?— Respondió la castaña.
—Estamos recién entrados en la primavera pero ya hace calor para estar bebiendo chocolate, ¿no te parece?— Cuestionó Colette mientras se estiraba, espabilándose ya por fin un poco.
—Hay más en el termo de la cocina.
No hizo falta nada más para ver como su hija se iba a la cocina y volvía con una taza llena hasta arriba de chocolate caliente, el tarro de azúcar y una cuchara.
Colette se sentó al lado de su madre, le puso tres cucharadas de azúcar a su chocolate y empezó a mezclar.
Antes de que pudiera levantar la taza para probarlo, Dharani le dio el bote de nata montada.
—¿Había nata?— Preguntó sorprendida.
—¿La quieres o no?
Colette no tardó nada en coger el bote, sacudirlo y echarse una generosa montañita cobre su chocolate. Entonces empezó a beber.
—¿Estás mejor?— Preguntó con calma su madre con suavidad.
—Más calmada.— Respondió sin más la pelirrosa.
Dharani miró preocupada a su hija pero no insistió, la conocía a la perfección y sabía que no hablaría del tema a menos que ella quisiera.
—Estrellita, sabes que no te presionaré ni te insistiré, pero si no hablas conmigo al menos hazlo con alguien. Tienes que hablar con alguien sobre lo que te pasó.
—¿De qué serviría eso?
—Mucho más de lo que crees.— Le respondió sin más, pero al ver como de nuevo parecía preocupada, cambió de tema.— ¿Irás a lo del concurso?
—Sí, claro.
—¿Quieres que te lleve?
—No, gracias mama.— Colette se levantó de la mesa con su taza en mano y se fue al pasillo, dirección a su cuarto.— Iré a acabarme el chocolate en mi habitación y luego me iré.— Anunció la pelirrosa antes de encerrarse.
A veces Dharani quería matar a la persona que le hizo tanto dolor a su querida hija. Y siempre que lo pensaba le daba igual que fuera menor de edad, alguien que hizo sufrir tanto a su Estrellita no merecía vivir.
Por otro lado Colette dejó la taza de chocolate a medio beber en su mesita de noche y se tiró a la cama, deseando fundirse con ella.
Coton subió de un salto a la cama de su Reina y la miró preocupada. Olía su tristeza y su enfado desde la otra punta de la casa. Se acercó a la mano de su Reina con suaves pasitos y empezó a frotar su cabecita contra su mano acompañándolo de ronroneos. A su Reina le gustaba acariciarla y escucharla ronronear, la calmaba.
—Mmm... Ahora no Coton Blanc.— Murmuró Colette sin levantar la cabeza de su cama y escondiendo ambos brazos bajo su propio cuerpo.
Coton empezó a preocuparse de verdad, hasta ahora jamás había rechazado acariciarla y darle mimos, ni siquiera cuando la acompañó por la ciudad con su extraño pelaje del color del anochecer.
La gatita volvió a acercarse a su Reina, pero esta vez a su cabeza, y empezó a maullar y a tocarla con una patita para que le prestara atención. Si la acariciaba seguro que se sentiría mejor.
—Coton Blanc, en serio, déjame.— Farfulló contra el colchón Colette mientras se daba la vuelta en la cama, dándole la espalda a su gata.
Oh no, algo realmente malo debía pasarle a su Reina para que actuara así. Debía ayudarla con urgencia.
Coton miró a su alrededor buscando algo que pudiera animar a su dueña hasta que vio a su ratoncito, su tesoro más preciado después de su Reina.
A Coton le encantaba jugar con el ratoncito y siempre la animaba, seguro que si su Reina juega con el ratoncito se alegraba.
Coton Blanc bajó de la cama de un salto y trotó hasta llegar a su propia cama en la que estaba el ratoncito, lo cogió con mucho cuidado con la boca para no dañarlo y trotó de nuevo hacia la cama de su Reina. Le costó un poquito subir con el suave ratoncito en la boca pero lo consiguió.
Rodeó a su Reina para quedar frente a ella y le dejó el ratoncito cerca para que pudiera jugar con él.
—Mauw.
—Aaaggg... Coton Blanc...— Colette se sentó en la cama y cogió a su gata por las costillas, ella pensaba que por fin la acariciaría para sentirse mejor, pero solo la bajó de la cama, a ella y al ratoncito.— Por última vez Coton Blanc, ahora no por favor.— Y sin decir nada más Colette se puso sus cascos y volvió a tumbarse en la cama, de nuevo dándole la espalda a la gata.
Esto era muchísimo más grave de lo que pensaba, su Reina realmente debía estar fatal, no la ha peinado como hace cada mañana, ni le ha puesto su collar, tampoco la ha acariciado ni jugado con ella... Su Reina debía sentirse horrible.
Antes de que Coton Blanc pudiera pensar en otro plan para poder ayudar a su Reina escuchó un sonido bajo la cama de su Reina. ¿Había algo ahí abajo?
¿Y si ese algo era lo que ponía tan triste y enfadada a su Reina?
Si eso era así se comería ese algo para que su Reina por fin estuviera bien.
Con mucho cuidado Coton Blanc caminó muy silenciosamente, con las orejas tensas y los ojos bien abiertos para captar el más mínimo movimiento. Pasó por debajo de las sábanas de la cama de su Reina y empezó a esquivar sus zapatos, acercándose lentamente al origen del sonido.
Giró alrededor de una caja de cartón y entonces se encontró con aquél molesto insecto enorme y azul que acompañaba a su Reina a todos lados.
—Meow.— Maulló aburrida, pues esa criatura podía llegar a ser muy ruidosa y molesta.
—¿Q-Q-Qué ha-haces aq-q-quí?— Preguntó Silkk temblando del pánico al percatarse de la presencia de la gata.
Entonces Coton Blanc cayó en la cuenta de una cosa, ese insecto acompañaba siempre a su Reina, tal vez él podía ayudarla.
Sin previo aviso Coton mordió las cuatro antenitas de Silkk y se lo llevó hasta salir de debajo de la cama. Obviamente Silkk estuvo gritando y suplicando clemencia todo el "paseo", pues el "Monstruo peludo y feroz" parecía querer comérselo.
Cuando Coton Blanc salió de debajo de la cama subió a la misma sin ser vista por su Reina, pues estaba de espaldas a ella, y entonces soltó por fin a Silkk.
Silkk intentó alejarse volando de la "Bestia", pero ella volvió a agarrarlo con la boca y lo atrajo hacía sí para que no se fuera. Aunque esto tuvo que repetirlo varias veces, pues Silkk insistía en irse.
—¡Está bien, está bien! ¡Me quedo! ¡Pero deja de morderme por favor!— Gritó Silkk desesperado frente a Coton.
La gatita no entendía del todo lo que decía, pero parecía que esta vez no querría irse, así que decidió confiar en él.
—Muy bien, ya me has traído hasta aquí, ¿qué quieres?
Con su hocico, Coton señaló a la dueña de ambos y Silkk se fijó en su portadora. Estaba tan concentrado en buscar un escondite para huir de la "Bestia" que casi se había olvidado de Colette.
—¿Sigue igual que en la madrugada?— Preguntó sorprendido a la par que preocupado.
Coton no entendía lo que decía, pero percibía la preocupación emanar de él, por lo que dio por hecho que era por su Reina.
—Miauw mauw meow.
—No entiendo nada de lo que dices Bestia.
Coton estaba frustradísima, su Reina tenía una mezcla de emociones que la hacían estar mal, ella no podía ayudarla pero tal vez el insecto azul sí, pero para pedirle ayuda debían entenderse y no lo hacían.
Coton empezó a ronronear y a restregarse contra Silkk, poniéndolo muy nervioso, y después señaló con la cabeza a su dueña.
—¡Oh! Quieres que anime a Colette.— Silkk miró a Coton Blanc en busca de una confirmación, pero la gata solo lo miró confundida.— Oh ya, que no me entiendes. Bueno, eehh... buena gata.— Alagó Silkk dudoso, y con mucho miedo le acarició con mucho cuidado unos pelitos de su cabeza antes de salir volando de allí hacia Colette.
Silkk se puso frente a la cara de Colette llamando su atención. Colette apagó los cascos y se los quitó.
—¿Qué pasa Silkk?
—¿No crees que debería preguntarte yo eso?
—Estoy perfectamente.
—¿En serio?— Silkk voló a la mesita de noche de Colette y vio la taza de chocolate.— Pues para estar tan perfectamente no te has acabado el chocolate, y siempre te lo terminas.
Colette se tumbó en la cama boca arriba para mirar al techo.
—Silkk, de verdad, estoy bien.
Silkk voló hasta colocarse frente a Colette de nuevo.
—Mientes de pena, que lo sepas.
No hubo respuesta de parte de Colette porque la alarma en su móvil sonó.
—Luego hablamos, tengo que prepararme para irme.— Y sin escuchar las protestas de Silkk, cogió ropa y fue a ducharse.
Coton se acercó a Silkk cuando su Reina se marchó de la habitación y se sentó a su lado.
—¿Miaw?
—Sí, está igual que antes Bestia.
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Colette fue corriendo al estudio de televisión dónde se reunió con Nino y Adrien.
—¡Chicos!— Gritó Colette llegando a la entrada del estudio y parándose allí para respirar y recuperar el aliento.
—Buenos días chica.— Saludó Nino cuando Colette llegó a su lado.— Que raro que llegues tarde.
—¿Estás bien Lettie?— Preguntó preocupado Adrien cuando vio que Colette no levantaba la mirada del suelo a pesar de estar ya un rato así.
—¿Eh?— Colette se irguió y miró por fin a sus amigos.— Ah, perdón es que... he tenido una mañana ajetreada.— Contestó sin dar detalles antes de mirar a su alrededor.— Creí que vendría Marinette.
—En teoría sí, pero ya la conoces, llegará tarde.— Respondió Nino sin preocuparse demasiado por la mencionada antes de mirar el reloj.— Ya casi es la hora del concurso, vamos entrando.
No hizo falta nada más para que los jóvenes empezaran a entrar al edificio, seguidos de cierto guardaespaldas. Preguntaron en recepción y les indicaron el piso y la puerta donde se grabaría el concurso en el que Nino iba a participar.
Mientras Nino hablaba de lo emocionado que estaba por participar en un concurso como DJ, Adrien no podía evitar fijarse de más en Colette.
No lo malinterpretéis, no lo hacía con segundas intenciones, solo estaba preocupado por ella.
A primera vista se veía bien, riendo y hablando con Nino pero... su mirada... no brillaba tanto como acostumbraba.
Entraron en el plató de grabación y allí le indicaron a Nino, junto a otros concursantes, como sería el programa y lo que debía hacer y decir.
Adrien aprovechó que Nino se había ido para hablar en privado con Colette.
—Lettie, ¿estás bien?
—Sí, claro.— Respondió sin más Colette.
—Sabes que puedes contarme lo que sea, ¿verdad?— Insistió Adrien.
Colette miró por un segundo con duda a su mejor amigo, cosa que pasó desapercibida para él, pero enseguida la duda se fue.
—Sí, lo sé. No te preocupes, estoy bien.— Le aseguró con una bonita sonrisa.
Adrien confió en esa sonrisa y dejó pasar el tema.
Nino no tardó en volver junto a sus amigos y les contó que el concurso estaba a punto de empezar.
—Bienvenidos de nuevo a su programa favorito. ¡El desafío!— Alec Cataldi abrió el programa con emoción.— Un aplauso para el nuevo concursante. ¡NINO!— Gritó con entusiasmo.
—Suerte colega.— Le deseó Colette a Nino.
Adrien se limitó a empujarlo hacia el escenario y Nino se despidió de ambos amigos con un elegante movimiento de su gorra.
Nino se acercó feliz al escenario y saludó a cámara en cuanto estuvo junto a Alec.
—Hola Nino, eres estudiante y DJ. Es increíble.— Lo presentó Alec mientras colocaban tras él una mesa de DJ para Nino.— Mira la mesa que tenemos para ti.— Dijo antes de darse media vuelta y enseñarle la mesa a Nino tal y como dijo.
—Vaya, es una pasada.— Alucinó Nino mientras se acercaba a la mesa y veía sus controles.
Una notificación llegó al móvil de Colette, por lo que dejó de prestar atención al programa y cogió su móvil para ver de qué trataba. Un mensaje de Marinette.
Se le hacía extraño que le escribiera, ¿qué quería?
~Hola Colette, solo te escribía para avisar de que no puedo ir al programa, mis padres me han castigado.
~Os veré desde casa, hasta la próxima :3
Oh, por eso le escribía a ella, Nino no podía coger el móvil y no era capaz de hablar con Adrien. Bueno, si fuera ella haría lo mismo, así que no se lo tomó personal, pues sería una tontería hacerlo.
Le respondió un par de mensajes rápidamente a Marinette y guardó el móvil para volver a prestar atención al programa.
—¿Pasa algo?— Preguntó curioso Adrien.
—No, solo era Marinette, dice que no puede venir, parece que la han castigado.— Explicó Colette.
Vaya, Adrien quería que Marinette fuera, era buena amiga suya y le gustaba pasar tiempo con ella igual que con Colette, y aunque Marinette se ponía nerviosa con facilidad y a veces eso dificultaba mantener una conversación con ella, le era fácil sacarle una sonrisa al rubio.
Le parecía una chica muy tierna.
—¿Sabes por qué?— Cuestionó el rubio.
—No me lo ha dicho y yo no he preguntado.— Contestó Colette mirando a su mejor amigo por fin.— ¿Por qué estás tan cotilla hoy?
—Es solo curiosidad.
—La curiosidad mató al gato.
—Pues el gato vivirá sus seis vidas sabiendo qué lo mató.— Respondió con gracia el rubio.
Colette miró risueña a Adrien, sorprendida por su divertida ocurrencia.
—Vale, lo admito, me ha hecho gracia.
—Bien, el reto que hemos elegido para ti es...— Comentó poniendo suspense Alec, devolviendo la atención del par de adolescentes al programa.— Conseguir que el alcalde André Bourgeois ¡baile!— Tras él se mostró en pantalla una videollamada en directo con el alcalde de Paris.— Gracias por aceptar el reto señor. Dígame, ¿qué opciones tiene Nino?
—Cero. Ninguna. No me gusta bailar. La última vez que bailé Madonna aún estaba en la guardería.— Contestó el alcalde.
—¿Qué edad tiene el alcalde?— Le preguntó en un susurro Colette a Adrien.
—Pues...
—¡Ja! Eso ya lo veremos.— Retó Nino.
—Muy bien Nino, estas son las normas, tienes dos minutos para hacer lo que quieras con tu mesa de DJ, si antes de que se acabe el tiempo el alcalde ha bailado habrás ganado. Pero si no, habrás perdido.— Alec explicó las normas de la competición.— ¿Lo has entendido?
—¡Claro!— Contestó Nino, entusiasmado por empezar.
—Bien, dicho esto. ¡Empezamos en tres, dos, uno... YA!— Gritó Alec dando inicio al concurso.
Nino empezó a mezclar la música creando un ritmo muy bailable. Si no fuera por su estado emocional actual, Colette ya estaría bailando.
Pasado el primer minuto del turno de Nino, un empleado colocó al lado de Adrien al próximo concursante, y después de indicarle que su turno sería el próximo se fue.
Amablemente Adrien lo saludó y el señor quiso presentarse, pero su guardaespaldas se interpuso y amenazó con una muy severa mirada al tímido hombre de chaqueta rosada.
—Tranquilo, no pasa nada.— Adrien paró enseguida a su guardaespaldas, aclarándole que el hombre no quería hacerle ningún daño.
Aunque al final Adrien no pudo hablar con el pobre hombre para disculparse, pues Alec volvió a gritar.
—¡Victoria! ¡Desafío superado!— Alec se acercó a Nino y lo abrazó orgulloso.— Ha movido la cabeza Alcalde Bourgeois, eso es bailar.
—¿Cómo? No es cierto, me picaba... el cuello tan solo.— Excusó el alcalde avergonzado.
—Sentir un picor con ritmo también es bailar.— Explicó Alec.— Nino, enhorabuena. Dentro de una semana volverás para tu próximo desafío.— Nino salió del escenario y se fue con sus amigos.— Ahora que pase nuestro próximo concursante... ¡Simón Grimault!— Anunció Alec.
El señor de chaqueta rosada, Simón, se alejó del lado de los adolescentes y fue al escenario a la vez que Nino llegaba con sus amigos.
—¡Genial tío!— Lo celebró Adrien, feliz por su amigo.
—Has estado fantástico Nino, enhorabuena.— Le dijo también Colette junto a un choque de puños.
—Gracias chicos.
—Monsieur Grimault, un hipnotizador. Usa cartas para hipnotizar a la gente y conseguir lo que quiere.— Explicó entusiasmado Alec.
—Bueno, soy un hipnotizador, pero no utilizo mis cartas para conseguir nada.— Especificó amablemente Simón.
—Pues tu reto Monsieur Grimault será usar tu talento para traer a un famoso escurridizo a este plató. Saludemos al rey de la moda... ¡Gabriel Agreste!— Presentó Alec mostrando la videollamada con Gabriel Agreste en directo.
Oh no, está jodido. Pensaron Nino y Adrien con miedo al Sr. Agreste.
—Anda, pero si es tu padre.— Murmuró sorprendida Colette de que el Sr. Agreste apareciera en televisión en directo.
—¿Qué es todo esto? Debería ser una entrevista.— Exclamó fastidiado el Sr. Agreste.
—Adelante Grimault, veamos si atrae aquí a Monsieur Agreste con su persuasión hipnótica.— Lo animó Alec.
—Pero, si es que no consigo nada.— Volvió a especificar tímido Simón, escondiéndose tras sus cartas.
¿Por qué le era tan difícil a Alec entender que su "hipnosis" solo era para hacer pasar un buen rato a las personas? Él jamás conseguía nada, estaba mal.
—Ooww... que tímido...— Dijo con gracia Alec.— Y que gracioso, ¿no Gabriel?
—Desternillante. Su programa es patético y el concursante también. ¿Controlarme a mí? Jamás.— No hizo falta más para que Gabriel dejara clara su posición, bueno, excepto que colgó la videollamada en pleno directo.
—Ese sí que es mi padre.— Habló Adrien rompiendo el silencio del plató, decepcionado de la actitud de su progenitor.
—Así que Monsieur Agreste a rechazado su desafío... ¡No hay reto!— Declaró Alec, descalificando al concursante Simón.
—Pero- No es justo, ni siquiera me han dejado-— Simón no pudo replicar nada más, pues ya lo estaban sacando del plató.
¿Por qué aceptó a participar en primer lugar? Estaba muy a gusto simplemente haciendo reír a las personas de su barrio, pero tuvo que hacer caso a su hermana y "salir de su zona de confort".
Él sólo quería pasarlo bien y probar algo nuevo siguiendo el consejo de su hermana, ni siquiera fue con intenciones de ganar, pero que lo descalificaran porque el Sr. Agreste rechazó un reto que ni siquiera estaba seguro de poder cumplir porque eso no era lo que hacía... ¿Qué clase de concurso amañado era ese?
—Oye, no te preocupes, son unos idiotas, no saben lo que es bueno de verdad.— Le dijo su hermana abrazándolo por los hombros en un intento de animarlo.
—Ni siquiera me han dado una oportunidad.
Anaïs, hermana de Simón, iba a contestarle para animarlo, pero una llamada a su móvil le impidió hacerlo. Miró a ver quién era y resultó ser su jefe.
—Merde, justo en mi día libre tenía que llamar.— Renegó frustrada Anaïs.— Tengo que contestar si no quiero que me echen, enseguida vuelvo hermano.— Anaïs le dio un beso en la mejilla y se alejó por el pasillo para responder a la llamada.
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—¿Sabéis? Cada vez me cae peor este tío.— Se quejó Colette señalando al presentador del concurso.
—Ni que lo digas, no le ha dado ni una oportunidad.— La siguió Nino frustrado.
—¡Simón Dice que el espectáculo continúe!— Gritó... ¿Simón? Entrando por las puertas con dramatismo, interrumpiendo el concurso y el directo.
—Que pintas.— Comentó horrorizado Alec.
—¡Silencio!— Simón sacó sus cartas y las extendió en su mano.— Simón Dice eres soso. ¡Más soso que un pato!— Entorno hablaba, Simón cogió una carta y la mostró claramente a todo el mundo, enseñando como en ella aparecía la figura de un pato antes de lanzársela a Alec.
La carta dio de lleno a Alec y en consecuencia este empezó a actuar como un pato.
El guardaespaldas de Adrien se colocó frente a los tres amigos para protegerlos al darse cuenta que Simón era una amenaza y no tardó en lanzarse al ataque enfurecido.
—Simón Dice ¡detente!— Simón le lanzó una carta con el símbolo de pausa y al chocar contra el guardaespaldas este se paró en seco.— Simón Dice ¡eres un gorila!— Le lanzó otra carta al guardaespaldas y este empezó a actuar como un gorila.
Enfurecido el guardaespaldas, ahora gorila, dio media vuelta y corrió hacia los adolescentes que hasta hace unos instantes estaba protegiendo.
—¡Corred!— Advirtió Colette.
Los tres amigos se dispersaron por el plató, lo cual fue perfecto para Adrien y Colette, pues aprovecharon para salir ambos a escondidas, cada uno por su lado, y poder transformarse.
—Colette, no sé yo si estás en condiciones de pelear contra un akuma.— Aconsejó Silkk preocupado por la susodicha.
—Tengo que hacerlo, después de todo soy Spider-Lady.— Respondió decidida.— ¡Silkk, a trepar!
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Spider-Lady subió a los conductos de ventilación y guiándose por lo que veía a través de las rejillas fue hasta el plató donde se grabó el concurso.
Una vez estuvo sobre el mismo, abrió con mucho cuidado la rejilla y bajó silenciosamente de un salto a los soportes metálicos que se repartían por todo el techo, al lado de Chat Noir quien parecía acabar de llegar.
Ambos se miraron y no hizo falta nada más para saber que ambos planeaban emboscar al enemigo por sorpresa.
Simón aprovechó que la cámara seguía grabando y emitiendo en directo para subirse sobre el guardaespaldas de Adrien, tuvo que usar sus poderes para ello, y colocarse frente a la dicha y emitir su mensaje a todos los oyentes.
—Gabriel Agreste rechazó mi desafío y me las pagará. Hoy antes de media noche nos acompañará en este mismo plató de televisión. ¡Gabriel! Voy a ir a por ti.
—Parece que este akuma tiene una víctima a la que cazar.— Puntualizó Spider-Lady entre susurros sin percatarse de la preocupada mirada del héroe gatuno por su padre.
—Evitemos que llegue hasta Agreste.— Decretó Chat Noir decidido susurrando por igual.
Por el rabillo del ojo Spider-Lady detectó a Nino escondido entre el material de televisión.
—Gatito mira.— Le susurró Spider-Lady señalando a Nino.— Aún hay civiles aquí, tenemos que tener cuidado.
—De acuerdo.— Susurró Chat Noir mirando a Nino, quien no tardó en percatarse de la presencia de ambos héroes.
El dúo se puso a la vez el dedo índice sobre los labios, o sobre la máscara en el caso de Spider-Lady, indicando a Nino que guardara silencio. Cuando él captó la orden Chat Noir saltó y dando volteretas cayó sobre Simón y poniéndole a él el dedo sobre los labios para callarlo.
—Chat Noir dice ¡a callar! Y dame las cartas.— Ordenó a Simón.
Simón, sin inmutarse, lanzó varias de sus cartas lejos de él, provocando que Chat Noir fuera a por ellas.
—Mi gorila se encargará de ti.— Decretó Simón.
—¡De eso nada!— Exclamó Spider-Lady, saltando ahora ella desde lo alto y empezando una pelea contra Simón.
Spider-Lady y Simón se enzarzaron en una pelea bastante igualada. Ambos se lanzaban puñetazos y patadas, algunos acertaban pero la mayoría eran esquivados o bloqueados por su contrario. Todo esto mientras Chat Noir buscaba el akuma entre las decenas de cartas esparramadas por el suelo.
Simón le dio un puñetazo a Spider-Lady en la mejilla alejándola de él y tirándola al suelo de espaldas en consecuencia. En un parpadeo Spider-Lady dejó de estar en el plató de televisión y volvió a su pesadilla.
Se sentía tan indefensa y aterrorizada envuelta en aquella aterradora oscuridad y esos desagradables e insultantes gritos.
—¡Spidey cuidado!— Gritó Chat Noir en cuanto miró de reojo tras él y vio a su compañera en peligro.
Spider-Lady volvió a parpadear y regresó al plató, siendo un alivio para ella pues le permitió volver a respirar en paz.
Frente a ella vio a Simón a punto de lanzarle una carta, por lo que ella se le adelantó y le disparó una telaraña, la cual lamentablemente Simón bloqueó con su carta.
—Simón Dice ¡túmbalos!— Ordenó Simón al guardaespaldas, obligándolo a obedecer con una de sus cartas.
El guardaespaldas de Adrien se levantó furioso y golpeó su pecho repetidas veces cual gorila como amenaza, justo antes de lanzarse a por los héroes dispuesto a atacarlos sin piedad.
Chat Noir corrió hacia Spider-Lady y la arrastró con él para huir ambos del guardaespaldas. Aún así alcanzó a darles un puñetazo a ambos que los echó al pasillo.
Spider-Lady no tardó en detectar a civiles que aún permanecían en las instalaciones, por lo que antes de que el guardaespaldas llegara a ellos Spider-Lady informó a Chat Noir.
—Iré a poner a los civiles a salvo, ¿puedes encargarte de él?
—No te preocupes, déjalo en mis patas.— Le respondió Chat Noir con seguridad.
Spider-Lady se fue justo antes de que el guardaespaldas llegara a ellos y empezó a esconder, apartar y echar a los civiles. Dependiendo de que tan cerca estuvieran del peligro hacía una cosa u otra.
Por otro lado, Chat Noir estaba peleando cuerpo a cuerpo con su guardaespaldas en su forma civil.
—Amigo siempre caigo de pie, porque soy un gato.— Le confesó Chat Noir tras ser lanzado por su guardaespaldas y caer de pie.
El guardaespaldas no respondió ni comentó nada, solo se lanzó a darle otro puñetazo en la cara al molesto héroe, aunque el susodicho saltó a un lado, logrando esquivarlo y provocando que el puño del atacante se hundiera en la pared.
Chat Noir volvió a saltar, esta vez hacia arriba, pero con bastón en mano con la idea de darle un buen golpe a su guardaespaldas, pero él consiguió atrapar su arma y la lanzó tras de sí, provocando que chocara contra las puertas del ascensor. Chat Noir consiguió apartarse antes de que le diera un buen gancho, pero se confió.
—Ten cuidado, mi profesor de karate me enseñó que-— El guardaespaldas lo sujetó con sus brazos y lo elevó del suelo para apretar su cuerpo y asfixiarlo.— El tamaño no importa.— Continuó diciendo con dificultad respiratoria Chat Noir.— ¿S-Sabes? Tal vez debería dejar-— El guardaespaldas, harto de escuchar al chico gato, estampó al héroe contra la pared esperando aturdirlo.— Dejar el karate.— Pero no se cayó.
Spider-Lady recorrió por última vez los pasillos asegurándose de que no quedaban más civiles hasta que escuchó el pitido característico del ascensor sonar y vio a una señora salir de ahí mirando el móvil. ¿Es qué aún hay gente en el edificio que no se ha enterado de que hay un akuma?
—Uuh, ¿qué tal Ladybug?— Saludó Chat Noir sabiendo que eso despistaría al guardaespaldas.
Chat Noir se liberó con una doble patada de los brazos de su atacante, y mientras él reanudaba su pelea Spider-Lady se encargó de apartar a la señora de la misma y la escondió en unos camerinos.
Spider-Lady vio como Chat Noir lanzaba al guardaespaldas al ascensor.
—Ya es suficiente, ¡Cataclysm!— Chat Noir tocó los botones del ascensor antes de que el guardaespaldas saliera del mismo y su poder hizo el resto.
El Cataclysm de Chat Noir estropeó el ascensor al completo y provocó que el mismo cayera en picado, probablemente hasta el piso más bajo.
—¿C-Crees que...— Preguntó Spider-Lady acercándose con miedo al ver la caída del ascensor.
—S-Seguro que está bien...— Respondió Chat Noir asustado al darse cuenta de lo que hizo sin pensar.
Las orejas de Chat Noir se sacudieron captando sonidos tras él, creyendo que era Simón, Chat Noir decidió ignorar el asunto con su guardaespaldas para centrarse en el problema principal.
Después de todo Ladybug siempre lo arreglaba todo al final.
—Atenta, creo que viene el akuma.— Susurró Chat Noir, sin darse la vuelta, a Spider-Lady advirtiéndola del peligro.
—¿Está cerca?— Preguntó susurrando también sin darse la vuelta.
—Sí, y se está acercando más.
—A mi señal.— Chat Noir asintió de acuerdo.— Uno, dos... ¡ya!— Gritó entre susurros sin darse cuenta, aunque eso poco importó.
Spider-Lady dio un salto con voltereta hacia atrás colocándose frente a "Simón" dispuesta a reanudar su batalla.
Chat Noir por otro lado dio un par de volteretas hacia atrás para coger su bastón en una de ellas y en cuanto lo cogió lo giró con fuerza para acabar apuntando a "Simón", negándose a que los pillara con la guardia baja.
En cuanto se dieron la vuelta ambos héroes vieron que no era Simón, si no la compañera que les faltaba para ser "El Trío de Paris". Ladybug.
—Me alegro de veros chicos.— Saludó Ladybug con Nino a su lado.
—Oh perdona, creí que eras Simón Dice.— Se disculpó Chat Noir tras relajar su postura de ataque.
—¿Se llama Simón Dice?— Preguntó extrañada Spider-Lady.
—¿Es que no lo has oído?— Respondió con otra pregunta Chat Noir extrañado.
—Sí, pero creí que se llamaba Simón y que lo de "Dice" era como una palabra clave para activar sus poderes, ya sabes, como nuestros superpoderes.— Justificó Spider-Lady dejando a un pensativo Chat Noir.
—Pues yo estoy casi seguro de que se llama Simón Dice.— Respondió Chat Noir sin querer dar su brazo a torcer.
—Chicos, hay cosas más importantes por las que preocuparse que por el nombre del akuma, ¿no creéis?— Ladybug los sacó del estúpido debate para centrarlos en vencer al akuma.
—Perdonadme Mi Lady.— Se disculpó elegantemente Spider-Lady.
—Yo lo he visto.— Habló Nino atrayendo la atención de los héroes.— Ha reunido a todo un ejército.
—Está buscando a Gabriel Agreste.— Informó Spider-Lady.
—Será mejor que lo detengamos antes de que llegue a él.— Ordenó indirectamente Chat Noir a sus compañeras antes de que su anillo pitara por el primer minuto perdido.
—Chat Noir te vas a transformar.— Observó preocupada Ladybug.— Spider-Lady y yo nos encargaremos de encontrar a los amigos de Nino.
Merde.
Spider-Lady sabía de qué amigos hablaba Ladybug, pero no podía hacer como que sabía.
—Espera, ¿qué amigos?— Cuestionó Spider-Lady fingiendo confusión.
—Mis mejores amigos, Adrien Agreste y Colette De Rune.— Contestó Nino.— A Adrien seguro lo conoces, es el modelo más famoso de Paris.— Explicó Nino.— Y Colette es una chica alta de pelo rosa muy largo, suele destacar fácilmente.— Detalló Nino.
—¿El pelo lo lleva en dos trenzas?— Spider-Lady fingió estar acordándose de los detalles de... bueno, de sí misma.
—¡Sí! ¿La has visto?— Preguntó preocupado Nino.
—Está bien, no te preocupes, pero la he desalojado del edificio mientras Chat Noir peleaba, no era seguro estar aquí.
Nino y Chat Noir suspiraron aliviados de que su mejor amiga estuviera bien. Chat Noir agradeció que sus compañeras solo se fijaran en Nino, se había despistado y casi se delata.
—¿Por casualidad has visto a Adrien?— Le preguntó Ladybug a Spider-Lady, intentando ocultar su preocupación por el chico que tenía robado su corazón.
—No, lo siento.— Respondió Spider-Lady ahora preocupada por Adrien.
¿Y si le había ocurrido algo? ¿Y si estaba herido?
—Puede haberse marchado o escondido, o tal vez Simón Dice lo ha hipnotizado.— Habló Chat Noir despreocupado, intentando que dejaran de buscar a su yo civil.— Tal vez deberíamos centrarnos en proteger a Gabriel de Simón Dice.
—¿Qué? ¡Pero es mi mejor amigo!— Replicó preocupado Nino.
—No perdemos nada con buscar una última vez por si acaso.— Sugirió Ladybug, intentando no mostrarse muy obvia al querer buscar por todas partes a Adrien hasta que apareciera.
—Si vamos a la mansión Agreste a proteger a Gabriel sin su hijo... Preguntará por él y no creo que nos facilite el trabajo si simplemente decimos que no tenemos ni idea de dónde está.— Objetó Spider-Lady con una mano en su barbilla, analizando la situación lo más objetiva posible para no verse sospechosa de ninguna forma.
—De-De acuerdo, pues id a hacer vosotras una última búsqueda mientras yo recupero energía.— Cedió Chat noir empezando a alejarse.— Nos vemos en la mansión Agreste. ¡Hasta luego!— Se despidió antes de irse corriendo.
—Spidey, ¿crees poder usar tu poder para encontrar a Adrien?— Sugirió Ladybug tras ver marchar a Chat Noir.
—Podría hacerlo, pero debería transformarme para recuperar energías, ni siquiera me daría tiempo a llegar a la mansión Agreste en cinco minutos.— Explicó Spider-Lady a su compañera.
—Por favor Spider-Lady, tengo que encontrar a mi amigo.— Suplicó preocupado Nino.
Spider-Lady no podía negarse a eso, después de todo ella también quería encontrarlo.
—De acuerdo. ¡Aranea Sensu!— Spider-Lady invocó a su poder y empezó a mirar por todo su alrededor, buscando en ese piso y en el resto a alguna persona, pero todo parecía estar vacío.— No veo a-— Entonces vio una silueta corriendo, probablemente entre los pasillos.— ¡Ahí! ¡Seguidme!
Spider-Lady corrió por los pasillos siguiendo a la silueta que parecía estar unos pisos más abajo. La heroína arácnida vio las escaleras frente a ella y empezó a bajarlas a toda prisa, siendo seguida por Ladybug y Nino, hasta que quedó a la misma altura que la persona que veía.
Corrió por los pasillos, abriendo y cerrando puertas intentando averiguar el lugar exacto en el que se encontraba. Ver a las personas a través de las paredes a veces tenía más desventajas que ventajas.
Spider-Lady llegó a un puente de cristal que conectaba con otra parte del edificio televisivo y se dio cuenta de que por fin había logrado llegar a la silueta cuando Nino la adelantó para abrazar a su amigo.
—Nino.— Saludó Adrien.
—¡Adrien!— Nino se alegró tanto de verlo a salvo que no evitó correr hacia él y abrazarlo.— ¿Tío estás bien?
Spider-Lady desactivó su poder al encontrar por fin a Adrien.
—Sí claro.— Respondió tranquilo Adrien.— ¿Dónde está Lettie?— Preguntó Adrien preocupado al no verla por ningún lado.
—Tranquilo colega, está bien.— Le aseguró Nino separándose del abrazo.— Spider-Lady la ha puesto a salvo.
—Me alegro de verle a salvo Joven Agreste.— Saludó formalmente con gracia Spider-Lady.
—Creí que acordamos que dejarías de llamarme así.— Replicó con un muy mal fingido fastidio, pues se le escapaba la sonrisa de la gracia que le causaba la situación.
—¿Sí? Yo no recuerdo eso.— Respondió con sorna Spider-Lady.
—¿Os conocéis?— Preguntaron Nino y Ladybug a la vez, sorprendidos por la confianza con la que se hablaban ambos a pesar de Spider-Lady referirse a Adrien con tanta formalidad.
El pitido del prodigio de Spider-Lady la impidió responder.
—Dejaré que el Joven Agreste responda a esa pregunta en mi nombre, yo tengo que ir a recargar mis poderes.— Se justificó Spider-Lady.— ¡Nos vemos en la mansión Agreste!— Se despidió antes de irse corriendo para esconderse.
—Tío, tú tienes mucho que explicar.— Ordenó Nino mirando seriamente a su mejor amigo.
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Spider-Lady corrió por los pasillos hasta encontrar de nuevo las escaleras de emergencia, no sabía si Ladybug y los chicos las usarían, pero si lo hacían sería para bajar, no para subir, por lo que Spider-Lady no tardó en subir un par de pisos, salió de las escaleras y se metió en un almacén de telas y productos de costura.
Tras asegurarse de que estaba vacío, Spider-Lady se destransformó.
—Toma Silkk.— Colette le ofreció un zumo a Silkk y este no tardó en beberlo.
—Colette sabes que puedes hablar conmigo, ¿cierto?— Preguntó el kwami azul preocupado por su portadora.
—Sí claro, ¿por qué?— Cuestionó Colette como si nada.
—Porque sé que estás fingiendo estar bien, y sé que llevas haciéndolo toda la mañana.— Contestó Silkk.
—No sé de que me hablas.— Mintió Colette sin mirar a su kwami a la cara.
—Colette, los dos sabemos que estás mintiendo.— Replicó Silkk intentando no sonar enfadado.— La pesadilla que has tenido esta noche no es normal, te ha afectado hasta el punto de que te has paralizado en tu pelea contra Simón.
—No es cierto.— Contradijo Colette entre dientes dándole la espalda a su kwami.
—¡Sí que lo es y lo sabes!— Al darse cuenta de que gritó, Silkk se obligó a sí mismo a relajarse.— Colette, puedes contármelo, te prometo que no te juzgaré.
Colette miró por fin a su kwami, permitiéndole a este ver el dolor que inundaban los ojos de su querida portadora. Por otro lado Colette también se fijó en los ojos de Silkk, sabía que no tenía malas intenciones y que solo estaba preocupado, pero ver esos sentimientos en sus enormes ojitos... Por un momento quiso contárselo.
—E-Es...— Pero no podía, los recuerdos empezaron a abrumarla y lo único que quería era olvidar aquella horrible tarde.— No hay tiempo, tenemos que derrotar al akuma. ¿Ya has recuperado tu energía?
—Sí per-
—¡Silkk, a trepar!
—¡Esperaaaa....!
Una vez transformada, Spider-Lady abrió una ventana que tenía la habitación y subió al marco para salir por la misma.
—Lo siento Silkk, pero no quiero hablar ahora mismo.— Murmuró al aire, sabiendo que Silkk la estaba escuchando.
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Adrien bajó corriendo del taxi tras haberlo pagado, pues Ladybug no podía llevarlos a él y a Nino en brazos y columpiándose por la ciudad, y fue directo a la entrada de su casa siendo seguido por sus acompañantes.
El joven Agreste abrió la puerta deseando ver a Nathalie allí tras haberla avisado de que iba a ir con... ¿unas visitas?
Por suerte Nathalie sí leyó sus mensajes y lo estaba esperando.
—¡Nathalie! ¡¿Y mi padre?! ¡Está en peligro!— Advirtió Adrien preocupado.
—Ya lo sabe.— Contestó sin más Nathalie.
Ladybug miró a su alrededor impresionada, solo había entrado a la mansión Agreste en el cumpleaños de Adrien y fue para firmar su regalo, por lo que no se fijó demasiado en lo inmensa que era la mansión, pero viéndola ahora bien... Realmente se merecía el título de "Mansión". Era enorme, a pesar de que los colores blanco y negro le daban un ambiente frío y poco hogareño, casi se podía respirar el dinero que valía tan solo las baldosas del suelo.
—Hola Ladybug.— Saludó Gabriel Agreste desde lo alto de las escaleras en cuanto Ladybug posó su mirada sobre él.
—Padre tienes que irte. Ese tal Simón Dice viene a por ti.— Le advirtió su hijo preocupado mientras Gabriel bajaba las escaleras hasta colocarse a la altura de Ladybug, frente a ella.
—¿Por qué? ¿Por qué me acose un loco? Claro que no.— Justificó cortante Gabriel sin quitar en ningún momento su porte elegante a la par que intimidante.
—Pero padre es peligroso. No sabes qué hará.— Replicó Adrien enfadado de que su padre pudiera ser tan testarudo.
—Id arriba, habéis tenido bastante por hoy.— Ordenó Gabriel.— Nathalie ocúpate de ellos.— Tras ver que Nathalie seguía sus órdenes y que los jóvenes subían al cuarto de su hijo, Gabriel se acercó a Ladybug.— Pido disculpas por mi hijo Ladybug. Igual que su madre es exageradamente dramático.
—Pero tiene razón, Simón Dice es una amenaza, es muy peligroso.— Lo contradijo Ladybug.
—¿Qué me puede pasar si estás aquí para... protegerme?— Preguntó retórico Gabriel mientras posaba una mano sobre el hombro de Ladybug.
—Espero no llegar tarde a la fiesta.— Saludó Spider-Lady entrando por una ventana al vestíbulo principal de la mansión Agreste.
—¡Spidey! Ya has llegado, ¿todo bien en el camino?— Preguntó Ladybug alejándose del incómodo tacto de Gabriel.
—No he tenido problemas, pero he visto a Simón viniendo hacia aquí.— Explicó Spider-Lady acercándose ella también a su compañera.— Nino tenía razón, ha reunido a todo un ejército, no será fácil acercarse a él si se esconde tras los civiles.
—Ya buscaremos una solución para eso, de momento centrémonos en que no llegue al Sr. Agreste.
—Si me permitís, podéis seguirme a mi despacho, allí están los mandos que controlan toda la seguridad de la mansión.— Sugirió Gabriel acercándose de nuevo a las heroínas.
El par de heroínas se miraron y aceptaron sin más misterio.
El Sr. Agreste guió al par de heroínas hasta su despacho, aunque en vez de enseñarles la consola del control de seguridad de su mansión, se puso a presumir de su hijo y su carrera de modelo.
—Aquí tengo sus mejores fotos, es perfecto, ¿no es así?— Preguntó con orgullo Gabriel.
Aunque Spider-Lady no sabría decir si eso era una pregunta, puesto que solo esperaba una respuesta.
—¿Qué? ¿Eh? ¿Qué? ¿Quién?— Preguntó rápidamente Ladybug envuelta en sus nervios.
Spider-Lady escondió a Ladybug tras ella para que se tranquilizara y que Gabriel no viera sus nervios.
Parece que su mejor amiga superheroína era fan del joven modelo.
—Sí, la imágen de la perfección Monsieur Agreste.—Spider-Lady le dio la razón.— Pero no hemos venido por eso, Simón se acerca, necesita activar su seguridad.— Ordenó de forma indirecta y disimulada a Gabriel, pues por muchos poderes que tuvieran tres personas harían poca cosa contra todo un ejército con mente de colmena.
—No me había fijado en vuestras joyas.— Comentó el Sr. Agreste, ignorando por completo a Spider-Lady, refiriéndose a los pendientes de Ladybug y al broche que sujetaba la capucha de Spider-Lady.— Son muy singulares, ¿me permitís-?— Gabriel acercó su mano al broche de Spider-Lady.
Pero el tono de llamada de Spider-Lady le permitió alejarse sin verse como una maleducada grosera frente al Sr. Agreste.
—Disculpe la interrupción, pero debo contestar.— Se disculpó formalmente Spider-Lady.
La heroína arácnida cogió la mano de Ladybug y se alejó unos pasos del Sr. Agreste. Spider-Lady abrió su holograma sobre su mano izquierda y vio la llamada entrante de su compañero gatuno, por lo que le dio al botón verde y después puso la llamada en altavoz para que Ladybug pudiera oír también la conversación.
—Chat Noir estás en altavoz.— Avisó Spider-Lady sin darse cuenta de que obviamente Gabriel, y la recién llegada Nathalie, podía escucharlos también.
—¿Dónde estabas?—Cuestionó enfadada Ladybug.
—E-E-Eee... E-Estaba... ¡Luchando con Simón Dice!— Respondió veloz tras su extraño tartamudeo.— No he podido con él, ya viene y está acompañado.— Informó Chat Noir a sus compañeras antes de colgar.
Spider-Lady y Ladybug miraron preocupadas la pantalla holográfica tras Chat Noir terminar la llamada. ¿Tan mala era la situación?
—¡Bloquead las salidas!— Ordenó Chat Noir entrando al despacho por una ventana para cerrarla tras él.— ¡Vienen por todas partes! ¡Hacedme caso, activad la seguridad! ¡Tenemos que detenerlos!
Gabriel se acercó a su pantalla y tocó unos botones, provocando movimientos de los objetos en el despacho.
—Bloqueo activo.— Pronunció una voz robótica femenina.
Las ventanas se bloquearon con enormes muros metálicos. La mansión estaba sellada.
—¿Cómo es que sabes tanto?— Le preguntó Gabriel a Chat Noir.
—Eeh... ¿E-En una mansión? Eh- Son todas iguales.— Respondió Chat Noir nervioso.
Gabriel ignoró la respuesta de Chat Noir y se centró en su pantalla.
—No entrarán. Esta casa es un búnker.— Declaró el Sr. Agreste.
El despacho no tardó mucho en llenarse de luces rojas y negras parpadeantes.
—Sistema sobrecargado.— Aclaró el problema la voz robótica.
Spider-Lady miró las pantallas en las que se mostraba las cámaras de seguridad y vio como el ejército de Simón consiguió derrumbar la verja y entrar al patio.
—Pero son demasiados.— Reprochó Ladybug.
—El sistema está fallando.— Aclaró Chat Noir enfadado con la situación en general.
—¡Adrien y Nino! Si entran no podrán defenderse, iré a buscarlos.— Declaró Spider-Lady corriendo hacia la salida del despacho, pero siendo detenida por la voz del Sr. Agreste.
—Ten Nathalie, con el control podrás desbloquear puertas, ve con ella.— Ordenó Gabriel dándole un mando a Nathalie, quien obedeció sus ordenes y guió a Spider-Lady.
—Iré a reforzar las defensas, váyase de aquí, esto no es seguro.— Le ordenó Chat Noir a su padre.— Vamos Bichito.— Le habló más calmadamente a Ladybug antes de correr ambos hacia el otro mando.
—Nadie me da órdenes, ni siquiera un superhéroe.— Decretó el Sr. Agreste con su voz más autoritaria.
—Está tan en peligro como los demás, deje de hacerse el importante y haga lo que le digo.— Le ordenó de nuevo Chat Noir sin pensar, sorprendiendo a Gabriel y a sí mismo por su reacción autoritaria.
Una que jamás tomó con su padre, aunque él no supiera que quien le hablaba así en aquél momento era su hijo.
—Mmh... Vaya carácter, me recuerdas a alguien.— Comentó el Sr. Agreste como si hace un momento no le hubieran levantado el tono de voz con una orden.
Chat Noir no pudo hacer otra cosa que fruncir el ceño y rendirse con su padre, no importaba quién le hablara ni cómo, él no escuchaba a nadie.
—Vamos Chat.— Lo instó Ladybug, recordándole que debían hacer algo.
El par de héroes se dirigió a la ventana, Chat Noir la abrió y ambos salieron por ella antes de volver a cerrarla.
Chat Noir y Ladybug subieron al tejado y contemplaron la situación.
—Mon Dieu, esto es peor de lo que pensaba.— Comentó Ladybug al ver todo el panorama repleto de civiles hipnotizados.
—Separémonos, tú por la izquierda y yo por la derecha.— Ordenó Chat Noir.
—¿No crees que sería mejor ir juntos mientras Spidey pone a salvo a Adrien y a Nino?— Preguntó preocupada Ladybug.
—Si te ves en problemas solo tienes que llamarme, pero de momento cubramos más terreno.
—De acuerdo.
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Simón contemplaba todo el panorama subido sobre su fiel gorila, pronto tendría a Gabriel Agreste en sus manos y así su hermana podría estar orgullosa de él, tanto como él lo estaba de ella.
—No... es buena... idea...
Lepidóptero le hablaba, hacía rato que no lo escuchaba pero... ¿por qué se oía tan cansado?
—¿Necesitas cinco minutos?
—Solo... Solo tráeme... Los malditos prodigios...
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Spider-Lady entró a la habitación del más joven de la familia Agreste con Nathalie pisándole los talones, nada más abrir la puerta divisó a Nino.
—Spider-Lady, ¿qué está pasando?— Preguntó asustado.
Spider-Lady se acercó a Nino para tranquilizarlo.
—Tenemos que ir a otro sitio, ¿y Adrien?— Preguntó al no verlo.
—Duchándose.— Respondió Nino señalando la puerta del baño.
—¡¿Ahora?!— Preguntó sorprendida Spider-Lady.
¿Cómo coño se le ocurría ducharse cuando un akuma con un ejército venía directo a su casa?
—Al parecer es su costumbre— Le aclaró Nino.
Spider-Lady tocó levemente la puerta del baño y apoyó un momento la oreja, no escuchaba nada dentro.
La heroína miró a Nathalie, si no podía poner a salvo a tiempo a Adrien, por lo menos podría hacerlo con Nathalie y Nino.
—Vaya con Nino abajo, yo me ocuparé de Adrien, déjeme el mando de seguridad.— Le pidió amablemente a Nathalie, quien no tardó en obedecerla.
En cuanto Nathalie y Nino salieron de la habitación, Spider-Lady volvió a acercarse a la puerta del baño y tocó de nuevo, pero más fuerte.
—¿Joven Agreste? ¿Está ahí?
Chat Noir acababa de entrar por la ventana de su baño cuando escuchó la voz de Spider-Lady llamándolo del otro lado de la puerta.
Rápidamente se levantó y encendió su ducha.
—¡Joven Agreste, no me obligue a entrar porque no me importará!— Gritó Spider-Lady al no recibir respuesta de su mejor amigo en su vida de civil.
Chat Noir no pudo evitar sonrojarse y ponerse como la manzana de Blancanieves al imaginarse tal escena en su cabeza.
—Plagg, garras dentro.— Susurró destransformándose y escondiéndose tras la pared de su baño.
Spider-Lady, harta de no recibir respuesta para asegurar la seguridad de Adrien, abrió la puerta.
—¿Joven Agreste?
—¿S-Si?— Preguntó avergonzado Adrien asomando solo su cabeza para que Spider-Lady "no lo viera".
—Tenemos que irnos, Simón ha llegado con su ejército, es peligroso permanecer aquí, no tardarán en entrar.— Le informó Spider-Lady a Adrien sin inmutarse ante la situación.
—¿Puedo vestirme antes?— Preguntó tímido.
—Si es rápido sí.— Contestó antes de cerrar la puerta.
Adrien suspiró aliviado en cuanto Spider-Lady salió de su cuarto de baño al no ser pillado.
Spider-Lady se acercó al escritorio de Adrien y se sentó en su silla como tantas veces había hecho, olvidándose de que no era Colette, si no Spider-Lady.
Vio el fondo de pantalla de Adrien, una foto de su madre con diecisiete años. El amor que Adrien tenía por ella le recordaba al amor que ella tenía por su tía. Sí, tal vez no es la misma relación de tía-sobrina a madre-hijo. Pero ella quería a su tía tanto o tal vez incluso más que a su madre, era complicado de explicar, solo sabía que la quería muchísimo.
Pero recordarla hoy no fue buena idea, pues le fue inevitable no pensar en el día de su muerte.
Dieu, hoy mi cabeza no me va a dejar tranquila, ¿verdad?
—Mi madre, cuando cumplió diecisiete.— Dijo Adrien acercándose a la heroína, sacándola de sus pensamientos y provocando que se levantar veloz de la silla.— Era muy guapa, ¿verdad?
—Sí, sí que lo era.— Afirmó Spider-Lady.— Tienes sus ojos.
—Gracias, aunque sé que me parezco a ella, no suelen decírmelo mucho... es agradable escucharlo.— Confesó sonrojado por la vergüenza.
De golpe los hipnotizados de Simón entraron en la mansión y no tardaron en invadir todas las habitaciones, incluyendo la de Adrien.
Spider-Lady cargó a Adrien sobre su hombro como saco de patatas y lo metió en el lavabo.
—¡Quédate ahí!— Le ordenó antes de cerrarle la puerta.
—Madre mía, ¿qué ha sido eso?— Preguntó Plagg juguetón.— Cuanto amor.— Se burló de su portador acompañando sus palabras con unos muy exagerados parpadeos.— Aunque Trencitas se pondrá celosa cuando se entere de que te traes algo con Caperucita Araña.
—¿Q-Qué? No digas bobadas. Vamos, tenemos que ayudarla. ¡Plagg, garras fuera!
Un minuto antes...
—¡Quédate ahí!— Le ordenó antes de cerrarle la puerta.
Spider-Lady se dio media vuelta, lista para empezar a pelear contra los civiles hipnotizados hasta que...
—¡Cuidado!
Una voz muy conocida para ella gritó antes de aparecer su dueña, columpiándose con su yo-yo mágico hasta aterrizar frente a Spider-Lady y tirar toda la primera horda de hipnotizados con su yo-yo.
—¡Mi Lady! ¿Estáis bien?— Preguntó al notarla algo cansada y con el pelo más desordenado de lo normal.
—¡No! ¡Chat Noir me ha dejado sola! ¡Ha desaparecido! ¡Cuándo vea a esa maldita Bola de Pelo pienso arrancarle la cola de cuajo!— Decretó enfadada, desquitandose con los civiles controlados, pues mientras hablaba siguió peleándose con los mencionados.
De tan enfadada que estaba, Ladybug acabó con toda la horda del ejército de Simón que había en la habitación ella sola, ni siquiera dejó que Spider-Lady se moviera.
Una vez Spider-Lady vio como Ladybug acabó con el último civil y lo dejaba inconsciente, se acercó a ella para intentar tranquilizarla.
—Mi Lady, tranquilizaos.— Spider-Lady sujetó ambas manos de Ladybug y la miró fijamente a los ojos con todo el amor que podía reunir en ese momento, que mala suerte que no pudo ser mucho por su apestoso día.— Primero centrémonos en acabar con Simón y arreglarlo todo, después podremos vengarnos juntas de Chat, ¿os parece?
Chat Noir podía ser su mejor amigo y lo quería mucho, pero adoraba con todo su corazón a Ladybug, se pondría de su lado sin dudarlo ni un segundo. Además, con un poco de suerte gastarle una broma pesada a su gatito favorito le mejoraría los ánimos.
—*Risilla* De acuerdo, pero lo planearé yo, ¿hecho?
—A sus órdenes Mi Lady.
—Vamos a por Monsieur Agreste, con un poco de suerte no lo habrán capturado.— Ordenó Ladybug.
—Te sigo.
Ladybug y Spider-Lady salieron de la habitación de Adrien encontrándose con más hipnotizados en el pasillo y las escaleras. Ambas heroínas se limitaron a saltarlos o apartarlos del camino.
Cuando llegaron al despacho del Agreste mayor lo encontraron todo patas arriba y sin señales de Gabriel, Nathalie o Nino.
—Oh oh.— Murmuró asustada Spider-Lady.
—Bien, ¿dónde se han ido?— Preguntó Chat Noir apareciendo de golpe en la ventana del despacho.
Spider-Lady ignoró el hecho de que dejó sola a Ladybug solo para hacer más interesante la venganza en el momento de hacerla.
—Simón no ha podido simplemente desaparecer, estaba aquí liderando a su ejército.— Comentó Spider-Lady, recordando el momento en el que su ejército derrumbó la verja.
—¿Se habrá ido antes?— Dedujo dudosa Ladybug.
—Aunque así fuera si se ha llevado a Gabriel lo habrá hecho alguno de sus soldados, y eso no puede ser fácil de esconder. Después de todo es un secuestro.— Analizó Chat Noir entrando al despacho junto a sus compañeras, observando todo el desastre.
—Salgamos y demos una patrulla alrededor, tal vez los veamos.— Ordenó Spider-Lady.
Ninguno de sus compañeros objetó nada, era el mejor plan que tenían hasta ahora después de todo.
El trío de héroes salió por la ventana del despacho por la que Chat Noir entró y empezaron a saltar de edificio en edificio, buscando señales de los hipnotizados de Simón o de Gabriel, Nathalie y Nino, pero ni separándose encontraron algo.
Los héroes se reunieron en un tejado aleatorio para analizar desde otra perspectiva la situación.
—A ver, pensemos con cuidado, ¿qué sabemos de Simón Dice?— Preguntó al aire Ladybug tras encontrarse con sus compañeros, hasta que cayó en la cuenta de algo.— Chicos, vosotros llegasteis antes que yo con el akuma, ¿visteis cómo se akumatizó o algo así?
—Bueno, quería ir a por Gabriel porque le rechazó el desafío.— Comentó pensativo Chat Noir.
—¡Eso es!— Gritó de golpe Spider-Lady justo antes de encender su holograma y ponerse a tocar botones.
—¿Qué es eso Spider?— Preguntó Ladybug acercándose a su compañera junto a Chat Noir para ver su holograma.
—Mirad.— Spider-Lady le dio play a un video, el video de la retransmisión en directo del concurso de esa mañana.
Se mostró a Gabriel Agreste insultando al programa de televisión y al concursante Simón Grimault, para después mostrar a Simón ya akumatizado y declarando que Gabriel volvería a aparecer en ese mismo plató de televisión para aceptar su desafío.
—Ya sabemos dónde ir.— Declaró Ladybug antes de saltar del tejado y dirigirse a la cadena televisiva.
↭
Cuando los héroes llegaron al edificio escalaron por un lateral hasta llegar al piso en el que todo el problema empezó. Buscaron una ventana abierta y recorrieron los pasillos buscando el plató.
Al lado de unas puertas habían un par de pantallas donde se mostraba el concurso con Simón de presentador en directo y al... ¿Sr. Agreste saltando de un lado a otro?
—Oh no, Monsieur Agreste.— Dijo Ladybug.
Vale, tenía que admitirlo, ver al Sr. Agreste saltando de un lado a otro y aleteando con sus brazos mientras decía "¡Flop flop, flop flop, flop flop!" le había alegrado un poco el día.
—Mañana ya no serás una mariposa.— Amenazó Simón enseñando su baraja de cartas a la cámara.
—El akuma tiene que estar en sus cartas.— Dedujo Ladybug.
—¿Pero en cuál? Tiene un montón.— Objetó Spider-Lady.
—Vamos a averiguarlo.— Respondió Chat Noir.
El trío de héroes dio unos pasos hacia atrás y entonces los tres saltaron a la vez para patear la puerta y entrar con una entrada dramática.
—Ladybug, Spider-Lady, Chat Noir.— Los saludó irónico Simón colocándose frente a los mencionados.— Dadme vuestros prodigios ahora o lo lamentaréis.— Los amenazó.
—Ni lo sueñes. ¡Lucky Charm!—Su poder le dio un yo-yo normal.
—¿Eso de ahí es un yo-yo?— Preguntó sorprendido Chat Noir.
—Pero si ya tienes uno mágico.— Comentó irónica Spider-Lady.
Ladybug se guardó el yo-yo normal en la cintura, decidida a usar el mágico.
—Ya lo pensaré luego.— Respondió Ladybug antes de lanzarse al ataque con el yo-yo mágico en mano junto a Chat Noir y Spider-Lady.
—Simón Dice, tu yo-yo es inútil.— SImón lanzó sus cartas a Ladybug.
Ladybug golpeó las cartas con su yo-yo, creyendo que no le afectarían al ser mágico pero... lo rompieron.
—Simón Dice tu bastón es-
Chat Noir golpeó la mano de Simón que sujetaba la carta antes de que pudiera hacer nada.
—¿Inútil? No lo parece.— Chat Noir empezó una pelea cuerpo a cuerpo con Simón.
Spider-Lady no tardó en unirse a la pelea.
—¡Oye Simón! ¡Tengo una duda! ¡¿Te llamas Simón o Simón Dice?!— Le preguntó Spider-Lady mientras saltaba sobre él intentando darle una patada en la cabeza, aunque Simón logró esquivarla.
—¡Mi nombre es Simón!— Respondió histérico Simón.
—¡Ja! ¡Te lo dije!— Se burló Spider-Lady cuando aterrizó al lado de Chat Noir.
Chat Noir no evitó mirar con el ceño fruncido y haciendo morros a Spider-Lady, fastidiado de que tuviera razón.
Spider-Lady se acercó de nuevo a Simón, oficialmente llamado Simón, intentando darle un puñetazo, pero Simón bloqueó el golpe y le dio una patada en el estómago tirándola al suelo.
Simón pasó un pie por cada lado del cuerpo de Spider-Lady y agarró su broche tirando de él, aunque sin quitárselo, provocando que el torso de Spider-Lady siguiera el movimiento y se levantara, aún estando sentada en el suelo.
Spider-Lady puso sus manos sobre las de Simón intentando alejarlo y que no la ahogara, pero cuando iba a mirarlo de repente todo se volvió oscuro.
Estaba en su pesadilla de nuevo.
—¡Solo eres una mierda De Rune! ¡No te mereces nada de lo que tienes!
Eso era lo único que podía escuchar Spider-Lady, a tal punto de que las lágrimas se filtraban por la máscara de su traje.
—¡Mirad a la asombrosa Spider-Lady! ¡Doblegada como una cría!— Se burló Simón tras ver la situación emocional de Spider-Lady.
Estaba llorando con los ojos cerrados, hiperventilando y con las manos en sus oídos, ignorando por completo que Simón podía arrebatarle el prodigio en cualquier momento, mientras negaba con la cabeza y murmuraba cosas que Simón no lograba captar.
Ladybug dejó de romper las cartas que acababan esparcidas por el suelo para ver estupefacta a su mejor amiga. ¿Qué le ocurría?
—¡Spidey reacciona!— Le gritó Ladybug.
Pero no fue Spider-Lady quien reaccionó, si no Chat Noir.
No sabía bien qué le ocurría a su Arañita, pero no dejaría que ese maldito akuma se aprovechara de su situación para burlarse de ella, mucho menos tocarla.
Chat Noir se aferró con furia a su bastón, pero antes de que siquiera pudiera dar un paso para quitarle de encima Simón a Spider-Lady, esta gritó.
—¡¡¡QUÉ ME DEJES EN PAZ!!!— Gritó Spider-Lady histérica antes de darle una patada justo en la pelvis a Simón, estrellándolo contra la pared de la fuerza que usó.
El estruendo asustó a Spider-Lady por lo que abrió los ojos para ver qué había pasado. Se encontraba de nuevo en el plató de televisión. Simón estaba sepultado en los restos de una pared y envuelto en polvo, mientras que Chat Noir y Ladybug la observaban anonadados.
Spider-Lady notó como algo pequeño y frío cayó sobre su muslo y bajó la mirada, era una gota... ¿de agua? Se tocó las mejillas y descubrió que estaba llorando.
Como odio esa pesadilla. Como odio ese día. Como odio recordarlo.
Spider-Lady estaba apretándose mucho los muslos de la furia que empezó a surgir en su interior sin darse cuenta, hasta que Chat Noir se acercó a ella y le apartó las manos delicadamente de su propio cuerpo.
—Mademoiselle-Spidey, mírame.— Pidió delicadamente Chat Noir, no insistió, solo dejó que Spider-Lady lo hiciera a su ritmo.— No sé que te ocurre, pero no estás sola, ¿vale? Me tienes a mí para lo que sea.— La tranquilizó Chat Noir mientras le acariciaba sus manos con todo el amor que sentía por ella.— Sé que ahora no es buen momento, pero necesito que respires conmigo, ¿vale?— Murmuró tras soltar sus manos para sujetar con delicadeza sus mejillas, apartando las lágrimas de la máscara.— Dentro. Fuera. Dentro. Fuera. Dentro. Fuera...— Siguieron respirando juntos pausadamente hasta que Chat Noir lo creyó oportuno.— ¿Te sientes mejor?— Spider-Lady asintió con la cabeza.— Bien, pues ahora vamos a patearle el culo a ese plasta de Simón para que pueda invitarte a un helado.
Spider-Lady no pudo evitar sonreír.
—Gato Tonto, ¿cómo lo haces?— Preguntó Spider-Lady, disfrutando inconscientemente de las caricias de Chat Noir sobre sus mejillas.
—Secreto de gatos.— Respondió risueño Chat Noir.
—¡Cuidado!— Les advirtió Ladybug al ver a Simón de pie, preparado para atacar.
Chat Noir se levantó de un salto, furioso con Simón, y Spider-Lady no tardó en seguirlo, tal vez estaba afectada por su pesadilla y sus recuerdos, pero seguía siendo la heroína de Paris.
—Simón Dice-
—¡Nananananana! ¡No te escucho!— Se burló Chat Noir.
—¡No importa si no me oyes! ¡Lo que importa es lo que Simón Dice! ¡Simón Dice quitaos los prodigios y entregádmelos!— Les gritó antes de lanzar prácticamente toda la baraja.
Ladybug logró agacharse a tiempo, pero Chat Noir tuvo que empujar a Spider-Lady para que no le dieran las cartas, provocando que ambos rodaran por el suelo.
Cuando Spider-Lady se dio cuenta tenía a Chat Noir sobre ella, muy cerca.
—E-Em... ¿Po-Podrías...?— Spider-Lady se vio incapaz de continuar hablando, su poca estabilidad emocional actual no le permitía procesar bien las cosas y se sentía insegura y nerviosa.
—¡S-Sí! Pe-Perdona.— Se disculpó Chat Noir mientras se levantaba y ayudaba a Spider-Lady a levantarse también.
—Simón Dice, ¡despega avioncito!— Simón le tiró una carta al Sr. Agreste y este dejó de actuar como mariposa para ser un avión.
Monsieur Agreste extendió sus manos y empezó a corretear por todo el plató mientras hacía sonidos de "avión", supuestamente. No tardó en salir del plató.
—Va a la azotea, tenemos que pararlo.— Dijo Chat Noir empezando ya a correr tras Agreste.
Si no fuera porque Ladybug lo sujetó de la cola.
—Es una buena oportunidad de capturar su akuma, no nos dejes solas.— Ladybug se levantó del suelo, y aunque no lo dijo explícitamente Chat Noir entendió que en ese estado Spider-Lady no podría hacer mucha cosa.— Si liberamos el akuma también liberaremos a Agreste.
Chat Noir lo pensó por un momento, pero al mirar a Spider-Lady no tardó en estar de acuerdo con Ladybug. No quería que le pasara nada a su padre, pero Ladybug tenía razón.
—Pues no perdamos más tiempo.— Declaró Chat Noir.
El trío de héroes se puso en pose de ataque, preparados para continuar con la pelea contra Simón.
—¿Y cómo me derrotarás sin tu yo-yo?— Preguntó victorioso Simón.— Simón Dice... ¡Se acabó!
Simón lanzó tres cartas completamente negras, una para cada héroe.
Chat Noir se colocó frente a sus compañeras y neutralizó las cartas con golpes firmes de su bastón.
—¡Seguidme!— Gritó Ladybug antes de correr por un lateral, rodeando a Simón.
Spider-Lady y Chat Noir hicieron lo mismo pero por el otro lado de Simón.
—Simón Dice-— Simón no pudo usar su poder, pues Ladybug le quitó toda la baraja de cartas con el yo-yo y seguido le dio una patada en el pecho, tirándolo.
Rápidamente Ladybug se dio la vuelta, aprovechando el impulso de su propia patada, se puso en cuclillas y sujetó con fuerza el yo-yo con ambas manos a la altura de sus rodillas. Entendiendo el mensaje, Spider-Lady apoyó su pie derecho sobre el yo-yo y saltó tan alto como pudo. Disparó una telaraña a la baraja de cartas y la lanzó a Chat Noir.
—¡Cataclysm!— Chat Noir le dio los restos de la baraja a Ladybug y esta la rompió, liberando al akuma.— Oh, y esto por atormentar a Spidey.— Sin remordimiento alguno, Chat Noir le dio una patada en la cara a Simón, dejándolo inconsciente mientras suplicaba ayuda a Lepidóptero.
Ladybug arregló todo con su Lucky Charm y después, con su yo-yo mágico reparado, purificó al akuma.
—Bien hecho.— El trío de héroes volvió a celebrar otra victoria.
—¡Simón!— Una mujer entró preocupada corriendo al plató, directa a Simón.
—¡Anaïs! ¡Dieu! ¡¿Te he hecho daño?!— Preguntó preocupado Simón tras abrazar a su hermana y empezar a observarla efusivamente por todos lados, asegurándose de que estuviera en perfecto estado.
—¡Estúpido! ¡Me tenías preocupadísima! ¡¿Por qué demonios te tomas las cosas siempre tan personales?! ¡Te dije que este concurso no valía la pena en cuanto vimos que eran unos idiotas!— Lo regañó furiosa su hermana sin querer separarse de él.
—Lo siento.— Murmuró Simón sobre el hombro de su hermana.
—Bueno, ahora que ustedes están bien, nosotros vamos a asegurarnos de que Agreste esté bien.— Se despidió Chat Noir.
—Claro, y por favor, denle mis más sinceras disculpas, no sé bien que habré hecho, pero sé que he sido akumatizado y... Bueno, solo espero que no le haya causado mayor problema.— Se disculpó arrepentido Simón con los héroes.
—No te preocupes Monsieur Grimault, se lo diremos.— Le aseguró Spider-Lady antes de salir corriendo tras Chat Noir para ver el estado de Gabriel Agreste.
—Te invito a cenar.— Le ofreció Simón a su hermana en cuanto vio irse a los héroes de Paris.
—Me encantaría.
Por otro lado, Chat Noir fue el primero en llegar a la azotea, abrió la puerta de un portazo y se encontró a Nathalie y a Gabriel, ambos sanos y salvos y lejos del borde del edificio.
—Creo que su vuelo ha sido cancelado.— Bromeó Chat Noir acercándose junto a sus compañeras a Gabriel.
—¿Perdón?— Preguntó Gabriel al no entender de qué hablaba el héroe gatuno.
—Le acabamos de salvar, pero no ha sido nada.— Presumió Chat Noir apoyando sus brazos en los hombros de sus compañeras al encontrarse él en medio.
Hasta que el anillo de Chat Noir emitió un pitido.
Ladybug sacó el brazo de Chat Noir de sus hombros y observó su anillo, viendo como desaparecía un dedo de la huella de gato.
—¡Chat Noir! ¡Tu anillo! ¡Tienes que irte! ¡Te vas a destransformar!— Dijo preocupada Ladybug.
Chat Noir quitó su brazo de los hombros de Spider-Lady, a pesar de no querer separarse de ella, y se acercó a Gabriel para despedirse.
—Como el gato en el tejado de zinc. Nos vemos pronto Monsieur Agreste.— Chat Noir le ofreció la mano al mencionado para estrecharla.
Gabriel no dudó en estrecharla, cosa que aprovechó para observar detenidamente el anillo de Chat Noir.
Incómodo, Chat Noir apartó su mano del Sr. Agreste y se acercó al oído de Spider-Lady.
—Hablaremos de esto en la patrulla, no pienso dejarte sola, y estoy seguro de que Ladybug tampoco.— Le susurró Chat Noir para que solo ella pudiera escucharlo.— ¡Nos vemos Mesdames!
↭
En cuanto llegó a casa Colette evitó a Silkk con la excusa de que debía llamar a Nino y Adrien para asegurarse de que ambos estaban bien y asegurarles a ellos que ella estaba bien. Aunque ese "estar bien" solo se le aplicara físicamente.
Tras hacer la llamada grupal, lo cual agradeció pues se alargó y así pudo ignorar durante más tiempo a Silkk, Colette se acercó con las chuches favoritas de Coton Blanc a la mencionada y se disculpó con ella. No estaba segura de que fuera a entenderla, pero le supo fatal haber ignorado todas las llamadas de atención de su adorable gatita. Esa noche Colette le preparó un plato delicioso de cena en vez de ponerle simplemente pienso.
Silkk estuvo intentando hablar con Colette toda la tarde, pero no fue hasta después de la cena que consiguió algo, muy poco, pero era mejor que nada.
—Tienes razón ¿vale? No es una simple pesadilla, son recuerdos, recuerdos que quiero olvidar y por eso no hablo de ellos.— Explicó Colette mientras acariciaba las orejas de su gatita y esta le ronroneaba.— Me... Me pasó algo horrible el año pasado y yo solo... Quiero que desaparezca el miedo que tengo porque eso vuelva a ocurrir.
Silkk se limitó a abrazar la mejilla de su portadora, importándole bien poco que Coton Blanc estuviera en su regazo, y le susurró varias veces que todo estaría bien y que él siempre estaría para ayudarla en lo que hiciera falta.
Silkk no insistió en que Colette siguiera hablando del tema.
Llegada la hora de la patrulla, Colette no tardó en transformarse. Antes de salir por la ventana vio sus chaquetas de los héroes parisinos y la guitarra que usó varias veces para tocar música a sus compañeros.
La suavidad de esas chaquetas la relajaba y la música siempre la tranquilizaba.
No tardó en ponerse la chaqueta de Chat Noir, se pasó la correa de la guitarra por la cabeza y la dejó sujeta por la misma. Cogió las chaquetas de Ladybug y Spider-Lady y salió por la ventana en dirección a la Torre Eiffel.
Parece que de nuevo sus compañeros llegaron pronto, pues ya estaban allí cuando llegó.
—Buenas noches.— Saludó tímida Spider-Lady— He traído las chaquetas.— Spider-Lady les ofreció las chaquetas a sus compañeros.
Chat Noir cogió la chaqueta de Ladybug y se la puso, Ladybug hizo lo mismo con la chaqueta de Spider-Lady.
—Spider, ¿qué te ha pasado esta mañana?— Preguntó preocupada Ladybug acercándose a su compañera.
—Es... Es largo de explicar.— Justificó sin mirar a sus compañeros, escondiendo sus manos en las largas mangas y jugando con las mismas de los nervios
—Tranquila, tenemos toda la noche.— La apoyó Chat Noir, apoyando una mano sobre su hombro, intentando demostrarle que no se movería de ahí y que estaba para ella.
—E-Es que... no sé si debería hablar de ello... después de todo es sobre mi vida privada...— Spider-Lady definitivamente no quería hablar de ello y quiso poner de excusa su primera regla de superhéroes.
Chat Noir, enfadado con esa estúpida regla, se puso frente a Spider-Lady y la obligó a mirarlo a los ojos sujetándole las mejillas. Con toda la delicadeza del mundo le bajó la capucha de la chaqueta y la de su traje para después levantarle la máscara lentamente, hasta quitársela por completo.
Chat Noir apartó la máscara, sin darse cuenta de que la tiró al suelo, y observó los ojos de Spider-Lady con toda su atención.
Se veían tan... rotos... Mostraban mucho dolor, demasiado.
—Arañita... ¿quién te ha hecho sufrir tanto?— Preguntó Chat Noir preocupado por su Arañita, sin darse cuenta de que bajó el tono de voz al encontrarse tan cerca de Spider-Lady.
—Alguien que quiero olvidar...— Respondió sin más Spider-Lady, intentando contener las lágrimas, pero el tono suave junto a las dulces caricias de Chat Noir no la ayudaban demasiado.
—Puedes contarme-contarnos lo que sea.— Se corrigió veloz al recordar que Ladybug estaba con ellos, a pesar de no participar en la conversación.
Ladybug creía que este era un momento suyo, por lo que no interrumpía, pero tampoco se iba. Quería asegurarse de que Spider-Lady estaba bien... pero sabía que eso solo lo usaba de excusa, la curiosidad por saber como evolucionaba la escena tan romántica que tenía en frente la ganaba.
—Yo solo... creí que había superado ese suceso de mi vida, que había hecho borrón y cuenta nueva, pero no es tan fácil.— Murmuró Spider-Lady, bajando de nuevo la mirada.— Anoche tuve una pesadilla muy vívida sobre lo que pasó y... simplemente no he podido sacarlo de mi cabeza en todo el día. Siento no haber ayudado en la pelea contra Simón.
—Hey, no vuelvas a disculparte por algo así, ¿de acuerdo?— Regañó Chat Noir, obligando de nuevo a Spider-Lady a que lo mirara.— No es culpa tuya, ¿vale? Y aunque tal vez no puedas contarme lo que te pasó o quién te lo hizo por nuestras identidades... Eso no significa que deje que lo superes sola.— Eso sorprendió a Spider-Lady.— Estaré contigo en cada paso, ¿vale? Jamás te dejaría sola.
Chat Noir observó a su Arañita, sus largas pestañas ahora húmedas por las lágrimas, sus grandes y llamativos ojos brillando por las mismas, pero mostrando el cariño que sentía por él, sus mejillas sonrojadas y sus carnosos labios entreabiertos de la impresión por sus palabras...
Dieu, que ganas dan de besarla, pero si lo hago estropearé el momento... A la merde.
Cuando Chat Noir se inclinó tan solo unos milímetros, decidido a probar esos apetecibles labios rojizos que poseía su amor, esta se acercó de golpe y lo abrazó por el cuello, enterrando su cara en la unión de su hombro y cuello.
—Gracias Gatito, de corazón.
Chat Noir, por muy frustrado que se sintiera, no pudo no corresponder el abrazo, por lo que la abrazó de vuelta con fuerza, aprovechando la oportunidad para oler su delicioso aroma...
¿Cómo es posible que huelas a chocolate?
—De nada Arañita, para lo que necesites.
El resto de la patrulla se la pasaron hablando y olvidándose del tema que tanto carcomía a Spider-Lady, cosa que ella agradeció mentalmente, pues consiguió estar tranquila por primera vez en todo el día. La patrulla real como tal la hicieron con prisas y muy por encima, pues aún eran héroes que debían velar por su ciudad, pero en cuanto terminaron Spider-Lady cogió su guitarra y tocó algunas canciones, cantando junto a sus amigos.
Cuando decidieron dejar de cantar, Spider-Lady puso en marcha su venganza hacia Chat Noir de parte de Ladybug. El plan fue todo obra de Ladybug, ella solo lo ejecutaría, y lo haría Spider-Lady porque si lo hiciera Ladybug no surtiría efecto.
—¡Chat Noir!— Lo llamó Spider-Lady tras ver como Ladybug se escondía para grabarlo todo.
—Dime.— Contestó acercándose Chat Noir.
—Chat, necesito ayuda con... una cosa... ¿Podrías ayudarme?— Le preguntó con la voz más melosa que le podía salir, incluso un poco lasciva, acercándose peligrosamente a Chat Noir y acariciándole el pecho, poniéndolo muy nervioso.
—Cla-Claro Mademoiselle. ¿E-En qué puedo ayudarte?— Preguntó nervioso Chat Noir, sin darse cuenta de que también estaba sonrojado, intentando ignorar lo apetecibles que volvían a verse los labios de Spider-Lady desde tan poca distancia.
—Gracias Gatito, relájate y confía en mí, ¿de acuerdo?— Agradeció Spider-Lady sin parar de acariciar el pecho de Chat Noir.
Antes de que se diera cuenta, Chat Noir fue elevado por encima de la cabeza de Spider-Lady, siendo sujetado por las manos de la heroína por su pecho y su pelvis, casi llegando a su cadera.
—¡Spidey! ¡Si esto es por lo de Simón lo siento mucho!— Se disculpó velozmente Chat Noir.
—Los gatos siempre caen de pie.— Respondió con gracia Spider-Lady, asustando a Chat Noir.
Y con razón debía estar asustado, pues el siguiente movimiento de Spider-Lady fue lanzarlo desde la Torre Eiffel.
—¡¡SPIDEEERRR!!
—¡¡¡PUAJAJAJA!!!— Ladybug ni se esforzó en esconder sus carcajadas mientras grababa la caída de Chat Noir, el cual acabó bien, pues tenía su bastón con él.
Las chicas no eran tan crueles.
Spider-Lady y Ladybug estuvieron riéndose de Chat Noir el resto de la noche.
Imágenes extras del capítulo:
Curiosidades del capítulo:
El peluche de estrella tras el que se esconde Silkk es una estrella amarilla con ojitos de la famosa saga de videojuegos de Mario de Nintendo. Colette lo tiene desde hace casi diez años.
Adrien habló con Colette sobre el extraño comportamiento que detectó en ella antes de que Simón apareciera, pero Colette lo negó todo e insistió en que estaba perfectamente.
Colette, aunque quiera negarlo, lleva teniendo estas pesadillas desde hace más de medio año. Empezaron en el curso pasado, cuando aún no se había cambiado de instituto pero después de que el Saint Hilaire se incendiara.
Colette lleva tiempo queriendo volver a actuar en musicales, por lo que practica a escondidas de sus padres frente a sus amigos para superar su miedo escénico. Le gustaría volver a tener esa costumbre tan bonita que le dio su tía. Lo esconde de sus padres para darles una sorpresa cuando lo consiga, aunque aún le queda un largo camino por delante para superar su miedo.
Últimamente Adrien cree notar un poco de tensión entre Marinette y Colette, y aunque no está seguro de si está en lo cierto o no y no ha preguntado directamente, ha intentado "solucionarlo" pasando más tiempo con ambas y obligándolas indirectamente a pasar tiempo juntas. Aunque obviamente no excluía ni a Nino ni a Alya del grupo.
Aunque Colette no considera a Nino más que un buen amigo, él sí la considera su mejor amiga, pues al pasar tanto tiempo con Adrien inevitablemente acaban pasando tiempo juntos también. A Colette no le cae mal Nino ni mucho menos, de hecho le tiene mucho aprecio, pero no llega a considerarlo su mejor amigo como a Kim, Max o Adrien porque aún no ha desarrollado la confianza suficiente con él para hablar sin tapujos como lo hace con los demás. Esto no significa que no vaya a cambiar en el futuro.
Chat Noir sí llegó a invitar a un helado a Spider-Lady, aunque como lo hizo durante la patrulla también invitó a Ladybug, pues le habría sabido mal apartarla tan descaradamente, al fin y al cabo eso no era una cita, iban como amigos.
Aunque Spider-Lady no se dio cuenta de las intenciones de Chat Noir sobre intentar besarla, Ladybug sí lo hizo, y aprovechó que Spider-Lady se fue la primera para fastidiar un poco a su compañero gatuno y sonrojarlo más.
Nino avergonzó a Adrien en la llamada con Colette diciendo que tenía un romance secreto con la superheroína arácnida del que no había contado nada, de ahí que la llamada se alargara tanto.
Plagg estuvo el resto de la semana fastidiando a su portador sobre su amorío y su rechazo indirecto de Spider-Lady. Al final Adrien le redujo considerablemente sus raciones de queso, librándose por fin de sus burlas.
Tras llegar a casa y acostarse para dormir, Adrien, como el adolescente hormonado que era, tuvo su primer sueño erótico aquella noche, y a pesar de no recordar casi nada del mismo a la mañana siguiente, las pruebas en sus sábanas eran claras... Y estaba casi seguro de que el sueño trataba de Spider-Lady.
*Créditos de mini cómic a su respectivo autor.
Apartado para insertar sus teorías locas :D ---->
14213 Palabras
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