Orígenes 2/2
Colette estaba angustiada, no sabía qué hacer ni cómo ayudar, si era la nueva heroína de Paris ¿por qué se sentía tan inútil?
Al final solo pudo hacer caso a Silkk, esperar a que Corazón de Piedra vuelva para poder arreglarlo todo.
A la mañana siguiente vio a sus padres mirando la televisión atentos, cuando se acercó vio las noticias mostrando una imagen de ella como superheroína al lado de Chat Noir y Ladybug.
Pero Colette no se sentía una superheroína.
Se fue de casa lo antes posible para no tener que seguir viendo las noticias.
En el instituto se encontró con Max, pero el hecho de verlo solo la extrañó.
—Buenos días Max.
—Buenos días Colette. ¿Qué tal?
—Bien, gracias. ¿Dónde está Kim? Es la primera vez que os veo separados.
—Está con Iván, quería hablar con él... ya sabes... sobre que se convirtió en un monstruo enorme y quiso aplastarlo y todo eso...— Le contestó el chico mientras ambos caminaban hacía su clase.
—Kim... Tiene una personalidad bastante única, ¿verdad?— Preguntó sutilmente Colette.
—Tranquila no es malo, solo tiene mucha energía, y a veces el ejercicio no le basta para gastarla.
Fueron caminando tranquilamente hasta su clase, cada uno se sentó en su respectivo sitio y mientras esperaban a que empezara la clase estuvieron hablando un rato.
Pero la felicidad se acabó en cuanto entró Chloé.
—¡Uuhh! Nuestra clase. Tú te pondrás ahí Adriancito.— Dijo emocionada señalando el asiento al lado de Nino.— Te lo he reservado delante de mi.
Entonces un chico rubio de ojos verdes entró a la clase, dándole las gracias a Chloé y sentándose dónde le había dicho.
—Oye Max, su cara me suena de algo ¿tú lo has visto?
—Colette, él es Adrien Agreste, hijo de Gabriel Agreste, el diseñador más famoso de Francia, además, es un supermodelo.— Le explicó Max mientras le enseñaba en su móvil fotos de los Agreste.
—Guapo, rico, padre famoso, él es famoso además de amigo de Chloé, la primera impresión no le favorece para nada ¿eh?— Comentó irónica Colette.
—Bien analizado, tus cálculos son correctos.— Contestó poniéndose correctamente las gafas.
Por otro lado Adrien no podía estar más emocionado. Un instituto. Realmente estaba en un instituto.
—Tío, ¿qué te pasa?— Le preguntó aburrido su compañero de mesa.
—¡Estoy tan emocionado! ¡Nunca he ido al colegio! ¡Ni hablado con personas normales o de mi edad además de Chloé!
Asustado, Nino le llamó la atención tocándole el hombro.
—¡Hermano! ¡Yo seré tu amigo!
—¡¿Enserio?!
—¡Solo no vuelvas a decir cosas tan tristes!
Colette vio enternecida la escena y automáticamente ella también quiso ser amiga del chico nuevo.
Pero Chloé siempre estaba allí para estropear la escena.
Chloé se sacó de la boca un chicle, se lo dio a Sabrina y esta lo pegó en el asiento de Marinette.
—¡Eh! ¡¿Pero qué haces?!— Adrien les llamó la atención al par de chicas mientras se levantaba.
—Las de ahí me hablaron mal ayer, hay que ponerlas en su sitio. Debo enseñarles a que me respeten. Nada más.— Se justificó la rubia.
—Chloé ¿tienes qué hacer eso?— La reprochó y después se agachó para intentar quitar el chicle mientras Chloé se reía y se iba a su sitio.
—Todavía te queda mucho que aprender Adriancito. Deja a la experta.
Colette quiso discutir con ella pero pensó que no serviría de nada, así que rebuscó un pañuelo en su mochila y cuando lo cogió se acercó al rubio.
—Perdona, tal vez esto te ayude.—Le dijo al rubio extendiéndole el pañuelo.
Adrien levantó la cabeza para mirar quien le hablaba y vio a la chica más bonita y tierna que jamás había visto. Era simplemente hermosa. Tanto que sintió cómo desconectaba del mundo.
—¿Ah?
—Quieres quitar el chicle ¿verdad?— Le aclaró la pelirrosa.— Te será más fácil si utilizas un pañuelo.— Volvió a ofrecerle el pañuelo.
Adrien se sentía incapaz de apartar la vista de aquellos cautivadores ojos. Su cerebro simplemente se desconectó.
Colette no sabía cómo actuar, el chico nuevo se le quedó mirando con los ojos bien abiertos sin parpadear y con un pequeño sonrojo en las mejillas. Avergonzada, le dejó el pañuelo en la mano y después se fue al baño para refrescarse un poco la cara, pues que el chico más guapo que hubiera visto, en persona, en toda su vida la estuviera mirando tan fijamente la había "acalorado", dicho así porque Colette no quería admitir que ella también se había sonrojado.
Ya de vuelta en la clase, se encontró con el chico guapo y nuevo cabizbajo en su sitio y a Marinette con cara de enfadada en el suyo. Quiso saber qué había ocurrido, pero la profesora ya había llegado y solo pudo sentarse en su sitio y dejar que empezara la clase.
—Bien, ahora pasaré lista chicos.— Dijo la Srta. Bustier.— ¿Adrien Agreste?
Un par de segundos después, Adrien se levantó emocionado y levantando el brazo a todo lo que podía gritando.
—¡Presente!
La clase se rio por la divertida situación pero a Colette le pareció tierno. ¿Cómo se le ocurría actuar así en medio de la clase?
—¿Chloé Bourgeois?
—Presente.
—¿Iván Bruel?
—¡PRESENTE!— Gritó Corazón de Piedra atravesando la puerta.— ¡Mylène!— Demoliendo todo a su paso Corazón de Piedra se acercó a Mylène, Colette quiso ayudarla pero sabía que debía transformarse, la ayudaría cómo Spider-Lady.
Corazón de Piedra atravesó la pared de la clase una vez tuvo en sus manos a Chloé y a Mylène.
Cuando Colette llegó a los baños Silkk salió de su mochila.
—Rápido Silkk, tenemos que salvar a Paris.
—Di las palabras mágicas.
—¡Silkk, a trepar!
—¡Al ejército! ¡A la caballería!— Le gritaba Chloé a Corazón de Piedra.
—¡No olvides a los superhéroes!— Gritó Spider-Lady mientras caía sobre Corazón de Piedra para darle una patada en la cabeza y después con una acrobacia caer en el suelo.
Chat Noir apareció justo después para darle también con su bastón y caer al lado de Spider-Lady.
Entonces ambos vieron como Corazón de Piedra empezó a crecer y a hacerse enorme.
—Oh no. Vaya.— Dijo Chat Noir.
—Aaaggg. Dirás súper incompetentes.— Se quejó Chloé.
—¡¿Querías caballería?! ¡Aquí está!
Los seres de piedra, que hasta hace unos momentos estaban inmovilizados, llegaron corriendo tras la llamada de su líder, Corazón de Piedra, rodeando por completo a Spider-Lady y a Chat Noir.
Ni trabajando juntos podrían contra todos ellos.
—¡¡¡Atrapadlos!!!
—Oh oh.— Spider-Lady se lamentó, preparándose mentalmente para la batalla.
Los seres de piedra intentaban aplastarlos con sus manos, por lo que tanto Chat Noir como Spider-Lady se vieron obligados a esquivar, sin poder hacer otra cosa. En cuanto se libraban de una mano, otra quería aplastarlos. Eran demasiados.
Spider-Lady al ver cómo Corazón de Piedra se iba con las chicas intentó seguirlos, pero sus siervos le impidieron el paso y empezaron a lanzar coches a los héroes.
Saltando de un lado a otro Chat Noir y Spider-Lady esquivaban un coche tras otro. Los seres de piedra no les daban ni un solo respiro.
—¡Ladybug! ¡Nos vendría bien una ayudita!— Gritó al aire Chat Noir.
—¡No!— Gritó Spider-Lady al ser atrapada por uno de los seres de piedra.
Chat Noir intentó ir a ayudarla pero le lanzaron otro coche, el cual estuvo a punto de caerle encima a Alya y aplastarla, quien estuvo todo el tiempo grabando la pelea, si no hubiera sido por que Chat Noir lanzó su bastón para protegerla, pero justo después lo atraparon.
Chat Noir pataleaba al aire a ciegas intentando liberarse, mientras que Spider-Lady hacía lo posible por sacar sus brazos para lanzar una telaraña y salir del puño del villano. Ambos estaban atrapados.
—¡Chat Noir! ¡Estíralo!— Gritó Ladybug, lanzándole su bastón.
Cuando Ladybug vio libre a Chat Noir lo atrajo hacia ella con su yo-yo mágico, subiéndolo a la farola a su lado. Después lanzó el yo-yo hacia Spider-Lady, quien acababa de liberar un brazo, y tiró de ella atrayéndola de la misma manera que a Chat Noir.
—Siento el retraso chicos.
—Mariquita-Bonita ¿te he dicho ya lo mucho que me desconciertas?— Le dijo Chat Noir a Ladybug al ver que ya todos estaban a salvo de los seres de piedra, para después guiñarle un ojo.
—Estamos graciosillos hoy ¿eh?— Le contestó Ladybug.
—Tenemos que movernos, los seres de piedra se acercan.— Les señaló Spider-Lady.
El trío de héroes saltó a los tejados para ganar altura. Pero al ver que Ladybug se alejaba saltando de edificio en edificio, Chat Noir y Spider-Lady la siguieron.
—¿No nos ocupamos de ellos?— Preguntó extrañada Spider-Lady.
—No. Para salvarlos debemos concentrarnos en uno.— Ladybug señaló a Corazón de Piedra, al aterrizar en el Trocadero, quien estaba escalando la Torre Eiffel.— En él.
Se acercaron cuanto antes a la barricada que creó la policía, pero cuando llegaron Chloé Bourgeois ya estaba volando por los aires.
Spider-Lady le lanzó una telaraña y la atrajo para cogerla y evitar una terrible muerte contra el suelo.
—No lo he jurado.
—¿Eh?
Spider-Lady ignoró lo que dijo Chloé, le quitó los restos de telaraña y la dejó en el suelo para ver cómo iba con su padre.
—¡Al ataque!— Gritó el policía Roger a sus subordinados.
—¡No! Aún no le ataquéis. Es peor para todos.— Les dijo Ladybug.
—No necesitamos a los superhéroes. Dejadnos a los profesionales. Ya habéis fallado.
—Tiene razón.— Empezó a lamentarse Ladybug.— Si hubiera capturado el akuma de Corazón de Piedra todo habría terminado. No valgo para superheroína.
—No. No es cierto. Sin ti Chat Noir y yo aún seguiríamos atrapados por los seres de piedra.— Intentó animarla Spider-Lady.
—Créenos Ladybug, sin nosotros no podrán. Y vamos a demostrárselo.— Le dijo Chat Noir.
—Confía en nosotros ¿vale?—Terminó Spider-Lady.
—Vale.— Ladybug les sonrió a sus compañeros.
Corazón de Piedra empezó a toser como loco, lo que llamó la atención de todo el mundo, y este acabó escupiendo un gran racimo de mariposas y justo después se cayó.
El racimo de mariposas formó una enorme cara, la cual empezó a hablar.
—Hola parisinos. Escuchad bien. Soy Lepidóptero.
—¿Lepidóptero?— Se preguntaron en voz alta el trío de héroes.
—Ladybug, Chat Noir y Spider-Lady. Dadme vuestros prodigios. Los pendientes, el anillo y la capucha. La gente ya ha sufrido bastante por vuestra culpa.
Un aplauso interrumpió su discurso. Ladybug.
—Buen intento, pero no inviertas los papeles. Sabemos quién es el malo. ¡Eres tú el que ha transformado a estos inocentes en monstruos, Lepidóptero! ¡No importa el tiempo que nos lleve! ¡Te encontraremos y nos darás tu prodigio!
Entonces Ladybug se lanzó al ataque, y mientras Lepidóptero gritaba Ladybug fue atrapando mariposa por mariposa con su yo-yo. Cuando acabó volvió a hablar, pero esta vez hacia los parisinos.
—Os lo prometo a todos. No importa lo que pase. Ladybug, Spider-Lady y Chat Noir harán lo que sea posible para ayudaros.
Entonces soltó de su yo-yo todas las mariposas atrapadas, pero ya blancas y purificadas.
Y todos los ciudadanos lo celebraron.
—Increíble.— Susurró asombrada Spider-Lady.
Al ver que Corazón de Piedra volvía en sí, los héroes fueron a encontrarse con él.
—No me quitareis a Mylène.— Y empezó a escalar hasta lo alto de la Torre Eiffel.— ¡A mí hombres de piedra!
Y tal y como dijo Corazón de Piedra, los hombres de piedra empezaron a seguir a su líder, escalando también la Torre Eiffel.
—Ya llegan. ¿Qué hacemos? Son muchos— Dijo Chat Noir.
—Pero sabemos dónde está el akuma.— Le refutó Ladybug.
—En su puño, en el que tiene a Mylène.— Señaló Spider-Lady.— ¿Y?
—¡Claro! ¡No hay que separarla de él! Debemos acercarlos más. Son el uno para el otro, pero todavía no lo saben.— Analizó Ladybug y justo después fue a perseguir a Corazón de Piedra.
—¡Creo que ya sé a que te refieres!— Gritó Spider-Lady para ir tras su compañera.
Spider-Lady fue la primera en llegar a lo más alto. Justo después llegó Ladybug.
—¡Socorro! ¡Tengo vértigo!— Les gritó por auxilio Mylène.
—¡Tranquila! ¡Todo irá bien!—Le respondió Spider-Lady.
Y mientras las heroínas estaban en la cima de la Torre Eiffel, Chat Noir se vio superado en número por los seres de piedra y se vio obligado a luchar contra ellos.
—¿¡Y cómo los acercamos más de lo que ya están?!—Les preguntó a sus compañeras.
—Con nuestros poderes. ¡Lucky Charm!— Su poder decidió darle un paracaídas.— ¿Un paracaídas? ¿Pero qué hago con esto?
—¿Dominas bien tu poder?— Le preguntó su compañera.
—Ahora lo veremos. Spider-Lady, encárgate de acercarlos.
—Eso está hecho.
Spider-Lady se lanzó al vacío cayendo directa hacia Corazón de Piedra. Lanzó una telaraña ha uno de los costados de la Torre Eiffel y después una a la mano de Corazón de Piedra, la que tenía prisionera a Mylène, y gracias al impulso junto a su balanceo consiguió que Mylène besara a Corazón de Piedra.
Corazón de Piedra, de la sorpresa, abrió el puño lo que provocó la casi caída de Mylène, quien consiguió sujetarse de uno de sus dedos, y la caída del objeto akumatizado.
Chat Noir se lanzó a por el akuma y con su bastón lo golpeó, elevándolo hasta llegar a Ladybug quién rompió el objeto y estuvo a punto de purificar el akuma. Pero se dio cuenta de que Iván se había transformado de nuevo y ahora tanto él cómo Mylène estaban cayendo al vacío.
Ladybug pensó rápido.
—¡Spider-Lady! ¡Ocúpate de Iván!— Y Ladybug se lanzó al rescate de Mylène.
Spider-Lady, quien estaba pegada a las enormes vigas de la torre, volvió a lanzarse sin dudarlo para atrapar a Iván.
Lanzó una telaraña y en cuanto tocó al chico Spider-Lady dio un fuerte tirón hacia ella para atraerlo y atraparlo, después lanzó otra telaraña a la torre para bajar tranquilamente.
Esa chica es asombrosa. Pensó Chat Noir.
Una vez Iván y Spider-Lady estuvieron en el suelo vieron cómo el poder de Ladybug reparaba todos los daños.
Ladybug miró enternecida a la nueva pareja.
—Oww, son el uno para el otro.—Dijo Spider-Lady.
—Como nosotros.— Dijo Chat Noir apoyando su brazo en los hombros de su compañera, hasta que escuchó el pitido de su anillo.
—Oh oh, tienes que irte. Nos vemos chicos.— Le contestó Spider-Lady mientras se iba.
—¿Y ese intento de coqueteo?— Le preguntó Ladybug divertida.
—No sé de qué me hablas Mariquita-Bonita, nos vemos.— Le respondió Chat Noir mientras salía huyendo de la escena y escuchaba de fondo a Ladybug gritarle que no la llamara "Mariquita-Bonita".
Otro día había empezado y en el instituto no se hablaba de otra cosa que no fuera sobre los nuevos protectores de Paris.
Colette estaba discutiendo el tema emocionada con Kim y Max, hasta que vio a Marinette y a Alya sentarse en los sitios de Chloe y Sabrina.
Y a decir verdad el aura que transmitió Marinette en ese momento acobardaba un poco.
En cuanto Chloé y Sabrina entraron en clase, Colette salió queriendo evitar todo lo posible la voz irritante de la rubia.
En los pasillos se encontró con el chico nuevo, y al verlo solo aprovechó la oportunidad que perdió el día anterior para presentarse.
—Hola.
Adrien se fijó en la chica que lo había saludado y un poco nervioso, le devolvió el saludo.
—Hola.
—Con todo lo que pasó ayer con el villano no pude presentarme, lo siento, soy Colette De Rune, encantada.— Le dijo la chica sonriendo y ofreciéndole la mano.
Nervioso, Adrien aceptó el apretón de manos y se presentó.
—No te preocupes, es comprensible, me llamo Adrien Agreste, encantado.
—Oye una pregunta, sin intención de ofender, pero ¿por qué eres amigo de Chloe?— Le preguntó curiosa.
—Bueno, nunca he ido a un colegio, siempre he estado encerrado en mi casa y Chloe ha sido mi única amiga desde siempre.— Le contestó rascándose la nuca un poco avergonzado.
—Entonces si quieres yo puedo ser amiga tuya.— Le sujetó ambas manos mientras hablaba emocionada.
Al escucharla, a Adrien se le iluminaron los ojos igual que a un niño pequeño. Colette pensó que se veía adorable emocionado.
—¡Me encantaría!
Al escuchar el timbre Colette y Adrien se fueron juntos hacia clase, intentando aprovechar el corto trayecto para conocerse mejor.
A la hora del almuerzo Colette convenció a Kim y a Max de ir con Adrien y Nino para integrar a Adrien al grupo y conocerse mejor.
Adrien nunca pudo imaginarse que en el instituto sería capaz de hacer tantos amigos y sentirse tan a gusto.
A la hora de la salida Colette se atrasó sin darse cuenta al estar buscando su tablet para los estudios en su taquilla. Al salir vio a Adrien despedirse de Marinette en la entrada y fue corriendo a su encuentro, pasando veloz por un costado de Marinette a quién le dirigió una rápida despedida para después concentrarse en alcanzar al rubio.
—¡Adrien!— Le gritó para pararlo.— ¿Ya has arreglado las cosas con Marinette?
—Sí, creo que ya somos amigos.— Le contestó feliz Adrien.
—Me alegro mucho por ti. Hasta mañana.— Al intentar alejarse Colette notó cómo le agarraban de la muñeca.
—Espera Colette, está lloviendo y no tienes paraguas, si quieres puedo llevarte a tu casa.— Le dijo señalando su coche.
—No te preocupes, no vivo lejos y además, no quiero molestar a tu guardaespaldas.
—No molestas, vamos.— Y sin que pudiera negarse, fue arrastrada hasta los asientos del coche del Agreste, y entre risas y una muy cómoda conversación fueron hacia su casa.
—Esos dos están hechos el uno para el otro.
2971 Palabras
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