El Coleccionista
La segunda temporada será emitida en orden cronológico (excepto el especial de navidad), y no por el orden que da Dinsey+ como había hecho hasta ahora.
Segunda temporada perros, más os vale comentar a tope >:)
El separador nuevo también es creación mía, aunque como siempre las imágenes usadas en él no son de mi propiedad. Siento si está feote :,)
—¡Colette! ¡Ayuda! ¡La bestia me quiere comer!
Los gritos de Silkk despertaron de un susto a la pelirrosa, quien en cuanto abrió los ojos vio como Coton Blanc corría por todos lados persiguiendo a Silkk como si no hubiera un mañana, mientras que el pobre kwami huía volando, subiendo y bajando por todos lados en intentos vanos de esconderse de la gatita.
De un tirón se quitó las sábanas de encima y corrió para atrapar a su gata por las costillas, no tardando demasiado en conseguirlo.
—Coton, ¿pero qué haces?— Le preguntó extrañada Colette, acariciándole la cabeza para tranquilizarla.
—Mrreow.
—Eso explica más bien nada.— Sin soltar a su gata, no vaya a ser que fuera tras Silkk de nuevo, se acercó a su kwami quien estaba escondido detrás de su estuche en su escritorio y temblando.— Silkk, ya puedes salir.
—¡Ni hablar!
—No voy a soltar a Coton.
Silkk se asomó por encima del estuche.
—¿Segura que la tienes bien cogida?— Le cuestionó temeroso.
—Segura.— Le aseguró Colette.
Silkk asomó su cabeza por encima del estuche para observar bien a su dueña, comprobando lo que decía. De un momento a otro voló rápidamente hasta el pelo mal sujeto de Colette, escondiéndose allí.
—Espera Silkk, ven.— Le pidió la pelirrosa sin soltar a su gata.
—¿Qué quieres?— Cuestionó sin salir de la melena de su portadora.
—Creo que tienes algo enganchado, solo quiero quitártelo.— Le explicó sujetando a Coton con una mano contra sus propias costillas.
Silkk se acercó con mucha cautela a la reciente mano libre de su portadora y se sentó sobre su palma.
Colette lo miró atenta durante un par de instantes antes de localizar lo que tenía y quitárselo.
—Mira lo que tenías enganchado a tus antenas.— Colette le enseñó una pluma de imitación pegada a un cascabel.— Seguro que Coton te perseguía porque creía que eras uno de sus juguetes.
La gatita, como si la hubieran llamado, empezó a sacudir sus patitas delanteras en un vano intento de alcanzar la pluma con el cascabel.
Colette, enternecida, dejó a su gata en el suelo y le lanzó la pluma hacia arriba para que saltara a cogerla, entreteniéndose mucho con la plumita de color azul.
—¡Te dije que esa bestia era peligrosa!— Le recriminó Silkk alterado.
—Coton solo quería jugar.— Justificó Colette empezando a prepararse para otro día de clases.
—Sí claro... ¡Jugar con mi cadáver!
—¿Puedes morir?— Le preguntó sorprendida.
—No, pero puedo desaparecer de este plano para no contactar con la especie humana.— Le explicó Silkk neutral.
Colette no sabía si entendía lo que Silkk le decía, pero lo que sí había entendido del todo es que no podía morir.
—Pues si no puedes morir ¿cómo esperas que Coton Blanc juegue con tu cadáver?
—¡Es un monstruo, encontraría la manera de hacerlo!
—Me voy a la ducha.— Contestó sin saber ya coo refutar a su kwami alterado.
—¡Espera, no me dejes solo! ¡Voy contigo!
↭
—Buenos días Princesa.— La saludó su padre.
—Buenos días papa.— Lo saludó con un beso en la mejilla antes de ir a por su desayuno.— Creí que hoy te irías antes.— Comentó sentándose en la mesa.
—No tardaré en irme, hay mucho ajetreo por el desfile.— Respondió su padre tranquilo antes de darle un sorbo a su café.— ¿Te gustaría venir? Estoy seguro de que puedo conseguir una entrada para ti.
—¿Hablas del desfile Agreste?
—Cariño trabajo en Gabriel, ¿qué otro desfile voy a estar preparando?
—Ah... ¿Desde cuando trabajas en Gabriel?— Cuestionó sorprendida.
El adulto miró a su hija indignado.
Colette, sin querer escuchar la indignada actuación de su padre, fingió que llegaba tarde, se comió en tiempo récord el desayuno, cogió sus cosas y corrió a la puerta.
—¡Te quiero, adiós!— Se despidió cerrando la puerta tras ella.
—Oye Colette, tus padres saben lo de Lila, ¿verdad?— Preguntó Silkk asomándose desde el bolso.
—Saben que fue mi novia y todo lo que pasó después, ¿por qué?
—No por nada, solo era por saber cuando les dirás que Lila ha vuelto a tu vida.
—No lo sé... Escóndete.— Le ordenó antes de salir a la calle y ponerse los cascos.
Colette llegó al instituto tarareando tranquilamente y encontrándose con Kim y Max.
—Buenos días chavales.— Los saludó alegremente.
—Buenos días Colette.— La saludaron de vuelta.
—No te vimos ayer, ¿estás bien?— Le preguntó Max, abriendo la marcha para ir a su clase.
—Sí, solo... ayer vomité mucho y tuve que irme a casa.— Se inventó rápido, no queriendo hablar de como se había saltado casi todas las clases con tal de no encontrarse con Lila ni en los pasillos.— Pero ya estoy mejor.
—Pues es una pena que no vinieras ayer.— Lamentó Kim.— Conocimos a una chica muy guay.
Colette quería que la tierra la tragase.
—¿A si?— Se hizo la tonta.
—¡¡¡NO PUEDE SER!!!— Un chillido que vino de su clase alteró a los tres adolescentes, quienes corrieron para ver qué ocurría.
Dentro se encontraba Chloé llorándole a su móvil.
—¿Qué ha pasado?— Preguntó en voz alta Colette.
—¡¡MI ADRIANCITOOO!!— Chilló completamente alterada la rubia rica.
Sin ganas de escuchar sus berridos, Colette cogió su móvil y llamó a su mejor amigo.
—Hey Adri, tienes aquí a Chloé intentando llenar un lago, ¿qué pasa?— Lo saludó en cuanto le cogió la llamada.
—¿Llenar un lago?— Repitió sin entender.— Da igual, le he dicho que mi padre me ha castigado y me ha prohibido volver a clases.— Le explicó de una forma tan triste que Colette casi es contagiada por las lágrimas de Chloé.
—¿Qué? ¿Cómo ha pasado?
—Ayer le cogí un libro a mi padre que al parecer es único en el mundo... y lo he perdido.— Confesó avergonzado.— Está muy enfadado Lettie, no sé que más hacer.
—¿Un libro dices?— Repitió pensativa.— Tú tranquilo Adri, intenta hablar con tu padre, veré que puedo hacer, te llamo luego.— Le colgó y después salió de clase para llamar a cierta azabache.
—Hola Colette, perdona por decirte que hoy no podíamos ir juntas a clase, es que-
—No importa, lo entiendo.— La cortó Colette, sin realmente importarle ese tema.— ¿Dónde estás?
—En la entrada del instituto, ¿por qué?
—No te muevas, voy para allá.— Respondió antes de colgar.— Kim, me voy a ver como ayudar a Adrien, ¿me cubres si tardo mucho?
—¡Claro!— Aceptó encantado el mencionado.
—Genial, gracias.— Le agradeció antes de irse corriendo a la entrada del instituto.— ¡Marinette!
—¿Colette?— La nombró, sorprendida de que llegara por su espalda.
—Tú y yo vamos a hablar.— Le ordenó antes de cogerla de la mano y tirar de ella para esconderse a un lado de las escaleras de la entrada.— ¿Dónde está el libro?
—¿Libro? ¿Qué libro?— Le preguntó Marinette extrañada sin entender nada de lo que pasaba.
—El que dijiste que irías a arreglar.— Le recordó la pelirrosa.— El libro de Adri.
—¡O-Oh! ¡Ese libro!— Repitió, entendiendo por fin de que hablaba.— Aún... A-Aún lo están arreglando...— Se excusó nerviosa.
—Pues tienes que devolverlo ya.
—¿Qué? ¿Por qué?
—El libro no es de Adri, es de su padre.— Le aclaró Colette.— Al parecer lo cogió sin permiso y como "lo ha perdido" su padre le ha prohibido volver a clases.
—¡¿Qué?!— Preguntó alterada Marinette.— ¡No puede hacer eso!
—Pues lo ha hecho.— Contestó Colette.— Ahora mismo tú y yo vamos a por el libro y después vamos a la mansión Agreste a devolverlo.
—Espera espera, ¿dices que el libro es de Gabriel Agreste?— Repitió la información, calmando sus nervios y analizando la situación más atentamente.
—Sí, ¿por qué?— Cuestionó extrañada Colette.
—Po-Por nada, era solo... Pa-Para ver si te había entendido bien.— Se excusó nerviosa Marinette.
—Vale no importa, vamos a por el libro y ya está.— Concluyó Colette.
—N-No, em... Ya voy yo.— La corrigió Marinette.
—¿Estás segura?
—¡S-Sí! Es que... está muy lejos y... no quiero hacerte perder clases de nuevo...
—No me importa, puedo acompañarte.
—No no no no.— Le negó rápidamente Marinette empezando a dar pasos lentamente de espaldas.— En serio, estoy bien, pero muchas gracias.— Le agradeció antes de dar media vuelta y echarse a correr.
—¿Muchas de nadas?— Le restó importancia... al aire.— Estaba bastante alterada, ¿verdad?— Le cuestionó a Silkk.
—No sabría decirte, según tú ella siempre es así.— Le respondió asomándose desde su bolso.
—Touché.— Contestó a la vez que sacaba su móvil para ver una foto de ella y de Adrien.— Tengo una idea.— Dijo en voz alta antes de irse corriendo a un callejón.
—¿Qué planeas hacer?— Le preguntó Silkk volando a su lado.
—Ir con Adrien.
—Pero está castigado en su casa, su padre no te dejará entrar.
—Pero Colette no va a ir a hablar con su padre.
—Oh no, esa es una muy mala idea.
—Solo quiero buscar pruebas Silkk.
—¿Pruebas de qué? El libro está con tu amiga Marinette, no con Adrien.
—Lo sé, pero eso Gabriel no lo sabe... Y tal vez a Adrien le venga bien hablar, ¿no crees?
—Incluso aunque eso fuera cierto sigue siendo muy mala idea, además, ¿cómo vas a explicar que Spider-Lady aparece en la Mansión Agreste para buscar un libro perdido del cual nadie debería conocer su existencia porque parece ser único en el mundo?
—Ya se me ocurrirá algo.
—Eso es mentira y lo sabes.
—Lo siento, no te escucho, ¡Silkk, a trepar!
—¡Odio cuando haces esooooo...!
Spider-Lady pegó su mochila en las alturas de la pared como hizo el dia anterior y empezó a escalar la misma, pero cuando llegó al tejado del edificio se detuvo.
—Aaggg... Silkk tiene razón, esta idea es horrible la mires por donde la mires...— Pensó en voz alta justo antes de que su traje emitiera un pitido.— ¿Quién me llama?— Preguntó al aire antes de contestar la videollamada.— Bonjour Mi Lady, ¿no es un poco pronto para una patrulla?— Bromeó a la cámara.
—¿Puedes venir a mi ubicación? Necesito hablar contigo y con Chat, es urgente.— Le informó Ladybug, directa al grano como siempre.
—A mandar.
Spider-Lady colgó la videollamada y vio la ubicación de Ladybug. No le harían falta las telarañas para llegar, se encontraba realmente cerca.
—¿Por qué nos reunimos en este instituto?— Preguntó Spider-Lady en cuanto llegó al lado de Ladybug.
—No tiene que haber una razón para todo.— Le contestó Ladybug.
—Pero sí para reunirnos a estas horas, deberíamos estar en clases.— Contestó Spider-Lady.
—Yo ya dije que no soy una estudiante de instituto.— Le replicó Ladybug con el ceño fruncido.
—No he dicho que lo seas.— Aclaró Spider-Lady.— A lo mejor eres una estudiante universitaria.— Bromeó Spider-Lady.
—Déjalo ya Spider, no diré nada de mí.
—No intentaba que lo hicieras, intentaba relajar el ambiente.
—Pues no puedes relajarlo cuando ese gato aún no ha llegado.— Dijo enfadada sacando su Ladyfono.— ¿Dónde se habrá metido?— Preguntó al aire, enfadada por la tardanza de su compañero.
El silbido que el bastón de Chat Noir producía al girarse a gran velocidad se hizo notar, llamando la atención del par de heroínas. Chat Noir apareció tras ellas y caminó con paso tranquilo y seguro con su arma sobre sus hombros.
—¡Chat Noir! ¿Por qué has tardado tanto?— Lo regañó Ladybug.
—Lo siento Bichito, pero tus mensajes eran bastante confusos.— Se excusó mientras jugaba con su bastón y después se apoyaba sobre él.
—Deja de llamarme Bichito y escucha.— Volvió a regañarlo Ladybug.— Creo que sé quien es Lepidóptero.
Spider-Lady y Chat Noir se quedaron mudos ante tal información.
—¿Quién es nuestro sospechoso?— Preguntó Spider-Lady.
—Gabriel Agreste.— Respondió Ladybug completamente seria, demostrando que no bromeaba.
Chat Noir casi se cae de la impresión mientras que Spider-Lady... bueno, ella estaba en shock procesando la información.
—El diseñador de moda.— Aclaró Ladybug.
—¿Tienes... pruebas?— Preguntó cauteloso Chat Noir.
—Eehh... No... puedo decíroslo.— Negó Ladybug nerviosa.
Ella quería hablar con sus compañeros de todo lo que había descubierto, osea, existía un libro que hablaba sobre sus prodigios y sus poderes, además también existía un guardián que los escogió específicamente a ellos para ser héroes los tres juntos y que si lo necesitaban podían contar con él.
Ya no eran unos niños contra lo desconocido.
Pero el Maestro Fu le ordenó específicamente no revelarle nada ni a Chat Noir ni a Spider-Lady y Tikki le insistió encarecidamente que obedeciera al maestro.
—Espera, no podemos acusar sin más a un hombre sin ningún tipo de prueba contundente.— La paró Spider-Lady.— Ladybug, sin pruebas nosotros no podemos hacer nada.
—Lo sé pero mirad.— Ladybug sacó su Ladyfono y pulsó su pantalla repetidas veces.— ¿Spidey, puedes mirar lo que te he enviado? Lo veremos mejor desde tu pantalla.
Spider-Lady aceptó sin protestar, pulsando la araña de su pecho para mostrar una pantalla holográfica muy amplia.
Ladybug se acercó por su izquierda para tocar ella la pantalla holográfica y mostrarles a sus compañeros un montón de fotos de Gabriel Agreste, todas con la misma expresión seria, fría y tajante, y de sus revistas de moda con su hijo modelando en todas ellas.
—Gabriel Agreste es un hombre frío y reservado y no sale de casa.— Mencionó Ladybug pasando de una foto a otra.— Y fijáos en su imagen de marca.— Señaló acercando la imagen a uno de los tantos zapatos que había diseñado y que llevaba Adrien.
—Una mariposa.— Dijo sorprendido Chat Noir.
—Sí vale, encaja bien en el perfil.— Acordó Spider-Lady.— Pero todo esto podría ser una enorme y conveniente casualidad.— Opinó Spider-Lady.— Nosotros no conocemos a Lepidóptero, ni siquiera sabemos aún lo que quiere de nuestros prodigios, a lo mejor bajo la máscara es el hombre más feliz y alegre de la historia para evitar sospechas.
—Pero no podemos ir por ahí interrogando a todos los parisinos en busca de pruebas contundentes.— Le replicó Ladybug.— Tenemos que empezar por algún lado.
—¿Y piensas solo irrumpir en su casa y preguntarle si es Lepidóptero?— Le cuestionó Spider-Lady.— A lo mejor solo es un hombre con el corazón destrozado tras la pérdida de su mujer y las mariposas solo lo inspiran.
—¿Y no crees que es mejor quitarnos de dudas?— Preguntó Ladybug.— Si descubrimos que él es Lepidóptero le habremos ganado, y si no lo es podemos tacharlo de la lista y seguir buscando.
Spider-Lady ya no sabía como refutar a Ladybug, no le gustaba del todo su plan... pero debía admitir que tenía razón.
—De acuerdo, pues vayamos a por Agreste.— Concluyó Chat Noir, quien no había intervenido en toda la conversación.
Por lo menos esto es mejor que encontrarme con Lila. Pensó Spider-Lady mientras se balanceaba por la ciudad hacia la Mansión Agreste con sus compañeros.
Los héroes se posaron sobre el gran muro que rodeaba la Mansión Agreste, buscando al dueño de la misma.
—¿Os acordáis de cuál era la ventana de su despacho?— Les preguntó Spider-Lady con la vista fija en todas las ventanas de la mansión.
—Yo sí, seguidme.— Ordenó Chat Noir, dirigiéndose a dicha ventana con sus compañeras detrás.
Cuando entraron al despacho del mayor de los Agreste, vieron todo el estropicio que había ahí dentro pero no había nadie más que ellos.
—Vaya, ¿qué ha pasado?— Preguntó sorprendida Spider-Lady.
—Parece que alguien estaba enfadado.— Contestó Ladybug irónica.
Chat Noir caminó en silencio observando todo el estropicio hasta toparse con un dibujo muy familiar para él.
¿Cuántos años tenía cuando lo dibujé? De todas formas me sorprende que padre aún lo guarde... Supongo que eso demuestra que aún me quiere... Pero eso no explica porqué está aquí tirado... ¿tan enfadado está conmigo?
—Gatito, ¿estás bien?— La voz de Spider-Lady y el tacto en su hombro lo trajo de vuelta, sorprendiéndolo.
—Sí sí... solo... encontremos a Agreste y acabemos con esto cuanto antes...— Pidió Chat Noir dirigiéndose a la puerta del despacho.
Ladybug y Spider-Lady se miraron preocupadas por la extraña actitud de su animado compañero, o por lo menos lo era normalmente, pero tampoco podían quedarse charlando sobre eso en el despacho destrozado de un hombre increíblemente poderoso mientras el chico del que hablaban se paseaba por la mansión como si fuera su casa.
Por lo que no tardaron en seguirlo para salir los tres juntos del despacho.
—¿Gabriel Agreste? ¿Está aquí?— Lo llamó Spider-Lady.
—Olvidad a Gabriel Agreste.— Le respondió una voz aterradoramente parecida a la del tan mencionado Gabriel Agreste.— Saludad al Coleccionista.— Se presentó el excéntrico villano en lo alto de las escaleras antes de lanzarle un libro a Ladybug.
Ladybug dio varios saltos hacia atrás de gimnasia esquivando el libro, pero este al tocar la puerta y hacerla desaparecer volvió como un boomerang por el mismo camino.
—¡Cuidado!— Les advirtió a sus compañeros antes de tirarse encima de ellos para que el libro no los tocara.
Mientras el autonombrado Coleccionista recogía su libro, el trío de héroes se levantó de un salto y se preparó para la batalla con sus respectivas armas en mano.
—¡No podréis escapar!— Los amenazó El Coleccionista lanzándoles el libro de nuevo.
Tras lanzar el libro El Coleccionista saltó también al ataque yendo principalmente a por Chat Noir. La pelea era bastante difícil, porque mientras que los héroes tenían que estar atentos al libro/boomerang que podía hacerlos desaparecer, también tenían que bloquear o esquivar los certeros golpes del Coleccionista mientras ellos intentaban darle alguno, pero él los esquivaba y bloqueaba muy ágilmente.
Chat Noir apartó a un lado al Coleccionista con su bastón y este atrajo a su libro para volver a lanzarlo, los héroes lo esquivaron de un gran salto subiendo al piso superior.
Chat Noir corrió por todo el pasillo, pues estaba siendo perseguido por el libro, mientras que Ladybug y Spider-Lady se balanceaban con la ayuda de las gigantescas y modernas lámparas para pillar por detrás al Coleccionista. Pero él era demasiado rápido.
Spider-Lady se lanzó al ataque desde las escaleras, pues El Coleccionista esquivó su primer ataque volviendo a bajar al piso bajo, pero El Coleccionista siguió esquivándola para después atacarla.
La heroína arácnida se apartó de un salto, reuniéndose con sus compañeros, y los tres huyeron del Coleccionista escapando a otra habitación de la mansión que resultó ser el comedor.
Tras alejarse todo lo posible de la puerta Chat Noir dio media vuelta y le lanzó su bastón al Coleccionista.
El villano simplemente abrió su libro frente a él y permitió que el bastón lo tocara, haciéndolo desaparecer para seguido aparecer como un dibujo en una de sus tantas páginas, sorprendiendo así a los héroes.
—Una buena obra, ¿verdad?— Les preguntó burlón El Coleccionista antes de volver a atacar con su libro.
Spider-Lady fue rápida en reaccionar y con una telaraña le lanzó una silla al akuma para que pudieran escapar de ahí, volviendo al recibidor de la mansión para esconderse tras las gigantescas escaleras.
—El akuma está en el libro.— Dedujo completamente segura Ladybug.
—Sí, pero si lo tocamos desapareceremos.— Le recordó Chat Noir.
—Además este akuma es distinto, es mucho más rápido y fuerte que los otros a los que nos hemos enfrentado, ¿verdad?— Cuestionó Spider-Lady a sus compañeros.— ¿O solo me lo parece a mí?
—Probablemente Agreste ya sabía pelear antes de que lo demonizaran y el akuma le habrá potenciado las habilidades.— Dedujo Chat Noir.
—Creo que es hora de mi ¡Lucky Charm!— Su poder le dio unos pedales de bici.— ¿Unos pedales?— Ladybug se asomó para analizar su entorno y hacer algún plan.— No sé que hacer con esto. Hay que pararle.— Les dijo a sus compañeros.
Las escaleras simplemente desaparecieron, El Coleccionista los había encontrado.
—Ladybug, Chat Noir y Spider-Lady, las obras maestras de mi nuevo e inspirador libro.— Anunció El Coleccionista para seguir atacando después con su libro.
Los héroes lo esquivaron en direcciones distintas, separándose.
Spider-Lady, en un momento dado, volvió a acercarse para atacar al Coleccionista, pero este intentó tocarla con su libro abierto. Spider-Lady paraba su brazo, pero cada vez su dueño lo cambiaba de posición para conseguir tocarla, haciendo así que la heroína retrocediera.
El Coleccionista estuvo a punto de conseguir tocar a la heroína, pero fue detenido por el yo-yo de Ladybug.
Ladybug tiró fuerte y El Coleccionista, aprovechando el tirón, lanzó de nuevo su libro para darle a Ladybug, pero ella lo esquivó doblando su columna y soltando su yo-yo por accidente.
El Coleccionista se centró ahora en Ladybug para atacarla pero Chat Noir intervino desde arriba para darle un golpe. Golpe que fue bloqueado, sujetado y lanzado junto al propio Chat Noir.
Spider-Lady y Ladybug fueron al ataque juntas pero El Coleccionista seguía siendo demasiado rápido y ágil, hasta que por un despiste suyo o por mera suerte Spider-Lady consiguió darle una patada a su mano obligándolo a soltar su libro.
El Coleccionista saltó para intentar recuperarlo, pero Spider-Lady y Ladybug lo sujetaron de las piernas, una con su yo-yo y la otra con sus telarañas, tirándolo así al suelo.
Al akuma solo le bastó estirar la mano para atraer el libro a la misma como si fuera Thor con su martillo y después tocó el yo-yo de Ladybug y la telaraña de Spider-Lady.
—Mi colección aumentará.— Sonrió triunfal volviendo a lanzar el dichoso libro.
Ambas heroínas lo esquivaron de un salto reuniéndose con Chat Noir y después los tres volvieron a saltar para esconderse en el piso superior, tras la enorme barandilla de mármol macizo.
—Ahora que lo pienso, Agreste no puede ser Lepidóptero, ya ha sido demonizado ¿no?— Les comentó Chat Noir a sus compañeras su suposición alegremente.
—¿Te alegras de que Agreste sea El Coleccionista?— Le preguntó Spider-Lady sin entender su repentina felicidad.
El rey de Roma interrumpió su conversación haciendo desaparecer la barandilla de mármol para ir tras los héroes.
Los héroes por otro lado se metieron en la habitación más cercana, siendo curiosamente la del hijo de Gabriel Agreste, y cerraron la puerta tras ellos para después empezar a amontonar todos los muebles posibles del cuarto tras la puerta, dificultando así la entrada.
Aunque bueno Spider-Lady hizo casi todo el movimiento de mobiliario siendo ella la más fuerte. Ella podía levantar el enorme sofá como quien levanta a un bebé.
—¿Y por qué su hijo no estará en casa?— Preguntó Ladybug.
—Quizá haya sido capturado ya.— Supuso Chat Noir.
—¿Habría capturado a su propio hijo?— Cuestionó impactada Ladybug.
—No te alteres a lo mejor escapó, no lo sabemos.— La tranquilizó Spider-Lady.
—¡No podéis huir de mí!— Los amenazó El Coleccionista, empezando a hacer desaparecer todos los muebles que pusieron contra la puerta.
—¿Y si se quedara sin páginas?—Ideó Ladybug.
—Me huele a un plan.— Comentó Spider-Lady sin apartar la mirada de la entrada.
El Coleccionista entró en la habitación y Chat Noir y Spider-Lady esquivaron su ataque saltando al segundo piso del cuarto del menor de la familia mientras Ladybug se escondió tras su televisión.
—Antes de que os inmortalice os arrebataré vuestros prodigios para Lepidóptero.— Los amenazó El Coleccionista.
—¡Chat Noir y Spider-Lady, más munición!— Les ordenó Ladybug.
El Coleccionista hizo desaparecer la televisión y Ladybug tuvo que huir a otro lado de la habitación.
—¿Más qué?— Repitió extrañado Chat Noir.
—¡Completemos su colección!— Les ordenó Ladybug mientras cogía un trofeo, esquivaba un ataque del Coleccionista y después tiró el trofeo a los CD's de Adrien, tirándolos al suelo.
—Tan ingeniosa como siempre Mi Lady.— La alagó Spider-Lady.
—Menos hablar y más trabajar.— Les ordenó subiendo a su altura con El Coleccionista tras ella para quitarle el cinturón a Chat Noir y volver a bajar para ir con el futbolín.
Spider-Lady esquivó los ataques del Coleccionista, que empezaban a ser más temerarios, y atrapó su brazo en una llave para lanzarlo contra la pared, haciendo que cayera de nuevo al piso de abajo.
—¡Cataclysm!— Chat Noir destruyó toda la estantería haciendo que todos los CD's se cayeran.
Mientras Chat Noir reunía todos los CD's para dárselos a Ladybug, Spider-Lady se subió sobre la barandilla, lista para empezar a disparar telarañas a ton y son a la señal de Ladybug.
—¿Listos chicos?— Les preguntó Ladybug.
—¡Siempre lo estamos Mariquita-Bonita!— Le confirmó un sonriente Chat Noir.
—¡A la carga!
Ladybug empezó a girar con fuerza los pedales en el futbolín mientras que Chat Noir le dejaba caer los CD's sobre el mismo, siendo disparados hacia El Coleccionista.
Por mientras Spider-Lady se dedicaba a disparar de sus telarañas aprovechando que no tenía un máximo en munición.
El Coleccionista, por otra parte, paraba todos los ataques con su libros haciéndolos desaparecer a todos, y viendo que ni los CD's ni las telarañas lo detenían avanzó con paso lento pero seguro hacia la heroína de lunares.
Los CD's se acabaron más pronto que tarde y El Coleccionista estaba muy cerca de Ladybug.
—Oh no— Maldijo Spider-Lady al ver como El Coleccionista desaparecía el futbolín de su camino.— ¡No la toques!— Le ordenó al Coleccionista mientras saltaba para colocarse frente a Ladybug.
En un rápido movimiento dio una patada hacia arriba, arrebatándole el libro al Coleccionista, y luego giró sobre sí misma para darle otra patada al mismo en el pecho, mandándolo de nuevo contra la pared.
Para cuando apoyó sus dos pies en el suelo el libro ya estaba cayendo y a la heroína le bastó con estirar el brazo para atraparlo.
—Se te acabó el papel.— Le dictó Spider-Lady, rompiendo el libro en dos.
El akuma salió del libro, Ladybug arregló los daños para tener de vuelta su yo-yo y después purificó al akuma.
Ladybug y Spider-Lady se acercaron a Chat Noir para chocar los puños como en cada victoria, pero él las ignoró a ambas para ir corriendo con Gabriel Agreste.
—¿Está bien pa-señor?— Le preguntó Chat Noir arrodillado a su lado.
—¿Chat Noir? ¿Ladybug? ¿y Spider-Lady?— Los nombró a todos, sorprendido de verlos.— ¿Qué me ha pasado?
—Lepidóptero le ha akumatizado.— Le explicó Chat Noir.— Pero tranquilo, ya ha pasado.
—Gracias, gracias a los tres.— Les agradeció sinceramente, pero entonces se alteró al no ver a cierto rubio cerca.
Gabriel Agreste se levantó alterado y se acercó corriendo al baño privado de la habitación, llamando a su hijo.
—¿Y mi hijo?
—Se habrá escondido.— Supuso tranquilamente Spider-Lady.
—Tiene razón. Si no su hijo ya habría reaparecido aquí.— Señaló Ladybug.
—Ojalá esté bien.— Contestó el Sr. Agreste, apoyando sus manos en los hombros de Chat Noir.— Me importa muchísimo.
Parece que al final no estaba tan enfadado como para que dejara de importarle. Eso me alivia mucho.
Los pendientes de Ladybug empezaron a pitar como locos.
—Nos vamos a transformar.— Anunció Ladybug.— Señor Agreste.— Se despidió encaminándose a la ventana.
—Que tenga un buen día Monsieur Agreste.— Se despidió Spider-Lady yendo tras su líder.
—Y no se preocupe, su hijo estará bien.— Le aseguró Chat Noir antes de ir tras sus compañeras.
—Vaya aventura esta, ¿no?— Comentó Ladybug tras parar en un tejado.— Chicos yo... lo siento, debería haberte escuchado Spider-Lady.
—Tranquila, de los errores se aprende.— Le quitó importancia Spider-Lady.
—La próxima vez solo cuéntanos todas tus deducciones para analizar juntos al sospechoso.— Comentó Chat Noir antes de que sonara su anillo.— Lo siento Mesdames, pero este gato tiene que irse.
—Esperad.— Los paró Spider-Lady, pues Ladybug también se preparaba para irse cuando sus pendientes volvieron a sonar.— Todo esto de buscar a Lepidóptero me ha dado una idea... ¿podemos saltarnos la patrulla de esta noche para hablarlo bien?
Ladybug y Chat Noir se miraron extrañados antes de que la primera respondiera.
—Sí claro, ¿dónde siempre?
—No, luego os envío la ubicación. ¡Nos vemos!— Se despidió Spider-Lady.
↭
—¿Crees que Marinette ya haya recogido el libro?— Le preguntó Silkk tras transformarse y recuperar su mochila.
—Vamos a averiguarlo.— Contestó abriendo su bolso para sacar su móvil y que se escondiera el kwami.— A ver si me lo coge.— Pensó en voz alta buscando el contacto de su amiga.
—¿Si?
—Hola Marinette, soy Colette.
—¡Ah, Colette! Justo ahora me dirigía a la casa de Adrien para devolverle el libro a su padre, ¿quieres venir?
—Claro. Nos vemos en la Place du Chatelet.— Aceptó encantada la pelirrosa antes de colgar la llamada y dirigirse hacia dicho lugar.
—¡Hola Colette!— La saludó alegremente la azabache al verla.
—Hola Marinette.— Le devolvió el saludo con un par de besos.— ¿El libro está bien?
—S-Sí, está perfectamente, mira.— Le aseguró con el libro en las manos.
—Genial, pues vamos a devolverlo.— La animó Colette.— Oye por cierto, no digamos nada de que le han robado a Adrien el libro.
—¿Qué? ¿Por qué no?— Cuestionó sorprendida Marinette.
—Gabriel Agreste es muy temerario y sería capaz de hacer que cierren el instituto entero con tal de hacer pagar a Lila.— Comentó Colette.— Además, Adrien tiene que aprender de sus propios errores y dejar de confiar tan ciegamente en todo el mundo, no todos son de fiar.
—Entiendo tu punto pero... si no le decimos que Lila lo robó, ¿qué le decimos?— Preguntó Marinette llegando a la puerta de la mansión.
—Deja que hable yo y todo irá bien.— Respondió sin dar detalles antes de picar, la cámara no tardó en salir de la pared.— Bonjour, somos Marinette y Colette, compañeras de la clase de Adrien.
—Sé quienes son Srta. De Rune, ¿qué desean?— Contestó Nathalie.
—Nos hemos enterado del incidente con cierto libro, lo hemos encontrado y venimos a devolverlo.— Le respondió Colette.
Nathalie no dijo nada más, la cámara solo volvió al interior de la pared y las puertas se abrieron.
—Vaya, eres buena.— La alagó Marinette.
—Gracias.— Agradeció Colette caminando al jardín de la mansión.
Al subir ambas las escaleras, el guardaespaldas personal de Adrien les abrió la puerta y les permitió el paso al interior de la mansión, donde se encontraron con Gabriel Agreste con su pose dominante e intimidante en lo alto de las escaleras con su secretaria unos escalones más abajo.
—Buenos días Monsieur Agreste.— Lo saludó educadamente Colette.
—Srta. De Rune, no esperaba verla.— Admitió el adulto.— Mi secretaria dice que has encontrado el libro que mi hijo ha perdido, ¿es eso cierto?
—En realidad fuimos Marinette y yo quienes lo encontramos, no solo yo Monsieur Agreste.— Lo corrigió Colette tan educadamente como pudo y después miró a su amiga señalándole con la mirada para que devolviera el libro.
—A-Aquí tiene se-señor.— Ofreció nerviosa Marinette, acercándose al pie de la escalera.
Fue Nathalie quien se acercó a coger el libro de las manos de la joven.
—¿Y cómo habéis conseguido recuperar el libro?— Les preguntó el adulto interesado, bajando de las escaleras para estar al mismo nivel.
—Su hijo estaba con una alumna nueva enseñándole el instituto como el buen compañero que es.— Empezó a excusar Colette.— Pero en la biblioteca se le cayó por accidente su bolsa y no se dio cuenta de que el libro salió disparado. Marinette y yo estábamos casualmente allí y lo vimos, pero cuando quisimos devolverle el libro a Adrien él ya se había marchado y no hemos conseguido contactar con él, creímos que a lo mejor estaría ocupado en una sesión de fotos o algo así.
—Ya veo.
—Entonces... ¿Adrien podrá volver a clases?— Preguntó tímidamente Marinette.
El mayor de los Agreste se lo pensó antes de contestar.
—Sí, permitiré que vuelva a clases.— Aceptó seriamente.
Las chicas sonrieron encantadas ante la noticia.
—Muchas gracias.— Se lo agradecieron sinceramente juntas, antes de dar media vuelta y dirigirse a la salida.
Pero Marinette quiso preguntar una cosa por el libro y se detuvo para mirar al adulto.
—¿Puedo hacerle una pregunta?— Gabriel Agreste solo asintió.— Estuve ojeando el libro y... es súper bonito.— Alagó.— Las ilustraciones de esos héroes... son súper inspiradoras. ¿Dónde lo encontró?
Colette miró extrañada a la azabache ante tal pregunta, pero no interrumpió ni intervino.
—De viaje, con mi mujer en el extranjero.— Contestó seriamente el adulto.— Nunca he visto un libro igual.
—Vaya es... muy afortunado.— Comentó Marinette antes de retomar su camino fuera de la mansión junto a Colette.
—¿A qué ha venido eso?— Le preguntó la pelirrosa una vez ya fuera del hogar de los Agreste.
—A nada, solo tenía curiosidad.— Contestó Marinette.
—¿Quieres comer en mi casa y vamos juntas a las clases de esta tarde?— Le ofreció Colette tímida.
Marinette sonrió encantada ante la idea.
—¡Claro!
El par de chicas se fue alegremente a la casa de la pelirrosa y comieron juntas junto a la madre de Colette.
—Ya lo recogemos nosotras mama, tranquila.— Le dijo Colette a su madre levantándose de la mesa.
—¿Segura?— Colette asintió.— Gracias Colette, tengo que volver al trabajo, buena suerte en vuestras clases chicas.— Se despidió la adulta.
—Igualmente.— Contestaron ambas chicas empezando a recoger toda la mesa.
Cuando Colette dejó los platos en el fregadero escuchó su móvil desde el comedor.
—¡Colette, te llama Adrien!— Le informó Marinette.
—¡Contesta!
—¡¿Qué?! ¡Nonono!— Le negó rápidamente corriendo hacia la pelirrosa con el móvil en mano.
Colette rodó los ojos divertida y cogió el móvil para contestar la videollamada a su mejor amigo.
—Hola Adri, ¿qué tal todo con tu padre?
—¡Hola Lettie! Ha ido todo bien, mi padre me ha permitido volver a clases.
—¡Eso es genial!— Celebró haciéndose la sorprendida.
—¡Lo sé!— Concordó con una enorme sonrisa el rubio.— Mi padre ha encontrado el libro, me ha dicho que se ha enfadado tanto porque al parecer es lo último que mi madre le dio.
—Ouh, y... ¿estás bien?— Sabía como le afectaba el tema de su madre a su amigo.
—Sí, bueno, ahora lo estoy, es solo que... Mi padre se ha alejado tanto que es casi como no lo conociera, yo solo... quería saber más de él, ¿sabes? Por eso cogí el libro en primer lugar.— Se explicó un poco avergonzado el rubio.— Pero mi padre ha hablado conmigo, y ha estado muy bien la verdad.
—No sabes como me alegro Adri.— Le sonrió la pelirrosa.— ¿Volverás mañana a clases o vendrás esta tarde?— Le preguntó para cambiar a un tema más alegre.
—Nos veremos esta tarde.— Le guiñó el ojo el modelo.— Hasta luego Lettie.
—Adiós Adri.— Se despidió para colgar.— No esperaba que Gabriel no le dijera nada de nosotras a Adrien.— Comentó en voz alta Colette.
—Vaya, Adrien debe confiar mucho en ti para decirte esas cosas de su padre.— Comentó sorprendida Marinette.
Colette sonrió enternecida.
—Tranquila Marinette, ahora que me tienes te ayudaré en lo que pueda para juntarte con Adri.
—¿En serio?
—Pues claro, es lo menos que puedo hacer después de que me salvaras de mi ataque de pánico.— Comentó realmente agradecida Colette.
—No tienes porqué, lo habría hecho cualquiera.
—Cualquiera no, lo hiciste tú, no te quites los méritos que te mereces.— Le aconsejó sabiamente Colette.— Ambas sabemos que pudiste no seguirme al lavabo y quedarte con Alya o centrarte en Adrien, pero decidiste seguirme y ayudarme. Muchas gracias, en serio.
Marinette le sonrió a Colette antes de abrazarla.
—No hay de qué, para eso estamos las amigas ¿no?
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—¿Por qué no vamos abajo y saludamos a Adri?— Preguntó confundida Colette al encontrarse escondida tras la puerta de la entrada con Marinette.
—Porque entonces Adrien me vería.— Respondió Marinette como si eso ocasionara el fin del mundo.
—Mira, ya ha llegado.— Señaló Colette.
Nino fue el primero en saludarlo, quien no tardó en ser apartado por una Chloé versión koala y después rápidamente Adrien se vio envuelto por todos sus compañeros.
—Me alegra verlo así de feliz.— Comentó Marinette asomándose.
—Pues vamos a hacerlo más feliz yendo a darle la bienvenida.— Decidió Colette cogiendo la mano de Marinette y arrastrándola por las escaleras sin dar su brazo a torcer.
Marinette intentó escaparse del agarre de la pelirrosa, pero ella era realmente fuerte y consiguió arrastrarla hasta el modelo.
—¡Adri, me alegro mucho de que puedas volver al instituto!— Lo saludó alegremente Colette yendo a abrazar a su mejor amigo.
—¡Lettie! ¡Muchas gracias!— Le agradeció alegremente abrazándola con fuerza.
—Marinette también se alegra de verte, ¿verdad?— Comentó Colette tras separarse del abrazo.
—Yo también me alegro de verte Marinette.— La saludó con un sonrisa.
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—¿Y está seguro de que este lugar es completamente privado?— Le cuestionó Spider-Lady al alcalde.
—Por supuesto, está recién construida y aún no ha sido abierta debido a que no está lista para el público, pero solo mandé a hacer este lugar porque tenía espacio de sobra, no es algo que necesite. Podéis usarlo siempre que queráis, me aseguraré de que nadie se acerque.— Le prometió el alcalde a la heroína entregándole una llave.
—Muchísimas gracias Monsieur Bourgeois, de veras.
—No hay de qué Spider-Lady, es lo mínimo que puedo hacer después de que salvarais a mi hija y a mi hotel incontables veces.— Le restó importancia el adulto.— Bueno me marcho ya, tendré que cerrar este pasillo para que nadie se acerque.— Informó el alcalde.
—Gracias de nuevo Monsieur Bourgeois, que tenga buena tarde.
—Igualmente Spider-Lady.
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—¿Crees que así parece un lugar en obras o abandonado desde fuera?— Le preguntó Colette a Silkk observando ambos las ventanas tapadas con papeles de periódico y manchadas de pintura blanca para que no se pudiera ver nada a través de ellas.
—Sí, no creo que nadie piense que aquí duerme alguien.— Le confirmó Silkk.
—Bien, pues ya que lo hemos camuflado desde fuera y no tenemos que preocuparnos porque alguien se acerque desde dentro, pongámonos manos a la obra, se hace tarde.— Decidió Colette sacando un montón de papeles de su mochila junto con muchos bolígrafos, rotuladores, hilos, chinchetas y todo tipo de material escolar o de oficina.
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—¿De qué crees que quiere hablar Spider?— Le preguntó Chat Noir a Ladybug después de saludarse.
—No lo sé, pero imagino que tendrá algo que ver con Lepidóptero.— Dedujo Ladybug.
—Y estáis en lo cierto Mi Lady.— Confirmó Spider-Lady apareciendo de un salto a su lado.— Buenas noches chicos.— Los saludó.
—¿De qué quieres hablar exactamente?— Le preguntó Chat Noir.
—Venid conmigo, hablemos en un lugar más privado.— Les ordenó Spider-Lady, saltando de lo alto del Arco del Triunfo.
Ladybug y Chat Noir no se cuestionaron demasiado y simplemente siguieron a Spider-Lady por la ciudad.
La heroína arácnida los llevó hasta el Hotel Le Grand Paris.
—¿Por qué venimos aquí? ¿Hay algún problema?— Cuestionó preocupada Ladybug.
—No, venid.— Repitió Spider-Lady.
La heroína llevó a sus compañeros a la parte trasera del edificio, y tras asegurarse que no había nadie por las calles que pudiera verlos, saltó a la pared del hotel para pegarse a ella y animó a sus compañeros a seguirla, quienes fueron tras ella rápidamente sujetándose con los salientes del edificio.
Spider-Lady trepó por la pared hasta unas ventanas cubiertas completamente con periódicos y pintura blanca por todos lados, impidiendo que se pudiera ver el interior. Tras asegurarse una última vez que nadie los veía, Spider-Lady abrió una ventana y entró al interior alterando a sus compañeros.
—Oye, ¿pero qué haces?— Le preguntó sin entender Chat Noir.
—Venid, vamos, antes de que alguien nos vea.— Les insistió Spider-Lady desde dentro.
Ladybug y Chat Noir compartieron otra mirada dudosa, pero ambos acabaron obedeciendo a Spider-Lady, quien cerró rápidamente la ventana en cuanto entraron, cortando toda la luz.
—No veo nada.— Comentó fastidiada Ladybug.
—Pues te vas a quedar boquiabierta.— Le respondió Chat Noir observando todo el interior de aquella habitación.
—Espera.— Dijo Spider-Lady antes de encender la luz.— Voilá.
Ladybug y Chat Noir observaron aquella habitación del hotel poco amueblada y que se encontraba llena de pizarras, fotos de villanos akumatizados y un montón de papeles con... ¿listas?
—Spider, ¿qué es esto?— Le preguntó Ladybug acercándose a una pizarra donde se encontraba un análisis rápido de cada akuma que enfrentaron hasta ahora junto a una foto o dos.
—Que tuvieras un sospechoso de Lepidóptero esta mañana me dio una idea.— Empezó Spider-Lady acercándose a sus compañeros.— Siempre hemos dicho que hay que pararlo pero nunca nos hemos puesto a analizarlo seriamente, y cuando pensé que teníamos que hacerlo creí que necesitaríamos un lugar seguro donde reunirnos siempre que queramos para hablar de esto tranquilamente sin miedo a que puedan escucharnos o espiarnos.— Explicó Spider-Lady.— Hablé con el alcalde y le pregunté por un lugar permanente en el que poder reunirnos y nos ofreció este lugar, al parecer está recién construido así que nadie sabe de su existencia más que nosotros, ni siquiera su hija. Y antes de que digáis nada, taché de sospechoso al alcalde en cuanto pensé la de veces que su hija y él han estado en peligro.
—Dieu esto es... perfecto.— Comentó sorprendida Ladybug.— ¿Cómo se te ha ocurrido?
—Simplemente intento no dejar cabos sueltos.— Le respondió modesta Spider-Lady.
—Miau, ¿hay algo que no puedas hacer?— Preguntó irónico Chat Noir.
—Bueno de momento no he podido averiguar la identidad de Lepidóptero, pero creo que sé por donde podemos empezar a buscar.— Les dijo moviendo dos pizarras, las cuales tenían ruedas, para ponerlas juntas; en una estaba la información de los akumas y la otra solo tenía muchas preguntas y teorías escritas.— Podemos empezar buscando algún tipo de relación o ubicación en base a los akumas o empezar por averiguar el verdadero motivo que mueve a Lepidóptero.— Señaló Spider-Lady respectivamente.
—¿A qué te refieres?— Le preguntó Chat Noir.
—Sabemos que quiere quitarnos nuestros prodigios, pero no sabemos para qué los quiere.— Señaló Spider-Lady en la pizarra como si fuera una profesora.— Se me han ocurrido un par de ideas, pero siempre encuentro alguna pega.
—¿Cómo cuál?— Cuestionó Ladybug teniendo toda su atención en su compañera.
—Por ejemplo la de ser un completo villano y querer destruirlo todo, pero para eso solo necesitaría el poder de destrucción de Chat Noir, o a malas el mío para que le dé súper fuerza, no entiendo porqué querría también el poder de creación de Ladybug.— Teorizó Spider-Lady.— También se me ha ocurrido que tal vez quiera encontrar a alguien con mi poder... ¿y tal vez destruirlo con el Cataclysm?— Spider-Lady suspiró frustrada.— Piense lo que piense no consigo encajar de ninguna forma el poder de creación de Ladybug, si se pudiera elegir el objeto que da el Lucky Charm podría entenderlo, pero no se puede.
Ladybug miró impresionada todo el trabajo que había adelantado Spider-Lady y se acercó a ella, completamente orgullosa y agradecida de poder estar en su equipo.
—Bueno, no te preocupes, a partir de ahora investigaremos los tres juntos, ¿cuánto tiempo has pasado haciendo esto?— Le cuestionó Ladybug.
—Toda la tarde.
—¿Has hecho todo esto en una tarde?— Cuestionó sorprendido Chat Noir.
—Sí, con ayuda de mi kwami.— Spider-Lady cayó en la cuenta.— ¡Hablando de kwamis! Esta habitación iba a tener un cuarto entero aparte que funcionaría como un armario y un vestidor, así que Silkk y yo lo hemos arreglado un poco y... bueno, mejor os lo enseño, venid.
Spider-Lady los guió a una puerta que había junto a una cama, la cual solo tenía el colchón, y abrió la puerta.
Dentro vieron una pequeña mesa con tres sillas, lucecitas con forma de estrella en el techo para tener luz y una nevera pequeña en un rincón.
—Si lo necesitamos podremos transformarnos aquí en privado y guardar comida para nuestros kwamis para tener reservas.— Les explicó Spider-Lady.— No sé lo que comerán Plagg y Tikki, pero a Silkk le encantan los zumos de piña, sobretodo si son fríos, así que también he traído una nevera, hay espacio de sobra en ella para que podáis meter lo que queráis.
—Has pensado en todo, ¡es alucinante!— La alagó Chat Noir.
—Esto es más que perfecto Spidey.— Respondió Ladybug.
—No hay de qué, oh y también tenemos un lavabo privado completamente equipado y listo para usar.— Comentó señalando una puerta cerca de la gran puerta doble que seguramente sería la entrada.— Por cierto, yo prefiero entrar por la ventana, pero si queréis entrar por la puerta tened.— Les dijo dándoles una llave a cada uno.— La puerta estará siempre cerrada con llave, la necesitareis, y el pasillo está cerrado, así que nadie nos escuchará desde fuera ni vendrán a molestarnos.
—Esto es demasiado...— Comentó Ladybug ya sin saber como sorprenderse más.
—Tranquila el alcalde está de acuerdo, y te aseguro que ha prometido guardar el secreto.— Aseguró de nuevo Spider-Lady.— Y si vamos a pasar mucho tiempo aquí faltaría decorarlo un poco para hacerlo más acogedor... Solo me ha dado tiempo a traer toda la información que he podido y a apuntar lo que se me ocurría.
—De eso ya nos encargaremos nosotros, tú ya has hecho mucho.— Le aseguró Chat Noir.
—¿Seguro? Puedo ayudar.
—Ni loca, tú ya has hecho... demasiado.— Dijo Ladybug, de acuerdo con su compañero, recalcando mucho en la última palabra.
Spider-Lady se rió enternecida por sus compañeros.
—De acuerdo de acuerdo, pues os dejo a cargo de la decoración.— Aceptó Spider-Lady.
—Bueno, ahora que tenemos nuestra propia guarida secreta...— Comentó bromista Chat Noir.— ¿Y si cambiamos las patrullas?
—¿Qué les pasa a las patrullas?— Cuestionó Ladybug extrañada.
—Nada malo es solo... ¿no creéis que las hacemos muy tarde? A veces acabo agotado y me caigo de sueño durante el día.— Explicó Chat Noir.
—Sí... a mí también me ha pasado alguna vez...— Concordó Spider-Lady.
—Y a mí... ¿Y si en vez de vernos a la una de la madrugada nos vemos a las diez?— Propuso Ladybug.
Chat Noir y Spider-Lady se miraron de acuerdo antes de aceptar.
—A mí me parece bien.— Aceptó Spider-Lady.
—Y a mí.
—Genial, pues mañana mismo nos vemos a las diez... ¿en el Trocadero?— Propuso Ladybug de nuevo.
—¿Por qué ahí?— Cuestionó Spider-Lady.
—Bueno, ¿no os parece agotador tener que subir la Torre Eiffel cada noche solo para vernos?— Preguntó Ladybug.
—Ahora que lo dices... Sí que cansa bastante...— Concordó Chat Noir.
—Vale, pues mañana en el Trocadero a las diez.— Aceptó sin problemas Spider-Lady.— ¿Queréis mirar lo de Lepidóptero por esta noche en vez de patrullar?
—Claro.— Aceptó encantada Ladybug.
—No podemos dejar que esa mariposa vuele tan libremente.— Bromeó Chat Noir.
Imágenes extra del capítulo:
Memes de regalo:
Curiosidades del capítulo:
Colette no lo sabe aún pero como Lila faltará tanto a clases no tendrá que preocuparse tanto por verla, pero tarde o temprano se encontrarán.
Colette ayudará a Marinette a juntarse con Adrien, no hará planes tan rebuscadamente enrevesados como los hace ella, pero sí la ayudará con cosas sencillas como hacer que coincidan juntos en un equipo para clase de educación física o ayudarla a superar su tartamudeo.
Ladybug, Chat Noir y Spider-Lady se tomarán a partir de ahora más en serio la amenaza de Lepidóptero y juntos intentarán hacer aunque sea una lista de sospechosos, por lo que se verán muy a menudo en su "guarida secreta".
El alcalde Bourgeois, al estar acostumbrado a cumplir los caprichos de su hija, no tuvo problema alguno en pagar a todo aquél que conocía la existencia de la habitación apartada que les dio a los héroes para que jamás se mencionara, aunque también se aseguró de su silencio convenciéndolos de firmar un contrato de confidencialidad.
Ladybug y Chat Noir decoraron juntos un poco la habitación, poniendo sábanas limpias a la cama que tenían, cojines y peluches al pequeño sofá, fotos de ellos tres juntos por las paredes y muchas luces que daban un ambiente muy tranquilo y acogedor. Tampoco tardaron mucho en traer comida a sus kwamis, aunque las chicas estaban asqueadas ante tal potente olor que emitía los quesos de Plagg. Chat Noir, para su desgracia, ya estaba bastante acostumbrado a ese olor.
Adrien estuvo realmente feliz al ver como lo recibían todos sus compañeros y amigos, sobretodo Colette y Chloé quienes hasta el momento eran dos de las chicas más importantes y que más aprecio les tenía. Por lo menos en su vida de civil.
¡¡¡FELIZ NAVIDAD GENTEEE!!!
Inserten teorías --->
8093 Palabras
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