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Darkblade

Comenten p*tos, no sean tacaños

A la madrugada siguiente de la tan esperada cita entre Spider-Lady y Chat Noir, Spider-Lady se reunió con Ladybug para... bueno, hablar de la cita.

—¿Y? ¿Qué tal te fue en la cita?— Le preguntó Ladybug a su amiga poco después de saludarse y acomodarse sobre el Arco del Triunfo.

—Mmh...— Contestó sin más y sin mirarla a los ojos sentada a su lado.

—¿Mmh? ¿Qué se supone que significa eso?— Volvió a preguntar Ladybug, comenzando a preocuparse al fijarse en el decaído estado de ánimo de Spider-Lady.

—Pues... que la cita no ha ido como me lo imaginaba.

—¿Ha ido mejor?— Cuestionó esperanzada Ladybug de que sus mejores amigos pudieran ser felices juntos.

Spider-Lady se limitó a negar con la cabeza, aún sin haberla visto a los ojos.

—¿Tan malo fue?

—¿Recuerdas que te dije que tal vez me gustaba Chat Noir?

—Sí.

—Bueno, creo que estaba equivocada.

—¿Qué? ¿Por qué?— Cuestionó Ladybug tan rápido que no sabe cómo no se atragantó con su propia lengua.

¿Esto lo sabía Chat Noir? Dios, lo supiera o no va a quedarse con el corazón roto, pues él sí sentía algo por la heroína arácnida, algo de lo cual era muy consciente Ladybug pues... bueno, ella era la "Consejera Personal" de ambos héroes.

—La cita en general no fue tan mala, pero... No sentí nada.— Intentó explicar Spider-Lady mirando por primera vez en toda la mañana a Ladybug a los ojos.

—¿A qué te refieres?

—No sentí ningún tilín hacia Chat Noir.

—¿Tilín? ¿Qué se supone que es un tilín?

—Perdón, es como lo llaman mis padres.— Se justificó Spider-Lady al darse cuenta de que hoy en día casi nadie usaba esa expresión.— No sentí ninguna emoción ardiente, ninguna conexión, ningún tipo de, ya sabes, "electricidad o fuego" cuando estuve con él.— Explicó Spider-Lady.

—O sea, ningún tipo de chispa.— Concretó Ladybug.

—Exacto.

—¿Y por ello la cita ha sido tan mala?

—En si no lo pasé tan mal... pero habría ido mejor como amigos... ahora mismo no soy capaz de ver a Chat Noir como algo más, seguramente me precipité al pensar que me gustaba cuando es obvio que no es así.

—¿Chat Noir lo sabe?

—Al terminar la cita me propuso tener otra, y aunque me dolió ver sus adorables orejitas caídas con esos preciosos ojos gatunos... tuve que decirle la verdad.

—Has hecho bien, darle falsas esperanzas habría sido peor.— La apoyó Ladybug.

—Lo sé pero, ¿por qué sienta tan mal haber hecho lo correcto?

—Ven aquí.— Le dijo Ladybug antes de pasar su brazo por detrás de los hombros de Spider-Lady y acercarla a sí misma para abrazarla.— Es normal sentirse mal, no te preocupes, eso demuestra que eres buena persona.

—¿Cómo hacerle daño a alguien es de buena persona?

—Porque tú te sientes mal por hacerlo, una mala persona se siente bien al hacer el mal a otros.

—Supongo que tienes razón.— Le contestó Spider-Lady tras pensar lo dicho por Ladybug.

—¿Qué hay del otro chico?

—¿Qué otro chico?— Spider-Lady se separó de Ladybug para mirarla a la cara confusa.

—Ese del que me hablabas antes, decías que parecías sentir lo mismo por él que por Chat Noir.— Le especificó Ladybug.

—Ah, ese chico. Bueno, somos amigos y no hemos tenido ninguna cita, pero así estamos bien.

—¿No te gusta?

Spider-Lady se paró a pensarlo un momento antes de responder.

—No, creo que tampoco me gusta. Es normal ¿no? Quiero decir, solo hace poco más de medio año que salí de una relación tóxica, tal vez simplemente no estoy preparada para sentirme atraída hacia nadie más.— Se justificó a sí misma Spider-Lady.

—Aún no me has contado nada de esa relación.

—Porque no podemos dar detalles de nuestra vida privada, ¿recuerdas?— Le recordó Spider-Lady con gracia a Ladybug, sin sentirse ofendida de ninguna forma.

—Ah, ya.— Respondió Ladybug desanimada.

Ladybug siempre sería la primera en regañar a sus compañeros cuando profundizaban en sus vidas privadas y en recordarles una y mil veces que debían mantener en secreto sus identidades, pero también era la primera en odiar esa estúpida regla.

Le encantaría hablar libremente de su día a día con Spider-Lady y Chat Noir, reunirse con ellos sin necesidad de transformarse, hacer deberes juntos a pesar de que era imposible de que estudiaran en el mismo instituto, o a lo mejor celebrar juntos una fiesta de pijamas como los mejores amigos que se consideraban, o simplemente salir a dar un paseo...

Pero su miedo a que su vida o la de sus compañeros se estropeara por culpa de Lepidóptero y revelara sus identidades a todo el mundo... ese miedo simplemente era más fuerte.

Por no hablar de que el día en el que conoció a Tikki ella le remarcó muy seriamente el hecho de no revelar su identidad a nadie, por lo que llevaba la regla a rajatabla.

Spider-Lady notó el cambio repentino en la expresión de Ladybug y decidió remediarlo.

—Bueno, supongo que puedo darte un resumen sin profundizar demasiado en los detalles. ¿Tú qué piensas?— Le preguntó Spider-Lady a su compañera.

Ladybug la miró sorprendida por tal sugerencia. Su lado responsable le decía que no lo hicieran, que ya mucha información se revelaron mutuamente, pero su lado de mejor amiga mandó todo a la mierda y quiso estar ahí para Spider-Lady como ella ya había hecho en más de una ocasión.

Ganó su lado sentimental.

—Sí, claro, no pasa nada mientras no des demasiados detalles.— Le contestó Ladybug siguiéndole el rollo a Spider-Lady.

Spider-Lady no pudo evitar soltar una ligera risa por el rápido cambio de parecer de Ladybug, pero no comentó nada y optó por comenzar a contarle sobre su ex novia.

—Bueno, estuvimos saliendo durante poco más de un año, si no calculo mal unos catorce meses más o menos.— Se calló un momento para ver si Ladybug objetaba de alguna manera, pero al notar su silencio continuó.— Íbamos a la misma clase, así que no fue difícil empezar a hablarnos, lo jodido fue parar.— Los recuerdos empezaron a inundarla y por mucho que intentó echarlos de su mente, no pudo.— En cuanto descubrí que ella me gustaba me confesé sin siquiera pensarlo una vez, fui a por todas. Cuando me correspondió creí que la partida estaba ganada, pero que equivocada estaba...

—¿Qué pasó?

—Después de que pasaramos la fase de "Luna de Miel" de toda pareja las cosas empezaron a torcerse y ella empezó a ser una tóxica compulsiva, no del tipo "No te juntes con nadie, me muero de celos", más bien del tipo de persona que buscaba pelear por cualquier gilipollez, literalmente llegamos a un punto en el que no podíamos estar juntas más de dos minutos sin pelearnos a gritos, alguna vez incluso llegamos al contacto físico.— Ladybug se sorprendió ante lo confesado por su mejor amiga, pero no la interrumpió y dejó que acabara.— Le di mil y una oportunidades porque yo sí estaba estúpidamente enamorada, yo hice de todo por ella, pero ella por mí no, ella era así... Aunque ahora que lo pienso me apostaría lo que fuera a que no ha cambiado una mierda.— Dijo Spider-lady, corrigiéndose rápido después de usar el tiempo pasado para explicarse.

Ladybug no tenía palabras para absolutamente nada, no sabía cómo reaccionar o cómo consolarla, ella solo había tenido una cita y acabó tan mal que incluso bloqueó los recuerdos para no pensar en ello jamás. Ella no tenía experiencia alguna en relaciones, mucho menos con chicas, pero quería estar ahí para Spider-Lady.

Ladybug puso una mano sobre el hombro de Spider-Lady y la miró con todo el amor que sentía por ella, deseando que lo viera a través de sus ojos.

—Oye, ¿qué te parece si vamos a tomarnos algo? Olvidémonos durante un rato de tu ex, de tu amigo civil y de Chat Noir, vamos a simplemente pasarlo bien, ¿te parece?

Spider-Lady se dio cuenta en aquél momento de que realmente adoraba a aquella chica con traje de mariquita.

—Eso me encantaría Mi Lady, pero me temo que no hay nada abierto a las seis de la mañana.

Ladybug olvidó por completo ese pequeño detalle, pero aún así quería invitar a desayunar a Spider-Lady.

No tardó en recordar que bajo la máscara vivía en una panadería.

—Espera aquí, no tardaré, lo prometo.

Y sin escuchar a Spider-Lady, Ladybug se fue columpiándose hacia la panadería más famosa de toda Paris.



Ladybug y Spider-Lady desayunaron juntas y pasaron un divertido rato juntas, pero cuando estaban dispuestas a despedirse y continuar cada una con su vida, un akuma apareció.

—¡Oh, vamos! ¡Tengo que prepararme para ir a clases!— Se quejó en voz alta hacia la nada Ladybug.

—Por lo menos tú no tienes que interactuar con el chico al que has rechazado hace tan solo unas horas.— Puntualizó Spider-Lady.

—Y yo que creía que tenía mala suerte en la vida.— Comentó Ladybug mientras empezaba a dirigirse hacia el akuma.

—¡Literalmente llevas puesto el prodigio que representa la buena suerte!— Le contradijo Spider-Lady mientras la seguía.

Ladybug se rió ante el recordatorio de su amiga.

—¡Qué lo tenga no significa que realmente me dé buena suerte!— Le replicó a Spider-Lady.

Entre risas, el par de superheroínas no tardó en llegar al Jardin des Tuileries, el lugar dónde la chica akumatizada estaba causando estragos.

—Primero observemos, no nos lancemos a ciegas, aún no sabemos qué puede hacernos.— Ordenó Ladybug tras aterrizar sobre las ramas de un árbol sin hojas mientras miraba de reojo a Spider-Lady a su lado.

—De acuerdo, pero recordad que no podemos observar eternamente Mi Lady.— Puntualizó Spider-Lady.

—Bonjour Mesdemoiselles, ¿qué tenemos hoy?— Saludó Chat Noir tras aterrizar al lado de sus compañeras, asustándolas al haber aparecido de la nada.

—¡C-Chat Noir! ¿Cuándo has llegado?— Preguntó nerviosa Spider-Lady sin ser capaz de mirarlo a los ojos.

—Justo ahora.— Contestó sin más Chat Noir, intentando ignorar la tensión que empezaba a formarse entre ellos.— Oye Spider, ¿cómo es que no tienes puesta la máscara?

—¡Merde! Ya lo había olvidado.— Spider-Lady abrió su mano izquierda y pensó en querer sacar algo de ella y no tardó en brillar, metió su mano derecha en la luz y sacó una goma de pelo*, se hizo un enorme moño mal hecho y se puso su capucha.— Listo, ahora no se me ve la cara.

—¿Desde cuándo puedes hacer eso?— Preguntó sorprendida Ladybug.

—Lo descubrí hace un par de días creo.— Una explosión se escuchó de fondo.— Creo que deberíamos centrarnos en el akuma.

—Será lo mejor.— Respondieron Chat Noir y Ladybug a la vez.

Sin más dilación, el trío de héroes saltó sin dudar al peligro, dispuestos a salvar a su ciudad una vez más antes de empezar su jornada escolar.

Ya en clases, Colette escuchó atentamente cómo la Srta. Bustier anunciaba sobre la selección de delegado para la clase. Chloé no tardó ni dos segundos en presentarse para tal puesto junto a Sabrina.

—Chloé se presenta para delegada de la clase y Sabrina será su sustituta.— Explicó la Srta. Bustier, señalando a las mencionadas quienes estaban de pie frente a toda la clase.— ¿Algún candidato más?— Preguntó la Srta. Bustier

Kim levantó la mano decidido a presentarse.

—¿Si Kim?

Pero en cuanto vio la mirada amenazadora del par de chicas, se acobardó y se echó atrás, pues Chloé tenía amenazada a toda la clase con tal de ser ella la delegada.

—Eeh... Nada— Se retiró Kim avergonzado.

Antes de que Colette pudiera preguntarle por la razón de su repentino miedo, la puerta se abrió llamando la atención de todos.

Marinette había llegado tarde, de nuevo.

—Emm, yo- ¡Lo siento! Emmm... yo-yo- ¡El autobús! Eehh... *Tose* No llegaba— Tras todo su balbuceo, Marinette se sentó avergonzada en su sitio y se escondió tras su mochila.

Mientras, Colette aprovechó la distracción que ocasionó Marinette para hablar con sus amigos.

—¿Qué os pasa a todos? ¿Por qué nadie se presenta contra Chloé?— Preguntó entre susurros Colette a Mylène, Max y Kim.

—Chloé es la delegada desde que sabe dar órdenes.— Le contestó Kim.

—Y como su padre es alcalde, sabe exactamente qué hacer y cómo hacerlo para quedarse con el puesto.— Explicó Max.

—Por no hablar de que nos ha amenazado a todos para que nadie se presente.— Puntualizó Mylène.

—¿Por qué no te presentas tú Colette?— Preguntó Kim, y aunque seguía susurrando, se notaba la emoción en su voz.

Por un momento, Colette se replanteó la idea, pero enseguida la rechazó, pues siempre estaba ocupada.

Cuando no estaba estudiando o haciendo deberes, aprovechaba el tiempo libre para pasarlo con su familia, su gata o sus amigos, y en medio de todo eso tenía que sacar hueco siempre de improvisto para ejercer su trabajo como superheroína, por no hablar de las patrullas diarias y de algunas quedadas que hacían los héroes parisinos para simplemente relajarse juntos y charlar un rato.

Colette comparó su agenda con la de su mejor amigo Adrien y por un momento pensó en que le ganaba, teniendo ella aún menos tiempo libre.

—Bueno, aunque no me importaría ser delegada, suelo estar muy ocupada, ya lo sabéis.— Le respondió Colette a Kim.

—Muy bien, os doy hasta la hora de comer para que decidáis si queréis ser candidatos.— Acordó la Srta. Bustier, para después dejarles el resto de la clase libre, para que pensaran con calma el ser o no candidatos.

Al salir del aula, cada alumno se juntó con sus respectivos amigos y aprovecharon la hora libre para disfrutar un rato juntos, pero Chloé fue paseándose de grupo en grupo, amenazando a todos para que nadie se presentara delegado contra ella.

Al ver esta injusticia, Marinette reunió a toda su clase, excepto a Chloé y a Sabrina, y les preguntó por lo que había pasado.

—Kim, ¿qué te ha dicho Chloé? ¿Te ha pedido salir o algo?— Le preguntó Marinette.

—No, emmm...— Algo tímido, Kim se acercó a Marinette y le susurró al oído.—Me ha dicho que si me presento para delegado le contará a todos sobre mi miedo a las arañas.

Incredula, Marinette se alejó de Kim por tal tontería.

—Todos lo sabemos Kim.— Le informó Marinette.

—¡Alix no lo sabe! ¡Así que no se lo digas!— Soltó Kim nervioso, contradiciendo a Marinette.

—¿Qué no me diga qué?— Preguntó Alix a lo lejos.

—¡Nada!— En menos de lo que canta un gallo, Kim se alejó con Alix para distraerla y asegurarse de que no se enteraba sobre su miedo.

Rose no tardó en quejarse también de Chloé.

—A mí me dijo que si me presento para delegada me echará del club de collage. ¡Y me encanta el club de collage!

—¿Un delegado puede hacer eso?—Preguntó Adrien confuso.

—¡Chloé puede!— Contestó sin más Rose.

—Incluso a mí me ha amenazado.— Colette se unió a las quejas hacia Chloé.

—¿Enserio? ¿Qué te ha dicho?— Preguntó Nino.

—Me ha amenazado con prohibirme la entrada al club artístico y a cualquier club del instituto, y que si eso no me hacía echarme atrás entonces llamaría a su padre y se aseguraría de que no tuviera futuro en Paris, algo de que no podría trabajar ni de barrendera.— Explicó como si nada Colette, dejando a todos boquiabiertos.— Estaba tan enfadada que hablaba muy rápido y no la entendía bien, ni siquiera sé qué es lo que le he hecho, no iba a presentarme de todos modos.

—¿Por qué no? Tú serías una buena delegada Lettie.

—Estoy siempre liada, apenas tengo tiempo para mí misma.— Contestó sin más.

Nadie le replicó eso, pues muchas veces incluso sacaba su agenda para simplemente ver si podía quedar con alguien a tomar un helado. Kim y Max bromeaban con ella sobre que contratara a una secretaria.

—¿Y tú Alix? ¿Por qué no te presentas a delegada?—Le preguntó Marinette al verla de nuevo entre sus amigos.

—Yo es que simplemente paso muchísimo de presentarme.— Respondió sin más.—¿Cuál es tu excusa?

—Yo es-esque estoy súper liada también.— Contestó nerviosa Marinette, pensando en su vida heroica.

—¿Con qué? ¿Con tus siestas?— Preguntó en broma Alya, asustando a Marinette.

—¡No! Pero- e-em... Creo que me presentaría si nadie más lo hiciese...— Dijo sin más Marinette para quitar la atención de ella, consiguiendolo.

Al notar que la conversación ya no seguía, los jóvenes no tardaron en dispersarse y dividirse de nuevo en pequeños grupos de amigos.

—¡Lettie!

La voz de su mejor amigo la detuvo en su caminata hacia las taquillas.

—Adri, ¿qué pasa?

—Nada importante, solo querría saber si el próximo martes estas libre.

—¿A la tarde?

—Sí, después de clases.— Le aclaró Adrien.

Colette estaba casi segura de que ya tenía un plan, pero no quería desilusionar al rubio.

—Em... Deja que lo mire en mi agenda, dame un segundo.— Colette sacó de su mochila su agenda manual, la cual prefería antes que la del móvil o tablet.

Buscó el martes que mencionó Adrien; ya había quedado con Marinette y Alya en casa de la primera mencionada, iban a hacer tarde de chicas y a conocerse mejor, por no hablar de que estaba segura de que hablarían sobre Adrien y a la dulce y amable chica de coletas le encantaría recibir algún consejo de su parte, siendo ella la mejor amiga del rubio.

Pero cuando levantó la vista y vio los ilusionados ojos de su mejor amigo y su adorable sonrisa... Dios, Marinette iba a matarla cuando se enterara.

—¡Sí! Mira tú por donde, estoy libre el próximo martes.— Le dijo Colette a Adrien, provocándole al segundo una enorme felicidad que no se molestó en esconder.— ¿Cuál es el plan?

—La verdad es que simplemente me gustaría hablar, te diría de vernos antes, pero ya sabes, horario ocupado.

—¿Qué me vas a contar?— Preguntó irónica entre risas, contagiando al rubio.

—Bueno, pues nos vemos. Hasta luego Lettie.

—Adiós Adri.

Mon Dieu, Marinette definitivamente iba a matarla...

—Bien, ¿hay algún candidato más aparte de Chloé y Sabrina?— Volvió a preguntar la Srta. Bustier en cuanto todos sus alumnos se sentaron, pero al ver que nadie se presentaba, no tuvo más remedio que seleccionarlas a ellas.— Dado que Chloé y Sabrina son las únicas candidatas no vamos a votar. Así que Chloé y Sabrina son-

—¡Me presento!—Gritó Marinette interrumpiendo a la Srta. Bustier y llamando la atención de toda la clase.

—¡Maravilloso!— Celebró encantada la Srta. Bustier.— Desarrolla tu campaña y prepárate un discurso para mañana. Luego votaremos.— Encomendó la Srta. Bustier a Marinette



Una vez ya fuera de clase, en el descanso entre clases, Adrien acompañó a Colette por los pasillos, aunque para ser sincero iba distraído y no sabía a dónde iban, pero eso no le importaba, le gustaba pasar el mayor tiempo posible con su mejor amiga Lettie, y estar con ella le permitía olvidarse del fracaso de cita que había tenido con su amor platónico.

—¿Cómo es que has conseguido tiempo libre?— Le preguntó Colette cambiando el tema para atraer la atención de Adrien al verlo distraído.

—¿Es que no quieres quedar conmigo?— Respondió Adrien con otra pregunta, fingiendo estar ofendido.

—No tonto, solo digo que es raro que seas tú el que organiza la quedada, normalmente somos Nino o yo los que te decimos de vernos un día y tú miras si puedes estar libre o no.— Le aclaró Colette.

—Bueno...— Adrien no sabía cómo contarle que quería consejo sobre su cita con Spider-Lady sin decírselo explícitamente, pues para eso quería hablar con ella el martes.— Digamos que me ha ocurrido algo y necesito consejo.

—Si lo que necesitas es hablar podemos hacerlo a la hora del almuerzo.— Le propuso Colette.

—No puedo, mi padre no me deja almorzar aquí...— Le recordó Adrien.

—Cierto...

—¡Hey Adrien! ¡Colette!— El llamado de Alya los sacó de su conversación y se fijaron en ella.— ¡¿Marinette tiene vuestro voto?!— Les preguntó a lo lejos.

—¡Puede! ¡Depende de su discurso!— Le respondió Adrien sin detener el paso.

—¡Te deseo suerte Marinette!— Le gritó Colette antes de que ella y Adrien giraran en un pasillo y las perdieran de vista.

Colette aceleró el paso para irse cuanto antes de allí y evitar hablar con la amable chica enamorada de Adrien, pues no quería tener que decirle que la había cambiado precisamente a ella por el rubio, menos ahora que parecían llevarse bien.

No quería que se enfadara con ella ni que pensara cosas que no son.

Por suerte ya había llegado a la biblioteca, con lo que no tendría que dar explicaciones ni a Adrien ni a su mirada interrogativa.

—Bueno, gracias por acompañarme a la biblioteca Adri, no quiero atrasarte más.

—¿Atrasarme? ¿Por qué ibas a-? — Un pitido llamó su atención, era una alarma de su móvil.

—Porque ahora tienes clase de esgrima.— Le contestó risueña Colette a la pregunta no formulada de Adrien.— Nos vemos esgrimista.— Le dio un beso en la mejilla y entró en la biblioteca, dispuesta a buscar el libro que necesitaba para unos deberes.

Colette se encontraba en su habitación jugando con Coton Blanc mientras que ella y Max escuchaban a Kim relatar su último campeonato de natación, hasta que los móviles de los tres empezaron a vibrar al mismo tiempo.

Se miraron entre ellos confusos y miraron las notificaciones a la vez.

—¿Chloé os ha escrito a vosotros también?— Preguntó confuso Max.

—¡Sí! ¡A lo mejor quiere una cita conmigo! Sabía que no podría resistirse mucho tiempo.— Presumió Kim emocionado mientras remarcaba los músculos.

—Si es una cita, ¿por qué nos ha invitado a Max y a mi?— Preguntó retórica Colette, teniendo en cuenta que aún ninguno de los tres abrió el mensaje para ver qué decía.

—Jo tío.— Se quejó desilusionado Kim mientras se hundía en el puf de Colette.

—Mejor veamos de qué trata todo esto.— Propuso Max.

El trío de amigos se juntaron y al mismo tiempo abrieron su respectivo mensaje de Chloé, viendo enseguida que decía lo mismo.

Estáis invitados a la fiesta de campaña de vuestra fabulosa delegada Chloé Bourgeois.— Leyó Colette en voz alta.

La fiesta se realizará en el Hotel de Ville, esta tarde a las cuatro en punto.— Continuó leyendo Max.

Además, todo aquél que me vote podrá tener el último álbum de Jagged Stone, conocerlo en persona y pedirle autógrafos, ¡os espero allí!— Acabó de leer el mensaje Kim sorprendido.

Tras mirarse entre ellos y luego al mensaje varias veces, intentando procesar tal información, Max fue el primero en romper el silencio.

—A ver, todos sabemos que Chloé nos está comprando, ¿cierto?

—Sí.— Afirmó Kim.

—Definitivamente.— Aseguró Colette.

—¿Aún así iremos?— Cuestionó Max.

—Bueno, si Chloé cree que la votaremos... podemos conseguir los autógrafos de Jagged Stone.— Sugirió Kim.

—¡Kim, eres un genio!— Gritó eufórica Colette abrazando al mencionado.

—¿En serio?— Preguntó este extrañado.

—¡Son las cuatro menos cuarto! ¡Vayamos al ayuntamiento! ¡¡Vamos!!— Apresuró Colette mientras corría de un lado a otro por toda su habitación recogiendo lo necesario y después salir corriendo por la puerta, siendo seguida por sus amigos.

El trío de amigos corrió por las calles de Paris sin darse cuenta de que estaban siendo seguidos por alguien más a gran velocidad.

Esquivaron a las personas como pudieron, aunque más de uno se llevó algún empujón por los jóvenes, pues ninguno iba a arriesgarse a perderse una firma de autógrafos privada y gratis de uno de los mejores cantantes del mundo.

Cuando llegaron a la plaza del Hotel de Ville, se encontraron con el resto de compañeros de su clase en las puertas del ayuntamiento.

—¡Wo-hoo! ¡Vaya carrera! ¡Qué subidón!— Exclamó eufórico Kim sin dejar de moverse debido al subidón de adrenalina.

Mientras, su par de mejores amigos estaba respirando como podían, intentando no escupir sus pulmones en el intento.

—No... vuelvo... a seguiros... en la... vida...— Declaró con dificultad Max, sintiendo como le temblaban las piernas.

—Hacía... años... que no corría... así... Uf... Por algo sería...— Habló Colette, sentada en el suelo sintiendo como le ardía toda la piel por la carrera.

—¡Chicos! ¿Estáis bien? ¿Necesitáis agua?— Ofreció preocupada Rose acercándose a Max y Colette.

—¡Por favor!— Suplicaron ambos a la vez.

En cuanto tuvieron una botella de agua en sus manos, la bebieron toda como si no hubieran probado el agua jamás y esta supiera a gloria, aunque para ellos lo parecía.

—Muchas gracias Rose.— Agradeció con sinceridad Max.

—¡Qué gustazo!— Chilló al aire Colette tras beberse el agua.— Gracias Rose, te debo una.— Le dijo mientras se levantaba y se acercaba a una papelera para tirar la botella vacía junto a Max.

—No ha sido nada chicos, me encanta ayudar a los demás.

—¿También habéis venido por la invitación de Chloé?— Preguntó Mylène acercándose junto a Iván al grupo.

—¿Ha invitado a todo el mundo?— Preguntó Kim ya más relajado.

—A toda nuestra clase en realidad.— Contestó Alix.

—¡Chicos! ¿Sabéis si ya podemos entrar?— Cuestionó Nino quien acababa de llegar.

—Al parecer tenemos que esperar a que Chloé nos abra las puertas.— Le respondió Nathaniel.

Colette miró su reloj de muñeca y vio que ya habían pasado un par de minutos de las cuatro.

—No debería tard-¡Ah!— Chilló Colette al sentir un empujón justo entre sus omóplatos.

Colette peleaba consigo misma para mantener el equilibrio cuando...

—¡Mauw!

Reconocería ese maullido en cualquier lugar.

—¿Coton Blanc?

Cuando por fin pudo mantenerse sobre sus propios pies, Colette acercó sus manos a su espalda y notó el suave pelaje de su gata, la cogió del pescuezo con una mano y se la puso frente a ella para verla a la cara y terminar de creerse que realmente estuviera ahí.

—¿Se puede saber qué haces aquí?— Le preguntó enfadada a su gata.

—¡Miauw!— Le maulló en respuesta mientras estiraba sus patitas delanteras hacia ella, como si quisiera estar a su lado.

—¿Esa gata es tuya?— Le cuestionó Alix.

—Eh, sí, pero no sé qué hace aquí, debería estar en casa.

—¿Cerraste la puerta cuando salimos?— Preguntó Max, intentando recordar ese detalle.

—Merde.

—A lo mejor si corres te da tiempo a llevarla a casa.— Sugirió Kim.

Pero entonces las puertas del ayuntamiento se abrieron de par en par, mostrando a Chloé y a Sabrina.

—¡Buenas perdedores! ¡Sed bienvenidos a la fiesta de mi campaña privada!— Saludó Chloé.

—Pues va a ser que no da tiempo.— Dijo Rose preocupada.

—No os preocupéis, Coton Blanc es una gatita muy buena, no hará trastadas, pero avisaré a mis padres para que no se preocupen.— Declaró Colette mientras escribía unos mensajes en el móvil con su mano libre.— Muy bien Coton, tienes que portarte bien, y sobretodo no puedes separarte de mí, ¿de acuerdo?— Le dijo a su gata, como si realmente fuera a contestarle hablando.

—Mauw.

—Sí, eso mismo, vamos, no te alejes.— Le ordenó Colette antes de dejarla en el suelo y asegurarse de que la seguía.

Colette se adentró en el ayuntamiento junto a sus compañeros y todos pudieron apreciar como realmente estaba Jagged Stone ahí.

Los jóvenes estudiantes empezarona chillar emocionados, pero cuando quisieron acercarse la ayudante de Jagged Stone se interpuso en su camino.

—Buenas tardes, me llamo Penny y soy la secretaria de Jagged; dadme vuestro nombre, si estáis en la lista podéis coger un CD y hacer cola de manera ordenada para conseguir una foto y un autógrafo de Jagged.— Indicó con formalidad Penny a la vez que señalaba sus indicaciones.

Los jóvenes no tardaron en hacer una fila y dar sus nombres tal y como Penny les había indicado, después uno a uno cogieron sus respectivos CD's e hicieron cola para esperar su autógrafo de Jagged Stone.

—Encantado de recibirles en el inicio oficial de la campaña electoral de Chloé.— Saludó el alcalde a los jóvenes.— Gracias a la mundialmente conocida estrella del pop, Jagged Stone, por estar aquí.

Chloé se acercó a Jagged y chocaron los cinco, revolucionando a sus compañeros.

—Y cuando me votéis os daré entradas gratis para el próximo concierto de Jagged.— Sobornó Chloé mientras los autógrafos empezaban.

Colette esperaba pacientemente en la cola sin quitarle el ojo a su gatita, si al menos tuviera su correa con ella podría estar más tranquila. Aunque de momento no parecía hacerle falta, Coton la estaba obedeciendo.

Cuando Rose consiguió su foto y su firma le tocó a Colette.

—Rock N' Roll, ¿ha quién va dedicado?— Saludó Jagged cogiendo el CD de Colette.

—¿Podría firmarlo para un amigo? No ha podido venir.— Preguntó amablemente Colette.

Antes de escribir nada con el rotulador permanente Jagged levantó la mirada.

—¿No quieres el autógrafo para ti?

—Bueno, sí, soy una gran fan tuya, pero mi mejor amigo no ha podido venir y él también es un gran fan tuyo, así que si pudieras firmarle el álbum sería genial.

—¿Cómo se llama tu amigo?

—Adri. Puedes poner Adri.

—Como usted mande señorita. Rock N' Roll.— Jagged le dio el CD firmado, pero antes de que su fan se fuera la paró.— Espera, aún no me has dicho tu nombre.

—Colette, me llamo Colette.

Jagged cogió otro CD y lo firmó con una dedicatoria hacia Colette.

—Aquí tienes Colette, invita la casa. ¿Quieres una foto conmigo?

A Colette le brillaron los ojos.

—¡Eso sería muy Rock N' Roll!— Exclamó feliz.

Colette cogió a su gata con un brazo y con el otro sujeto los álbumes de Jagged firmados por el mismo, se colocó al lado del famoso cantante y posó con una enorme sonrisa. En cuanto el fotógrafo hizo la foto saltó el flash, Colette se despidió encantada de Jagged y se acercó a Penny para que le indicara cómo conseguir esa foto.

Al parecer se la enviarían a su casa ya impresa en la medida que ella eligiera en varias copias, y también se la mandarían en digital por correo, el cual recibiría esa misma tarde, por lo que dio toda la información requerida para ello.

Si no fuera porque aún sujetaba a su gata entre sus brazos ya estaría saltando de alegría.

—Colette, ¿tú también estás aquí?— Pensó en voz alta Marinette impresionada.

—Buenas tardes Marinette, sí, pero ya me voy, tengo que llevar a mi gata a casa.— Le explicó Colette.— Nos vemos.— Y así sin más se fue del ayuntamiento.

Una vez fuera dejó a Coton Blanc en el suelo, pero con una seria advertencia de que no se separara de su lado. Guardó los CD's en su bolso y comenzó a dirigirse hacia su casa, intentando estar lo más alejada posible de las carreteras, solo por si acaso.

Aunque no pudo ni salir de la plaza cuando vio a un ejército de caballeros dirigirse con decisión hacia el ayuntamiento.

—Corre Coton.— Le ordenó a su gata antes de salir ella corriendo hacia un extremo de la plaza, siendo seguida por la gatita.

Colette y Coton Blanc se adentraron en un callejón y se escondieron. Cuando Colette se aseguró de que no hubiera nadie, abrió su bolso.

—Hora de despertar Silkk, tenemos problemas.

—¡No pienso salir de aquí estando esa alimaña ahí fuera!— Declaró el kwami asustado y escondiéndose en el bolso de su portadora.

Colette miró a Coton, quien estaba subida sobre un saliente en la pared a su derecha, lamiándose tranquilamente una de sus patitas delanteras.

—Coton Blanc no te hará nada y lo sabes Silkk, no me hagas sacarte a la fuerza.

—¡No saldré de aquí!

—Como quieras. ¡Silkk, a trepar!

—¡Nooo!— Chilló escandalizado su kwami al ser absorbido por el prodigio.

Una vez transformada en Spider-Lady, empezó a trepar una pared hasta que...

—¡Miauw!

—Merde, me había olvidado.— Spider-Lady saltó al suelo y se puso frente a Coton.— No puedo dejarte sola, podrías perderte o podría pasarte cualquier cosa... Y tengo que ayudar a Paris, no tengo tiempo para llevarte a casa y volver...— Spider-Lady pensaba en sus opciones con cuidado, ninguna era buena.

Coton Blanc miró confusa a su dueña, aún no entendía porqué la veía muchas veces con ese extraño pelaje del color del anochecer, pero le gustaba, se veía bonita. Además, así ese extraño insecto gordo no la molestaba con sus chillidos sin sentido.

Coton observó atentamente a su amada dueña dar vueltas de un lado a otro y mirar muy a menudo el cielo... ¿Iba a dejarla sola aquí? ¿En este lugar tan sucio y oscuro?

No quería.

No quería separarse de su amada Reina.

Porque eso era su dueña para ella, una reina que la salvó del hambre y la enfermedad y que la amaba.

Coton Blanc saltó del saliente a unas cajas de cartón que tenía cerca y después saltó a los brazos de su Reina, maullando y ronroneando asustada ante la pequeña posibilidad de que la abandonara allí.

Spider-Lady acarició el cuello y las orejas de Coton para calmarla y dejó que se restregara contra su pecho.

—Bueno, no queda de otra, te llevaré conmigo, pero no puedes moverte, ¿vale?

—Mrr-auw.

Spider-Lady sujetó bien con un brazo a Coton contra su pecho, mientras con el otro creaba una pequeña bolsa de telaraña, ató las asas sobre sus hombros y torso y metió a Coton dentro y la aseguró con otra asa sobre ella, actuando como un cinturón.

—Recuerda, tienes que quedarte quieta.

—Brrr.

Spider-Lady le acarició una orejita, enamorada de la adorabilidad de su gatita.

—A ver que excusa me invento para Chat Noir y Ladybug.

Dicho aquello, volvió a subir por la pared pero esta vez sin detenerse, y cuando llegó a los tejados corrió hacia la plaza del ayuntamiento.

Estando ya cerca, escuchó el sonido de trompetas y cuando se asomó para ver qué era, vio a los caballeros frente a las puertas del Hotel de Ville, formados como un ordenado ejército.

—¿Aún siguen aquí? Mon Dieu, son más lentos que los zombies.— Murmuró con burla Spider-Lady a nadie en realidad.

—¡Mauw!

—Sí, eso mismo pienso yo.— Respondió Spider-Lady al maullido junto a unas caricias bajo la barbilla a su gatita.

—¡Oídme todos! ¡Ahora hablará Darkblade! ¡Escuchad o seréis presos!— Gritó un caballero en primera línea.

Un caballero mucho más grande y alto que los demás se abrió paso entre el enorme ejército y se detuvo frente a todos ellos, con espada en mano, dando a entender que él era Darkblade, el líder y el akuma.

—A partir de ahora mi enseña ondeará sobre este reino.— Darkblade levantó su espada y señaló con ella las puertas del ayuntamiento.— ¡Bourgeois! ¡Villano vil! ¡Ven! ¡Impugna!— Ordenó Darkblade.— Inclinaos ante Darkblade o sentiréis la furia de mi espada. ¡¡Por mi estirpe!!

—¡¡¡Por mi estirpe!!!— Coreó todo el ejército, siguiendo el paso de su líder hacia el ayuntamiento.

—Ah no, de eso nada.— Declaró enfadada Spider-Lady.

—¿Miauw?

—Ssshh... Tú tranquila hermosa, no dejaré que te toquen, tú solo quédate quietecita, ¿vale?— Le murmuró con amor, intentando transmitirle el sentimiento de calma a su gata.

—Bbrrr...

—Así me gusta.

Spider-Lady saltó del tejado, solo que sin hacer acrobacias como acostumbraba, y aterrizó frente a las puertas del ayuntamiento frente a todo el ejército, quien se detuvo al verla.

—¡Apresadla!— Ordenó Darkblade.

Los caballeros retomaron su trote decidido y fueron a por Spider-Lady, pero antes de que empezara a combatirlos, el bastón de Chat Noir llegó volando y derribó las dos primeras filas. Chat Noir no tardó en aparecer al lado de la heroína.

—Bonjour Chat Noir.— Lo saludó Spider-Lady cordialmente, intentando olvidar la incomodidad de aquella misma mañana.

—Hola Spid-

—¡Meow!— El maullido de Coton lo interrumpió.

Chat Noir centró su vista en Spider-Lady y por primera vez notó a la gatita que la acompañaba, atada a la superheroína con sus telarañas, reconociéndola al instante.

—¿De dónde has sacado a esa gata?— Preguntó preocupado, olvidando que un ejército de caballeros estaba a un par de pasos de alcanzarlos.

Spider-Lady cogió la mano de Chat Noir y saltó a un lado para esquivar el ataque de los primeros caballeros que llegaron.

—Ahora no es el momento Chat.— Spider-Lady intentó centrarlo en la batalla.

Aunque Chat Noir no podía evitar preocuparse por la dueña de la gata.

—¿Por qué la tienes?— Interrogó Chat Noir mientras peleaba contra los caballeros.

—Chat, de verdad que no es el mejor momento.— Volvió a insistir Spider-Lady mientras lanzaba un caballero al resto como bola de demolición.— ¿Por qué te importa tanto?

—E-Es algo de gatos, no lo entenderías.— Se inventó rápido Chat Noir a la vez que esquivaba un golpe.

—¿Qué tonterías dices?— Preguntó retórica Spider-Lady, ya empezando a enfadarse.

—Solo quiero saber el porqué la tienes.

—¡¿Qué más te dará?! ¡¿Es tuya la gata?!— Gritó ya exasperada ante la estúpida insistencia sin sentido de su compañero mientras pagaba su enfado con los caballeros.

—¡Me importa sin más!— Le chilló de vuelta Chat Noir, siendo contagiado por el enfado de Spider-Lady.

—¡Solo métete en tus asuntos estúpido Gato cotilla!— Si por lo menos no estuvieran en medio de una batalla, Spider-Lady se habría dado cuenta de que la pelea estaba subiendo de nivel y se habría arrepentido al momento por haber insultado a su amigo sin pensar.

Pero no era el caso.

—¡¿Estúpido Gato?! ¡¡Solo te estoy preguntando maldita Araña amorfoda!!— Y la preocupación de Chat Noir por su mejor amiga Colette junto a la frustración de la cita fallida con Spider-Lady y la tensión que los cernía desde entonces solo empeoraba la situación y la pelea.

—¿¡¡Cómo pollas me has llamado maldita Bola de Pelo!!?

Pero ambos héroes se centraron tanto en su propia pelea verbal, que se olvidaron de la verdadera pelea, detalle que los caballeros aprovecharon para derrumbarlos a ambos y echárseles encima para inmovilizarlos.

Spider-Lady usó su fuerza de araña y sacó a todos los pesados caballeros de un fuerte empujón.

—¡¡HEY!! ¡¡Cómo toquéis a la gata os mato!!— Le declaró enfadada a los caballeros tras asegurarse de que estaba bien.

—Sí, yo también estoy bien, no te preocupes.— Dijo Chat Noir con sarcasmo con la intención de que Spider-Lady lo escuchara.

Pero ella no había ni abierto la boca cuando de golpe...

—¡Por mi estirpe!— Gritó Darkblade saltando hacia Chat Noir y empezando una batalla de esgrima.

Spider-Lady decidió dejar a Chat Noir con Darkblade y mientras ella se encargaría del resto de caballeros, y de paso averiguaría si tenían algún tipo de debilidad.

Pero los caballeros parecían indestructibles, aunque los derribara decenas de veces volvían al ataque como si nada. Y cuando los inmovilizaba con sus telarañas venían otros caballeros a liberarlos, si es que Darkblade no aprovechaba cualquier descuido de Chat Noir para transformar a alguien en caballero.

Tras derrumbar a un par de caballeros, Spider-Lady vio como un pelotón corría hacia ella con sus alabardas apuntándola.

Spider-Lady no podía hacer mucho con Coton Blanc encima, podría marearla o herirla por accidente, por lo que no tenía alternativa y huyó en dirección contraria.

Sin darse cuenta Spider-Lady se metió en medio de la pelea de Chat Noir contra Darkblade, pero él no pudo quejarse pues también tuvo que huir del pelotón de caballeros.

Chat Noir y Spider-Lady intentaron pelear contra los caballeros, pero los superaban en número por mucho y acabaron acorralándolos.

Estaban entre la alabarda y la pared.

—Fuera cabezas de hojalata.— Los insultó Chat Noir.

Entonces el yo-yo de Ladybug apareció frente a Chat Noir y sin dudarlo lo agarró, saludó a los caballeros y subió a las alturas gracias a su otra compañera.

Por mientras Spider-Lady en cuanto chocó con la pared se dio cuenta de que podía escalarla y huir de los caballeros, pero cuando quiso ayudar a Chat Noir vio que Ladybug se le adelantó, por lo que no le dio más vueltas al asunto y subió corriendo por la pared, evitando justo a tiempo el golpe mortal de las alabardas de los caballeros.

Cuando Spider-Lady llegó a la ventana por la que Chat Noir había desaparecido, vio a Ladybug saludándolo y al mencionado... ¿sentado del revés?

—Lo siento, estaba controlando la situación aquí dentro.— Se disculpó Ladybug.

—No me estaba yendo mal por mi cuenta.— Alardeó Chat Noir.— Pero me alegro de verte Bichito.

—¡¿Qué no te estaba yendo mal por tu cuenta?! ¡¿Perdona?!— Exclamó indignada Spider-Lady en cuanto escuchó la majadería de Chat Noir.— ¡Si no hubiera sido por tu estúpida insistencia no habríamos acabado acorralados!

Ladybug la miró sorprendida, pues jamás había visto a Spider-Lady hablarle así a nadie, muchísimo menos a ella o a Chat Noir.

Chat Noir se levantó veloz del suelo para encarar a Spider-Lady de frente.

—¡¿Estúpida?! ¡Si tan solo hubieras respondido no habría pasado nada de esto!

Ladybug miró aún más sorprendida a Chat Noir, pues a él ni siquiera lo escuchó gritar a un mosquito puñetero. ¿Pero qué les pasaba a estos dos?

—¡¡Pero es que no tengo que darte explicaciones!! ¡¡Mucho menos en medio de una batalla!!

—¡¡Por supuesto que tienes que darme explicaciones porque no entiendo nada!!— Chat Noir ni siquiera se dio cuenta de cuando dejó de referirse a la gatita que se escondía en las telarañas de Spider-Lady, pero no iba a callar, no quería callar.

—¿¡¡Es que nunca te han dicho que la curiosidad mató al gato!!?— Le chilló Spider-Lady, intento hacer que Chat Noir se callara.

No le gustaba discutir con él, pero no iba a echarse atrás, no dejaría que nadie le pasara por encima como si lo que ella dijera no importara. No volvería a cometer ese error con nadie, jamás.

—¿¡¡Por qué te empeñas tanto en callarte las cosas!!?

—¡¡¡Por qué realmente no es asunto tuyo estúpido cerebro de ratón!!!

—¡¡¡Es asunto mío cuando juegas con mis sentimientos!!!

—¡¡¡PARAD!!!— Chilló Ladybug tan alto como pudo, metiéndose en medio de sus amigos y separándolos, pues entre los gritos e insultos se acercaron y comenzaron a chillarse a la cara.

Había sido una estúpida al creer que ellos solos podrían darse cuenta de que no debían pelear, menos aún en medio de un ataque de akuma, Ladybug sabía que la había cagado al no pararlos en cuanto empezaron, pero era mejor tarde que nunca, o por lo menos antes de que la pelea pasara a peor.

—No sé qué demonios os pasa ni porqué os peleáis, pero ahora no importa nada de eso. ¿Es qué no os dais cuenta de que Darkblade está transformando a toda Paris en caballeros? Estamos en medio de un ataque de akuma, por el amor de Dios, comportaos.— Los regañó enfadada Ladybug mirando a ambos.— Esta noche vamos a saltarnos la patrulla y vamos a hablar de esto. ¡Y no quiero excusas! ¡Iréis queráis o no! ¡¿Ha quedado claro?!

—Sí Ladybug.— Le respondieron ambos avergonzados y mirando al suelo.

Ladybug tenía toda la razón del mundo, ¿en qué demonios estaban pensando? Eran los héroes de Paris por una única razón, porque protegían la ciudad. Y eso no es lo que estaban haciendo...

—Bien, pues ahora más vale que hagáis vuestro trabajo.— Exigió Ladybug señalando a la ventana.

—¡Miaw!— Coton Blanc asomó su cabecita de entre las telarañas y se dejó ver ante los tres presentes.

Coton había notado el desanimo repentino de su Reina y quería animarla con ronroneos, pero ella no sabía que no era buen momento para mimos y ronroneos.

Ladybug suspiró frustrada y sin poder creérselo se sujetó el entrecejo, intentando tranquilizarse.

—Spider, ¿me lo explicas?— Le preguntó Ladybug, ignorando el hecho de que hace un rato había visto a esa misma gata con collar azul.

—B-Bueno, es que... es... una larga historia...— Spider-Lady aún no había inventado una excusa para Coton, de ahí toda la pelea con Chat Noir, pero Ladybug le daba miedo y no quería enfadarla más... entonces se le ocurrió la excusa.— Pero para resumir, vi como a su dueña la convertían en caballero en la calle y no quería dejar a la gata sola, podrían atropellara o algo así...— Murmuró sin atreverse a levantar la mirada de Coton mientras la acariciaba.

Si se hubiera inventado eso antes, tal vez ahora no estaría peleada con Chat Noir... Se arrepentía de haberlo insultado tanto...

—¿Crees que puedes pelear con ella?— Le preguntó Ladybug ya más calmada.

—Sí, es muy tranquila.

—De acuerdo, pues todos en marcha.— Ordenó Ladybug

Sin objeciones, Chat Noir y Spider-Lady la siguieron hasta la ventana y bajaron la mirada, viendo como los caballeros empezaban a hacer columnas de sí mismos para escalar el edificio.

Ladybug fue la primera en lanzarse, usando su yo-yo se columpió en paralelo con la pared y derribó de una fuerte patada dos columnas. Spider-Lady la siguió andando por la pared para empujar a varios caballeros y echar sus columnas abajo. Chat Noir los tiró usando su bastón de palanca.

Tras derribarlos a todos, los héroes vieron como Darkblade transformaba un par de coches en catapultas.

—¿Qué intenta hacer?— Preguntó al aire Chat Noir.

—Ni idea.— Le respondió Ladybug.

Entonces los caballeros empezaron a salir disparados hacia el tejado gracias a la catapulta.

—¿Por qué van hacia el tejado?— Preguntó Spider-Lady viendo a los caballeros volar sobre su cabeza, hasta que uno se estampó contra la pared a su lado de pleno.— Bueno, solo algunos.

—La bandera.— Señaló Ladybug.

Cuando vieron a Darkblade en la catapulta, los héroes empezaron a subir al tejado con velocidad, pero aún así Darkblade los ganó en la carrera.

—Cuando reemplace estas franjas por mi escudo...— Declaró Darkblade cortando la bandera francesa.— ¡Seré el gobernador supremo!

—El akuma debe de estar en la espada.— Dedujo Ladybug.

—¿Y cómo se lo quitamos?— Le preguntó Chat Noir.

Ladybug empezó a mover su yo-yo decidida, apunto de atacar.

—Acercándome a él.— Declaró la heroína mariquita.

Ladybug dejó de mover su yo-yo y lo lanzó al brazo de Darkblade, enredándolo en él, y tiró del hilo para empezar a subir por el emblemático edificio, pero en el último salto se pasó con la fuerza y subió más de lo que debía, por lo que desenrolló el yo-yo y confió en la gravedad para volver con Darkblade. Pero este ya estaba preparado para darle un golpe con la espada, por lo que Ladybug se vio forzada a esquivar de una manera no muy segura el ataque, acabando con un muy mal aterrizaje.

—¡Qué no coloque su estandarte!— Les gritó Ladybug a sus compañeros.

Chat Noir se acercó a una columna de caballeros listos para subir el estandarte, pero cuando los tiró fue demasiado tarde y acabaron derribándolo a él.

Spider-Lady fue la próxima en intentar impedirles que subieran el estandarte.

Un caballero estaba subiendo por unos salientes, pero cuando Spider-Lady se acercó a quitarle el estandarte aparecieron otros dos caballeros para impedírselo. Spider-Lady pudo quitárselos de encima, pero el caballero ya estaba entregándole el estandarte a Darkblade. Disparó un par de telarañas para quitárselo de un tirón, pero Darkblade lo vio venir y las cortó de un tajo.

—Villanos, no me impresionáis. ¡Por la espada de la oscuridad, a partir de ahora los habitantes de este reino me pertenecen!— Declaró Darkblade, clavando su bandera donde hace unos momentos estaba la bandera francesa.

Del estandarte de Darkblade salió un rayo negro disparado al cielo, que generó una enorme nube negra que cubrió toda Paris, pero no por mucho tiempo, pues la nube se encogía con velocidad y transformaba a toda persona que traspasara el límite en caballero.

—¡Inclinaos ante el Rey!— Ordenó Darkblade.— ¡Pronto te unirás a mi ejército, pequeño insecto!— Le gritó Darkblade a Ladybug.

—No... tan... ¡Rápido!— Objetó Chat Noir, liberándose de los caballeros que tenía encima y empezando una lucha contra Darkblade de nuevo.

Mientras, Ladybug y Spider-Lady se vieron rodeadas y superadas en número por separado, esta vez lo tenían complicado.

Spider-Lady empezó a luchar contra los caballeros que se le tiraban encima, haciendo lo posible por echarlos y por que no tocaran a Coton Blanc, hasta que se fijó en la enorme barrera negra que se acercaba a ellos a gran velocidad.

—Nos convertiremos en caballeros, Mi Lady, creo que es momento para vuestro Lucky Charm.— Le pidió Spider-Lady.

—¡Lucky Charm!— Su poder le dio un diminuto juguete de marquita a cuerda.— ¿Pero qué...?— Ladybug empezó a mirar a su alrededor para pensar en un plan, hasta que vio a Spider-Lady en la posición idónea.— ¡Spider, chuta!— Ladybug le lanzó el juguete tras haberle dado cuerda.

Spider-Lady miró a Ladybug y vio un pequeño objeto ir directo a ella por lo que le hizo caso, saltó y le dió una patada hacia Darkblade, metiéndole el juguete dentro de la armadura, causándole cosquillas.

Darkblade soltó por accidente la espada, Chat Noir la atrapó y se la lanzó a Ladybug, quien la rompió, purificó el akuma y arregló todos los daños.

Ladybug se acercó a sus compañeros dispuesta a chocar los puños como siempre, pero...

—¡Bien... ¿Eh?— Ladybug no acabó la frase al ver que ninguno de sus compañeros levantaba la mirada del suelo y no celebraban la victoria.

Fue entonces que Ladybug se dio cuenta de que todo esto no era una pequeña riña, esto era algo más gordo, y estaba segura que era por la cita que tuvieron el día anterior.

Ladybug bajó el puño y con voz amable les habló a sus compañeros.

—Deberiaís venir a la patrulla de hoy, no podemos estar así, somos un equipo, si estamos más centrados en nosotros que en nuestro trabajo no podremos salvar a nadie. ¿Lo entendeís?— Les preguntó calmada.

Ninguno de los dos respondió, solo asintieron. El único sonido que rompió aquel silencio fue el pitido del prodigio de Ladybug.

—Será mejor que me vaya.— Murmuró Chat Noir antes de irse, sin siquiera despedirse.

—Yo también debería irme, la dueña estará preocupada por su gata.— Y al igual que Chat noir, se fue sin más.

Aquella misma noche, tal y como Ladybug había ordenado, Spider-Lady se aseguró de asistir a la patrulla, asegurándose antes de que Coton se quedaba en casa. Aunque aquella vez no se llevó nada, ni juegos, ni comida, ni música... ni siquiera una chaqueta...

Llegó a lo alto de la Torre Eiffel diez minutos antes de lo acordado, no planeaba llegar tan pronto, pero era mejor llegar pronto que tarde.

Aún a pesar de llegar pronto, vio que Ladybug y Chat Noir ya estaban allí. ¿Habían cambiado la hora acordada y no se había enterado?

—¿Llego tarde?— Preguntó mientras se quitaba la máscara.

—No, tranquila, en realidad todos hemos llegado pronto.— Le aclaró Ladybug.— Venid.— Y sin esperar respuesta Ladybug se lanzó desde lo alto de la Torre Eiffel.

Spider-Lady y Chat Noir ni se miraron para seguir a Ladybug, simplemente lo hicieron como si el contrario no estuviera ahí.

Ladybug los hizo entrar en contra de su voluntad en el Gran Palais, el lugar dónde todo empezó a ir mal entre ellos.

—¿Para qué nos habéis traído aquí Mi Lady?— La cuestionó Spider-Lady.

—Para arreglar las cosas los tres.

—¿Los tres? Pero es entre ella y yo, ambos estamos bien contigo, no te ofendas Bichito, pero no entiendo qué pintas en el problema.— Le dijo Chat Noir intentando sonar lo más amable posible.

—Somos un equipo, los tres.— Remarcó Ladybug.— Vuestros problemas son mis problemas igual que los míos son los vuestros, así que no me iré de aquí hasta que arreglemos este problema.— Declaró decidida, demostrando que sin importar lo que le dijeran realmente no se iría de ahí.— A ver, empezasteis a pelear antes de que yo llegara a la batalla, ¿cierto?

Ambos asintieron.

—Vale, ¿cómo empezó?— Volvió a preguntar Ladybug.

—Chat Noir insistía en que le diera información que era innecesaria en la batalla.— Empezó Spider-Lady.

Chat Noir se mordió la lengua para no meterse, pues por mucho que quisiera negarlo, al final Spider-Lady tenía razón, no era necesario saber qué hacía con Coton Blanc, pero él estaba preocupado por Colette. Aunque sabía que eso jamás podría decirlo, pues estaría revelando información muy específica sobre su vida civil.

—¿Qué tipo de información?— Preguntó Ladybug, esta vez mirando a Chat Noir.

Pero él ni se molestó en mirarla, solo miraba el suelo a un lado, con las orejas gachas, la punta de su cola moviéndose de un lado a otro y sus puños apretados a cada lado de su cuerpo.

—¿Chat?— Insistió con calma Ladybug.

Chat Noir sabía que no podía quedarse callado, por lo que suspiró intentando calmar sus nervios.

—Escucha, Spider, siento lo de la insistencia por ese tema, pero eso no es lo que realmente me molesta...— Por primera vez en toda la noche Chat Noir miró a los ojos de Spider-Lady, permitiéndole a ella ver lo afectado que estaba.— Siento que solo me has dado ilusiones y... me desahogué en medio de la batalla... Disculpa...— No se disculpaba por sentirse así, solo lo hacía por las malas cosas que le dijo, jamás quiso insultara y se sentía mal por ello.

—¿Qué...?— Murmuró Spider-Lady sin acabar de procesar lo dicho por su compañero.

¿Ilusionarlo? Ella jamás quiso tal cosa, fue tan sincera como pudo, le dijo porqué no podían tener una segunda cita, le explicó que no sintió ninguna atracción emocional hacia él, entonces, ¿por qué decía aquello? ¿Y por qué sus ojos reflejaban tanto dolor?

Ladybug, al ver que Spider-Lady era incapaz de formular palabra, volvió a meterse en la conversación.

—Chat... ¿por qué dices que Spider te ha ilusionado?

Chat Noir se sonrojó de la vergüenza y evitó de nuevo la mirada de ambas de sus compañeras. Demonios, ¿por qué Ladybug debía estar ahí? Era vergonzoso.

—Yo solo... realmente... Aagg...— Chat Noir se sacudió el pelo, frustrado de no poder expresarse como le gustaría.— Spider, no me mal entiendas, eres una magnífica persona, muy alegre, animada y expresiva con tus emociones, por eso me gustas, pero... simplemente... pensé que yo a ti también... y cuando ayer me dijiste que no...— Chat Noir se vio incapaz de seguir hablando, el nudo en su garganta lo estaba ahogando.

Spider-Lady era consciente de ello, sabía lo expresiva que era y sabía que muchas veces podía malinterpretarse, su padre se lo decía muy a menudo, incluso la propia Ladybug pensó que le gustaba, eso sin mencionar todas las confesiones que tuvo en el pasado de amigos que malinterpretaron sus actos. Pero simplemente no podía evitarlo.

Lo intentó durante mucho tiempo, de verdad que sí, pero siempre que lo hacía se sentía... vacía... como si fuera una muerta en vida... Simplemente le era horroroso vivir así... Por lo que acabó volviendo a ser tan expresiva como lo fue siempre, a pesar de las consecuencias...

A veces lo odiaba... odiaba ser así de expresiva precisamente por esto, porque hacía daño a los demás, pero esa era su forma de vivir la vida, de demostrar su amor hacia todo y todos. ¿Qué demonios hacía entonces? De cualquier forma alguien acababa afectado.

Spider-Lady no pudo evitar soltar lágrimas. Lágrimas de impotencia. De dolor. De tristeza. De frustración. De rabia... Lágrimas de todas sus emociones...

—Spidey...— Murmuró preocupada Ladybug por su amiga.

Chat Noir miró a Spider-Lady en cuanto detectó el olor a sal y se sorprendió de verla llorando.

Quería limpiarle las lágrimas, decirle que todo estaba bien, que no pasaba nada... Pero sería una vil mentira y no era capaz de hacerlo... Creyó que lo mejor sería que se desahogara.

Spider-Lady apretó con rabia su máscara, estrujándola con fuerza y apretando los dientes, sin molestarse en retener las lágrimas...

—Y-Yo... L-Lo si-sient-to...— Dijo entre sollozos Spider-Lady.

Quería mirarlo a la cara, quería disculparse de corazón, explicárselo todo, aclararle que jamás quiso hacerle daño, mucho menos ilusionarlo, quería decirle que lo quería muchísimo, pero no de la forma que él esperaba... solo eso... Pero no podía... la garganta se le cerraba y le impedía hablar.

Por lo que decidió intentar expresar sus sentimientos de otra forma.

Spider-Lady soltó su máscara y levantó la mirada de golpe, mirando decidida a Chat Noir, y sin que nadie lo esperara lo abrazó con fuerza por el torso, desahogándose entre gritos, lágrimas y disculpas repetitivas.

Chat Noir no entendía porqué lloraba, pero entendía sus sentimientos, sabía que Spider-Lady se sentía culpable, sabía que ella nunca quiso ni querría hacerle daño... Por lo que no la rechazó y la abrazó de vuelta con fuerza, intentando que no se le pegaran las ganas de llorar a él también.

Por otro lado estaba Ladybug, viendo sorprendida a sus mejores amigos, tal vez ellos no lo notaron, pero ella lo vio, vio lo rotos que ambos estaban, ambos estaban destrozados y aún así se querían, de diferentes formas pero lo hacían.

Ladybug no había tenido tantas ganas antes de que los tres se quitaran las máscaras, que se revelaran sus secretos y que se apoyaran como de verdad lo hacían los amigos, contándoselo todo...

Pero no podían... Si dependiera solo de ellos tal vez el mismo día que se conocieron se habrían quitado las máscaras, pero era toda una ciudad que dependía de su trabajo y de que ellos lo hicieran bien, no podían arriesgarse.

Ladybug no se contuvo y fue a abrazar a sus amigos, odiaba no poder hacer más, pero eso debía bastar, al menos por ahora.

Cuando Spider-Lady y Chat Noir se calmaron, sobretodo Spider-Lady, acabaron de aclarar las cosas entre los tres y al final consiguieron acabar en buenos términos.

Pero antes de que cada uno se marchara a su casa, dispuestos ya a descansar, Ladybug propuso una última cosa.

—Hagamos una promesa.

—¿Una promesa?— Preguntó confuso Chat Noir.

—¿Qué tipo de promesa?— Lo siguió Spider-Lady

—Amistad antes que sentimientos, héroes antes que civiles.— Declaró Ladybug.

—¿Qué significa eso?— Cuestionó confusa Spider-Lady.

—Significa que no importa los sentimientos que tengamos, ni entre nosotros ni a nadie más, siempre seremos amigos.— Explicó Ladybug la primera parte de su promesa.— Y que no importa lo que suceda en nuestra vida civil, cuando nos transformamos somos otra persona, no podemos juntar las vidas, debemos ser héroes antes que civiles.

Chat Noir y Spider-Lady se miraron, sonrieron, y asintieron.

—Me parece prrrfecto Bichito.

—Prometámoslo.— Dijo Spider-Lady extendiendo su mano al centro.— Amistad antes que sentimientos, héroes antes que civiles.— Recitó el juramento.

Ladybug puso su mano sobre la de Spider-Lady y la siguió.

—Amistad antes que sentimientos, héroes antes que civiles.

Chat Noir fue el último en colocar su mano.

—Amistad antes que sentimientos, héroes antes que civiles.

El trío de héroes se miró, y a sabiendas de que todos pensaban lo mismo, lo hicieron.

—¡Uno para todos, y todos para uno!— Gritaron al unísono antes de "lanzar" sus manos al aire.

*Como Spider-Lady no tiene un arma en concreto como Ladybug y Chat Noir, las funciones que las mencionadas les dan a Ladybug y Chat Noir funciona de manera diferente para Spider-Lady.

A la hora del ataque o la defensa, entre otras pequeñas funciones, Spider-Lady dispone de las telarañas, pero a la hora de la tecnología, desde la comunicación hasta la fotografia, Spider-Lady dispone de sus manos, en estas por lo general se generan hologramas como mejor le convenga, normalmente son proyectados desde la palma de su mano o de su muñeca izquierda.
Y como se ha explicado, ahora Spider-Lady puede hacer una función estilo "Bolso", solo necesita imaginar que su mano lo es y se conecta con sus objetos personales, pudiendo sacar cualquiera. Muy parecido al yo-yo de Ladybug.





Imágenes extra del capítulo:









Curiosidades del capítulo:

En cuanto las patrullas acaban Spider-Lady se quita la máscara para sentirse más "cerca" de sus compañeros, puesto que esta no permite ver nada de su rostro, por lo que en cuanto se reúnen los héroes para cualquier cosa que no incluya su trabajo de héroes, Spider-Lady se quita la máscara. Además suele decir que está más cómoda así a pesar de que el pelo pueda molestarla.

Spider-Lady no tuvo valor para confesarle a Chat Noir que se besaron en San Valentín.

En cuanto Ladybug llegó a su casa tras ayudar a Chat Noir para preparar la cita, se transformó y habló del tema con Tikki. Al final no pudo contener su curiosidad y fue a "observar a escondidas y sin consentimiento previo" a sus compañeros. Al menos así lo llamaba ella, porque en cuanto Tikki desaprobó la idea de espiarlos, Marinette cambió el término solo para convencerla a ella y a sí misma que realmente no estaba espiando, aunque al final no convenció a ninguna de las dos.

Chloé amenazó tanto a Colette porque odia su cercanía con Adrien y piensa que es culpa suya el que Adrien pase cada vez menos tiempo con ella.

Tanto Spider-Lady como Chat Noir le tienen miedo a Ladybug, de hecho la llaman "La Mama del Equipo" en secreto.

Colette al final mintió a Marinette y le dijo que no podía ir a su casa por una cita con el veterinario de Coton Blanc y que sus padres trabajaban.

Curiosidad del capítulo Princesa Fragance que olvidé poner:

Chat Noir se queda inconsciente en el agua y está a punto de ahogarse porque los cohetes le dan y lo dejan inconsciente al ser lanzado del barco por Ladybug.





Aclaración por si las dudas: Sí, Marinette gana las votaciones y también acaba de delegada junto a Alya.


Pregunta: ¿Qué tal el capítulo de hoy? Decidme todo lo que pensáis, incluyendo teorías locas, me encanta leeros








¡¡¡Votad y comentad!!! ¡¡¡Qué yo no muerdo!!! ¡¡¡Solo a los lectores fantasma >:)!!!


10342 Palabras

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