Bubbler
Aclaración: No he conseguido encontrar la fecha exacta y correcta del cumpleaños de Adrien, mayormente he encontrado que dice que es el 8 de Septiembre o el 2 de Octubre, y he decidido escribir que sea el 2 de Octubre, puesto que su cumpleaños ocurre tiempo después de empezar el curso escolar, el cual empieza a principios de septiembre. Disfruten el capítulo.
12 días.
Faltaban 12 días para el 2 de Octubre.
Faltaban 12 días para el cumpleaños de cierto joven modelo rubio de ojos verdes.
Sí, Colette contaba los días que faltaban para el cumpleaños de su mejor amigo Adrien, pero solo porque aún no tenía ni idea de qué regalarle.
¿Qué le regalabas a alguien asquerosamente rico? Literalmente podía tener lo que quisiera ¡y ya había estado en su habitación! ¡La cual era más grande que su casa entera! ¡Tenía hasta un jacuzzi solo para él! ¿Qué demonios podía regalarle a alguien que ya lo tiene todo?
Preguntó por consejo a Nino, el mejor amigo de Adrien, su respuesta fue regalarle algo que le gustara al rubio, preguntó por consejo a Kim, su respuesta fue regalarle un bañador, preguntó a Max, un videojuego, preguntó a Rose, algo rosa, a Juleka, algo oscuro, a Mylène, algo blandito.
Sus amigos tenían buenas intenciones, pero solo respondieron o la cosa más obvia del mundo, cómo Nino, o cosas que querían ellos mismos, cómo todos los demás.
Incluso preguntó a Silkk, a Chat Noir y a Ladybug; Silkk no fue de ayuda, solo le dijo que cogiera lo primero que viera y se lo diera, Ladybug la regañó por hablar de su vida privada, y aunque intentó convencerla de que dar una idea para un regalo para alguien que no había especificado no comprometía su identidad secreta, solo acabó regañándola más, y Chat Noir le dijo exactamente lo mismo que Nino, que le regalara algo que le gustara.
Acabó preguntando al futuro y cercano cumpleañero, y su respuesta no ayudó demasiado.
—¿Algo para regalarme? Realmente no hace falta que me regales nada Lettie, pero con cualquier cosa que me des estaré feliz.— Le dijo sonriendo y quitándole importancia al asunto.
A Colette se le acababa el tiempo, y simplemente no sabía qué regalarle.
Entonces, una idea pasó por su cabeza.
—¡Mama!— La chica salió corriendo de su habitación buscando a su madre, quien estaba en la cocina preparándose un café.— Mama, necesito ayuda y consejo.— Le suplicó.
—¿Qué pasa Colette?
—El cumpleaños de Adrien es en menos de dos semanas y aún no sé qué regalarle.
Mientras la adulta se servía el café y se iba con la taza hacia el comedor para beberlo allí, buscó una forma de ayudar a su hija.
—Mmmhh... Por experiencia propia sé que la comida siempre es bien recibida. Pero si no, los hombres son bastantes sencillos y a todos les gusta lo mismo.— Empezó a enumerar con los dedos.— Los deportes, los videojuegos, los comics o los vehículos. Si a Adrien le gusta cualquiera de estos campos regálale algo relacionado.— Le dio la idea.
—Mama, el problema está en que Adrien es rico, puede comprarse lo que quiera.— La reprochó la menor.
—¡Oh! Hablas del modelo, pensé que te referías a tu amigo bajito, negro y de gafas.— Aclaró como si nada, dándole un sorbo a su café.
—Primero, ese se llama Max, y segundo, hoy en día está socialmente mal visto que digas la palabra "negro" refiriéndote a una persona de raza etnia subsahariana.— Le explicó a su madre.
—Pues que me arresten.— Respondió sin importarle mucho el tema.— De toda la vida se les ha llamado negros, incluso los propios negros se llaman negros. Los jóvenes de hoy en día sois unos sensibleros.— Se quejó.
—Volviendo al tema principal.— Dijo Colette ignorando a su madre, pues sabía que no cambiaría de opinión.— Aún no se qué regalar a Adrien.
—A ver, háblame de él, haber si puedo darte alguna idea.
—Bueno, él es mi mejor amigo, es alguien muy simpático y muy amable, siempre piensa y ayuda a los demás sin pedir nada a cambio.— Empezó a describir Colette.— Aunque es increíblemente rico no va por ahí presumiendo su dinero, de hecho no le gusta mencionarlo. Valora mucho sus amistades aunque no las entiende del todo porque nunca ha tenido la oportunidad de hacer amigos reales hasta ahora.— Colette pensó en alguna otra característica que destacara del rubio.— Es bastante tímido, pero generoso... y, eemmm... Creo que eso sería todo.— Terminó Colette.
Su madre se mantuvo pensativa unos momentos, mientras terminaba su café, intentando darle una idea.
—No le compres nada.—Le dijo.
—¿Eh?
—Que no le compres nada. Ese chico es rico y puede comprarse lo que quiera, así que regálale algo que no pueda comprarse.— Explicó la mujer.— Hazle tú algo. Si ese chico es tal cual lo que describes valorará muchísimo el que le hayas hecho algo.
Entonces la bombilla de Colette se encendió.
—¡Gracias mama! ¡Acabas de darme la mejor idea del mundo! ¡Eres la mejor!
Le dio un rápido abrazo y se fue corriendo a su habitación, dispuesta a hacer lo que mejor se le da.
Los 12 días acabaron pasando volando y llegó el tan esperado cumpleaños de Adrien Agreste.
Aquél día Colette se despertó dos horas antes de lo normal para preparar la mitad de su regalo.
Un pequeño pastel de cumpleaños.
Sabía preparar la masa y hornearlo sin problemas pero a grandes cantidades, nunca había preparado uno del tamaño de una mano y tuvo que buscar las cantidades en internet, además de un tutorial para el glaseado.
Cuando lo terminó y decoró lo guardó en un recipiente de plástico de usar y tirar que compró el día anterior y fue a prepararse para el instituto.
Desayunó rápido, cogió todas sus cosas y el pastel, se despidió de sus padres y se fue feliz al instituto tarareando una nueva canción.
Llegó al instituto casi media hora antes de que empezaran las clases, y no era un despiste suyo, sabía que aún era pronto pero era tanta la emoción que tenía que no podía simplemente esperar en casa.
Pasaron unos diez minutos cuando vio el coche de su mejor amigo aparcar en la entrada y en cuanto lo vio, se lanzó a sus brazos.
—¡Felicidades Adri!
Adrien correspondió casi al momento el abrazo, feliz de que su mejor amiga fuera la primera en felicitarlo del instituto.
—Muchísimas gracias Lettie. No sabes cómo me alegra de que te hayas acordado.
Colette no pudo evitar pensar en lo tierno que se veía con esa enorme sonrisa.
—Entonces te alegrará aún más saber que tengo algo para ti.—Le dijo con una sonrisa divertida, escondiendo la bolsita con el pastel detrás de ella.
—¡¿De verdad?! ¡¿Qué es?!— Preguntó emocionado.
Cuando Colette iba a darle el pastel, alguien la empujó con la fuerza suficiente como para tirarla al suelo mientras gritaba "¡APARTA!"
Por suerte tuvo buenos reflejos y salvó el pastel, pero eso no le quitó las enormes ganas que tenía de patear una pierna de la rubia para que se cayera de morros al suelo.
Chloé, siendo empalagosa, empezó a abrazar y besar a Adrien deseándole un feliz cumpleaños y preguntando por un supuesto regalo que le envió, para después irse enfadada quejándose de los repartidores.
Colette estaba sacudiéndose su jersey, cuando vio la mano de su mejor amigo para ayudarla a levantarse. Aceptó encantada la mano y una vez de pie, mientras ella se sacudía su falda, el rubio empezó a disculparse de parte de su amiga de la infancia.
—No te preocupes Adri, ya sé cómo es Chloé.— Le quitó importancia al asunto.— En todo caso, toma.— Le dio la bolsita de plástico que tenía el pastel.— Esto es la mitad de tu regalo, la otra mitad te la daré al acabar las clases.— Le sonrió.
Adrien no lo entendió del todo. ¿Una mitad? ¿Era... un puzzle o algo así? Pero al ver lo emocionada que se veía su mejor amiga, no quiso cuestionarla y se dispuso a mirar el interior de la bolsa.
Lo primero que vio fueron un tenedor y una cuchara de plástico. Extrañado los sacó y se los mostró a Colette, pero ella solo le dijo que volviera a mirar. Entonces vio un pequeño tapercito de plástico de usar y tirar. Lo sacó de la bolsa y abrió el táper del tamaño de su mano. Dentro Había un muy bien decorado pastel de cumpleaños en el que ponía "Feliz Cumpleaños Adri"
Adrien casi llora de alegría.
En su hogar ni siquiera le dieron un cup cake con una velita, y ya ni hablemos de una fiesta de cumpleaños. Pero ella, su mejor amiga, le había comprado un pastel solo para él.
—Es la primera vez que hago glaseado, yo lo he probado y no ha salido nada mal, pero si no te gusta no dudes en decírmelo.— Colette confundió a Adrien.— Y me he asegurado de que tenga la menor cantidad posible de calorías, así que no te preocupes, que puedes comértelo entero sin pensar en tu estricta dieta de modelo.— Le aclaró.
—¿Q-Q-Qué?— Susurró Adrien sin darse cuenta.— ¿Lo-Lo has... hecho tú...?— Preguntó asombrado Adrien.
—Sí. ¿No te gusta?— Le preguntó de vuelta Colette, empezando a desanimarse al creer que el regalo le desagradaba a Adrien.
Entonces Adrien la abrazó con el brazo que sujetaba los cubiertos, intentando no estropear de ninguna manera tan bonito regalo.
—¡Me encanta! ¡Eres la mejor Lettie!— Y sin esperar ni un segundo más empezó a comérselo, rogando a su mejor amiga para que lo compartieran y halagándola por tan delicioso postre.
Por otra parte un par de mejores amigas estaban viendo al par de chicos disfrutar felices de un pastel.
—¡Alya estoy acabada!— Dramatizó Marinette.— ¡Colette conseguirá enamorar a Adrien, se harán novios, se casaran, se irán de luna de miel sin mí, tendrán 4 hijos, un perro y un gato y una casa enorme y Adrien me olvidará!
Alya solo suspiró mientras veía a Marinette dramatizar y gesticular como siempre.
—Marinette, tranquilízate.— Alya tranquilizó a su mejor amiga.— Todo el mundo sabe que Adrien y Colette son mejores amigos, no tienes nada de qué preocuparte.
—¡Pero los mejores amigos siempre acaban siendo novios!— Volvió a dramatizar la joven de coletas.
—Si te preocupas tanto porque te "quiten" a Adrien, ¿por qué no vas tú y le das el regalo? Seguro que también se pone muy contento.— Intentó animarla, pero no salió como esperaba.
—¡¿Qué?! ¿Y hacer el ridículo delante de Colette? Ni en sueños. Pero hay que asegurarse de que Colette realmente ve a Adrien como un amigo.
Y así convenció a Alya para hacer un plan y descubrir los verdaderos sentimientos que Colette tenía por el joven y guapo modelo.
La jornada escolar empezó y tanto para Colette como para Adrien fue un día bastante divertido.
En clase de química, Kim generó una explosión que le hizo tener todo el pelo lleno de energía estática, lo que provocó las risas de la clase entera, en el almuerzo, aunque Adrien le contó apenado a su mejor amiga que no podría celebrar su cumpleaños con una fiesta, ella consiguió animarle de nuevo al juntarlo con sus amigos, incluso se unieron Iván y Nathaniel, y pasaron entre risas la hora de la comida. Colette había conseguido que Adrien se olvidara durante las horas de clase de lo mal que se sentía por culpa de su padre, y aunque no tuvo el valor de decírselo, estaba muy agradecido por ello. Pero las clases no eran eternas y la jornada escolar se acabó.
Adrien estaba hablando apenado con Nino y Colette sobre la imposibilidad de hacer una fiesta de cumpleaños.
—Tío ¿en serio? ¿Tú padre siempre ha sido tan aguafiestas? Creí que se acordaría de lo que es ser joven y querer disfrutar un poco.
—Que va. Seguro que siempre ha sido así.— Se quejó Adrien.— Al menos lo he intentado.
—Adri, es tu cumpleaños.— Colette intentó animarlo mientras le abrazaba con un brazo la cintura.— Vuelve a preguntar, insístele.
—¿Sabes qué? Voy a hablar de hombre a hombre con tu papi.— Le dijo Nino a Adrien.
Colette no pudo evitar soltar una risa por como se había referido al imponente Sr. Agreste.
—¿Acabas de llamar al Sr. Agreste "papi"?— Le preguntó divertida a Nino.
Este rio nervioso con un leve sonrojo y rascándose la nuca avergonzado.
Adrien solo decidió ignorarlo.
—No pierdas el tiempo, no va a cambiar de opinión.
Entonces un claxon llamó su atención, la limusina de Adrien.
—Tengo que irme, unas fotos.— Se despidió Adrien.
—¡Espera Adri!— Colette le agarró la muñeca para pararlo.— Aún tengo que darte tu otro regalo ¿recuerdas?
A Adrien se le iluminaron los ojos, disfrutaría mucho de otra delicia de su mejor amiga.
—Es cierto. ¿Qué es?
Colette rebuscó en el bolsillo interno de su mochila el regalo, pero no lo encontró, ¿Se habrá salido y está debajo de los libros? Rebuscó por toda la mochila y no encontró nada. Tal vez lo he metido en el bolso, pensó empezando a buscar en su bolso, pero tampoco. No había cogido el regalo esa mañana.
—¡Oh no! ¡Me lo he olvidado en casa!— Cogió ambas manos del rubio eufórica.— No te preocupes Adri, esta tarde te lo llevo a tu casa.
—Vale, pues nos vemos en casa.— Y se fue a la limusina.
Cuando Colette iba a irse corriendo a su casa la mano de Nino la detuvo.
—Espera Colette, necesito tu ayuda.
—¿Mi ayuda?— Nino asintió.— ¿Para qué?
—Adrien dice que por alguna razón mística del universo le caes bien a su padre, así que quiero que vayamos juntos a la mansión Agreste para pedirle una fiesta para su hijo.— Le explicó Nino.
Colette lo pensó un momento y vio la oportunidad perfecta de hacer feliz a su mejor amigo, no solo dándole el regalo que tenía preparado, si no convenciendo a su padre de celebrar su cumpleaños con sus amigos, ya estaba deseando ver la cara de felicidad pura de Adrien.
—De acuerdo te ayudo, pero antes vamos a mi casa, quiero ir a por el regalo de Adrien.
Y así Colette se llevó a rastras a Nino hasta su casa y después a la mansión Agreste.
Una vez allí Colette tocó al timbre y en cuanto la secretaria del Sr. Agreste la vio les abrió las verjas de la mansión.
Cuando Colette vio a Nathalie al cruzar las puertas le dijo que querían hablar con el Sr Agreste. Nathalie aceptó y fue a llamarlo.
—Vendrá enseguida.— Les avisó Nathalie.
Nino estaba jugando con su soplador de burbujas mientras admiraba toda la inmensidad de la mansión, era su primera vez allí. Colette le susurró que dejara el juguete y que se pusiera recto, pues debían "impresionar" al Sr. Agreste si querían convencerlo de hacer una fiesta.
—Adrien no está en casa Srta. De Rune.— Habló el imponente hombre desde lo alto de las escaleras.
—En realidad Sr. Agreste, mi amigo y yo veníamos a ver si era posible hablar con usted.— Le dijo, mientras bajaba levemente la cabeza, en forma de saludo, tan educada como pudo.
—¿Conmigo?— Preguntó extrañado.
—¡Sí! Eso.— Nino abrió la boca mientras hacía gestos completamente innecesarios.— Mira, ya sé que no te molan ni un poquito las fiestas de cumpleaños tío.— Colette le pellizcó disimuladamente en la cintura.
—Lo que mi amigo está tratando de decir Sr. Agreste, es que venimos a pedir su consentimiento para que su hijo Adrien pueda celebrar con sus amigos su cumpleaños.— Colette intentó arreglar lo que Nino dijo sin cuidado alguno.— No necesariamente tiene que ser una fiesta, mucho menos un evento público, solo una tarde para pasarlo bien con sus amigos.
—¡Sí! ¡Eso mismo! Adrien siempre hace lo que tú quieres tronco-¡o sea señor!—Nino volvió a abrir su bocaza.— ¡Enróllate un poco colega-digo señor!
—Nino, Lettie, ¿qué estáis haciendo?— Preguntó Adrien sorprendido de ver en su casa a sus amigos.
—Hago lo que sea por mi amigo.— Le respondió feliz Nino pensando que había conseguido convencer al padre de su mejor amigo de hacer una fiesta.
—Dejadlo chicos, de verdad no importa.— Les dijo Adrien a sus amigos al ver la cara seria de su padre.
Pero el Sr. Agreste no iba a quedarse callado.
—Mira chaval, yo decido lo que es mejor para mi hijo. Y acabo de decidir que tú eres una mala influencia y nunca serás bienvenido. Tal vez deberías tomar ejemplo de la Srta. De Rune. ¡Fuera de aquí!—Exclamó completamente serio, echando de la mansión a Nino.
—¡Papá! Nino solo quería hacer algo para ayudar.
Mientras Nathalie animaba a irse a Nino, el Sr. Agreste volvió a hablar.
—En cuanto a usted Srta. De Rune.— Habló, sorprendiendo a todos los presentes, excepto a Nino pues ya se había marchado.— Aunque su idea es conmovedora y podría llegar a considerarla, lamento decir que Adrien ya tiene la agenda ocupada para el día de hoy, por lo que no podrá pasar la tarde con sus amigos como ha sugerido.— Colette no se esperaba que el Sr. Agreste le respondiera personalmente, a pesar de ya saber su respuesta la sorprendió.— Pero si usted lo desea está invitada a acompañar a mi hijo al resto de sus actividades y a la comida.
Eso no pudo sorprender más a Colette y a Adrien.
Colette pensaba en lo divertida que sería la tarde si la pasaran juntos, aunque tendría que pedir permiso a sus padres para la comida no le importaba pues por ella no había problema.
Adrien estaba asombrado, nunca jamás su padre había invitado a una comida o cena a nadie que no fuera de la familia o algún empresario con el que quisiera hacer una alianza. ¡Ni siquiera Chloé había sido invitada! Pero la idea de comer con una de las chicas más bonitas de su instituto, quien también era su mejor amiga, lo alegró mucho.
—Me siento halagada por tan generosa propuesta, Sr. Agreste, y aunque debería pedir el consentimiento de mis padres para quedarme a comer, acepto acompañar a su hijo a sus actividades.
El Sr. Agreste asintió.
—Por supuesto. Informa a mi secretaria Nathalie en cuánto tenga la respuesta de sus padres. Disfrutad de la tarde.— Y se fue.
—Seguidme.
Nathalie guió a los callados adolescentes hasta la habitación del joven Agreste. Cuando llegaron la secretaria se marchó y los dejó a solas en la enorme habitación.
—Lettie.
—Dime.
—¿Esto es un sueño?
—¿Por qué lo dices? ¿Por qué tu padre me ha invitado a pasar la tarde contigo? ¿O por qué tu padre me ha invitado a comer contigo?
—Por todo.
—Ah. Pues no me extrañaría.— Se encogió de hombros.
Ambos adolescentes estaban perplejos, ambos conocían muy bien la tozudez que tenía el mayor de los Agreste respecto a sus decisiones y lo muy reservado que era, tanto con su trabajo como con su hijo.
Pero ambos sabían que por mucho que pensaran en el tema no iban a llegar a ningún lado, así que Colette llamó a su madre para pedirle permiso y poder quedarse a comer con Adrien, en cuanto le dijeron que sí Adrien avisó a Nathalie.
—Bueno Lettie, ¿ya puedo saber cuál es mi regalo?— Preguntó curioso recordando que su amiga le prometió dárselo en su casa.
—¡Oh sí! ¡Cierto!— De su bolso sacó un muy pequeñito paquetito envuelto en papel de regalo verde con patitas de animal negras, tenía el tamaño de un pulgar, y se lo dio.— Feliz cumpleaños Adri.
Adrien lo cogió intentando imaginar qué era antes de abrirlo, pero no se le ocurría nada con un tamaño tan pequeño y solo lo abrió.
Era un pen drive.
—¿Qué es esto?
—Bueno, quería dártelo al final del día para que lo escucharas tú solo y mañana me dieras tu opinión pero ya que estoy aquí podemos escucharla juntos.—Explicó Colette.
—¿Escuchar?
—Sí, dentro hay una canción que te he compuesto yo misma.— Le dijo sonrojada.
Adrien, sin dudarlo, fue corriendo a su escritorio, puso el pen drive en el ordenador, vio el único archivo que tenía, se llamaba "Para Adri_Seamless". Abrió el archivo mp3 y una melodía de guitarra española junto a otra más aguda, que Adrien no supo con qué instrumento estaba hecha, empezó a sonar.
https://youtu.be/5HGTH3SXe2I
Mientras la canción sonaba Colette estaba sentada en la cama de su mejor amigo sonrojada y avergonzada, era por esto que quería darle la canción al final del día, quería que él la escuchara en privado, porque aunque amaba la música y le encantaba componer, escucharse a si misma era algo muy diferente, y empezó a inventarse inconscientemente errores que según ella había por toda la canción.
Por otro lado Adrien estaba asombrado por la preciosa canción que estaba escuchando, sabía que Colette tocaba algún que otro instrumento, que cantaba y que componía, pero nunca lo dejó escucharla, le daba vergüenza. Y ahora que por fin la estaba escuchando, ¡su voz era hermosa! Tenía una hermosa voz dulce y melosa, aguda pero no desagradable. Adrien apostó a que podría estar escuchando esa canción todo el tiempo.
Pero entonces una frase le llamó la atención.
I know all your secrets
Conozco todos tus secretos.
No se referirá a que él es Chat Noir... ¿verdad?
Sí así fuera estaba en un problema, quitando la extraña forma de decirlo, nadie podía saber su identidad secreta, Plagg se lo dejó claro el día que lo conoció y Ladybug lo reprochaba a él y a Spider-Lady en cuanto querían hablar un poco de su día a día entre ellos, con la excusa de que podrían averiguar sus identidades secretas.
Pero si Colette sabía que él era Chat Noir, ¿cómo lo había descubierto? Cuando se transformaba y se des transformaba siempre era muy cuidadoso y se aseguraba de que no hubiera nadie por los alrededores, así que... ¿cómo lo había descubierto?
No, no, espera, tal vez solo estaba sacando conclusiones precipitadas, Nino le dijo que los mejores amigos se lo cuentan todo, tal vez a eso se refiera la canción, al hecho de que son mejores amigos y que confían el uno en el otro.
Le preguntaría para asegurarse.
Cuando la canción terminó Colette le preguntó qué le parecía.
—¡Me encanta! ¡Es preciosa! ¡Igual que tu voz! Cantas muy bien Lettie.—Halagó el rubio feliz y haciendo sonrojar más a su amiga pelirrosa.
—Me alegro que te guste Adri.
—¿Puedo preguntarte algo?
—Sí, claro. ¿Qué pasa?
—En la canción dices que conoces todo mis secretos. ¿A qué te refieres exactamente?
—Bueno, me dijiste como te disgusta trabajar en la empresa de tu padre y todas las extraescolares que te obliga a hacer, también sobre tu dieta estricta.— Explicó su mejor amiga.— Y después me dijiste que yo era la única a quien le habías dicho. A eso me refiero en la canción, a la confianza que me tienes como tu mejor amiga. ¿Por qué?— Preguntó confusa.
—No por nada, solo me ha sorprendido esa frase en particular.— Entonces el rubio podía respirar tranquilo, solo había sacado conclusiones precipitadas.— Realmente me ha gustado mucho tu regalo Lettie.— Y la abrazó.— Muchas gracias.
—De nada Adri.
Una vez pasado el momento emotivo, Adrien le dijo que ahora tenía que hacer unas prácticas con el piano y Colette no le reprochó, sabía que tenía que seguir con sus actividades.
Colette y Adrien estuvieron una hora y media tocando ambos el piano, aunque más que tocar estuvieron haciendo el bobo y riéndose todo el tiempo. Pasada la hora y media un mensaje le llegó a Adrien avisándole de que tenía la comida preparada para él y para Colette y ambos bajaron al comedor. Tuvieron una muy agradable comida acompañada de una muy agradable conversación. Si así iba a ser todo el día, ambos estarían sonriendo todo el tiempo.
Al acabar la comida ambos se levantaron y salieron del comedor, Adrien llamó a su padre y a Nathalie pero ninguno contestó, se resignó y simplemente se dispuso a salir de la mansión para ir con su guardaespaldas a la clase de esgrima que le tocaba.
Pero cuando los adolescentes abrieron el portón de la mansión se encontraron con todos los compañeros de su clase gritando sorpresa, unas mesas con comida y bebida y sobre una burbuja que estaba flotando en el aire estaba Nino, quién había sido akumatizado.
—¡He-he-he-hey! ¡Cumpleañero! ¡Papá se ha ido! ¡Si el gato no está, que el ratón se divierta!
—¿Nino?— Se preguntaron a si mismos en voz alta Adrien y Colette, sorprendidos de verlo akumatizado.
—Bubbler ha conseguido reunir a todos tus colegas para que tengas una buena ¡fiesta!
Todos los compañeros de Colette empezaron a celebrar a la par que Bubbler.
Bubbler saltó de su burbuja hasta una mesa de DJ y dio inicio a la fiesta poniendo en marcha la música.
Tanto Colette como Adrien se metieron en la mansión, cerrando con velocidad la puerta.
—Eh... Lettie, ahora vuelvo, voy aa... ¡al baño! ¡Sí!— Y Adrien se fue corriendo para hablar con Plagg.
Colette, aprovechando que estaba sola, habló con Silkk, quien voló hasta estar frente a su portadora.
—¿A qué esperas? ¿No te transformas?
—Silkk, Adrien volverá en cualquier momento, no puedo solo transformarme e irme.
—¿Y cómo piensas pelear contra Bubbler?
—Buscando una forma de escaquearme.
Al escuchar los pasos de Adrien bajando las escaleras Silkk volvió a meterse en el bolso de su dueña.
Cuando Colette vio la cara de emoción de Adrien se extrañó.
—¿Estás pensando lo que creo que estás pensando?— Le advirtió seria ya dando a entender que lo que pensaba hacer era una mala idea.
—Vamos Lettie, nunca más volveré a cumplir dieciséis años, mucho menos a tener la oportunidad de celebrarlo con todos.— Suplicó Adrien.— Por favor, vayamos a disfrutar hasta que Ladybug y Spider-Lady aparezcan.
Colette simplemente no pudo encontrar argumentos contra su lógica sin revelar su identidad, solo esperaba a que Ladybug y Chat Noir no tardaran en aparecer, pues no quería ver a uno de sus amigos akumatizado. Colette suspiró y le respondió.
—Está bien, pero en cuanto los héroes aparezcan nos vamos corriendo, ¿trato?— Le ofreció la mano.
—Trato.
Y así ambos salieron a la fiesta con dos objetivos diferentes, Adrien con el objetivo de divertirse un rato y Colette con el objetivo de escabullirse en cuanto tuviera la oportunidad.
Adrien empezó a bailar con Colette pero al rato ella se fue con la excusa de buscar algo de beber, aunque en realidad se fue para ver dónde podría transformarse.
Colette no encontraba ningún rincón para transformarse, así que sin que nadie la viera se coló en la mansión y subió corriendo las escaleras, mientras escuchaba de fondo una canción muy marchosa y alegre. Entró en la habitación de su mejor amigo y después se encerró en el baño.
—¡Silkk, a trepar!
Cuando se transformó en Spider-Lady abrió la ventana del baño y pegándose a la pared, subió hasta el tejado de la mansión.
Cuando Adrien anunció la presencia de Spider-Lady esta disparó una telaraña al alargo en el que estaban enchufados todos los aparatos de música, estropeándolo y provocando que echara humo.
—Ups, lo siento Bubbler. Creo que he arruinado tu música.
—¡¿Por qué eres tan aguafiestas?!—Le gritó quejándose Bubbler.
—Porque estás obligando a estos chicos a estar aquí en contra de su voluntad, nadie se divierte. Además, ¿qué clase de villano hace una fiesta?— Spider-Lady se burló de Bubbler.
—¡Uno que busca lo mejor para su amigo!
—¿Y tú crees que esto es lo mejor?— Spider-Lady señaló a los adolescentes que obviamente estaban aterrados por el súper villano.
Bubbler dudó un segundo, pero Lepidóptero le habló y se autoconvenció de que él estaba haciendo el bien y no Spider-Lady.
—¡Tú no vas a reventar mi fiesta!— Bubbler le lanzó un par de burbujas a Spider-Lady.
Spider-Lady las esquivó con unas volteretas y cuando vio que Bubbler se lanzó para atacarla ella también se lanzó. Antes de que pudiera llegar a tocarla con su espada de burbujas Spider-Lady apoyó las manos en ella, dio una voltereta hacia adelante y esquivó el ataque de Bubbler. Todos los estudiantes huyeron de la pelea.
Spider-Lady aterrizó en la mesa del DJ y Bubbler en una mesa de los aperitivos frente a ella. Bubbler lanzó otra burbuja, Spider-Lady se preparó para saltar y esquivarla pero antes de que pudiera hacerlo el yo-yo mágico de Ladybug apareció chocando de lleno contra la burbuja y provocando un rebote. El yo-yo iba a golpear a Spider-Lady de no ser por Chat Noir, quien lo golpeó y lo mandó hacia arriba.
—Hemos llegado justo a tiempo ¿eh Arañita?— Dijo Chat Noir en pose de batalla.
—Muchas gracias por la ayuda chicos.— Entonces el yo-yo volvió a caer pero en la cabeza de Chat Noir, provocando unas risas en sus compañeras.
Entonces a Bubbler le entró la locura y mandó cientos de burbujas hacia los superhéroes. Ladybug y Chat Noir se pusieron frente a Spider-Lady, pues ella no podía generar un escudo con sus telarañas como ellos con sus armas, y la protegieron. Cuando la oleada de burbujas rojas dejó de llegar Bubbler chasqueó sus dedos, las burbujas se hicieron verdes y empezaron a rodear a gran velocidad a los héroes. Empezaron a adherirse poco a poco a sus trajes hasta envolverlos por completo en una enorme burbuja dejándolos sin escapatoria.
Ladybug dio unos codazos a la burbuja para ver si podía reventarla, no dio resultado, Spider-Lady dio patadas a la burbuja y tampoco dio resultado.
—Dadme los prodigios o acabaréis sin aire.— Amenazó Bubbler.
—¡Sigue soñando Bubbler!— Le gritó Ladybug.
—Aaahhggg... Aguafiestas... Como los adultos.
—Los niños necesitan adultos.—Le contradijo Ladybug.
—¡Mentira! Los niños necesitan libertad y divertirse en la vida. Los adultos son unos controladores.
—¡¿Entonces condenas a los niños?!—Le gritó Spider-Lady harta de su filosofía sinsentido.
Su grito chocó a los presentes, pues no entendieron de qué estaba hablando.
—¡¿De qué hablas?!—Gritó enfadado Bubbler.
—¡De los niños y los bebés! ¡Ellos morirán sin nadie quien los cuide! ¡¿Quién va a hacerles la comida?! ¡¿A arroparlos?! ¡¿Quién va a estar por ellos si no son sus padres?! ¡Los niños morirán sin un adulto que los cuide!— Todo el mundo se sorprendió, pues no habían pensado en los infantes, claro, ellos eran mayores y de ser necesario sabían cuidarse ellos mismos, ¿pero un bebé tenía esa suerte?— ¡Tú eres Nino Lahiffe! ¡¿verdad?!— Bubbler se sorprendió de que la superheroína lo reconociera.— ¡¿Quién va a cuidar de tu hermano pequeño Nino?!
Bubbler empezó a tartamudear sin saber qué decir ni hacer. Sí, estaba enfadado, por culpa de un adulto aguafiestas y controlador su mejor amigo no iba a disfrutar de su cumpleaños, pero... ¿esa era razón suficiente para enviar a la muerte a miles de bebés y niños? Y ni siquiera una muerte rápida, casi todos, si es que no todos, morirían de hambre y sed. ¿Y qué hay de su hermano? Él quería a su hermano, no quería que le pasara nada malo... ¿y sus padres? ¿También iba a condenarlos a ellos a pesar de haber sido los mejores padres?
No, definitivamente ni los miles de niños que no conocía ni su familia se merecían eso.
El trío de héroes observó como Bubbler se sujetaba la cabeza frustrado, sin saber qué hacer, querían ir y ayudarle, pero ellos seguían atrapados en su burbuja.
Bubbler miró al cielo y gritó.
—¡Lepidóptero! ¡Quédate con tus estúpidos poderes! ¡Quiero a mi familia de vuelta!
Entonces una energía morada y oscura lo rodeó, devolviéndolo a la normalidad. En cuanto a la gente atrapada en las burbujas, las burbujas desaparecieron en la misma aura oscura y devolvió a las personas al lugar en donde los habían atrapado. El akuma de Nino se purificó solo y se fue volando de ahí.
Spider-Lady fue a comprobar que Nino estuviera bien y cuando lo hizo le recordó que debería recoger la fiesta que había organizado antes de que lo viera todo el Sr. Agreste, eso asustó a Nino y enseguida se fue corriendo con sus compañeros de clase para pedir ayuda, mientras que la heroína fue a reunirse con sus compañeros.
—Vaya, eso a sido sorpréndete Spider-Lady.— La halagó Ladybug.
—Sí, hemos combatido ya a varios akumas y ninguno a rechazado jamás sus poderes. Eres increíble Spidey.— Chat Noir le guiñó un ojo.
Spider-Lady estaba muy avergonzada. Solo se puso la mano bajo la barbilla como solía hacer y sonrió a sus compañeros, a pesar de que ellos no pudieran verla.
—Muchas gracias chicos.
—¡Bien hecho!— Los héroes celebraron otra victoria y después se despidieron para ir por caminos separados.
Spider-Lady se fue a su casa, había sido un día largo y quería descansar y esperaba que su mejor amigo lo entendiera.
Entró por la ventana de su habitación, se destransformó, le envió un mensaje a Adrien diciéndole que estaba cansada y que quería comprobar por ella misma que sus padres estaban bien, se tiró a la cama y cayó dormida al instante.
5468 Palabras
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