Animan
Pregunta: ¿Os gustan los momentos "Fuera de cámaras" que pongo de los héroes? ¿O preferís que solo salgan cuando salen en la serie?
¿Y qué hay de Colette? ¿Os gusta que ella salga con otros personajes o sola en escenas que no salen en la serie originalmente? ¿O la queréis solo en las escenas de la serie?
PD: Comenten o me enfadaré >:D
Colette se encontraba en la entrada de la mansión Agreste como le había prometido a Adrien, aunque a escondidas de Marinette.
Colette abrió su bolso para sacar su móvil y avisar a Adrien de que ya había llegado y que saliera, pero Silkk inició una conversación con ella.
—Ya son varias las veces que has cancelado o aplazado planes con tal de verte con este chico, empiezo a pensar que te atrae.
—Si te refieres a atracción física, bueno, habría que estar ciego para no fijarte en él, es modelo por una razón.— Refutó Colette con gracia.— Pero no, no me atrae de forma romántica, solo somos amigos.
—Sí, pero por el resto de tus amigos no cancelas planes.— La contradijo Silkk.
—¿Eres de esos que no creen en la amistad entre un hombre y una mujer?
—Yo no he dicho eso, y si lo dijera sería una tontería porque entonces te gustan todos los chicos que conoces.— Respondió Silkk burlándose de su portadora.
—Ja-ja, muy gracioso. Escóndete anda, que quiero mi móvil.— Colette terminó la conversación para ya por fin escribir a su amigo rubio.
Adrien no tardó en salir acompañado de su guardaespaldas y Colette no tardó ni dos segundos en notar que el chico iba disfrazado, tenía el pelo de color negro, un sombrero negro a juego con el pelo y unas gafas de sol puestas. No le extrañó demasiado verlo disfrazado, no era tampoco la primera vez, pues al final era Adrien Agreste, el famosísimo súper modelo de Paris.
—Bonjour Adri.— Lo saludó Colette acompañado de un par de besos en las mejillas.
—Bonjour Lettie.— El rubio le devolvió el saludo de la misma forma.
—¿Te has teñido el pelo?— Le preguntó al notar que su pelo se veía muy real, y que no parecía una peluca.
—No, es una peluca nueva que me he comprado, ¿qué tal me queda?— Preguntó inocente, esperando inconscientemente la aprobación de su mejor amiga.
—No sé cómo haces para que todo te quede bien.— Murmuró fingiendo estar enfadada.
Adrien no pudo evitar reírse ante lo dicho por su amiga.
—Gracias, tú también estás muy guapa.— Alagó con sinceridad Adrien.
—Bueno, ¿a dónde tienes pensado ir?— Cambió de tema Colette tras agradecer el cumplido recibido.
—A dar un paseo mientras hablamos, si te parece bien claro.— Propuso nervioso Adrien, pues era la primera vez que él organizaba lo que harían.
—Por mí perfecto.— Aceptó sin problemas Colette.— Te sigo Mi Capitán.— Dijo bromista Colette, sonsacándole una risa a Adrien.
—Pues a navegar Grumete.— Adrien le siguió la broma entre risas a Colette.
El par de mejores amigos dio inicio a su paseo por Paris con el guardaespaldas del actual pelinegro siguiéndolos a la distancia pero sin quitarle ojo al joven modelo.
Adrien no habló de ese tema tan importante del que quería consejo, pero Colette no le metió ninguna prisa, dejó que fuera él quien sacara el tema.
Pero Adrien no se atrevía a sacar el tema, la vergüenza lo superaba, y para cuando se dio cuenta ya había pasado media tarde y pronto anochecería.
—Oye, ¿quieres merendar?— Ofreció Colette de golpe, cortando la respiración.
—Son las siete de la tarde, ¿no se ha pasado la hora de la merienda ya?— Preguntó Adrien confuso.
—¿Qué eres? ¿Un abuelo? ¿Cenas a las ocho de la tarde?— Se burló Colette.
—No, ceno a las nueve y med-
—Pues ale, a merendar.— Ordenó Colette cortando a Adrien en medio de su frase.
—Pero es que ya hemos merendado a las cinco de la tarde.— Reprochó Adrien al ser arrastrado por Colette.
—Pues no comas, pero yo tengo hambre, vamos al Alcampo.
—¿Te refieres a Auchan?— Corrigió Adrien.
—No, me refiero a Alcampo.— Insistió Colette.
—Pero se dice Auchan.
—Es un nombre ridículo, prefiero Alcampo.
—Tal vez sea ridículo, pero se dice Auchan porque es un supermercado francés, es en España que lo llaman Alcampo.— Replicó Adrien.
—Como si es de Rusia, pienso seguir llamándolo Alcampo.— Dijo Colette finalizando la conversación y entrando por fin a dicho supermercado.
El par de adolescentes entró al supermercado, guiados por la de trenzas, y empezaron a dar vueltas por el gigantesco local buscando la dichosa merienda.
—¿Dónde están las estúpidas pastas?— Cuestionó Colette al aire, harta ya de dar vueltas por todo el supermercado con Adrien y su guardaespaldas siguiéndola como un par de patitos.
—Ahí está.— Señaló Adrien a su derecha, deteniendo el paso de Colette.
—¡Antes no estaban ahí!— Exclamó Colette enfadada por sentirse estúpida al haber pasado varias veces por ese pasillo y no verlo.— Aagg... Da igual, vamos a comprar algo para salir de aquí cuanto antes.
—Como desee la señorita.
Colette y Adrien se adentraron al pasillo en busca de la segunda merienda de la muchacha. Adrien iba sugiriéndole algún que otro producto, pero Colette se negaba al ver el precio loco que tenía, últimamente al gobierno le había dado por subirle el precio de forma exagerada a lo que fuera comestible entre las comidas principales. Recordaba comprar un paquete de cinco o seis Donettes por un euro, hoy el paquete valía dos con cincuenta. Y aunque vinieran un par de Donettes más, Colette se negaba en rotundo a pagar semejante barbaridad.
—Si quieres te lo puedo pagar yo Lettie.— Ofreció Adrien con la más buena intención del mundo.
—Adri, cariño, que seas rico no significa que tengas que comprar mis caprichos, yo tengo dinero, puedo pagarlo yo.— Reprochó Colette mirándolo seriamente.— Y no vayas por ahí invitando a la gente como si fuera poca cosa, al final se aprovecharán de ti.— Aconsejó Colette recordando por accidente su propio pasado.
Adrien se sonrojó al oír como su mejor amiga lo llamó cariño, pero ignoró todo cosquilleo y nervio en su interior al notar como la mirada de su mejor amiga se oscurecía un poco, aunque no entendió porqué. Además, ¿qué era eso de que podrían aprovecharse de él?
—¿Aprovecharse de mi? No lo entiendo... Soy consciente de que tengo más dinero que la mayoría de las personas, pero aunque no me gusta hablar de ello como a Chloé, sí me gusta ayudar a mis amigos, ¿eso es malo?— Le preguntó Adrien a Colette sin entender muy bien a qué se refería su amiga.
Colette miró sorprendida a Adrien. ¿Qué tan encerrado había estado durante su vida como para no conocer el mundo real?
La pelirrosa cogió velozmente unos Filipinos de chocolate blanco de la marca de la casa y empezó a caminar hacia la caja.
—Será mejor que hablemos de esto fuera de la tienda. Vamos.— Y sin más, Colette cogió la mano de Adrien y lo guió con prisas a la caja.
La de trenzas pagó su merienda y ambos salieron del supermercado, siendo aún seguidos por el guardaespaldas del chico. Siguieron caminando por la misma calle hasta encontrar una pequeña plazoleta bastante vacía, al no disponer de un parque para los niños, y se sentaron en un banco.
Colette abrió el paquete de galletas bañadas en chocolate blanco, cogió una para empezar a comérsela y le ofreció a Adrien para que cogiera él también, pero se negó y optó por dejar el paquete sobre su regazo y comer tranquila.
—Adri, ¿qué tanto tiempo has estado encerrado tras los muros de tu mansión?
—Si te soy sincero, hasta que entré al instituto no había salido si no era por mi trabajo de modelo.
—¿Y cómo es que conociste a Chloé?— Preguntó curiosa.
—Nuestros padres eran amigos, por lo que cuando éramos niños a menudo los Bourgeois visitaban mi casa, no fue muy difícil conocer a Chloé. ¿Por qué lo preguntas?
—Para ser consciente de qué tanto sabes del mundo real. O sea, nada.— Declaró Colette sin ninguna duda de ello.
—Lo siento, pero no te entiendo.— Se disculpó apenado Adrien al no poder seguir correctamente la conversación con Colette.
—Tranquilo, no pasa nada.— Le dijo Colette quitándole importancia al asunto mientras se acababa otra de esas galletitas.— Lo que quiero decir es que no conoces los peligros que hay por las calles.
—¿Hablas de los akumas?— Preguntó confuso Adrien.
Pero Colette negó.
—No, me refiero a las personas.— Le aclaró su amigo con calma.— Adri, en este mundo existen personas con muy malas intenciones a las que se les da muy bien actuar. Se acercarán a ti fingiendo querer ser amigo tuyo o tener buenas intenciones, pero solo querrán aprovecharse de ti.
—¿Cómo?
—Pues a lo mejor aprovecharse de tu fama para hacerse ellos famosos también, o para que les pagues cosas... Y si nos ponemos extremos podrían engañarte para que te cases con una chica y después quedarse con todo tu dinero o secuestrarte para pedir una recompensa... Existen muchas posibilidades a decir verdad.— Le explicó Colette con la mayor calma posible, intentando no alterarlo.
Entonces Adrien entendió lo que dijo Colette, realmente no conocía el mundo real.
—¿De verdad hay gente tan... cruel?
—Sí, por ello debes tener cuidado en quién confías.
—¿Cómo puedo saber en quién confiar?
—A veces estas personas fingen muy mal y se les nota las intenciones, otras a lo mejor simplemente tienes algo así como la sensación de que esa persona no es buena y que no deberías fiarte. Y si tú no puedes verlo habrá gente a tu alrededor que te ayudará a hacerlo, como tus amigos o tu familia.— Le explicó.— Pero tal vez haya veces que simplemente no se pueda evitar y tendrás que aprender de la experiencia.
Adrien se quedó analizando las palabras de su mejor amiga con calma y las comparó con todas las personas que había conocido hasta ahora, ninguna parecía de ese tipo, de momento creía estar a salvo, pero debía estar atento a partir de ahora.
Ante el tranquilo silencio que se formó, Colette se levantó para tirar el paquete ya vacío de los Filipinos y seguido de ello se volvió a sentar al lado del joven modelo, disfrutando de la tranquilidad de la tarde.
No supo cuánto tiempo pasó, aunque intuía que no demasiado, cuando Adrien la llamó.
—Oye Lettie, antes de que tenga que irme quiero contarte eso por lo que te había pedido que vinieras en primer lugar.
—Claro, dime.
—Em... Ha-Hay una... una chica que... Bueno, con la que no consigo... ¿Cómo decirlo...? Conectar. No consigo conectar del todo.— Adrien intentó explicarse lo mejor que pudo, pero entre los nervios y el controlar sus palabras para no decir nada de más no consiguió mucho que digamos.
Colette procesó las palabras antes de responder.
—Esta chica... ¿la conozco?
—No, em, la conocí en... uno de mis trabajos de modelo hace unos meses, es... una estudiante que está de prácticas.— Se inventó veloz el pelinegro provisional.
—Ya veo, y exactamente... ¿Cómo quieres "conectar" con ella? ¿Cómo amigos o... cómo algo más?
Adrien no pudo evitar sonrojarse al pensar en Spider-Lady inconscientemente
—B-Bueno, la verdad es que... esta chica... me gusta y aunque somos amigos... me gustaría ser algo más.
—Muy bien, y hasta ahora ¿qué tal vas con eso? Quiero decir, ¿has intentado algo ya?
—La verdad es... que el otro día le pedí una cita y ella aceptó.— Le contestó Adrien, cortando el contacto visual, recordando aquella noche con Spider-Lady, la cual creyó que sería mágica.
—Pero es fantástico, ¿no?
—Lo sería... si ella sintiera lo mismo...— Murmuró frustrado Adrien, apretando sus manos en un puño sobre la tela de sus pantalones.
—Espera, ¿ella no siente lo mismo? ¿Entonces por qué aceptó a salir contigo?
—Al acabar nuestra cita me lo explicó, creyó que le gustaba, pero durante toda la noche no sintió por mí nada más que amistad, por lo que me lo dijo para no crear confusiones.
—Oh.— Colette no se vió capaz de responder otra cosa.
—¿Qué crees que debería hacer?— Le preguntó Adrien mirándola de nuevo a los ojos.
—Bueno... por experiencia sé que los sentimientos no se pueden controlar, y si esa chica no siente lo mismo por ti no puedes obligarla a sentir lo mismo.— Respondió Colette.
Adrien volvió a bajar la mirada con pena, sabía que su amiga tenía razón, pero eso no significaba que no le doliera
—Pero eso no significa que los sentimientos se mantengan inamovibles.— Colette se ganó toda la atención de Adrien al volver a hablar.— Los sentimientos siempre pueden cambiar o evolucionar, ¿por qué crees que las mejores parejas son amigos antes?
—Entonces... ¿estás diciendo que aún tengo alguna oportunidad?
—Yo no he dicho eso, no te confundas Adri. Lo primero que tienes que tener claro es que no puedes hacerte ilusiones, si lo haces puedes salir malparado.— Declaró Colette sin apartar la vista de su amigo.— Pero puedes intentar.
—¿Cómo?
Colette lo pensó por un momento antes de responder.
—Bueno, puedes probar con detalles sutiles pero que toda mujer valorará.
—¿Cómo flores y bombones?
Colette no pudo contener la risa.
—No tonto, eso es muy de películas, en realidad hoy en día a la mayoría de nosotras no nos gusta eso, lo agradecemos pero no nos gusta.— Le aclaró Colette.— Lo que nos gusta es que estén para nosotras cuando lo necesitamos, da igual para qué, hablar, escuchar o unas simples risas. El estar ahí es lo más básico pero lo más importante.
—Entiendo.
—También intenta ser atento con los detalles, y no, no me refiero a flores, me refiero a que si por ejemplo ella te dice "Soy alérgica a los cacahuetes", pues que te acuerdes de eso.— Le dijo con un ejemplo Colette.— O si te dice que le gustan las mariposas puedes regalarle un pequeño pero bonito detalle de mariposas, como una pulsera o un llavero, algo que esté en el límite justo para interpretarse como algo más pero dentro de la zona de amigos. ¿Ves por dónde voy?— Le preguntó al notar que tal vez se había ido un poco por las ramas.
—Sí, creo que te entiendo. Pero-— La alarma de su móvil lo interrumpió, era hora de irse a casa.— Lo siento, tengo que irme. Pero muchísimas gracias Lettie, me has ayudado mucho— Le agradeció antes de abrazarla.
—De nada Adri, para eso estamos.— Le dijo correspondiendo el saludo, pero al separarse volvió a hablar.— Pero recuerda no hacerte ilusiones, aunque hagas tus moviemientos de forma perfecta y al pie de la letra nada te asegura que a la corta o a la larga te corresponda, ¿trato?
—Trato.— Aceptó Adrien sin rechistar.— ¿Quieres que te acompañe a casa?
—No, tranquilo, tú tienes prisa y yo no estoy lejos de mi casa.
—De acuerdo, ¿nos vemos en clase?
—Eso ni lo dudes Rubio.
El par de mejores amigos se dio un último abrazo, se despidió y cada uno se fue por su lado.
Al día siguiente Colette se levantó con muchos picores en el cuerpo y en cuanto bajó la mirada para ver...
—Oh merde.
—¿Mmh? ¿Qué pasa Colette?— Le preguntó Silkk adormilado.
—Mirálo por ti mismo.— Le contestó Colette mientras corría a los cajones de su escritorio para empezar a abrirlos y cerrarlos uno tras otro histérica, buscando algo.
—¿De qué ha...? ¿¡Qué te ha pasado!?— Preguntó el kwami alarmado, volando hacia su dueña en cuanto vio su estado.
Tenía enormes ronchas rojas repartidas por todo el cuerpo, hinchadas casi como pelotas de ping pong.
—No te preocupes Silkk, no es tan grave como parece.— Le contestó sin mirarlo mientras seguía buscando entre sus cosas.— ¡Aquí está!— Gritó alegre al encontrar lo que buscaba con tanta ansia.
—¿Qué es eso?— Preguntó confuso al no reconocer el objeto.
—Te lo explico cuando salga de la ducha, ¡por qué lo necesito ya!— Y sin más se fue corriendo al baño.
A los veinte minutos, más o menos, entró de nuevo a la habitación, mientras se terminaba una trenza, y aunque seguía teniendo ronchas rojas que no se veían bien, la hinchazón había bajado muchísimo.
—¿Estás bien?— Le preguntó la pequeña criatura azul, preocupado por su portadora.
—Sí, no te preocupes Silkk, es solo que hace dos o tres años empecé a ser alérgica a las picaduras de mosquito común y me hacen esas reacciones.— Le explicó mientras dejaba sobre su escritorio lo que estuvo buscando anteriormente.— Esto es una crema potente que me pongo solo en el momento de picadura para bajar la hinchazón y el picor, pero al ser tan potente solo me lo puedo echar una vez por picadura.
—¿Y qué pasa si te sigue picando?
—Para eso tengo crema con base de aloe vera, va muy bien para hidratar la piel y bajar el picor, y además no la daña.— Le explicó Colette mientras terminaba su segunda trenza.
—¿Y esto te pasa muy a menudo?
—Bueno, el calor empieza a llegar y los mosquitos con él, además, yo siempre he sido de esas personas a las que el mismo mosquito las puede picar cinco veces mínimo así que... sí, para mi desgracia me pasa a menudo.— Se lamentó mentalmente la pelirrosa, realmente no podía tener peor suerte.
—¿Y no puedes evitarlo de alguna manera?—Volvió a preguntarle Silkk, pues no le había gustado ver así a su dueña.
—Para eso el ser humano ha inventado el repelente de mosquitos para la piel, el mejor invento de la humanidad desde las palabrotas.— Le respondió animada mientras le enseñaba el spray.— Además, este es con olor a colonia de bebé, así que no apestaré.
Silkk se acercó al spray para analizarlo de cerca. Realmente el humano era un animal asombroso.
—Vaya, sí que habéis inventado cosas los humanos desde la última vez que estuve entre vosotros.
A Colette le resultó curioso que mencionara, indirectamente, a un antiguo portador, pues nunca lo había hecho, pero antes de que pudiera preguntar por el tema la alarma de su móvil sonó.
—Rayos, ya voy justa de tiempo. Vamos Silkk.
Colette cogió su bolso, metió un par de briks de zumos para Silkk, su móvil, su monedero y Silkk se metió dentro; se lo puso y en su mochila guardó el repelente de mosquitos, la crema a base de aloe vera y la crema potente, solo por si acaso alguno le picaba en la calle en caso de que el repelente no funcionara.
Fue veloz al comedor, se despidió de sus padres con un beso a cada uno, cogió un donut de la cocina y salió de casa mientras se ponía sus cascos como acostumbraba.
Colette consiguió llegar al instituto casi cinco minutos antes de que empezaran las clases del día. Aunque sin darse cuenta empezó a atraer por error la atención de todos los estudiantes.
La pelirrosa no se daba cuenta de esa atención innecesaria y errónea que estaba recibiendo, pues estaba centrada en la música y en llegar a tiempo a su taquilla, pues el día anterior dejó ahí su tablet.
Si le hubieras preguntado a Colette, esa mañana había sido una normal como cualquier otra, pero si le hubieras preguntado a cualquiera de sus compañeros, te habría dicho que una de las chicas más sexys de todo el instituto, la cual tenía solo dieciséis años, parecía haber pasado una noche muy "caliente". Antes de lo que canta un gallo los rumores empezaron a esparcirse, y con ellos teorías sobre quién habría sido el "afortunado" en acostarse con tremenda chica.
Colette no se dio cuenta de nada de esto hasta la hora de la comida al mediodía en la cafetería, y ni siquiera fue por su propia cuenta, se lo tuvieron que decir sus amigos.
—Oye Colette, ¿nosotros somos amigos verdad?— Le preguntó Max tras sentarse los tres en la mesa.
—Sí, claro.— Respondió esta sin dudarlo.
—¿Buenos amigos?— Preguntó Kim.
—Mejores amigos.— Aclaró Colette ya confusa, mientras empezaba a comer.
—¡Genial! Y los mejores amigos se lo cuentan todo, ¿estás de acuerdo?— Volvió a preguntar Max.
Colette no tenía ni idea de a dónde acabaría esta conversación, y no sabía si estar nerviosa o fiarse de ellos, sonaban como si fueran a soltar alguna locura.
—Ah, sí, claro, supongo.
—Vale, ahora, si hubieran rumores sobre alguno de tus mejores amigos... ¿se lo contarías?— Preguntó Kim mirándola fijamente.
—¿Qué? ¡Pues claro! Los rumores están siempre basados en mentiras, se lo contaría y lo ayudaría a terminar con ellos.— Contestó Colette decidida y sin dudarlo.— Chicos, ¿a dónde queréis llegar?
Kim y Max se miraron entre ellos dudando durante un momento en contarle a Colette sobre los rumores, pero al final se decidieron y volvieron a mirarla.
—Colette, el instituto está plagado al 74% de rumores sobre ti desde esta mañana.— Le contó Max sin tapujos ni pelos en la lengua mientras se ajustaba las gafas.
Colette casi dejó caer el tenedor de la impresión.
—¿Qué...?— Entonces miró a su alrededor y por primera vez en todo el día se dio cuenta de que casi todo el mundo la miraba mientras cuchicheaban entre ellos.— ¿C-Cómo ha pasado esto?— Murmuró sorprendida Colette mirando su comida.— ¿Qué dicen de mí?— Les preguntó de forma seria, mostrando que quería saberlo, y mirando fijamente a sus amigos.
Kim y Max volvieron a mirarse entre ellos, volviendo a dudar, pero sabían que lo correcto era decírselo.
—Digamos que dicen que ayer tuviste una noche "loca".— Le contó Kim haciendo comillas con sus dedos.
—Y están creando rumores sobre con quién la tuviste.— Le dijo Max mirando apenado a su mejor amiga.
Colette era una chica muy tierna y amable, sí, tal vez tenía un cuerpo de ensueño y a veces era muy atrevida, pero eso no significaba que ella se merecía que esparcieran esa clase de rumores sobre ella, ni ella ni nadie.
—¿Por qué demonios pensarían algo así?— Preguntó enfadada Colette.
Kim y Max volvieron a mirarse, pero esta vez confundidos. Querían a su amiga y odiaban esos rumores, ¿pero no eran ciertos? Es decir, estaba llena de chupetones. Desde el cuello hasta las piernas.
—¿No es verdad?— Preguntó Kim, creyendo que no pasaría nada por preguntar.
—¡Pues claro que no! ¿¡De dónde has sacado esa idea majadera!?— Le preguntó histérica y alzando el tono de voz.
—B-Bueno, Colette, no te ofendas, pero... ¿te has visto al espejo?— Volvió a decir Kim creyendo que no ofendería a su amiga.
Colette estuvo apunto de gritarle algún insulto por semejante gilipollez que había dicho, pero entonces cayó en la cuenta de una cosa.
Con velocidad rebuscó en su bolso el pequeño espejo de bolsillo que tenía y miró su reflejo en él. En su cuello y hombros vio las mismas ronchas que los mosquitos le habían dejado de regalo, ya no estaban hinchadas, pero aún se veían muy rojas, algunas incluso un poco violáceas. Guardó el espejo de bolsillo y vio que sus piernas estaban igual.
—Quiero matar a alguien.— Murmuró enfadada con los adolescentes pubertos que la rodeaban.
—¿Q-Qué?— Dijeron asustados sus amigos, pensando que querría matarlos a ellos.
—Esto no son chupetones hostia, son ronchas de picaduras de mosquito.— Les explicó Colette calmandose y volviendo a comer.
—Disculpa que te contradiga Colette, pero eso no se ven como picaduras de mosquito.— La contradijo Max.
—Eso es porque soy alérgica.— Especificó Colette.— Las picaduras de mosquito común me hacen mucha reacción y se ven así después de usar los medicamentos necesarios.
Sus amigos se quedaron con la boca abierta, es decir, ¿cómo es que esos diminutos insectos podían hacer... ese tipo de "manchas" en su blanca piel?
—¿Quieres que te ayudemos a terminar con los rumores?— Ofreció Kim, arrepentido de pensar que unos desconocidos tuvieran razón sobre la vida personal de su mejor amiga.
—Nah, dejadlo así, estoy acostumbrada, en mi anterior instituto también pasaba.— Le respondió sin importancia mientras terminaba su plato.
—Pero nadie debería acostumbrarse a eso.— Reprochó Max.
—Ya, pero el mundo no es justo Max.— Colette, al ver que sus amigos no estaban conformes, cambió de tema.— Oye, ¿queréis ir al zoo después de clase?
—¿No estás ocupada esta tarde?— Preguntó sorprendido Max.
—Había quedado con Mylène, pero al parecer ha encontrado algo nuevo contra lo que protestar y sinceramente... no me apetecía demasiado ir a una manifestación.— Explicó Colette un poco avergonzada por ello.
—Bueno, pues en ese caso por mí no hay problema, ¡así podré comparar mis habilidades contra algún animal!— Dijo Kim entusiasmado.
¿Cómo pensaba compararse con un animal? Se preguntó a sí misma Colette mirando divertida a Kim.
—He oído que han trasladado a una pantera nueva, podríamos ir a verla.— Comentó Max ajustándose las gafas.
—¡Genial! ¡Pues vayamos a verla!— Decidió Kim emocionado, levantándose de la mesa para mostrar y presumir sus músculos.
—Avisaré a mi padre, ¿queréis que le pida que nos recoja después del zoo y vamos a mi casa?— Ofreció Colette.
—Podemos ir a la mía, tengo un proyecto que quiero enseñaros.— Respondió Max emocionado.
—Vale.— Aceptó Colette para seguido escribir a su padre.— Le diré a mi padre que sobre las siete nos recoja, ¿os parece bien?
—¡Tiempo de sobra para ponerme a prueba en el zoo!— Le respondió Kim entusiasmado.
—Por mí no hay problema.— Le contestó también Max.
El timbre sonó señalando la vuelta a las clases.
↭
Kim, Max y Colette estaban bajando las escaleras de la salida del instituto cuando Colette vio a Adrien, Nino, Alya y Marinette y quiso ir a saludarlos.
—Chicos, vamos a saludarlos.— Les sugirió Colette, a lo que ellos aceptaron.
—Una nueva pantera.— Le escucharon decir a Nino.
—¡Hey chicos!— Saludó Kim.— ¿Estáis hablando de la nueva pantera del zoo?
—Sí, mi padre lleva hablando de ello toda la semana. De hecho tuvimos que mudarnos por la pantera.— Comentó Alya.
—Nosotros ibamos a verla esta tarde, ¿queréis apuntaros?—Ofreció Colette amablemente.
Adrien pensó en la posibilidad de ir todos juntos, y aunque en un principio iba solo para ayudar a Nino a tener una cita con Marinette, le pareció buena idea que Kim, Max y Colette vinieran, ellos podrían ayudarlo a ayudar a Nino.
Además, estaría feo rechazarla.
—Sí claro, ¿por qué no?— Respondió Adrien contento.
A Marinette le caía bien Colette pero... ahora mismo solo quería arrancarle las trenzas.
—Por cierto Colette, ¿qué te ha pasado en... ahí?— Le preguntó Alya sin saber especificar una zona del cuerpo de Colette, pues estaba llena de ronchas rojas, por lo que acabó señalándola al completo con la mano.
—Oh, es que soy alérgica a la picadura de mosquito común, esto son solo las reacciones de mi cuerpo por las picaduras.— Comentó tranquila Colette.
—Tía, pues los mosquitos te tenían ganas.— Dijo sorprendido Nino, pues realmente quedaba poca piel blanca que ver en Colette.
—Ouh, yo había oído que era por otra cosa.— Pensó Marinette, sin darse cuenta de que habló en voz alta.
—Ya, esos estúpidos rumores se propagan más que el fuego en pleno verano.— Espetó Kim enfadado y cruzándose de brazos.
—Espera, ¿qué rumores?— Cuestionó confuso Adrien.
—Nada importante, solo lo típico, que esto son chupetones y que a ver con quién me acosté anoche.— Respondió Colette como si hablara de comprar el pan.
Adrien, Nino, Alya y Marinette no pudieron evitar quedarse sorprendidos por la naturalidad con la que lo decía.
—¿Cómo puedes decirlo así como si nada?— Le preguntó sorprendida Alya.
—No me sirve de nada lamentarme o algo así, así que solo me rio de ello, lo ignoro y sigo pa'lante.— Contestó Colette, explicando su filosofía.
—Bueno, volviendo al tema principal, hemos quedado en la entrada del zoo a las cuatro en punto.— Informó Max.
—Guay, pu-pues nos veremos allá-¡Allí! Qu-Quería decir allí...— Dijo nerviosa Marinette antes de irse corriendo, arrastrando a Alya con ella, hacia su casa.
—Pues... ¿nos vemos esta tarde?— Murmuró confuso Kim, mirando la dirección en la que el par de chicas salió corriendo.
—Oye chicos, ahora que Marinette y Alya no están quiero pediros ayuda.— Dijo Adrien atrayendo la atención del trío que se había acoplado a la "cita".
—Claro, ¿qué necesitas Adrien?— Preguntó Max.
—¡Tío! ¡No!— Negó en rotundo Nino nervioso.
—Tranquilo amigo, puedes confiar en ellos.— Aseguró Adrien.— Pueden ayudarnos.
Pero Nino se veía bastante dudoso.
—¿De qué nos hemos perdido?
Adrien miró a Nino en busca de su aprobación, y cuando lo vio asentir con la cabeza resignado, volvió a mirar a los otros tres.
—Vamos a un lugar más privado.
↭
Los jóvenes adolescentes fueron al canal de Saint Martin y se sentaron en un banco frente al río.
—Vale, ya estamos aquí, ¿qué pasa?— Preguntó Kim mientras intentaba quitarse la pierna de Colette de encima.
Colette, en vez de ser una persona normal y sentarse como todo el mundo, se sentó en el respaldo del banco, entre Max y Kim, y ahora se encontraba molestando a Kim, pues intentaba que la dejara poner una pierna sobre su hombro.
—¿Se lo cuentas tú o lo hago yo?— Preguntó Adrien mirando a Nino.
Nino se sonrojó y miró apenado al suelo antes de hablar.
—Es que... a-a mi me gusta... Ma-Ma-Marinette.— Dijo completamente nervioso.
—¡Pero eso es genial!— Celebró Kim tras volver a echar la pierna de Colette de su hombro.
—Marinette es una buena chica, estoy seguro a un 90% de que serás feliz con ella.— Aseguró Max.
—Me alegro mucho por ti Nino.— Festejó Colette.
Sí, Colette era totalmente consciente de que a Marinette le gustaba Adrien, pero también era consciente de que por culpa de ese amorío Marinette se veía incapaz de confiar al 100% en ella, por lo que tal vez si se olvidaba de Adrien y se fijaba en Nino... Marinette podría por fin ser amiga suya, no la odiaría por estar con Adrien, Nino podría salir con Marinette y todos estarían felices.
Sabía que todo dependía de la mínima posibilidad de que Marinette olvidara a Adrien para fijarse en su mejor amigo, pero no perdía nada con intentarlo.
—Bueno, la cosa es que íbamos a ir al zoo para conseguir que Nino se acercara a Marinette.— Anunció Adrien.— ¿Vosotros qué opináis?
—¡Nino, tú tienes que ir decidido a por todas!— Gritó eufórico Kim, acercándose a Nino para tenerlo cara a cara.
Colette lo agarró del cuello de su sudadera y tiró de él para devolverlo a su sitio.
—Ni hablar Kim, Nino tiene que ser él mismo.— Reprochó Colette.
—¿Ves? Eso es lo que te he dicho yo.— Coincidió Adrien con una mano sobre el hombro de Nino.
—Para vosotros es fácil decirlo, tú eres un súper modelo, a ti te llueven las chicas.— Dijo señalando a Adrien.— Y tú literalmente eres de las chicas más guapas de nuestro instituto, sin ofender pero, ¿por qué crees que han creado esos rumores? Porque todos quieren estar contigo.
—Eso es innegable.— Apoyó Max.
—Eso no importa Nino, si quieres que Marinette se fije en ti tienes que ser tú mismo, ¿o piensas fingir toda la vida?— Volvió a declarar Colette.
Nino analizó lo dicho por Colette y se dio cuenta de que tenía razón.
—Supongo que tienes razón, pero... ¿y si digo algo estúpido? ¿Y si piensa que soy un pesado? ¿Y si me tropiezo y la tiro al suelo?— Dramatizó Nino, imaginándose los peores escenarios en su cabeza.
—Para eso estamos nosotros.— Señaló Kim.
—Afirmativo, somos amigos y estamos para eso.— Afirmó Max.
—Te ayudaremos en todo lo que podamos Nino, tú tranquilo.— Apoyó Colette.
—¿Ves? Te dije que eran de fiar.— Puntualizó Adrien.
Tal como lo dijeron, el grupo de amigos se reunió a las cuatro en punto en la entrada del zoo. No tardaron en decidir que lo primero que verían iba a ser la tan famosa pantera.
—¿Y cómo es que vosotros queríais ver la pantera?— Les preguntó Alya a Kim, Max y Colette mientras se adentraban al zoo y buscaban la zona de mamíferos terrestres y carnívoros.
—¡Quiero ver si puede vencerme!— Dijo orgulloso Kim, presumiendo sus bíceps.
—¿Vencerte?— Preguntó confusa Marinette.
—Quiero ver quién es más rápido.— Respondió seguro de sí mismo el atleta.
—¿Cómo piensas averiguarlo?— Le cuestionó el modelo.
—Y eso es lo que yo quiero averiguar.— Contestó Colette sin evitar su risa.
Max se recolocó las gafas, a pesar de estar bien puestas, y esa fue la señal para Colette. El plan empezaba.
—Chicos, tengo sed, Alya, ¿me acompañas a comprar algo?— Le preguntó Colette amablemente.
—¿Por qué yo?— Pregunto desconcertada Alya, no le molestaba para nada ir con ella, pero le resultaba raro que no le preguntara literalmente a cualquiera de los chicos presentes.
—Tú conoces mejor el zoo que yo.— Respondió sin más Colette.— ¿Alguien quiere algo?— Los chicos no tardaron en hacer pedidos y así asegurarse de que tardaría más.— Vale, anotado, ¿tú Marinette?
—E-E-Em... U-Un batido de fresa si es posible, por favor.— Pidió con un poco de vergüenza, pues estaba muy cerca de Adrien.
—Bien, pues dadme el dinero y os lo compro.— Los demás le dieron su respectivo dinero para cada una de sus bebidas.— Genial, vamos Alya.
Primer paso de la misión "Casanovas de Nino": Alejar a la mejor amiga de la afortunada. Completado.
Los chicos debían de completar el segundo paso: Dejar a la bonita pareja apartada del grupo.
Nino debería encargarse del tercer y último paso: Mantener una conversación fluida con la afortunada.
Y si todo iba muy bien (aunque Colette lo dudaba un poco), Nino debería confesarse.
Todo el plan tuvo que crearlo Colette, pues a los chicos no es que se les diera muy bien ligar que digamos. A ellos los dejó con Nino para que le dieran consejos sobre las cosas que debía decirle o no a Marinette, hasta que escuchó las burradas de Kim, las locuras de Max y las cursiladas sacadas de cuentos de hadas de Adrien; entonces tuvo que interferir, ordenarle a Nino que olvidara todo lo que le habían dicho y que le hiciera caso a ella.
Los chicos tenían buenas intenciones... Pero no tienen ni idea de chicas.
—Oye Alya, he visto que las visitas en el Ladyblog están aumentando mucho últimamente, ¿cómo te va con eso? ¿Te es difícil gestionarlo tú sola?— Le preguntó amablemente Colette para sacar conversación a Alya y no estar en silencio.
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Colette y Alya llegaron con todas las respectivas bebidas y empezaron a repartirlas.
Alya no tardó en ir con Marinette, para preguntar qué tal le había ido con Adrien, y Colette aprovechó para ir con los chicos para preguntar qué tal había ido con Marinette.
—¿Y bien? ¿Qué tal ha ido?— Preguntó Colette mientras repartía los batidos y bebidas a cada uno.
—Fatal.— Contestaron los cuatro adolescentes a la vez.
—Mon Dieu.— Se lamentó Colette.— Nino, dime por favor que no le has hecho caso a estos tres.
—Pues...— A Colette no le hacía falta nada más para saber que así había sido.
Será estúpida, debería haber enviado a Kim o a Adrien a llevarse a Alya.
—¿Qué tan mal ha ido?— Preguntó cautelosa Colette, con miedo de saber la respuesta.
Al no responderle ninguno, Colette le preguntó de nuevo a Max, a sabiendas de que él sí respondería.
—Max, análisis de la operación "Casanovas de Nino".
—Se han cumplido el paso uno y dos con completo éxito.— Respondió veloz Max.— El paso tres ha sido un completo fracaso al no cumplir su principal objetivo: Hablar con naturalidad con Marinette.
Colette se dio un golpe en la cabeza. Lo más sencillo lo tenían ellos y no podían hacerlo. Hombres.
—Hey chicos, ¿vamos ya con la pantera?— La voz de Alya los sacó de su conversación.
—¡Sí! ¡Vamos a por ella!— Gritó con alegría Kim, empezando a caminar y a beber su batido nutritivo.
—Volveremos a intentarlo después de ver a la pantera.— Decretó Colette en un susurro a los chicos, antes de empezar a beber de su horchata de chufa.
Cinco minutos antes...
Colette y Alya llegaron con todas las respectivas bebidas y empezaron a repartirlas.
Alya no tardó en ir con Marinette, para preguntar qué tal le había ido con Adrien, y Colette aprovechó para ir con los chicos para preguntar qué tal había ido con Marinette.
—Aquí tienes tu batido de fresa.— Le dijo Alya dándole el batido a Marinette.— ¿Y bien? ¿Qué tal te ha ido con tu enamorado chica?
Marinette agachó todo el cuerpo de forma deprimente, aunque manteniendo su batido en lo alto y recto para no derramarlo.
—Fatal.— Refunfuñó Marinette sin mirar a su mejor amiga.
—¿Por qué? ¿Qué ha pasado?
—Cuando intentaba acercarme a él se alejaba o Nino se metía en medio.— Explicó Marinette mientras volvía a enderezarse.— Y hablando de Nino, ha estado muy raro.
—¿Raro cómo?
—Raro como... casi como yo.
—¿Hablando raro y gesticulando de forma exagerada?— Preguntó confusa Alya.
—Sí, exacto.
—Pues viniendo de él sí que es raro.— Analizó Alya.— Da igual, escucha chica, ahora iremos con la pantera, después volveremos a intentar lo de Adrien, ¿vale?
—Vale.— Murmuró dudosa Marinette mientras empezaba a beber de su batido de fresa.
—Hey chicos, ¿vamos ya con la pantera?— Les preguntó Alya a los demás, sacándolos de su conversación.
—¡Sí! ¡Vamos a por ella!— Gritó con alegría Kim, empezando a caminar y a beber su batido nutritivo.
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El grupo de adolescentes llegó por fin con la famosa pantera y no tardaron en acercarse para verla de cerca.
—¡Whoa! Fijaos en el tamaño de ese trozo de carne.— Exclamó eufórico Kim señalando la comida de la pantera.
—Es el alimento principal de este carnívoro capaz de alcanzar los 58 km/h.— Informó Max.
—Eso es muy rápido.— Comentó impresionado Adrien.
—¡Bah! ¿58 km/h? ¿Solo eso? Creía que las panteras corrían más.— Comentó con superioridad Kim.— Creo que podría ganarle a una carrera.
—Imposible. Un humano no puede competir con mi pantera.—Le negó el padre de Alya.
—¿Competir contra la pantera? ¿Es que quieres ser su comida Kim?— Le preguntó Nino con gracia.
—Yo quiero ver eso.— Dijo Colette mientras levantaba su mano.
—¡Ja! ¡Ya te gustaría! Yo puedo contra la pantera.— Aseguró Kim.
—Niño, no seas tonto. No podrías ganarle a mi pantera ni aunque volaras.— Negó de nuevo el padre de Alya.
—¿Está seguro? ¿En qué puesto quedó su gato en el campeonato de atletismo? Porque yo quedé el primero.— Presumió Kim.
—Mon Dieu Kim, tu estupidez está llegando a fronteras que desconocía.— Dijo Colette a nadie en particular, divirtiéndose con esa situación tan surrealista.
—¡Basta! ¡No eres rival para mi pantera chaval!— Chilló el padre de Alya mientras se levantaba del suelo, ya enfadado por la estupidez de aquél chico.
—No hace falta, está claro que yo soy mucho más guapo.— Presumió Kim.
—Sí, claro.— Murmuró divertida Colette, sacándole una risa a Marinette y Alya.
—¿Quieres echar una carrera conmigo gatita? El último es un inútil.— Retó Kim a la pantera.
—Veamos.— Max sacó su móvil para hacer unos cálculos.— Con un viento favorable a 2 m/s y con el Sol a la espalda... Creo que tú serás el inútil y ella te comerá.— Lo contradijo Max.
—¡Marchaos! ¡Mi pantera necesita tranquilidad para comer y la estáis estresando!— Ordenó Otis, el padre de Alya.
—¿Y por qué no le da la comida alejada del público?— Preguntó Marinette.
—Tiene razón.— Adrien apoyó a Marinette y a ella casi le da un infarto.
—Ooow. ¿Estás estresada bolita de pelo? Pensaba que era un animal salvaje.— Se burló Kim.
Y como si la pantera lo entendiera le rugió a Kim tan alto como pudo.
—¡Basta! ¡Marchaos ahora o haré que os expulsen del zoo!— Ordenó enfurecido Otis.
—Papá, no.— Replicó Alya completamente seria.
—Mejor vámonos antes de que Kim consiga que nos echen del zoo.— Sugirió Colette.
El resto no tardó en darle la razón, por lo que entre ella y Max arrastraron a Kim lejos de la pantera.
El grupo se fue a una zona de descanso para decidir a que animales ir a ver ahora.
—A mí me gustaría ir a ver a los reptiles.— Sugirió Kim.
—Me apunto, quiero alejarme cuanto sea posible de mi padre.— Dijo Alya avergonzada del espectáculo que su padre había montado.
Sí, Kim lo había provocado, pero era un crío de dieciséis años que no pensaba con dos dedos de frente. Lo mejor que se podía hacer era seguirle la corriente hasta que se cansara. Discutir con él era tan inútil como hablar con una pared.
—Voy con vosotros.— Se unió Max.
—A mí... m-me-me gustaría ver a los pingüinas-¡Pingüinos! Quería decir pingüinos.— Dijo nerviosa Marinette al estar frente a Adrien.
—V-Voy contigo.— Se ofreció Nino sonrojado.
—¡Oh! Emm...— Marinette no sabía como negarse, pues ella quería estar con Adrien.
—¡Hey niño!— Gritó una voz profunda detrás del grupo.
Cuando los adolescentes miraron a ver quién había gritado, vieron a una pantera de ojos morados frente a todos los mamíferos terrestres del zoo. Todos los animales estaban sueltos y los miraban muy fijamente.
—¿Sigue en pie la carrera? Adelante, te doy ventaja.— Y la pantera rugió.
Todos echaron a correr, huyendo de los animales cuan lejos pudieran.
Colette se alejó del grupo y se escondió para poder transformarse.
—La que se ha liado en un momento.— Se quejó Silkk.
—Ya te digo, pero es hora de trabajar. ¡Silkk, a trepar!
Spider-Lady se columpió por el zoo en busca de Kim, al cual lo encontró junto al habitad de las panteras, siendo acorralado por la pantera parlante.
—Has perdido niño, ¿ahora qué piensas sobre las panteras?— Le gruñó la pantera enfadado, acercándose a su presa.
—Que... ¿son las más rápidas?— Contestó con miedo Kim.
Spider-Lady saltó frente a Kim, protegiéndolo de la pantera.
—¿Y tú qué piensas sobre las arañas?
—¿Y sobre las mariquitas?— Le preguntó Ladybug apareciendo al lado de Spider-Lady.
—¿Y de otro gato negro?— Chat Noir apareció al otro lado de Spider-Lady.
—Que la cadena alimenticia está de mi lado.— Les gruñó la pantera a los héroes.
—¡Si no quieres que te debore vete!— Le ordenó Spider-Lady a Kim, mirándolo de reojo.
—¡Ya!— Lo apresuró Ladybug al ver que el chico aún estaba ahí.
En cuanto Kim empezó a correr la pantera lo hizo tras él. La pantera saltó dispuesto a atrapar a Kim, pero Ladybug la atrapó con su yo-yo y así Kim pudo huir.
—Chicos, ¿podéis coger el brazalete de su pata?— Les pidió Ladybug sin soltar a la pantera.— Seguro que el akuma está dentro.
—Bien, se lo voy a quitar.— Le respondió Chat Noir.
Pero los héroes no pudieron dar ni un paso cuando vieron a todos los animales sueltos del zoo acercarse a ellos. Y no parecían nada contentos.
—¡Atacad!— Ordenó furiosa la pantera.
Los animales no dudaron ni un segundo en obedecer al akuma y fueron a por los héroes, quienes se vieron obligados a huir, y Ladybug tuvo que soltar el yo-yo si no quería ser devorada por un oso.
—¡Propongo llevarlos a sus jaulas!— Gritó Chat Noir para que se le escuchara por encima de los bramidos de los animales.
—¡¿En serio?! ¡¿Quieres que los encerremos a todos uno a uno?!— Preguntó irónica Spider-Lady, refiriéndose a que prácticamente todo el zoo estaba libre... y no es que fueran pocos animales precisamente.
—¡¿Tú crees que van a aceptar por las buenas así sin más?!— La siguió Ladybug.
—¡Cuidado!— Gritó Chat Noir al ver que estaban a punto de estrellarse contra un gorila.
El trío de héroes saltó el gorila y siguió huyendo de los animales, pero Spider-Lady se dio cuenta de que el gorila estaba persiguiendo a Alya y a Nino.
—¡Separémonos!— Y sin esperar respuesta, Spider-Lady se separó de sus compañeros, en busca de Alya y Nino.
Spider-Lady se columpió con ayuda de árboles y farolas del zoo y alcanzó a Alya y a Nino, los cogió y los metió dentro de una jaula de... ni idea de qué animal, pero estaba vacía y ahí estarían a salvo.
—Lo siento chicos, pero estaréis más seguros aquí dentro, al menos hasta que lo arreglemos todo.— Y de nuevo, sin esperar respuesta, Spider-Lady los encerró allí y se fue para reunirse con sus compañeros.
A Chat Noir lo vio subido en un árbol esquivando los cabezazos de una girafa y los trompazos de un elefante. A Ladybug la encontró sobre una farola esquivando los ataques histéricos de un águila.
—¿Desde cuándo están sueltas las águilas?— Preguntó Spider-Lady, pues no las había visto sueltas en todo el rato.
—¡¿Qué más da?! ¡Esto no funciona!— Gritó enfadada Ladybug al no poder defenderse del águila.
—¡¿Y qué propones?!— Cuestionó Chat Noir.
Chat Noir y Ladybug saltaron y se reunieron con Spider-Lady, en lo alto de una de las jaulas, lejos de los animales. Al menos de los terrestres.
—Volver al plan A. Si rompemos el brazalete capturaré al akuma y todo volverá a la normalidad.— Decretó Ladybug.
—Esa idea me gusta mucho más que la de Chat Noir.
—¡Hey!— Se quejó el mencionado.
—Ah-ah. Prohibido quejarse, incluso tú tienes que saber que tu idea era malísima.— Reprochó Spider-Lady con burla.
—Ahí tiene razón Chat.— Comentó risueña Ladybug.
—Ja-ja, muy gracioso chicas. ¿No queríais ir a por un akuma?— Refunfuñó molesto Chat Noir.
Odiaba cuando las chicas se unían en su contra... Aunque los tres sabían que al final se lo pasaba bien.
El trío de héroes se dirigió al habitad de las panteras, en donde dejaron a la pantera akumatizada atada, pero no vieron al akuma por ningún lado. Solo se encontraron el yo-yo mágico de Ladybug desperdigado por el suelo.
—¿Ah? Mi hilo es irrompible.— Dijo sorprendida Ladybug.
Spider-Lady se agachó para analizarlo y vio que el hilo en realidad seguía conectado con el yo-yo. No se veía deshilachado ni dañado por ningún punto, y el yo-yo ni siquiera estaba magullado. Estaba en perfectas condiciones.
—En realidad no se ha roto.— La corrigió Spider-Lady antes de entregárselo a su respectiva dueña.
Ladybug cogió su yo-yo y este recogió su hilo.
—¿Entonces cómo se ha soltado?— Preguntó la heroína mariquita extrañada.
—Ni idea.— Le respondió Spider-Lady.
—Será mejor que encontremos a Kim-¡A-Ah! ¡Al chico! Antes que él.— Chat Noir se autocorrigió velozmente al ver la mirada extrañada de Ladybug y Spider-Lady en él.
—Bueno, pues vamos a buscarlo.
El trío de héroes salió del zoo de un salto y empezó a buscar a Kim y a la pantera akumatizada para... bueno, lo obvio, evitar que la pantera atrapara a Kim.
Chat Noir localizó a Kim y a la pantera en un puente.
—¡Está allí!
El trío de héroes vio como la pantera se acercaba a Kim con intenciones de cazarlo.
—¡¿De verdad se lo va a comer?!— Preguntó al aire sorprendida Spider-Lady.
Spider-Lady saltó al puente y con una telaraña sujetó a la pantera de sus patas traseras, evitando que saltara.
—Esta vez no te escaparás.— Afirmó Spider-Lady sujetando con fuerza su telaraña.
Ladybug aterrizó frente a la pantera y se puso en guardia con su yo-yo, estando atenta por si la pantera hacía algún movimiento brusco.
Mientras, Chat Noir aterrizó junto a Kim y lo instó a que huyera de ahí, no sin antes ponerle un localizador solo por si acaso.
—¡Jamás atraparéis a Animan!— Declaró la pantera, ahora Animan, antes de que una masa negra y morada lo cubriera por completo.
De esa masa salió un águila de ojos morados, la cual voló tan rápido tuvo la oportunidad y en el aire se libró de las telarañas de Spider-Lady con ayuda de su fuerte y afilado pico.
Animan no tardó en alejarse volando de allí, en busca de nuevo de su presa.
—Así es como se escapa.— Afirmó Ladybug, viendo como se alejaba Animan del puente.
—¿Y el chico?— Le preguntó Spider-Lady a Chat Noir.
Este le enseñó la pantalla de su Chat-Móvil, en donde se mostraba un mapa con una huella de gato en movimiento.
—Bien hecho Gatito.— Lo felicitó Spider-Lady mientras le acariciaba la barbilla como a un gato.
Chat Noir no pudo evitar sentirse dichoso y regocijado, como si hubiera recibido un regalo de un Dios.
La verdad era que desde la pelea que tuvo con Spider-Lady no eran tan cercanos, aunque es cierto que lo solucionaron todo al final y se perdonaron mutuamente, también es cierto que aún había incomodidad entre ellos y no se hablaban mucho más que para momentos puntuales y necesarios. Lo alegraba enormemente que Spider-Lady se acercara a él, tal vez podrían volver a la dinámica que tenían antes.
Que Spider-Lady lo acariciara lo alegró muchísimo en más de un sentido.
Chat Noir volvió en sí y siguió la señal de su localizador, guiando a sus compañeras hasta Kim.
Spider-Lady y Ladybug siguieron a Chat Noir por las calles parisinas, aunque no se alejaron demasiado cuando su búsqueda terminó sobre el edificio de la panadería Dupain-Cheng.
—Está en este edificio.— Avisó Chat Noir sobre la barandilla de la terraza de la hija de los Dupain.— Aquí no puede entrar una pantera.
—¿Y si se transforma en algo más pequeño como un ratón o un insecto?— Lo contradijo Spider-Lady.
—Pero nosotros tenemos una ventaja. Sabemos dónde está su presa.— Comentó contenta Ladybug al llevar la ventaja.
—Tiene buen olfato, lo encontrará.— Contradijo Chat Noir, señalando su propia nariz.
—Y por ello le prepararemos una sorpresa.— Decidió Spider-Lady.
El trío heroico se sonrió mutuamente, tenían un plan. Sin decirse nada saltaron de la terraza y aterrizaron frente a la entrada de la famosa panadería y entraron uno detrás de otro calmadamente, evitando asustar a los civiles de su interior.
Ladybug se les adelantó a sus compañeros y se acercó a los dueños de la panadería. Siendo sincera estaba nerviosa, pues esa iba a ser la primera vez que Ladybug interactuaba con sus padres, y aunque era cierto que hasta ahora nadie la había reconocido, al final ellos eran sus padres y la conocían literalmente mejor que nadie, sobretodo su madre.
—Hola ma-¡eh! Señora.— Se corrigió rápidamente Ladybug antes de llamar a su madre "mama".
Ahora no era Marinette, era Ladybug, debía recordarlo.
—¡Oh! ¡Tú eres- eres!— Tartamudeó emocionada la Señora Cheng, señalando a la heroína y poniéndola a ella nerviosa por accidente.— ¡Ladybug!
—Jeje... Sí... exacto— Respondió nerviosa la mencionada.
Los héroes explicaron la situación a los señores Dupain-Cheng y estos aceptaron sin problema alguno en dar cobijo a Kim. Subieron a la casa de los Dupain para asegurarse de que todo estaba correcto y agradecer una vez más que los dejaran usar su panadería de trampa y escondite para Kim, prometiendo que lo arreglarían todo en cuanto capturaran al akuma.
Mientras Ladybug hablaba con Kim y los señores Dupain-Cheng, Chat Noir no pudo evitar observar una foto familiar que había en una estantería y Spider-Lady no tardó en darse cuenta.
—¿Te gusta lo que ves Minino?— Le susurró al oído con el objetivo de asustarlo.
Spider-Lady logró su objetivo.
—¿Q-Q-Qué?— Preguntó nervioso Chat Noir.
—La foto, estabas mirándola.— Señaló Spider-Lady.
—O-Oh, ya es que...— Chat Noir volvió a mirar la foto.— Parece una familia muy feliz.— Dijo nostálgico.
Spider-Lady miró la expresión de Chat Noir al observar la foto, después miró la foto de Marinette y sus padres, volvió a mirar a Chat Noir, volvió a mirar la foto y volvió a mirar a Chat Noir una última vez.
¿Por qué miraba así la...?
Oh.
Ouh.
—Sí, sí que parece feliz.— Le dio la razón Spider-Lady acariciándole un hombro.
—Vamos chicos.— Avisó Ladybug yendo a su lado.— Comprobad las puertas y ventanas.
—Nosotros nos haremos cargo.— Tranquilizó Spider-Lady.
—Estaréis a salvo.— Aseguró Chat Noir.
—Gracias pa-eeh... Señor, por su ayuda.— Les agradeció de nuevo Ladybug.
—Es un placer Ladybug.— Respondió Tom Dupain.
Los héroes salieron del hogar de los Dupain-Cheng y bajaron las escaleras. En el último piso, Ladybug colocó la pulsera deportiva de Kim en el pomo de escalera. Justo frente a la entrada trasera del edificio.
—Listo.— Finalizó Ladybug.— Vamos.
—¿A dónde?— Preguntó Chat Noir.
—La panadería está llena de cristaleras, estaremos escondidos de Animan y sabremos cuándo llega.— Le respondió Ladybug entrando a la mencionada.
Spider-Lady se asomó por una de las ventanas y vio las calles de Paris plagadas de los animales que Animan liberó en el zoo.
—Paris se ha convertido en una jungla.— Comentó al aire Spider-Lady.
Chat Noir se acercó a ella antes de unirse a la conversación.
—Eso parece.
Entonces ambos sintieron un golpe de aire húmedo en las nucas que los asustó.
—¿Pero qu-? ¿Qué es esta peste?— Preguntó Spider-Lady al darse media vuelta y ver que Ladybug fue la culpable del susto.
—Sí, no huele nada bien.— La siguió Chat Noir.
—Es ambientador, servirá para disimular nuestro olor.— Les respondió Ladybug.
—Gracias, siempre he soñado con...— Chat Noir olfateó el aire antes de responder con seguridad.— Oler a brisa marina.— Comentó sarcástico.
Spider-Lady vio a su lado sobre el mostrador una pequeña caja, si Animan se transformaba en un pequeño animal serviría para atraparlo.
—Chicos, ¿y si lo atraemos y lo atrapamos en esta caja?— Sugirió Spider-Lady enseñándoles la caja a ambos.
—Se escaparía, hace falta algo más grande.— Ladybug miró a su alrededor hasta encontrar la respuesta.— Eso es lo bastante grande.— Dijo señalando un autobús vacío en medio de la calle.
—Excelente, pero ¿cómo lo metemos ahí?— Ladybug no tuvo ni tiempo para pensar en una respuesta cuando las orejas de Chat Noir ya se estaban sacudiendo.— Ya llega.— Les avisó Chat Noir a sus compañeras, obligándolas a agacharse junto a él para que no los vieran.
—Spider, ¿puedes usar tu poder para que Animan no nos vea?— Pidió en susurros Ladybug.
—De acuerdo, Aranea Sensu.— Spider-Lady convocó a su poder entre susurros también y se dio media vuelta para ver si localizaba a Animan.
Spider-Lady vio a varios ciudadanos huyendo... probablemente de algún animal, a la derecha parecía haber una niña agachada... ¿tal vez escondida? Aagg... su poder solo funcionaba en humanos, no en...
Espera, técnicamente los humanos son animales, tal vez mucho más evolucionados pero animales al fin y al cabo.
Spider-Lady se concentró en ese hecho, intentando localizar a los animales... Y entonces ¡BAM! ahí estaban.
Osos, elefantes, jirafas, gorilas, águilas, leones, tigres, pumas, avestruces, serpientes, cocodrilos... Podía incluso ver a los gatos y a las palomas.
Aprovechando esta nueva habilidad, Spider-Lady miró de nuevo a su alrededor, buscando un animal que actuara fuera de lugar y... ¡Bingo!
—Ya lo veo, aún es un águila, y se está acercando.— Les informó entre susurros Spider-Lady a sus compañeros, justo antes de sentir como ¿la olfateaban?— ¿Qué haces?— Le preguntó susurrando a Chat Noir.
—Perdón.— Se disculpó, avergonzado de haber sido pillado "In Fraganti".
Spider-Lady iba a contestarle cuando captó un movimiento por el rabillo del ojo. Se centró en ello y vio a Animan descendiendo su vuelo frente a la panadería.
—Tenemos que empezar con el plan ya.— Ordenó Spider-Lady en un susurro.
—De acuerdo, seguidme.— Susurró Ladybug, dirigiéndose a la salida trasera de la panadería, la cual conectaba con las escaleras del edificio.
Una vez allí los héroes se escondieron y se prepararon para la aparición de Animan.
Los héroes observaron como por la ranura de la puerta se colaba una masa morada para después dar forma a una mariquita, la cual se acercó volando a la pulsera deportiva de Kim... hasta que Ladybug la atrapó en la caja.
—¿Una mariquita? Buena elección.— Comentó irónica Ladybug.
Aunque la celebración de haber atrapado a Animan no duró más, pues este volvió a transformarse en pantera y empezó a perseguir a los héroes por la panadería. Chat Noir huía a cuatro patas por encima de los mostradores, Ladybug corriendo por el suelo y Spider-Lady por la pared y el techo, se cambiaba de terreno cuando Animan saltaba tras ella para atraparla.
Ladybug lideró la huída derribando la puerta de la panadería, Spider-Lady saltó tras ella y Chat Noir siguió corriendo como un gato con Animan a punto de atraparle la cola.
—¡¿No podría ser un poco más lento?!— Preguntó sarcástico Chat Noir al ver como Animan estaba a punto de alcanzarlo.
Los héroes entraron al autobús y se escondieron tras los últimos asientos antes de que Animan los viera. Animan entró también de un salto al autobús y las puertas del mismo se cerraron tras él, pero no le importó, estaba harto de que esos héroes le impidieran devorar a su presa, iba a acabar con ellos y después iría a por Kim.
Animan gruñó una vez dentro del autobús y fue acercándose lentamente a la posición de los héroes como el depredador que era.
Por otro lado Chat Noir miró a sus compañeras frente a él, quienes por cierto se veían bastante apretadas al no tener espacio suficiente para ambas, y vio como asintieron, señalando que iban a saltar a por Animan. Él también asintió, no iba a dejarlas solas.
Eso jamás.
De un salto los héroes se colocaron en el pasillo del autobús tras Animan y Chat Noir lo amenazó con su bastón. Animan, cual león en circo, le rugía y gruñía a Chat Noir mientras intentaba alcanzarlo con sus feroces zarpazos, aunque fallando en sus intentos.
Ladybug empezó a buscar una forma de abrir las puertas, pero los botones no funcionaban y el autobús no parecía tener palanca de emergencia.
—¡Spider! ¡¿Crees poder abrir las puertas con tu fuerza?!— Le preguntó Ladybug al fallar con todos los botones.
Spider-Lady se acercó a Ladybug y observó las puertas, sería pan comido abrirlas pero...
—Mi Lady, si las abro por la fuerza no habrá forma de cerrarlas.— Le informó a Ladybug.
El bastón de Chat Noir chocó contra el pie de Spider-Lady, y al levantar la mirada para ver lo que pasaba... Oh no, un oso se iba a comer a Chat Noir.
Spider-Lady cogió el bastón y saltó hacia Animan, ahora transformado en un oso pardo, y le dio un buen golpe en la cabeza usando el bastón como un bate de béisbol.
Spider-Lady levantó de un tirón a Chat Noir y lo empujó hacia Ladybug sin apartar la mirada de Animan, quien se estaba recuperando del golpe.
—¡Ayuda a Ladybug! ¡Yo me encargo de él!— Pero al notar que Chat Noir no se movía, Spider-Lady volvió a gritarle.— ¡Corre!
Justo en el momento en que Chat Noir se alejó de ella, Animan se levantó y volvió a atacar. Spider-Lady paraba sus zarpazos con el bastón de Chat Noir y le daba patadas en sus puntos flacos.
Animan se transformó en una mariquita de nuevo y esquivó uno de los tantos golpes de Spider-Lady. Esta intentó darle con el bastón de su compañero, Animan volvió a esquivarlo para después transformarse de nuevo en una pantera. Pero Animan no volvió a atacar, se veía... cansado.
—¡Chat ahora!— Lo apresuró Spider-Lady, antes de que Animan recuperara fuerzas y volviera a atacar.
—¡Cataclysm!— Chat Noir tocó los mandos del autobús creando un cortocircuito que provocó que todo en el autobus se activara y desactivara continuamente.
Ladybug fue la primera en salir por las puertas abriéndose y cerrándose consecutivamente, después fue Chat Noir y por último Spider-Lady. Animan intentó seguirlos, pero solo lograba chocarse con las puertas, hasta que finalmente se quedaron cerradas, pues el autobús se estropeó definitivamente.
—No es una jaula... pero servirá.— Dijo orgullosa Ladybug por haber atrapado a Animan.
Animan se transformó de nuevo en un oso pardo y empezó a rugir y a sacudir a las puertas intentando salir.
—Es el ruido. Le vuelve loco como a una cabra.— Comentó gracioso Chat Noir, sacando una sonrisilla a Ladybug y una risa a Spider-Lady.
—Tus chistes son cada vez peores.— Respondió entre risas.— Por cierto, toma.— Spider-Lady le devolvió el bastón a Chat Noir.
—Merci beaucoup Mademoiselle-Spidey.— Le agradeció con una reverencia digna de un príncipe.
Antes de que Spider-Lady pudiera contestar, Animan empezó a transformarse de un animal a otro para sacudir el autobús en un intento de abrir las puertas o buscar un hueco pequeño por el que poder colarse, lo cual atrajo inevitablemente la atención de los tres héroes parisinos.
—¿Liberamos ya su akuma?— Preguntó Spider-Lady a Ladybug al ver a Animan como un gorila caminando lentamente entre los asientos del autobús.
Animan pareció tumbarse en el suelo, agotado, y los héroes lo celebraron.
—¡Funcionó!— Dijo Ladybug.
Pero ni un paso pudieron dar hacia el vehículo cuando este empezó a sacudirse de forma muy brusca y el techo empezó a abultarse desde dentro.
—¿Pero qué...?— Murmuró al aire Spider-Lady.
Entonces el techo metálico cedió y del enorme agujero se asomó una descomunal y gigantesca cabeza de réptil de ojos morados como amatistas, y con una dentadura plagada de colmillos de un tamaño descomunal. El réptil empezó a salir por el agujero hasta posarse sobre el techo del autobús y volver a rugir, mostrando todo su cuerpo a la luz del Sol...
Spider-Lady estaba segura de que había desbloqueado un nuevo miedo.
¡¿Cómo es posible que Animan fuera capaz de transformarse en un maldito T-Rex?!
—¡Es trampa! ¡Es una especie desaparecida!— Acusó Chat Noir.
—¡¿Desparecida?! ¡¡ESTÁ MUERTA CHAT NOIR!! ¡¡TODA SU ESPECIE ESTÁ EXTINGUIDA!!— Gritó colérica y asustada al mismo tiempo Spider-Lady.
¿De verdad iban a enfrentarse a un jodido dinosaurio?
—¡Puede que se haya extinguido, pero técnicamente es un animal!— Les dijo Ladybug, aunque Spider-Lady no sabía si intentaba tranquilizarlos o qué.
Animan saltó del autobús y aterrizó frente a los héroes, les rugió y empezó a correr hacia ellos.
—¡¡Si no nos vamos se extinguirán tres especies!! ¡¡¡El gato, la araña y la mariquita!!!— Gritó Spider-Lady asustada al ver cómo el T-Rex corría hacia ellos.
Los héroes no tardaron en salir corriendo para evitar ser devorados.
Tras hacer que Animan se chocara de lleno contra un edificio, los héroes aprovecharon la distracción para esconderse tras unos coches volcados. Nada más llegar al "escondite", Ladybug invocó a su poder.
—Lucky Charm.— Su poder decidió darle un gato.— ¿Eh? ¿Un gato?— Preguntó extrañada al aire Ladybug.
—Es una pena que no se le hayan pinchado las ruedas.— Bromeó Chat Noir asomándose por encima del capó del coche para observar a Animan.
Ladybug y Spider-Lady se asomaron detrás de Chat Noir, siendo Spider-Lady la última, y vieron a Animan dando vueltas alrededor buscándolos. Parece que los T-Rex no son buenos acechando.
—Fijaos en sus patitas delanteras.— Apuntó Ladybug antes de volver a esconderse junto a sus compañeros.
—Vale, no se le da bien el baloncesto, ¿y qué?— Comentó sarcástica Spider-Lady.
—Pues que si estás encima no podrá atacarte.— Especificó Ladybug mirando a sus compañeros.— Spider-Lady lo distraerá, yo atacaré y Chat Noir me ayudará a derribarlo.— Explicó Ladybug.
—¿De verdad me toca a mi subirme a su grupa?— Preguntó retórica Spider-Lady, suplicando entre líneas que lo hiciera alguno de sus compañeros.
—Tranquila Arañita, no dejaré que te haga nada.— Le respondió Chat Noir coqueto, acercándose peligrosamente a Spider-Lady.
Spider-Lady sonrió bajo la máscara y acarició las orejas de Chat Noir sorprendiéndolo en el acto.
—Merci Gatito, pero creo que la Arañita ya se siente mejor para protegerse sola.— Le respondió antes de poner distancia entre ellos.
Chat Noir iba a decirle algo, pero Animan los encontró. Aplastó el coche en el que se escondían con su enorme pata trasera e intentó atraparlos de un mordisco. Suerte que los héroes tienen buenos reflejos.
Huyendo de Animan, Spider-Lady aflojó la velocidad para que él se acercara lo suficiente a ella, saltó en el momento preciso y con una voltereta en el aire aterrizó sobre el lomo de Animan.
Cual toro bramido Animan empezó a rugir y a moverse de un lado a otro con violencia, haciendo lo posible por quitarse a la heroína de encima. Ladybug aprovechó la atención de Animan sobre Spider-Lady para lanzar su yo-yo y atarle las patas a Animan. Chat Noir se colocó detrás y estiró su bastón en paralelo con el suelo, Ladybug tiró de su yo-yo y con la ayuda del bastón de Chat Noir Animan cayó al suelo.
Spider-Lady cayó de pie frente al dinosaurio sin problema alguno.
—Pero no hemos tenido que usar esto.— Dijo Ladybug levantando el gato.— ¿Por qué?
—Supongo que porque somos demasiado fuertes.— Presumió Chat Noir acercándose a Animan para quitarle el akuma.
Pero entonces Spider-Lady lo comprendió.
—¡¡CHAT NOIR ESPERA!!— Gritó desesperada Spider-Lady y corriendo hacia su compañero, a quien apartó de las fauces de Animan de un tirón.
—Ya sé lo que hay que hacer.— Dicho esto, Spider-Lady corrió hacia el T-Rex de frente.
Fue demasiado rápida y ninguno de sus compañeros pudo pararla.
—¡¡¡SPIDER!!!— Gritaron ambos, intentando en vano que entrara en razón.
—Que te aproveche fósil con patas.— Se dijo a sí misma Spider-Lady antes de saltar literalmente a la boca del monstruo.
Animan no dudó ni un segundo en cerrar la boca y atrapar en su interior a la heroína, pues llevaba toda la tarde deseando hacerlo. Animan levantó la mirada hacia los compañeros de la heroína arácnida y los miró con prepotencia. Quería darles una muy merecida lección.
—¡¡¡NOOOO!!!— Gritó en shock Chat Noir.
Ladybug estaba paralizada.
¿Qué había pasado?
¿Por qué había hecho eso?
¿Por qué demonios había literalmente saltado al peligro?
Spider-Lady... ¿Por qué?
No podía creerlo, simplemente no podía.
O tal vez no quería creerlo.
Sabía que Spider era temeraria muchas veces pero... esto sobrepasaba todos sus límites.
Un T-Rex se la había comido frente a sus ojos. Y ella no hizo nada para evitarlo.
Ladybug quería echarse al suelo y llorar.
Por otro lado estaba Chat Noir. Oh Chat Noir.
Hace diez segundos la chica que amaba lo salvó de ser devorado por un dinosaurio y ahora... ella fue devorada.
El shock y la tristeza no tardó mucho en transformarse en ira pura.
Quería matar al dinosaurio.
Quería matar a Animan.
Chat Noir desenfundó su bastón y se puso en guardia, sobresaltando en el proceso a Ladybug y sacándola de su propio shock, antes de amenazar a Animan.
—¡Te arrepentirás de eso!
Pero antes de que pudiera hacer ningún otro movimiento, la mandíbula de Animan empezó a abrirse lentamente hasta mostrar a Spider-Lady quien sujetaba con sus manos el paladar de Animan.
—Ladybug, me iría muy bien tu gato, no quiero partirle la mandíbula a Animan.— Comentó Spider-Lady mirando a la mencionada.
Ladybug reaccionó y fue corriendo con su compañera, puso el gato sobre la lengua de Animan y empezó a elevarlo hasta que tocó el paladar. Entonces Spider-Lady pudo soltarlo y salir de su boca.
Spider-lady se acercó a la pata delantera de Animan, le quitó el brazalete y lo rompió, libreando al akuma.
Ladybug lo purificó y lo arregló todo.
Spider-Lady se acercó a sus compañeros para celebrar la victoria como siempre hacían pero...
—¡Bien-!
—¡¡Spider!!— Gritaron ambos antes de lanzarse a sus brazos.
—¡Estúpida! ¡No vuelvas a hacer algo así!— Ordenó Ladybug enterrando su cabeza en el hombro derecho de Spider-Lady.
—Pensé que te había perdido Spidey.— Murmuró Chat Noir en la misma postura que Ladybug, pero en el hombro izquierdo de Spider-Lady.
Spider-Lady sonrió bajo la máscara y los abrazó a ambos.
—Perdón por ese susto, no volverá a pasar.— Aseguró Spider-Lady.
—Más te vale.— Amenazó Ladybug, separándose por fin de Spider-Lady.
Entonces el prodigio de Spider-Lady empezó a sonar.
—Lo siento chicos, pero tengo que irme. Pero nos vemos en la patrulla. ¡Hasta la noche!— Se despidió Spider-Lady antes de irse de allí, dirección al zoo para reencontrarse con sus amigos.
Colette llamó a Kim y este le dijo que estaban todos en la panadería de los padres de Marinette, así que le tocó correr para encontrarse con ellos.
Una vez allí los saludó a todos, y tras asegurarse de que todos estaban bien, Adrien, Marinette y Colette se percataron de una... "anomalía" en Nino y Alya.
Estaban cogidos de la mano.
—¡Whoa! ¡¿Qué es eso?— Preguntó sorprendida y emocionada Colette.
—Te dije que lo harían raro.— Le comentó Alya a Nino.
—La cosa es que Spider-Lady nos encerró en una jaula durante el ataque de akuma y... bueno, hemos tenido tiempo de hablar y nos hemos dado cuenta de que tenemos mucho en común.— Explicó avergonzado Nino.
—Me alegro mucho por ti amigo.— Le dijo Adrien.
—Gracias tío.
—Hacéis una buena pareja.— Se unió Max.
—Sí, os véis bien.— Animó Kim.
—Espero que hagas feliz a mi amigo Alya.— La amenazó juguetona Colette sonriendo.
Alya se rio ante lo dicho por la pelirrosa.
—No te preocupes, está en buenas manos.— Respondió sonrojada Alya.
—Me alegro muchísimo por ti Alya.— La animó Marinette.
—Gracias amiga.
Imagen extra del capítulo (porque Wattpad no me deja poner mas):
Curiosidades del capítulo:
Aunque el plan de Colette de juntar a Nino y a Marinette no haya resultado, se alegra mucho de que Nino esté con Alya, además seguirá intentando ser amiga de Marinette, pues ella realmente le cae bien y le gustaría mucho que fueran incluso mejores amigas.
A pesar de que Marinette intenta tragarse sus celos por Colette, fracasa casi siempre en el intento. Aún así, aún no ha abandonado la idea de hacerse amiga de Colette, pues en verdad si no fuera por Adrien y sus celos se llevarían muy bien.
Adrien dijo que Kim, Max y Colette lo ayudarían con el amorío de Nino como excusa, pues no quería desperdiciar la oportunidad de divertirse junto a su mejor amiga.
Colette tuvo que quedarse a dormir en casa de Max, poco después de llegar para que él le enseñara a ella y a Kim su proyecto cayó dormida y no hubo quien la despertase. Max se encargó de llamar a la madre de Colette para avisarla.
Segunda pregunta del día:
Muchas veces me imagino pequeños escenarios de los personajes de este fanfic y pocas veces puedo incluirlo en el libro. ¿Os gustaría una sección de One-Shots? Si es así vosotros también podríais participar y podría hacer vuestros escenarios, desde lo más loco a lo más aburrido, no tengo límites.
Ahora bien, si hago los One-Shots, ¿los queréis en un libro a parte? ¿O en capítulos a parte dedicados solo a ellos?
Espero que os haya gustado el capítulo, hasta la próxima <3.
11448 Palabras.
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