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9. Encuentro

Yoongi ha viajado mucho en sus cortos 23 años gracias a su vida de pirata y a su padre que se ha encargado de enseñarle a un pequeño Yoongi todo sobre las futuras tierras que podrían, tranquilamente, los Min conquistar y poseer. Pues el poder en el combate de los Min les aseguraba tranquilamente la victoria.

La antigua Grecia no era para nada su excepción, pues el padre de Yoongi siempre estuvo interesado en la mitología y todo lo que la conlleva. Esperaba que su único hijo compartiera la apasionada obsesión por la mitología griega, incluso Yoongi estaba a punto de nombrarse Poseidus*. Sin embargo, y para la desgracia del hombre, su esposa se negó rotundamente a aquella loca idea pues ella quería que su primer hijo se llamase Yoongi*, tenía mucha fe en que su hijo crecería y se convertiría en un gran pirata y, sobretodo en un gran hombre, para así poder vivir bien la vida al lado de su familia y sus más allegados compañeros de tripulación, con los que día a día lo acompañan en increíbles y peligrosas aventuras.

En su primer viaje hacia la fascinante tierra griega, Yoongi pudo aprender con tan solo 10 años la gran mayoría de la lengua griega. Aún no la dominaba a la perfección, pero era muy simple para el joven pirata leer y comprender la atrayente jerga pues su padre se había encargado de entregarle algún que otro libro griego infantil para que leyera en el tan ansiado viaje hacia Grecia. Sumándole que en aquellas noches en las que el pequeño Yoongi no conciliaba el sueño, su padre se encargaba de contarle alguna que otra historia sobre dioses griegos la cual era escuchada por un muy interesado Yoongi.

Volviendo a la actualidad, el pelirrojo no se encontraba en ningún barco hacia Grecia, sino que se encontraba corriendo por los pasillos oscuros de la gigante mansión de un rubio desconocido en la fría Alemania que, por cierto, no era el destino principal sino que llegó por equivocación junto a su tripulación. La razón por la cual corría desesperadamente era por aquello que había leído en el libro personal del dueño de la mansión.

Como destino llegó a la puerta de la habitación de huéspedes donde se encontraba parte de su tripulación, sobre todo sus amigos descansaban allí. Abrió sin una pizca de delicadeza, y buscó con su desesperada mirada al peligris de su amigo. Al encontrarlo corrió a su lado alborotadamente.

—¡Por mi padre! Jungkook, tenemos que largarnos de aquí lo antes posible.

Ok, eso fue raro para Jeon. Yoongi nunca juraba en vano en nombre de su padre, madre o algún familiar suyo. Es por eso que no lo ignoró como lo hubiese hecho normalmente.

—¿Te volviste loco, Yoongi? —Jeon apartó las partituras de una de sus tantas obras preferidas del artista del momento, Beethoven. Uno de sus pasatiempos favoritos era leer las partituras de su artista favorito e imaginarse a él mismo tocando una de ellas. Sin embargo, no tenía ningún piano a su alcance. Miró desconcertado a su amigo —¿Acaso el alemán que nos hospeda te ha dicho algo raro?

Yoongi asintió desesperado pues su amigo había dado al clavo, como siempre solía hacer Jungkook. Su desespero obviamente se debía a la situación reciente con JiMin. Ahora mismo deseaba nunca haber aprendido el idioma griego o al menos deseaba nunca haber llegado a Alemania.

"Sí Yoongi, iremos a Francia"

"Veo tierra capitán Min, ¡seguramente es Francia!"

"Conoceremos a muchas muchachas en tierra Francesa"

Patrañas y más patrañas.

—Jeon, debemos... —Yoongi hubiese terminado la oración si no hubiese sido interrumpido por el sonido de la puerta abrirse.

Que sea una chica francesa, que sea una chica francesa.

...

Me conformo con Jin, me conformo con que sea Jin.

—¿Yoongi se encuentra aquí? —Min reconoció la voz proveniente de la puerta de la habitación. Su rostro palideció de inmediato y abrió bien grande sus ojos.

Mierda, ¿no podías ser Jin?

Jungkook notó la latente incomodidad de parte del pelirrojo. ¿Por qué su amigo actuaba de esa manera tan repentinamente? Estaba empezando a unir cabos sueltos.

Por otro lado, Yoongi giró con temor para observar a quien menos quería encontrarse por el resto del día. Park JiMin se encontraba apoyado sobre el marco de la puerta de la habitación de huéspedes esperando una respuesta por parte del pelirrojo.

—Y-Yo... aquí estoy pero ya me iba —se levantó del suelo, minutos antes estaba dispuesto a rogarle de rodillas a Jungkook para que se larguen de ese lugar.

—¿Ir a donde? —JiMin insistía, toda esta escena le parecía un poco sospechosa. Simplemente quería saber el mensaje que su madre le había dejado en aquel libro personal.

Piensa Min, piensa.

—I-Ir a comprar un recuerdo... sí, sí, eso. ¿Verdad que estábamos por ir al pueblo, Jungkook? —Yoongi volvió a girar hacía su amigo buscando complicidad con la mirada.

Jeon, eres el único aquí con dos dedos de frente, ayúdame en esto.

—Uhm... sí, es como Yoongi dice.

El capitán pirata sonrió tan grande, era un poco aterrador.

JiMin asintió poco conforme con la respuesta. 

¿Comprar recuerdos? ¿Para quién? Si solo eran simples piratas que vivían de viaje en viaje. Sin embargo, el rubio optó por no indagar en demasía en la vida personal de los piratas. Lo que menos quería causar en ellos —las primeras personas en meses que no lo despreciaban— era incomodidad o molestia. Luego conseguiría sacarle información al pelirrojo que tanto le llamaba la atención por alguna razón desconocida.

—Puedo recomendarles un sitio, si así desean —Yoongi abrió sus ojos lo más grande que se lo podía permitir y negó repetidas veces.

—N-No.

Sin embargo, fue interrumpido por su amigo.

—¿Por qué no nos acompañas?

¿Se acuerdan de lo que pensé hace menos de dos minutos sobre Jungkook? 

Pues, es igual de tarado que los simios que tengo como tripulación.

Tanto JiMin como Yoongi voltearon hacia Jungkook quien los miraba indiferente. Ambos palidecieron y negaron a la vez. Definitivamente no era buena idea que compartieran el mismo espacio ahora mismo.

—No debería entrometerme, es una salida de amigos.

Yoongi asintió de acuerdo con el rubio —JiMin debe estar ocupado con la organización de... ¡la casa! sí, de la casa. Ya sabes, debe de ser tedioso para él tener que lidiar tanto con nosotros si le pedimos que nos acompañe. Mejor vayamos nosotros —Jeon, muy poco convencido, se levantó de su cama y caminó hacia la puerta.

—Bien, entonces andando Yoongi.

───◌──────────♡*̥

YoonGi y Jungkook se encontraban caminando por la alegre aldea alemana. Jeon tenía la habilidad de ser muy curioso y Min el de observar con detalle, ambos se complementaban a la perfección. Es por eso que pudieron notar algo a simple vista, las personas se saludaban entre sí muy alegremente. ¿Por qué esto no sucedió cuando JiMin los guiaba hacia su mansión? Todos parecían conocerse. Los niños correteaban por las calles de arena y las señoras se detenían a contar algún que otro chisme a sus amigas.

Sin embargo, Jungkook dejó de darle importancia a ese asunto y se dedicó a leer con tranquilidad su —al parecer— tan atrapante libro, pues apenas abrió sus páginas y ya se veía demasiado absorto en él. Yoongi, luego de unos minutos de silencio, intentaba buscar las palabras adecuadas para contarle a su amigo sobre lo que había leído en el libro de JiMin, aquello que le perturbaba demasiado.

—Jungkook, debemos-

Cuando por fin estaba dispuesto a relatarle todo a su amigo, fue interrumpido por una señora de elevada edad que se tomó el atrevimiento de jalar de la manga de la camisa gastada de Yoongi.

—Oh joven, ¿acaso tiene un poco de dinero que pueda prestarme? A cambio puedo ofrecer una lectura del futuro, ¿gusta?

Yoongi estaba dispuesto a darle dinero sin necesidad de algún servicio, sin embargo al oír aquello sobre la lectura del futuro, su interés se vió 100% captado por la anciana. Es así como Yoongi terminó arrastrado a Jungkook a donde sea que la anciana los llevaba. Luego de hacer unos cuantos pasos, ambos piratas pudieron ver lo que vendría a ser un lago algo alejado de los puestos del pueblo.

El agua de aquel lago era relajante, tanto el ruido que hacían las pequeñas olas que se chocaban con alguna que otra piedra como el precioso azul turquesa que lo teñía en su totalidad. Sin embargo, no solo la corriente era preciosa, sino que también la zona alrededor era algo para destacar. El tan verdoso césped que bailaba con la brisa formada por las nubes, era algo para admirar. Definitivamente debería enseñarle este lugar a Jin.

Yoongi nunca tuvo miedo, los capitanes no podían tenerlo. La primera y última vez que la palabra "miedo" apareció en su sistema fue aquella cuando su padre desapareció. No obstante, esta mañana volvió a sentir el miedo a la hora de leer lo que contenía una página del libro perteneciente a la persona que los hospedaba vaya uno a saber hasta cuando.

El trío silencioso llegó a la orilla del hermoso lago, la anciana invitó a Yoongi a que se sentase sobre el césped casi llegando a tocar el agua y observara con atención al lago sin perder el mínimo detalle de este.

— Oh, Min YoonGi —¿Cómo sabía su nombre?— ¿Qué te trae estos inquietantes pensamientos? ¿Algo disgustoso que presenciaste? ¿Una "mala espina"? — La señora no miraba a YoonGi pues tenía los ojos cerrados, simplemente había tomado la mano zurda del pirata, eso fue suficiente para saber su nombre, apellido y sus sentimientos.

Jungkook algo inquietado al escuchar a la anciana, dejó de prestarle atención al libro que estaba leyendo y alejarse unos pasos para darles en cierto punto algo de privacidad. De todas formas los observaba con cautela desde la distancia, solo en caso de que su mejor amigo necesite ayuda por un ataque imprevisto pues ninguno portaba sus espada, no lo creían necesario.

—¿Sabes? Algo que hacía demasiado tu padre era seguir su instinto creo que lo aprendió de tu madre, tal vez debas imitarlo, ¿no lo crees?

—Señora, ahora mismo estoy completamente aterrado —tomó valor para mirar a la anciana la cual ya había abierto sus ojos y analizado con la mirada al pirata— Con todo el respeto posible.

—Es normal, jovencito. Solo sigue tu instinto y nunca bajes la guardia. Tal vez te estás enfocando en la persona equivocada.

YoonGi algo confundido pero satisfecho asintió, buscó algo en los bolsillos de su gastado pantalón y le entregó a la señora un par de monedas de oro que siempre conservaba, se levantó del suelo y fue hacia su amigo no sin antes agradecer la amabilidad de la señora.

Si bien la lectura reciente lo inquietó en demasía, no podía tratar con brusquedad a la señora.

Una vez el pelirrojo llegó junto a su amigo, emprendieron marcha hacia la mansión. Jungkook luego preguntaría por aquel extraño suceso, simplemente sentía que no era el momento de cuestionar. Si su amigo quería desquitarse, lo haría en algún momento.

───◌──────────♡*̥

El dúo de piratas llegó a la mansión en un cómodo silencio, ingresaron y automáticamente se recostaron en los sillones de la sala. Vaya que había sido un día perturbador.

Jungkook al paso de unos minutos se levantó y sacudió con delicadeza su ropa.

—Iré a darme una ducha, deberías hacer lo mismo. Apestas —YoonGi estaba a punto de responderle con palabras ofensivas pero Jeon se adelantó en desaparecer por la puerta.

Dibiríis hicir li mismi. Ipistis.

Él estaba 100% seguro de que olía a rosas... o al menos un 90%. Dejémoslo en que olía decente.

Bufó como un niño pequeño al mismo tiempo que rodaba los ojos de la molestia por el comentario de su amigo. Él era el capitán, era un Min, merecía respeto por parte de su tripulación. Tiró su cabeza para atrás y observó de cabezas un enorme cuadro clavado en la pared. Sinceramente, no se había fijado en la decoración antes, ahora mismo un cuadro estaba llamando su atención. Se levantó del sofá, se acercó con cuidado de no hacer tanto alboroto y observó la dedicatoria del cuadro.

—"Un simple regalo de parte de tu mejor amigo, Salvador Dalí" —murmuró lo que leía para no ser escuchado por nadie. Salvador se llamaba el amigo borracho del padre de YoonGi, que extraño.

Su atención dejó de posarse en el reconocido nombre sino que en la imagen que estaba plasmada en el cuadro. Se trataba de un niño rubio sonriente con una figura paterna algo seria a un lado y del otro lado una preciosa mujer con una sonrisa blanca y dulce, similar a la del pequeñín. YoonGi, por acto de reflejo, sonrió pareciéndole adorable la pintura que tenía ante sus ojos.

Sintió cierta nostalgia, pues imaginaba ser el pequeño niño y a sus lados sus padres. Realmente los extrañaba. Dejó de sentir nostalgia cuando notó una letra chica bajo la dedicatoria de Dalí

—"Familia Kim - 2003"—eso fue hace un par de años, él era un niño en esa época. Park... ¿Park JiMin? 

YoonGi volvió a analizar la imagen al juntar hilos y comprender que aquel rubio era JiMin junto a sus padres.

¿Dónde se encontraban los padres del dueño de esta mansión?

—¿YoonGi? —a repentina voz lo tomó por sorpresa provocando que de un brinco y se gire con el corazón acelerado. Si volvían a asustarlo así, recibiría un ataque al corazón —¿Crees que podríamos hablar?

El pelirrojo analizó con su mirada a JiMin. Este parecía tener un semblante serio, eso preocupó aún más a Min. Ya no tenía escapatoria, Jungkook se encontraba duchándose y Jin... Jin de seguro estaba durmiendo.

—C-Claro, JiMin. ¿Qué sucede? ¿Mi tripulación hizo algo que te moleste? —Park negó rápidamente.

—Oh, no no. Simplemente quería hablar contigo... a solas. ¿Puedes acompañarme al jardín?

Por mi padre, este es mi fin.

*: Poseidus: Nombre con gran semejanza al dios griego Poseidón, dios de los océanos y mares.

*: Significado del nombre Yoongi: "Crece bien y vive la vida bien."

───◌──────────♡

Aquí actualizo porque la autora recientemente lo hizo, diosito escuchó mis plegarias xD

Y pues nada, disfruten y gozen el capítulo :)

Si hay algún error en la adaptación, avisarme por favor ;)

Nos vemos hasta otra actualización :D

Cuídense la cola <3


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