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8. Sospechas

El hogar es aquel lugar donde te puedes sentir reconfortante, amado, dichoso y cálido. El rubio descifró que desde la partida de sus padres, la ahora oscura y tenebrosa mansión pasó a ser un simple techo con cuatro paredes. Ya no se oían las mismas risas cada fecha festiva, todo era un silencio sepulcral. Con la llegada de la extraña bruja y El Hechizo, todo empeoró para la vida del joven.

Park JiMin estuvo semanas viviendo bajo un techo que ya no podía ser considerado como hogar.

En halloween los niños apostaban por quien era el más valiente en ingresar a la mansión de Park JiMin y robarle alguna que otra migaja de pan francés que el rubio solía tener rondando esas fechas. Sin embargo, ninguno lo lograba pues el temor y el sentimiento de asco hacia Park era tan inmenso que tan solo pensar en su rostro era un sufrimiento para cualquier habitante. Incluso los bebés lloraban cuando sus madres salían a pasear con ellos y caminaban por la fachada de la horripilante mansión.

JiMin vivía en la oscuridad, las luces solo eran encendidas en escasas salas de la gran mansión como el baño o su habitación cuando quería leer algún que otro libro sobre flores.

Mientras todos los piratas portaban facciones que demostraban sorpresa al ver el estado de la inmensa mansión, Yoongi observaba todo con detenimiento y frunciendo el ceño cada vez que veía un mínimo detalle el cual le hacía cuestionarse determinadas cosas relacionadas a Park.

—¿Vives solo? —Min giró a ver hacia JiMin, mirada la cual el cuestionado no pudo sostener más de un par de segundos debido a lo intimidante e invadido que se sentía.

—Sí... mis padres están... —dudó unos pequeños segundos— muy lejos de aquí y soy el único hijo.

El pirata asintió muy poco satisfecho con la respuesta del contrario, quería indagar más. Sin embargo, lo haría en otro momento más... privado o adecuado.

—¿Acaso no te preocupa no recibir vitaminas D? — Jungkook también giró a ver al rubio con una ceja alzada. Aunque no lo aparentara, Jeon era reconocido en el barco por su gran inteligencia y conocimientos en ámbitos que Yoongi no terminaba de comprender. Uno de esos ámbitos es la medicina.

Por lo general, Jungkook se encargaba de asistir a los piratas cuando alguno sufría de alguna herida.

—Yo... —Park señaló hacia una mesa ratona junto al sofá individual el cual solía usar simplemente para regañar a sus sirvientes, ahora su función era acoger a JiMin y escuchar silenciosamente sus llantos desconsolados y lamentables —Hay pastillas que brindan vitamina D... que son recomendables...

Jeon miró a Min compartiendo el mismo pensamiento, todo era tan...

Raro...

Park —ya un poco incómodo de que tenga la atención de demasiados piratas los cuales habían escuchado las preguntas con atención y de ser cuestionado sobre su vida privada— prefirió adelantarse.

—Pueden dormir en los sofás, además tengo una habitación de huéspedes con un par de camas.

—Eso suena genial, JinMin. ¡Muchas gracias! —Jin sonó tan amable y entusiasmado que el rubio ignoró por completo la confusión. ¿Tan difícil era su nombre? Ji-Min. Es muy fácil...

JiMin ayudó a varios piratas a que encuentren conformidad en los grandes sofás incluso en las peludas alfombras aunque llenas de un poco de polvo debido a la falta de limpieza. Les entregó alguna que otra manta que se hallaban guardadas en un ático.

JiMin, Yoongi, Jungkook, SeokJin, Namjoon y dos piratas más, subieron a la segunda planta siendo guiados por el rubio. Park abrió una de las tantas puertas que había en la planta alta y se adentró siendo seguido por los piratas.

Era una habitación bastante sencilla. Algunas que otras camas, un marco decorando la aburrida pared gris claro y una ventana que obviamente estaba cerrado con algunos tablones de madera.

—Pueden dormir aquí, las camas son cómodas.

Los piratas se instalaron con tranquilidad en esa espaciosa habitación. Más de uno se recostó en su respectiva cama confirmando lo que el dueño de la mansión les había dicho. Las camas eran un sueño, jamás habían sentido tanta suavidad en sus largos años de vida. Sentían que estaban recostándose en el mismísimo cielo, en alguna nube.


☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


JiMin, luego de terminar con las instalaciones de los desconocidos piratas, se encaminó a su biblioteca privada para buscar su momento de tranquilidad. Solía ser su refugio cuando pensamientos dañinos invadían su cabeza. Su madre le había otorgado esta costumbre, pues ella tenía la misma costumbre.

Buscó su libro favorito de la inmensa estantería, sonrió automáticamente al tenerlo entre sus manos, le dio un leve abrazo y caminó hacia su escritorio. Se sentó en la silla y buscó entre los cajones una pequeña carpeta que tanto adoraba. Esos dos objetos eran sus bebés, su único motivo por el cual la tristeza no se apoderaba al 100% de su cuerpo y alma.

Al tomarla, negó sonriendo viendo la tan infantil decoración. Tenía la foto de un pequeño JiMin observando lleno de curiosidad flores junto a su bella madre quien sonreía tranquila. Esa sonrisa la cual siempre supo brindarle dulzura y paz al pequeño de los Park. Bajo la foto tenía escrito un pequeño pie de página.

"Mi pequeño girasol*

01/04/2002"

El rubio intentó contener sus lágrimas, más le fue complicado al girar la contratapa y ver el dibujo de girasol —o intento de uno— de cuando él era pequeño. Recuerda que su madre se había sentido tan orgullosa de él. Incluso había prometido que Park JiMin sería un reconocido artista y ella iría a cada una de sus exposiciones.

Negó manteniéndose fuerte y rebuscó en el libro alguna flor que llame su atención. Leyó significados de algunas flores que ya había olvidado, buscó en su pequeña carpeta si tenía algunas de esas y anotó las que le faltaba para luego plantarlas y archivarlas en su cuaderno. Si bien para algunos este hobby era aburrido, para JiMin significaba la vida.

Se halló equivocado pensando que en su librería encontraría paz y privacidad, pues el repentino abrir de la puerta hizo que se sobresaltara sin darle mucho tiempo para reaccionar.

—¿Que no sabes tocar la puerta?

El pelirrojo —quien recién ingresaba y solo quería hacerle unas preguntas al rubio— frunció el ceño debido al tono de molestia del contrario y se acercó al escritorio. JiMin, por acto de reflejo y defensa, escondió su carpeta en su regazo intentando que no sea vista por el contrario.

—¿Acaso tienes algo que esconder? ¿Uhm?

El rubio también halló molestia en la presencia contraria y alzó sus hombros. Esta era su mansión, estaba en todo su derecho a tener privacidad. El joven pirata solo era un invitado, debería estar agradecido de que Park sea buena persona y le brindará un techo, paredes y comida a él y toda su tripulación.

—Todos tenemos privacidad, ¿no es así? —contraatacó y a su vez, por lo bajo JiMin guardó la tan añorada carpeta.

Yoongi quiso refutar eso pero era algo tonto pues él, al igual que el rubio, tenía secretos que ni Jungkook —su mejor amigo y compañero de la vida— los sabía. Suspiró frustrado apoyando sus manos en el escritorio y observó detenidamente el libro.

—¿"das bunte blumen buch*"? —leyó el joven pirata con un alemán muy pobre, pues nunca había intentado hablar fluidamente el atrayente idioma, no lo creía esencial en su vida.

El rubio asintió y se cruzó de brazos —El libro de flores de colores, supongo que no hace falta decirte sobre qué trata, ¿verdad?

Min sonrió arrogante y miró con una ceja alzada al contrario —¿Por quién me tomas? Estás hablando con el pirata coreano más inteligente del país. ¿Qué digo? ¿Del país? De todo el continente. ¿De todo el continente? De todo el-

Fue interrumpido por JiMin quien hacía un ademán con su mano derecha demostrando lo poco que le interesaba el egocéntrico discurso del contrario.

—Sí, sí, lo que tu digas. Ahora, si me lo permites, quiero seguir leyendo en mi burbuja de tranquilidad que había creado antes de que ingreses con tus faltas de modales. ¿Podrías hacerme el favor de retirarte?

Park señaló con su dedo índice la puerta siendo más que obvia su intención y miró expectante al pirata quien se sentía enfadado por la actitud contraria. ¿Luego él era el de falta de modales?

Además, ¿quién se cree este ricachón para tratarlo de esa forma? Él era Min Yoongi, era un Min.

—Sabes, las flores me interesan —mientras hablaba, el pelirrojo tomó una silla que se encontraba en una esquina de la habitación, la acercó frente al escritorio, la giró quedando el respaldo mirando hacia JiMin y se sentó mirando fijo al rubio —Adelante, enséñeme todo sobre la belleza floral, joven JinMin.

JiMin sintió la rabia recorrer por sus venas, tomó una regla que se hallaba en el escritorio y señaló al contrario con esta —Primero que todo, mi nombre es JIMIN. Ji-Min, ¿le resulta tan difícil a tu pequeño cerebro? Y por último, pero no menos importante, deja de actuar tan inmaduro. Pon la silla de manera correcta y siéntate como corresponde.

Yoongi negó aún con esa sonrisa rebelde en sus labios, la cual irritaba aún más a Park, tomó el libro antes de que el rubio pudiera reaccionar y se lo quitase de las manos y comenzó a ojearlo. Leyó algunas páginas deteniéndose en una en especial. Acercó su rostro al libro para leer mejor el mensaje que contenía esa página.

—¿Hablas griego? —levantó su vista hacia Park y lo miró más que intrigado. ¿El rubio podía hablar alemán, coreano y también griego?

El mayor se levantó de su asiento, caminó para posicionarse junto al pelirrojo y miró confuso esas dos páginas que nunca pudo deducir que es lo que decía. Siempre tuvo curiosidad por esas dos partes del libro, más nunca pudo descifrar el idioma en el que se hablaba.

—¿Eso acaso es griego? ¿Puedes leerlo? —soltó sin más dejándose llevar por sus emociones.

Yoongi giró a su lado para mirar a JiMin, pensó por unos segundos que responder ante dicha pregunta. Tenía dos simples opciones: confesarle la verdad y aceptar su comprensión por el idioma requerido o mentirle.

Mentirle y negar conocimiento alguno por el griego se veía tentador pues Yoongi no era idiota. O al menos no tanto. Bien sabía que el rubio escondía alguna que otra cosa. Por ejemplo, cuando ingresó a la habitación JiMin  escondió rápidamente un cuaderno en su regazo. Lo había notado sin embargo decidió no invadir de preguntas al mayor.

—No, estuve poco tiempo en Grecia y puedo reconocer su interesante manera de escribir. Sin embargo, y para tu desgracia, esto es completamente ilegible para mí.

Park suspiró frustrado, por poco y podría haber descifrado el mensaje que su madre le había dejado. Recuerda esa tarde lluviosa en la cual ambos se encontraban leyendo el libro frente a la caliente chimenea.

Minnie, hijo. Ven, debo mostrarte algo.

El joven JiMin corrió hacia su madre dejando a un lado el abstracto dibujo que estaba realizando en una hoja que había sido comprada por su madre, se trepó sentándose en su regazo y se acurruco en el pecho de su madre. Automáticamente recibió su calor y su cuerpo dejó de estar tenso debido al temor a los truenos y relámpagos.

¿Ves estás dos páginas? el rubio hizo un sonido de asentimiento afirmándole a su madre que estaba oyendo ¿Logras leer lo que dice?

JiMin se acercó al libro y frunció el ceño al no entender nada de lo que esas páginas contenían. Si bien el niño a su corta edad ya tenía un gran manejo en algunos idiomas como el inglés, coreano y alemán, este era completamente desconocido para él.

Simplemente negó con su cabeza, acto visto por su madre y se acurrucó aún más en el pecho de ella. Cerró sus ojos, la tranquilidad invadió su cuerpo al momento en el que escuchó los relajantes latidos del corazón de su progenitora.

—Mi pequeño, prométeme que intentarás descifrar el mensaje, ¿si? —JiMin asintió una última vez antes de dormir en esa cómoda posición.

Park volvió a su asiento y tiró su cabeza hacia atrás. Yoongi lo miró intrigado, no entendía porqué el rubio se sentía así, ¿tanto le interesaba saber lo que decía dos tontas páginas? ¿Qué contenían que era tan esencial para que el humor de JiMin no cambie drásticamente?

Min agachó su mirada hacia el libro ojeando curioso y leyó con cuidado esas dos páginas. Abrió sus ojos al traducir cada palabra, se levantó con rapidez de su asiento y caminó hacia la puerta sin decir palabra alguna.

JiMin al notar ese extraño comportamiento, habló:

—¿Acaso te volviste lo-

Sin embargo, fue interrumpido por el pelirrojo dejándolo a la mitad de la oración.

—Debo irme.

Y sin más se marchó de aquella librería.

Sí, definitivamente se había vuelto loco, mucho más al leer aquellas palabras.



*: Significado del girasol: consiguen sacar una sonrisa a cualquiera que las observa. Son la alegría del verano, y su característico color amarillo las convierte en auténticos soles en nuestras vidas.

*: Traducción de "das bunte blumen buch" : el libro de flores de colores.


☆゜・。。・゜゜・。。・゜★


Holaa! :D aquí pasaba a actualizar esta adaptación :) La autora empezó a actualizar un poco más seguido, así que aquí estoy :D

Espero que les guste y lo disfruten ♥

Estaré actualizando muuy pronto.

Cuídense la colita ;)


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