7. Hiddensee
El resto de los días sobre el barco transcurrieron a la normalidad salvo una sola cosa. El frío les invadía cada vez que se acercaban a la hermosa Francia. Era extraño, pues no recordaba que el padre de Jin le haya dicho sobre el bajo clima en esa época. Tenía entendido que el frío no era tan predominante en aquel país.
Eso extrañó demasiado al pelirrojo.
Sin embargo, confió en las estrellas que se reflejaban sobre el océano las noches restantes indicando que estaba yendo al camino correcto. Su madre nunca le había mentido.
Un día como cualquier otro, YoonGi se encontraba jugando a las cartas con JungKook y SeokJin en la habitación de todos los piratas. El pelirrojo se encontraba pensando detenidamente su siguiente jugada pues era su turno. La victoria estaba 99% asegurada para él, siempre derrotaba a los otros dos por más que hagan una alianza contra su capitán.
Cuando estaba decidido, alzó una de sus cartas en un movimiento leve y seguro para sumarle tensión a la situación. Sin embargo, el golpe de la puerta abriéndose con fuerza hizo sobresaltar al trío irrumpiendo en la tan esperada jugada.
—¡Capitán Min! ¡Vemos tierra! —los tres amigos se levantaron con velocidad de sus lugares y corrieron fuera de las habitaciones. Esa frase fue suficiente para que el corazón del pelirrojo se alterase y diese miles de vueltas queriendo salir de su pecho. El estúpido juego de cartas podía esperar.
Llegaron, realmente habían llegado. Si estaban cerca de la tierra, significaba que lo habían logrado.
YoonGi se asomó orgulloso a la punta del barco y miró una isla cercana. Sonrió en grande, infló su pecho para demostrar superioridad y mandato tal como su padre le había enseñado, se giró hacia el resto de piratas quienes miraban todo asombrados y aclaró su garganta llamando la atención por completo.
—Mis camaradas, llegamos a la hermosa Francia. Preparen el ancla, nos espera una larga estadía aquí.
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Tal y como ordenó Min, bajaron el ancla y embarcaron en la isla recién llegada. Al tocar tierra, YoonGi cerró sus ojos e inhaló el aire de la fría Francia. Era fresco, reconfortante, pacífico y... extrañamente familiar pues nunca había visitado Francia.
Se giró hacia su tripulación sonriendo orgulloso y admirando el rostro sorprendido que más de uno portaba. Los ojos de todos ahí brillaban al admirar las altas colinas llenas de verde.
—Esto, mis amigos, es Francia. La bella Francia.
Todos gritaron alegres y bajaron sus respectivas bolsas tejidas por las amables muchachas en Corea que contenían sus pertenencias.
Por lo general, las muchachas comprometidas con los piratas las hacían como regalo a sus parejas.
El pelirrojo no estaba en pareja por lo cual miles de mujeres se habían lanzado hacia él ofreciéndose a tejer una bolsa para él. Sin embargo, las rechazó pues no quería una bolsa. No tenía demasiadas pertenencias que guardar salvo la espada de su familia.
YoonGi volvió a girarse hacia el paisaje desconocido y suspiró intentando ocultar sus nervios. Era algo desconocido y había cierto aire que no le otorgaba ni una pizca de confianza. Si el capitán estaba nervioso, ¿qué le quedaba a la tripulación?
Vio a sus lados a sus mejores amigos sintiéndose más confiado que antes, tal vez Francia no sea tan malo.
O eso creía.
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Mientras daban un par de pasos adentrándose en las colinas, los muchachos de Min bromeaban entre ellos y el capitán miraba concentrado a sus alrededores. Nunca se sabe cuándo alguien puede aparecer y buscar combate.
Se detuvo una vez que vio algo a la distancia. Frunció su ceño intentando descifrar que era fallando en el intento.
Sacó su espada tomándola del mango, la estiró a su frente y comenzó a caminar hacia adelante siendo seguido por sus aliados quienes habían detenido sus risas y en un rápido movimiento sacaron su espada listos para defender a su capitán.
Min se acercó con cuidado a la bola y frunció aún más el ceño al ver que era una persona...¿llorando?
Negó y no bajó su guardia, tal vez era una estrategia para distraerlo.
Quedó a pocos metros de la bola y carraspeó su garganta logrando que el rubio que yacía recostado en el suelo se sobresaltara. Cuando estaba a punto de girarse una grave voz lo detuvo.
—¡Alto! Tenemos armas y no dudamos en usarla si te mueves.
El desconocido no se movió. El pelirrojo lo tomó como una señal, rodeó al rubio y se posó delante suyo. Estiró su espada poniéndola en el campo de visión del contrario, cosa que lo alteró aún más de lo que ya estaba.
—Levanta la cabeza lento y mírame —obedeció alzando su cabeza con lentitud y sorprendiéndose al ver un pelirrojo con ropa extraña y una espada. Lucía como un pirata de los cuentos que su madre solía leerle antes de irse a dormir.
¿Había alguna fiesta de disfraces y no se enteró?
¿Cómo iba a enterarse? Si nadie allí lo quería ver siquiera en fotos.
—Habla. ¿Quién eres, de donde eres, cuántos años tienes, qué haces aquí y estás armado?
No buscaba responder, su silencio lo demostraba. Sin embargo, palideció al ver la espada más de cerca, tembló y decidió hablar.
—S-Soy Park JiMin, soy de un pueblo cerca de aquí, tengo 28 años y... —evitó la anteúltima pregunta —Y no estoy armado.
YoonGi alzó una ceja enojado al no recibir una respuesta, sin embargo vio a los ojos del desconocido y evitó preguntas.
—Si eres de aquí, Park JinMin, ¿podrías guiarnos al pueblo? —JiMin frunció ante la confusión del pelirrojo.
—JiMin.
—Bueno sí, eso —el joven pirata revoleó sus ojos ante la corrección —Guíanos al pueblo que nombraste.
JiMin frunció el ceño ahora en señal de confusión. ¿Eran extranjeros?, ¿Qué querían en el pueblo? Tal vez saquear comida como en los libros...
No, eso era ridículo.
Sin embargo, sin rechistar, caminó hacia el pueblo siendo seguidos por todos los piratas quienes nunca bajaron la guardia y solo lo ponían aún más nervioso. YoonGi iba a su lado atento a cualquier movimiento extraño que haga Park.
Al ver de cerca el pueblo, JiMin desdobló rápidamente un saco enorme con capucha y se lo puso. Min bajó su espada al notar eso.
¿Así se vestían los franceses hoy en día? Los franceses están locos...
Al llegar al pueblo, vio cómo los ciudadanos no usaban la misma capa, se vestían como personas comunes y corrientes.
Corrigió su teoría, este francés en especial estaba loco.
A su vez, notó como varias personas miraban con asco y rechazo a JiMin. Bien, algo raro estaba sucediendo aquí y no se estaba enterando.
Giró hacia sus amigos para cuestionar si igual notaron lo que estaba pasando, sin embargo el par de tontos se encontraba mirando las tiendas y alguna que otra vendedora quedándose un poco atrás que el resto de la tripulación.
—Hey, tonto y re tonto, vengan —YoonGi los miró algo serio y ellos solo corrieron hacia él.
—Já, JungKook, YoonGi te ha dicho re tonto.
—¿Qué dices? Tu eres re idiota.
Min cansado de escucharlos discutir alzó la voz.
—Dejen de pelear —susurró lo siguiente —Este chico, el que nos está guiando, es extraño.
El dúo miró al rubio quien se achicaba en su lugar y simplemente caminaba un poco más adentro del pueblo ya cansado de ser visto por todos.
—Yo creo que las capas están de moda, deberíamos incluirlas en el uniforme, YoonGi.
—No solo eso, mira al resto de personas. ¿No sienten el ambiente tenso?
JiMin interrumpió la charla íntima de los piratas y sonrió apenado. Se encontraba bastante avergonzado con los piratas.
—Este es el pueblo principal, bienvenidos a Hiddensee.
YoonGi abrió sus ojos en demasía y dio unos pasos quedando bastante cerca del rubio. Sus mejores amigos, incluso el rubio, miraron a Min algo confundidos.
—¿Qué? ¿Hiddensee? ¿Alemania? —Jin y JungKook igual abrieron sus ojos en grande.
Park asintió dudoso varios segundos mirando al trío de piratas.
YoonGi giró hacia su tripulación quienes miraban todo encantado, les había gustado "Francia".
El pelirrojo volvió hacia el alemán.
—Me tienes que estar jodiendo... ¿no estamos en Francia? —TaeHyung negó lento.
—No, no es Francia. Esto es Alemania.
¿Las estrellas se habían equivocado? Su madre nunca le había mentido...
JungKook notó como el ánimo del capitán se esfumaba y se acercó para acariciar su espalda. Miró hacia el rubio quien no entendía la situación.
—Un gusto, JiMin. Mi nombre es JungKook y nosotros planeábamos llegar a Francia, no a Alemania.
Park comprendió más la situación, pobres piratas.
—Uh... pueden viajar en el barco en el que vinieron. Les llevará unos días, claro si el clima los ayuda y las velas están en orden.
YoonGi alzó la ceja, el alemán parecía saber algunas cosas sobre piratería.
Giró para dar la noticia y se detuvo al ver a su tripulación entretenida con el pueblo. Era algo nuevo para los piratas, la mercancía adaptada a la cultura alemana era extraña, pero atrayente.
Miró unos minutos más a las reacciones que tenían todos cada vez que avanzaban a otro puesto.
—Yoon, Alemania no luce tan mal lugar como para vacacionar, ¿verdad? —JungKook aún mantenía su mano en la espalda del pelirrojo brindando calor.
—Pienso lo mismo, Yoon —Jin apoyó la idea de JungKook.
Min miró a sus amigos, suspiró rendido y asintió. Tal vez pasar unos días en Alemania no resultaba tan mal...
—Bien —alzó la voz —Muchachos, esto no es Francia, de alguna manera llegamos a Alemania. Tal vez es una señal para quedarnos a vacacionar aquí, al fin y al cabo todos merecemos algún que otro descanso.
Todos asintieron comprendiendo al capitán. A algunos les extrañaba que un Min se haya confundido de localización, sin embargo era un error mínimo en este contexto.
JiMin miraba a todos en silencio, decidió hablar una vez que el silencio reinó.
—Si me disculpan, debo irme —JungKook simplemente asintió.
JungKook revoleó sus ojos estresado por la inutilidad del contrario y dio un paso adelante del capitán.
—Hey, somos nuevos aquí. ¿Podrías guiarnos hacia algún lugar donde podríamos quedarnos?
Park pareció meditar todo con cuidado. ¿Dónde podría enviar a los piratas sabiendo que estarían sanos y salvos?
Luego de unos minutos mirando al suelo y meditando, habló.
—Pueden venir a mi mansión.
Mierda, ¿dónde se estaba metiendo? ¿Cómo haría para que entren más de diez piratas en su casa?
YoonGi, Jin y JungKook miraron sorprendidos a JiMin. ¿Una mansión? ¿Acaso estaban delante de un ricachón?
Sin embargo, no quedaba de otra que aceptar pues estaban en un lugar desconocido y acampar no era una opción, el frío no se los permitía.
☆゜・。。・゜゜・。。・゜★
Al llegar a la puerta de la mansión de los Park, los piratas miraron todo sorprendidos.
Lucía vieja, muy vieja. Parece ser que JiMin no conocía la funcionalidad de las cortinas, pues las mantenía cerradas aún de día.
¿Acaso era muy luminoso por dentro?
Varias enredaderas se colaban por las ventanas impidiendo la vista a través de ellas. El dueño de la mansión no parecía preocuparse por quitarlas, tal vez es la moda allí en Alemania.
JiMin bien era consciente que había un grupo de piratas anonadados mirando su mansión. Apenado abrió la puerta y giró a ver al capitán.
—¿Van a pasar?
Actualizo porque la autora también lo hizo y por eso es que ando re emocionada :'D
Paciencia, paciencia. Si queremos arte, tendremos que esperar :)
Cuídense la colita ❤️
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