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SUNNY CAMINABA POR EL CAMINO DE ARENA MIENTRAS QUE MIRABA CON curiosidad al lugar que había llegado, sin olvidar que probablemente sus sobrinas le habían llevado a la muerte con la excusa de que iba a un reality, porque definitivamente, el lugar no era muy bonito y no había fauna, solo mosquitos molestos en ciertos sectores y un calor horrible.

—¿No puedo volver?—murmuró volteando para ver que el helicóptero se había marchado.

El calor le estaba haciendo mal, el sudor no había tardado en salir para mojar su nuca y levemente su espalda bajo la blusa rosa palo con pequeños gatitos, obligándola a caminar y arrugar su nariz por sentir arena en sus pies debido a las sandalias, lo único que agradecía era la falda de tablones que llegaba a la mitad de sus muslos de tonalidad blanca.

—Solo serán unos días —comentó abanicando su rostro mientras que avanzaba y suspiraba debido al largo camino— bien, Sun, no pasas una hora y media diaria corriendo en la trotadora para no poder soportar este camino...

El sol pegaba contra cualquier parte de su piel y tuvo que poner una de sus manos en si frente para poder tapar el sol de sus ojos, mirando el camino y acelerando el paso, sabía que había sido la última en llegar debido a que había tardado más de lo usual al aeropuerto de Seoul, debido a las dudas de último momento junto al horrible tráfico de un lunes por la mañana —porque incluso a las 6 am, aquella ciudad comenzaba a ser un desastre—.

—Bien, veo las antorchas—se habló, acelerando el paso— que horrible tener que pasar por ahí, pero todo lo que sea por volver con un amor a casa.

Se dio ánimos y avanzó, haciendo una cuenta mental junto a "el calor es psicológico", sobre todo porque sus genes coreano-americanos no evitaban que ella sudara, sobre todo con la tela de la blusa que si fuera por ella, estaría por ahí con un bikini por el calor, y eso que los odiaba.

Pasó por el lado de las antorchas, jadeando levemente bajo porque el calor del fuego era infernal y todo decidió detenerse al mirar al grupo de personas que estaban sentados en una especie de sofa improvisado con mantas y cojines, notando los ojos curiosos sobre ella y algunos ruidos de sorpresa o comentarios como "que adorable", por lo que, decidió acercarse y sentarse entre dos chicos.

—¿Tienes calor?—escuchó la pregunta a su lado, volteando a ver.

—Un poco—soltó una risita— ¿por qué?

—Tienes la frente un poco mojada—comentó apuntando y ella asintió.

Limpió su frente del sudor o quizás, simplemente lo embarró mejor debido a que su mano estaba húmeda, comenzando a desesperarle, porque Sunny con los climas era muy extremista: si hacía calor, sudaba hasta por las pestañas y si hacía frío, usaba 10 capas de ropa y un termo té o café caliente para mantenerse bien.

—Creo que lo mejor es decir nuestros nombres, ¿no?—una pelirroja habló sonriendo, vistiendo un vestido hermoso— yo soy So Yeon, un gusto.

Sunny asintió, se había sentido demasiado infantil con la ropa que había tomado prestada de su sobrina —que para su sorpresa, podía compartir closet con su sobrina de 16 años— y porque, todas estaban bonitas y elegantes... mientras que ella estaba "que no se note que salí tarde-casual".

Escuchó los nombres y trató de memorizar los rostros, porque era pésima con ello, hasta que fue su turno, donde los ojos curiosos volvieron a ella.

—Soy Park Sunny, un gusto conocerlos a todos—sonrió amigable, sintiendo su rostro enrojecerse por el calor.

—Es muy adorable—escuchó un murmullo, sin embargo, lo ignoró.

LUEGO DE UNOS MOMENTOS DONDE COMENZARON A INTERACTUAR, el hambre comenzó a hacer presencia, donde unos fueron a buscar agua y el resto estaba en la "cocina" y "comedor" a la intemperie, haciéndola sentir como en casa de cierta manera, una de las cosas que ella amaba era cocinar y poder compartir la pasión con algunos era emocionante.

—¿Podrías lavar el arroz?—Moon Se-Hoon se acercó amablemente mientras que la notaba abrir el agua para lavar algunas verduras.

—Oh, no hay problema—sonrió— ¿qué haremos?

Moon Se-Hoon comenzó a explicarle mientras que la chica lavaba los granos blanquecinos, asintiendo mientras daba sugerencias y luego limpiaba unas verduras para que el resto las cortara, simplemente para seguir al más alto donde las cocinas.

—¿Qué haces tú?—preguntó curiosa, poniéndose tras un pelinegro alto, disfrutando vagamente por la notoria diferencia de altura.

—Oh bueno...—se dio la vuelta, mirándola y desviando la vista nervioso— solo vine porque adentro hay mucha gente.

—Oh, comprendo.

Se quedó ahí, mirando como a su lado, Se-Hoon cocinaba algo que olía delicioso, mientras que Si-Hun buscaba como comenzar una conversación, hasta que por querer llamar su atención, abrió la estufa y se quemó.

holy fuck—soltó la más baja, cerrando con cuidado la olla y tomando su mano— ¿estás bien?

—Oh si, es una pequeña quemadura—soltó una risita mientras que trataba de restarle importancia, a pesar que le ardía como el diablo.

Fue arrastrado hasta el lavaplatos y el agua comenzó a correr sobre su quemadura, viendo como ella tomaba uno de los paños de cocina para simular una venda, mirando a lo lejos como otra chica bonita captaba su atención.

LA CENA HABÍA SIDO UN ÉXITO Y HABÍA QUEDADO EXHAUSTA DEBIDO AL CALOR, sobre todo porque apenas escuchaba las voces de sus compañeras debido a que estaba cabeceando, hasta que una voz le sacó de la posible perdida de conciencia para descansar.

Buenas noches a todos, cómo notarán, todos tienen un papel y un lápiz junto a ustedes, ahí, le escribirán a quién les llamó la atención y la dejarán en su buzón, uno por uno —todas tomaron el papel y el lápiz para escribir— y luego, uno por uno ira a recibir su carta.

Sunny no pudo evitar recordar a Si-Hun, con quién había compartido un momento "especial", o bueno, quemarse por accidente precisamente era algo que le había impactado realmente, por lo que, sonrió pensando que escribir en la nota.

"Un gatito como tú debería tener cuidado con la cocina :)"

Algo que a Sunny le fascinaba eran los rasgos gatunos, los ojos exageradamente rasgados y los labios finos en los asiáticos le encantaban y bueno, los gatos también le fascinaban.

Salió a dejar la nota cuando fue su turno, suspirando mientras que volvía a la carpa, esperando nuevamente su turno para salir.

Bien, ya que han salido a dejar sus cartas, ya es momento en que salgan a buscarlas—el parlantes anuncio y todas festejaron.

Las chicas salían y entraban felices, rebosando en emoción y coquetería debido a las cartas anónimas que habían recibido, sobre todo Ji A, quién había sido la más feliz y arrogante al recibir "demasiado".

Finalmente, Park Sunny.

—¡Tu puedes!—Yea Won le dio apoyo.

—Gracias, ya vengo—se levantó a pasos torpes y salió de la carpa.

Caminó hasta los buzones y suspiró, haciendo una cuenta mental debido a las probabilidades, negando luego para no pensar mal antes de tiempo y al abrir su buzón como una pequeña niña esperando a Santa Claus, la sonrisa se borró de su rostro al notarlo vacío, haciéndola cerrar los ojos para reprimir las ganas de llorar aunque un pequeño sollozo se escapó de sus labios, haciéndola reír.

—Creo que... estoy exagerando—volvió a hablarse para volver a la carpa, limpiando su rostro y sorber sus mocos.

—¿Cómo te fue?—preguntó con curiosidad Ji Yeon.

Se abrazó a si misma, tratando de cambiar el tema sin ser tan notorio, avergonzada por no recibir nada— hace mucho frío afuera.

Y las conversaciones se desviaron a diversos temas sobre moda, comidas o aspiraciones, mientras que la pelinegra se preguntaba del porque nadie la veía, sobre todo porque toda su vida se sintió desplazada por el sexo opuesto, aunque su suerte cambiaría en unas cuantas horas.

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