"En el jardín diminuto de la muerte, sigo sembrando semillas que no volverán, el amanecer, el trueno de la primavera, la oscuridad cruelmente nos cubre"

Cuando Osiris subió al poder en el mundo de los muertos, el Duat, Anubis se limitó a embalsamar los cuerpos de los faraones, guiándolos a la necrópolis resguardándolos con su vida además de encargarse de vigilar junto con Horus* la balanza en la que se pesaban los corazones de los difuntos durante el Juicio de Osiris.

El desplazamiento del trono de Anubis en el Duat se pensó que podría reflejar algo de resentimiento dentro de su interior, pero no fue así, dentro de su mente se movía un solo pensamiento, el de encontrar el fragmento del alma de Osiris.

Mando por todo el Egipto y las fronteras de este a sus súbditos, Sheut creadas por sí mismo para encontrarle, pero no hubo resultado alguno entonces tomo la decisión que le condenaría.

Nun, Naunet, Kuk, Kauket, Heh, Hehet, Nia y Niat hicieron acto de presencia ante su decisión, los primeros en hablar fueron Nun y Naunet —¿Comprendes lo que tu acción ocasionara? —hablaron a la par los dioses de Caos.

Heh y Hehet hablaron ante el silencio del chacal —lo que harás creara algo más negro que las tinieblas —Dijeron los dioses del espacio infinito, mientras Kuk y Kauket dioses de las tinieblas asentían.

Nia y Niat dioses de la vida y la indeterminación prosiguieron —Lo que harás afectara en el futuro la fluctuación —hablaron solemnes— sin embargo, la fluctuación que crearas podría conceder el deseo que ambos tienen —afirmo mientras le miraban fijamente.

—Comprendo lo que significa lo que hare, es imposible para cualquiera, pero siendo yo la unión de lo tangible e intangible puede que tenga una oportunidad —afirmo.

—Niño de nadie ¿Qué quieres probar con esta osadía a los Dioses? —preguntaron Kuk y Kauket.

—No lo sé, pero comprendo que esto me dará la respuesta que anhela mi corazón.

—Si esa es tu decisión debes comprender los riesgos que conlleva esto —hablaron Heh y Hehet— hemos escuchado la resonancia de tú melancolía, pero ninguna vida vale la pena para arriesgar el espacio y el tiempo.

—¿Ni la de un Dios? —pregunto, pero no hubo respuesta esta vez, las cuatro parejas de dioses se habían marchado y entonces procedió.

Dividió su cuerpo para ir en la búsqueda secreta que ni la misma Isis sospecho, primero separo su Ba, para después hacer lo mismo con su Aj, y por ultimo con ayuda de sus Sheut él mismo extrajo su propio corazón.

Sin forma corpórea las tres piezas viajaron entre el desierto junto con un grupo de Sheut en busca del fragmento del alma de Osiris.