"Los canarios dentro de mis ojos olvidan la canción, la belleza que todavía está intacta no volverá"

Una vez llegando frente a su tumba, coloco su cuerpo en su interior, el rostro miraba hacia el sur sobre un montículo de arena que simbolizaba la colina primigenia.

La purificación daba comienzo, succionaron el agua mediante el riego del natrón del Alto y Bajo Egipto.

Anubis tomo el Dyeba* y el Nechereti*, se acercó para tocar su boca, pero antes de que los presentes fuesen entregados pudo ver la verdad, aquel fallo que no pudo distinguir ante su pena, miro a Isis expectante ante la preparación de la nueva vida* de Osiris.

Dudo por unos segundos si en hacerle conocer la verdad a la Diosa siendo que nuevamente debería de emprender el viaje para encontrar la pieza faltante, aquella que no estaba del todo perdida puesto que solo una parte de ella se había desprendido.

Cerró los ojos mientras proseguía, pronto el corazón y la pata del toro que como sacrificio ofrecía el alto y bajo Egipto eran colocados debajo de su nariz.

Osiris aspiro la vitalidad contenida en el cuerpo del animal mientras que los sahumerios y cantos se hacían escuchar.

Poco a poco el Dios resucitaba, Anubis vio el cuerpo volverse hombre y al mismo tiempo el hombre volverse en Dios, Isis sonrió ante el regreso de su amado, sin embargo Anubis no pudo hacerlo, era Osiris, pero al mismo tiempo no lo era, él lo sabía, el secreto oculto cuando miro dentro de sí y lo confirmo al verlo de frente.

Él no era su padre ni el Osiris autentico solo parte de él, pero ¿Por qué Osiris deprendería parte de su alma y la dejaría vagar por entre el desierto?

Dyeba* instrumento de oro en forma de dedo.

Nechereti* una especie de azuela.

Nueva vida* Se suponía que tocando la boca de la momia con el Dyeba y el Nechereti el difunto se convertía en un recién nacido preparado para la nueva vida.

Dentro de la ceremonia de la "Boca abierta" se presentan el sacrificio de los dos toros del Alto y Bajo Egipto; a veces sólo uno. En esta expiación estaban presentes las dos representantes de Isis y Neftis. El corazón y una pata de animal se entregaban al difunto como garantía de vida estos se le colocaban bajo la nariz para que el fallecido aspirase la vitalidad contenida en el cuerpo del animal.