XXV
"Pronto me iré con mi querido, que realmente estaba a mi lado, con sus dos manos frías que ahora envuelven su cara, el viaje largo llego a su final, en medio de la tranquilidad, me apené y solo grité con todas mis fuerzas"
—Pronto moriré —dice, ella le mira escéptica.
—¿Qué clase de bro... —se detiene al ver su mirada, no parece bromear, él no es de ese tipo de gente, no en ese tema, no porque conoce la perdida, sus orbes tiemblan, pasa saliva, trata de entender, pero solo le queda preguntar —¿Yugi?
Extiende su mano sobre la mesa tomando la suya, suspira hondamente por unos segundos cierra los ojos, los abre y vuelve su mirada a ella.
—Yo lo lamento, cada vez que nos vemos te hiero —sonríe melancólicamente, ella quiere hablar, quiere decir que no es así, que él no tiene la culpa de que ella se hubiese enamorarse de él, sino su estúpido corazón que no le puede sacar, que le ha clavado en el para no dejarle ir como él lo hizo con Atem, pero no puede, no ahora, porque aun duele que aquel fantasma del pasado le aprese sin poder dejarle ir ¿Cuánto tiempo necesita el corazón para olvidar a alguien? No sabe la respuesta pero quiere saberlo, porque lo entiende, lo comprende, él jamás la amara, su corazón esta apresado en una línea de tiempo donde no hay nada más que Atem en ella— Muy pronto —empieza a hablar— Yo tendré que irme para que él vuelva —su voz es tenue, aun así no aparta su vista de ella, no hay mentiras pero no entiende lo que quiere decir.
—¿Él?
—El Faraón volverá a la vida...
—Eso...
—Diva ya lo había dicho —una pequeña sonrisa se asoma, no es felicidad, ni burla, es aquella pequeña sonrisa que le dice lo estúpido que fue al no haberlo visto antes ¿Cómo pudo creer que podría escapar después de lo que hizo?
Ella ríe, no sabe porque, solo unas pequeñas risas se le escapan, en ella no hay felicidad, no hay rastro de algún sentimiento que le pueda hacer reír aun así lo hace, el nerviosismo le acapara ¿Es una broma verdad? Quiere decirle, pero no puede, sus orbes tiemblan.
—No es una broma Rebeca.
Responde a la pregunta nunca hecha, quiere preguntar tantas cosas ¿Por qué tú? ¿Por qué no puedes tener un final donde puedas ser feliz sin él? ¿Por qué siempre él debe de meterse en ti acaparando todo sobre tu persona? ¿Dónde quedan los demás? ¡¡¿Podrían dejar de ser egoístas?!! Cierra los ojos ante la frustración, tantas palabras que no dirá, no por miedo, no por educación, solo su voz se ha ido, siente su boca seca, abre los ojos para tomar un poco de agua del vaso que esta frente a ella, la vaga ilusión se esfuma al ver su figura aun lado de él, aferrándolo por detrás, ¿Por qué debes perseguirle aun estando muerto? Quiere reclamarle a aquel faraón invisible que se aferra al cuerpo de su amado, pero sabe que es en vano, solo es una broma de su mente, una cruel broma como la que ahora está viviendo, esto no puede ser verdad...
—Rebeca —le llama, pero comprende que debe darle tiempo, asimilar aquello no es fácil, aun no comprende como lo ha asimilado él cuando ambas memorias se volvieron una.
—Han pasado dos años desde lo de Diva ¿Por qué ahora?
—Hay algo... algo que debió hacerse hace mucho tiempo —responde— pero por alguna razón no paso como debió, el destino es extraño —mira el techo del establecimiento.
—Diría yo, cruel —regresa su mirada al frente, su ceño fruncido, sus parpados cerrados con fuerza, ella quiere llorar, sabe que no logra entender todo a la perfección, pero eso no importa, lo que importa es la decisión que tomara desde ahora.
—Tal vez sea así —sonríe mientras aferra su mano— cuando yo me vaya quiero que cuides de él —la revelación le hace abrir los ojos y mirarle escéptica ¿Debe ser una broma? Una de muy mal gusto ¿Cuidar a la persona que le arrebato al hombre que ama? ¿Cómo podría? ¿Con que corazón? — Se lo que significa Atem para ti, pero no es el villano aquí —le mira dulcemente— pero solo tu dentro de todas las personas que conozco puede ayudarle, solo en ti puedo confiar esta misión —cierra los parpados con fuerza, sabe que lo que está pidiendo es horrible, no quiere herir a nadie, pero lo hace, una y otra vez, no quiere que su última reunión sea así, así de dolorosa como la anterior.
—Solo... —empieza, comprende la importancia del asunto, aun así, quiere respuestas, aunque duelan, ya ha tomado una decisión— ¿Por qué debes hacerlo? ¿Por qué solo tú?
La sorpresa se dibuja en su rostro, nuevamente esa chica le demuestra su fortaleza, esa misma de la cual carece, porque al fin y al cabo acepto su destino sin chistar, su otro yo de seguro le gritaría varios improperios, pero no él, no puede huir como su otro yo lo hizo una vez, le prometió a Atem no huir de los retos, y a pesar de todo este es uno más, quiere creer en ello, en que volverá aunque realmente no debería hacerlo, no podría hacerlo, él, lo que es realmente... solo es un ladrón, alguien que usurpo lo que por derecho debía regresar desde hace tiempo.
—Rebeca —le mira suplicante— no soy buena persona, nunca lo seré, —ella quiere hablar, pero no se lo permite— mi alma —niega con la cabeza, no puede llamarse alma, porque no lo es, no completamente— lo que yo soy —se muerde el labio inferior, se siente frustrado ¿Cómo explicar? — este cuerpo no es mío, nunca lo fue, el alma de Atem había sido sellada en el rompecabezas, este cuerpo es de Atem, debió de ser de Atem pero su alma se encontraba dentro, yo solo soy un usurpador de cuerpos en esta encarnación, para que él pueda volver yo debo morir...
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