XVI
"¿Cuántas veces la gente grito en medio de un mar de lágrimas?
Dentro de un sueño que se derrumbó, hágase la luz gritemos
¿Por qué hace el karma de la vida simplemente trae más dolor en vez de traer alegría?
Siempre sueño con esa música tranquila, para llegar a través de la distancia donde duermo junto a ti...
Cuando te toque... la canción nació por primera vez en el mundo... "
Nos encontrábamos en la vieja cafetería Nagi, había llegado de visita, después de un mes de que había vuelto aun las cosas me parecían tan irreales, traía un suéter rosa debajo de una blusa blanca y una falda roja, el cabello suelto como de costumbre, acción que repetía desde hace algún tiempo, nuevamente me muestra una sonrisa sincera, esta vez debo dejar las cosas en claro antes de perderla también a ella.
—¿Has hablado nuevamente con él? —pregunta mientras me ofrece una mirada curiosa.
—Estos días se ha ausentado —hago una pausa y acerco mi mano a la mesa, ella comprende el gesto y la toma —aún me sorprende que me creas, todo... aún me parece tan irreal ¿Sabes?
—Nuestra vida siempre fue así Yugi ¿Acaso con el Faraón no fue siempre así?
Y eh ahí de nuevo el designio divino que me hace volver al pasado sin lograr hacer nada, Atem, ¿Alguna vez te has sentido así? ¿Tan miserablemente enamorado? Quiero conocer tu sentir, sin embargo no espero respuesta alguna, lo cierto es que las palabras de aquel conejo me siguen inquietando, el pensar que soy solo olvido me duele, ya que de alguna forma egoísta sigo esperando a que dentro de ti haya algo de mí.
—¿Estas bien? —aferra mi mano, siento su calidez, pero no importa que tan cálida sea no es de la persona que amo, Atem te marchaste dejándome desprotegido, una mueca en forma de sonrisa sale de mis labios, aquel mundo me ha roto Atem, y aun ahora trato de armar las piezas de lo que alguna vez fue Yugi Mutou.
—Lo estoy —afirmo, pero ella frunce el ceño en señal de desaprobación, ¿Cuándo me volví tan transparente? Antes era tan fácil fingir teniéndote a ti, y eh ahí nuevamente la verdad a medias, muerdo mi labio inferior, este juego debe terminar en algún momento.
Guarda silencio mientras me escucha con atención, no me interrumpe no obstante siento su mano pronto alejarse de la mía, era de esperarse, le eh roto el corazón, le digo que no puedo amarla, ella no grita, tampoco llora aunque sus orbes amenazan con hacerlo, me sonríe y agradece la sinceridad, sin embargo antes de marcharse pide que piense al menos en el futuro que tengo, lo comprendo, lo entiendo, sé sobre el futuro que se cierne sobre mí, pero aun así no puedo evitar amar a alguien que ya no existe frente a mi ¿Así es el amor no es así? Tan extraño y efímero.
Me quedo solo en la cafetería, por alguna razón siento ganas de llorar, pero no lo hago, no fui yo quien fue rechazado, pago la cuenta y salgo del establecimiento, miro el cielo azul, pienso si en donde estas tu puedes ver el mismo cielo y el sol brillar, una lagrima traicionera se desplaza, creo que por hoy debería ir a casa, tengo una reunión en un par de días además el encontrarme con Seto una vez más me parece tan extraño, una sonrisa se asoma en mis labios, ambos enamorados dejados atrás ¿Seto que sientes al pensar en él aun ahora? No lo sé, y aunque te lo pregunte jamás me dirías nada ¿Verdad?
『』
El sueño me invade, pero esta vez al abrir mis ojos veo la oscuridad que el manto estelar me otorga, las estrellas brillan, la luna no está ¿Un sueño? Y la pregunta que jamás pronuncie es contestada al escuchar su voz.
No es la primera vez que en el sueño nos encontramos, pero después de tanto tiempo no puedo evitar abrazarle, su tiempo y el mío no están sincronizados y por lo que me ha contado la última vez las manecillas del reloj de su mundo se mueven cada vez más rápido queriendo terminar lo que debió de llegar a su final hace tanto tiempo atrás.
—Otro.... —me detengo a medias ante mi intento de llamarle, su ceño fruncido me lo dice todo— Yuu —le llamo al fin, aquel nombre que se puso para diferenciarnos y hacer una conversación menos enredosa es el que tomo siendo un diminutivo más íntimo entre los dos, le escucho resoplar pero al final accede a mi abrazo.
Por unos segundos se queda ahí sin soltarme, siento su ansiedad, al fin y al cabo ambos somos lo mismo, cuando al fin me suelta miro sus orbes, son negros, y aquellos mechones purpuras que me distinguen no están solo negro y amarillo, ambos a pesar de todo somos diferentes.
—¿Sucede algo? —comienzo la conversación dándome cuenta la mirada que dirige hacia mí.
—Hace una semana termine.
—¿Qué? —es lo único que puedo pronunciar.
—Al fin ayude al Faraón —no sé qué decir, pienso si en abrazarlo nuevamente, ¿Debe estar herido no? Pero la imagen que me muestra no es esa, después de todo yo le había quitado la oportunidad, al final él se acerca a mí y me consuela extendiendo su mano en mi hombro, una sonrisa lastimera escapa de mi— No te sientas mal, él debía regresar, pensé que debías saberlo además... —se detiene, chasquea la lengua, tiene duda y es la primera vez que duda en decirme algo, él jamás ha ocultado nada, la culpa no está presente en él, esta versión mía es fuerte, algo de lo que dista mi ser algún día volverse, bajo la mirada, nuevamente mi debilidad me ataca— tuve un sueño —empieza a hablar despertándome de mi estupor— en el sueño nunca más abrías los ojos —finaliza.
—¿Qué? —nuevamente es lo único que puedo decir.
—No sé lo que significa, pero tengo un mal presentimiento, tal vez... esa Sheut tenía la razón.
—Pero mi mundo sigue en pie, él dijo que nuestro encuentro acabaría con mi mundo y no es así —sonrió, el solo me mira detalladamente y al final suspira.
—Deberíamos tomar distancia.
—¿Por qué?
—Tal vez sea un peligro que provenga de mi mundo —cierra los ojos— bien antes de irme déjame devolverte algo —mete su mano al bolsillo y la extiende frente a mí.
—Black Magician... ¿Pero cómo?
—Tu sirviente no podía con ambos ataques, y yo te quería vivo, interpuse las cadenas en medio de este —dijo con simpleza.
—Pero...
—Él robó tu preciada posesión, por lo visto no es tan bueno como se le pinta —rio.
—Bueno en primera estancia siempre fue suyo.
—Aun así, tómala.
—No, ya no es mía, además ya tengo a mis fieles compañeros —sonrió mientras él me mira escéptico.
—Como quieras —la guarda en su bolsillo.
—¿Realmente debemos despedirnos? —mas no responde, miro su espalda, y su semblante me recuerda el sueño que alguna vez tuve de superarte Atem.
—Yugi —me llama sin verme— Gracias —empieza— sé que te lamentas estropear lo mío y lo de Atem, pero estoy feliz por ello, en tus ojos miro la añoranza y ese es un destino mucho peor que el exilio, esperar a alguien quien nunca vendrá es triste —se dio la vuelta— en mi mundo pude enamorarme, vivir la vida que nunca pudiste tener al aferrarte —sus ojos no mienten, siento un escalofrió el recorrerme— por ello —se acerca a mí— como último deseo de su parte —toma mi mano, en un movimiento me veo entre sus brazos, pero antes de poder decir algo sus labios se apresan en los míos, un beso simple y casto el cual dura unos breves segundos, me suelta, doy unos pasos hacia atrás, le veo sonreír, al final agacha la mirada, un suspiro sale de él —él me pidió que te lo diera, nunca le deje verte, pero antes de partir el muy idiota lo hizo frente a todos en el duelo ceremonial —rio con gracia— honestamente aún me pregunto si fue lo más adecuado el no dejarles verles.
—Yuu —me acerco a él— gracias, eres muy amable —me mira escéptico al final sonríe.
—Basta de cursilerías, eh besado a dos chicos iguales a mi ¿Qué mal sueño es este si no una pesadilla? —exclama con euforia mientras se desvanece dejándome en medio del sueño y con la promesa de un amor mediamente correspondido, Atem, al menos tu otro yo se enamoró de mí.
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