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Sun

Cuando todavía creía en la historia del meñique rojo
Formulé un deseo a una joven estrella
Para caer en el amor como en mis sueños
Oscuridad por doquier, no hay nadie solo él.

Mira sus manos, puede verse entre la oscuridad, comprende que él mismo es luz entre ella, aun así el vacío se cierne en él. Ha nacido pero no hay nadie que le reciba con los brazos abiertos ¿Qué debería hacer? No lo sabe, pero el estar solo es algo que le aqueja, le oprime el alma y entonces después de aquel acto indecoroso* más como él van poblando el NUN donde habita.

Amón Ra rememora su nacimiento, en su semblante sigue la sonrisa que le caracteriza mientras viaja entre el infierno, la soledad siempre está dentro de él a pesar de que se ha vuelto uno con Amón Dios del viento para ser lo que es hoy.

Pero su ensimismamiento se acaba al escuchar a sus oráculos hablar, al parecer muy pronto el trono dejara ser suyo, su hija Nut y su hijo Geb han estado tratándose, y de su unión nacerá el nuevo gobernante, trata de detenerlos, pero al final falla, aun así no deja el trono, teme por que la premonición sea verdad, no es el trono, no es el gobernar por sobre el hombre y los demás dioses, es el comienzo del fin que marca la coronación de Osiris, pero ante su melancolía el reflejo que emite le hace verse viejo, ante su condescendiente salud Isis logra engañarlo, entonces Amón Ra comprende que un Dios puede sentir temor al ver la muerte llegar de sorpresa.

Isis, la única que se ha dado cuenta que el nombre que usa es falso, puesto que el real lo ha desechado desde que dentro de NUN ha generado vida, ha pedido el real como pago para curarle, si al fin Isis obtiene lo que realmente quería, el trono para Osiris y su hijo Horus.

『』

Los recuerdos se mezclan, en su semblante siempre se muestra una sonrisa afable, dulce ardid para las almas que solo le ven brillar, nadie conoce el pesar de Amón Ra, pero en uno de sus viajes ve algo inusual, el nacimiento de un Dios en particular, representa la nada y el todo, qué curioso ser en la Tierra a caído, piensa Amón Ra y por unos segundos ve al niño con su rostro original que le mira insipiente y con descaro, parece que pronto romperá a llorar, pero no es así, en silencio se queda esperando el abrazo de la madre que no vendrá, le han dejado solo.

Día a día su barca se mueve por los cielos, pronto se ve así mismo lleno de la misma curiosidad que alguna vez tuvo antes de volverse viejo y senil, pero aquello es solo una fachada, desde que casi estuvo a punto de morir pudo verlo, él como tal no puede desaparecer, el morir sería dejar morir a sus hijos y él no puede, la inmortalidad es lo que existe en él y por ello puede cambiar su forma a placer, ahora cual niño se presenta mirando a los lados de la barca buscando al niño que fue desechado, pero no hay rastro de él.

—¿Acaso habrá muerto? —dice cual niño inocente mientras Seth se marcha, sus servicios ya no son necesarios, ha acabado con la Apofis, mañana nuevamente levantara su espada contra ella.

El viento le remueve el pelo, Amón Ra no tiene forma aun así la desea, no sabe qué forma tiene, ¿Y cómo saberlo cuando siempre estuvo solo? Y el origen de la vida no le ha dado muestras de qué forma debería de adquirir, aun así, resplandece y hace que la cosecha crezca, que el calor disipe el frio de la noche y entre sus propios pensamientos vanagloriados observa su silueta, pero su rostro se ha ido, una cabeza de chacal ha sido impuesta, junto a él Isis le acompaña.

Ríe por la visión que ven sus ojos, parece su perro guardián pero la risa se le va al notarse que no son tan diferentes, ambos ocultan algo que nadie debería saber jamás. Por primera vez siente pena en su ser.

『』

La noche ha llegado, nuevamente en el infierno puede sentirse meramente él. Su brillo pasa desapercibido y la pregunta de siempre se instala, cuando Osiris enseño al hombre la agricultura comprendió que en este se hallaba algo inconmensurable de lo cual carecían los Dioses y eh ahí la interrogante que le aqueja y siente jamás será contestada ¿Los Dioses pueden cambiar? Cuando se unió a Amón no hubo gran diferencia, el vacío seguía ahí dentro, aquel que pensó se llenaría al estar siempre juntos, pero en su lugar se intensifico ante su perdida corpórea.

Sin embargo sus pensamientos fueron interrumpidos al ver los cuatro hijos de Nut y Geb cual viles humanos conducen el destino de la tierra al desastre entre sus deseos desmedidos, Seth ha matado a Osiris e Isis ha dejado el trono en busca de él, a pesar de que su esposo ha engendrado a un niño con su hermana Netfhys.

Y por primera vez Amón Ra se siente extasiado ante aquel drama que le ha estado entreteniendo desde hace siglos puesto que esto son solo recuerdos.

Así que quédate hasta que las nubes desaparezcan,
No es necesario decir nada,
Sólo canta suavemente,
Por nuestro bien

Le mira llegar, la cabeza de chacal la sigue portando como emblema después de todo desde un principio se le vio así, no lo dejaría tan fácilmente, pero esta vez entre sus manos algo se mueve inquieto, sus orbes dorados brillan, pero antes de que diga algo, él habla.

—Tu que has estado jugando con todos hazte responsable —afirma Anubis y no tiene que verle a la cara para saber que mirada le lanza, la siente, lo sabe, si pudiera, ahora mismo le mataría ¿Y cómo no hacerlo cuando se ha estado divirtiendo a cuestas suyas?

Se levanta de su trono, su barca sigue sin detenerse, saca su lanza, esta vez no hay espada entonces la extiende, Anubis la acepta, un fino corte que hace caer el brazo del Dios.

Pero esta vez no se necesita a Isis para recrear la pieza, el brazo de Amón Ra reaparece, la furia le hace dejar al alma flotando de lado, abalanzándose hacia él le apuñala directo al corazón, bajando el rostro Anubis, deja salir su agitación, aun le parecen las cosas tan extrañas y al mismo tiempo tan exactas, la risa de Amón Ra se hace presente, le hace gracia la jovialidad del Dios con cabeza de Chacal, esa impertinencia que le hace parecerse a un humano, alzándole del mentón, quita con su otra mano la máscara y entonces le ve llorar amargamente.

—Pronto todos se reencontrarán —afirma, pero para Anubis sus palabras se vuelven nada, se ha sentido usado, por primera vez se ha sentido más que ofendido, aún más que cuando Osiris le dejo en el exilio —Vamos —habla, esta vez no hay una sonrisa en su rostro— despedaza mi cuerpo, saca toda la ira, yo no puedo morir, lo sabes —pero solo hay silencio— yo no me iré como él lo hizo —y ante ello Anubis saca la lanza y una y otra vez le apuñala.

Amón Ra siempre le ha sacado de quicio, pudo crear la vida, pero aun así no puede evitar verlo cual niño jugando a diestra y siniestra, lo cierto es que no puede odiarle, aquella travesía ha hecho que al fin la pena se vaya de él.

Osiris se ha ido como los sentimientos que siente por él.

『』

Anubis frunce el ceño, aun su Ib no termina de armar su cuerpo, en cambio aquella alma ya ha podido renacer, el brazo de Amón Ra cual lagartija rastrera ha ayudado a la tarea de crear un cuerpo para él, mira sus manos, a diferencia de su ser él no puede regenerarse, su dedo meñique solo es de adorno, es el que ha hecho Isis para no dejar ver que ha perdido una parte de él.

—Es porque has sido tacaño, si le hubieras dado más que el meñique ya hace tiempo atrás que hubiese vuelto a la vida.

Su ceño se frunce más, se cruza de brazos —A diferencia tuya mi cuerpo no puede restablecer la parte faltante, yo no soy inmortal —afirma, pero esta vez no hay risas, al parecer algo que ha dicho ha hecho cambiar el semblante de Amón Ra y aquello hace nacer en él la curiosidad, se debate entre preguntar o no hacerlo, pero ante aquella oportunidad donde el Dios se puede comportar opta por hacer otra pregunta, una que le ha estado carcomiendo —¿Por qué?

—¿Por qué, que? —dice sin animo, previendo la pregunta, trata de evitar reír, es su naturaleza ser feliz, aún más aparentar serlo.

—¿Por qué has confabulado en contra mía y de todos? ¿Comprendes que tu osadía pudo volver todo al NUN?

—Pero no lo hizo —afirma, aparenta estar aburrido, pero realmente no lo está, le divierte aquel interrogatorio, sin embargo, siente su mirada clavada en él, sabe que debe hablar, hoy no se siente con ánimo de ser atravesado por una lanza —Quería probar algo, además no podía evitarlo, el resonar de su réquiem era demasiado para mi oído —afirma.

¿Probar algo? ¿Qué demonios? Tantos improperios podrían definir a Amón Ra quien distaba de ser el Dios perfecto que se le atañe, pero ahora mismo otra pregunta surge —¿Réquiem?

—Dentro del NUN se encuentra la sinfonía del tiempo, en ella varias canciones son entonadas a la vez, pero solo algunas se logran escuchar puesto que su resonar es justo a la par de la tragedia o la felicidad que hay en ella, el pesar de esas dos casi almas resonaba demasiado, al igual que alguna vez resonó tu pesar con el de Osiris, en si tu comenzaste este trágico réquiem que dio vida a otros más. —Anubis guarda silencio, no sabe si creerle, pero siente vergüenza de que el haya incitado esto —no debes sentir vergüenza, no fuiste el único, Osiris tuvo su parte en esto —afirma mientras le ve de reojo, pero su semblante le preocupa— ¿Quieres saber cómo dio origen la sinfonía del tiempo? —pero Anubis solo le miro atento, siempre ha sido demasiado serio, abrasivo diría él —Cuando el primer Dios nació dentro del NUN al verse solo ¿Qué crees que hizo?

Rueda los ojos, solo Amón Ra, se vanagloria hablando en tercera persona —¿Crear vida? —suelta ante su sonrisa y mirada expectante.

Alza su mano y con el índice niega, Anubis bufa —Al verse solo empezó a llorar, sin darse cuenta en la nada en la que se encontraba, su llanto dio inicio a un eco que se convertiría en el origen de la sinfonía del tiempo —sonríe complacido mientras Anubis le ve escéptico —poco después de las lágrimas que dejo caer los demás Dioses cobraron vida.

—¿Así como tu ojo creo la humanidad? —dice con sorna.

—Oh vamos, hablamos del primer Dios no de mi —se hace el desentendido.

—Entonces pobre del primer Dios al tener como descendencia a tal hijo que nos llevaría al NUN por solo probar algo —afirma sarcástico.

—¿Entonces lo que has hecho no ha ayudado a mis fines?

—Si no le hubieses metido ideas a Sheut entonces.

—Aunque no le hubiese dicho él buscaría las formas —afirma.

—Como sea —se gira sin verle, está indignado.

—Aun así, estaba seguro de que nada malo pasaría —trata de recobrar el buen humor del Dios Chacal— además si todo volvía al NUN solo debía...

Calla al verle, le ha pillado con la guardia baja, una sonrisa se asoma en Anubis, ese chacal le ha tendido una trampa, pero se ha detenido a tiempo antes de develar lo que ha estado desmintiendo desde esa vez que Anubis decidió morir como lo hizo Osiris alguna vez.

Anubis ríe con sorna, Amón Ra se ha delatado, pero fingirá que no ha escuchado nada, realmente no le importa lo que alguna vez fue Amón Ra, y aquel nombre olvidado que alguna vez uso, Amón Ra es Amón Ra, el Dios del Sol que consumió al viento para volverse lo que es, el Dios que no puede morir y cuando lo haga toda su prole morirá con él.

El hombre no puede vivir sin Luz.

Seguramente seré capaz de verte
Sonriendo en mis sueños
Mientras desapareceremos suavemente

Suspira, al final camina hacia él —quiero verlo— dice y Amón Ra se siente confundido —la sinfonía del tiempo de la que hablas —y al escuchar eso no puede evitar soltar la carcajada, ambos son curiosos, nunca lo admitirán, pero su desvergonzada forma de ser les hace congeniar tan bien, ambos son similares, por ello el comentario de hace minutos atrás le ha hecho sentir nostalgia, comprende que Anubis no es inmortal como él, en algún tiempo él también desaparecerá, como los demás, y cuando eso pase llorara aún más profundamente que la primera vez que abrió los ojos en el NUN al verse solo y sin nadie.

Amón Ra se ha enamorado, como alguna vez se enamoró de Amón, pero esta vez no le devoraría, no tiene corazón para ello, tomándole de la cintura, al final le lleva consigo, no hay temor en dejar el Ib de Anubis en el Duat, Horus sigue como su guardia personal.

Embarcándose le muestra el vacío que nadie debería conocer, pero tanto su Sheut y su Ib pudieron verlo, no es el mundo de sombras creado por Heh, Hehet, Nia y Niat es algo oculto entre una de las puertas, un vacío donde un sinfín de tonadas se alzan, simple representación de la vida misma.

Tantos mundos como canciones, tantas tonadas que hacen tararear a Anubis.

Amón Ra lo presiente, dentro de poco una tonada de amor será escuchada.

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