L
Floreciendo suavemente en silencio la antigua magia susurra: "el poder para cambiar el mundo
Se encuentra en tus manos"
Sintió como unas manos le aferraban con fuerza, escucho su quejido de dolor, un lamento que podía jurar se escucharía por todo el Duat, de pronto se vio libre nuevamente.
Miro el cuerpo frente a él, estaba de rodillas, la sangre escurría en el piso, una visión del pasado regresaba al presente.
Un par de lágrimas quieren salir, pero ya no tiene forma.
A un lado las Sheut que le han tomado de los brazos para ayudarle a levantarse, prontamente observa el agujero en su pecho, el cual muestra con descaro el órgano que no debería de existir.
Sin embargo existe.
Anubis se había arrancado el corazón para encontrar el fragmento del alma de Osiris, sin embargo esta cobro vida propia creando un ente que en el futuro se llamaría Yugi al usurpar el cuerpo de la encarnación Humana de Osiris, pero de su pecho un nuevo corazón había nacido así como alguna vez de la cuenca de Amón Ra nació un nuevo ojo.
—Tú... —quiso decir algo aquel que alguna vez fuese Yugi Mutou, pero la mano de Anubis no se lo permitió.
—Ya no eres parte de mi —pronuncia solemne aunque la sangre aún seguía derramándose de su pecho, el que alguna vez fuese su corazón quiere decir algo para consolarle, pero no puede ante las palabras que pronuncia después— ¿Aun quieres vivir? —la pregunta le toma por sorpresa después de tanto tiempo dentro de su interior la idea se le había esfumado por completo de la cabeza aunque solo fuese un ente sin forma, pero Anubis no es un Dios paciente, es impertinente además está cansado del dolor que le aqueja al tenerle cerca, para él, Yugi Mutou es el sueño frustrado de un amor unilateral que nunca pudo ser al menos en esa Tierra— Si es así —le mira fiero, sus orbes azules parecen hielo que congelaría a cualquiera— ¡Toma la forma que es tu esencia! —Exclama con aquella voz imponente que hace temblar al conjunto de Sheut que les rodean, pero Yugi Mutou no teme, ambos son lo mismo, ha pasado tanto tiempo con él que comprende su verdadera forma de ser por ello sabe que debe darse prisa antes de hacerlo enfurecer más de la cuenta.
Anubis le mira expectante, quiere ver el resultado final, la forma real de aquel trágico deseo, quiere creer que la tragedia no le volverá a invadir ante su partida, porque lo sabe, lo comprende ya no puede retenerlo, ha escuchado el canto entre la sinfonía del tiempo y el espacio, sus almas, la de aquellos que habían compartido alguna vez una vida con Yugi Mutou piden por volver a verle una vez más.
Dos pies y dos manos, un par de piernas, una cadera, cintura, espalda, cuello, cabeza, poco a poco va adquiriendo forma, una boca pequeña, una nariz, sus orejas y desde luego sus dos ojos, no son azules, ni rubíes como alguna vez los tuviese Osiris, son violáceos como los de Atem, el cabello empieza a notarse, los mechones de frente dorados, detrás negro y las puntas violáceas, ese es Yugi Mutou, la forma que ha adquirido.
Una sonrisa se esboza en los labios de Anubis, entonces la espada de Amón Ra es desenvainada y en 14 piezas es convertido lo que alguna vez fue el Gobernante del Duat.
Ib mira la escena, el horror se estaciona en él, no comprende porque le ha liberado ¿Acaso es una clase de castigo el verle morir? Pero al ver a Isis entrando a la sala comprende la irrealidad de los hechos aún más al verla levantar cada parte.
La parte más pequeña le es entregada, el dedo meñique, Isis le mira —Tú que has nacido para hacer realidad el sueño de mi esposo toma esto y forma un cuerpo con tu propia voluntad, solo entonces podrás regresar a los brazos de tu amado.
Dicho esto, poco a poco Isis empezó a ensamblar el cuerpo del Dios chacal.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro