"Una voz canta a lo lejos y el color escarlata mancha, una melodía eterna de anhelo, que es difícil de olvidar en el silencio de éste cielo que brillará en aquel jardín de ensueño,
algún día el camino crearás para llegar a mi lado"

Me encuentro en medio de las calles, el sonido de las bocinas se hace estrepitar, llevo mis manos a los costados de mi cabeza cubriendo mis oídos. Se oyen las maldiciones lanzadas por los automovilistas, corro hacia el otro extremo de la calle para resguardarme, mientras avanzan escucho sus improperios lanzados sobre mí, en mi rostro se refleja sorpresa, no por las palabras dichas si no por la lengua que emplean, todos hablan en Ingles.

¿Sera posible? Me pregunto a mí mismo mientras el espíritu dentro del rompecabezas escucha atento, "¿Pasa algo?" pregunta pero no hay respuesta por mi parte, solo es una suposición, pero si es así, cabe la posibilidad de que ella está ahí, y que este sea el mundo de donde provengo, no hay forma de asegurarlo, pero algo dentro de mí me invita a creer en esa vaga esperanza.

Mientras corría entre las calles observando cada una de ellas para guiarme y recordando la pequeña dirección que ella me dio logro hallar el estudio donde debería estar, mi corazón late ante la posibilidad, hace más de un año que no le veía, había partido y aquellos sentimientos nunca dichos quedaron en el olvido, ¿Atem me odias por ello?

Entro al lugar, tratan de detenerme, pero al final logro escabullirme, reviso cada uno de los salones hasta que al fin abro en el que ella se encuentra, al parecer se halla sola, hace algunos estiramientos en la barra, sigue teniendo la misma figura de siempre, no, ahora es más estética y refinada, sonrió al verle, trato de acercarme, este había sido un golpe de suerte, volver a mi mundo y caer en medio de la ciudad donde ella estaba.

Avance un par de pasos, quería hablarle, pero mi voz se había ido, quería abrazarle, pero el destino era cruel y se burlaba en mi cara, cuando alce mi mano para extenderla hacia ella la vi translucida, mis orbes temblaron.

—¡Anzu! —le llame, pero no hubo voz que pudiera salir de mi boca, lleve mi mano a la garganta— ¡¡Anzu!! —grite, pero no podía oírme, me estaba desvaneciendo, caí en el suelo del salón de baile, me sentía impotente.

En cada mundo al que había ido siempre ocurría lo mismo, mi existencia se desvanecía con el pasar de los minutos hasta volverme nada y despertar entre la oscuridad. Las lágrimas querían desbordarse ante mi mirada escéptica, hasta de mi propio mundo era lanzado fuera como si ya no fuese necesario.

Apreté los puños, sentí su energía fluir, había presenciado mi lastimera expresión, ¿Atem porque el tú de este mundo debe conocerme tan bien como alguna vez lo hiciste tú? Bajo la mirada, me muerdo el labio inferior y con todas las fuerzas le llamo por última vez.

—¡¡¡¡¡ANZU!!!!! —sonrió, ante mi intento frustrado, sin embargo para cuando su mirada gira a mi dirección ya no soy nada que puedan ver sus orbes azules, poco a poco todo se vuelve blanco, su mirada buscándome me da esperanzas antes de sentir la pesadez del sueño que me invade diciéndome que debo volver.

Pero... yo quien fue arrojado a un mundo donde el tiempo se ha detenido ¿Adónde debo regresar? Yo no soy el Yugi Mutou de este mundo y sin embargo el verdadero no puede salir ni yo puedo volver al presente donde alguna vez se desplego un futuro brillante para mí.

Las lágrimas se desbordan, mientras siento tu calidez Atem, pero hasta yo, un chico tonto lo sé, tú ya no estás conmigo, y quien me abraza ahora mismo es el fantasma del pasado que añora a un falso compañero que no puede hacer nada bien.