"Las cosas que desaparecieron y las cosas que nunca cambiaran, 
el despiadado cielo brilla"

Oscuridad, por todas partes solo hay oscuridad, no puedo moverme, me siento tan pesado, ¿Dónde estoy? Veo sus ojos mirándome de entre las tinieblas, trato de moverme, pero solo el sonido de las cadenas chocando entre si es lo que rompe el silencio en mi forcejeo, al final no obtengo nada solo la risas de aquellos que se ocultan en ella, ¿Cómo llegue hasta aquí?

Desde las sombras una mano atravesando la oscuridad hasta llegar a mi rostro.

—Tu... —murmura y su voz me hace estremecer porque su voz es igual a la mía— toma mi lugar —alzo el rostro para mirarle, sus ojos son negros, se acerca a mí, y me mira de frente, sus orbes están vacíos no hay brillo alguno, siento un temblor invadir mi ser, por inercia cierro los ojos cuando se acerca a mi oído, pero cuando los abro no hay nada solo mi habitación, su habitación.

—¿Estas bien? —me dice mientras me mira fijamente flotando en su lugar.

—Sí, yo... lo lamento, solo fue una pesadilla —trato de convencerle, pero ni yo puedo convencerme a mí mismo.

—Estabas moviéndote raro en la cama —murmura más para sí mismo que para mí— ¿Eso pasa cuando se tiene una?

Asiento con la cabeza y sonrió— ¿Quieres recostarte en la cama conmigo?

—¿Por qué?

Mmm —me detengo— bueno creo que estas curioso —respondo con simpleza.

—¿Curioso?

Sus orbes se abren, ver ese lado tuyo con duda y aprendiendo, me hace sentir ternura, para cuando nosotros hablamos por primera vez correctamente ya conocías varias cosas por tu cuenta, suspiro con tristeza, ¿Atem pude al menos mostrarte algo?

Con cuidado tomo el rompecabezas de la mesita de al lado de mi cama, sonrió ante su mirada, la luz del rompecabezas inunda mis manos, miro hacia el frente y ahora veo mi propio cuerpo desde afuera.

—¿Qué paso? —logra decir mientras le miro desde el frente.

—Estas en mi cuerpo.

—¿Pero cómo? —observa el rompecabezas en sus manos— ¿Acaso...? —asiento con la cabeza y me recuesto a su lado.

—¿Cómo te sientes? —le miro.

—No lo sé —y por primera vez veo el asombro y duda en tu rostro, pero el problema es que no eres tú realmente, veo mover mis manos siendo usadas por él, gira su rostro y sigue mirándome perplejo —¿Por qué?

—Pensé que sería agradable —le sonrió mientras me acerco y me recuesto a un lado de la cama— que sintieras más cosas por tu cuenta.

—Aun así... ¿Cómo sabes que no te lo quitare? —pregunta.

—Mmm solo sé que no pasara —me giro y veo el techo, las pegatinas de estrellas brillan aun con el pasar del tiempo.

—¿El otro yo y tú siempre lo hacían?

—A veces —respondo sin verle, y una pequeña punzada me sobresalta, siempre solías usar mi cuerpo cuando tenía problemas al principio sin saber y después ante mi mirada vigilante al poder hablar por primera vez, y entonces en mi nace la duda y la culpa; si tan solo hubiera sido más fuerte tal vez hubiera podido ayudarte más, tal vez no te hubieras hecho una idea tan lamentable de mí y tal vez solo tal vez ante mi dependencia hacia ti nunca me hubiese enamorado de ti.

Se recuesta en la cama, nadie dice nada hasta que al final simplemente digo "buenas noches"