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V : Preguntas sin Respuesta

Canciones de Cap : Crazy 4 U (Taemin) / Sweet Lies (EXO) / Baby Don't Stop (NCT U)

¿Que fue lo que pasó con Tzuyu? — Momo entró al cuarto de Mina encontrándose con una imagen que la descolocó.

La rubia peinando su largo cabello mientras una toalla blanca rodeaba su figura. — ¡Whoah! No sabía que... Mejor vuelvo en otro momento. — Dijo tragando con dificultad.

Mina sonrió divertida y se volteó a mirarla. — ¿Tienes miedo de mi Moguri? — Preguntó sonriendo juguetona, le encantaba el efecto que tenía en todas sus hermanas.

Sabes que no es exactamente miedo lo que provocas en mi, Miguri. — Aclaró la mayor dándole la espalda y soltando un suspiro. — Pero es porque no quiero caer a tus pies que me retiro, necesito hablarte sobre algo serio.

Mina bufó y de un chasquido su cuerpo estuvo vestido, aunque sólo por una delgada bata de satín con su respectivo camisón del mismo material, y sus tacones negros, pero estaba más presentable. — Esta bien ya puedes mirar ¿Que decías?

Y al obedecer Momo contuvo la respiración, no sabía si esta imagen era peor que la anterior, pero luchó por contenerse.

Yo... Es sobre Tzuyu. — Informó rápidamente caminando más cerca de Mina que se dirigió hasta su cama invitándola a sentarse a su lado. — Sé que no me creerás esto pero yo misma la he visto... Alguien la hizo llorar, Minari ¿Sabes lo que eso significa?

La expresión de sorpresa de la menor la hizo levantarse nerviosa, sintiendo algo incómodo en su interior.

«¿Era posible que fuera remordimiento? No tenía porque, ella no había hecho nada malo ¿O si?»

Momo la miro confusa, parecía tener una lucha consigo misma, lo que no sabía si la tranquilizaba o la preocupaba más. — ¿Mitang? Llamó.

Lo-lo siento Moguri, estoy aquí y sobre eso... — Mina mordió su labio levemente volteando a mirarla. — Sólo puedo decir, que el caos que siempre se ha mantenido dormido entre nosotros, está a punto de despertar.

¿De que estás hablando? ¿Que caos? — Momo sacudió su cabeza con confusión, de por si le estaba costando concentrarse teniendo a Mina en frente y sus palabras sólo lo empeoraban.

Mina se sentó a su lado otra vez tomando su mano y por la mirada tan seria que le dedicó, la mayor supo que le diría algo realmente grave. — Momori, lo que está por suceder en esta casa sólo tiene dos soluciones, destruirnos como hermanos o unirnos más.

¿Que? Pero, eso es irracional, nunca ha ocurrido nada que destruya nuestra relación de hermanos.

Esta vez, es la más difícil Momori. — Informó Mina despacio. — Pasará algo con lo que jamás hemos lidiado, enfrentamientos.

Momo amplió sus párpados. — Dices que... ¿Nos enfrentaremos unos a otros? — Mina asintió despacio. — ¿Porque haríamos eso? — Hizo una mueca. — Es más ¿Porque nuestros padres permitirían eso? Eso implicaría sentir cosas más allá de nuestras naturalezas, o es que... — Se detuvo cuando una idea nada agradable cruzó por su cabeza y se levantó de la cama moviendo sus manos en el aire de forma desesperada. — ¡No Mitang! ¡Esto no puede pasar! ¡No podemos convertirnos en eso!

Moguri tranquila. — Mina se paró frente a ella tomando su rostro entre sus manos para que la mirara. — Mírame. — Pidió suavemente.

Tenemos que hacer algo Minari. — Murmuró con miedo. — No podemos convertirnos en... ¡No! ¡No! ¡No! — Ni siquiera podía decirlo sin sentir escalofríos en su cuerpo entero.

Mina la abrazó para que se terminara de calmar mientras susurraba suavemente en su oído. — ¡Eso no pasara Moguri! Todo estará bien, tranquila. — Prometió aunque sabía que no era del todo cierto, pues ni siquiera ella sabía como terminaría todo aquello.

Pero por el momento se quedaron en aquella posición, Momo la abrazó fuertemente refugiándose en su cuello como si fuera el lugar más seguro del mundo, mientras Mina acariciaba su espalda y dejaba uno que otro beso en su cabeza.

¡Mina! — Exclamó Namjoon llegando a su lado apenas la vio abrir las puertas de la biblioteca.

La rubia no tardó en mirarlo a él y al ser que lo acompañaba con aquellos intensos ojos ámbar que tenían un atractivo brillo, uno que en su mundo no significaba nada bueno.

La furia de la hija menor de Soberbia se había desatado y no era nada bueno.

¡¿Que es lo que planean?! ¡No se suponía que alguno llorara! — Mina ignoró la presencia del peliblanco y se dirigió al señor de la Pereza que tenía más o menos la misma expresión que ella, su ceño fruncido, y sus ojos brillando intensamente.

¡Tampoco estoy de acuerdo con esto! — Dijo el rubio con rabia. — Por culpa del estúpido plan de tú padre, mi única hija es una vergüenza para su naturaleza.

No estoy hablando de Jihyo. — Aclaró Mina más tranquila ahora, aunque sus ojos seguían brillando. — Además, no es culpa de mi padre que su voluntad sea tan débil.Se burló.

¡Niña insolente! — Gritó Pereza. — ¡¿Crees que esto se trata de voluntad?! ¡No sabes nada!

Estaba irritado y Mina lo sabía, pues si había algo que le doliera era precisamente el tema de su hija “Imperfecta” a sus ojos.

Su sonrisa triunfal apareció sin apartar su mirada de Pereza. — Hablo de Tzuyu, ha llorado. — Informó dejando a sus dos acompañantes sorprendidos.

El rubio amplió sus párpados. — ¿La pequeña hija de Avaricia y Discordia?

— ¿Existe otra acaso? — El tono arrogante de Mina volvió a enojar a Pereza, por esto evitaba tener todo tipo de contacto con los hijos de Soberbia, siempre lo sacaban de sus casillas.

No tengo idea de lo que hablas, no sé porque le ha pasado... — «Tan pronto» pensó el ser.

Y no es el único que no entiende algo esta semana. — Namjoon habló ganándose la atención de los dos rubios.

¡Explícate! — Exigió Mina mirándolo impaciente.

He hablado con Jungkook, y precisamente le comentaba a Pereza que empezó a experimentar cosas nada propias de su naturaleza. — Namjoon suspiró mirando a un lado, se sentía mal por traicionar la confianza del menor pero debía comunicarlo. — Siente miedo de tener una debilidad demasiado evidente.

Mina amplió sus párpados totalmente confundida. — ¿Como es posible que un hijo de Ira sienta miedo de algo que no este relacionado con la fuerza de sus enemigos?

Pereza negó con decepción. — Tampoco esperaba esto pequeña hija de Soberbia. — Confesó. — Pero si continúa así, se perderá el orden y estas chicas a las que en lo personal tampoco soporto, tendrán que intervenir.

Mina arqueó una ceja. — Es su propósito después de todo ¿no?

Tienen órdenes de no intervenir hasta que el caos no pueda contenerse pero... — Explicó Pereza.

¡¿No te parece suficiente caos ya?! — Preguntó Mina con amargura. — Tzuyu ha llorado, es como si alguno perdiera su inmortalidad, y dime, cuando el resto empiece a sentirse de este modo ¿Que es lo que pasará?

¡Yo no soy el responsable de esto Mina! — Gritó Pereza de nuevo. — ¡Y realmente me da igual lo que les pase a todos!

¡Tienes razón, sólo papá puede responderme esto! — La rubia se dirigió a la puerta siendo detenida por el peliblanco.

¿Que piensas hacer Minari?

— ¡No me toques Namjoon! — Gritó la rubia severamente y el chico la soltó sin dejar de mirarla con el ceño fruncido.

La tensión era notable entre ambos y Mina la rompió con sus palabras. — Sabes perfectamente cuanto detesto que me cuestionen. Y por si lo olvidaste hermanito, te recuerdo que fuiste tú el primero que experimentó estos “Cambios" así que apartarte de mi camino, porque esta conversación ya terminó.

¡Esto no es sobre mi!

Mina soltó una risa sin gracia. — Por supuesto que no. — Dijo antes de salir de la habitación definitivamente.

Bueno parece que llegó el momento de que todos se enteren de esto. — Comentó Pereza — Nos veremos después pequeño hijo de Lujuria. — Ni siquiera se esforzó por sonreír antes de desvanecerse en el aire, dejando totalmente sólo al chico, que se sentó en el sofá soltando un pesado suspiró pasándose las manos por su sedoso cabello blanco.

¿Estas aquí Jihyo? — La castaña llegaba a uno de los jardines que la rubia solía frecuentar, caminó por el sendero de piedra observando la hermosa naturaleza que la rodeaba hasta que llegó a la entrada del laberinto. — Un paseo por aquí sería interesante. — Habló para sí misma entrando en el lugar con la esperanza de encontrar a la rubia allí dentro.

Pero se encontró con algo, o más bien alguien que no esperaba, la hija menor de Avaricia practicando tiro al blanco en el centro del laberinto, con un arco y flechas de energía muy parecidos a los usados por Lujuria en sus días de batalla.

Eres buena. — Habló cuando la chica atravesó la flecha que se encontraba en centro del tablero, con la última que lanzó. — Aunque es algo extremo ¿No te parece?

Tzuyu la miró por un segundo, su ceño estaba fruncido y en sus ojos había un brillo rojo que logró intimidar a la contraria, pero no dijo palabra alguna.

Entiendo, quieres tu privacidad. — Dijo Somi al ver que la chica tomaba otra de sus flechas y apuntaba al blanco. — Pero es que tu arma es... Increíble.

¡Pierdete!Le gritó la contraria.

Somi hizo un mohín rascando su nuca. — Sólo estaba siendo amable. — Murmuró dándose vuelta de nuevo. — Por cierto ¿Alguien te dijo que se parece mucho al arco del señor Lujuria?

— ¡Que te vayas dije! — Tzuyu la apuntó y disparó sin dudarlo, pero sonrió cuando la flecha se detuvo a unos centímetros del rostro de la otra chica. — Ahora ya puedes irte por donde viniste. — Habló borrando su sonrisa — Jihyo Unnie se encuentra en su torre a esta hora. — Se giró dejando a una asustada Somi tras ella. — Y si no te vas en este instante, no detendré la próxima flecha.

Somi no lo pensó y se fue de allí totalmente aterrada, pero no podía culparla, había llegado en un mal momento para Tzuyu quien apenas entendía que era lo que le sucedía, y practicar su deporte favorito la ayudaba a concentrarse en algo más y aclarar su mente.

No hables a menos que sea un tema distinto al de Tzuyu.

— ¿Y porque querría hablar de algo más estando contigo Minari? — Las palabras de Chaeyoung hicieron que la rubia se volteara rápidamente. — Hay cosas más interesantes que una conversación ¿No te parece? — Su sonrisa divertida contagió a Mina que le dio la espalda concentrándose de nuevo en sus pensamientos.

Si, pero ahora no es un buen momento Chaeng. — Aunque la voz de Mina era angelical, Chaeyoung la sintió como mil dagas lastimando su ego, Mina le había dicho que no, sin siquiera darle tiempo de hablar.

Y aquello no pudo hacer otra cosa más que provocarla.

Minari... — Llamó suavemente, llegando junto a ella, tomándola posesivamente de la cintura y enterrando su cabeza en su cuello. — ¿Me has dicho que no?

Mina suspiró recordando aquella inquebrantable regla, de jamás decir que NO tan directamente a alguno de los hijos de Avaricia o Envidia, pues aquello detonaba los instintos más intensos de sus naturalezas, y Chaeyoung estaba empezando a ceder ante ellos.

Chaeyounnie... — Mina se volteó rodeando el cuello de la castaña con sus brazos, mientras Chae acercaba sus cuerpos asegurando el agarre en su cintura. — Me has extrañado ¿No es así? — Preguntó Mina rozando sus labios con los de la menor.

Sabiendo cuanto enloquecía aquello a las hijas de Avaricia combinó aquella cercanía de sus bocas con caricias en el cuello de la castaña, pasando de vez en cuando sus uñas por aquella sensible zona.

Chaeyoung asintió cerrando sus ojos deseando que de una vez por todas Mina la besara, pero la rubia tenía otros planes en mente.

Dejó un beso en su mejilla sin dejar de acariciar su cuello y enredó sus dedos en aquel cabello castaño sacándole más de un suspiro a su dueña.

Cualquiera podría imaginar que la menor era una exagerada por encontrarse en aquel estado en el que a simple vista no hacían nada, pero la verdad era que las caricias de Mina tenían algo que los hacía olvidar el resto del mundo, dejándolos sin voluntad, con la mente en blanco y adictos a ella, aunque en aquel momento el objetivo de la rubia era persuadir por completo a la pequeña castaña de su idea de querer estar con ella.

Y al darse cuenta de ello, fue Chaeyoung quien se separó de ella — ¡Detente! — Gritó mirándola como si de un bicho raro se tratase y no de la hermosa rubia que amaba ser adorada. — ¿Que es lo que te sucede?

Mina suspiró evadiendo su mirada. — No es un buen momento Chaeng, mejor vete.

— ¡Por supuesto que me voy! — La castaña salió de la habitación abriendo las puertas estrepitosamente gritando al aire. — ¡Una hija de Soberbia que no quiere ser adorada! ¿En que universo es normal eso?

Mina se dirigió a su balcón y se apoyó del borde mirando como aquel día indicaba que estaba por llegar a su final, con los cálidos colores que empezaba a pintar el cielo.

Chaeng tiene razón — Admitió entre dientes. — ¿Que pasa conmigo? Necesito ver a papá, debe aclararnos esto de una vez por todas.

Y una curiosa Yeji que había escuchado aquellas palabras de la hija de Avaricia se intrigó por completo.

Sin perder tiempo se dirigió con la líder de todas que por suerte estaba acompañada de la mayor, de ellas. — Irene, creo que ha llegado el momento.

La nombrada miró a Yongsun y después a ella confundida por sus palabras. — ¿De que hablas?

Saben de lo que hablo, el equilibrio está empezando a romperse con lo que ha pasado los últimos días y lo que acabo de presenciar, creo que es suficiente para...

— Espera... — La detuvo Yongsun. — ¿Dices que has estado espiando a los pequeños odiosos? — Preguntó sonriendo divertida.

La expresión de la ojigris se endureció y le dedicó una mirada fría a la mayor de todas. — No me hagas parecer una cotilla Yongsun, no es como si la Prudencia fuera parte de ellos, todas sabemos lo que ha estado ocurriendo aquí.

Sé de lo que hablas Yeji. — Contó Irene con calma. — Y no te preocupes, el que Mina evite a uno de sus amantes sólo indica que todo marcha como está escrito, pero nada más.

— Pero Irene esto es...

— ¡Yeji! — La interrumpió la nombrada mirándola severamente. — Aún no es tiempo.

La castaña bufó y asintió frustrada pero no dijo nada más antes de retirarse de la presencia de las dos mayores.

Esta impaciente. — Bromeó Yongsun.

No piensa con claridad. — Irene frunció el ceño negando. — Sólo quiere una razón para destruir el ego de Mina, no se donde está su objetividad en esta misión.

Yongsun sonrió divertida de nuevo. — No es la única, Ace aún no entiende como es que todos se rinden a sus pies.

— ¿Quien no lo haría? Mina es muy hermosa. — Irene le dio la espalda mirando lo que ocurría en el castillo más allá de la ubicación en la que vigilaban. — Y sabe usar esa belleza a su favor.

— Es verdad, además es inteligente, habría sido una excelente sucesora de su padre.

Irene se volteó rápidamente mirándola seria y la contraria sólo se encogió de hombros. — No vuelvas a repetir una cosa así — Ordenó. — Si esto llega a saberse...

Y lejos de molestarse Yongsun volvió a sonreír. — Tranquila princesa del hielo, sólo fue un inocente comentario. — Respondió antes de darse vuelta y dejar a la líder a solas.

Era cierto que lo que le contaron a los chicos no era del todo cierto, pero no debían hablar de todas las cosas que les había encargado el padre de todo en secreto de los pecados capitales.

Jihyo se encontraba en su torre, sentada el la orilla de su balcón mirando al cielo aquella tarde, de vez en cuando se tomaba el tiempo de observar las impredecibles formas que tomaban las nubes para después desvanecerse en el aire.

Se preguntaba si del mismo modo era la existencia de todos, nacer para existir y después desaparecer sin dejar rastro.

Pero nunca había compartido sus ideas con nadie, pues su hermano siempre le decía que no debía perder el tiempo en eso, y ni hablar de su padre que ni siquiera soportaba verla sin molestarse con ella.

Y con el resto de sus hermanos era imposible comunicarse a menos que ellos fueran los que la buscaran, así que eso la dejaba sola con sus ideas, sin nadie con quien hablar o sentirse a gusto siendo ella misma sin ser juzgada, estaba destinada a estar completamente sola, o eso creía.

Un aura de colores se hizo sentir a sus espaldas y antes de voltearse a confirmar su sospechas ya sabía de quien se trataba. — Jihyo... — Llamó Somi.

Ella le sonrió amablemente después de tomar aire para controlar los nervios que su presencia le causó. — Somi.

La castaña se acercó a ella y se sentó a su lado, Jihyo notó que una de sus manos permanecía en su espalda ocultando algo pero no quiso preguntar nada.

Estuve buscándote en todos lados. — Dijo Somi sonriendo animada.

La rubia seguía insegura sobre la conveniencia de establecer una amistad con la castaña, pero no podía negar que le agradaba lo suficiente como para aceptar su compañía. — ¿Porque?

Somi sonrió coqueta y sacó su mano de su espalda revelando lo que ocultaba, una de las hermosas rosas rojas de los jardines del castillo. — Porque quería darte esto.

Y con el corazón acelerado y las mejillas sonrojadas la rubia tomó la flor entre sus manos deleitándose con su familiar aroma. Sintiendo como con aquel gesto y la forma en la que la castaña la miraba, un desconocido y cálido sentimiento nacía en ella.

Mina jamás había sentido tanta preocupación como en aquel momento, no estaba acostumbrada a no saber o tener control sobre todo lo que ocurría a su alrededor.

Aquella noche se encontraba acostada en su cama con los pensamientos y las teorías sobre lo que podrían tramar sus padres torturándola, haciéndole imposible la tarea de descansar.

Tal era su concentración que pasó desapercibida la presencia de una intrusa en su habitación, y no fue sino hasta que aquel aroma a canela llegó a sus fosas nasales, y una mano la rodeó de la cintura junto a la calidez de aquel cuerpo abrazándola por la espalda, que se dio cuenta.

¿Tampoco puedes dormir verdad? — Susurró suavemente la otra chica cerca de su oído.

¿Que estás haciendo? — Preguntó intentando voltearse pero el agarre en su cintura la detuvo.

Shh tranquila, estoy cómoda. Y por increíble que parezca, no tengo intensiones de hacer nada más.

Chewy por favor. — Suplicó la rubia en un suspiro acariciando la mano de la morena haciéndola aflojar su agarre, pero permaneció en la misma posición.

Minari, sé que estás preocupada, y sé que tengo algo que ver, así que dejame consentirte un poco ¿Si? — La suave voz de la castaña logró relajar a Mina y sacarle un suspiro en el que dejó clara la frustración que aquello le generaba.

No me gusta esto Chewy, y te juro que... — «Daría lo que fuera por haber evitado tus lágrimas» pensó suspirando. — Por primera vez no tengo idea de que hacer o pensar. — Confesó y al fin se volteó mirando los profundos ojos de la menor.

Tzuyu acarició la mejilla de la rubia, mirándola con tanta adoración y sonriendo tan cariñosamente que Mina contuvo el aliento. — Si tu no tienes idea de que hacer, imagina en que posición nos deja eso al resto de los hijos de los pecados capitales. — Dijo con una amarga sonrisa en su rostro y de pronto sus ojos se cristalizaron dejando en evidencia lo afectada que estaba.

Chewy no, por favor no llores. — Mina la abrazó, mordiendo su labio ante la ansiedad que le generaba ver a la menor en aquel estado, en el que nunca la había visto.

No sé que es lo que tengo, pero lo odio Minari. — Murmuró abrazándola más fuerte. — Porque no lo conozco y me está torturando a tal grado que temo que me destruya. — Y cuando la brillante mirada chocolate de Tzuyu se cruzó con la de Mina, esta supo que lo que estaba por hacer era lo correcto.

Nunca voy a permitir eso Chewy. — Susurró dándole un suave beso totalmente distinto al que compartían siempre.

Pues fue suficiente para que en aquel beso que correspondió al intante, Tzuyu se sintiera a salvo de todo lo que pretendiera dañarla.

Mientras Mina sin entender el porque, estaba sellando aquella inocente promesa que en ninguno sus muchos años de existencia, había imaginado hacer.

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Saludos.

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