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II : Desordenados

Canciones del capítulo : More & More (TWICE) / Want (Taemin)

Cualquier duda que tengan, dejenmela saber en los comentarios.

Era comprensible que la mesa de aquel comedor no tuviera forma rectangular pues era obvio quienes querrían ocupar las cabeceras, y no era extraño que los hijos de Soberbia odiaran sentarse con los demás como sus iguales, mas desobedecer las reglas no era una opción.

Cada silla de la enorme mesa también tenía un orden establecido desde el principio de sus existencias.

Los hijos de Lujuria seguidos de los hijos de Gula y estos seguidos por las hijas de Avaricia.

Los hijos de Pereza seguidos de los 4 hijos de Soberbia y finalmente los hijos de Envidia y los hijos de Ira.

Ese había sido el orden establecido para que no hubieran tantos problemas entre ellos, pero eso era más imposible que conocer a un humano casto en aquellos días.

Las miradas para nada amables de parte de los hijos de Envidia hacía todos eran notables, y la actitud recelosa de Nayeon hacia su hermana más cercana y la hija de Ira hicieron suspirar a los varones, mientras que Momo no dejaba de mirar el provocativo escote que llevaba puesto la pelirrosa a su lado, siendo más que consciente de que su hermana era digna de representar a la Lujuria, ya que sin pretenderlo siquiera, incitaba a pecar a cualquiera.

Después del día que todos tuvieron, era comprensible que de los 16 al menos 10 tuvieran una sonrisa divertida en su rostro.

Namjoon se encontraba pensativo por lo que era uno de los más serios alrededor de la mesa, con respecto a los hijos de Ira, no era nada raro verlos con esa expresión seria en su rostro, mientras sus ojos azules brillaban por la esencia de su naturaleza.

Los hijos de Envidia tenían el ceño fruncido, Hoseok porque quería ser el quien estuviera al lado de Jungkook y no su hermana, y Dahyun porque al igual que todos notaba el descarado coqueteo que Momo y Sana tenían desde el inicio de la cena.

Jihyo se encontraba ajena a los actos del resto de sus hermanos comiendo en silencio y Yoongi estaba tan ocupado en existir que poco le importaba lo que hacían, aunque de vez en cuando dedicaba una que otra mirada al Mochi de cabellos dorados que no dejaba de llenar su tarro de cerveza una y otra vez.

¿Todos saben que Ira y Lujuria han estado aquí? La voz de Namjoon los hizo mirarlo.

Los hijos de Soberbia a excepción del pelinegro, sólo lo miraron un segundo antes de hacer como si no existía y seguir en su sagrado ritual de alimentación, porque así era todo lo que ellos hacían, tan importante que cualquiera que se atreviera a interrumpirlos era considerado una escoria.

Namjoon bufó al no recibir respuesta de ninguno por lo que miró a la única que podría hacerlos responder, Jeongyeon.

La chica de cabello plateado asintió y se levantó de la mesa apoyándose de esta con sus dos manos y mirando fijamente a Nayeon, que no tardó en conectar su mirada con la suya, haciéndole ver que tenía su atención. E hizo lo mismo con cada uno de sus tres hermanos, aunque de Mina no sólo se ganó una mirada fría sino una sonrisa coqueta y un guiño que la hicieron levantar una ceja.

Al menos ellos no. — Respondió mirando al peliblanco. — ¿Que hay del resto? — Su voz era tan grave que fue suficiente para que incluso Momo y Sana salieran de su burbuja y Yoongi se reincorpora en su asiento.

La única razón por la que yo lo supe fue por que casi destrozaste mi mesa de banquetes favorita Oppa. — No era necesario que todos voltearan para saber de quien se trataba, una de las únicas dos personas en ese castillo que se lamentarían por perder comida, Momo.

Gracias Momoring. — Jeongyeon sonrió al recordar ese episodio.

Creí que sólo habíamos recibido la visita de Lujuria, Unnie. — Tzuyu la miró confusa. — De haber sabido que Ira estuvo aquí, te habría acompañado. — Jeongyeon le respondió con un asentimiento para indicarle que no había problema.

Yo estuve demasiado concentrada en mis fresas con chocolate como para notar que alguien más había llegado. — Chaeyoung sonrió con picardía mirando a Dahyun que se sonrojó levemente al recordar lo que pasó esa tarde con la castaña.

Tampoco me enteré de nada — Dijo la más pálida.

Mucho menos yo. Escucharon la voz de Yoongi.

Jeongyeon asintió con la misma expresión seria en su rostro. — ¿Jihyo? ¿Que me dices tú? Siempre eres la más atenta a las visitas de nuestros padres. — La peliplata le dedicó una sonrisa a la rubia y los celos por parte de todas las féminas en la mesa no pasaron desapercibidos.

Nayeon se molestó mucho más con Jeongyeon, a su parecer la pelicorto empezaba a ganarse un buen castigo por no fijarse sólo en ella.

Mina no podía creer que su Oppa le estuviera sonriendo amablemente a alguien que no fuera ella.

Mientras Momo y Sana bufaron, y el resto negó con el ceño fruncido.

La hija de Pereza se puso nerviosa al sentir sus auras y las miradas asesinas que le dedicaron únicamente por tener la atención de Jeongyeon fija en ella, por lo que se apresuró a hablar y terminar con aquella tensión.

Yo los he atendido a ambos a su llegada, mas no he podido despedirlos Jeongyeon. — Explicó bajando su mirada a sus manos con nerviosismo.

Gracias Jihyo. — Sana fue la siguiente en afirmar que se había encontrado con su padre y este le había dejado un nuevo regalo, Tzuyu no pudo evitar sonreír levemente y Namjoon sabía a lo que se refería. Mientras que el resto negó haberse enterado de algo más. — ¿Es todo? — Jeongyeon miró a Namjoon y este asintió. — Bien entonces, nos retiramos — Informó mirando a su hermano — Jungkook.

El pelinegro se levantó apenas lo nombraron y el resto con un chasquido de sus dedos desapareció al fin del lugar junto con ellos. Era increíble la coordinación que tenían para hacer eso.

El único que se quedó en la mesa fue Namjoon acompañado de la japonesa de cabello rubio blanco que tomaba de su copa de vino con extrema calma y lo miraba de forma interrogante.

¿Y bien Namjoon? ¿Ahora que el privilegio de tener mi atención es tuyo, que deseas? — Su sonrisa coqueta hizo el que el peliblanco sonriera de igual forma dejando ver sus hoyuelos.

Sólo quería darte un mensaje de mi padre, tiene razón cuando dice que eres difícil de engañar.

— Soy perfectamente consciente de lo que piensan nuestros padres sobre mi, así que ve al grano. — Respondió Mina a pocos instantes de perder la paciencia.

¿Porque tanta prisa? Sabes que podríamos hablar y tener una linda noche en un sitio más cómodo ¿Verdad?

— No juegues con mi tiempo, bien sabes que es muy valioso. — Mina se levantó de la mesa dejando la copa vacía sobre esta. — Además, jamás tendrás el honor de tenerme bajo tus sábanas. — Su expresión cambió rápidamente a una intimidante, mas no fue suficiente para que el mayor dejara de sonreír.

Entonces escucha con atención Minari. — Dijo el chico poniéndose de pie.

Después de tomar una relajante ducha, Nayeon salió del baño vistiendo únicamente una holgada camiseta blanca que llegaba a la mitad de sus piernas y cubría la única pieza de ropa interior que usaba.

Secaba su cabello con tanto esmero y dedicación que de pronto la castaña a sus espaldas sintió desesperarse. Una silenciosa Tzuyu había llegado a su habitación creyendo que había pasado desapercibida, pero la realidad era que la mayor supo de su presencia desde el instante que salió del baño, decidiendo ignorarla descaradamente.

A veces sospecho que sólo utilizan su naturaleza para esconder su odiosa personalidad. — Dijo la morena tomando asiento en la orilla de la gran cama.

¿Y porque debería ser de otro modo? — Respondió Nayeon sin voltearse, continuando en su tarea de cepillar su cabello — No tenemos razón para rebajarnos a tratar a los demás como iguales cuando no lo son. — Se volteó sonriendo con arrogancia — Además eso no evita que... Nos adoren ¿O me equivoco? — Se burló.

Tal vez. — Tzuyu rió divertida para molestarla. — Pero dejamos algo pendiente esta tarde y vine para concluirlo.

Nayeon se levantó pero le dio la espalda. — Es una pena que yo no quiera...

No pudo terminar de hablar pues en un segundo tuvo el cuerpo de la menor pegado al suyo abrazándola por la espalda. — Ni siquiera se atreva a terminar esa oración Nayeon Unnie. — Susurró cerca de su oído haciéndola estremecerse. — No olvide que sé cuando miente. — Nayeon sonrió cuando sintió los labios de la menor en su cuello, y no se resistió a sus caricias, pues esta tenía razón, mentiría si dijera que no deseaba más de ella.

Y menos cuando la llamaba de esa manera tan formal y la tomaba con tanta necesidad, queriendo más y más de ella, como le encantaba.

Se volteó conectando su mirada azul con la mirada oscura, intensa y profunda de la menor, rodeando su cuello y jugando con su cabello castaño entre sus dedos. Sin dejar de mirarla sonrió coqueta y sintió como las manos de Tzuyu se colaban bajo la prenda que cubría su cuerpo.

Me las vas a pagar. — Jadeo al sentir como la menor apretaba la piel de su trasero.

Voy a hacer más que eso Unnie. — Tzuyu rozo sus labios con los suyos y se separó esperando su respuesta.

— Tal y como me gusta. — La sonrisa de Nayeon le dio a la morena la última señal que esperaba para besar sus labios con deseo, dando inicio a una larga noche dominada por las insaciables ganas de Nayeon de ser adorada, y las ganas de Tzuyu de tener más de la mayor de sus Unnie.

Sana-chan deberías estar dormida ya. — Dijo Momo sirviéndose una copa de champán sobre la mesa de licores en su habitación con una pequeña sonrisa en su rostro.

La pelirrosa le sonrió de forma coqueta cuando volteó y cruzó sus piernas sentada en la orilla de la cama — Es que no quiero dormir solita Momori. — Hizo un puchero que cambió rápidamente por otra sonrisa pícara — Además noté que te había gustado mi vestido.

Me tiene sin cuidado tu vestido Sana-chan — Momo se sentó a su lado tomando de su copa — Me importa más lo que hay debajo de él. — Sana acercó su rostro al de la mayor y de un rápido movimiento le quitó la copa de la mano tomándose el resto de su contenido de un sólo trago.

Momo tragó con fuerza ante esa imagen — No sabes como me pones cuando haces eso. — El deseo era evidente en sus palabras y Sana sonrió triunfal.

Al contrario Momori, es porque tengo conocimiento de ello que lo hago. — Rozó los labios de Momo con su lengua y antes de besarla, la empujó sobre la cama quedando sentada a horcajadas sobre ella.

Eres tan mala por hacerme desearte de este modo. — Dijo Momo acariciando sus piernas desnudas.

Te prometo que te compensaré — Sana volvió a besarla sintiendo las manos de Momo en su cabello tirando de él sacándole un agudo quejido.

Momo intercambió sus posiciones y ahora se encontraba entre las piernas de la menor besando, mordiendo y chupando sus labios mientras sus manos recorrían su cuerpo. — ¿Trajiste uno de nuestros juguetes verdad?

Sana asintió con una expresión inocente y mordió su labio señalando el objeto en el sofá — Nuestros favoritos.

Eres la mejor Sana-chan.

Ambas sonrieron y volvieron a besarse rosando sus lenguas.

A la mañana siguiente todos tomaban el desayuno pero esta vez se habían reunido en la mesa del patio en medio de uno de los perfectamente cuidados jardines donde podían encontrarse todos los tipos de flores existentes en todos los planos.

Los últimos en llegar fueron los hijos de Pereza, y no por culpa de Jihyo, sino por la calma con la que el rubio de ojos gatunos caminaba esa mañana, con su mano derecha en su bolsillo mientras miraba el reloj dorado alrededor de su muñeca izquierda y bufaba, le cansaba en sobremanera la rapidez con la que según él, pasaban los segundos.

Esa mañana usaba pantalones de mezclilla, su camisa azul oscuro estaba doblaba en los codos y sus zapatos negros lustrados, tan elegante como era propio de todos allí. Regla que era posiblemente la única que al hijo mayor de Pereza no le molestaba o fastidiaba cumplir.

Momo y Jimin como siempre eran los primeros en empezar a comer, y estaban en medio de su segundo plato cuando al fin los demás empezaron a hacerlo.

Jimin quien no se había perdido ningún detalle de la entrada del mayor, tomó todo el contenido de su copa ante el calor que invadió su cuerpo al verlo, era increíble como sólo con su presencia el mayor le pusiera de ese modo, pero no podía evitarlo, le encantaba cada cosa de Yoongi, desde su desesperante desinterés por el resto del mundo, característico de su naturaleza, hasta su presencia varonil y su expresión intimidante.

Recibiremos visitas esta mañana. — Informó Hoseok mirando primero a Namjoon y Jeongyeon, y después a los hijos de Soberbia.

— Antes de que alguien pregunte, sí, nuestro padre nos informó. — Habló Dahyun, su expresión molesta no pasó desapercibida para las hijas de Lujuria que sonrieron de manera cómplice y después ambas le guiñaron el ojo cuando las miró.

Un suspiro salió de los labios de Namjoon antes de que Jin tomara la palabra. — Envidia sin duda será uno de los que menos entenderé. Fácilmente podría ser el siguiente en la línea de jerarquía y prefiere actuar como un prófugo.

Los hijos del nombrado fruncieron el ceño ante esas palabras pero no dijeron nada, pues era cierto que desde un tiempo ninguno entendía su actuar.

Envidia, como su propia naturaleza indicaba, siempre envidiaba cada trato que recibían los demás pecados, lo que obtenían, incluso sus formas de actuar, pero habían varios rumores en ese castillo y el plano en el que habitaban que decían, que su Envidia era tan grande que quería actuar a su modo, rompiendo con el equilibrio entre el plano espiritual y el material, incluso usando magia oscura.

Pero como sólo se trataban de rumores no podían faltar el respeto a su nombre. Pues él seguía siendo superior a todos ellos.

Seokjin, ninguno conoce con certeza los motivos de Envidia para hacer las cosas de ese modo. — Namjoon lo miró con reproche. — Por eso lo mejor es mantenernos al margen de sus deseos.

Deseo... Hermosa palabra — Murmuró Nayeon.

Mina y Jin que eran los más cercanos a ella fueron los que escucharon, y mientras el mayor sonrió de forma coqueta mirando directamente al peliblanco, la rubia de ojos ámbar apenas sonrió continuando con su comida.

¿Sabemos el motivo de esta visita Hoseok? — Preguntó Jeongyeon.

El nombrado negó antes de responder. — No tenemos los detalles, papá sólo nos dijo que no a todos le agradarán estas chicas. — Y su sonrisa cargada de malicia se asomó en su rostro al ver las expresiones llenas de confusión de sus hermanos.

¿Chicas? — Sana, Momo, Mina, Nayeon y Tzuyu preguntaron al unísono mirándose después entre ellas.

— Así es, chicas. — Agregó Dahyun con notable molestia. — De las que sólo sabemos sus nombres — Agregó sonriendo, su cambiante humor era algo a lo que todos estaban acostumbrados.

En efecto — Hoseok sintiendo la mayoría de las miradas sobre él se apresuró a hablar. — Son Irene, Yongsun, Seulgi, Ryujin, Somi, Yeji y Moonbyul. — Informó volviendo a sonreír, llevando una copa muy cerca de su rostro. — No tenemos la certeza de su origen o los motivos de su visita pero todo indica que son...

Los primeros soldados del padre creador, del escuadrón sagrado. — Dijo Namjoon ganándose la mirada curiosa de todos. — Leí sobre ellos. — Aclaró — Fueron los primeros enviados a la tierra con la misión de descubrir cuales eran los principales motivos de pecado de los humanos, y gracias a ellos, aunque debería ser ellas ya que decidieron tomar formas femeninas, fue que el padre de todos le dio forma a los pecados capitales y sus contra partes las virtudes.

Exacto. — Apoyó Hoseok tomando al fin de su copa.

— ¿Eso significa que son más fuertes hyung? — Un preocupado Jungkook preguntó intrigado, le aterraba ser más débil que otra mujer que no fuera su hermana.

Nada de eso Kookie. — Aseguró Namjoon con seguridad. — La más fuerte apenas y logra igualar al más débil de nosotros, pero tienen algo que les dio su título de soldados.

Su inteligencia — Dijo Mina de pronto y el peliblanco asintió sorprendido. — No es difícil asociar los hechos, sino son fuertes, es lógico que sus estrategias sean buenas.

Algo que no nos importa o hace falta. — El comentario de Nayeon dio por finalizada la conversación sobre las desconocidas chicas.

Y todos continuaron con su comida hasta que sintieron la presencia de las intrusas en el castillo.

El cuarto de baile. — Murmuró Namjoon con una expresión de miedo e inmediatamente los 16 chasquearon los dedos desapareciendo del comedor y llegando al lugar nombrado.

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Espero les esté gustando.

Saludos.

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