00. the house of the dragon
La salud del viejo rey iba en declive. Muy rara vez se ponía en pie, ocasionando que pasara todo el día en cama, un tanto solo. Quien lo visitaba con frecuencia era su nieta Alyssa, pasando las tardes con él mientras le leía las historias de sus antepasados. Algunas veces el rey le hablaba de sus otros hijos, Vaegon y Saera.
Hubo ocasión en que, mientras el rey iba conciliando el sueño con las melodías de la voz de su nieta, Jaehaerys rozó el dorso de aquella piel tersa y joven con sus dedos arrugados.
“Saera” la llamó, instantes después el rey se dispuso a dormir como de costumbre, aún sosteniendo la mano de Alyssa la joven.
La princesa se dispuso a salir de los aposentos de su majestad, su hermano la esperaba a las afueras.
“Me ha llamado Saera” le dice, con la voz entrecortada y los ojos cristalizados.
La expresión de Daemon permanece neutral, tan solo se dedica a besar la frente de su hermana y entrelaza sus manos.
Lo último que supieron de Saera fue que viajó a las tierras libres, e instaló un burdel que según el mismísimo Vaegon, ella llamaba su propio palacio.
“Tal vez se ha llegado la hora” insinuó el príncipe “ya no tiene el vigor de antes”
Y no se equivocó.
Era el año 101 después de la conquista, Jaehaerys reunió a las casas nobles de Westeros, con la finalidad de anunciar a su heredero ante la corte. Baelon, había fallecido repentinamente.
Alyssa guardaba un luto profundo en su corazón. Con tan sólo veinte días del nombre, había enfrentado la pérdida de su madre, su abuela y su padre.
Un atisbo de alegría llegó con el nacimiento de su sobrina, la princesa Rhaenyra, quien ahora había alcanzado los siete días del nombre.
Toda la familia real se había reunido. Lord Corlys Velaryon había llegado con su esposa, la princesa Rhaenys. Ella llevaba de la mano a sus hijos Laenor y Laena. Viserys y Aemma traían con ellos a su amada niñita, mientras que Alyssa y Daemon eran un fuerte unido que, todos en la corte, aseguraron que terminaría en un matrimonio como el de sus padres.
Las nobles casas Baratheon, Arryn, Stark, Velaryon, Hightower y Tully se dieron cita en Harrenhal, aguardando lo que el viejo rey debía anunciar.
Theon Stark, el joven heredero de Invernalia, no podía dejar de ver a Alyssa la joven. Había comprobado que era tan bella como decían los rumores. Poseía una mirada dulce, misma que lo había cautivado años atrás.
“Si los vientos de invierno están a tu favor, tal vez el viejo rey te conceda su mano” susurró su hermana, lady Brienne
“Lo dudo” contestó “ellos tienen otras costumbres”
Veía como Alyssa y su hermano Daemon, se tomaban de la mano. Viendo hacia algunos de los invitados. Los dos vestían ropas elegantes, de colores rojo y negro.
La princesa veía por el rabillo del ojo a su hermano Viserys, con su hija Rhaenyra en sus brazos. Sabía que después de la muerte de Aemon y su padre, la línea sucesoria sería un asunto complicado.
Habían discutido el asunto con anterioridad. Los maestres pasaron horas en diálogo con su majestad y Lord Otto Hightower.
Lo presentía. Tenía una corazonada insistente que le decía lo mal que podían ir las cosas. Podría ocasionar una revuelta.
Sabía que Rhaenys no heredaría el trono. Eso abriría la posibilidad de que Corlys presente a Laenor como pretendiente. Y tendría razón en hacerlo. Laenor es de los últimos descendientes directos de Aemon.
Todos observan cómo el pergamino con la proclamación es extendido por las temblorosas manos de Jaehaerys.
“Se ha declarado por los lores principales, y los lores vasallos, que el trono de hierro será ocupado por el príncipe Viserys Targaryen”
La cabeza de Alyssa se giró hacia Rhaenys, quien solo miraba al más profundo rincón de Harrenhal. Corlys no lucía molesto, probablemente habían llegado a un acuerdo. Solo estrujó la mano de Daemon con la suya.
“No digas nada. No todavía” le susurró él.
¿Qué podría decir? Viserys era consciente de quien realmente debía ocupar el trono, su padre en su momento también lo sabía. Baelon jamás tuvo intenciones de privar a la niñita amada de su hermano, de su derecho de nacimiento.
La algarabía terminó. Los gemelos van por los corredores, con la joven Alyssa enfurecida, caminando con rapidez. Daemon va detrás.
“Es imposible” refunfuñó, respirando agitada “Jaehaerys lo sabía, padre se lo había dicho”
“¿En verdad creías que iban a poner en el trono a Rhaenys?” se inclinó hacia ella “la corte está dominada por vergas inservibles, no sé cómo no lo pensaste antes”
“¡No había nada que pensar!” reclamó exasperada “Rhaenys tenía un heredero varón, Laenor”
“La serpiente marina estaba ansiosa por tener a su sangre en el trono” le contestó él, más calmado “si Laenor ascendía como rey, Corlys sería su regente y haría lo que quisiera con el reino. Viserys es más benevolente”
“Y más ingenuo aún, hermano”
Siguieron caminando hasta llegar a los jardines, dónde se sentaron a la sombra de un árbol. Alyssa tenía la cabeza de su hermano apoyada en su regazo, él jugaba con su pelo.
“El rey dispuso que me casara” le dice él, sin dejar de mirarla “aún está buscando a mi prometida pero parece ser que ya la ha elegido”
Ella no le dijo nada. Sabía que no era ella la prometida.
“Rhea Royce” dijo por fin.
Alyssa sintió un disgusto profundo en sus adentros. Había oído cosas de ella que no eran de su agrado. Sabía que su hermano no era una blanca paloma pero esa mujer no lo era tampoco. Un matrimonio con ella sería desastroso para ambas casas.
Entonces lo decidió.
“Casémonos” se levantó de repente la princesa. No había duda en sus palabras.
“¿Qué te pasa?” una risa se coló entre los labios del principe
“Sabes bien cómo es Rhea y sabes bien cómo eres tú. Un matrimonio con ella sería un campo de batalla inminente” resolvió
“Y estar casado contigo sería la solución”
“Es la expectativa de varios lores en la corte, y en su momento también la fue del rey” lo vió fijamente
“¿No vamos a hablar de lo que quieres tú?” coloca un mechón de Alyssa detrás de su oreja “según oí, Theon Stark quería pedir tu mano en matrimonio. Tú no le eres indiferente”
“Se trata de fortalecer a nuestra casa, evitar que mancilles más tu honor y no causar un conflicto con otros dominios” los latidos de su corazón aumentan, ahora lo ve molesta “Rhea no es alguien apropiada”
Esa misma tarde, la joven se presentó a los aposentos de su majestad. Alicent Hightower se encontraba con él, leyéndole. Aquella mujer no era del agrado de la princesa, al igual que su padre, Otto.
Le encargó a Ser Argos, su guardia de confianza, que custodiara la puerta. Los Hightower tenían oídos por todos lados, y champiñón —el bufón de la corte— era muy escurridizo al igual que curioso.
“Lady Alicent” llamó la princesa
La mujer se levantó, reverenciándose.
“Tengo un asunto importante que tratar con su majestad. Retírese”
La forma en que se pronunció no dejó lugar para una objeción. La mayor se retiró, cerrando las puertas.
Alyssa se acerca a su abuelo, sentándose en el suelo justo al costado de su cama. Tomó sus manos arrugadas entre las suyas, mirándolo con ternura.
“Mi dulce niña…” le dijo, con voz cansada
“Creí que yo iba a leerle hoy, majestad” sonrió ella
“Daenerys quiso hacerlo esta vez. Tiene una voz tan dulce como la tuya. Ambas han crecido mucho”
Alyssa sonrió. Besando el dorso de su mano.
“Tengo un favor qué pedirle, mi señor”
Él la miró con atención.
“Sé que ha estado buscando a una doncella en matrimonio, para mi hermano” comenzó “pero quisiera proponerle ser yo quien se case con él, para fortalecer a nuestra dinastía”
“¿Lo has discutido con Baelon?”
Alyssa sonrió. Jaehaerys creía que hablaba con su hija
“Está emocionado” le aseguró “y yo solo sé que quiero darle un ejército de niños” sus ojos se llenaron de lágrimas. recordó que su madre, le había dicho esas palabras a su padre años atrás, cuando su hermano Aegon aún se gestaba.
El monarca aceptó sin dudarlo, y ella estaba agradecida.
No esperaba nada de su hermano, salvo que las cosas fueran como siempre habían sido y se mantuviera alejado de los problemas. Estaba bajo el entendido de que podía anularse el matrimonio, dado sus privilegios como princesa.
El plan era casarse, y mantener a Daemon alejado de los escándalos tanto como fuera posible hasta que Viserys ocupara el trono.
Solo esperaba que Jaehaerys no se dejara llevar por los mal llamados consejos de Otto.
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