Ella. 12
—Tiene razón, puede que sea hora de plantearme retomar mi carrera. No sé —desistí dudosa, pensando que ya quizás era demasiado tarde.
Tras decir eso, entré en la tienda donde encontré a Ben justo en mi puesto, atendiendo a clientes:
—¡¿Dónde diablos...?! —gritó tratando de autocontrolarse para no espantar a la clientela.
—Antes de que digas nada, por favor, ven conmigo —le pedí con contundencia—. Hay un asunto del que tengo que hablarte.
Al notar mi seriedad, puso a otro empleado en su lugar y de camino al almacen le expliqué brevemente la situación:
—¿El Capitán América? ¿Acaso crees que soy estúpido? ¿Qué clase de excusa es esa...?
Justo en ese momento abrí la puerta y allí estaba Steve, esperándonos. Solamente fueron suficientes unas miradas:
—Vuelve al trabajo Betty, yo arreglaré el asunto con él —zanjó.
No tuve oportunidad ni de despedirme de él, ni de confirmar nuestra... ¿Cita? Aunque realmente ya esta confirmada; ¿lo estaba?
Volví a mi puesto de trabajo, pero me costó un poco concentrarme, debido a que no dejaba de pensar en aquellos ojos azules. Me ruborizaba como una tonta cuando recordaba su sonrisa y un escalofrío recorría mi cuerpo cuando recordaba el instante que estuve escudriñando su torso.
Veinte minutos después de que dejase a Ben en el almacén, éste salió, se acercó a mi sin decir nada y recogió unas bolsas junto a las cajas y se las llevó al almacén. ¡La compra de Steve! Supuse que finalmente se iba por la parte de atrás del edificio. Minutos después, Ben se acercó a mí, justo cuando terminé de atender a un cliente:
—Betty, ¿eres consciente de que debería descontarte de tu sueldo los 45 minutos que te has ausentado de tu puesto, verdad?
¿45 minutos? ¡¿Tanto tiempo estuve en el almacén con él?! Pensé para mis adentros, se me había hecho tan corto que no creí que fueran más de cinco minutos.
—Sí, señor, lo entiendo —afirmé con derrota, con la cabeza gacha aceptando mi "castigo".
—Debería —insistió imponente—, pero —continuó suavizando el tono, alcé la mirada hacia él, espectante—, ese maldito Capitán... ¿Cómo ha dicho? Rangers... —se detuvo para recordar el apellido.
—¡Rogers! —dije casi de forma automática.
—Sí. El Capitán Rogers me ha convencido de que no lo haga. Dice que eres una empleada... ¿Cómo ha dicho? Ah, ya, encantadora —repite sin convicción, hace una pausa y habla entre dientes—. ¿Encantadora? ¿De donde habrá salido ese tipo? ¿Quién dice eso hoy en día? Encantadora. ¡Ja! —hablaba para él mismo, pero yo me estaba enterando.
Escuchar que había dicho eso sobre mí, me hizo ruborizar por completo. Nunca me había dicho nada semejante ningún hombre; una amiga o mi abuela quizás, pero nunca un hombre. Parecía tan típico de su manera educada de hablar, que no debería tomarlo como un gran piropo. Mi jefe seguía balbuceando quejas a lo que yo le interrumpí:
—¿Entonces, Ben?
—Ah, ya. Nada, que hoy sales a las 7. Sí, a las 7 —resopla—. Me ha dicho que tienes un asunto que resolver con él o no se qué cosa.
Me quedé completamente a cuadros: había conseguido que saliera una hora antes de trabajar para tener tiempo de, quizás, alistarme para nuestra cita.
—¿Lo dices en serio? —pregunté gratamente sorprendida.
—Sí, qué remedio. Pero no se te ocurra acostumbrarte. Esto es una excepción, tómalo como unas vacaciones.
Me lancé hacia el cascarrabias de mi jefe y besé su calva, entusiasmada. En cualquier otra situación no se me hubiese ocurrido, jamás, hacer tal cosa, pero era la primera vez en 3 años que salía antes de mi hora y, quizás, mis primeras "vacaciones", por llamarlo así, al salir una hora antes de trabajar.
—Gracias Ben, ¡muchísimas gracias!
Él se sacudió un poco haciendo que parara de mostrarle mi entusiasmo y se fue hacia su despacho, refunfuñando, como siempre. Yo me podía dar por satisfecha, sólo quedaba una hora para las 7 y a partir de ese momento, mientras atendía a los clientes, pensaba qué ropa me iba a poner, qué sería adecuado, elegante o ¿sexy?
La hora se me hizo eterna, aunque una vez llegó, y tras confirmar que podía irne verdaderamente a esa hora, salí de la tienda apresuradamente para coger el metro e ir cuanto antes a casa. Llegué a casa dando saltitos, cual niña tonta, sólo que como en ese instante no había quien pudiera juzgarme, me daba igual. El día había comenzado como cualquier otro. Sin embargo, el desenlace prometía. A decir verdad, hacía bastante tiempo que no tenía una cita, es más, hacía muchísimo tiempo que no salía a divertirme.
Me metí en la ducha y, tras arreglarme el cabello, haciéndome unas ondas, me maquillé. Di intensidad a mis ojos con un eyeliner negro sobre el párpado, simulando lo que tanto estaba de moda, el efecto "cat eyes". No obstante, me pinté de una forma algo discreta. Como toque de gracia, utilicé mi inseparable barra de labios roja; adoraba ese color en mis labios más que ningún otro. Por último, fui a mi vestidor a elegir la ropa que iba a usar. La elección estaba entre: pantalón negro y camisa celeste, algo demasiado formal; falda de sirena por encima de la rodilla y blusa beig, eso era demasiado elegante; o un vestido que siempre solía ser muy útil para quedar a medias entre formal y elegante, con cierto toque sexy y femenino para una ocasión así. Lo único que no acababa de convencerme era el color, rojo, que quizás era muy llamativo, por así calificarlo. Definitivamente y nada más verme frente al espejo con él, elegí el vestido de amplio vuelvo, corte midi, con cuello a la barca y manga sobre el codo. Lo cubrí con una blazer negra, como detalle me puse un cinturón fino negro justo en el talle y calcé unos zapatos negros con no mucho tacón, por comodidad.
Fue cuando me miraba al espejo, buscando que no me faltara ningún detalle y que me viese bien, que sonó mi teléfono, el cual había dejado en la mesa del salón. Corrí a por mi móvil sin mirar el número y contesté:
—¿Digame?
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Saludos a todo el mundo.
Puede que ésta vez haya tardado demasiado, pero entre pitos y flautas es lo que hay. Por eso espero que se compense con este capítulo extralargo, y si os gusta no olvidéis comentar y dar estrellita.
Por último y no por ello menos importante, mencionar que he cambiado la portada (por si no lo habíais notado). Todo gracias a @Alexxndrx así que los halagos para ella y por eso la dedico el capítulo. Me han hecho mucha ilusión todas esas portadas que publicaré en adelante.
Eso es todo, ¡nos seguimos leyendo!
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