𝟬𝟬𝟳 YOU'RE MINE
the ceremony
“última noche juntos”
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El día había llegado, y la ceremonia estaba lista para comenzar. El salón estaba lleno de gente que había acudido para presenciar el matrimonio. El ambiente estaba cargado de expectativa y emoción. El rey, la princesa Rhaenyra y toda la familia real de los Velaryon estaban sentados en una gran mesa, mientras los demás invitados ocupaban otras mesas hacia el frente. Las decoraciones eran suntuosas, con grandes candelabros que colgaban del techo y adornos florales que perfumaban el aire.
Después de la entrada del príncipe Daemon, el rey Viserys se levantó con dignidad para comenzar a dar un discurso. Sin embargo, justo cuando iba a abrir la boca, una nueva presencia se hizo notar en las grandes puertas del salón. Todos los ojos se volvieron hacia la entrada.
Sihtric entró al gran salón vistiendo un traje de colores oscuros, una mezcla de negro y azul oscuro que resaltaba su figura atlética y su porte elegante. Comenzó a caminar con paso firme hacia adelante, mirando a su alrededor con una mezcla de curiosidad y desafío. Al llegar cerca de la mesa principal, le dio una sonrisa a la princesa Rhaenyra e hizo una pequeña reverencia al rey.
Desde su asiento, Finan observaba la escena con interés. Al ver la expresión de Rhaenyra cambiar, no pudo evitar comentar en voz baja a Sir Harwin, que estaba a su lado.
──A Sihtric le gusta molestar mucho a la princesa Rhaenyra.── dijo Finan, sonriendo maliciosamente.
Sir Harwin lo miró confundido.
──¿Por qué lo dices?
──Mira a la princesa.── respondió Finan, señalando discretamente con la cabeza.── Cambió su expresión cuando vio entrar a Sihtric.
Rhaenyra, que antes tenía una gran sonrisa en su rostro, se puso visiblemente nerviosa cuando vio a Sihtric con ese traje que le quedaba perfectamente, resaltando su mirada intensa y su rostro cincelado. Sihtric era irresistible en ese momento, y su presencia parecía afectarla profundamente.
Sihtric llegó a su asiento junto a su amigo Finan. No le gustaba estar en la mesa principal, aunque el rey se lo había pedido. Amablemente lo rechazó, prefiriendo estar con su amigo y la gente alrededor.
──Cuidado, Sihtric. A la princesa no le gustó para nada tu entrada.── dijo Finan burlándose, mientras le daba una palmada en la espalda.
──Que se joda la princesa.──respondió Sihtric con una sonrisa pícara. Ambos jóvenes se rieron entre dientes, tratando de no llamar demasiado la atención.
Mientras tanto, el rey Viserys se preparaba para su discurso. Comenzó a hablar sobre la familia Velaryon y el príncipe Laenor, elogiando sus virtudes y su noble linaje. Sihtric no pudo evitar sentir una punzada de celos al ver a Rhaenyra junto a Laenor, sonriendo y conversando animadamente. Parecían la pareja perfecta, y eso lo molestaba profundamente.
De repente, el rey se detuvo cuando las puertas se abrieron de nuevo. Una figura imponente apareció.
la reina Alicent. Todos guardaron silencio y la miraron caminar lentamente hacia el frente, su vestido verde proclamando con orgullo su pertenencia a la casa Hightower.
Sihtric la miró con una sonrisa burlona, tapándose la boca para evitar reírse en medio del solemne silencio. Ver los rostros serios de la gente no ayudaba a contener su risa.
──No te rías.── susurró Finan, dándole un codazo en las costillas.
Pero Sihtric no pudo evitar soltar pequeñas risas, sus hombros temblando ligeramente.
──No te rías, Sihtric.── insistió Finan, contagiándose de la risa de su amigo.──Es la reina, es tu hermana.
──Lo sé...──dijo Sihtric, tratando de contener la risa, su voz apenas un susurro.
Ambos se mantuvieron callados hasta que la reina finalmente se sentó y el rey Viserys reanudó su discurso. Los jóvenes se miraron y, pese a sus esfuerzos, una nueva ola de risas contenidas los invadió, susurrando entre dientes y tratando de no llamar la atención de nadie. La solemnidad del momento se mezclaba con la ligereza de su humor.
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Después del baile de los prometidos, la gente se congregó en el centro del salón para comenzar a bailar. Sihtric, observando con atención, notó que la princesa Laena estaba sentada en una mesa, apartada del bullicio. Decidido a no desaprovechar la oportunidad, se dirigió hacia ella con paso firme.
──Si mi princesa Laena me permite el honor, ¿me concedería este baile?.── preguntó Sihtric con una sonrisa encantadora, extendiendo su mano con un gesto cortesano. La sonrisa de Sihtric provocó una respuesta similar en la princesa, iluminando su rostro con un destello de sorpresa y alegría.
──Sin duda, mi sir Sihtric.──respondió ella, aceptando su mano con elegancia. Ambos se dirigieron hacia el centro del salón, moviéndose al compás de la música.
──Se dice que eres muy hábil con la espada, ¿es cierto?.── comentó Laena, mientras giraba lentamente alrededor de Sihtric, sus ojos buscando los suyos con curiosidad.
Sihtric sonrió y asintió.
──Bueno, si eso es lo que dicen de mí, debe ser cierto. Aunque yo no me considero tan bueno en el entrenamiento.── respondió, tomando la mano de Laena con suavidad mientras ambos seguían el ritmo de la música tradicional.──Pero siempre trato de ser el mejor.
Laena rió suavemente, un sonido melodioso que resonó en el aire.
──Me agrada esa humildad en ti, sir Sihtric. Es raro encontrar a alguien con tanto talento que no se deje llevar por la vanidad.
Bailaron durante un rato, disfrutando de la compañía y del ambiente festivo, hasta que el príncipe Daemon se acercó a ellos con una mirada decidida.
──Si me permites, sir Sihtric.──dijo Daemon, colocando una mano en el hombro de Sihtric, indicando que quería bailar con la princesa.
──Por supuesto.── respondió Sihtric en un tono frío, alejándose de ellos con una ligera inclinación de cabeza.
No estaba molesto; después de todo, su interés no estaba en la princesa Laena, aunque ella era encantadora. Sus ojos estaban puestos en otra persona, la princesa Rhaenyra, que estaba bailando con Sir Harwin. Se acercó a ellos con determinación y le lanzó una mirada significativa a Sir Harwin, quien entendió de inmediato y dio un paso atrás.
──Con su permiso, Sir Harwin.── dijo Sihtric, tomando la mano de Rhaenyra con firmeza.
La platinada sintió la frialdad de su mano y levantó la vista para encontrar el rostro serio de Sihtric. Últimamente, su cabello había crecido más largo, dándole un aire aún más imponente. Sihtric la llevó más al centro del salón, rodeados por la multitud. Se detuvo en un lugar y se acercó a su rostro.
──¿Es esto lo que quieres?.──preguntó en voz baja, haciendo que Rhaenyra se ofendiera.
──No sabía que ahora te importaba lo que quiero.──respondió ella con molestia en un susurro.──Siempre has sido tan... distante, Sihtric.
──Esto no es para ti...── dijo Sihtric con frustración.──Laenor es un buen hombre y un gran caballero. Te aburrirá hasta el cansancio.
──Según sé, el matrimonio solo es un acuerdo político.── dijo ella, mirándolo fijamente, sus ojos desafiantes.
──Esa mierda no me importa. Después de todo, aún no me he casado.──respondió Sihtric con firmeza, sus ojos intensos clavados en los de Rhaenyra.
──Entonces, ¿qué esperas? Cásate.── replicó Rhaenyra, su voz temblando ligeramente de emoción y confusión.
Sihtric tomó su mano con delicadeza, pero con una determinación inquebrantable.
──Sabes perfectamente que solo me casaría contigo.
Ella sonrió con picardía, sus labios curvándose con un gesto travieso, y levantó más su cabeza para admirarlo mejor.
──Tengamos una última noche, Rhaenyra.── propuso Sihtric, soltando su mano y subiéndola hasta la mandíbula de ella, acercándola más hacia su rostro.
Sus labios estaban a una pequeña distancia de encontrarse, pero Sihtric se controló. Sabía que besarla en ese instante y frente a toda esa gente podría causar problemas. Apretó ambas manos en su mandíbula, mirándola fijamente con lujuria, resistiéndose a poseer los labios de la princesa, su princesa.
──¿Nuestra última noche? Sihtric, sabes perfectamente que no será solo por una noche.── dijo ella, aguantando también sus ganas de besarlo con deseo. Sus palabras eran un susurro cargado de pasión contenida y desesperación.
Ambos se mantuvieron callados, mirándose fijamente, mientras las manos frías de Sihtric aún estaban en la piel de Rhaenyra. De repente, se escucharon gritos entre la multitud.
Los dos se dieron la vuelta y vieron a la gente moverse con desesperación. Sir Cristón estaba golpeando con locura a Joffrey Lonmouth, el sonido de los golpes resonando en el salón como truenos en una tormenta.
Sihtric perdió de vista a la princesa Rhaenyra entre el tumulto. Ella era empujada bruscamente por algunas personas.
──¡Sihtric!.── gritó con nerviosismo, buscándolo con la mirada mientras trataba de alejarse de la multitud. De repente, fue empujada al suelo, el impacto haciendo que soltara un jadeo de sorpresa.
Al escuchar la voz de la princesa, Sihtric se dirigió de inmediato hacia donde la había oído, empujando a las personas que obstaculizaban su camino. Empujaba bruscamente a la gente mientras buscaba a la princesa. Finalmente, la vio en el suelo, nerviosa, sus ojos llenos de pánico.
──Ven, princesa.── dijo, extendiendo su mano con urgencia. Ella levantó la vista y tomó su mano, sintiendo un alivio inmediato al ver su rostro decidido.
Sihtric miró a su alrededor. Sería difícil sacar a la princesa de toda esa multitud, por lo que decidió optar por otra salida. Pasó su otra mano por la cintura de ella y la levantó, sosteniéndola sobre su hombro.
La mantuvo con su mano firme y no la soltó en ningún momento. Rhaenyra, desde su posición, miraba a la gente moverse con desesperación, tratando de buscar a Laenor con la mirada, pero no lo veía.
Sihtric podía sentir que ya estaban llegando al lugar donde estaba la familia real. Suspiró con alivio cuando, con delicadeza, dejó que los talones de Rhaenyra tocaran el suelo, asegurándose de que estaba a salvo.
──¿Está bien, princesa?.──preguntó con preocupación, buscando alguna herida en ella, sus ojos recorriendo su figura con cuidado.
──Estoy bien, Sihtric.── respondió Rhaenyra con suavidad, tranquilizándolo con una sonrisa débil. Sus palabras eran un bálsamo para su corazón inquieto.
Ambos se dieron la vuelta y notaron cómo la gente rodeaba a Sir Cristón, quien había terminado de matar a Joffrey Lonmouth. El príncipe Laenor se acercó de inmediato al cuerpo del joven, sollozando y derramando lágrimas al ver al joven que alguna vez amó. Rhaenyra comenzó a temblar ligeramente y se aferró al cuerpo de Sihtric. Él entendió de inmediato el contacto y la rodeó con sus brazos, mirando con ojos de temor el cuerpo de Joffrey.
La tensión en el aire era palpable, y mientras Sihtric y Rhaenyra se sostenían mutuamente, quedó claro que las repercusiones de esa noche serían profundas y duraderas. La escena frente a ellos era un recordatorio brutal de la fragilidad de la vida y de cómo, en un instante, todo podía cambiar.
━━✶━━
Después de la terrible situación que había sucedido, la princesa Rhaenyra y el príncipe Laenor finalmente se casaron. Ambos jóvenes estaban en sus aposentos. Rhaenyra sabía que no iba a tener consentimiento con el Velaryon, y la situación reciente la hacía sentir insegura.
Ella salió de los aposentos, arrastrando sus talones por el suelo mientras caminaba por los pasillos, que estaban desiertos. Estaba tan segura de ello, pero de repente alguien la agarró del brazo y la tiró hacia atrás. La platinada chocó contra el pecho de un hombre de cabello oscuro que le sonreía.
──¿Qué hacía la princesa sola por los pasillos?.── preguntó él, con una sonrisa juguetona en los labios.
Rhaenyra lo reconoció de inmediato.
──Sihtric── dijo, devolviéndole la sonrisa.──Me pregunto lo mismo de usted, sir Sihtric.
Ambos jóvenes se miraron con un brillo en los ojos. Los ojos negros de Sihtric no resaltaban como los violetas de la princesa, pero para ella, los ojos de Sihtric eran mágicos y únicos.
──Ven, mi princesa, te mostraré algo── dijo el pelinegro, tomando la mano de ella y guiándola hacia un balcón. Los únicos ruidos que se escuchaban en los pasillos eran las risas y pasos de ambos jóvenes mientras corrían.
──Mira── dijo Sihtric, llevándola hacia el borde del balcón.
Ella sonrió al ver la noche. La luna era sumamente grande y las estrellas brillaban, con algunas estrellas fugaces cruzando el cielo. Era una vista hermosa y rara.
──Es linda la vista── dijo ella, manteniendo su mirada en el cielo.
──Lo es...──contestó Sihtric, pero él no estaba mirando la noche ni las estrellas. La estaba mirando a ella, admirando sus hermosos rasgos Targaryen.
Rhaenyra, notando su mirada, desvió sus ojos hacia él y le dijo.
──Ahora yo te mostraré otra vista.── Con un tono juguetón, sostuvo la mano de Sihtric para llevarlo a otro lugar.
Sihtric la miró confundido por un momento, pero entendió todo cuando ella lo llevó a su habitación. Apenas se abrieron las puertas, ambos jóvenes ya estaban besándose mientras entraban.
Sihtric hizo una pausa por un momento.
──Rhaenyra...──murmuró en voz baja──¿Estás segura de esto?── Preguntó, no quería verla de nuevo bebiendo ese té que le causaba terribles dolores en el estómago.
Ella sonrió ante la preocupación del pelinegro y se acercó a su oído.
──Quiero que me tengas a tu lado, Sihtric.── dijo en voz baja.──Tócame, haz lo que sea, soy tuya y tú eres mío.
Sihtric no desaprovechó ese momento y pasó su mano sobre la mandíbula de ella, atrapándola en sus labios. Su lengua recorrió sus labios, y Rhaenyra sintió la necesidad de devolverle el beso. Sihtric pasó sus dedos por el cabello de ella, tomando el control. Pero de alguna manera, el control de Sihtric sobre Rhaenyra la hizo más fuerte, obligándola a seguir su ejemplo.
El príncipe se volvió cada vez más seguro en la forma en que la besaba, su lengua recorriendo sus labios y el paladar.
──Soy tuyo, Rhaenyra, mi piel te pertenece y tu piel me pertenece.──le susurró al oído.
──Tus labios son míos.──respondió ella, su voz suave pero firme.
Rhaenyra comenzó a sentir cómo su piel se volvía sensible ante los húmedos labios de Sihtric, que bajaban a tocar su cuello y su clavícula.
──Quiero tocarte, Rhaenyra...──dijo él con desesperación, y ella sonrió.
Ella levantó una mano de Sihtric hacia el pecho de su vestido de esposa. Él se detuvo, admirando sus ojos violetas, y luego comenzó a tirar de los hilos del vestido con sus dedos mientras mantenía sus labios ocupados en la piel de la platinada. Cuando finalmente terminó de quitarle el vestido, la llevó a la cama, la acostó y la miró, admirando todo su cuerpo. Podía ver cómo las mejillas de la platinada se sonrojaban, y él no pudo evitar sonreír.
Colocó sus manos alrededor de ella y la besó con delicadeza en los labios. Rhaenyra bajó sus manos hasta los botones de su traje y los desabrochó, revelando la piel pálida de Sihtric. Por segunda vez, Rhaenyra dirigió su mirada hacia la cicatriz grande en su brazo y las pequeñas cicatrices que resaltaban en su abdomen. No desaprovechó la oportunidad y pasó sus manos sobre el abdomen de él.
Sihtric comenzaba a desesperarse ante la delicadeza que Rhaenyra mostraba con él.
──Eres tan delicada, Rhaenyra. No sé cuánto más podré resistir.
Ella hizo los mismos movimientos con la vestimenta de abajo, y ahora ambos estaban expuestos. Las manos de Sihtric bajaron por los pechos de Rhaenyra y hasta sus muslos, dejando caricias en su piel. Después de no aguantar más su tentación, pasó sus manos sobre las piernas de la platinada y comenzó a abrirlas mientras se acomodaba más cerca de ella.
Se acercó a los labios de Rhaenyra mientras sus manos aún estaban firmes en las piernas de ella, subiendo y bajando, haciéndola estremecer.
Pasaron varios minutos besándose, con Sihtric acariciando sus muslos y pechos, hasta que Rhaenyra ya no soportó ni un segundo más de no tenerlo contra ella.
──Sihtric, te necesito──dijo exhausta.──Por favor...── susurró con palabras débiles.
Él sonrió ante las súplicas de la platinada y respondió a las peticiones de su princesa. Se movió contra ella, haciendo que se estremeciera un poco, y comenzó con movimientos lentos, pero a medida que los minutos pasaban, sus movimientos se volvieron más fuertes y bruscos, incontrolables.
Rhaenyra reaccionó con jadeos y gemidos, apretando sus manos fuertemente en las sábanas. Sihtric apoyó su cabeza en el cuello de ella sin detener sus movimientos.
Los gemidos de Rhaenyra eran como una melodía perfecta para los oídos de Sihtric. Él se alejó de su cuello y agarró los muslos de la platinada para aumentar el ritmo. Rhaenyra pasó sus manos sobre el abdomen de él, y en algunos de sus movimientos, ella arañaba su piel, dejando evidencias.
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QUE AFORTUNADO ERES SIHTRIC.
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