𝟬𝟬𝟯 FLAME SECRETS
strange feeling
“soy tu hermana,no me des la espalda”
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Habían pasado ya algunos días desde la muerte de la reina Aemma, y el rey Viserys estaba angustiado por no tener un heredero para el trono. Sin esposa, su única esperanza recayó en su hija Rhaenyra. Aunque su hermano era de sangre real, Viserys sabía que no era el indicado para el trono, su carácter impredecible y su inclinación hacia el caos lo hacían una opción inviable. Rhaenyra, en cambio, mostraba una fortaleza y determinación que la hacían digna del trono.
El día era gris y ventoso cuando Sihtric, junto a su hermana Alicent, se encontraban parados en el gran salón del trono, presenciando cómo los lords de las casas de Poniente juraban lealtad a la nueva futura reina, Rhaenyra Targaryen. Los estandartes de las casas ondeaban en el aire, y el murmullo de la multitud era constante, una mezcla de aceptación y resistencia.
Sihtric miró a su hermana, y ella le devolvió la mirada con una mezcla de orgullo y preocupación. Ambos se comunicaban con esas miradas. Rhaenyra era la indicada para ese trono. Aunque Sihtric Hightower la odiaba con todo su ser, sabía y no podía negar que Rhaenyra sería una reina apta para el trono de hierro.
──Yo, Viserys Targaryen, primero de su nombre.── mencionó el rey con una voz que resonaba en todo el salón, mientras miraba a su hija.── Rey de los Ándalos y de los Rhoynar y los Primeros Hombres, señor de los Siete Reinos y protector del reino, nombro a Rhaenyra Targaryen, princesa de Dragonstone, como heredera al trono de hierro.
Rhaenyra hizo una pequeña reverencia hacia el rey Viserys, los demás presentes siguieron su ejemplo, y la princesa se giró para mirar a toda la gente que estaba ahí. Su expresión era seria, pero también se podía distinguir la angustia y los nervios. A pesar de su firmeza, Rhaenyra era consciente de los desafíos que enfrentaría.
Se sabía que el pueblo no aceptaría fácilmente a una mujer como la futura reina de los Siete Reinos. No iba a ser fácil para Rhaenyra Targaryen, y ella lo sabía bien. Las miradas de los lords eran mixtas,algunos llenos de lealtad, otros de duda.
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Sihtric estaba en la habitación de su hermana Alicent mientras hurgaba entre sus cosas como si ella estuviera escondiendo algo. Los rayos del sol se filtraban a través de las ventanas, iluminando las motas de polvo en el aire.
──¿Qué buscas exactamente, Sihtric?.── preguntó Alicent mientras se giraba a mirarlo desde donde estaba sentada en el borde de su cama.
──Nada en especial.──dijo mostrando una pequeña sonrisa.──solamente estoy viendo si tienes algo interesante, y veo que no.
Alicent rodó los ojos ante eso.──¿Acaso no deberías ir a entrenar?"
Sihtric suspiró.──Sí, por los dioses, pero no tengo ganas.──dijo quejándose.
Notó cómo su hermana comenzaba a alistarse para irse. Su vestido era elegante, adornado con bordados que reflejaban su estatus.
──¿Dónde vas? Te alistas mucho, Alicent.──preguntó con una sonrisa burlona.──¿Acaso mi hermana está viendo a alguien?"
Alicent lo miró con un rostro algo angustiado, pero le mostró una sonrisa para que no sospechara.
──Algo así, hermano.──contestó con un tono algo nervioso. La duda en su voz no pasó desapercibida para Sihtric, pero decidió no insistir más.
──Últimamente estás algo alejada, Alicent. ¿Sucede algo?
──No, estoy bien.
──Bien, entonces, suerte.
Ella asintió y salió de la habitación. Trató de aguantar sus ganas de ir hacia su hermano, abrazarlo y contarle todo lo que estaba pasando. Estaba frustrada y asqueada ante las visitas que le hacía al rey Viserys. Aunque el rey no la había tocado, igual sentía temor y vergüenza cuando miraba a su hermano mayor.
Si Sihtric se enterara, seguro la miraría con asco y enojo, algo que ella no quería sentir de su única familia en quien confiaba, su querido y amado hermano. Sus pasos resonaban en el pasillo, cada uno más pesado que el anterior, reflejando su angustia.
Sihtric, después de un rato, se dirigió al campo de entrenamiento. El sol ya estaba alto, y el calor del día comenzaba a sentirse. Se encontró con su leal amigo, Ser Finan. Ambos se abrazaron al verse, un gesto que denotaba camaradería y confianza.
──Llegas tarde, Sihtric, como siempre.── dijo mientras le entregaba una espada.──Ya comienza tu entrenamiento si no quieres ser castigado por tus superiores.
Sihtric se rió y se puso su armadura, el sonido del metal resonando mientras se ajustaba cada pieza.
──¿Hay noticias del pueblo?.──preguntó mientras comenzaba a estirar sus brazos. El campo de entrenamiento estaba lleno de otros caballeros, todos ocupados en sus propias rutinas.
──Está sorprendido ante la noticia de la nueva heredera al trono, pero más allá de eso, nada interesante.
El otro asintió, aunque su rostro mostraba que había más por decir.
──Pero sabes qué es lo más interesante, es que el príncipe Daemon dejó de ir a los burdeles.
──¿Cómo sabes eso?
──Bueno, es que ya no se le ve muy a menudo y...──se detuvo cuando notó la expresión de su amigo, con una sonrisa burlona mientras se mantenía callado escuchando cómo él solo se delataba.
──Así que también tú vas muy a menudo a los burdeles.
──Tengo mis motivos y solamente fueron algunas visitas que les hice.── expresó el otro, y Sihtric se rió ante eso.──Además, no estamos hablando de mí, hablamos del príncipe Daemon.
Sihtric se rió ante las palabras de Finan.
──Tú alguna vez deberías dar unas visitas a esos lugares. No puedo creer que nunca fuiste.
──No es de mi interés──dijo mientras comenzaba a practicar con su espada, sintiendo el peso y el equilibrio de la espada.──Además, hacer el sexo con una cualquiera no es mi gusto.
──¿Eres gay?.──preguntó con curiosidad.
──¿Qué?!.──Sihtric se enojó y lo miró sorprendido.──¡No, claro que no! Finan, ¡¿qué cosas dices?!
──Solo digo...── dijo el otro con una sonrisa burlona.──Oye, pero yo siempre te apoyaré de cualquier manera.──dijo con un tono divertido y burlón.
──Ya cállate, estúpido.── respondió molesto, y Finan se reía mientras Sihtric se avergonzaba. Las risas resonaron en el aire, añadiendo un toque de normalidad a la tensión constante.
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Sihtric abrió las puertas de los aposentos donde estaba su padre y vio cómo Alicent lo ayudaba a acomodar su traje. La escena era de una calma tensa.
──¿Me mandó llamar, padre?.── preguntó Sihtric con confusión.
──Así es, Sihtric, me acompañarás a ir a Dragonstone.
──¿Por qué?
──Daemon robó el huevo del hijo del rey.──contestó con frialdad, y Alicent miró a su hermano con un rostro algo cansado. El peso de las responsabilidades familiares recaía sobre todos ellos.
──¿Debería ir de todos modos?
──Eres mi hijo, Sihtric── protestó Otto y se giró a mirarlo.──No hay motivos para que te niegues. Cámbiate ahora, irás conmigo.
Sihtric apretó sus manos, y detrás de él se pudo escuchar la voz de Ser Criston, el nuevo guardia de Rhaenyra.
──Reuní a veinte de los mejores guardianes, mi lord. Ser Harrold también irá con nosotros.
──Ser Criston, lleva a mi hijo hacia su campo de entrenamiento y recoge su armadura. También irá con nosotros.
Sihtric lo miró con un rostro enojado y simplemente salió del lugar con enojo, empujando un poco a Ser Criston cuando pasó a su lado. La tensión era palpable, cada paso resonaba con la furia contenida.
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Ahora, él, junto con otros guardianes, se encontraba en Dragonstone. Las olas chocaban contra las rocas, y el aire estaba cargado de sal y tensión. Mientras Otto y Daemon intercambiaban palabras secas, Sihtric se mantuvo firme en su postura mientras miraba al ejército del príncipe, pero pudo sentir cómo Mysaria lo miraba fijamente. Se sintió incómodo ante esto y decidió enfrentarla, mirándola fijamente con seriedad. Ella tenía su mirada en él, con ojos brillantes ante la belleza que tenía el hijo de Otto Hightower.
Nadie podía negar que Sihtric Hightower tenía sus encantos. A pesar de su expresión siempre seria y su mirada penetrante, había algo en él que hechizaba a cualquiera que lo observara detenidamente. Sus ojos oscuros y profundos, que parecían guardar innumerables secretos, eran capaces de transmitir una mezcla de autoridad y misterio que resultaba irresistible para muchos. Su porte elegante y su manera de conducirse con una calma casi sobrenatural, incluso en situaciones de tensión, añadían a su atractivo una capa de intrigante misterio.
Era extremadamente amable con los lords y las ladies, mostrando siempre una cortesía impecable. No era raro que, durante los banquetes y reuniones de la corte, varios nobles se le acercaran con propuestas matrimoniales para sus hijas. La reputación de Sihtric como un hombre de honor y de carácter intachable lo convertía en un partido codiciado. Sin embargo, a pesar de las múltiples propuestas que recibía, Sihtric las rechazaba todas con una firme pero educada negativa, lo que enfurecía a su padre, Otto Hightower. Otto veía en cada rechazo una oportunidad perdida para fortalecer sus alianzas políticas.
Sihtric estaba sumido en sus pensamientos cuando la voz de Daemon rompió el silencio, obligándolo a desviar la mirada.
──Sir Sihtrint, ¿no es así?.── preguntó Daemon, sosteniendo el huevo de dragón con una mano, un destello de burla en sus ojos.
──Sir Sihtric Hightower, mi príncipe.── corrigió Sihtric con voz firme, esforzándose por mantener la compostura a pesar del tono provocador de Daemon.
──Ah, sí, mis disculpas. No podía recordar.──dijo Daemon con una sonrisa sarcástica.──Entonces, Otto, ¿trajiste a tu hijo hasta aquí también?.── agregó, sin ocultar su desdén.
──No estamos aquí para mantener una conversación absurda como esta.── respondió Otto con frialdad, intentando cortar la provocación de Daemon.
──Entonces, de seguro lo obligaste a venir contigo.── continuó Daemon, ignorando deliberadamente a Otto y enfocándose en Sihtric.
Sihtric pudo sentir la creciente ira de su padre y cómo su habitual calma estaba a punto de romperse. Era raro ver a Otto perder los estribos, pero Daemon sabía exactamente qué botones presionar para sacarlo de quicio.
Mientras Daemon y su padre intercambiaban palabras, Otto dejó escapar una declaración que terminó abruptamente con cualquier intento de mantener la tranquilidad.
──¿Aún si termina en la muerte de tu hijo nonato y de su madre?.──dijo Otto, con un veneno palpable en cada palabra.
El aire se tensó instantáneamente. Sin pensarlo dos veces, Daemon desenvainó su espada y sus guardianes lo imitaron. La tensión era palpable, y los demás no se quedaron atrás,todos desenvainaron sus espadas, preparados para un enfrentamiento inevitable. Sihtric, sintiendo el peso de la situación, agarró fuertemente la empuñadura de su espada, sus músculos tensos y listos para la acción.
De repente, un sonido familiar y ominoso resonó en el aire, los gruñidos de otro dragón. Sihtric levantó la mirada y vio a la princesa Rhaenyra, majestuosa y temeraria, montando a su dragón.
Sihtric no podía apartar la vista de ella mientras el dragón daba un giro elegante y comenzaba a descender. El corazón de Sihtric latía con fuerza mientras observaba la destreza y el coraje de Rhaenyra. No podía negar que la princesa, con su actitud desafiante y su presencia imponente, era una figura fascinante y... sumamente intrigante.
Se giró para verla mejor cuando el dragón aterrizó con un estruendo. Rhaenyra desmontó con la gracia de alguien que había nacido para volar. Por unos instantes, sus ojos se encontraron con los de Sihtric, y él sintió un escalofrío recorrerle la espalda. La princesa le devolvió la mirada con una intensidad que casi lo hizo tambalearse, sihtric se mantenía mirándola tontamente con la boca entreabierta.
──Cierra esa boca, Sihtric.──susurró su amigo Finan en tono burlón, sacándolo de su trance.
Sihtric parpadeó, desviando la mirada hacia su amigo, frunciendo el ceño ligeramente antes de volver a mirar a Rhaenyra con una mezcla de molestia y seriedad. La princesa era una presencia formidable y, aunque no lo admitiría, ella lograba sacarlo de su habitual compostura.
──¿Qué está haciendo aquí, princesa?.── preguntó Otto, su voz cargada de sospecha y preocupación.
──Previniendo una matanza.──respondió Rhaenyra con una calma que contrarrestaba la tensión en el aire.
──Sir Criston, escolte a la princesa a un lugar seguro.── ordenó Otto, intentando tomar el control de la situación.
──Tengan cuidado de no alarmar a Syrax, es muy protectora conmigo.── advirtió Rhaenyra mientras avanzaba con seguridad, su mirada fija en Daemon.
Sihtric, por primera vez en mucho tiempo, no pudo contener una sonrisa ante el comentario de Rhaenyra. Había algo en su franqueza y su valentía que lo impresionaba profundamente.
Después de una breve pero intensa conversación con su tío, Daemon finalmente cedió. Con un gesto despectivo, arrojó el huevo de dragón hacia Rhaenyra, quien lo atrapó con facilidad.
Rhaenyra sonrió triunfante y colocó el huevo en su lugar. Antes de marcharse, intercambió una última mirada fría con Sihtric, quien no pudo evitar sentirse extraño al verla, Luego, la princesa se subió a su dragón con la misma gracia con la que había llegado.
Rhaenyra había recuperado el huevo en cuestión de minutos, una hazaña que Otto Hightower nunca podría haber logrado.
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Una noticia desagradable llegó a los oídos de Sihtric Hightower, su hermana menor se casaría con el rey. Esta noticia no era motivo de alegría para él, aunque para su padre sí lo era. Ahora, ambos hermanos estaban sentados frente a frente, cenando en silencio en el comedor de su hogar.
Su padre aún no había llegado, por lo que estaban solos y callados, hasta que Alicent rompió el silencio.
──¿Cómo te va en tu entrenamiento?.── preguntó con su tono amable, mientras sus dedos jugaban nerviosamente con el borde de su copa. Sihtric la miró fijamente con seriedad, sintiendo un nudo en su estómago.
Sihtric jugó con su comida con los cubiertos, moviendo la carne de un lado a otro del plato sin realmente comer.
──No me va mal...── contestó en voz baja, bajando la mirada.──¿Cómo te va con el rey, mh?.──Su tono era más cortante de lo que pretendía, y vio cómo las palabras causaban una punzada en su hermana.
Alicent apretó sus manos y sonrió débilmente, tratando de mantener la compostura.
──Quisiera saber si te gustaría pasar un tiempo conmigo mañana.──cambió de tema, pero Sihtric mantuvo su mirada fría. Sus ojos, que alguna vez habían sido cálidos y protectores hacia ella, ahora solo reflejaban resentimiento.
──No, gracias. Prefiero pasar mi tiempo solo, pero tal vez el rey te necesite mañana, hermana.
──Sihtric... por favor.── dijo en voz baja, su voz temblaba.──Yo no sabía que él iba a tomar esa decisión, yo tampoco quiero esto, pero-
──Pero sabes perfectamente que nuestro padre te obligará de todos modos.──se apresuró a responder, cortándola bruscamente.
El sonido de sus voces resonaba en la habitación vacía, y la tensión en el aire era palpable. De repente, ambos giraron sus miradas al ver a su padre entrar al lugar.
Sihtric suspiró y continuó comiendo sin ganas, moviendo los trozos de carne en su plato. La familia se mantuvo en silencio por varios minutos, un silencio pesado y cargado de emociones no expresadas, hasta que Otto lo rompió.
──Estamos muy orgullosos de la noticia, Alicent.── dijo mostrando una sonrisa, intentando insuflar un poco de ánimo en la conversación. Alicent sonrió levemente, pero la tristeza en sus ojos era evidente.
──Tú estás orgulloso, no hables por los demás.──replicó Sihtric con un tono molesto, fijando su mirada desafiante en su padre.
──Deberías agradecer que, gracias a tu hermana, tendrás el respeto de todos y dejarás de ser un tonto.
──Yo ya tenía el respeto de todos.── respondió molesto.──No necesito ser reconocido por ser el hermano de la futura reina.── miró a su hermana con odio.──No necesito dar visitas al rey para tener el respeto de todo el pueblo.
Sihtric sabía perfectamente qué palabras estaba utilizando, y sabía que eso hería a Alicent. Nunca antes su hermano la había hecho sentir así. Antes, la hacía sentir segura, protegida y querida, pero ahora lo único que sentía era vergüenza, miedo y tristeza.
──¿Por eso te arreglabas tanto, Alicent? ¿Para darle visitas a tu querido rey?.── preguntó con burla, y Alicent se llevó sus nudillos a la boca, mordiéndose, tratando de contener las lágrimas.
Esperaba que Sihtric dijera
“No hagas eso, no te lastimes”
como solía hacer cuando eran niños, pero él solo la miró con disgusto, sin rastro de la calidez que solía caracterizar su relación.
──¡Ya basta, Sihtric!.──dijo molesto Otto, golpeando la mesa con su puño.──Discúlpate con tu hermana. Deberías tener más respeto por ella, sabiendo que ahora será tu reina.
Sihtric golpeó la mesa con fuerza al levantarse, el sonido resonando en la sala y haciendo temblar las velas.
──Ella no será mi reina.── dijo con frialdad, su voz firme y decidida.
──Sihtric... soy tu hermana, no quiero que me veas como alguien superior a ti.── habló ella con nervios, y sus lágrimas comenzaron a caer. Su voz era un susurro, llena de desesperación.
──Eres mi hermana, pero ya no mi responsabilidad, y ya no necesitas mi protección.──la miró por última vez, sus ojos endurecidos, y salió con molestia, su capa ondeando detrás de él.
Cuando estaba a punto de abrir la puerta, Otto lo detuvo con una orden.
──Vuelve aquí, Sihtric.
──Váyanse a la mierda ustedes. Esta familia cada vez es un asco.──contestó y salió de la habitación, ignorando los reclamos de su padre, dejando tras de sí un aire de desolación y conflicto.
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Me puso mal como la relación de alicent y sihtric termina así.
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