Capítulo 8
Saday.
La noche transcurrió de una forma muy linda y amable a cualquier vista. Pero algo no me cuadraba ¿Quién era el amante de la difunta madre de Asher? ¿Qué dijo sobre mí? Por otro lado, Duncan, quisiera disculparme, pero no lo encuentro en ningún lado. Me arreglo y una sonrisa se forma en mi rostro al recordar el día de ayer. Bajo las escaleras, buscando a los Mills, pero me llevo la sorpresa de que no están. Llego a la sala, pero ¿Quién es él? Me pregunto.
A unos cuantos metros, se encuentra un joven de cabello castaño, nariz respingada, vestido de forma elegante. Como se viste el Sr. Mills. Antes de que lo pueda seguir detallando, él gira su rostro, y me da una visión del color de sus ojos, son azules. Se levanta del sillón y se acerca a mí.
—Disculpe, pero ¿A quién busca? —digo en un susurro casi inaudible.
—Al Sr. Mills —responde acercándose a mí, pero yo retrocedo, tal vez le causo gracia mi acción, ya que se ríe de forma corta.
—¿Me teme? —pregunta sorprendido.
—No —respondo cortante.
—Soy Luke Wessbell —expresa extendiendo su mano en mi dirección.
—Saday —respondo tomándola, pero con ese simple roce, una pequeña electricidad recorre mi cuerpo y suelto su mano.
—Déjeme decirle que tiene un nombre muy particular, pero bello.
—Gracias —respondo achicando los ojos.
Pienso en decirle algo, pero la voz de Joe llegando me lo interrumpe.
—Joven Wessbell es un placer verlo de nuevo, pero los señores Miller no están, tuvieron que salir de improviso.
Dice y mi mente adquiere una respuesta.
—Ok, no se preocupe —responde sonriendo, es que no para de sonreír. ¿Acaso no le duele el rostro?
—Pero Vero que ya conoció a Saday, espero que no le fuera molestado —dice y ambas miradas recaen sobre mí.
Me siento indignada, ¿Molestado? Yo no molesto, a mí me molesta.
—No, a lo contrario, pero pensaba en ir al parque a respirar aire fresco y quizás... —deja la oración en el aire, pero no hay que ser adivino para saber qué es lo último que iba a decir.
—Me parece una excelente idea, Saday ve con él —me dice Joe, animada. Me quedo perpleja.
—No soy acompañante de nadie —respondo mirándolo a él. Pero este levanta una ceja, divertido por la situación.
—No seas descortés —me dice Joe—. Sal y él te trae.
—¿Qué te cuesta decir sí? —me pregunta.
Pero lo ignoro y comienzo a caminar hacia la puerta. Él entiende la señal y me sigue. El viaje no se me hace tan malo. Conversamos de temas triviales. Descubrí que tiene 20 años, me lleva 3 años prácticamente, trabaja en la empresa de su padre y son socios de Mills. Llegamos al mismo parque donde conocí a Duncan y por loco que suene, me recuerda a él.
Entramos en confianza de una forma algo, rápida y me contó una historia.
—Hace un año y medio, yo tenía un mejor amigo era casi un hermano para mí. Él tenía una novia y la amaba mucho, pero ella solo lo usaba sin que se diera de cuenta, yo la descubrí saliendo con otros e intento chantajearme y yo me negué. —una risa amarga brota de él.
Causando que sienta la necesidad de abrazarlo, pero no lo hago.
—Cuando llegue a la casa de él, ella hizo todo un show. Contándole una historia donde yo la acosaba a ella, entre otras cosas, todo era mentira, pero mi amigo le creyó a ella —dice y niega con la cabeza—. No me di por vencido, la seguí esa misma noche y la filmé con otro, le envié ese video a mi amigo. Tiempo después supe que habían terminado, sin embargo. Un día ella llegó a mi apartamento llorando y se lanzó a besarme, en ese preciso instante él entró por la puerta.
—Yo... —intento hablar, pero él sigue.
—Después él se fue y ella me dijo "si no es mío, no es de nadie y mucho menos tu amigo" —dice haciendo comillas—. No la volví a ver y a él tampoco.
—No tengo pañuelos, pero si tengo la manga de mi camisa y es grande.
En su rostro se forma una sonrisa, pero no es coqueta, es de esas que te hacen sentir que todo estará bien, aun cuando todo se va por el caño.
—Gracias —me dice.
—¿Lo dije en voz alta? —pregunto sorprendida.
—Si —dice riéndose y negando con la cabeza.
¿Alguna vez han conocido a una persona que, con poco tiempo, les hace sentir a gusto? O este sentido de familiaridad. Pues él es una de esas personas, sientes que le puedes decir de todo y aun así todo seguirá bien.
Me sentía un poco extraña y decidí contarle lo que había pasado con Duncan, claro, omitiendo el nombre del susodicho. Cuando termine, me abrazo y Wow fue algo muy lindo, algo tan pequeño se sintió tan íntimo.
Y sin percatarnos, ambos parecíamos magdalenas, creo que llenábamos una piscina. Pase la tarde con él, el tiempo paso volando y cuando menos lo creí ya era de noche. Me dejo en la puerta de la casa. Nos despedimos y entre.
Pero cuando lo hice todos estaban con caras de "no me toques que te mato" Asher caminaba de un lado al otro y Valentina lloraba, la señora Joe, ella era ella.
Asher se aproximó hacia mí y me abrazo, pero me susurro.
—Regreso —y con eso lo entendí todo.
El hombre que había sido el amante de la madre de Asher había regresado, ¿De dónde? No lo sé, pero sin duda no era el momento de preguntar nada.
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