"Ese momento en que te sientes que ya no puedes, pero no te quieres rendir.
Sabes que eres fuerte.
Que no eres suicida, pero a veces todo se vuelve borroso y no sabes cómo disimular tanto dolor."

Las lágrimas brotan y brotan por mis mejillas, aunque le pedí que se detuviera ella no quería. Estaba cegada por el enojo. En el sótano no se escuchaba nada solo mis gritos ahogados por aquella mordaza y el sonido de aquel cable eléctrico al tener contacto con mi piel, no importa cuánto intente zafarme del agarre de ellos, lo único que consigo es que me duelan más aquellos golpes.

Ya no aguanto más me duele la espalda, al girar mi rostro veo a mi madre ahí parada, sudada y por lo que veo cansada, lo que me sorprende más es que al ver aquel cable que tenía entre sus manos, lo veo con rastros de sangre y mucha.
Poco a poco la voz de mi madre se va alejando más y más lejos, lo último que escuchó de ella es: espero que con eso aprendas y todo se va tornando oscuro.

Despierto de ese horrible recuerdo que amenaza con venir en mis sueños. Agitada, asustada y hasta un poco mareada. Salgo del cuarto para dirigirme a la sala, pero me detengo de golpe esa melodía, la conocía, ya la había escuchado en otros momentos me asomo y veo al Sr. Miller tocando el piano.

Esa simple melodía me lograba tranquilizar y por momentos me concentraba tanto que mi mente divagaba y es que por instantes imagino cómo sería tener una familia.

Una madre que se preocupe por mí, un padre que me consienta y que cuando tenga una pareja le diga que me cuide y que lo va a estar vigilando, sé que se podría escuchar mal o raro, pero sería lindo.

Que se sentirá tener hermanos o hermanas, una pequeña sonrisa se me escapa. Algo tan pequeño logro que me olvidara por fracción de minutos de ese amargo recuerdo, más allá de llevarlo en mi mente, llevo una pequeña parte de ello en mí, lo tengo en mi espalda en una pequeña forma de diagonal ubicada en el centro de mi espalda.

De regreso a mi cuarto me invade el sueño y al llegar caigo dormida.

Mis párpados se abren y al observar el reloj veo que marca las 9:00 am. Me baño y me arreglo respectivamente con una falda por encima de la rodilla, es color lila con puntos blancos y una camisa rosada manga larga y mis zapatillas.
Me encontré a Joe. Lo que me pareció extraño es no ver rastro de Val o del Sr. Miller, aunque supongo que él debe estar en su empresa.

Mi día transcurre junto con Joe es agradable, es que cuando disfrutas las cosas o los pequeños momentos el tiempo transcurre tan rápido, llenando tu corazón de una forma que no puedo explicar. Sin percatarme son las 5:30 pm.

Cuando escucho la voz de Valentina, me acerco hasta que la encuentro.

—Hola, Saday.

—Hola— respondo extrañada

—Te tengo una sorpresa —dice con emoción.

En ese momento me toma por los hombros y me dirijo a una habitación con muchos vestidos y zapatos de tacón. Hay un hombre parado al lado de una silla. Val me indica que me siente, me explica que el Sr. Me va a peinar y maquillar.

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Me observó en el espejo y tengo el cabello semi recogido con ondas en la mitad el cabello hacia abajo, el maquillaje fue básico creo. Observó los vestidos y entre todo.

Me recomienda una camisa manga larga blanca no es ajustada, pero un poco traslúcida, junto con una falda azul que me queda cuatro dedos por arriba de la rodilla con diseños en la vasta, junto con unos tacones blancos de correa.

Un collar de perlas blanco y un reloj en mi muñeca derecha color dorado.
Al salir le enseñó a Valentina como me veo y ella se alegró mucho.

—Estoy lista.

—Si, te queda hermoso, estamos listos todos —grita Val.

Mi mirada viaja hasta el inicio de las escaleras, donde viene bajando el Sr. Miller arreglado, elegante...

Los nervios me consumen. Llegamos hasta una mansión hermosa, más lujosa que la del señor Mills. Valentina me presenta a los padres del Asher, pero me pide que cuide a un bebe y accedo. Mientras ellos van a hablar con las personas que están presentes.

Empiezo a caminar por la mansión, el lugar tiene cierto toque modernista, si puedo llamarlo así. Él bebe poco a poco comienza a quedarse dormido. Para mi desgracia pesa bastante. Busco hasta dar con la madre de él y se lo entrego.

Voy buscando algún sitio donde no estén muchas personas, pero un olor o mejor dicho un perfume me detiene. Me giro buscando al dueño de este y es cuando mis ojos se encuentran con el mismo joven del parque. Sin embargo, lejos de acercarme, me doy la vuelta buscando un lugar lejos de él.